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Festival internacional de cine de Valdivia.

por Lucía Carvajal
Artículo publicado el 31/10/2007

Una asoleada primavera ha acompañado a la ciudad de Valdivia, ahora con la alegría de ser parte de la Región de los Ríos, a vivir nuevamente, con entusiasmo, su Festival de Cine. Y muestra otros cambios, a la renuncia de su fundadora y directora Lucy Berkhoff, la Universidad Austral en conjunto con el Centro Cultural de Promoción Cinematográfica de Valdivia organizan y producen el evento. Guido Mutis, estimado cinéfilo y académico de la Universidad Austral , preside este importante Festival sureño. Festival que por las razones comentadas, este año ha concitado curiosidad y expectativa. Si el propósito de los organizadores es crear una nueva identidad, falta aún la perspectiva que proporciona el tiempo para asegurarlo. Lo que sí es tradicional en este Festival es la cálida acogida de los organizadores, lo que crea una grata atmósfera que facilita permanentes encuentros y diálogos.

En esta 14º versión, la Competencia Oficial contempla 11 filmes, procedentes de Hong Kong, Turquía, Argentina, España, Portugal, Alemania y Chile. A esto se agregan las competencias de documentales, cortometrajes y videos regionales. Completan esta fiesta del cine, un homenaje al gran director argentino Leonardo Favio con la exhibición de la mayoría de sus filmes; una retrospectiva inédita del prestigioso realizador húngaro alemán Fred Kelemen, presente en Valdivia como invitado e integrante del jurado Oficial; una ventana al cine chileno; la exhibición de experiencias regionales y una interesante Revisión crítica del Decenio 1957-1967, con películas de Italia, Estados Unidos, Francia y Japón. Especial interés cinéfilo tuvo la presentación y comentarios sobre Orson Welles del calificado crítico de cine norteamericano Jonathan Rosenbaum, miembro del Jurado Oficial, experto en la obra del realizador. Mostró 5 minutos del filme inconcluso Don Quijote y The Fountain of Youth , un piloto para la televisión, realizado en 1958 y narrado por Welles.

En el ámbito del cine chileno fueron homenajeados los cineastas Claudio de di Girólamo, Claudio Sapiaín y Guillermo Cifuentes

Competencia Oficial
En 5 apretados días, es difícil abarcar todo lo que un cinéfilo quisiera ver y disfrutar. Por eso, nos reduciremos a breves comentarios sobre la competencia oficial de este año. Asistir a un Festival es siempre una opción, excepción de las películas chilenas, de ver cintas y conocer autores, que las más de las veces nunca llegarán a nuestra opaca y mezquina cartelera comercial. Experiencia de la que surgen emociones, gozos, impactos, sensaciones y algunas certezas.

Al enfrentar este grupo de películas seleccionadas, surgen interrogantes, tales como si este cine seleccionado nos ofrecerá senderos de libertad, riesgo y experimentación. Son películas de los años 2006-2007, que talvez nos puedan dar pistas de las tendencias del cine de hoy y si este responde y se hace cargo de ver y pensar el mundo y el momento histórico con algún realismo. Pero, podemos pensar en individuos aislados de sus propias acciones? Nos parece que no, porque desconocerlo será sacar a las personas de su entramado relacional, de su contexto socio cultural y de la comunicación esencial

A primera vista, llama la atención el énfasis de narraciones que circulan en torno a protagonismos masculinos, situación seguramente casual, pero que nos despierta cierta extrañeza. Ya que últimamente el cine, pese a la hegemonía de los discursos masculinos, algunos directores han dedicado a la mujer atractivos papeles protagónicos. La mujer ha ganado terreno y a partir de los años 90 alcanza una mayor presencia y protagonismo en papeles que la muestran persuasivas, carismáticas, poderosas.

Entre los filmes exhibidos, están los ejemplos de personajes masculinos, de la generación de los 30 o 40 años, viviendo complejas situaciones, crisis personales y de pareja, seres solitarios que indagan, buscan, ya sea el amor, la recomposición de la pareja o un lugar en el mundo.

Still Life, Premio Pudú a la Mejor película y Mejor actor, Han Sanming, es el quinto largometraje del apreciado realizador de Hong Kong, Jia Zhang-Ke. Viene precedida del León de oro a la Mejor Película en el Festival de Cine de Venecia. Historia valiosa, de ritmo cadencioso, con pequeñas referencias surrealistas, centrada en un minero que busca a su mujer y su hija, después de 16 años de separación, en una región prácticamente destruida, en la que se construye una gran represa. En tono menor y paralelamente, una mujer trata de encontrar a su marido, para poder iniciar una nueva vida.

Junto al deambular del solitario minero del carbón, en una infructuosa búsqueda personal, silenciosa y melancólica, el director integra imágenes impresionantes de sus personajes, en planos de gran acercamiento, teniendo como fondo a una región del país, destruida pero pujante. Imágenes raramente vistas en el cine con las que el director pareciera enfatizar el contraste de una China que progresa aceleradamente y la difícil y degradada situación de personajes mínimos, mirados por él con humanidad, cuyos pequeños placeres como el té, los cigarrillos y los toffeé están incluidos en el relato como referencia.

En cierto sentido, un contraste a la película anterior, es la intimista cinta El árbol . Realizada por el director Gustavo Fontán, proveniente de la vertiente literaria, inicia su filme con una estrofa del poema Hay entre los árboles , del poeta Juan L.Ortíz:

“¿Hay entre los árboles una dicha pálida
final, apenas verde, que es un pensamiento
ya, pensamiento fluido de los árboles,
luz pensada por éstos en el anochecer?”

Con una anécdota sencilla, en la que el director involucra a sus padres, narra los que a ellos les ocurre cuando una de las acacias que adorna el frente de su casa, parece estar secándose.

Filme de atmósferas, minimalista, sobresaliente y conmovedor, construido de fragmentos de miradas, elaborado meticulosa y poéticamente durante 2 años, del que emergen recuerdos, sensaciones y nostalgias. Los personajes se mueven en su cotidianidad, entre los murmullos y el silencio, en comunión con una naturaleza omnipresente que evoluciona de la luz a la opacidad que puede provocar una intensa lluvia.

En el filme chileno Lo bueno de llorar , Matías Bize, Premio de la Crítica y Mención Especial del Jurado Oficial (ex aequo con el otro filme chileno en competencia La vida me mata, de Sebastián Silva) indaga y sigue con la cámara por las calles de Barcelona, el lento transitar nocturno de una pareja. Entre silencios, elocuentes miradas y diálogos breves, emerge la certeza de una patente ruptura.

Bize, en 11 días de filmación, vuelve entonces a un tema ya explorado en Sábado yEn la Cama , la de poner de relieve las relaciones de pareja y sus complejidades.

El resultado es un filme honesto, talvez algo disparejo, en el que se destaca su afán de experimentación, improvisación y riesgo. Factores que lo hacen más cercano, más emotivo. En este registro, destaca la secuencia de la pareja en un supermercado, por la intensidad de las revelaciones de ella y el sutil gesto no correspondido de la pareja.

En Ficción del realizador catalán Cesc Gay y Yumurta del director turco Semita Kaplanoglu (Premio al Mejor Director), nos sumergimos en propuestas logradas, en conflictos no resueltos por sus personajes. El protagonista de Ficción , es un director de cine, que deja a su mujer e hijos en la ciudad para aislarse en el campo, a escribir un guión. Allí conocerá a una joven violinista, que despertará en él dudas y expectativas. Película de estructura contemplativa, sutil y tensa al mismo tiempo, de la que emergen hermosas y atrayentes imágenes de los Pirineos, es una historia en la que el introvertido director explora en su crisis y sus límites. Límites que lo llevan al no reconocimiento, a la contención de los sentimientos, a la dificultad de expresarlos.

En Yumurta , pese a las diferentes circunstancias, al relato distanciado, pero atrayente, podemos establecer algunas similitudes entre el poeta Yusuf y el protagonista anterior. Éste, a la muerte de su madre, se ve obligado a volver a la casa familiar. Allí se encontrará con una bella joven (Saadel Isil Aksoy, Premio a la Mejor actriz), quien ha estado al cuidado de su madre. El tránsito a sus orígenes, a la memoria, lo llevan a reconocer lugares, familiares y amigos. Un ser humano visiblemente solitario, poco expresivo de sus sentimientos, sus emociones, su accionar es mínimo. Evita situaciones que lo comprometan y al mismo tiempo se paralogiza. Varias veces decide volver a Estambul, sin lograrlo.

Diferente, original es el registro del filme El otro , del director argentino Ariel Rotter, pese a que también nos encontramos frente a un personaje singular, que sostiene el relato (interpretado por el gran actor Julio Chávez). Él es un abogado que sobrelleva su cuarentena con la expectativa de ser padre y al mismo tiempo enfrentado a la enfermedad de su padre. De viaje a Entre Ríos, descubre que su compañero de asiento, al llegar a destino está muerto. Rápidamente, decide tomar su identidad (como el personaje de El Pasajero de M. Antonioni). Es difícil advertir qué es lo que busca o quiere este personaje que no revela movimientos internos reconocibles. Simplemente vive esta etapa, tratando de pasar inadvertido, a la deriva. Simula otras identidades, se encanta con una joven y al volver a Buenos Aires repite gestos que antes mostró. Ha vuelto, a casa, a su mujer embarazada y al padre. De paso, Rotter apuesta por el asombro y la ambigüedad.

En La vida abismal, del realizador catalán Ventura Pons y Suicidio encomendado,opera prima del portugués Artur Serra Araujo nos encontramos nuevamente con personajes masculinos. El director Ventura Pons ambienta su filme en Valencia, en los últimos días del franquismo. Narra la historia de Ferrán, un muchacho que limpia acequias, de existencia rutinaria y controlada por sus padres. Cuando conoce al Chino, un jugador hábil y vividor, se une a él y su vida cambia. La vida de los amigos toma el ritmo de la clandestinidad, el dinero fácil, los conflictos. Conflictos que se desenvuelven en un relato lineal, bien ambientado, pero que no alcanza a entusiasmar. Distinto es el drama que plantea el portugués Artur Serra Araú en su filme Suicidio encomendado , Premio del Público. Plantea, a través de su protagonista una particular e increíble historia. Luis, personaje que vive bajo el peso de una difícil niñez y un amor imposible, decide contratar una empresa para suicidarse. Emprende así, un pedregoso camino que el director dosifica con ironía y humor negro.

Filme relacionado con La vida me mata , opera prima del director chileno Sebastián Silva, el que también aborda el tema de la muerte. Historia que cuenta con un destacado grupo de actores, centrada en un camarógrafo afectado por la muerte de su hermano. Están además el abuelo enfermo, el fantasma de la vecina y un nuevo amigo obsesionado con la muerte.

De entrada hay un juego con el título del filme, que alude y contrapone la vida y la muerte. Título también del corto caricaturesco y risible, centrado en una egocéntrica e insegura actriz, que el director incorpora en su relato. No hay duda que el tema de la muerte en nuestra cultura es tabú y de difícil representación, pero el director se las arregla con creatividad para ordenar el relato salpicándolo de humor negro, cercano al delirio y evitando la pesadumbre que el tema provoca.

Los dos filmes de la muestra que quedan, de narraciones más tradicionales, tienen en común introducirse en la intimidad de dos familias alemanas. Uno es Ping Pong , opera prima del realizador alemán Matthias Luthardt, el que conservando las distancias (el énfasis en lo espiritual), nos recuerda el filme Teorema de Pier Paolo Pasolini. En este filme, la acomodada familia compuesta por el padre, la madre y un muchacho dedicado a la música, recibe la intempestiva llegada de un sobrino adolescente. Extraño, que no es bien recibido inicialmente, que perturbara el núcleo familiar, del que afloran diversos conflictos no resueltos, en los que se verá involucrado.

Drama proyectado con distanciamiento, tenso por momentos, pero también predecible en otros.

La otra película es Windows of Monday del director alemán Ulrich Kôlher, cuya historia está centrada en una pareja y su hija y que habitan una casa en completa restauración. Sin mayores explicaciones, la madre abandona a su familia. En un azaroso recorrido va de la casa de su hermano a un misterioso hotel, donde vive extrañas experiencias.

La simbólica insistencia en la restauración de la casa parece aludir al cambio, la necesaria renovación de la relación de la pareja, a sus desencuentros, a sus ensimismamientos.

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Requerido.

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