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Representaciones sociales en el discurso político: pobreza como estrategia discursiva.

por Cinthya Lepin
Artículo publicado el 29/09/2006

Resumen:
El discurso político representa el eslabón principal de lo que ha sido entendido en la lingüística como discurso dominante (Raiter, 2003). Los estatutos de poder tiene pleno conocimiento del poder de los discursos, tanto para transmitir la ideología imperante, como para ejercerla. Dentro de las diversas representaciones sociales presentes en dicho discurso, se encuentra de manera constante la de la pobreza. Sin embargo, dicha alusión no implica un interés caritativo por parte de los políticos, sino que constituye más bien una estrategia discursiva que contribuye a enriquecer sus técnicas argumentativas.

 

El presente trabajo de carácter monográfico, pretende indagar sobre la teoría de las representaciones sociales (TRS), con la finalidad de dar cuenta de la posición nuclear que esta posee en el discurso social. Se parte de la base de que el discurso dominante, vale decir, el ideológico, es el principal responsable en la formación, transmisión y difusión de los estereotipos con los que la comunidad forma su escala valórica. Con este propósito, la ideología se vale principalmente de los medios de comunicación de masa, tales como la televisión, los diarios y las radioemisoras.

El espectro social abarcado por dichos medios, es considerablemente amplio y, más importante aún, aparentemente no explicitan discriminación alguna, ya que cualquier ciudadano puede acceder a ellos. El discurso político, más específicamente, las propagandas electorales constituyen un claro ejemplo de la utilización que se hace de las representaciones sociales, como estrategia discursiva persuasiva, para lograr mayor cercanía con los problemas de la comunidad y, por ende, la adhesión necesaria.

El concepto de representación social ha sido ampliamente estudiado por diversos investigadores pertenecientes al análisis crítico del discurso (ACD). Para el presente trabajo, se tomará en cuenta la noción propuesta por Raiter (2002), ya que es considerado uno de los principales teóricos en dicha área. Para éste, las RS son, en primer lugar, imágenes mentales que posee un individuo cualquiera, que interactúan entre sí para finalmente formar su campo de creencias. Realiza una diferenciación entre RS individuales y sociales. Las primeras, son particulares de un sujeto, las forja él de acuerdo a los mecanismos de percepción (obtención de sensaciones) y de cognición (construcción de imágenes). Las segundas, en cambio, se crean a partir del proceso comunicativo entre los sujetos, quienes transmiten sus propias representaciones. Existe, además, un juego interactivo entre ambos tipos: mientras las individuales pueden convertirse en sociales a través del proceso interactivo, las sociales, a su vez, también pueden convertirse en individuales por medio del mismo proceso.

Precisamente, éste es uno de los principales elementos de los que se valen los massmedia, tanto en la elección de la información a mostrar, como en el formato en el que serán expuestas. Esto se ve reforzado por la salvedad hecha por Raiter acerca del mismo punto: “no todas las representaciones individuales pueden convertirse en sociales. Sin embargo […] las sociales sí pueden convertirse en individuales” (2002: 15). Su afirmación tiene fundamento en dos observaciones. Por un lado, en una sociedad dividida en clases (cfr. Raiter, 2002: 15), un mismo estímulo puede representar imágenes completamente diferente para sujetos distintos. Por ejemplo, para algunos, la creación de poblaciones pequeñas y de bajo costo constituye la única posibilidad de optar a una vivienda, mientras que, para otros, esto significa una desvalorización de la comuna en la que habitan. Asimismo, un diario de fecha lejana a la actual constituye para algunos un estorbo o basura, mientras que para otros es un medio útil de abrigo.

Por otra parte, Raiter (2002) plantea que no existe una comunicación simple de hablante a oyente, sino que los roles sociales, tales como ser padre, jefe, alumno o empresario, constituyen un factor claramente diferenciador de los discursos. El que enuncia bajo el rol ‘junior de una empresa’ no posee el mismo prestigio que el dueño de la misma. Por esta razón, el teórico afirma que el contenido de las RS no es neutro, ya que nunca se enuncia desde el yo simple del sujeto, sino desde su rol social: “Una comunidad (lingüística en este caso) se caracteriza por la frecuencia de comunicación definida por una matriz de rasgos o propiedades, esto es, por los roles individuales e institucionales que participan en el intercambio con una frecuencia determinada” (2002: 18).

Por otra parte, Raiter (2002) afirma que existe una necesidad del individuo por compartir representaciones y este rasgo es el que le otorga cohesión a la comunidad y conforma la parcela común de conocimiento compartido por una determinada zona lingüística. Las representaciones que se encuentran activas en un momento determinado, son denominadas por Raiter como la Agenda pública. Si bien dicha agenda puede ser constituida por grupos particulares o cerrados, existenresponsables institucionales, también denominados emisores, encargados de establecerla. En la actualidad “son los medios y otras instituciones que utilizan los medios […] los que establecen la agenda” (Raiter, 2002: 23), tales como la política, por ejemplo.

Esta capacidad de los massmedia no es casual, sino que son sus características las que le otorgan un estatus determinado. En primer lugar, al tratar sobre temas de contingencia social, su carácter objetivo funciona como parámetros de referencia para el discurso de la comunidad. Además, utilizan diversas estrategias de cercanía al receptor, las cuales van acordes con el tipo de tema tratado y el tipo de interlocutor que desea captar. Por ejemplo, si tratan sobre temas de la economía nacional, se utilizarán principalmente tecnolectos dirigidos a sujetos que poseen un conocimiento previo de la materia.

Por otro lado, si tratan temas de la cartelera cinematográfica, el lenguaje pertenecerá más bien a un registro informal, por lo que el receptor puede ser cualquier sujeto. Esto, permite valorar a los medios como verídicos y cercanos a los sujetos. Como ya se dijo, éstos, además, “construyen permanentemente una imagen de omnipresencia que les permite establecer la agenda. Al mismo tiempo, construyen una imagen del receptor” (Raiter, 2002: 25). Precisamente, son estas imágenes las que permiten crear y difundir las diversas representaciones sociales presentes en la sociedad.

En un estudio realizado por Zullo (2002), ¿Ser pobres o estar pobres? Estados, procesos y acciones en la relación estado/ pobreza, es posible observar los estereotipos con los que estratégicamente trabaja el discurso político. En dicha investigación, se analizan los discursos políticos emitidos en Argentina durante el año 2000, transmitidos por los matutinos Clarín y La Nación. Se buscaron notas periodísticas que tratasen la problemática de la pobreza y los pobres de manera macroestructural. La intención principal del estudio fue “analizar qué lugar ocupan los pobres y la pobreza en los discursos sociales [y a largo plazo] dar cuenta del modo específico en que diferentes grupos conciben, definen, perciben qué es la pobreza [y con] qué atributos definen a los pobres” (Zullo, 2002: 78).

Básicamente, el análisis pudo dar cuenta de que el tratamiento que se hace en las notas dedicadas al tema de la pobreza, posee factores técnicos que limitan su grado de entendimiento, tales como reproducir índices otorgados por instituciones ‘expertas en pobres’ (Según datos del INDEC) o utilizar un discurso altamente especializado (‘gestión hídrica’). Esto provoca que los pobres sean tratados como un sector alejado de la sociedad, cuantificable y tipificable en cifras. Además, por lo general no poseen un papel activo en la noticia, sino que aparecen nombrados como parte de un programa de gobierno o parte del estudio de una institución determinada. Si es que llegasen a aparecer como protagonistas activos, solo se realiza con la finalidad de resaltar su ‘condición’ de pobreza (no pudo, lagrimea, no consigue, esquiva la mirada).

Finalmente, el estudio concluye, por un lado, que el discurso de la prensa intenta redefinir el lugar que ocupan los pobres y la pobreza en la sociedad: “La pobreza […] aparece como ‘efecto no deseado’ de las políticas de globalización […] Su mención no se refiere estrictamente a la clase trabajadora, ni a los desocupados, ni a los marginales. Se trata de una categoría técnica fijada por índices, promedios [etc.]” (Zullo, 2002: 77). Los lexemas pobres y pobreza, por lo tanto, se desemantizan y forman estratégicamente parte del discurso del poder.

Para ejemplificar lo dicho anteriormente, se analizarán una noticia extraída del diario nacional La Tercera, emitida el día 12 de noviembre del presente año. En ella, se trata el tema de la pobreza como parte del sistema económico chileno. Pertenece al cuerpo de Negocios del diario y en ella se realiza una entrevista al ministro de economía Jorge Rodríguez, preguntándole mayormente por su opinión sobre el sistema económico chileno actual y las críticas que a recibido últimamente debido a las campañas electorales. Ante la pregunta ¿Es la desigualdad el gran punto débil?, el ministro responde:

Es un aspecto que debe mejorar mucho, aunque respaldo la mayor prioridad del ataque a la pobreza. Por otra parte, efectivamente tenemos una distribución del ingreso muy inequitativa […] Los datos de la Universidad de Chile demuestran que la distribución del ingreso empeoró dramáticamente durante el mandato de Pinochet (45, 5 a 55, 9). La democracia, en cambio, mejoró la distribución (55, 9 a 51, 4) gracias al crecimiento y a que las políticas sociales llegaron a los más pobres. Durante ese periodo, todos los chilenos, sin excepción, mejoraron su nivel de ingresos y, por efecto de las políticas sociales, mejoró la atención en salud, educación, la vivienda, el acceso al agua y a la electricidad. Los pobres disminuyeron y están mucho mejor que antes (…) estoy contento con el modelo económico, porque creo que es bueno, eficiente y manejado de manera de ir ayudando a los que más lo necesitan (2005, noviembre 12).

En su respuesta, es posible observar gran parte de lo expuesto anteriormente por Raiter y Zullo. La pobreza es un tema medible, cuya existencia o desaparición puede constatarse a través del estudio de cierta institución, como la Universidad de Chile en este caso. El ministro no da una respuesta inmediata, sino que lo trata como un mero aspecto del sistema económico y da a entender, mediante cifras, que ya ha quedado en el pasado. Por otra parte, si bien reconoce la existencia del problema de la desigualdad social, inmediatamente lo niega al entregar datos estadísticos y toca un lugar común a todos los chilenos: el gobierno militar. Este constituye su único argumento para afirmar que existe un buen funcionamiento del sistema. Al valerse de un tema de mucha divergencia nacional, el hablante permite que se generen un sin número de implicaturas, tanto a favor como en contra. El grupo opositor de la dictadura, estará de acuerdo con su opinión y considerará que es un argumento válido. Desde esta perspectiva, se podría considerar una estrategia persuasiva, ya que la adhesión a su idea se hace más bien por oposición con la dictadura que por la idea en sí misma. Por otra parte, los lexemas ‘pobres’, ‘pobreza’ y ‘los que más lo necesitan’ son conceptos nunca definidos para el lector. ¿Qué entiende el ministro por ‘pobre’ exactamente? ¿Qué parámetros utiliza para delimitar el espectro de ‘los más necesitados’? ¿Qué lugar ocupa el sector de la pobreza en la sociedad? Dichos cuestionamientos, si tuviesen una respuesta por parte del sujeto de la enunciación, dejarían entrever una opinión clara del mismo, una postura frente a lo expuesto y no simples nociones emitidas banalmente.

Por último, el ministro, bajo ningún fundamento, afirma que ‘todos los chilenos, sin excepción,’ han mejorado su situación y que los pobres ‘están mucho mejor que antes’. ¿Bajo qué parámetros el hablante puede asegurar que existe un incremento en el bienestar de ‘todos los chilenos’? ¿Qué verosimilitud adquiere su opinión al no estar argumentada? Al parecer, el sujeto, al ubicarse en el discurso del poder, posee la facultad para poder realizar afirmaciones que no necesitan mayor fundamento que su prestigio como ministro de economía. Además, no habla sobre cualquier materia de gobierno, sino que específicamente de un tema que concierne en forma directa a su cargo.

En conclusión, es posible observar que la pobreza constituye una estrategia discursiva para la enunciación del poder. El entablar este tema en la política actual pareciera formar parte de un plan discursivo que asegura verosimilitud en los oyentes. En el discurso político, más aún en tiempos de campaña electoral, la recurrencia a los temas de ‘sujetos de escasos recursos’ adquiere un papel primordial. Todos los candidatos, de todos los partidos, parecieran tener un mismo y gran interés: erradicar la pobreza del país. Paradójicamente, ésta es vista como un problema, un estorbo para el desarrollo de la nación, por lo que el interés radica en darle fin a esta traba, más que en ayudar a ‘los más necesitados’.

 

Bibliografía______________________
Fromin, L. (2002, noviembre 12). Entrevista a Jorge Rodríguez Grossi. La Tercera, p. 56.
Raiter, Alejandro. (2002). Representaciones sociales. En Raiter (Comp.).Representaciones sociales (pp. 11- 29). Buenos Aires: Eudeba.
—. (2003). Lenguaje y sentido común. Las bases para la formación del discurso dominante. Buenos Aires: Biblio.
Zullo, Julia. (2002). ¿Ser pobres o estar pobres? Estados, procesos y acciones en la relación Estado/ pobreza. En Raiter (Comp.).Representaciones sociales (pp. 77- 89). Buenos Aires: Eudeba.
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