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Juegos mentales. La pintura según Ignacio Gumucio.

por Joris Escher
Artículo publicado el 20/04/2006

Texto sobre la muestra Golden Year («Año dorado») del pintor chileno Ignacio Gumucio en Canvas International Art, Amstelveen, Holanda. 21 de enero-11 de febrero de 2006.

 

Je chante pour passer le temps, el poema de Louis Aragon parece haber sido escrito para Ignacio Gumucio, que pinta para pasar el tiempo, pero si alguien piensa que no toma en serio su arte, está muy equivocado. Sacarse de encima el aburrimiento es un asunto serio, especialmente cuando se dedica la vida entera a ello, como hace este artista multifacético. Gumucio está permanentemente inventando nuevas estrategias para seducir y despistar tanto al espectador como a sí mismo.

Felizmente estas páginas no pretenden explicar por completo la exposición Golden Year: el trabajo de Gumucio es demasiado complejo y rico como para pretenderlo y existen demasiadas maneras de acercarse a él. Lo que propongo es un breve viaje al mundo de juegos mentales y experimentos del artista. El texto está basado en una serie de entrevistas hechas en su taller del ex cuartel de bomberos donde funciona Canvas International Art, en Amstelveen.

Gumucio necesita entretenerse mientras trabaja y, más tarde, entretener al que mira sus obras. Hay un punto de natural reciprocidad entre creador y espectador. Y aun cuando el placer de uno y otro es distinto, ambos provienen de la misma fuente: la no aceptación de que la realidad tangible es la única realidad. El dilema de Gumucio es que él mismo es a la vez creador y observador, lo que hace necesario que invente nuevas estrategias para distraerse. El artista considera que si una pintura se conoce hasta sus últimos detalles – qué materiales y cómo se utilizaron, qué resultó bien y qué no – resulta tremendamente aburrida. El artista deja de disfrutar con su trabajo. Pero,para él este dilema no es «problemático». Algo que hace a Ignacio Gumucio un caso bastante único en el arte contemporáneo, es que para él los problemas en el arte no existen. «¿Cuál es el problema? Es solamente arte». Al mismo tiempo, el arte para él es la única manera de no morirse de aburrimiento.

Gumucio utiliza un par de estrategias sicológicas y técnicas. Conocer totalmente una pintura es aburrido, pero practicar y practicar para dominar plenamente una técnica es igualmente aburrido. El artista se mueve entre la experimentación y la obra maestra. Y en algún momento del trabajo pierde interés en la pintura que está haciendo porque toma demasiado tiempo, exige mucha repetición, se complica, le falta vivacidad o simplemente porque su producción se está haciendo demasiado cara. Esta situación lo obliga a inventar una nueva técnica que le permita componer la representación de una manera más eficiente. Este mecanismo es el motor de todas sus innovaciones pictóricas.

Él mismo habla del «Elogio de la pereza». Pero esto hay que entenderlo como una prueba de su fina manera de burlarse de sí mismo. Parece mejor hablar de la urgencia de renovar el arte de la pintura por impaciencia y descontento con las técnicas existentes. Dicho sea de paso, Gumucio piensa que en ésto no está solo y que son muchos los artistas que utilizan este mecanismo. Para él la pintura es un asunto de excepciones, de imposibilidades, de rodeos e imperfecciones. Ahí es donde se encuentran la belleza y el placer.

La imagen-memoria.
Pero volvamos un paso atrás. El arte de Gumucio comienza generalmente con el deseo de recuperar una imagen de su memoria. Una imagen que lo moviliza. Pero no se trata solamente de la imagen sino de la memoria como un todo. La fotografía es insuficiente para representar la imagen-memoria. Aquí se hace evidente la necesidad de la pintura. Pero,pintar siguiendo la perspectiva albertiana clásica con un punto de fuga tampoco es suficiente.La imagen-memoria es una Gestalt que incluye olor, sonido, sabor y materiales tangibles. Es más grande y muestra detalles en lugares insospechados. Detalles que desaparecerían en un espacio lógico albertiano. Esta es la razón por la que una imagen se puede percibir como «consistente» aun cuando ignore las leyes ópticas y físicas.

Para Gumucio, la representación precisa de la imagen-memoria ha sido un campo de interés durante años. En las series de Golden Year el pintor muestra una solución ya utilizada antes. Las pinturas tienen una perspectiva inusual, con muchos puntos de fuga que piden especial atención a los detalles, pero no se trata de una torción ingenua de la perspectiva sino de una manera muy bien pensada de hacer que la imagen sea panorámica y esté a la vez llena de detalles. Este modo de representación ha jugado un rol en la pintura desde el Renacimiento. Las bellas distorsiones de la perspectiva en Zielenvisserij («Pesca de almas»)del holandés Ardriaen van de Venne, por ejemplo, muestra cómo una obra con varios puntos ópticos puede ser todavía espacialmente consistente. David Hockney, en suPearlblossom Highway (1986)- un paisaje construido con más de mil fotografías de detalles del mismo paisaje – muestra el mismo fenómeno in extremis. El mismo Hockney, en su libro Secret Knowledge (2002, Thames & Hudson) ha probado que la utilización de instrumentos ópticos en pintura ha contribuido a la creación del espacio «intuitivo», al entregar detalles nítidos que aparecen de manera ilógica en el espacio representado.

Reconocimiento de la imagen.
A Gumucio no siempre le resulta bien la representación de la imagen-memoria en sus pinturas. Cuando lo consigue lo considera un descubrimiento, algo más cercano a la casualidad que a una misión cumplida. La imagen-ha-ser-pintada se manifiesta a sí misma mediante la pintura y el pintor la reconoce. Y, sobre todo, no se trata de algo personal. Es algo común a todos nosotros, sostiene el artista, simplemente porque la memoria trabaja con imágenes. Con su habitual tendencia a burlarse de sí mismo, el artista llama a este hecho «el elemento cristiano» de su trabajo. La pintura le permite recuperar algo del paraíso o, si se quiere, de las imágenes arquetípicas. Aquí lo esencial es el permanente juego de observar y hacer. El ojo que crea es distinto del ojo que juzga el producto. Este es es el sino de todo pintor. La manera de eliminar la distancia entre el ojo que crea y el que juzga es, mientras se pinta, ubicarse en un estado mental no demasiado consciente.

Jugando a las escondidas consigo mismo.
Por lo dicho podría creerse que Ignacio Gumucio utiliza un sistema de trabajo, pero lo cierto es lo contrario. El artista dice que ha creado un «anti-sistema». Normalmente pinta cinco cuadros a la vez. Cuando en una pintura no encuentra la solución para seguir adelante, la abandona. No es raro que una pintura quede almacenada durante meses. Gumucio la retoma cuando ha olvidado su intención inicial. En el comienzo de su carrera, alrededor de 1995, Gumucio utilizaba las pinturas de otros como base de las suyas. Pinturas encontradas en mercados o en la basura. Gumucio no es un artista preocupado por «lo nuevo»: para él todo lo que hacemos está fundado en algo ya sabido.

Gumucio descubrió esta manera de trabajar mientras daba lecciones de pintura a señoras mayores. Sus alumnas le pedían consejos y él terminaba tomando el pincel y pintando encima de lo que ellas estaban haciendo. La fotocopia le permite igualmente trabajar con formas ya existentes. Visualmente, la fotocopia se puede ubicar entre la fotografía y la pintura. Gumucio extrae la pintura de la fotografía a través de este recurso de copiado que transforma la imagen de brillante en opaca, ablanda las líneas de la fotografía dejando a la vista estructuras visuales nuevas y produce marcas más suaves que las de sus propios dibujos. Además la fotocopia es impredecible: lo «pinturesco» de la imagen depende de la calidad de la máquina copiadora. Virtualmente, este recurso técnico tiene todo lo necesario para evitar el aburrimiento y hacer divertido el trabajo del pintor. En sus obras Gumucio muestra también cómo la fotocopia facilita sorpresivos juegos con la perspectiva y las proporciones.

Pintura en un soporte transparente, inversión de la técnica pictórica.
Otra de las fuentes de diversión de Gumucio es la pintura en soportes transparentes, a la que llegó mientras enseñaba a alumnos de arte de segundo año en la universidad. Ese año los estudiantes deben tomar conciencia de lo que han hecho hasta ese momento de manera más bien intuitiva. Gumucio encontró la manera de analizar la técnica pictórica. Normalmente una pintura se hace comenzando por el fondo, avanzando desde lo general hacia los detalles. Mediante la pintura en la cara contraria de un soporte transparente como el vidrio, se opera de manera inversa. El pintor debe comenzar por los detalles, que luego van quedando cubiertos por los elementos de fondo. A medida que avanza la obra, los detalles se van haciendo invisibles y la relación con la pintura deviene cerebral, el artista pinta a ciegas.

Esta manera de trabajar ofrece muchas ventajas a Ignacio Gumucio. En primer lugar está llena de sorpresas y no aburre. En el caso de la pintura más grande en plexi glass exhibida en Golden Year (In the Garden, óleo en plexi glass transparente, 205 x 610 cm) era imposible darla vuelta regularmente para ver los avances, de manera que el artista debía imaginar lo que iba sucediendo. Por lo mismo, el giro y la mirada por el lado que verá el espectador es emocionante. En el período previo a esta exposición, al girar una pintura en vidrio quedó en evidencia que el fondo era demasiado oscuro, por lo que se perdía el necesario contraste con los detalles. La decepción de Gumucio fue absoluta. Una enorme cantidad de trabajo para nada. Pero, el fracaso es parte de la apuesta, y a partir de un caso como éste el artista puede plantearse el abandono de una técnica o su perfeccionamiento.

Otra ventaja de esta manera de trabajar es que, tal como sucede con las fotocopias, el dibujo no es necesario. El objeto pintado se puede poner bajo el vidrio, los colores y las formas pueden ser analizados y remanipulados al otro lado de la pintura. Una especie de calco con pintura. El fondo transparente ofrece puntos de conexión directa con los materiales, puentes inmediatos para la traducción de la realidad cotidiana en la realidad de la pintura.

A Gumucio le agrada la relación directa con la realidad que resulta de este modo de trabajo. La perspectiva que se crea es la de un scanner. No hay aquí perspectiva óptica propia de la «camera obscura», con un primer plano nítido y un fondo que se desvanece. No hay jerarquías entre los elementos representados. Todo tiene un peso equivalente. El resultado es milagrosamente sencillo y espectacular al mismo tiempo. Además, Gumucio se comenzó a sentir como un jardinero, y no lo pasaba mal.

Pintar es traducir.
Gumucio traduce realidad en pintura, mediante las pinturas de otros, fotocopias, soportes transparentes o desde la memoria. En una exposición anterior (Visual Inventions, Canvas Internacional Art, 2000)utilizó también traducciones «literales» como laca para madera para representar un suelo o té verde para pintar un césped. En las obras más pequeñas exhibidas en Golden Year hay todavía huellas de este tipo de efectos, que el artista llama «traducciones estúpidas».

La búsqueda de una representación precisa y eficiente de imágenes arquetípicas ha llevado a Ignacio Gumucio a estos experimentos de traducción. La utilización de soportes alternativos es parte del proceso. Además del plexi glass, en Golden Year el artista ha utilizado con éxito una alfombra y un felpudo para recrear la obra Het laandtje van Middelharnis (1689) de Meindert Hobbema, uno de los clásicos del paisaje holandés. El color y la textura de la alfombra dan profundidad a la obra y abren espacio a la imaginación. Además, la pintura ha sido hecha «en negativo» para dejar que el soporte sugiera lo representado y que la pintura sólo indique el contraste.

El paisaje es la consecuencia y el medio.
Después de todo, el paisaje no es el tema de la exposición Golden Year sino la consecuencia y el medio. El artista considera que el paisaje no pertenece a la naturaleza sino al arte. El trabajo de Gumucio no se origina en la naturaleza sino en el estudio, con luz artificial. Nuestra memoria está ligada a lugares. Por lo mismo, el paisaje, interior o exterior, es su representación más evidente. La curiosidad de Gumucio por la perspectiva lo conduce al uso de espacios y por lo mismo al paisaje. El soporte transparente, que invita a la repetición y la representación detallada, sugiere la utilización de materias naturales y su consecuencia es el paisaje. Incluso las alfombras, por su color y textura, se prestan bien para pintar un paisaje.

El paisaje es el medio y ofrece espacio para todos los experimentos sicológicos y técnicos que Ignacio Gumucio realiza consigo mismo, el espectador y la imagen. El artista utiliza el paisaje para ampliar los límites de la pintura.

Pinturas chilenas, todavía.
Gumucio habla de las pinturas de Golden Year como «todavía chilenas». Su estadía en Holanda lo ha llevado a clasificar los experimentos de los últimos 5 años y entregar un resumen de los que han sobrevivido este proceso. La muestra en Canvas International Art es el resultado y abre espacio a nuevos experimentos «holandeses» de Ignacio Gumucio.

Traducción del inglés: Ricardo Cuadros
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