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Construcciones epistemológicas de la criminología.

por Wael Sarwat Hikal-Carreón
Artículo publicado el 04/04/2020

Resumen
El presente trabajo comienza con el marco teórico de la criminología basada en saberes que abordan la criminalidad. Posteriormente, se emprende la reflexión epistemológica en su construcción analítica y sintética. Visto esto, se desvelan tareas por desempeñar en el desarrollo de investigaciones y teorías, para continuar con retos si la criminología pretende autentificarse como ciencia. Finalmente, se describe un panorama de la criminología en la era digital, tropiezos y áreas potenciales.

Palabras clave: Criminología, Conocimiento, Epistemología, Investigación, Teoría.

 

Introducción
El marco teórico de la criminología se ha abierto todo el conocimiento utilizado para interpretar los fenómenos sociales de la criminalidad desde diferentes visiones. Esto lleva a una hermenéutica variada de análisis de teorías con ópticas múltiples que permiten conocer a la criminalidad, interpretando, definiendo su situación, su capacidad y posibilidad de intervenir el problema. De tal modo, cabe precisar el ejercicio reflexivo acerca de cómo se ha producido el conocimiento en criminología, concretándose a otras ciencias que en algunos momentos de su estudio, se han ocupado de aspectos globales y abarcativos de la violencia, crimen, delito, antisocialidad. También toda esta aglomeración de conocimientos no han de limitarse únicamente a construir un nuevo cuerpo de saberes, sino que se encaminen a la resolución de problemas, pero no basta con la labor que hasta ahora ha realizado si pretende erigirse como ciencia autónoma y con capacidad, debe cuestionarse cuáles son sus alcances más allá del acumulamiento y solución de algunos problemas, para avanzar en la investigación, generación y difusión de nuevos conocimientos, cuyo trabajo se logrará a través de la sistematización y verificación de las teorías que desarrollen, preparadas para su difusión y utilización para diversos contextos. A partir de estas reflexiones, se puede cuestionar qué hay, qué se está haciendo y cuál es la ruta para avanzar en el mejoramiento. La creatividad e innovación pueden aflorar sin verse detenidas por miedos a la investigación científica de calidad.

Marco teórico y referencial para la criminología
El marco teórico de la criminología se ha abierto todo el conocimiento utilizado para interpretar los fenómenos sociales de la criminalidad desde diferentes visiones, tales son las que aportó la sociología, antropología, psicología, psiquiatría, trabajo social, derecho, estadística, las cuales no hicieron directamente su aportación a la criminología como tal, sino a explicar un problema criminal, de tal forma, todas estas, a los criminólogos, han permitido elucidar los paradigmas que dan diferentes respuestas a los interrogantes que emergen sobre el crimen (Vasilachis De Gialdino, 2006:47). Sin discutir la verificación o comprobación o sin discriminar, la criminología aceptó toda postura explicativa, creando un banco de conocimientos holístico entorno a lo que esta llamó: Crimen, criminal y criminalidad. Esto lleva a una hermenéutica variada de análisis de teorías con ópticas múltiples que permiten conocer a la criminalidad, interpretando, definiendo su situación, su capacidad y posibilidad de intervenir el problema. La criminología en mucho, construye su conocimiento con métodos de interaccionismo simbólico, fenomenología, hermenéutica y etnometodología (Vasilachis De Gialdino, 2006:50).

La criminología no puede ser considerada aún como una ciencia independiente o consolidada sino como una actividad persistente de “recolectar conocimientos ajenos” para imbuirlos en sí, dando cuenta de sus logros cuando aporta soluciones encaminadas mediante acciones para dar respuesta y propuesta a los problemas sociales relacionados con la criminalidad, lo que abre aún más su espectro de visión, al incurrir en “problemas sociales” como aquello que va en un plano incluso de la salud, la arquitectura, la economía, cultura, empleo, sistemas institucionales, brechas salariales, distribución de recursos, servicios primarios, transporte público, alumbrado, entre otros que en algún momento, converjan con la criminalidad, y no se quiere significar que es un todólogo, sino un profesional que dentro del campo de su área específica (lo criminal), en colaboración con otros profesionales, construyan alternativas. También, el criminólogo debe ser consciente de sus límites actuales, dificultades y dudas con las que se enfrentará, que van desde su misma formación, la pertinencia externa, responsabilidad social, satisfacción profesional, entre otras (Cantú Mendoza, 2015).

La existencia de la criminología hoy depende del desarrollo teórico de las ciencias de las que se auxilia, sin estas, no tendría bases, puesto que no desarrolla aún conocimientos propios. En diversos conceptos de criminología se menciona la interdisciplinaridad o incluso la transdiciplinaridad, aún estamos detenidos en la primera, luego de 45 años de creación de la primera licenciatura en México (Leija, 1999) no hemos generado conocimiento interno de modo científico-público significativo, sin demeritar lo que se logra dentro de las instituciones públicas y privadas que funcionan en torno a atenciones específicas, la diferencia es que ese conocimiento generado se enfoca a un problema (acción), pero no se hace público, por lo que no logra ser del conocimiento de las nuevas generaciones, de tal modo, al no haber medios de difusión abundantes e institucionales, el aprendizaje en las aulas se estanca en redundar en lo clásico, y estos una vez egresados y en funciones, replican idéntico.

Construcción epistemológica de la criminología
Apunta Farías que la epistemología se ocupa de “la vigilancia de la coherencia, lógica, validez y confiabilidad de los resultados obtenidos tras el proceso de investigación” (Farías, 2009:60). Por vigilancia se refiere a la “corrección del conocimiento y ampliación de los esquemas del saber, dado que todo conocimiento posee su historia y esquemas variables en su proceso de construcción” (Farías, 2009:61). De tal modo, cabe precisar el ejercicio reflexivo acerca de cómo se ha producido el conocimiento en criminología, concretándose a otras ciencias que en algunos momentos de su estudio, se han ocupado de aspectos globales y abarcativos de la violencia, crimen, delito, antisocialidad (interpretaciones socialmente aceptadas), entre otros términos ligados entre sí, que para evitar la extensa repetición de estos en cada ocasión, se engloba en lo mencionado supra: Crimen, criminal y criminalidad.

También cabe mostrar un concepto de cada uno de los siguientes para tener marco conceptual de los alcances de los estudios de criminología. Según la Organización Mundial de la Salud: “La violencia es el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte” (Organización Mundial de la Salud, 2019). “Para Ferri, crimen es un acto que implica motivos individuales y antisociales que afectan la integridad social” (Ibañez Peinado, 2012: 119). El Código Penal Federal, en el artículo 7º, define: “Delito es el acto u omisión que sancionan las leyes penales” (Cámara de Diputados, 2019:3). Finalmente, la personalidad antisocial también ha sido denominada psicopatía, sociopatía o trastorno antisocial de la personalidad; en general, es todo comportamiento que va contra el orden social, destruye (American Psychiatric Association, 2014).

La epistemología se erige en tanto como “una reflexión sobre la ciencia que contribuye a vigilar los nuevos conocimientos, sus fundamentos, su justificación, su posibilidad, sus procesos, sus resultados, su papel en la sociedad y la cultura” (Farías, 2009:61). Dentro de los estilos de pensamiento de la epistemología en la formación disciplinar de las ciencias sociales se encuentra el pensamiento sintético, que aplicado en la criminología, se entiende como su capacidad para ubicar los conocimientos previamente elaborados en materia criminal, y que han sido identificados mediante el análisis, que luego se entretejió para formar un elemento que hoy se llama: Criminología. Con esta y sus componentes, permite afrontar los retos de la criminalidad a través de otros patrones con diferentes perspectivas, así, puede procurarse que las ciencias que cotidianamente componen a la criminología de modo integrado son: Demografía, geografía, estadística, biología, antropología, derecho, derechos humanos, penología, psicología, psiquiatría, política, sociología, trabajo social. Esto con base al plan de estudios de Licenciatura en Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo León en su última (2016), se toma de referente esta por ser la primera que instauró la profesión en 1975 (Leija, 1999) y cuyo programa de estudios ha sido modelo para el resto de centros escolares (Hikal Carreón, 2020a).

También toda esta aglomeración de conocimientos no han de limitarse únicamente a construir un nuevo cuerpo de saberes, sino que se encaminen a la resolución de problemas, aplicando el procesamiento de aquellos desarrollos teóricos de las ciencias mencionadas, “centrándose en la capacidad de llegar a una solución fundamentada y efectiva, es decir, teniendo claridad en el modo de llegar a la meta, que en nuestro caso es la resolución de problemas de investigaciones sociales” (…) “en tanto identificar interrelaciones y procedimientos metódicos que permitan acercarse a su solución y ejecutar y validar los resultados obtenidos “ (Farías, 2009:64). En la criminología, desde su nacimiento y hasta la actualidad, “cualquier investigación (…) debe asumir la exigencia epistemológica de ser un saber global, y de estudiar al hombre como un todo desde una aproximación holística, que presupone una investigación documental interdisciplinar, tanto audiovisual como escrita” (Antón Hurtado, 2012:3).

La criminología en sus inicios formales a razón de Lombroso, Ferri y Garófalo, se atribuye a una formación principalmente de la antropología, sociología y psicología, así parece ser una cosmogonía del crimen, una visión y explicación desde diversos enfoques. Si se remontan a sus fuentes, quedaría como un conjunto de conocimientos religiosos, políticos, psicológicos, sociológicos y biológicos que se ocupan del crimen. Los estudios científicos de la violencia, crimen o delitos, son abordados desde múltiples ciencias y por diversos profesionales como criminólogos, politólogos, sociólogos, estadistas, abogados, psicólogos, trabajadores sociales, entre otros. Reynoso Dávila apunta a un avance en la criminología de la siguiente manera: “Pero para mejor integración y justificación de la Criminología como ciencia autónoma, es necesaria la coordinación de los diversos conocimientos y reflexiones que se enfocan al crimen” (Reynoso Dávila, 2004:7). A esta variedad, se le llama: Interdisciplina, síntesis criminológica, ciencias criminológicas o ciencias penales. A continuación se muestran esas ciencias que permiten construir a la criminología, y su enfoque a la materia criminal en lo individual por parte de cada una.

Se define Demografía como:
Estudio interdisciplinario de las poblaciones humanas. La Demografía trata de las características sociales de la población y de su desarrollo a través del tiempo. Los datos demográficos se refieren, entre otros, al análisis de la población por edades, situación familiar, grupos étnicos, actividades económicas y estado civil; las modificaciones de la población, nacimientos, matrimonios y fallecimientos; esperanza de vida, estadísticas sobre migraciones, sus efectos sociales y económicos; grado de delincuencia; niveles de educación y otras estadísticas económicas y sociales (Microsoft Corporation, 2009).

En relación con la utilidad de la demografía para efectos de entendimiento de la criminalidad, Reynoso Dávila, apunta que:
José Ángel Cisneros, señala como causas del aumento de la criminalidad el pauperismo como fenómeno universal y consecuencia de la crisis cada vez más aguda, de la organización social capitalista; el crecimiento de la población con la consecuente aglomeración en zonas urbanas y barrios bajos y el aumento desocupados, vagos y malvivientes; la desproporción notoria del aumento de la población y los servicios públicos; el aumento de centros de vicios y de inmortalidad, cuya influencia perniciosa no ha podido contrarrestar ni el hogar ni la escuela; la desorientación ética de la escuela y el quebrantamiento de las normas de la vida del hogar, cuyos ideales pasados no han sido sustituidos de modo preciso por normas nuevas que impliquen verdaderos frenos morales; el cinematógrafo y la televisión como escuelas de morbosidad; la relajación de las costumbres; el chantaje periodístico (como se citó en Reynoso Dávila, 2004:64 y 65).

Por otro lado, de la geografía general a su especialización, la geografía criminal se ha empleado para diversos fines, en uno de ellos, como Rossmo y Summers explican: “El perfil geográfico es una metodología de investigación criminal que analiza la ubicación de los delitos dentro de una serie para determinar la zona en la que es más probable que el autor de los hechos resida (Rossmo y Summers, 2015:2). En otro uso, Esteller explica que los estudios geográficos “ofrecen la capacidad de brindarle al usuario la posibilidad de determinar zonas comunes de actuación, de mayor índice delictual, prever sus movimientos y bloquear las vías de escape posibles conformando cerrojos vehiculares o personales” (Esteller, 2013:6).

Con la estadística, explica Martín Segura que “la estadística sólo recopila datos con arreglo a una técnica científica determinada y los presenta de diversas formas. Y si el trabajo de campo se hace con la metodología adecuada, en principio no hay que dudar de su validez” (Martín Segura, 2009:467).

De esta forma, los datos de delitos y faltas conocidos por las (…), serían las estadísticas más fiables para el análisis cuantitativo del delito, no sólo por la mayor o menor precisión en su elaboración, cuestión ésta en la que no entramos, sino porque cuando de lo que se trata es de investigar el delito y sus causas, la mejor fuente de información es la de aquellas instituciones que, por tener encomendada la prevención de la criminalidad, conocen en primera instancia el delito ya sea por las denuncias de los particulares, o por las investigaciones que por propi iniciativa, o por orden judicial, llevan a cabo (Martín Segura, 2009:471 y 472).

Respecto la biología, según Reyes Echandia: “Las corrientes positivistas buscaron ansiosamente la explicación del delito en alteraciones orgánicas” (Reyes Echandia, 1987: 16). Para Aróstegui Moreno:

La ciencia biológica trata de localizar e identificar en alguna parte del cuerpo humano un factor patológico, disfunción o trastorno orgánico que dé una explicación a la conducta delictiva. La localización que la biología pretende establecer la lleva a cabo a través de una serie de especialidades como la ciencia antropológica, biotipológica, endrocrinóloga, genética, neurofisiológica, bioquímica, etc. (Aróstegui Moreno, 2016:68).

En otro campo, la antropología criminal es el estudio de los criminales desde una perspectiva biológica y social. La antropología se divide en dos campos: Antropología física, que trata de la evolución biológica y adaptación de los criminales y de los aspectos del desarrollo físico de estos (desde una perspectiva histórica en los comienzos de la criminologia), y, antropología social o cultural, se ocupa de las formas en que los criminales viven en sociedad, la manera en la que se adaptan; es decir, las formas de evolución de su lengua, cultura y costumbres. Las diferencias entre distintos grupos criminales, de acuerdo a su edad, vivienda, expresiones culturales, tatuajes, maneras de comunicación, etcétera. Tieghi la define como la “disciplina que se ocupa de la investigación y desenvolvimiento teorético de los factores primordialmente biológicos que intervienen en la génesis de la personalidad antisocial y de la delincuencia, como factores predisponentes y potencialmente activables en la interacción sociocultural, sean hereditarios, constitucionales o adquiridos” (Tieghi, 2004:181).

En la óptica jurídica, el delito ha sido normatizado por el derecho; es decir, aparece una norma que describe, regula y controla determinada conducta, previo análisis sociológico, biológico, psicológico, inclusive religioso. Los seres humanos más que cualquier otra forma de vida requieren de una ley, ya que la vida de la sociedad es más precisa y delicada. Por otro lado, será indispensable conocer los derechos humanos y su relación con la criminología, en las constituciones se dedican varios artículos a los derechos que todo ser humano tiene oportunidad, sin embargo, no todos pueden desarrollarlos, de ello; por ejemplo, la falta de educación, empleo, respeto a la comunicación, cultura, provoca antisocialidad, y a su vez, en volumen pasa a ser un factor criminógeno, asimismo, hay otros derechos fundamentales específicos para los niños, sujetos en prisión, mujeres, etcétera, si no se cumplen o respetan, ocasionan problemas de desarrollo social. De lo anterior, los derechos humanos en el entender criminológico servirán para detectar factores criminógenos cuando estos se violen o no sean accesibles, y como los elementos básicos para desarrollar políticas de prevención social del delito.

En otra mirada, esta la penología, donde Reyes Calderón anota una definición como: “Estudio de las sanciones. Se engloba bajo esta palabra la privación o limitación de derechos que el reo sufre, pero también la prevención y la corrección buscadas. Estudio del origen, fundamente, necesidad, variabilidad y consecuencias de la ejecución de las sanciones” (Reyes Calderón, 2006:173). La Universidad Internacional de La Rioja en la asignatura de la materia penología, para el Grado en Criminología, apunta: “La penología, como ciencia de la pena, se ocupa del estudio de todos los aspectos referidos a la reacción punitiva del Estado ante conductas calificadas como delictivas por el ordenamiento jurídico. No se trata, por tanto, de un mero estudio de las consecuencias jurídicas del delito, sino de una visión global del sistema punitivo, internacional y nacional” (Universidad Internacional de La Rioja, s.f.).

En un aspecto de la psique, para Kagan y Havemann, la psicología “es la ciencia que estudia y trata de explicar la conducta observable y su relación con los procesos mentales que no se pueden ver y que suceden dentro del organismo, así como los eventos externos en el ambiente” (Kagan y Havemann, 1972:9). La psicología criminal, estudia las conductas individuales o colectivas de los sujetos antisociales, busca las causas que han influido para que se lleve a cabo un acto antisocial tipificado en la ley penal o no, además estudia la personalidad antisocial en sus componentes y su relación con otros trastornos mentales.

Y en la psique vista desde la medicina, Astudillo señala que la psiquiatría: “Se ha definido como la rama de la Medicina que se ocupa del estudio, prevención, tratamiento y rehabilitación de los trastornos psíquicos, entendiéndose como tales tanto las enfermedades propiamente psiquiátricas como patológicas psíquicas, entre las que se incluyen los trastornos de la personalidad” (Astudillo, 2007:31). Las anomalías anteriores son esenciales en el estudio criminal, pues muchos pacientes psiquiátricos como los esquizofrénicos, comenten crímenes graves, otros tienen trastornos que deterioran la personalidad y llevan a realizar conductas destructivas; por ejemplo en el caso del trastorno límite de la personalidad, el explosivo intermitente, histriónico, antisocial, paranoide, de la conducta, entre otros.

Por su parte, desde la política, esta se define como:
La ciencia cuyo objetivo es el estudio del gobierno mediante el análisis que abarca el origen y tipología de los sistemas políticos, sus estructuras, funciones e instituciones, las formas en que los gobiernos identifican y resuelven los problemas y las interacciones entre grupos e individuos en el establecimiento, mantenimiento y cambio de los gobiernos (Microsoft Corporation, 2009).

En específico, la política criminal se define por el Observatorio de Política Criminal (2015), como una especie de las políticas públicas que tiene como objeto aquellos comportamientos criminalizados (delitos y contravenciones), frente a los cuales puede proponer un amplio catálogo de medidas y de fines que corresponden a consideraciones éticas (sobre la justicia y el reproche) y políticas (sobre la conveniencia, pertinencia y legitimidad). Esta política criminal deberá ser entendida como una política de carácter prescriptivo, cuy objeto podrá variar de acuerdo a distintas consideraciones sociales (Observatorio de Política Criminal, 2015:6).

En el campo de la sociología, Gelles y Levine dan un concepto de sociología que se acerca en mucho a los efectos en materia criminal: “La Sociología es el estudio sistemático de los grupos y sociedades que construyen los humanos y de la forma en que estas relaciones afectan nuestra conducta” (Gelles y Levine, 1997: 6). Esta se ha especializado en campos particulares, como sociología criminal, sociopatía, sociología de la desviación, al respecto, Gómezjara anota que la sociopatología, que: “Estudia las causas sociales de la conducta “desviada” (prostitución, delincuencia, minorías eróticas, vagancia) de sectores de la población, a partir de los valores y modelos considerados normales (leyes, tribunales) e impuestos (policía, ejército, penitenciarías, sanatorios psiquiátricos) a toda la sociedad por los detentadores del poder” (Gómezjara, 2008:44). Solís Quiroga da cuenta de la sociología criminal: “Estudia el aparecer antisocial como fenómeno colectivo, de conjunto, tanto en sus causas, como en sus formas, desarrollo, efectos y relaciones con otros hechos sociales” (Solís Quiroga, 1985: 6).

A su vez, está el trabajo social, cuya importancia radica por las diversas herramientas que proporciona para realizar los diagnósticos sociales, las estrategias de intervención y la articulación de políticas públicas. Esta profesión se ha caracterizado por su papel interventor para las resoluciones de los conflictos diagnosticados, además de pretender enseñar a las personas a entender su problemática y resolverla por sus medios, por ello que empodere el desarrollo humano. Las áreas que para el interés del presente se han especializado son: Trabajo social penitenciario, victimal, entre otros. En el área de desarrollo humano, su objetivo es:
Proporcionar recursos humanos competentes para promover el cambio social y la solución de problemas en las relaciones humanas, el fortalecimiento y la educación social de las personas para incrementar el bienestar. De manera ética, profesional y responsable, se utilizan herramientas que faciliten a los individuos, familias y comunidades, elevar su calidad de vida, dentro de los marcos de la defensa de sus derechos, la solidaridad y el compromiso social (Universidad Autónoma de Nuevo León, s.f.).

En vista de lo anterior, el dar un cuerpo de conocimiento a la criminología no ha sido tarea fácil, en primer momento, porque como se indicó anteriormente, el desarrollo teórico de estas ciencias no estaba en función de dirigirse para la criminología, pero el trabajo ya está avanzado luego de 45 años de su creación como licenciatura, aún así, los criminólogos no pueden eludir su responsabilidad y deberán construir su propia sistematización para lograr autonomía, madurez y fortaleza (Toledo, 2004). Ello no significa que toque descubrir desde cero los conocimientos, sino re-estudiar ese gran cuerpo que se ha formado, sin negar la realidad de la criminología; es decir, sin caer en autoelogios pragmáticos o teóricos. Esta tarea implica de nueva cuenta, seleccionar, interpretar, contextualizar, investigar, organizar, integrar nuevamente, crear una médula interna de donde se inauguren nuevos conocimientos. La sistematización es la condición necesaria para construir una nueva disciplina, sumando la exigencia epistemológica, metodológica, lógica y de resolución de problemas.

La criminología se ha enriquecido fuertemente de diversas ciencias en gran modo al triangular los conocimientos, métodos y teorías de aquellas; es decir, la criminología trabaja en el análisis e integración de la información obtenida de esas ciencias, que han atendido a explicaciones en diferentes tiempos y contextos. El conocimiento se cosecha y crece en grupos de investigadores interdisciplinarios, y también se han desarrollado métodos para validar la credibilidad de la información generada. Mediante esta integración, se aumenta significativamente la confianza de los datos (Mendizábal, 2006:93), pero ocurre en México, el opuesto, aunque se tienen teorías contextualizadas, diversidad de profesionales de otros países que aportaron al entender criminal y se logra integrar esto, no se ha dado la originalidad local, los autores que generan criminología en el país, han sido revisores teóricos, reeditando sus libros, no generando teoría propia, estos escritores son los mismos de hace 40 años, los nuevos escritores, improvisan obras de contenidos similares, otros continúan siendo revisores teóricos, otros más, desconocidos, con lo que se llega a que, aunque el recurso existe, no aumenta necesariamente la validez-utilidad de la criminología. Esto da paso al siguiente tema.

Tareas de la criminología contemporánea
La criminología es la cosmovisión unida de la perspectiva teórica de interpretar el fenómeno desde diferentes realidades (Vasilachis De Gialdino, 2006: 27). La investigación “criminológica” (entiéndase como aquella fusión de estudios lógicos sobre el crimen), permite comprender, hacer al caso individual o colectivo, reconocer similares características que son provistas por otras ciencias, la designación de “criminológico” atribuye a perspectivas múltiples y variadas, no de las cuales la criminología es su dueña, sino que esta busca integrar esas visiones para ofrecer más amplias explicaciones, que en ocasiones, tal vez ni el mismo criminólogo entienda, puesto que ello implica un conocedor de la antropología de la violencia, sociopatología, derecho penal, psicología criminal, psiquiatría criminal, biología criminal, entre tantas más. De tal modo, la conocida “síntesis criminológica” funciona como embudo interpretativo de las diferentes vistas de lo que la criminología llama “crimen”, pero de otras fuentes del conocimiento, designan diferentes términos, como: Delito, violencia, antisocialidad, psicopatía, sociopatía, anormalidad, desviación, entre otras.

Las teorías para la criminalidad, mal llamadas “teorías criminológicas”, ofertan ese panorama de cada ciencia que se ha ocupado desde su visión de un fenómeno particular ¿Y por qué mal llamadas? Pues Freud no realizaba criminología, Durkheim tampoco; por ejemplo, Bandura realizó estudios sobre la violencia, Becker también, el primero como psicólogo, el segundo como sociólogo, pero no era su origen el “hacer” criminología, el llamamiento de “teorías criminológicas” tal vez obedece a una designación en búsqueda de ganar identidad y empoderamiento para el campo de la criminología, en razonamiento personal, esto se logrará en la medida en que los criminólogos desarrollen teorías propias; de modo comparativo con el psicoanálisis, su base fue de un médico, que combino estudios psicológicos para explicar desde su mirada los fenómenos internos mediante hipótesis, posteriormente, quienes estuvieron de acuerdo, tomaron para sí estos postulados, generando nuevos, hasta lograr dar un corpus teórico al psicoanálisis, teniendo como representantes a más psicoanalistas autonombrados o formados. “La mayor parte de estas teorías constituyen encadenamientos de hipótesis (…), acerca de las características de la sociedad (…), de sus conflictos, del vínculo de estos con el cambio social” (Vasilachis De Gialdino, 2006: 33).

De lo anterior, para que surta efecto un aporte por parte extra y significativo de la criminología del siglo XXI, en este entender no constituye el aglomeramiento de los demás cuerpos de conocimiento, aunque sí, como buena plataforma de apuntalamiento, es necesario agregar palabras, términos nuevos (criminologías específicas), desarrollo de conceptos, modelos, teorías, extensiones, modificaciones, que den lugar a comunicar e interpretar la realidad. No basta ya con decir que la criminología es el estudio del crimen, pues es un significado desheredado, o que estudia el delito, pues este le compete al derecho penal, o la conducta antisocial que le corresponde a la psicología, o la violencia, vistas con antelación por la antropología, psicología y sociología. Tampoco significa un aislamiento, sino tomar fundamentaciones teóricas previas, aplicarlas a casos y generar nuevas. El criminólogo reclama campos de estudio que atribuye a su correspondencia, pero no lo ha trabajado. Hurwits indica: “la investigación criminológica todavía esta en su infancia… no ha encontrado, y probablemente no encontrará nunca el “ábrete sésamo” de los misterios del mecanismos criminal, ni mucho menos la receta para una medicina eficaz que evite la futura criminalidad (citado por Reynoso Dávila, 2004:7).

Una criminología progresista puede enfocarse a varios propósitos (Mendizábal, 2006:74), con ellos, se podrá aproximar a la posibilidad de argumentar la identidad profesional, el impacto social, el crecimiento interno, que de manera cíclica, conduce también a justificar los proyectos de formación universitaria, salidas profesionales, asignación de recursos, en base a efectividad probada y utilidad. En los primero dos números, se refiere al aporte que puede lograr la criminología en la comunidad científica, que a su vez permite, respaldar al resto de los propósitos.

  1. Descriptivos, a manera de ampliar el conocimiento, explicar fenómenos de manera amplia;
  2. Teóricos; es decir, un enriquecimiento conceptual en el interior de la misma, y la superación de conceptos y teorías de antaño;
  3. Políticos: Aludiendo a la posibilidad de dar respuestas a los problemas sociales que se desean resolver, en diversos escenarios, educativos, sociales, comunidades, instituciones;
  4. Emancipatorios: Elaborar recomendaciones que conduzcan a acciones útiles que permitan solidificar su fortaleza, además de crecer su cuerpo teórico. Cuando los estudios tengan como propósito la práctica para corregir situaciones, esto será criterio para la contribución (Mendizábal, 2006:96), y
  5. Representativos: De modo de gremio, pertinencia externa, pertinencia profesional, vincular a la criminología con el sector social.

La criminología como ciencia. Retos en la generación y divulgación
La ciencia en general; es decir, refiriéndose a todas en conjunto, puede ser vista o utilizada como una reserva de conocimientos en un corpus que alberga soluciones temporales a determinados acontecimientos, según sea el caso de estudio. Son “un conjunto de conocimiento verificados pero provisorios” (Mendizábal, 2006:65), temporales porque atienden a un espacio de tiempo, lo que servía de manera explicativa en un momento, al paso de los años ya no lo será igual. “Esta actividad se inicia y se desarrolla mediante la investigación científica planeada” (Mendizábal, 2006:65), agregando con diseños, propuestas y escritos de investigación (medio de comunicación); es decir, con investigación, justificación o propósitos, teorías, cuestionamientos, métodos, garantía de calidad, y propuestas o resultados. Esto puede ser presentando para juicio de otros investigadores, utilización para los sectores a los que les beneficie (investigar para resolver problemas del medio), así como dar continuidad al proceso de investigación; es decir, que se tome por otros para ampliarla, comprobar, refutar, incluso extinguir.

Para Feyerabend “la práctica científica es un proceso social en donde los investigadores intentan resolver problemas, y para ello, éstos, han de buscar diferentes estrategias conformes y coherentes a la naturaleza de la realidad que investigan o intentan resolver” (citado por Farías, 2009:60) ¿De qué sirve a los criminólogos autodenominarse “científicos” o “investigadores” si se ven amenazados ante el desconocimiento del método científico, o ante las posiciones de otras áreas del conocimiento, incluso ante la tesis, en México, se vienen promoviendo la obtención del título por otros medios excepto por la tesis; por ejemplo, exámenes, promedio, tomar materias de maestría, tomar otras materias y realizar un trabajo final de similar extensión a trabajos previos durante sus materias del programa educativo ¿Cómo defender el carácter de ciencia? Si se intimidan ante el desarrollo de una tesis, de una revista científica, de un libro, puesto que no tiene validez publicar en redes digitales que no han sido medios idóneos para difundir científicamente el conocimiento, ni han pasado por la evaluación de expertos (entendido como experto aquel que conoce lo pragmático, así como la comunicación del conocimiento; es decir, experiencia editorial de calidad, de expresión oral, escrita).

La creatividad del criminólogo debe emerger, sin que se intimide por las normas APA o las notas al pie de página, o a capitular un libro, o subtematizar un artículo, si se desea contribuir a la ciencia, se debe hacer con orden, en medios válidos. La investigación científica, permite conocer, explicar, definir, clarificar, descubrir un problema social. Si es el campo de la criminología la que socialmente debe aportar soluciones a los planificadores de políticas públicas, estos aportes deben estar bien argumentados, sostenidos, basificados en el campo, en la teoría, comprobado, y claro, soltar el “son mis ideas”, puesto que ello implica una deuda intelectual, sí, hay que generar conocimiento nuevo, pero no se puede atribuir un crédito de originalidad a “nuestras ideas”.

La investigación en criminología, de inicio fusiona los conocimientos esenciales que han aportado y validado otras ciencias, de esta manera, descubren las nuevas formas de expresión del crimen que surgen en las culturas, de esa aplicación de teoría fundamentada a los casos empíricos, se producen explicaciones específicas, diferentes, por lo que se eleva el caso individual de modo significativo en el contexto de la criminología, construye, vinculando a la meta final, que es el explicar a través de la generación del conocimiento, atiende a un problema o propone salidas de soluciones, en esa medida, se está generando una teoría para la criminología, pero hace falta algo muy importante; es decir, hacerla pública, darla a conocer, es así como si difunden las ideas, para ello que el criminólogo se pueda valer de tantas revistas que hay en el mundo, con requisitos duros, pero seguir persistiendo, en México, apenas si habrá alrededor de 10 en materia de criminología, pero hay más países latinos, incluso de otros idiomas, y una vez teniendo el producto (artículo de investigación, opinión o reflexión), es momento de emplear las redes para lo que fueron creadas, compartir.

En los tiempos actuales, en la que la sensación es de un rebasamiento por el crimen, no se puede afirmar que se tiene un control sobre este problema, las teorías de antaño, aunque son la base y siguen siendo fuente de formación de las nuevas generaciones y estudios, debe ocurrir una actualización, en aquellas teorías, su fortaleza les permitió un arraigo, reproducción y permanencia, han sido conservadas durante años, no se quiere decir que no sean más útiles, sería un error, pero cada teoría se a tropicalizado por los educadores y trabajadores operativos, en ello radica una transformación adaptada al fenómeno, se está generando un nuevo ordenamiento de ideas que solucionan un problema, la necesidad imperante desde la concepción de este escrito, alberga en dar a conocer esas adaptaciones y soluciones mediante los medios públicos y plataformas indicadas para ese efecto, de tal modo, el conocimiento se evidencia público, al alcance de implementadores de políticas, estudiantes, educadores, público en general.

En el actual, existe una carnavalezca tendencia a la diversidad de profesiones, ciencias, inclinaciones, no hay un paradigma homologado, y parece bien en cuanto la producción variada de conocimientos, pero el tema a analizar no es este, sino la carnavalezca presentación de ideas vagas, que “confunde aquello que constituye la “buena” investigación en un determinado momento con lo que en la actualidad los investigadores hacen y escriben” (Vasilachis De Gialdino, 2006:39). Y es que la designación de “investigador” queda enorme para aquellos autodenominados “investigadores”, resulta lacerante asistir a un congreso de criminología, donde desfilan los más variados perfiles como expositores, ya se tienen médicos, ingenieros, abogados, sociólogos, historiadores, excepto criminólogos, y si están presentes estos, son bajo una vulgar y carente plataforma de conocimiento empírico y teórico, sistemático, organizativo, metódico, quedando opacados por aquellos otros profesionales primeramente listados, que en ocasiones, resultan buenos, pero en otras, son improvisaciones adecuadas al momento del presente siglo.

¿A qué se refiere el presente siglo? A la invaluable fama a través de cualquier medio y acto para lograr obtener atención, la cual se paga con viajes, conferencias, publicaciones burdas, derivadas de plagios o “mis ideas”, legitimadas por una ola de juventudes que están empobreciéndose cada vez más en el mar del conocimiento mediocre, sin argumento, conocimiento exprés, que sirve de momento, desechable, útil en ratos, para cumplir con metas capitalistas o de satisfacción efímera, y así, se tiene en la cartelera de artistas, criminfluenciadores que participan con discursos bien adornados de autoelogio, sacrificio, mentiras, adulaciones a los escuchantes, que añoran también una vida similar, de fama, autógrafos, lucimiento personal, viajes, ropa elegante, diversión ¿Acaso para ello se estudia criminología? Se ha olvidado el altruismo y la humildad. Como dijo Umberto Eco: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles” (citado por Comas, 2015), de continuar así, temo sobre el futuro de la criminología, pero más aún, por el de la sociedad…

¿Qué ocurre? Pasa que el criminólogo se mantiene alejado de lo social, y no se puede considerar proximidad social a las redes sociales, póngase de ejemplo el Covid 19, en aproximadamente tres meses, los médicos de varias partes del mundo ya estaban interviniendo en la investigación para descubrir el fenómeno emergente, con tal búsqueda, encontrar soluciones, variaciones, interacciones, y derivar en mejores estrategias para prevenir, evitar el efecto mortífero, curar, en cambio, el criminólogo ¿Qué hace ante el aumento de la violencia y mutación en sus formas de expresión? En México lo que se ve es: Crear escuelas por cientos sin responsabilidad social (Cantú Mendoza, 2015), crear organismos privados, no para representar profesionales como los sindicatos, no para representar a grupos sociales, sino para realizar toda variedad ilegal de cursos con valor curricular, diplomados, congresos, talleres, etcétera, pero no se ven realizando investigaciones serias, entregando productos derivados de los congresos, no se ven debates, sino diplomáticos engalanando la miseria y mediocridad ¿Dónde está el resultado de los criminólogos en innovaciones sociales que atiendan conflictos? Desde redes digitales, criticando a gobierno, lanzando chistes, naciendo criminfluenciadores…

Con aquello se devalúa el análisis riguroso y sistemático, por dar en cambio ausencia, festejos inmotivados, creciente proliferación de escuelas y organismos vendedores de cursos, que entre ambos topan casi 900 (Hikal Carreón, 2020a, y Hikal Carreón, 2020b), pero no se ven las acciones, pues privilegian idas vagas. En cambio ¿Las voces de la sociedad herida por quién son escuchadas? Y no significa que no tengan quienes les representen, sino que tal representación no se ve realizada por los criminólogos, que al igual que se unen en redes, deberían estar unidos socialmente en apoyo de sus propios derechos, de grupos vulnerables, analizando problemas y creando propuestas de solución. Otra gravedad impera en el Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2019a), donde de un padrón de alrededor de 40,000 investigadores evaluados y designados como miembros de este sistema de tanques de conocimiento enfocados a la solución de problemas en diversas áreas del conocimiento, solo el 1% son formalmente dedicados a los criminal, y de ese 1%, únicamente 7 invisibles criminólogos-criminalistas de licenciatura, están ahí, sin defender posturas, sin confrontar, sin alzar la voz, sin monitorear, sin vigilar, sin ser vistos significativamente, quietos pasivos ostentando una designación nacional (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2019b).

Pero una visión hacia el futuro debe superar esa crisis ¿Cómo lograrlo? Realizando lo opuesto; es decir, involucrándose más en sociedad desde el asistencialismo, desde la investigación, en el ámbito político, seguir la ruta que otras ciencias han seguido, adoptar esos modelos, ver cómo el derecho, la medicina, la psicología, entre otras, se adaptan a los cambios sociales, y son sus profesionales quienes encabezan esa dinámica de cambio y mejora. Generando alianzas más allá de realizar cursos, más allá de crear memes divertidos para algunos, indignantes para otros. Aquella energía con la que se ingresó a la licenciatura, con pretensiones de conocerlo todo, saber todo, proponer, hacer la diferencia, esas ideas que estaban en muchos, continuarlas, buscarles salidas adecuadas, institucionales, en forma. Con ello superaremos la crisis epistemológica, práctica, teórica, de violencia, de falta de identidad, de usurpación, perpetuarse con acciones claras, no borrosas, reemplazará la tragedia que ahoga a la criminología, a sus alumnos, profesionales y a la sociedad que requiere de un profesional que sepa de estos problemas. Logrando así legitimar al criminólogo, al mismo tiempo que su compromiso.

Para que la criminología sea autónoma y logre el nivel de ciencia, debe generar sus propios conocimientos, términos, y aplicaciones, hay que superar lo ya elaborado, profundizar, superar los supuestos, extensión de métodos, estrategias y tradiciones (Vasilachis De Gialdino, 2006:58). Tal ejercicio provocará una modificación ontológica primero, es decir, qué es real, evidente, luego una replanteamiento epistemológico, cómo se construyen los conocimientos de la ciencia de la criminología a partir de su independencia y creación propia, qué valor (acciones) tiene, cómo lo obtiene (métodos y teorías), cuánto depende de el criminólogo el conocimiento que se produce, y cuánto valor aporta según la relevancia social y política para alcanzar los fines para los cuales fue creada, apuntando a una transferencia externa del conocimiento. La criminología debe moverse a la sociedad del conocimiento, algunas iniciativas son: a) Reflexionar de manera crítica la excesiva dependencia por las teorías ajenas, b) medir las capacidades prácticas y teóricas de la criminología frente a las ciencias que la construyen, y c) potencializar la sistematización de casos de estudio en un conjunto formalizado de conocimiento que se eleven a teorías. Considerando que esta labor, entre otras, ayudará a construir un nuevo cuerpo de conocimiento que dote a la criminología de un semblante sólido en las ciencias sociales (Toledo, 2004).

La criminología en la era digital
Si la tendencia de hoy para las nuevas generaciones y las viejas que se van adaptando a estas, es lo digital, debe aprovecharse ello, estamos en una época donde se tiene acceso a infinidad de contenidos para aprendizaje, múltiples plataformas donde se depositan documentos, videos, audios, imágenes, etcétera, que son fuente de aprendizaje, pero pareciera que se desborda la ignorancia con contenidos absurdos, chismes, chistes, escándalos, medio espectacular, influenciadores. La era digital puede aprovecharse, somos privilegiados de estar en este momento, lo que no se tenía antes, donde las noticias tardaban meses o años en llegar, ahora llegan en segundos. Noticieros formales en línea, en televisión abierta, contrastado con otros, existen cantidades incontables de libros digitales, de revistas por millones en el mundo, revistas formales quiero decir, no portales de redes digitales que disfrazan la calidad con la cantidad de seguidores. Existen instituciones públicas y privadas que emiten informes, investigaciones, es ahí donde el criminólogo puede estar sumergido, aprendiendo.

Con el acceso a esos cientos de documentos (libros, artículos, capítulos, informes, reportes, estadísticas, etcétera), se puede llegar a hacer un análisis de las bibliografías que existen, con ese ejercicio se permite encontrar posturas, tendencias, áreas por explorar, desarrollar, hacer crecer, en ello consistiría una revisión bibliográfica. La clave está en encontrar los sitios idóneos para localizar esa información, no son las redes digitales los medios para buscar y fiarse de la información que se difunde; es decir, no se puede dar por del todo válido una argumentación extraída de redes, sino como un vínculo o complemento que se podrá robustecer consultando a las fuentes directas, no precisamente con el estudio de caso, sino con la fuente institucional o de autoría de la información. La calidad no se mide por likes, ni cantidad de seguidores, ni reacciones. En algún tiempo, se criticaba a Wikipedia por ser referente de muchos trabajos, pero si se revisa, lo que en ella se publica tiene bibliografía, no es que aquí se afirme la certeza de sus contenidos, puesto que no es sabido que tenga evaluadores académicos de contenidos, pero al notar sus bibliografías, se puede corroborar la información, ampliarla, lo mismo en Facebook, Twitter, etcétera, ir en búsqueda de más datos, que permitan probar. No es del todo la red, la mala, sino la función que los usuarios les den.

Se está en una época que a través de los dispositivos móviles y electrónicos en general, tal vez es cuando más se ha podido escribir o textear, se transmite mucha información a través de las redes digitales, en mesajeros o en grupos de WhatsApp se envían documentos enteros incluso, se recomparten, distribuyen, analizan, se transmiten tareas, imágenes y demás, pasó de darle un uso popular a sectorizarse en intereses particulares atendiendo a demandas profesionales o laborales. Es entonces, que podría aprovecharse esas herramientas, así como canalizar todo el texteo a producir información útil, sistematizar (con parámetros de métodos) ideas, experiencias y compartirlas, más que compartir estados de ánimo, alimentos, imágenes eróticas, vídeos caseros, memes, etcétera. En el ámbito forense y criminal, las redes se ven congestionadas de contenidos de usuarios, recompartidos y reacciones tanto inútiles, esto afecta la legitimidad de la criminología, posiblemente las víctimas de delitos o los encargados de la seguridad, si acuden a redes en búsqueda de perfiles útiles, no encuentren positivo el uso de memes, o la explotación histriónica por parte de los criminólogos y criminalistas.

Si se registran las experiencias se deja constancia de lo vivido, trabajado, observado, atendido, teorizado o procurado como resuelto; es decir, se transforman en textos, con lo que se construye el conocimiento para la comprensión social de problemas, y que a su vez, sean herramienta para que otros conozcan, aprendan, implemente o innoven. Muchos retos sociales se avecinan, no podemos adivinar qué tipo de conductas nuevas están por aparecer, los constructores de la criminología de hace 100 años, no imaginaron las modalidades criminales que ahora ocurren, los actuales criminólogos y otros profesionales, tal vez pueden imaginar que podrán agravarse situaciones, pero sin saber en específico qué modos. Con la creación de redes digitales, tal vez no se esperaba la aparición de El Blog del Narco para subir en una página web noticias, imágenes, videos de torturas, descuartizamientos, y que distan de ser lo que hace años cuando comenzaba el sitio, con la creación de Facebook, no se esperaría que en una transmisión en vivo, se disparará, hiriera o matará a personas en Nueva Zelanda. Las nuevas tecnologías benefician como antes nunca, hoy es el acceso al mundo a través de dispositivos electrónicos, el acceso está abierto, hay que utilizarlo positivamente para la investigación (Chernobilsky, 2006:240). El uso de los dispositivos, permite al criminólogo o criminalista: Emplear herramientas para la búsqueda de información; localizar y consultar bases de datos (revistas, informes, libros). Es importante colocar palabras clave o categorías en los buscadores, por ejemplo: Revista, criminología, forense; violencia, etcétera, preferentemente, utilizar bases como Scielo, Dialnet, Redalyc, Scopus para introducir las categorías que se quieren localizar. utilizar también estos para publicar formalmente sus resultados de investigación; recuperar, editar, corregir la información; aprovechar las imágenes, vídeos, audios, películas como fuentes de datos; manejar estos para la recogida de información o su presentación (no para selfies, tiktoks, o memes), y facilita la escritura, permite su presentabilidad y organización, exposición, por ejemplo, buscar plantillas con diseños más elaborados.

Pero, si el uso de lo anterior no es adecuado y con reflexión, dará un resultado de bajo impacto. Por ello, la investigación ha de ser un movimiento constante que permita entender, construir los escenarios sociales, sus manifestaciones particulares, y responder a inquietudes sobre problemas (Amigeiras, 2006:124). La investigación en general, pero aquí en materia criminal debe seguir la ruta de comprender fenómenos, construirlos, explicarlos y buscar soluciones. El estudiante debe salir al campo y con observación participativa explorar y conocer, encontrar los códigos de la sociedad, y comenzar a adaptar la teoría que escucha en las aulas en contraste con su entorno. No es en las redes digitales donde logrará su experiencia o aprendizaje, estas no son centros universitarios, sino las instituciones formales para ello, y el campo de estudio, es el área donde a través de sus sentidos podrá construir la realidad. Es tal vez inevitable el dedicar horas de la vida a lo digital, pero en ese caso, hay que aprovechar las miles de revistas académicas y científicas de acceso abierto, los cursos en línea de calidad (no organizaciones fraudulentas). En el modo negativo, las redes digitales limitan la interacción, y la saturación de contenidos, entorpece, las redes verdaderamente sociales, implican relaciones con otras personas, grupos, instituciones, movimientos, tendencias (Mallimaci y Giménez Béliveau, 2006).

Conclusiones
La criminología tiene aún mucho por desarrollar, puede trascender del campo empírico para sistematizar esos estudios de caso y convertirlos en teorías, que a su vez, se acrecenten y organicen para generar conocimiento útil para basificar los cimientos de un nuevo conjunto de explicaciones, si es que buscase autonomía y madurez. En la creatividad científica está el dar soluciones innovadoras, y la misma creatividad es necesitada para el desarrollo de la ciencia, con este impulso es que logra avanzar el conocimiento. Desafiar conocimientos previos, ver problemas, encontrar huecos, oportunidades, replantear lo que se hace, incorporando visiones, de modo que el investigador científico en criminología, sea un analista, sistematizador, generador, divulgador de conocimiento, con rigor de calidad y metódico. Las experiencias de campo, se requieren textualizar bajo un ordenamiento de presentación que facilite su divulgación y llegada a otros operadores o estudiantes de nueva generación. Estas habilidades suponen la capacidad de generar escritos de relatos o experiencias sobre lo vivenciado en el ejercicio profesional y la investigación.

 

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