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SAB: Un ensayo sobre La pasión, la esclavitud y la identidad en la obra de Gertrudis Gómez de Avellaneda.

por Konstantinos Chantzopoulos
Artículo publicado el 23/03/2007

Sobre la obra de la escritora cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda: SAB,
en donde el enfoque es la pasión y la esclavitud en la novela.

 

Abstract:
Sab, es una novela de la escritora Cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda del siglo XIX que aparte de su destacado carácter romántico tiene unas cualidades que la distinguen de las obras contemporáneas de este estilo. Su indudable pasión acerca de las cuestiones del amor, de la virtud y de la ética vienen reforzadas de una crítica atrevida sobre la esclavitud y los derechos humanos en una época en la cual tales aproximaciones eran peligrosas.  Avellaneda intenta romper con los valores establecidos y sobre todo subrayar el poder del amor que no conoce otros límites, que los del propio corazón humano.

Pasión, esclavitud e identidad en «SAB»

“…Sin embargo, aunque esclavo yo he amado todo lo bello y lo grande, y he sentido que mi alma se elevaba sobre mi destino.

¡Oh! Sí, yo he tenido un grande y hermoso orgullo: el esclavo ha dejado volar libre su pensamiento, y su pensamiento subía más allá de las nubes en que se forma el rayo…”

El esclavo Sab, moribundo, revela su alma pura y grande en su carta dirigida a Carlota {{Avellaneda, p. 263}}: su amor prohibido y a la vez su condena. Teresa, la única conocedora del gran secreto y la mujer clave en la trama de la novela, deja al lector de “SAB” entrar en el Apocalipsis del manifiesto de un alma atormentada.

Gertrudis Gómez de Avellaneda, la autora de esta novela, nos presenta una historia cuyo tema central es el amor entre un esclavo mulato y una hija de raza blanca. El mulato Sab es esclavo de la familia Bellavista. Compañero de juegos en la niñez de la hermosa Carlota de quien se enamorará más tarde. Carlota está enamorada de Enrique Otway, codicioso e interesado por su fortuna. La familia sufre un quebranto económico y Sab entrega todo el dinero que ha obtenido en un premio de la lotería para que el matrimonioentre Carlota y Enrique se efectúe, sacrificando así su amor. Para entregar ese dinero ha tenido que cabalgar a gran velocidad y encontrar Enrique. Debido al deterioro interno que sufre a causa de su pasión y su fatiga, Sab muere y deja una carta a Teresa (adoptada por la familia Bellavista) dirigida a Carlota, en la que le cuenta su amor. Es el manifiesto de la pasión  amorosa de Sab hacia Carlota y nos revela todas estas injusticias que él sufre bajo una sociedad ignorante e inmadura.

Sab es un ser totalmente apasionado y su fuerza proviene de la capacidad de amar sin condiciones, de entregarse entero en este amor imposible. Su amor y su sufrimiento le elevan a una esfera alta, espiritual. La cual en el texto aparece como un diálogo con Dios, pero en realidad se trata del diálogo con la sociedad y la Dike, la fuerza aquella que sujeta la balanza e imparte justicia. En su delirio apasionado busca la esencia de la virtud, preguntándose cómo puede ser que la virtud sea accesible a unos mientras otros, sólo por el color de su piel, se ven prohibidos de aquella búsqueda. Entonces era la sociedad esclavista la que ponía los límites y no una fuerza superior de la naturaleza, y el valor independiente de cada uno se ve sometido a las condiciones artificiales que sirven a los intereses y a la vanidad de algunos.

Bajo este contexto, que nos servirá como punto de partida para el análisis que pretendo hacer, podemos entender mejor cual es el núcleo de la situación psicológica y social en la que se encuentra Sab y la relación con la formación de su identidad. La esclavitud y la opresión social por una parte y el amor imposible a raíz de esta injusticia por otra parte son los factores elementales que construyen su identidad a raíz de la otredad, que concibe la autora a través de su protagonista rebelde. Los factores externos de la iniquidad social y los factores internos de una pasión incumplida y atormentadora conducen a Sab a ser lo que es: diferente y prisionero de esta diferencia.

Pero antes de entrar más en este discurso sería muy útil conocer algunos detalles sobre Avellaneda y su sociedad decimonónica.

UNAS POCAS PALABRAS SOBRE GERTRUDIS Y SU ÉPOCA

Marcelino Menéndez y Pelayo ha dicho sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda: “Lo femenino eterno es lo que ella ha expresado, y es lo característico de su arte, y lo que la hace inmortal, no sólo en la poesía lírica española, sino en la de cualquier otro país y tiempo, es la expresión, ya indómita y soberbia, ya mansa y resignada, ya ardiente e impetuosa, ya mística y profunda de todos los anhelos, tristezas, pasiones, desencantos, tormentas y naufragios del alma femenina.”

{{ http://www.cubaliteraria.com/autor/ggomez_avellaneda/valoraciones.htm}}
Gertrudis Gómez de Avellaneda por José Martí “La Cubanidad de la Avellaneda” por como fue publicado en Carteles el 31 de Agosto de 1947.

 

Sin embargo el mismo Pelayo, que tanto la ha apreciado por su fuerza femenina, fue el que, principalmente, impidió que entrara en la Real Academia Española; la vida de Avellaneda estaba llena de tales contradicciones como afirma la Enciclopedia Encarta:

Nació en Cuba, en la antigua ciudad de Santa María de Puerto Príncipe y se fue a España a la edad de 22 años. Se considera como una de las voces más auténticas del romanticismo hispano. Su vida fue un cúmulo de desgracias comparables a las de sus personajes. La muerte de su padre y un segundo casamiento apresurado de su madre la hicieron salir de Cuba hacia Europa, donde entró en contacto con la literatura romántica del momento, Víctor Hugo, Chateaubriand y Lord Byron. La muerte de sus dos maridos y el abandono de su amante, cuando ella se encontraba embarazada de una niña que nació muerta, inclinaron su temperamento depresivo y apasionado hacia el espiritismo y a periodos de retiro religioso, aunque siempre contó con el apoyo de escritores como José Zorrilla, Fernán Caballero, José de Espronceda o Alberto Lista. Pero su espíritu independiente y sus escándalos amorosos también le valieron las críticas de personajes importantes de la época. {{Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation}}

Sin embargo, como los dos pilares -entre los cuales se desarrolla la hipótesis de la novela y se crea el ámbito donde actúan los protagonistas- son el amor y la esclavitud sería interesante añadir algunos datos al respecto, en relación con la autora.

Gertrudis poseía un corazón que se desbordada de deseo de amar y de ser amada; un elemento clave que se reflejaba a sus obras con varios atributos aplicados a sus personajes que en realidad formaban el espejo de su alma apasionada. En su autobiografía, que en realidad es un conjunto de cartas dirigidas a Ignacio de Cepeda y Alcalde, su gran amor, dice:

“… ¿Dónde existe el hombre que pueda llenar los votos de esta sensibilidad tan fogosa como delicada? ¡En vano le he buscado nueve años! ¡En vano! He encontrado ¡hombres!, hombres todos parecidos entre sí; ninguno ante el cual pudiera postrarme con respeto y decirle con entusiasmo: tú serás mi Dios sobre la tierra, tú el dueño absoluto de esta alma apasionada…”
{{http://www.cubaliteraria.com/autor/ggomez_avellaneda/autobiografia.htm}}

Por otra parte su intuición femenina y su alto nivel moral mezclado con el poder de un espíritu independiente le hace capaz de penetrar las murallas de las creencias de su sociedad y plantear sus ideas aparentemente rebeldes y muy verídicas.

De ahí su necesidad de diferenciarse de los demás, de elegir un camino sin las obligaciones y las pautas que le correspondían como hija de una familia blanca, que gozaba de un alto estatus en la sociedad de la época. No debemos olvidar que ella se ha criado en un ambiente que favorecía los valores patriarcales y esclavistas; su propia familia tenía eslavos. Por lo tanto ha tenido bastantes ejemplos como para crear los modelos de Carlota (quizás refiriéndose a su madre y a su matrimonio forzado) y por supuesto del esclavo mulato Sab.

Al crear en Sab un esclavo instruido, de espíritu refinado, de virtudes supuestamente blancas, asume de hecho la posición opuesta a la parte de la sociedad de su tiempo que considera como un objeto al esclavo. De ella podría decirse lo que se ha dicho de León Tolstoi: que fue traidor a su clase. Proviniendo de una familia esclavista, educada en un ambiente donde lo normal era ver al negro en servidumbre, la cubana pinta un esclavo con todas las cualidades de un hombre superior, en contraste con un blanco egoísta, calculador y ruin, aunque por diversas razones no llevara las ideas a sus conclusiones lógicas.  {{Roselló, p. 4}}

Dichas aclaraciones nos ayudan a iluminar más los aspectos de la vida y de la forma de ser de Gertrudis, y que se reflejan en sus obras. Sab, obviamente, no sólo pertenece a las obras que ajuntan estos signos distintivos de la escritura de Gertrudis sino que es la primera obra antiesclavista en lengua española tal y como se ha publicado en Madrid en 1841.  Por lo tanto su publicación constituyó una fuerte crítica a la esclavitud en un momento en que la institución aún no era cuestionada como tal. En Cuba su publicación fue prohibida por las autoridades coloniales por considerarla una subversión de todos los valores sociales, morales y, en última instancia, económicos y políticos establecidos.

Se calcula que en el transcurso de unos mil doscientos cincuenta años se llevaron unos 18.000.000 de africanos a Europa y al Oriente Medio para satisfacer la demanda de esclavos a estos lugares. Con la colonización deAmérica a partir del siglo XVI, se abrió un nuevo mercado de esclavos, y el tráfico de seres humanos a través del Atlántico se convirtió de pronto en el negocio más lucrativo del mundo. Los historiadores señalan que entre 1650 y 1850 se sacó de África a más de doce millones de seres humanos. {{Roselló,  Intr.}}

La forma de la denuncia social que acoge la obra es el resultado de un espíritu inquieto como lo es el de Gertrudis, que no se conforma con los valores establecidos de los intereses propios de almas mediocres.  Es también el resultado de una mirada a través del romanticismo, que intenta separarlo todo por el espeso de su valor puro y sentimental y dejar fuera las limitaciones de la vida cotidiana miserable.  En consecuencia, es posible entender las motivaciones de Gertrudis que le inducen a dar la voz al otro, al diferente, al que no está “socialmente” aceptado porque, en realidad, ella podía compartir este punto de vista ya que era una diferente.  Sólo basta decir que, en su obra Sab, no es sólo la esclavitud del color de la piel lo que se critica sino además la esclavitud de las mujeres que, en ocasiones, al comparárselas con los esclavos negros salen perdiendo.

Era muy impactante en la época decimonónica denunciar aquel status establecido por la sociedad patriarcal, sin embargo ella lo hizo refiriéndose a las “cadenas” de las mujeres de las cuales pueden liberarse solo “¡en la tumba!”.  No obstante por algún motivo personal o de opresión social parece que con el paso de los años retira tales denuncias:

“Algunos años después, la cubana aludirá a ciertas indiscreciones de juventud y sabemos que en 1869 excluyó la novela de sus obras completas. ¿Acaso al referirse a sus «indiscreciones», la Avellaneda pensaba no tanto en sus ideas antiesclavistas sino más bien en las que implícitamente criticaban la indisolubilidad del matrimonio?” {{J. Carlos}}

De todas maneras lo importante de tales afirmaciones es lo relacionado al carácter rebelde de Avellaneda e indudablemente a su alma apasionado, capaz de captar con inmensa sensibilidad problemas profundos en una sociedad que es convenientemente ciega frente a la desigualdad y la otredad.

ENTRE LA PASIÓN Y LA ESCLAVITUD – LA IDENTIDAD DE SAB

“Es hermosa el alma de ese pobre Sab, ¡muy hermosa! … ¡Oh Dios mío, Dios mío! –añadió elevando al cielo sus manos descarnadas –, ¿Por qué ha de ser desgraciado siendo tan bueno?”  {{Avellaneda, p. 182}}

Sab es diferente. Su diferencia es la raíz de su virtud pero también de sus desgracias. Como hemos mencionado antes, Sab es el esclavo tanto de una sociedad como de un amor.  El color de su piel y el valor de su alma son los condicionantes que le empujan hacia un camino determinado. Tiene cualidades que le hacen destacar siendo más propias de un blanco de la época de Gertrudis que de un mulato y, como tal, merece su libertad.  De ahí se ve el primer elemento que se aplica a la identidad de Sab y que refleja las profundas raíces que la mentalidad de una sociedad esclavista y de años de comercio de esclavos deja a la gente de aquella época y que sus huellas se encuentran incluso en la novela de Avellaneda: para ser diferente, para que se distinga de los demás negros esclavos hay que ser dotado de virtudes blancas. Tal afirmación parece necesaria cuando se localiza en el contexto político y social de aquella época en donde los negros se considerabanmás bien como un producto, un objeto que pertenecía a alguien. Entonces, para que sea válida la distinción, el esclavo mulato tenía que tratarse como a un ser humano, que quiere decir un hombre blanco y no un negro.

“Toda designación debe hacerse a través de una cierta relación con todas las otras designaciones posibles.  Conocer lo que pertenece propiamente a un individuo es tener ante sí la clasificación de todos los otros –o la posibilidad de clasificarlos.”  {{W. Said, p. 169}}

Desde el principio de la novela, la autora atribuye a Sab ciertas características físicas que, más allá de dar una pincelada exótica como elemento básico del romanticismo, subrayan la necesidad de colocar al esclavo en un cierto status.

Era el recién llegado un joven de alta estatura y regulares proporciones, pero de una fisonomía particular. No parecía un criollo blanco, tampoco era negro ni podía creérsele descendiente de los primeros habitadores de las Antillas. Su rostro presentaba un compuesto singular en que se descubría el cruzamiento de dos razas diversas, y en que se amalgamaban, por decirlo así, los rasgos de la casta africana con los de la europea, sin ser, no obstante, un mulato perfecto.  {{Avellaneda, p. 104}}

Ya desde la primera vista el mulato es dotado de unos atributos que vienen situándole a un grupo específico: el de los provenientes ni de la raza negra ni de la blanca pero más bien de una conjunción de las dos. Más adelante su diferencia se hace aún más constante y empiezan a parecer rasgos de su personalidad, que le establecerán con el avance de la novela su propia identidad.

-No soy propietario, señor forastero, y aunque sienta latir en mi pecho un corazón pronto siempre a sacrificarse por D. Carlos no puedo llamarme amigo suyo. Pertenezco -prosiguió con sonrisa amarga-, a aquella raza desventurada sin derechos de hombres… soy mulato y esclavo…  -¿Conque eres mulato? -dijo el extranjero tomando, oída la declaración de su interlocutor, el tono de despreciativa familiaridad que se usa con los esclavos-: bien lo sospeché al principio; pero tienes un aire tan poco común en tu clase, que luego mudé de pensamiento.  {{Avellaneda, pp. 107-108}}

Según avanzamos en la lectura, la personalidad de Sab se dibuja con más detalles y su clasificación como alguien merecedor de compararse con un blanco se ve justificada bajo el hecho de la asimilación de su status a lo de un blanco. Su aire es de alguien cultivado y formado en una familia de renombre, sus modos son cultos y refinados y su lenguaje revela un espíritu inteligente.

“Todo ello proporciona un modelo que no se adecua a la figura de un esclavo, ya que, además, es muy orgulloso, posee un espíritu crítico y la libertad está muy arraigada en él”.  {{Avellaneda, p. 61}}

Como consiguiente, entendemos que la otredad del mulato Sab es construida con elementos aparentemente rebeldes, pero arraigadas en la época y la realidad que compartía Gertrudis. Por lo tanto, no salen tanto de la naturaleza del negro esclavo, sino del mulato, pero de la naturaleza del mulato cultivado y refinado, quizás también en un modo instintivo. En un parte de la novela, Carlota, hablando con la voz de la autora, denuncia la esclavitud pero aún así existen rasgos de la relación entre negro y producto:

“…Daremos libertad a todos nuestros negros. ¿Qué importa ser menos ricos? ¿Seremos por eso menos dichosos? Una choza con Enrique es bastante para mí, y para él no habrá riqueza preferible a mi gratitud y mi amor.”  {{Avellaneda, pp. 146-147}}

Sin embargo, parte de la personalidad especial de Sab, no es sólo el hecho de ser un esclavo mulato de naturaleza noble (su madre princesa africana y su padre blanco de buena familia) sino también de ser un esclavo que se cuestiona sobre el estado de la libertad y la naturaleza de la esclavitud. Su capacidad de pensamiento crítico se dirige hacia cuestiones de moralidad, virtud, justicia aplicando así otro aspecto especial a su personalidad, que se diferencia de los esclavos que simplemente aceptan sus cadenas y su destino. Estas ideas peligrosas, saliendo de la boca de un esclavo, suponen un riesgo considerable para la autora en aquella época, pero el hecho de que las pronuncia un ser dotado y diferente de la multitud de los esclavos, viene a subrayar la singularidad de Sab frente al supuesto fatalismo de los demás esclavos.

“He pensado también en armar contra nuestros opresores, los brazos encadenados de sus víctimas; arrojar en medio de ellos el terrible grito de libertad y venganza; bañarme en sangre de blancos; hollar con mis pies sus cadáveres y sus leyes y perecer yo mismo entre sus ruinas…”  {{Avellaneda, p. 209}}

También en otra parte, con una revelación revolucionaria basada en la igualdad de los derechos humanos establecidos por la naturaleza, dice:

“Pero la sociedad de los hombres no ha imitado la equidad de la madre común, que en vano les ha dicho: ¡Sois hermanos! ¡Imbécil sociedad, que nos ha reducido a la necesidad de aborrecerla, y fundar nuestra dicha en su total ruina!” {{Avellaneda, p. 209}}

Aunque pronto viene a declarar su oposición a una posible amenaza contra los blancos:

“…ningún peligro os amenaza. Los esclavos arrastran pacientemente su cadena: acaso sólo necesitan para romperla, oír una voz que les grite: ¡sois hombres! Pero esa voz no será la mía, podéis creerlo.”  {{Avellaneda, p. 207}}

Él mismo es consciente de su poder al convertirse en un símbolo de la libertad de los esclavos, en una fuerza de venganza; sin embargo, no elige este camino ya que su alma se encadenó bajo otra esclavitud, la del amor. “El amor está por encima de la libertad y de la justicia social, aunque sin duda es lo social lo que provoca la imposibilidad amorosa” {{Avellaneda – Intr. Servera, p. 63}}

De ahí entramos gradualmente al núcleo de la identidad de Sab, que no se basa ni exclusivamente en el estado de su esclavitud ni en el de su pasión amorosa por Carlota, sino en la lucha interna de estas dos situaciones que le tienen atrapado en un círculo vicioso sin salida. Avellaneda ha creado un personaje adaptado al prototipo romántico conducido por su propia pasión y no tanto por la razón o por valores sociales por lo tanto, aunque indudablemente su obra tenga un sentido de denuncia social, no es una novela abolicionista.

En 1945, Juan Remos y Rubio en su libro Historia de la literatura cubana, tomo II, afirma:

Sab es una novela de ambiente cubano rica en primorosas descripciones, donde no falta el elemento folklórico. El mulato esclavo Sab encarna el espíritu de la esclavitud injusta y dolorosa, pero no el de la protesta contra la misma. No es una novela abolicionista como se ha dicho. No cabe pues el paralelo que ha querido establecerse con la novela de Enriqueta Beecher Stowe, La Cabaña del Tío Tom.»  {{Roselló, p. 6}}

Sin embargo su carácter revolucionario para la época es incuestionable, tanto como lo es el peso sentimental de la obra y, mucho más aún, por el peso que le otorga el personaje de Sab.

El amor imposible es el segundo pilar que marca el territorio en el cual Sab tiene su lucha, una lucha que no le deja ninguna salida más que la que su pasión le permite. Aquella pasión que le hace perder su razón y ser incapaz de gozar de otras oportunidades como una vida libre con riquezas (la lotería) o incluso el amor de otra mujer, como es Teresa. Todo se ve sumiso bajo la fuerza feroz de su pasión:

“…y una imagen única ha reinado en mi alma. Todos mis entusiasmos se han reasumido en uno solo: ¡el amor! Un amor inmenso que me ha devorado. El amor es la más bella y pura de las pasiones del hombre, y yo la he sentido en toda su omnipotencia…”  {{Avellaneda, p. 268}}

La comparación entre Teresa y Sab, entre el valor de la razón y la fuerza del sentimiento, subraya la importancia que tiene para el personaje creado por Gertrudis la filtración de todo a través de la capacidad de sentir y de amar. Es también un modelo de referencia a la comparación emblemática entre la Ilustración (razón) y el Romanticismo (pasión):

“Es que en mí hay una facultad inmensa de amar: es que vos tenéis el valor de la resistencia y yo la energía de la actividad: es que vos os sostiene la razón y a mí me devora el sentimiento. Vuestro corazón es del más puro oro, el mío es de fuego.”  {{Avellaneda, p. 266}}

Así su pasión pura y grande hacia Carlota viene a ser un arma potente en las manos de Sab, que le permite avanzar en una esfera espiritual más alta de la que las convenciones de la vida de su estado social le hubiesen permitido. A la hora de la construcción de su identidad éste es un elemento vital, es el principal motivo por el cual Sab, conscientemente, acepta su otredad para poder evaluar así la injusticia de una mentalidad social inferior que la suya. “…la identidad marginada de Sab le impide una autoestima que le permita externar sus sentimientos hacia Carlota, la mujer amada.”  {{Pastor, p. 159}}

Su capacidad de entregarse enteramente a una lucha, a priori perdida, por una mujer que parece intocable por alguien de su origen y su grupo social, le proporciona un valor interno que parece penetrar su apariencia externa para dejar ver su alma como de verdad es. Teresa en cierto momento piensa: “No… no debías haber nacido esclavo…, el corazón que sabe amar así no es un corazón vulgar.”

Pero la singularidad de este personaje no termina aquí, sino que lleva hasta al límite el valor del amor e incluso lo sobrepasa. La máxima manifestación de un alma pura y llena de amor es sacrificar este mismo amor. Decidiendo ver a Carlota feliz, le proporciona los medios necesarios para que pueda casarse con Enrique, mostrando así su faceta más desinteresada y más auténtica de su personalidad. Luego, en la cumbre de esta pasión, Sab revela todo su poder extraordinario de vivir hasta lo más profundo el amor, muriéndose por tal amor. Incluso cuando tiene la oportunidad de quitarse de la angustia y del sufrimiento, que Enrique Otway y su visión calculadora le proporcionan, y piensa en matarle y hacerlo parecer como un accidente, destacan su bondad y su honrad viendo que no es capaz por tal acción:

“Una voluntad le reduciría a la nada, y esa voluntad es la mía… ¡la mía, pobre esclavo de quien él no sospecha que tenga un alma superior a la suya… capaz de amar, capaz de aborrecer… un alma que supiera ser grande y virtuosa y que ahora puede ser criminal!”  {{Avellaneda, pp. 136-137}}

Este es un momento crítico en la trayectoria del personaje que nos revela una faceta de su identidad más oscura, en donde su pasión puede convertirse en una fuerza destructiva. Sin embargo, al final, resiste frente a esta resolución optando por el bienestar de Carlota, por la cual conoce que ama a ese individuo. La decisión de nuevo subraya el poder del amor que Carlota ejerce sobre él y destaca la parte aquella de la personalidad de Sab que es digna de honor; es como que el amor desinteresado y puro tuviera una lucha con el amor apasionado en su alma y al segundo pierde.  Pero, la lucha interna de Sab, tan importante para el desarrollo de la novela como es para la formación de los rasgos principales de su identidad se ve con toda su claridad en la carta –confesión de su alma – que escribe moribundo. En una parte dice:

“A par de esta voz querida yo creía escuchar músicas marciales, gritos de triunfos y cantos de victorias; y mi alma se lanzaba a aquellos hermosos destinos hasta que un súbito y desolante recuerdo venía a decirme al oído: «Eres mulato y esclavo».”  {{Avellaneda, p. 267}}

Y en otra parte referente al objeto de su deseo y a la fuente de su desesperación dice:

“A veces veía a Carlota como a una visión celeste, y la oía gritarme «¡Levántate y marcha!». Y yo me levantaba, pero volvía a caer al eco terrible de una voz siniestra que me repetía: « ¡Eres mulato y esclavo!». {{Avellaneda, p. 268}}

La afirmación de su estado marginal, triste e injusto, es continua y refleja la disputa eterna con su destino y la sociedad que le ha atrapado a este destino.  En la intención de liberarse entra en un delirio en donde se cuestiona por todo, la naturaleza, la virtud, el Dios, su castigo, su sufrimiento y su amor irrealizable. Su pasión es revolucionaria y se dirige contra toda la organización social de su época, que sus fundamentos son podridos y corruptos y sus principios injustos y basados en el interés y a la vanidad de los fuertes.  Al mismo tiempo que su identidad es marginada e inaceptada por la mayoría, sudiferencia resulta ser un arma capaz de disparar contra la injusticia, porque le da la claridad del que ve desde fuera, desde donde le han condenado a estar. Su voz, el portavoz de su grupo social sometido bajo el orden de un “…obedecer y callar” que proviene de hombres que han restituido a la naturaleza y sus normas y en consecuencia han restituido a Dios. Pero también su voz es de un Sab único, que le distingue de todos los grupos minoritarios, le hace singular respeto a su capacidad de dar su vida por el anhelo de su corazón grande. Teresa, con la lucidez de su mente, se dirige a Carlota y dice sobre Sab:

“Tú has poseído sin conocerla una de esas almas grandes, ardientes, nacidas para los sublimes sacrificios, una de aquellas almas excepcionales que pasan como exhalaciones de Dios sobre la tierra.”  {{Avellaneda, p. 261}}

El esclavo ha engrandecido y ha alcanzado sólo con la fuerza de su brillante espíritu y su sacrificio la libertad que los otros le negaron. Es un hecho indiscutible que su otredad haya sido la razón de su aprisionamiento bajo las leyes establecidas de su sociedad contemporánea pero, por otra parte, ha sido la razón también por su exaltación más allá de los límites concebidos por otros. Si no hubiera nacido tal y como era, no habría tenido la posibilidad de amar tan profundamente a alguien que le resultaría prohibido amar. El sentido de la injusticia contra un alma superior y la prohibición y el alejamiento de su objeto de deseo y de adoración alimentaban aún más su fuego interno:

“Bajo un cielo de fuego, con un corazón de fuego, y condenado a no ser jamás amado, he visto pasar muchos días de mi estéril y triste juventud. En vano quería apartar a Carlota de mi imaginación, y apagar la llama insana que me consumía…”  {{Avellaneda, p. 208}}

Su condena y el infierno en su corazón y en su cabeza como él mismo dice en alguna parte, cuando ya sabe que ha perdido a Carlota para siempre, añaden aún más el sentido de la lucha que el personaje de Sab realiza a dos bandas: la de sus sentimientos y la de la razón y del orgullo.      Pasión y virtud, amor y justicia, son las fuerzas que forjan la personalidad romántica de Sab que, hasta el final, no se rinde y tiene fe en sus creencias y en sus sentimientos. Ama ciegamente y apasionamente al ser querido de su juventud, a la compañera de sus sueños, Carlota, pero, al mismo tiempo, sacrifica su amor para evitar ser obstáculo para su felicidad. Odia al hombre –víctima de los intereses y no merecido del alma pura de Carlota, pero le ayuda y le salva la vida. Odia la injusticia contra su personalidad superior, tanto en capacidad espiritual como sentimental por parte de la sociedad, pero es bueno y quiere y ayuda a sus amos en vez de levantarse contra los opresores en nombre de la libertad justa y merecida; se le ofrece una gran fortuna y la libertad y, sin embargo, él sigue prisionero del amor. Es mulato e inferior que los blancos pero llega más cerca a la esencia de la virtud que los demás.

En fin, todos estos contrastes y las luchas internas son la sustancia primordial de la identidad de Sab que Avellaneda quiso crear, no tanto como para revelar a un revolucionario contra la estupidez de las creencias sociales establecidas sino a un ídolo del amor puro y desinteresado, a un motivador de fe por el amor y por su inmenso valor a aquellas almas que no han olvidado de amar. Así el punto más importante es la igualdad humana y universal en el amor, no las leyes superficiales de la organización social y del color de la piel. No es casual que, cerca del final de la novela, la misma muerte de Sab llegase a ser un símbolo romántico de la continuidad del amor y de su fuerza:

“Sab expiró a las seis de la mañana: en esa misma hora Enrique y Carlota recibían la bendición nupcial”  {{Avellaneda, p. 246}}

Por lo tanto el esclavo adquiere con su muerte un valor aún más elevado porque se une con la esencia del amor a su forma más pura que, según Avellaneda, es la fuente de poder especial, de modo que la muerte sólo parece ser un escalón más para Sab hacia su completo valor existencial:

“…la pluma cae de mi mano… ¡adiós!… Yo he amado, yo he vivido… ya no vivo… pero aún amo”  {{Avellaneda, p. 272}}

 

FUENTES
_________________________________________________
BIBLIOGRAFÍA:
  • DE AVELLANEDA Gómez, Gertrudis. SAB. Ed. José Servera. Madrid: CÁTEDRA 2005
  • ROSELLÓ Antonio O. Tarajano, Sab, Francisco y Cecilia Valdés como modalidades del discurso novelado sobre la esclavitud en Cuba, Universidad de Camagüey, Dep. Estudios Socioculturales, Cuba. Año: 2005 (véanse www.monografias.com)
  • ALBERTO J. CARLOS, AIH. Actas III, 1968. La Avellaneda y la mujer. 188, StateUniversity of New York, Albany
  • SAID W. Edward, ORIENTALISMO, Pr. Juan Goytisolo,
Ed. DEBOLSILLO, España, 2ª Edición 2003
  • PASTOR, Brígida. Discurso de Gertrudis Gómez de Avellaneda: Identidad femenina y otredad. Murcia, España  en “Cuadernos de América sin nombre”,  2002 (véanse ©CEMHAL)
SITIOS WEB:
  • http://www.cubaliteraria.com/autor/ggomez_avellaneda/valoraciones.htm
  • http://www.damisela.com/literatura/pais/cuba/autores/avellaneda/
  • Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation.
  • http://www.cubaliteraria.com/autor/ggomez_avellaneda/autobiografia.htm
  • http://www.monografias.com/trabajos32/literatura-cubana/literatura-cubana.shtml
  • http://laperegrinamagazine.homestead.com/Gertrudis_Gomez_de_Avellaneda.html

 

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2 comentarios

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Por birkenstock like sandals el día 12/07/2016 a las 08:16. Responder #

Comparto el estreno del telefilme Sab que nunca fue exhibido en los cines de Cuba. Saludos.

Por Karyon Kuma el día 06/10/2013 a las 09:26. Responder #

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