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REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
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Una promesa de eternidad. Reflexiones acerca de la obra de Gunter Von Hagens.

por Carlos Alberto Benavente
Artículo publicado el 08/11/2007

Resumen
El siguiente trabajo intenta abordar la curiosa categoría en la que se desenvuelve la obra anatómica de Gunter Von Hagens y a su vez, intentar explorar esa extraña relación surgida entre el artista y quienes donan sus cuerpos para finalmente convertirse en esculturas plastinadas.

Abstract
The following work tries to approach the peculiar category in which the anatomical work of Gunter Von Hagens develops as well and, to try to explore that strange relation arisen between the artist and who donate their bodies finally to become plastinated sculptures.

Palabras clave/ Key Words: Plastinación, eternidad, escultura, anatomía / Plastination, eternity, sculpture, anatomy

Una atávica obsesión
Habría que retrotraerse a los tiempos primitivos para entender una obsesión que vuelve y se transfigura con el tiempo. Habría que ver el rostro del primer hombre que presenció la muerte de uno de sus semejantes e imaginarse el efecto que provocó en su mente el fenómeno de la putrefacción. Todo esto habrá que sopesar para comprender la fascinación del hombre por la muerte y actualmente por su única materialización posible: el cadáver. El cadáver revela aspectos desconocidos y chocantes de la vida a través del cuerpo. Como si ese más allá solo pudiera comunicarse de esta forma, surgiendo desde el interior del hombre, abriéndose paso a través de él, descomponiendo sus órganos, mostrándole un camino que por efectos encontrados sería también el de su protección (1). Indudablemente, la desaparición del cuerpo terminaría zanjando muchas cosas, tanto la debilidad de la carne como su mortalidad más absoluta; Tanto la posibilidad de herir o matar, o escarnecer el cuerpo más allá de la muerte. De este primer momento surgirían los más diversos tabúes, como a su vez los más repugnantes indicios de criminalidad y «abyección» primitiva como son los sacrificios, el canibalismo y la mutilación. El cuerpo también era una imagen del mundo, que revelaría muchos secretos acerca de la muerte, como las señales enquistadas en el organismo en sus instantes postreros. Estas señales sin duda despertaron apetitos de todo tipo. Desde el médico que buscó evitar y explicar este terrible desenlace, hasta quienes visualizaron en el organismo los aspectos de una maravillosa maquinaria.

La anatomía fue desde su origen una fascinación para la comunidad científica y espíritus inquietos en general. Subsidiaria posiblemente de castas sacerdotales doblemente conscientes de la interioridad del hombre gracias a los sacrificios, desde siempre ha sido una barrera cultural a superar. Prácticamente siempre han coincidido sus hallazgos con escalamientos culturales, lo que vendría a confirmar el umbral nuevo bajo el cual estaría siendo tratado el cuerpo en la actualidad. Sus primeros vestigios son rastreables hasta la época de oro de Alejandría. Galeno e Hipócrates darían forma a estos vagos conocimientos algunos siglos más tarde experimentando por primera vez con cadáveres animales. Luego la anatomía no reaparecerá hasta el siglo X y XI, traída por los árabes hasta Europa. La anatomía terminaría por expandir definitivamente su existencia en diversas escuelas médicas a través de una lengua: el latín. Sin embargo, el escenario que presenció su expansión fue el oscuro y religioso de la edad media, quien vio en esta «ciencia maldita» más que un camino de conocimiento, la metáfora y confirmación de todos sus dogmas y aprehensiones. Sin embargo, lo que en un principio fue la representación de la armonía del mundo y de la bondad del creador se transformó en una barrera que impedía deslizar ideas más avanzadas que veían en el cuerpo una fuente mucho más poderosa de cambios no tan solo del ámbito del conocimiento sino que del ámbito cultural y cosmológico. El renacimiento rescató al cuerpo del cajón en el que estaba para convertirlo posteriormente en la medida de todas las cosas, igualando prácticamente en importancia la exploración del organismo con la exploración del mundo. Es más, su estudio fue indispensable para muchos adelantados que ya en esa época creían posible la fusión entre arte y ciencia. Vesalio por ejemplo, para sus demostraciones prácticas de anatomía él mismo hacia sus disecciones, en lugar de confiárselas a un cirujano; Leonardo a su vez, hacía disecciones de cadáveres en su taller por la noche, de estas experiencias surgirían sus innumerables dibujos y estudios anatómicos. También es conocido el fervor con que Miguel Ángel anatomizaba sus cadáveres, clavándoles una vela en el ombligo para así poder estudiarlos durante la noche. De este renacer espiritual dice ser partícipe Gunter Von Hagens, quien abocó toda su genialidad y juventud en pos de un solo objetivo que en su caso resultó ser un renovado y espectacular método de momificación: La Plastinación.

Plastinación
Gunter von Hagens, comenzó sus estudios médicos en la universidad de Jena el año 1965 y los vio suspendidos al caer preso por protestar contra la invasión soviética en Checoslovaquia; cuando salió libre ingresó a la universidad de Lubeck, donde finalizaría sus estudios el año 1973. En 1974 recibe su licencia para practicar medicina antes de trasladarse a la universidad de Heidelberg donde realizará su tesis doctoral el año 1975. El año 1976 lo pasará como residente del instituto de patología y de anatomía en Heidelberg. En este último, un año más tarde, Hagens logrará concretar la invención que lo haría rico y famoso: la plastinación. Esta técnica consiste básicamente en la sustitución de los líquidos corporales (agua y lípidos), a través del intercambio vía arterial de la sangre por sustancias de resinas elásticas (polímeros reactivos), para que los cuerpos vuelvan a tener su textura y color aparentemente normal. Las ventajas que se pueden obtener de la plastinación son variadas, entre ellas: la posibilidad de mantener al espécimen seco, con volumen y forma naturales; así como también conservar en él una textura y coloración muy aproximadas a lo normal, sin el gran inconveniente de malos olores propio de los conservadores convencionales. Sumado a todo esto: la comodidad del manejo manual de las piezas y la resistencia de los cuerpos al tacto. La técnica permite que el cuerpo, al que anteriormente se le ha extraído la piel y se le ha quitado todo rastro de olor, mantenga suficiente elasticidad como para mantenerse de pie o adaptarse a las posiciones normales del cuerpo. Este invento significó como es evidente, un paso adelante en lo que respecta a la preservación del cuerpo. También, a su manera representó un campo nuevo de exploración para el arte. Es en suma, la actualización de antiguas ansias religiosas bajo un pathos muy distinto. Una macabra inclinación que solo podría darse en estos tiempos a través de la cadena conformada por la ciencia, la industria y la estética. Con esta técnica se ha hecho realizable el sueño de tantas culturas que vieron en la momificación la posibilidad de retener la corporalidad de los seres.

La momificación surgió de la creencia en un más allá que exigía para su ingreso un determinado cuidado del resto, del cadáver. Este cuerpo ya muerto necesariamente requeriría cierta asistencia hacia el otro mundo, un arreglo en conformidad con el nuevo medio al cual se vería expuesto. En este sentido, el cadáver no era un inservible sino que seguía siendo parte constitutiva de esa vida que terminada continuaría su ascenso en otra lugar a través de este ceremonial. La momificación, al menos en el antiguo Egipto, no era un ritual voluntario sino que una obligación ineludible al interior de su cultura. Si bien existían especialistas ésta en nada podía ser considerada una industria, tan solo era una preparación para ese paso llamado muerte. La momificación sacralizaba al cuerpo. En este sentido, dista mucho del contexto en el cual se desenvuelve con tanta libertad Gunter Von Hagens quien en parte se surte de la ambigüedad religiosa imperante, de entre otras incertezas y libertades. Solo un fenómeno como ese explicaría la entrega voluntaria de cuerpos con la cual abastece su industria de conservación mortuoria. En este aspecto, la industrialización es una suerte de perversión natural cuya raíz se encuentra en el campo mismo desde el cual surgió Hagens: la ciencia. Una perversión compartida que brota de la sociedad misma. De hecho, esta industria de la muerte puesta en marcha por Hagens no podría haber sido exitosa de no haber removido cierta fibra íntima que desencadenara cierta demanda. Esto explicaría muchas cosas con respecto a su obra, tanto la libertad en la cual su actividad se desenvuelve, como el éxito expositivo, al igual que su rendimiento económico.

Una herida abierta entre el arte y la ciencia
El sujeto por una extraña característica de la imaginación misma, tiende a fantasear su relación con lo asqueroso. Esta afirmación, hecha por Kant en su estética, parece ilustrar con lucidez insuperable los más descabellados fenómenos acaecidos al interior del arte actual. Al mismo tiempo instituye el concepto de asqueroso como un revulsivo para la imaginación, signándola bajo el cariz de lo perverso. No es de extrañar entonces la genialidad destructiva que tantos seres oscuros descubren en sí mismos al querer satisfacer sus necesidades insanas y los no tan oscuros también, al detonarse en su cerebro pensamientos que a ellos mismo sorprenden por su malignidad y perfección. Todo lo perverso está obligado a utilizar diversas máscaras que permitan su libre desarrollo. Posiblemente este intrincado itinerario sea el origen de toda creación. En este aspecto, el conocimiento mismo, subproducto de la imaginación, parece incubar en su interior curiosos y rebuscados mecanismos de relación con lo prohibido. Está demás decir que toda disciplina tiene su reverso o más claramente, una oscura posibilidad, que actúa como irresistible tentación. Este límite vislumbrado en cada parcela de conocimiento se ha manifestado de muchas maneras a lo largo del tiempo. Pensemos por ejemplo en la asombrosa genialidad con que el ser humano ha ideado los más variados tormentos a través de su historia. Pensemos en las bombas de destrucción masiva del recién pasado siglo y por qué no, en las vertientes de la ciencia actuales como son la experimentación con animales, las fertilizaciones in vitro y la clonación. Estas zonas limítrofes han coincidido con exploraciones igual de radicales pero en ámbitos distintos. En estos tiempos todo parece hacerse posible y contradictoriamente, en dos disciplinas tan distintas como son la ciencia y el arte, la exploración parece desarrollarse en el ámbito simbólico, no obstante, estar este simbolismo sumergido en la más repugnante de las materias: los restos humanos. De este paralelo la obra del doctor Von Hagens representa una curiosa síntesis, entre límites disciplinares y representacionales. Al igual como las diversas tendencias artísticas de los últimos 20 años han adoptados metodologías adquiridas de la ciencia y la medicina para representar con toda su atrocidad el fenómeno del anonadamiento, igualmente Hagens ha revestido sus descubrimientos de un barniz estético que los problematiza y embellece, que los expande. Esta retroalimentación se hace patente en el fenómeno del arte extremo aparecido en los últimos años e introduce el trabajo de Hagens en la problemática esfera artística contemporánea.

Korperwelten
La exhibición itinerante Korperwelten (mundos del cuerpo) fue estrenada en Japón el año 1995. La muestra, en la que Hagens pone en práctica su revolucionario método de conservación, constó de 200 especímenes humanos, incluyendo cuerpos enteros tanto como órganos individuales y cortes de cuerpo transversales.

Básicamente esas figuras plastinadas representan una fusión entre arte y ciencia. Copan recíprocamente dos ámbitos distintos de comprender y apreciar el mundo. La anatomía en este contexto marca un redescubrimiento del cuerpo dentro de un espectro no solo estético, sino cultural, pues cuestiona tanto el material como la utilización de la escultura, materializando de este modo la nueva ontología del cuerpo, productivizada por este tipo de artistas en su amenaza y destrucción. Esta dualidad representa un avance ostensible en ambas, este cruce también es lo que las hace tan repulsivas al mezclar al parecer paradigmas tan distintos. Hagens, conKorperwelten, le dio cuerpo a una obsesión que absorbió toda su juventud. Estos restos humanos ya estaban en su cabeza hace 30 años, formando parte de su paisaje mental. Este paisaje ahora busca hacerse cotidiano en los países que acogen su muestra. Esto no habría ocurrido si en parte la imagen del cuerpo en la actualidad no coincidiera con los sueños del joven anatomista alemán, es en este contexto donde toma sentido el nombre de la muestra » mundos del cuerpo «.

¿Esculturas? ¿Desnudos?
Como escultura, Korperwelten es partícipe de criterios totalmente nuevos. Desde un comienzo se hizo parte de un material completamente inédito y significativo. Este punto esencial en su estructura trastocó definitivamente todos los demás.

La escultura siempre buscó hacerse de materiales perdurables como la piedra, el mármol, el hierro. La escultura desde siempre fue hecha para perdurar en el tiempo. Quiso hacerse de ella lo único eterno al interior del arte. Este carácter la hizo pétrea y pesada identificándole prácticamente de por vida con conceptos y lugares determinados. Esto a su vez la hizo parte de un paisaje y de una historia, quién más que ella entonces para darle un significado específico al tiempo. Todas estas características hacen parecer a Korperwelten casi una fantasía, un producto surgido de una alucinación. Korperwelten utiliza un material imposible. Lo suyo es un material orgánico, detenido en su corruptibilidad. En este punto significa un avance en la conservación de los materiales, prácticamente inventa uno. También una tensión nueva que le otorga características específicas y sorprendentes a una actividad tradicional. Es como si se inyectara de sangre la materia, para poder modelarla.

La carne a su vez, tras el proceso de plastinación se transforma en un medio mucho más dúctil, más flexible. Hace del cuerpo una materia accesible al tratamiento estético representando en su modelado los infinitos matices de un organismo en constante transformación e interpretación. Esculturas son sin duda. Participan de cada una de sus partes constitutivas. Sin embargo, nos convierte a todos en una potencial efigie reverenciable al jugar con la inevitable dimensión especular con que estos especímenes devuelven la mirada. Esta calidad le otorga un poder mayor que supera su carácter estático, pues es una virtual proyección de quien observa, una malsana reflexión que obliga a interactuar con ese ser muerto suspendido en el espacio. De este cadáver nada se ha perdido, sin embargo, todos sus rasgos humanos se nos presentan como desconocidos. Eliminando piel, pelo, sudores, movimientos, olores, más parece el revés o el negativo del cuerpo. Es una oportunidad que el arte nos brinda para extrañarnos de nuestra propia corporalidad.

Estas momias desnudas están disfrutando de otra vida, de sus prebendas ceremoniales, de un viaje eterno que una medicina abyecta ha programado para ellas. Esta eternidad forzada es un juego que envuelve nuestra imaginación, intercomunicándonos con la mentalidad de Hagens y sus donantes. Esta dialéctica nos identifica con la perversión, pues no es más que un producto de este sentimiento todo lo que envuelve a estas esculturas desolladas. Es más, pareciera que de un momento a otro despertaran de su letargo para descuerarnos, en una especie de Memento mori furioso. De este nimbo macabro sin duda el principal responsable, es la ausencia de piel. Esta característica tan notoria y chocante podría ser perfectamente una interpelación al género del desnudo, cuyo tema central es la carne. Un ser humano sin piel se convierte automáticamente en un ser monstruoso que entra en una relación morbosa con el ambiente. La piel ausente ocasiona un choque con su entorno, es una metáfora cruenta de la debilidad y la dislocación. La carne sin su revestimiento no es más que sangre endurecida a merced del más insignificante estímulo externo. Es una imagen que proyecta dolor y espanto, que nos perturba y emparenta insólitamente con el instante postrero de la putrefacción. En este sentido, la «desnudez» de las esculturas de Hagens es más bien la ostentación de una herida abierta detenida estratégicamente. Para Hagens el miedo es parte indispensable de la propuesta, al igual que la presentación macabra de un futuro posible o inminente. En este caso, estos asépticos cadáveres se muestran como monstruos provistos de heridas abiertas, de llagas sanguinolentas que perturban y extrañan la comprensión de nuestro propio cuerpo. La carne a su vez, se presenta en toda su precariedad, como si fuera una quemadura reciente reproduciendo lo que ella misma inflige en el ojo del observador. Esta quemadura es el sello de Korperwelten. Es la huella con que toda literalidad llega al inconsciente. Es la forma abierta, la carnalidad suprema que desafía al deseo al impedirle tocar (2). Es la huella también con que esta vertiente nos presenta el problema del marco, pues la espeluznante apariencia de estos cuerpos sin piel entra en conflicto con los conceptos de interior y exterior. La piel en este contexto se nos presenta como un límite, como referente estabilizador y protector del cuerpo humano. La única unión posible con ese aire que parece estar secando llagas vivas. La misma función cumple el marco dentro del orden representacional. Ambas delimitan, ambas sancionan, ambas tienen el poder de conservar. Ambas también excluyen realidad.

El arte corporal simbólicamente declaró fenecidos los soportes externos, por eso su búsqueda se focalizó en el interior del último recurso disponible: la materia orgánica. El arte de Hagens participa también de esta búsqueda al situar como elemento visual el organismo. Sus esculturas son cuerpos vaciados, artificialmente contenidos; el paisaje creado: un cementerio de tumbas abiertas, obsceno, pornográfico. Hagens con la lucidez de un científico, ha manejado sin problemas un mundo frío y aterrador. Ha sido el único capaz de hacer de este movimiento una industria, un circuito, un mercado, sin apartarse un centímetro de sus postulados científicos y estéticos.

La literalidad de este movimiento, de la que Hagens es partícipe, es consustancial a una de las mayores aspiraciones del lenguaje visual. El arte nació siendo una actividad imitativa. Desde un principio aspiró llegar al realismo. Analizando a Hagens se nos hace comprensible ahora la peligrosidad de esta opción. Todo realismo estaba condenando a estrellarse con la realidad misma. Los postulados del realismo buscaron siempre hacer un objeto tanto del artista como del objeto representado. Vale decir, aislando las cosas de todo matiz subjetivo que enturbiara una correcta representación. El realismo necesita análisis y precisión para verter de una manera ilusoria la realidad. Esta es una contradicción interna insalvable ya que al acercarse a la realidad esta parece ir alejándose, signando al artista como una entidad inhumana, obsesionada con su desaparición. El realismo ha tenida las más diversas lecturas a lo largo del tiempo, desde la protesta política hasta la moralización. Siempre la fidelidad ha sido el factor determinante. L as inquietudes artísticas de Hagens cumplen con todos los requisitos que una objetividad a ultranza exige cumplir. El científico es un mago que domina la materia, mientras el artista es un artífice que la representa. Para la superación de este último es necesario recurrir al primero. De esta dualidad surgen respuestas para comprender la estética de Hagens quien por esta misma razón ha tenido un errático historial de declaraciones al respecto. Sin embargo, en un campo o en el otro, sus cadáveres embalsamados representan los lindes de un territorio inexplorado.

Cada disciplina posee horizontes por conocer, zonas enturbiadas por el desconocimiento. La tecnología de la cual Hagens es un ejemplo, representa una avanzada que suple a través de diversos dispositivos la precariedad de nuestros sentidos, demarcando al mismo tiempo las zonas problemáticas de la cultura. En este sentido, la tecnología es correlativa a nuestros deseos. Hagens podría ser muy bien una vanguardia. Sus detractores podrían ser muy bien las fuerzas inerciales que obstaculizan infaltablemente cada cambio. Las obras escultóricas de Hagens son una oportunidad para comprender las más recientes subversiones materiales y espirituales.

Voyerismo
1.- Las multitudes que han hecho de Korperwelten una de las muestras más exitosas del mundo ilustran una manera perversa de encontrarse consigo mismo. El arte es un espejo en que el observador se confronta y padece los avatares de su propia subjetividad. Esta subjetividad es secreta y personal, no obstante, comparte imaginarios y latencias subterráneas que solo el decoro no permite verificar. Multitudes como estas confirman cierta sensibilidad proclive a la degustación de la sangre. La presentación de la muestra, tan pulcra, tan perfecta, con la frialdad propia de quirófanos y hospitales, no hace más que facilitar un contacto que sería a parte de abyecto muy engorroso. Korperwelten es como un cementerio de tumbas verticales, tumbas profanadas que enfrentan con sus propios límites a sus espectadores. Hagens con sus especímenes no hace más que activar la pulsión necrófila que anida en nosotros y que seguramente proviene de tiempos remotos. El voyerismo, por cierto, es una perversión. Una perversión que aflora aun en la gente «normal», abriendo el camino al desdoblamiento y a la escisión de la conciencia. Este es el desdoblamiento que torna placentero e iluminador hasta lo más repulsivo y espeluznante.Korperwelten a su vez, demuestra el cómo los caminos de la economía y el marketing son capaces de trasladarlo todo, sin mancharse, sin comprometerse, haciendo solo como un intermediario de los deseos de los demás, facilitando el desarrollo de las más oscuras fantasías. En este sentido, no deberá extrañarnos que los museos o galerías que reciben a Korperwelten o en su defecto, la página web que lo promociona, participen como agencias de reclutamiento de cadáveres. El museo convertido en una agencia de este tipo no deja de ser interesante, pues evidencia una vez más esta problemática condición del cuerpo, que se divide en su redescubrimiento o en su depreciación. De alguna forma, esta muestra confirma el sesgo narcisista de una sociedad pero dificulta la visibilidad de este fenómeno. No concuerda la destrucción con la valorización. Tampoco concuerdan esas filas, sobre todo plagadas de adolescentes, buscando embarrarse en un paisaje sórdido y sangriento al interior de Korperwelten . El culto al cuerpo es un culto a su belleza intrínseca, a sus potencias vitales. Hagens sin embargo, lo exalta en toda su podredumbre, en toda su horrorosa fragmentación y disolución. ¿Un horror necesario? a la luz de una lectura catártica del arte tal vez sí, pero cabe preguntarse ¿puede una espiritualidad perversa querer sanar conciencias eliminando de esta forma un entorno que sería óptimo para su desenvolvimiento?

2.- Otro aspecto de esta polémica muestra es el de haber creado un espacio entre el circuito del arte y la industria, pues el éxito obtenido hasta ahora (más de 14 millones de visitantes en todo el mundo hasta ahora) certifica, avala y prolonga la continuidad de la exposición tanto como de la fabricación de más cadáveres plastinados. Los circuitos, tanto artísticos como industriales se regulan y energizan por la demanda obtenida, que en este caso es multitudinaria. De alguna u otra manera, se ha puesto en marcha una maquinaria de preservación de organismos muertos que propiciada por su popularidad puede llegar a los extremos de la más absoluta abyección. De hecho, no son pocas las acusaciones sobre Hagens a quien hace algunos años se le vio envuelto en una escandalosa compra de cuerpos al gobierno chino, todos ellos provenientes de campos de exterminio (3). Ante este tipo de acusaciones Hagens se escuda en la tradición diciendo: » desde que la anatomía necesita cadáveres, éstos han sido donados, vendidos o robados… Los anatomistas del Renacimiento recibían cadáveres de ejecutados, los robaban de la horca o los compraban a ladrones de tumbas …» lo que es muy cierto, el mismo Vesalio se abastecía de esta manera, pudiendo gracias a este cuestionable suministro darse cuenta que la anatomía de Galeno estaba realmente basada en animales y que contenía numerosos errores.

El mismo problema lo tuvo Hagens en Rusia donde fue obligado a revelar el paradero de uno de sus cadáveres y devolverlo a sus familiares. Según este dictamen el cuerpo de un hombre nativo de Novosibirsk fue enviado a Heidelberg en octubre del 2000 junto a otros 56 muertos y más de 400 partes humanas. Según el reclamo judicial de la familia del fallecido, el cadáver de su padre fue entregado sin autorización al instituto. Uno de los tres que Hagens posee.

Siempre ha habido rumores sobre cómo Hagens suministra las sedes de Von Hagens Plastination Ltd , ubicadas en Heidelberg (Alemania), Bishkek (Kirguizistán) y Dalian (China). Sobre lo que siempre ha habido certeza sin embargo, es que la plastinación es un negocio increíblemente rentable sabiendo que Hagens no paga nunca más de 220 euros por cuerpo pudiendo después venderlos a universidades (su principal demandante) a 94 mil dólares, algo más de 50 millones de pesos chilenos cada uno.

Una promesa de eternidad
No obstante, las obras de Hagens son una promesa de eternidad. Una promesa que tiene mucho de locura por supuesto, sin embargo, esta locura parece impermeabilizarla del fracaso. El tratamiento que recibe la carne con su invención eterniza artificialmente la materia. Detiene virtualmente la muerte o en su defecto, la prolonga. Estas esculturas entrañan en sí mismas un deseo generalizado. Como esculturas que son, congelan todo lo que la corporalidad arrastra. Es más, agregan cualidades nuevas tornando siniestra la mirada y macabra la sonrisa. Todas estas figuras plastinadas atraviesan a quien las ve, proyectando sus ojos de vidrio a través de la carne que ellos han vencido. El truculento rigor mortis las delata. Una carcajada silenciosa lo confirma. Esta oscura sonrisa perfectamente podría venir de ese cuerpo consciente de sí mismo, de ese espíritu que se entrega aun después de la muerte para fundirse con la vida. Este antecedente (la entrega voluntaria) hace aun más problemática la muestra, pues detrás de toda esa carne tan violentamente roja y repulsiva no hay más que legítimas ambiciones y esperanzas. Toda esta carnicería no es más que el resultado de la confluencia entre la afiebrada imaginación de un científico y las desesperadas aspiraciones de eternidad de un público vacío. La plastinación actuó como el catalizador de estas dos vertientes provenientes del horror de no ser. El mismo horror padre de todas las religiones. No obstante, Korperwelten y todo lo que a ella la envuelve está más cercano a los mecanismos de una secta que a una religión. Después de todo Hagens sería el maestro que industrializa un ceremonial, autorizado por sus feligreses para cualquier sacrilegio siempre y cuando les confiera y asegure eternidad. Una eternidad confusa ciertamente, pues no son más que cadáveres sin identidad los utilizados (4). Es parte del contrato de entrega perder toda individualidad, todo rasgo que implique haber sido persona antes. Este inciso al interior del Donor Statement (5) excluye todo vestigio, todo pasado.Korperwelten rebautiza los cuerpos, los convierte en meros títulos, en meras marcas que confirman la entrega más absoluta. Como verdaderas esculturas, plasman conceptos fríos y neutrales, meras tautologías muchas veces ( The ponderer, Chess player, Orthopedis man , etc). El nombre es una anécdota en el mundo de la carne plastinada, en el paisaje desollado y generalizado de esos cuerpos voluntariamente fósiles. De alguna u otra forma, estas personas ya son cadáveres antes de su muerte, entregando sin vacilaciones su cuerpo más allá del encarnizado trato que saben que obtendrán. Todos ellos buscan un destino mucho más atractivo que la tierra de un campo santo, mucho más excitante que ser devorado por los gusanos (6). ¿Qué buscan? Muchos de ellos hablan de utilidad post-mortem , en pos de la ciencia, la anatomía y el conocimiento (7). Sin embargo, toda la carga de perversiones que estos donantes encarnan hace aun más interesante la muestra, pues la convierte en una suerte de muestrario de efigies masturbatorias. Es posible entender desde esta perspectiva aquellas inefables sonrisas, casi morbosas, empujadas desde otra parte, desde un infierno placentero aun más dulce con la exposición de la muerte. Todas estas muecas parecen explicar el verdadero sentido de estas donaciones, una lubricidad sublime, que ahonda en una posible consciencia tras el deceso. Esta consciencia sin embargo, es incubada desde antes, solazándose internamente con todos los aspectos extraños de la imaginación. Esta fantasiosa manera de administrar el cuerpo es uno más de todos los enrevesados mecanismos con que el inconsciente se pierde en su autosatisfacción. Uno tiende a creer que todos ellos murieron felices, ya sintiendo el encanto de ser presa de todas las miradas, de estar en un contacto más expreso con el aire, de estar desnudos ante una multitud curiosa que comparte sus mismas oscuras tramas del sentir y del pensar. Este escenario profundiza y complejiza el problema de la carne pues no es sino ella misma la fuente de todas las sensaciones corporales. En este sentido, Korperwelten sería la espectacularización de una latencia, la carnavalización de erecciones furtivas, de oscuros y perversos deseos escudados tras la máscara de la apertura hacia la ciencia y a los paisajes que ella depara. El arte es aquí el que desvía los caminos de la ciencia, al igual como desvía el paso de estos visitantes curiosos que se agolpan ante esta exposición itinerante. Su éxito rotundo a través del mundo confirma un anonadamiento, también un gusto nuevo, que no busca ocultarse.

  • Notas _______
    1. – » Espasmos y vómitos que me protegen. Repulsión, arcada que me separa y me desvía de la impureza, de la cloaca, de lo inmundo .» Kristeva, Julia, “Los poderes de la perversión”, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 1989, pp 9.
    2. – «… While you will be able to get very close to the plastinates, as a rule, guests are not allowed to touch them » Fuente:www.bodyworlds.com . Web site oficial de Gunter Von Hagens.
    3. – El experimento que dio origen a la exposición ‘Los Mundos del Cuerpo’ se nutrió «durante mucho tiempo» del comercio con las cárceles chinas, tal y como revela un inventario interno de su empresa, Von Hagens Plastination Ltd., que en su planta de Dalian (China) contaba, en noviembre de 2003, con 647 cadáveres destinados a la venta a universidades o exposiciones. En el inventario se incluían los cuerpos de un chico y una chica, entregados al Instituto en diciembre de 2001, que habían sido ejecutados de un disparo en la cabeza. No en vano, el instituto de plastinación de Dalian se sitúa cerca de dos penitenciarías, una de las cuales acoge a presos políticos, y de uno de los llamados ‘campos de reeducación’. (Fuente: Página Web del diario español El País. Día Sábado 17 de enero de 2004.)
    4. – » The specimens in this exhibit are from body donors—individuals who bequeathed that upon their death, their bodies could be used in this exhibition. As agreed upon by the body donors, their identities, ages and causes of death are not provided. The exhibit focuses on the nature of our bodies, not on providing personal information .» Ibid, www.bodyworlds.com
    5. – Documento mediante el cual son donados los cuerpos a Gunter Von Hagens
    6. – He aquí algunos ejemplos: Hombre 40 años: «Thank you very much for this new possibility to bring last things to an end so elegantly» (Fuente: www.bodyworlds.com ) o Mr. Volker Rosenkranz: «I just like the idea of cross-sections of my body travelling around. It»s got to be more fun than being buried. And it»s cheaper» (Fuente: catálogo Fascination Beneath the Surface, de la exhibición del instituto de Heidelberg , 2001)
    7. – Como esta mujer anónima de 46 años: «With regard to my body, I really have not treated it well after decades of bulimia. It is a miracle that it continues to work again for long phases and that it is hardly damaged with the exception of my teeth. I will make this body available to you, my body, which will probably be difficult for me to handle during the rest of my life. I want it to be useful for you and maybe to find the home which I am constantly searching for». www.bodyworlds.com
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