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El Club de la Pelea, fiero reflejo de la posmodernidad

por Giulianna Fiorella Carozzi Tosetti
Artículo publicado el 03/08/2017

Desde el momento que los filósofos han denominado como el inicio de la posmodernidad; al finalizar las guerras mundiales de mediados del siglo XX; la sociedad está abstraída en sí misma, lo rápido y lo fácil dictan el día a día, el capitalismo y el liberalismo consumen la vida de la población y los individuos son exactamente eso: individuos, solitarios y decadentes que velan por sus propios intereses. Esta realidad latente es la que da vida a la trama implícita de films como El Club de la Pelea, que critica tanto el propio contexto en el que surgió como a su quebrada etapa predecesora, la modernidad.

Palabras claves
Club de la Pelea, posmodernidad, cine, análisis cinematográfico.
Since the moment philosophers have established as the begining of postmodernism; at the end of world wars from middle XX Century; society is absorbed on itself, the fast and the easy rule the day to day, capitalism and liberalism consume life’s people and individuals are exactly that: lonely and decayed individuals who sees only for their own good. This latent reality is what brings life to the implied plot of films like Fight Club that criticizes the original context as much as the broken age before it, modernity.
Tags
 Fight Club, postmodernity, movie, film analysis.

 

El presente artículo es un análisis del film “El Club de la Pelea” bajo la perspectiva de la posmodernidad. Este éxito del año 1999 representa un gran punto de inflexión en lo que a representación de la era posmoderna y crítica mordaz se refiere, repleta de matices tan bien armonizados que para resolverlo al completo sería necesario revisar el film a conciencia una y mil veces. Su intrincada trama es la viva imagen de  la problemática que atraviesa el  individuo posmoderno de hoy, tan inmerso en sí mismo y en las superficialidades cotidianas que no es ni capaz de identificar por sí mismo lo que lo aflige. Esa es la realidad ante la que el protagonista de “el club de la pelea” se revela.

Para comprender en líneas generales lo que es la posmodernidad, a continuación se explicarán brevemente las visiones particulares de siete importantes filósofos del rubro, que, aunque coincidan en las definiciones genéricas (y lleguen a “complementarse” en ciertos casos), sus contradicciones son fuentes perpetuas de interesantes debates en torno al entendimiento del periodo.

La posmodernidad se define como la época posterior a la modernidad, en una fecha aproximada al término de las guerras mundiales, mediados del siglo XX. Se habría producido por las consecuencias que dejaron dichos conflictos a escala mundial y estos efectos (que definen a la sociedad actual) son el quiebre de las ilusiones modernistas, los ideales de la ciencia y la historia como inherentes progresos positivos en el transcurso del tiempo; desapego a las ideologías y aún más impactante, al concepto de Estado-Nación como fuente unitaria y valiosa en la vida de las personas.

Lyotard ve en la sociedad actual no a una colectividad como la de antaño, sino a una suerte de “masa de átomos individuales” (1979, 15), por ende, dicho grupo humano ya no es poseedor de ningún lazo social marcado, ni siquiera se puede decir que compartan fuertes ideales patriótico-culturales; si bien en los siglos previos los valores y conceptos de Estado-nación eran capaces de agitar y levantar a las masas, en la actualidad existe un individualismo intrínseco.

Este individualismo coincide con las propuestas de Lipovetsky, según las cuales el “individualismo narcisista” es un concepto vital para comprender la etapa posmoderna en la que estamos inmersos. El filósofo y sociólogo francés habla sobre el paso de un individuo (y a su vez, una sociedad) competente, deseoso y en búsqueda de la revolución, regido por una moral intachable y valores claros, a un individuo narcisista, intimista, centrado en el hedonismo (2000, 7).

Siguiendo la misma línea de diferenciación entre modernidad y posmodernidad, Vattimo y Gadamer presentan sus planteamientos:

Vattimo habla sobre la legitimación de lo correcto y lo incorrecto, la verdad y la falsedad, por ello separa las dos etapas como “pensamiento fuerte” y “pensamiento  débil”; él identifica el pensamiento fuerte con la modernidad (o “metafísica”), la cual define como pensamiento absolutista, que sólo adopta una única verdad y rechaza las otras; en cambio, el “pensamiento débil” corresponde a la posmodernidad  (o “postmetafísica”), que señala una aceptación a varias verdades  y rechaza categorías potentes, también presenta un nihilismo débil, pues niega valores hasta cierto grado, además, dicho pensamiento débil no significa una oposición a la modernidad como tal, sino más bien una autoconciencia posmoderna respecto de la realidad instantánea (2000).

Por otro lado, Gadamer teoriza más en la transformación de la filosofía y la percepción en sí misma de la realidad, indicando que la “filosofía moderna” era una visión unitaria, que trataba de imponer teorías concretas, “leyes” más que visiones que pueden ser ciertas o no. La filosofía posmoderna, sería entonces aquella que propone y teoriza como tal, dando lugar a la interpretación libre de cada uno. En esta filosofía actual se deshacen los fundamentos y “explicaciones racionales” para dar paso a la hermenéutica, que se define superficialmente como la forma de explicar algo a otros en base a esfuerzos y análisis propios y en que también estarían implicadas en dicho ejercicio la tradición, la cultura y la historia (Gadamer 1964, 240-246)

En sintonía con los últimos autores, Bauman distingue a la modernidad y a la posmodernidad como “modernidad sólida” y “modernidad líquida”, respectivamente. El primero estaría marcado con la preocupación por el orden; absolutista en cuanto a la legitimación; de capitalismo duro, productivista, desarrollista e industrial (2000, 31) y el segundo (posmodernidad o modernidad líquida) presentaría un flujo de nuevos poderes globales; la eliminación de las trabas del Estado a la “libertad” económica; desregulación general y privatización, además, cabe mencionar el gran paso desde una sociedad regida por clases sociales casi estamentales, a unas de diferente criterio y mayor plasticidad (2007, 21).

Habermas es un caso diferente al de los autores mencionados previamente, pues él mantiene cierto optimismo en las ideas modernas e identifica a los tiempos posmodernos como un simple “anti modernidad”, aduciendo a que la sociedad actual es ciertamente defectuosa pero con posibilidad de arreglo. Este filósofo defiende las propuestas de la modernidad como aún válidas para el presente. Dicho autor presenta semejanzas con Foucault, respecto a que él no se manifiesta contrario a los ideales emancipatorios de la modernidad, sino que rechaza las formas y métodos de dominio y absolutismo que estuvieron en funcionamiento.  También, Foucault muestra repudio a las ciencias actuales, pues estas se habrían convertido en el sustrato ideológico para legitimar el capitalismo avanzado hoy imperante. (Santana y Pérez, 105)

El Club de la Pelea trata sobre un hombre, cuyo nombre jamás se revela explícitamente, que se halla en medio de una crisis existencial tan intensa que le produce insomnio.

Su vida experimenta un giro en 180° al conocer a Tyler Durden, un individuo libre de las ataduras de la “vida normal”. Justo lo opuesto a él.  Ambos fundan poco a poco un “club de la pelea” que, inadvertida y catastróficamente, se les escapa de las manos.

El Club de la Pelea es un film estadounidense de culto del año 1999, producido por 20th Century Fox y dirigido por David Fincher. El elenco principal está compuesto por Edward Norton y Brad Pitt como coprotagonistas y Helena Bonham Carter en un importante rol secundario. La película está basada en la novela homónima de Chuck Palahniuk, publicada en 1996.

Este film se constituye de infinitos elementos a considerar que dan muestras claras de la posmodernidad que se vive en la sociedad actual.

Al principio de la película el protagonista explica su ordinaria vida, menciona que él ha cumplido con todo lo que se supone que debe hacer, como poseer un trabajo estable, un hogar decente y decorado a conciencia, una relación sana con sus compañeros y una respetuosa subordinación a su jefe, no importando las maneras de ser de este último para con el empleado (Fincher, D. 1999. 00: 03: 55). En esta narración de lo que pretende ser una satisfactoria vida común, se puede notar un cierto tono de desgano o carencia de emoción por ella. El protagonista, cuyo nombre no es revelado en ningún momento- y esto también se analizará  en seguida- demuestra un agotamiento y vacío general, sobre todo en su identidad y en cómo se manifiesta a sí mismo.

Para dar una idea de los infinitos detalles cruciales que posee el film, se destaca el hecho de que jamás se revele explícitamente el nombre del protagonista. Aparece en el guion de la película para identificar quién habla, mas no se descubre abiertamente. Si se revisa a conciencia la película, aparece sutilmente en diversas ocasiones en las que el protagonista se refiere a sí mismo en este estilo: “soy la total falta de asombro de Jack” (01: 16: 08). Esta despersonalización que realiza de sí mismo, podría ser tomada como signo de lo que se revela al final de la cinta: que Tyler no existe y es un producto de  su mente para atreverse a cumplir con los deseos que tanto temía realizar.

La historia personal de Jack- de la que tampoco se explica mucho en el film- contiene un detalle casi insignificante (00: 59: 15), Jack piensa “tengo seis años otra vez, pasando mensajes entre mis padres” ante un conflicto entre Marla y Tyler, que se evitan mutuamente. Esta pequeña frase puede dar un indicio de la falta de compromiso, y quizás hasta cariño, entre los padres de Jack, lo que a su vez es un reflejo de la sociedad posmoderna en la que se carece de capacidad de compromiso y – haciendo uso de postulados de Lyotard y Lipovetsky- narcicismo e individualismo.

Jack, al principio en la escena (a la que se referirá nuevamente más adelante) donde explica su adhesión a grupos de ayuda y la compra compulsiva que realiza de objetos que no necesita  (00: 03: 55), refleja una implacable crisis identitaria, él sólo “sigue la corriente” y obedece a los ideales de vida preponderantes en la sociedad actual, según los cuales debe poseer un trabajo estable y un bonito hogar propio. Su mencionada crisis identitaria está en perfecta consonancia con las ideas de Bauman de una “modernidad líquida”, donde la identidad de Jack no estaría sujeta a nada en concreto, sino a una libertad propia (más allá del ámbito económico) cuyas múltiples posibilidades lo descolocan.

Por otro lado, en la película se muestra una curiosa escena de escasa duración en que el protagonista está en el baño para empleados haciendo uso de los urinarios y otro trabajador advierte su presencia y su cara lastimada, pero su única reacción ante esto es una mueca de indiferencia y volver la cabeza como si no hubiese visto nada (00:37: 34). Esta escena que puede pasar casi inadvertida a ojos primerizos, da cuenta de la “masa de átomos individuales” que plantea Lyotard, pues el desinterés total del otro empleado en el malestar patente en la cara de Jack – presunto nombre del protagonista de “El Club de la Pelea”- es la viva descripción del individualismo y egoísmo intrínsecos de la posmodernidad, y es que no es sólo la escena, sino la forma en que se presenta en la película: en medio de una rápida sucesión de imágenes mostrando el crecimiento del club que fundaron ambos protagonistas.

Siguiendo lo mencionado previamente, Lipovetsky también nos plantea un “individualismo narcisista” que se ve en su máxima expresión en la escena en la cual Bob, un miembro del club de la pelea, muere de un disparo proveniente de un policía. Bob y un pequeño grupo de hombres estaban cumpliendo  la misión “Operación Trueno Café” cuyo fin era  destrozar un par de símbolos capitalistas: un café de franquicia y una obra de arte comercial. Bob fue disparado mientras huían del lugar (01: 45: 26). Lo llamativo de este momento no es la muerte en sí misma, sino la despersonalización que se le da a Bob, un compañero que llevaba casi desde el principio en el club y al que dos hombre sugieren “deshacerse de su cuerpo” y “enterrarlo en el jardín”, las reacciones escandalizan a Jack, que alega que es una persona, no un objeto y que cómo pueden siquiera sugerir tal atrocidad. La siguiente sorpresa respecto a la escena es la mención de alguien de que era lo adecuado pues falleció sirviendo al Proyecto Mayhem (antes sólo “club de la pelea”), Jack se enfada corrigiendo el uso del impersonal “él” por “Bob”, a lo que se excusa explicando que en el proyecto no se poseen nombres. Jack, condescendiente, dice que él es una persona y tiene nombre, “Robert Paulsen”, los demás se extrañan pues desconocían el nombre  y uno de ellos afirma comprender su punto, que recién cuando se muere participando en el Proyecto, el miembro tiene nombre. La escena muestra el mismo nivel de narcicismo e inhumanidad que la de Jack y el otro hombre en los urinarios. Al final los mismos rasgos aplican al club de la pelea, que parece que se convierte justamente en lo que juró destruir, una sociedad centrada en las metas e ignorante al bien de sus miembros. Lipovetsky y Lyotard acertaron al describir así la posmodernidad

Dichas características contra las que se combate son las del capitalismo enseñado en todo el film, especialmente al inicio cronológico, en el cual el protagonista habla de su rutina en el trabajo, la dependencia del café y la compra compulsiva de muebles IKEA y elementos de interior que busca que “lo reflejen como persona” (00: 03: 53). Es ese  capitalismo consumista que critica el film, al que se refiere Bauman con su “modernidad sólida”, un sistema en el cual Jack compra productos inútiles que espera lo definan o lo satisfagan. De cualquier forma, la escena (y todo el film propiamente dicho) son una crítica imperante a la modernidad.

La posmodernidad la “modernidad líquida” de Bauman, marca presencia en la posibilidad que tiene cada empleado de ascender en la jerarquía de su trabajo, como Jack, implícitamente espera lograr obedeciendo sin queja alguna a su antipático jefe.

A lo largo del film, se ve cómo progresa el club de la pelea en algo mucho mayor y más ambicioso, el Proyecto Mayhem, cuyo fin último es acabar con la tiranía del capitalismo y los sinsentidos en los que la sociedad actual está inmersa. Aquí se produce una contradicción interesante: se puede ver en la fe ciega de numerosas personas en el proyecto, la confianza en el progreso que Habermas, optimista, defiende como ideas modernas todavía válidas para lo que se  rehúsa a llamar posmodernidad, sino “anti modernidad”. Y es que su planteamiento se refleja claramente en los miembros del club, pues ellos le hallan sentido a sus vidas en medio de lo que se supone es una sociedad posmoderna.

Paradójicamente, todo su proyecto de ponerle término a la enfermedad capitalista no tiene efecto alguno, se desbarata en las mismas manos de su fundador, Jack (que descubre hacia el final de la película que Tyler Durden no es más que una personalidad alterna suya). El protagonista, Jack, recorre todo el proceso de lucha contra la lógica social imperante y acaba adaptando las mismas formas de dominio absoluto que repudiaba, justo como Foucault, que defiende ideales emancipatorios pero rechaza dichos métodos.

Esta deformación inevitable del proyecto de Jack y Tyler, se condice con las similitudes entre Gadamer y Vattimo de ideas concretas (modernidad) que en la posmodernidad pasan a ser meras proposiciones libres a interpretación. Mas esta posmodernidad e inclusive, nihilismo débil según Vattimo, es criticado fuertemente cuando el proyecto mismo no resulta y Jack se muestra en el papel que se puede denominar burdamente como de “creador y destructor”, representando a lo largo del film tanto lo moderno y lo posmoderno, y sus fallas catastróficas, pese a que el protagonista esté sumergido en la posmodernidad.

Considerando todas las temáticas abordadas en el presente artículo, se da cuenta de la posmodernidad que exuda el film y la afilada crítica que se realiza en el mismo, tanto al ambiente que evoca como a los valores modernos antes imperantes. Sólo se debe hacer memoria del círculo vicioso del que Jack y Tyler intentan escapar con ahínco, exiliándose de la sociedad capitalista sólo para verse atascados en el Proyecto Mayhem, un monstruo absorbente que se transformó en algo incluso peor que lo que pretendía destruir.

Bibliografía
Bauman, Z. (2000) Modernidad Líquida. Argentina. Fondo de Cultura Económica.
Bauman, Z. (2007) Tiempos Líquidos. Barcelona. Tusquets Editores.
Gadamer, H. (1964) Asthetik und Hermeneutik. Traducción de Zúñiga García. Revista de Filosofía, n° 12, 1996, 5-10.
Grayson Bell, R. et al. Fincher, D. (1999). Fight Club. Estados Unidos: 20th Century Fox.
Lipovetsky, G. (1983) La Era del Vacío. (ed. decimotercera). Barcelona. Editorial Anagrama S.A.
Lyotard, J. F. (1979) La condición postmoderna. Buenos Aires. Ediciones Cátedra S.A. (ed. segunda)
Santana, J. M & Pérez, A. (1999) Habermas y Foucault: Modernidad, Posmodernidad y Teoría de la Historia. Vegueta, n° 4 (103-116).
Vattimo, G. et al. (2000) En torno a la posmodernidad: Posmodernidad: ¿Una sociedad transparente? Barcelona. Anthropos.
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