EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Entre Memento y El gran pez O la ausencia de una memoria propia

por Leonardo Escobar Boehmwald
Artículo publicado el 09/06/2004

En la película de Christopher Nolan un sujeto llamado Leonard (Guy Pearce) sufre una extraña enfermedad: no recuerda nada de lo sucedido cinco minutos atrás, es decir, su memoria a corto plazo no existe, lo que le lleva a tatuarse el cuerpo y a sacar fotografías para poder tener recuerdos propios. Se muestra, entonces, una memoria de segunda o tercera fuente, una enorme fe en las imágenes y recuerdos que no son propios sino que son entregados por otros.

Por su parte, Tim Burton expone la relación de un padre con su hijo centrando la atención en cómo el padre ha creado la memoria de su hijo, a través de historias fantásticas e inverosímiles, pero adornadas de tal manera que sean imposibles de olvidar. Así Edward Bloom (Ewan McGregor / Albert Finney) se dedica a crear una memoria con sus propios recuerdos y dándoles forma desde sus deseos. Su hijo Will (Billy Crudup) rechaza esta forma de narrar, pero no se da cuenta que todo ya está en su mente y que su padre a logrado tallar su memoria. Se crea, entonces, una memoria artificial en base a recuerdos adornados y falsos, pero que marcan a fuego la mente.

Estas dos películas parecen compartir la idea que está sumergida en el texto de Fuguet, esto es la construcción de la memoria. Esta construcción está dada en base a recuerdos externos que son escasamente propios, pero abundantemente de otros. En el film de Nolan se construye gracias a fotografías, en el de Burton gracias a fantasías y en el texto de Fuguet gracias a películas. En cada uno de estos textos la memoria está siendo creada o re-creada por otros, sean personas o elementos, que le dan a los recuerdos una ausencia de propiedad y de arraigo personal. Los estímulos externos se transforman en mis recuerdos y en los medios que otorgan y construyen la memoria, cada texto que percibo se adentra en mi propio ser y entrega un nuevo nicho que ha sido implantado para retener la nueva información que el mundo a puesto ahí, pero que el receptor ha logrado filtrar de un modo u otro.

Está forma de ver el mundo se cruza con la estética de la recepción, y quizás más claramente, con la psicología del lector, expuesta por Norman Holland y David Bleich.

Para Holland cada individuo posee una identidad estable que se ha ido estructurando con el paso de los años y cuando se lee un texto (y porque no, cuando se ve una película) se procesa desde esta identidad. Por esto, el texto que se recibe es percibido como una expresión de la propia identidad. Pero para que esto suceda los mecanismos de defensa del lector del texto / receptor de imágenes deben abrirse y así darle cabida al texto en sí y a la lectura que se hace de él. El receptor se vuelve vulnerable al permitir la entrada de estos textos, y así se produce un llanto oculto en el cine, como lo reconoce Beltrán en un par de películas, o un tatuaje más en el cuerpo de Leonard que le permita retener algo importante.

Así cada película se transforma en un mensaje propio y uno va construyendo su mapa de imágenes debido a cuan fuerte entró en uno y en su propia identidad. De este modo se funden los textos con la identidad y así se descubren las estrategias que poseemos para enfrentar nuestros miedos y deseos profundos.

Por su parte, David Bleich distingue dos momentos al enfrentarse a determinado estímulo externo: una respuesta espontánea y un sentido atribuido por el receptor. Para él la reacción inmediata es la que permite esclarecer el verdadero sentido que posee un estímulo ya que el sentido que se atribuye, muchas veces, sino es que todas, está manipulado por el lector. Esto sucede porque las interpretaciones de los textos particulares siempre van a reflejar la individualidad subjetiva de una respuesta propia y personal. Parece indiscutible entonces que cada mensaje recibido pasa por un filtro muy personal y que nada puede ser visto con los mismos ojos por todas las personas.

En el caso del texto de Fuguet y de las películas de Nolan y Burton, el problema no está en cómo se interpretan los textos, sino en si de verdad se interpretan o si son otros los que interpretan por uno mismo. Cuando Beltrán habla de las películas que vio a los dos, tres o cuatro años deja muy en claro que realmente no se acuerda de la película y que si algo parece tener en consideración es lo que le contó su madre o su padre con respecto a ella. Es decir, sus recuerdos no son suyos sino que son de otros transplantados en su cabeza. A medida que va creciendo ya no le cuentan las películas y, puede que no le recuerdan ciertas experiencias en torno al momento en que las vio, sino que son las mismas películas las que se introducen en la memoria y le permiten construir su mundo gracias a ellas. Cumplen la misma función que los relatos de fantasía que Edward Bloom relata a su hijo Will: adornar de un grado tal un cierto momento de la vida que resulte imposible olvidarlo.

De esta manera la memoria es construida por otros más que por uno mismo. Si bien es cierto que es uno el que filtra lo que recibe según su identidad, no es menos cierto que estos recuerdos están gracias a otros: películas que ayudan, relaciones que terminan, fotografías que recogen momentos, relatos adornados con fuegos artificiales o terremotos destructivos.

Las películas son sólo excusas en Fuguet para contar su vida, para hacernos creer que sus recuerdos son propios; pero tal vez ni siquiera él mismo se ha dado cuenta que nada de lo que dice le pertenece ya, sino que, trágicamente, su memoria y la de todos nosotros no es nuestra sino que más bien de Christopher Nolan, Tim Burton, Ronald Neame o Walt Disney.

Bibliografía.
Burton, Tim. The big fish. 2003: Estados Unidos.
Fuguet, Alberto. Las películas de mi vida. 2003: Aguilar chilena de ediciones, Santiago.
Nolan, Christopher. Memento. 2000: Estados Unidos.
Selden, Raman. «Norman Holland y David Bleich: la psicología del lector.» En: La teoría literaria contemporánea. 1989: Editorial Ariel; Barcelona.
Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴