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Sobreviviendo 8 días en Venezuela: Una odisea inimaginable.

por Mariángel López
Artículo publicado el 17/11/2018

Resumen
La crisis económica, política y social que aqueja a Venezuela es descomunal. El flagelo al que se ha expuesto al pueblo venezolano supera los límites de cualquier momento histórico anteriormente experimentado a nivel mundial, en un país donde no hay guerra convencional resulta inverosímil las condiciones de vida de su población, ésta es mi historia, lo que viví en mi país luego de un año fuera de Venezuela.

Palabras clave: Venezuela, crisis, migración, crónica.

 

Recientemente tuve que viajar a Venezuela para defender mi tesis de maestría en historia, después de un año viviendo en Chile. No puedo describir la alegría que sentía al pensar que volvería a ver a mi familia y que culminaría una etapa en mi vida.

Viajé desde Valparaíso a Santiago de Chile, un día antes de mi vuelo, dormí en el aeropuerto junto a mi pareja y al amanecer salió mi vuelo, rumbo a Cúcuta, pues sólo me alcanzó el dinero para llegar en avión hasta la frontera con Venezuela.

Dentro de mis planes estaba pernoctar en el aeropuerto de Cúcuta pero para mí sorpresa el mismo es cerrado a las 12 de la noche para evitar que se queden los migrantes venezolanos allí. En medio de una crisis nerviosa y financiera debí acudir al servicio de taxi que se encuentra en el aeropuerto y un caballo Colombo-venezolano me trasladó a un hotel en la Parada, Santander, a pocas cuadras de la frontera. Allí esperé hasta las 4 AM hora colombiana para poder dirigirme a migración Colombia y sellar mi pasaporte con salida del hermano país, casi 2 horas duró el trámite.

Finalmente me dispuse a atravesar el puente Simón Bolívar con rumbo a mi ciudad Barquisimeto, sellé el pase de entrada a Venezuela y fui directamente al terminal de San Antonio del Táchira. Menuda sorpresa le daría a mi familia, nadie sabía que estaba viajando a verlos. Tomé el bus a San Cristóbal, el recorrido fue de una hora, en el terminal de San Cristóbal encontré un bus a un módico precio que debe ser cancelado SÓLO EN EFECTIVO hasta Barquisimeto. Emocionada lloraba a cada momento que me imaginaba ver a mi mamá nuevamente, para mí sorpresa la carretera que une a San Cristóbal con el resto del país estaba cerrada, los habitantes de un sector popular habían bajado desde los cerros y caseríos cercanos a la carretera con sus bombonas (galones o cilindros) de gas y tomaron las vías por más de 6 horas, ningún ente público ni de orden público hicieron nada al respecto. Me dirigí con un grupo de afectados que estuvimos esperando bajo el sol inclemente y posteriormente la lluvia a dialogar con las personas que tomaron la vía pero no hubo manera de mediar, hasta que se dieron por vencidos y nos dejaron avanzar.

Volví a sentirme feliz por algunas horas hasta que llegando a la ciudad de Barinas nos conseguimos con otra tranca, está vez los gandoleros y conductores habían tomado las calles a propósito de la escasez de gasolina y gasoil, allí estuve cerca de 3 horas, es decir 9 horas perdidas por un acceso limitado a las vías motivado por la precariedad de la vida en mi país. Finalmente cerca de Guanare un puesto de control de la Guardia Nacional Bolivariana detiene el autobús en el que me encontraba para realizar un chequeo de rutina, para mí sorpresa requisaron absolutamente todas mis pertenencias, allí viví un momento indignante cuando los sargentos de la Guardia Nacional intentaron ilegalmente decomisarme una bolsa con chocolates y golosinas que le llevaba a mi familia así como 80 dólares en efectivos que llevaba escondidos entre mis pertenencias (ya sabía que podía ocurrir, me lo habían advertido), la situación se volvió tensa, yo apenas había comido en el día, estaba cansada quería llegar a mi casa y eran las 12 de la noche, enloquecí, discutí con los efectivos castrenses, los traté de delincuentes, no hay otra palabra para describirlos, hasta que finalmente me devolvieron mis cosas. Llegué a Barquisimeto a la 1:30 am. Me encontré con una ciudad fantasma, apenas había algún bombillo encendido.

Las calles oscuras, lúgubres y deterioradas, no era la ciudad que recordaba. Al fin llegué a mi casa y sorprendí a mi mamá mientras dormía, hermosa mi vieja, apenas si creía que había vuelto.

Al día siguiente fui a visitar a mi papá y vi a mis hermanos, pero cuando debí salir a la calle me encontré con una ciudad desolada. No puedo mentir, lloré, lloré mucho, desconsolada. Mi ciudad disminuida y abandonada, la gente caminando por kilómetros, personas que apenas se mantienen en pie.

Vi viejitos de puro pellejo y huesos, sentados en una acera frente a los bancos para poder retirar una fracción de su pensión y poder comprar algo que comer. Vi amigos envejecidos por el hambre y los ojos hundidos, sumidos en una infinita tristeza.

No hay transporte público, existen pocos autobuses trabajando, escasos por demás y los pocos que hay reducidos a una chatarra móvil, camiones dónde se transportaban antiguamente ganado vacuno y porcino asegurados con algunas cuerdas, así como camionetas nuevas y viejas son los nuevos medios de transporte público, las personas son trasladadas en condiciones infrahumanas, inseguras y además atracadas, cuando el pasaje en gaceta oficial se encuentra en 2bs los trabajadores en vías urbanas cobran 10 bs y hacia rutas extraurbanas cobran entre 40 y 50 bs en efectivo, es excesivo ese costo cuando el salario mínimo establecido es de 2800 bs, yo no soy economista pero si sacamos cuentas es imposible dirigirse a un sitio de trabajo diariamente si el dinero es escaso.

Por otra parte, el costo de los alimentos, fue un choque terrible con la realidad, jamás nadie podrá creer esto que les escribo si no han estado en Venezuela durante esta crisis, el día jueves compré un refresco en envases individual (gaseosa) en 70 bs, al día siguiente !el mismo refresco costaba 250 bs! ¿Cómo es posible esto? No obstante, para seguir en mi asombro, el precio del queso, el queso aumenta diariamente, cuando llegué lo compré a 420 bs el kilo, al día siguiente estaba en 460, a mi regreso después de 8 días estaba en 650bs, ¿Quién puede vivir así? No se encuentran productos en los estantes de los pocos comercios que se encuentran abiertos, las medicinas en las farmacias son casi inexistentes y si se corre con la suerte de conseguir algún medicamento que se requiera los precios son al equivalente en dólares de mercado negro. Seguí llorando cada vez que vivía uno de estos momentos, así que lloré toda mi estadía.

Cómo la gasolina está escasa por falta de transporte para surtir las estaciones de servicio, las pocas gasolineras que surten están copadas, se debe hacer una fila con el automóvil que puede atravesar hasta 10 cuadras, ¡10 cuadras! Pero como en Venezuela todo es posible y es un país donde la mayoría es corrompible, pude pagarle a un trabajador de la estación de servicio 150 bs, casi el doble de un día de trabajo, para que me dejara pasar a surtir gasolina sin hacer la fila, el corrupto aceptó y yo también me corrompi, sin embargo, debía sobrevivir, no lo justifico, pero fue necesario.

En 3 días en Venezuela ya había gastado 60 $, en un país donde la moneda oficial es la más devaluada en el mundo, prostituida hasta más no poder, 60$ solamente en transporte y comida por 3 días es una locura.

Tal vez piensen que estoy exagerando, pero la verdad es que se me escapan los detalles y son más nefasto que lo que pude describir.

Me quedé sin dinero, yo arribé a mi ciudad el día jueves, para el día domingo no tenía ni un Bolívar. En casa de mi mamá se acabó el gas, no hubo manera de conseguirlo, tuvimos que retroceder un siglo y cocinar en un fogón a leña, pagué 500 bs por una bombona de gas, cuando esta posee un precio de 5bs oficialmente, la persona me robó el dinero y hace 8 días mi mamá está sin gas, una señora de 68 años cocinando en un fogón en medio de una de las ciudades más importantes del país, y así se encuentra la mayoría de las familias venezolanas.

Aunado a este panorama se encuentra la delincuencia, los venezolanos deben dejar sus teléfonos celulares y cualquier otro objeto de valor dentro de su casa para evitar ser objeto de algún robo en la calle, la desconfianza y malicia está a flor de piel. Si se camina por las calles de Venezuela es como si sé estuviera frente a un apocalipsis, las personas revisando entre la poca basura que hay en las calles para ver si encuentra algo de valor como aluminio, cobre, plástico o si hay algo de comer. Las niñas entre 11 y 17 años embarazadas llevadas por la poca educación sexual y motivadas por los bonos que ofrece el gobierno, bonos expresados en bolívares mensualmente sólo por estar embarazadas y posteriormente siguen percibiendo el bono en cuestión por dar a luz. La disercion escolar es brutal. Es entendible que no hayan niños, niñas y adolescentes en las escuelas y liceos pues apenas si se puede comer, un padre venezolano viviendo la situación promedio es incapaz de mantener a sus hijos y mucho menos están en la capacidad de enviarlos a estudiar. No hay gas doméstico, los cortes en el servicio eléctrico son casi a diario, no hay agua por tubería, el asfaltado en las calles se cae a pedazos, no hay servicio de internet y cuando llega es sumamente precario, las calles no poseen alumbrado público, se roban los cables de luz y de internet para pelarlo y vender el cobre, las mujeres que tienen el cabello muy largo se lo cortan para venderlo en Colombia y hacer extensiones naturales de cabello, los asesinatos y atracos se viven por minutos, pero también hay gente buena que intenta sobrellevar la situación y seguir luchando por el país.

Hace un año cuando me fui, la situación era difícil de sobrellevar, ahora es casi imposible.

Vi a mis padres y hermanos envejecidos, todos ya ancianos, mi hermana menor trabajando a duras penas para seguir estudiando en la universidad, mis sobrinos y sobrinas en un peso demasiado bajo, me quería morir, el dinero que envió desde Chile no alcanza, lo que ellos perciben no alcanza ni para comer 2 días.

Finalizada mi estadía en Venezuela, obviamente no me quería ir, sentía que no disfruté de mi gente ni mis amigos, pero no podía quedarme, de seguir en Venezuela posiblemente me moriría de hambre como profesora mucho menos iba a poder ayudar a mi familia.

Tuve que hacer el viaje de retorno igual por tierra hasta la frontera, cuando viaje desde San Antonio a Barquisimeto gasté 470 bs en efectivo, el viaje de regreso Barquisimeto- San Antonio fue de 1100 bs en efectivo, casi 150% más, ¿Pueden creer eso? En 8 días aumentó 150 % el costo de un pasaje terrestre y el gobierno nacional dice que es mentira.

Si se revisa los canales de televisión nacional muy pocas noticias de la realidad diaria son transmitidas, los periódicos apenas circulan, además el costo es sumamente elevado. No puedo dejar de mencionar que también existe una contradicción, en el este de la ciudad donde en otrora se encontraban las familias más pudientes, ahora hay una nueva burguesía, los afectos al gobierno, y también están las familias que quedan pero que sus hijos u otros familiares emigraron hace años y viven de las remesas que estos envían, nuevos ricos con carros de lujo que viven de la explotación de la necesidad de los venezolanos y que venden productos a precios elevados, también están los bachaqueros (personas que acaparan productos de primera necesidad, que adquieren los mismos a precios regulados y los venden a sobreprecio) estos son los nuevos «burgueses» cómo se hacen llamar, pero yo los catálogo como burguesía delicuencial criolla.

Venezuela fue un país hermoso, una señorita de labios rojos y adornada de joyas, ahora es una anciana violada y robada, no es el país que conocí, no es mi patria adorada. No hay buenos modales, porque todos intentan sobrevivir, no hay amor porque el odio ha Sido infundado desde el gobierno para dividir al pueblo, no hay calidad porque todo fue saqueado, sólo queda la esperanza de algún día volver, de algún día recuperar lo que fue, de que las familias se reúnan, de que renazca la alegría de que vuelva la felicidad, de que los venezolanos volvamos a ser venezolanos y vivamos en paz.

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Requerido.

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