Algunas ideas expuestas en el presente artículo fueron presentadas y debatidas en el Primer Congreso Internacional de Lenguas y Literaturas Indoamericanas y en las XII Jornadas de Lengua y Literatura Mapuche. Universidad de la Frontera. Temuco. Chile. 2006.
Palabras claves: Interculturalidad / Teoría del Discurso / Hermenéutica / Semiótica
Resumen:
El análisis hermenéutico y semiótico del discurso que se visualiza en el fenómeno de la interacción social existente en las relaciones conflictivas entre el pueblo mapuche y los miembros de la sociedad chilena que no pertenecen al mencionado grupo étnico, nos permite identificar una representación del mundo indígena, particularmente del pueblo mapuche, construida sobre la base de elementos de significación discriminatorios que producen una representación textual de intolerancia acerca del movimiento indígena que es vinculado con implicaciones de carácter negativo para el desarrollo del país y donde las manifestaciones públicas de diversa índole, llevadas a cabo por un sujeto o colectivo que representa a la cultura mapuche, se clasifican como delitos que atentan contra el orden socioeconómico establecido para el bienestar del pueblo chileno.
De este modo, las representaciones sociales del discurso político y mediático, centradas en la diversidad, gestan un sistema ordenado de referencia dominante que pretende otorgar un sentido homogéneo al mundo social para instaurar nuevas categorías acerca de la realidad indígena en Chile, lo que conlleva, desde una perspectiva hermenéutica y semiótica, una ultrasimplificación sígnica del conflicto intercultural como mecanismo productor de esquemas interpretativos capaces de facilitar al colectivo dominante la distinción entre el » Nosotros» y los «Otros».
El análisis hermenéutico y semiótico del discurso que se circunscribe al fenómeno de la interacción social existente en las relaciones conflictivas entre el pueblo mapuche y los miembros de la sociedad chilena que no pertenecen al mencionado grupo étnico, permite abordar la noción de discurso como una producción social que forma parte de un proceso donde se interrelacionan diversos grupos sociales para el intercambio/confrontación de sus realidades consolidadas a través de las concepciones preexistentes como cultura.
Como tal, la hermenéutica en comunión con la semiótica, permiten al investigador observar el discurso como acción social ejecutada por los grupos de poder para llevar a cabo una descontextualización de los acontecimientos que se enmarcan en el conflicto intercultural, como paso previo a la resemantización discursiva por medio de la aplicación e imposición de códigos en una comunidad interpretativa, lo que, posiblemente, permitiría la disminución de los procesos de significación polisémicos en el marco de una interpretación estocástica como producto de una multiplicidad de alternativas a nivel pragmático en el ámbito del discurso público.
Además, los aportes teóricos que se generan a partir de esta sinergia interdisciplinaria repercuten en una comprensión del fenómeno desde la lógica del“Otro” en relación con el orden cultural dominante y la perspectiva que se asume en el presente artículo, logra darnos una aproximación descriptiva para la evaluación de los variados eventos y discursos constituyentes del conflicto intercultural que son vistos como problemas sociales capaces de desfragmentar el campo de significación colectivo para institucionalizar un sentido común sobre la base de códigos dominantes pero no compartidos por los miembros de la cultura minoritaria.
Por lo tanto, es posible observar que en esta relación intercultural se producen una gran cantidad de discursos por parte de las autoridades del gobierno y de los diversos actores políticos de relevancia nacional que representan a la sociedad mayoritaria y por las nuevas generaciones de líderes mapuches que han gestado un nuevo ciclo reivindicativo de este pueblo, a partir del cambio en las relaciones con los poderes y miembros del Estado de Chile.
Por consiguiente, es factible observar que el discurso para la prensa y el discurso político, como tipos de discursos que conforman el discurso público, se generan dentro del marco de categorías ajenas a la cultura indígena, lo que conlleva a la constante interacción textual de carácter conflictiva con los discursos que surgen desde el colectivo dominante.
Sin duda, el conflicto intercultural existente entre los mapuches y la sociedad chilena ha desencadenado una serie de acciones sociales que se enmarcan dentro del sistema político, económico y social del país. Así, los discursos que corresponden a la cultura minoritaria y que son producidos por las organizaciones mapuches, buscan plasmar sus demandas ancestrales, como es el caso del derecho a las tierras, reafirmar su identidad como pueblo indígena y dar a conocer a la opinión pública su descontento por la marginación a la que han sido sometidos por la sociedad mayoritaria.
Sin embargo, debemos tener absoluta claridad que el discurso generado en las relaciones interculturales no está únicamente constituido por un conjunto determinado de proposiciones que se sustentan en abstracciones complejas de sentido sino que, además, éste se conforma a partir de una secuencia – a modo de efecto dominó – de acciones civiles en el marco de la interacción discursiva generada tanto por el sujeto como por el colectivo de ambos círculos sociales. Es decir, que sobre la base de las relaciones conflictivas entre diversas culturales, hay un inevitable contacto a través del mutuo afectarse.
Asimismo, al observar la interacción textual que se produce en el conflicto intercultural entre la sociedad chilena y el pueblo mapuche, se puede identificar la presencia mayoritaria de elementos propios de la cultura dominante en los respectivos discursos, lo que tiene por finalidad poner de manifiesto la acción inherente de los grupos de poder a partir de los significados subyacentes en todo discurso intercultural y que dan cuenta del control aplicado por el sistema político-económico dominante, donde la figura “activo-consensuador” de los agentes políticos y mediáticos de la sociedad mayoritaria buscan definir un marco referencial óptimo para la acción comunicativa intercultural. Al mismo tiempo, los discursos tanto políticos como mediáticos traen como consecuencia la producción de una otredad que se entiende como el “activo-subversivo” que jamás – desde la lógica del discurso público dominante – podrá ser imaginado desde un punto de referencia histórico-trascendental sino mas bien mediático-simulado, lo que fortalece la discriminación de toda cultura-indígena y justifica el accionar de los agentes dominantes para dar paso a un proceso de asimilación cultural por medio de políticas públicas descontextualizadas a partir de una falta de entendimiento sobre los elementos que forman parte de las diversas comunidades indígenas.
Lo anterior, nos permite establecer – desde una perspectiva tanto hermenéutica como semiótica – que en el marco de las relaciones discursivas interculturales, la representación del mundo indígena, particularmente del pueblo mapuche, ha sido construida sobre la base de elementos de significación discriminatorios que producen una representación textual de intolerancia acerca del movimiento indígena que es vinculado con implicaciones de carácter negativo para el desarrollo del país y donde las manifestaciones públicas de diversa índole, llevadas a cabo por un sujeto o colectivo que representa a la cultura mapuche, se clasifican como delitos que atentan contra el orden socioeconómico establecido para el bienestar del pueblo chileno.
De este modo, las representaciones discursivas, centradas en la diversidad, gestan un sistema ordenado de referencia dominante que pretende otorgar un sentido homogéneo al mundo social para instaurar nuevas categorías acerca de la realidad indígena en Chile, lo que conlleva, desde una perspectiva hermenéutica y semiótica, una ultrasimplificación sígnica del conflicto intercultural como mecanismo productor de esquemas interpretativos capaces de facilitar al colectivo dominante la distinción entre el “Nosotros” y los “Otros”.
Por ello, es factible observar en los discursos políticos y mediáticos producidos por el colectivo dominante que la representación del mundo indígena se desarrolla por medio de sistemas semióticos capaces de construir una imagen sígnica distorsionada de la realidad donde la dimensión ultrasimplificadora de la representación social impone – desde las ideas planteadas por Lefenbvre (1983) – la presencia identitaria incorrecta en ausencia del objeto que se advierte. Esto quiere decir, que el discurso sobre el conflicto indígena asienta su mímesis o representación del Otro sobre la justificación histórica transcendental que se vincula con el sentido que se adscribe a las relaciones triádicas entre progreso-desarrollo-nación versus diversidad-diferencia-indígena.
El vínculo indicado presenta una oposición enraizada en lo que Barthes (1997) describe como los niveles de significación que se enmarcan en los diversos contextos donde interactúan los colectivos de cada cultura, por ende un signo presente en el acto comunicativo intercultural puede constituirse en el significante de un nuevo signo derivado del primer nivel de significación en la medida en que significa algo (significado), sobre algo (referente) de alguien (emisor) y para alguien (destinatario).
Este fenómeno que ha sido estudiado durante años en el campo de la semiótica y en unión con las ideas planteadas por Gadamer y Lotman, nos permitirá comprender que en los discursos emitidos por la sociedad mayoritaria en el marco del conflicto intercultural, no se contempla una preocupación evidente por los códigos culturales inherentes a toda acción comunicativa, lo que trae como consecuencia una deformación del texto en el plano del contenido a la hora de ser interpretado por un receptor incapaz de identificar la presencia de una determinada “memoria común”(Lotman, 1996). En este sentido, al tomar nociones hermenéuticas y semióticas para establecer un marco de comprensión, es posible desarrollar una relación directa con la idea de discurso que se genera en toda relación intercultural y entender que el denominado acontecimiento sígnico se sustenta en la existencia de una conciencia histórica múltiple que implica el hacer consciente los propios prejuicios y estereotipos a través del contacto que se gesta por medio del diálogo entre los“Otros” y “Nosotros”. Por ende, la acción hermenéutica en conjunto con la semiótica, nos ayudan a identificar aquellos patrones de lectura dominantes que son establecidos por la sociedad en pro de un orden institucionalizado que legitima las decisiones políticas y prácticas discursivas de las elites como mecanismo coercitivo textual que oprime el nivel connotativo del discurso por medio de la ideología que desarma y fija una nueva significación a los signos organizados en el cuerpo del discurso que fortalece el conjunto organizado de creencias compartidas en una comunidad por la complementariedad intertextual que existe con el discurso público dominante.
Ahora, la ideología que modifica el discurso público en el ámbito intercultural tiene la facultad de categorizar al colectivo indígena sobre la base de creencias compartidas socioculturalmente en los grupos dominantes, lo que genera que todas las acciones civiles que ejecutan los actores legitimados por las comunidades indígenas sean vistas como un acto subversivo asociado a eventos terroristas que atentan contra el Estado de Derecho responsable de la convivencia armónica entre personas civilizadas y, por el contrario, se excluye toda referencia a la manifestación étnica como una respuesta socialmente aceptada por la lógica del funcionamiento democrático contra la discriminación, falta de participación ciudadana, ausencia de representación política, aumento de la pobreza, inexistencia de reconocimiento cultural y, por sobre todo, ausencia de políticas públicas claras en torno a la integración con equidad que sea contraria a la imposición de una asimilación cultural, usurpación de sus bienes simbólicos y desigualdad en sus derechos ciudadanos.
De esta manera, es factible considerar al discurso público dominante como legitimador de ideologías hegemónicas, ya que instaura normas y valores para cada grupo social. Pero, a su vez contempla un proceso complementario donde la legitimación de “Nosotros” busca deslegitimar a los “Otros”, es decir, que en el conflicto intercultural ésta se considera como una estrategia discursiva utilizada por los grupos de poder para producir un deterioro social de las demás ideologías presente en el campo de la diversidad.
Además, el discurso que producen las instituciones dominantes tiende, en la mayoría de los casos y de manera sutil, a ejercer una deslegitimación que se fortalece con la acción de los medios de comunicación que difunden las normas y los valores considerados correctos y cierran los espacios de cobertura mediática para las opiniones de los grupos que se desvían de las normas hegemónicas, produciéndose una homogeneidad significativa de unidades de sentido que promueven la invisibilidad de la diferencia como elemento clave en el proceso de exclusión ciudadana (Hopenhayn, 2005).
Lo anterior, tiene directa relación con el fenómeno identificado por Hopenhayn como “Negación del Otro”:
“El excluido de todos los beneficios de la modernidad ha sido por mucho tiempo el privado de los derechos ciudadanos. El blanco – primero conquistador, luego colonizador, luego patrón de fundo o dirigente republicano – estableció la diferencia y, al mismo tiempo, la jerarquía en la diferencia. Convertido en juez y parte, dispuso una jerarquía de derechos que por mucho tiempo estuvo correlacionado con el color de la piel, el género, los códigos culturales y al propiedad sobre el trabajo y el capital” (2005: 241) .
Entramos así en la comprensión de una modernidad dependiente de los centro de poder y en consecuencia construida sobre el margen, donde se observa que el sistema social y cultural de los sujetos o colectivos que interactúan discursivamente se organiza sobre la base de un sistema de significaciones que se genera a partir de las experiencias individuales o grupales, como consecuencia del proceso comunicativo presente en el intercambio de múltiples discursos insertos en el plano sociocultural. Por lo tanto, se reafirma que el lenguaje es un instrumento que los individuos utilizan para representar los significados por medio del acto comunicativo y, al tomar en cuenta estos significados, se constituye el plano del contenido conformador de los discursos.
Sin embargo, el discurso público en el marco de la situación mapuche en Chile, no busca la codificación del texto para que el sentido sea captado e interpretado correctamente por el “Otro”, sino más bien utiliza códigos dominantes como mecanismo para llenar de un sentido favorable las ideas que se expresan en el campo del conflicto intercultural y, de esta manera, el codificador quiere reforzar el alcance explicatorio, la credibilidad y efectividad del sentido que está tratando de dar a los acontecimientos para ganar el consentimiento del receptor y evitar que el sujeto-decodificador ejerza su propia modalidad de interpretar – quizás – desfavorablemente el discurso (Hall, 1981).
Así el discurso debe visualizarse como un intercambio social de sentido entre sujetos y colectivos que se relacionan a partir de conflictos interculturales desencadenados por la diferencia, resistencia, apropiación e imposición de elementos culturales ajenos al colectivo dominado (Bonfill, 1989). Por lo que es factible asumir que el discurso es usado, en el caso de las relaciones interculturales, como acción persuasiva en la interacción discursiva entre los individuos o grupos que tienen diferentes marcos de referencia o experiencias de vida.
Tras esta observación en el marco de los diversos estudios realizados en el campo de la interculturalidad, es importante recalcar que la comunicación intercultural no busca explicar una cultura o de comparar dos culturas, sino que trata de analizar el proceso de comunicación entre personas pertenecientes a culturas distintas y es probable que en este escenario se den contextos de recepción dispares que no tengan relación con el contexto de producción del mensaje. Debido a ello la interculturalidad precisa abordarse desde una perspectiva tanto hermenéutica como semiótica que busque comprender la lógica funcional de cada cultura a partir de su propio universo simbólico y en relación con “Otros”.
En consecuencia, el problema que surge en las relaciones interculturales no es que los sujetos al interactuar hagan un uso del discurso, sino que simplemente las lógicas de poder en el marco de la construcción de discursos y la interpretación que se lleva a cabo, se hace a partir de otros criterios vinculados a fenómenos como el etnocentrismo, racismo, discriminación, estereotipos negativos y exclusión social del “Otro”.
Por consiguiente, a partir de las ideas expuestas se apela por una aproximación al conflicto intercultural a partir de los lineamientos teóricos propuestos por la hermenéutica y la semiótica, a modo de entender el conflicto asimétrico que se visualiza con mayor fuerza entre la sociedad chilena y el pueblo mapuche. De esta manera, los avances teóricos y prácticos en materia de estudios interculturales, permitirán generar un proceso unitario de comprensión, interpretación y aplicación, que asienta el entendimiento de los textos a modo de evidenciar las representaciones negativas que los diversos discursos dominantes proyectan y, a diferencia de los supuestos engendrados por la cultura dominante, tomar al lenguaje y el contexto como una condición previa en la creación de un texto que se centra en la perspectiva de la alteridad y del texto mismo, como un elemento que intercede en el proceso de comprensión.
Bibliografía
Barthes, R. (1997). Mitologías. Madrid: Siglo Veintiuno.
Bonfill, G. (1989). La teoría del control cultural en el estudio de procesos étnicos. Arisana, Nº 10, Caracas, Venezuela.
Gadamer, H. (1997). Verdad y Método I. Salamanca: Ediciones Sígueme.
Gadamer, H. (1998). Verdad y Método II. Salamanca: Ediciones Sígueme.
Hall, S (1981). La cultura, los medios de comunicación y el efecto ideológico. En Curran, J (ed.), Sociedad y comunicación de masas. México: Fondo de Cultura Económica.
Hopenhayn, M. (2005). América Latina desigual y descentrada. Buenos Aires: Norma.
Lefenbvre, H. (1983). La presencia y la ausencia. Contribución a la teoría de las representaciones. México: Fondo de Cultura Económica.
Lotman, I. (1996). La semiosfera I. Semiótica de la cultura y del texto. Madrid: Cátedra.
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