En el segundo piso del Centro Cultural de Viña del Mar, se está exhibiendo una muestra de poco más de cuarenta grabados del artista chileno Nemesio Antúnez. Dicha muestra se da en el marco de las celebraciones del centenario de su nacimiento. De profesión arquitecto, Antúnez desplegó su quehacer en el campo artes plásticas, cultivando los lenguajes de la pintura, la acuarela, el dibujo y la estampa artística. Así también le tocó asumir, la dirección del Museo de Arte Contemporáneo y el Museo Nacional de Bellas Artes, período en que concentró su gestión en favor de atraer a un público no habituado a estos lugares, mediante la apertura y difusión de espacios, para la realización de exhibiciones temporales.
En 1956, Antúnez crea el Taller 99, hecho que es considerado por la “historia monumental” del arte chileno, como un hito que marca el comienzo de la incorporación de la estampa artística nacional, dentro de la esfera del arte contemporáneo. De igual manera, dicho acontecimiento, hace que esta personalidad, sea vinculada a la pléyade de figuras nacionales, que han contribuido durante la primera mitad del Siglo XX, al reconocimiento y desarrollo del grabado de nuestro país, como un lenguaje propiamente artístico. Hablamos de figuras tales como: Julio Ortiz de Zárate (1927), Marco Bontá (1931), Carlos Hermosilla (1939) y Pedro Millar (1959).
Los trabajos que congrega esta muestra, fueron preferentemente realizados en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, en las técnicas de la estampa al agua tinta, punta seca y litografía. Otro tanto, y en número decreciente, corresponden a los años setenta, ochenta y noventa. Alguna de ellas – las más próximas a nuestro tiempo -, presentan otro tipo de intervenciones técnicas, más próximas al dibujo y la pintura.
Del conjunto de trabajos realizados en la década de los años cuarenta, prevalecen las formas abstractas o simplificadas en blanco y negro, donde predomina el rastro gráfico de la línea y el registrodel sistema deimpresión practicado. Nos da la idea, de que estas piezas corresponden más a un ejercicio de taller, que obras propiamente acabadas.
Los trabajos en exhibición, elaborados en la década de los años cincuenta, se observan sombrías escenas urbanas, de transitados paseos, calles y avenidas; así también, estála representación interior de habitaciones, todos ellos corresponden a la estadía del autor en la ciudad de Nueva York y Paris; también encontramos un trabajo en color, donde este artista aborda como tema las bicicletas. Lamentablemente, esta pieza en exhibición – la única de este tipo-,no logra dar cuenta esa etapa. Sólo tiene un valor testimonial.
Más numeroso, son los trabajos donde Antúnez se apropia de las formas y colores de los tradicionales utensilios hechos en greda de Quinchamalí, iconografía que fue utilizada por este, para la construcción de escenas oníricas de carácter costumbrista.
En cuanto a los trabajos fechados a fines de los años setenta, prevalecen las formas geométricas y el color.Hecho que nos sugieren estar frente a una escena de paisaje urbano, donde se logra captar ciertas formas, que nos dan a entender la existencia en ellas de la presencia humana, la que se vedisminuida por un entorno aplastante, el cual se funde conformas que hace alusión a un espacio habitacional cerrado o a una pieza que los contiene.
Los otros trabajos, que constituyen la muestra, son en menor número y de décadas posteriores (80´s y 90´s). En algunos de ellos, se puede apreciar escenas de parejas bailando tango; la alusión al golpe de Estado, a través del usodel icono del palacio presidencial y la bandera en llamas; así también encontramos un ejemplo fechado en el año 1992, donde aparece en forma repetitiva, la representación lineal de una pareja cobijada en su lecho. Dichas imágenes, son ubicadas en un lugar indeterminado, como si flotaran, espacio representado por una atmósfera azul.
A nuestro juicio, lo más interesante de esta exposición, son los trabajos de las primeras décadas nombradas, donde más que obras finales o acabadas, podemos deducir el proceso de aprendizaje y apropiación que hizo este artista, tanto de las técnicas tradicionales del grabado, como el proceso vivido, en su gradual conformación temática, como de su imaginario visual[1]. Elementos que Nemesio Antúnez va desarrollar en sus obras en forma posterior, y que constituyen el periodo más conocido y maduro de su producción plástica.
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