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Argentina y sus historias: Fraile Muerto (1988)

por María del Carmen Rosso
Artículo publicado el 12/07/2024

fraile-muerto-portadaResumen
La siguiente es una reseña de la novela histórica Fraile muerto (1988) de Juan Carlos Casas, autor argentino nacido en 1926 y muerto en 2004. La obra nos acerca a la Argentina de la segunda mitad del siglo XIX. Su análisis está seguido por algunas reflexiones personales que se suscitaron a medida que iba avanzando en la lectura de las 376 páginas del libro.
Disponible en Amazon y Mercado libre

The whole country is as flat as a pancake.
(…)
A gaucho without his steed is an impracticability.
Thomas Hutchinson: Buenos Aires and Argentine Gleanings, 1865
Hay alrededor de 40.000 entre pobladores irlandeses, escoceses e ingleses y sus familias en tranquila e indisputada posesión de unos dos millones de acres. (…) El grueso de esta vasta propiedad ha sido adquirida en el país por hombres que a su llegada no tenían ni un cobre.
Encyclopedia Brittanica, 1878

 

Fraile muerto está ambientada en el sur y el sureste de la actual provincia de Córdoba, Argentina, en la segunda mitad del siglo XIX cuando los argentinos habían logrado sancionar una Constitución (1853) y se aprestaban a organizarse como país después de décadas de luchas, por la independencia primero, luego intestinas entre caudillos y finalmente contra el Paraguay.

La prosa de Juan Carlos Casas no es excepcional, a mi modo de ver, no enamora, pero sí es una prosa muy bien informada que denota un conocimiento profundo de la historia argentina por parte del autor como así también de la literatura argentina, inglesa y francesa. Dan prueba de ello, los epígrafes al comienzo de cada capítulo y las coplas, versos, poesías, rimas en inglés y en castellano, que a modo de intertextos explícitos enriquecen las páginas del libro.

La novela gira en torno a la experiencia de tres amigos, que vienen desde Inglaterra a la pampa argentina a hacerse ricos en poco tiempo, criando ovejas o ganado bovino y cultivando la tierra. Los tres personajes reales que Casas usa para desarrollar su ficción son Richard Seymour, Frank Goodricke y Hume Kelly y mucho de lo que sucede en la novela se nutre de lo que cuenta uno de los tres, Richard Seymour, en su crónica Pioneering in the pampas, escrita en inglés y publicada en Londres en 1869, exactamente un año después de su regreso a Inglaterra.

Todos los personajes que aparecen en la ficción de Casas son reales excepto por Casiana, una joven de familia española nacida en Argentina y el indio ranquel Mañkethrüz que la toma cautiva y la hace su mujer durante el tiempo que la joven pasa en las tolderías.

Todos los personajes reales y ficcionales que pueblan la narración son parte de una realidad mayor que se vivió en la Argentina decimonónica a lo largo y a lo ancho del territorio, pero con mayor intensidad en las zonas productivas y templadas: me refiero a la llegada de gran cantidad de inmigrantes europeos, al acorralamiento de los indígenas hacia el sur y al tendido de la red ferroviaria que ayudó a que el país progresara hacia un desarrollo de proporciones considerables.

Al leer la novela, tomamos conciencia de lo dura y sacrificada que era la vida en aquellos años. Abrimos los ojos a los esfuerzos, las emociones, el dolor, el fracaso, el éxito, la lucha por la supervivencia, los amores y los resentimientos de todas estas personas, tanto hijos del país como extranjeros que participaron de la gesta de forjar una nación.

Además, y de importancia primordial, también somos testigos del contacto entre el blanco y el indio, tan brutal como trascendente y fallido. Los indígenas, ranqueles en este caso particular, son descritos por Casas como seres primitivos, rudos, supersticiosos con creencias y costumbres completamente ajenas a las del hombre blanco, dueños de la tierra hasta la llegada de estos últimos.

El autor crea sus personajes con habilidad, otorgándoles la complejidad y los matices culturales propios de cada uno. Richard (Dick) Seymour, personaje real ficcionalizado por Casas, aparece como un estereotipo anglosajón cargado de prejuicios, miembro fiel e intransigente de la iglesia anglicana, ambicioso, con un sentimiento de quasi desprecio por los locales y con ideas muy firmes sobre el amor, la patria y el honor.

Casiana, personaje ficticio, es hija de una familia de buena posición de la época, viuda, criada a la usanza de aquellos tiempos, de acuerdo a los principios morales y religiosos católicos, aunque la joven no mostraba ningún pudor en cuestionarlos o transgredirlos.

Gumersindo Lisada, el gaucho que acompaña a los ingleses en su tarea titánica de organizar la estancia, es el típico gaucho argentino, silencioso, fiel a su amo y una entidad indivisible con su caballo.

Y finalmente, el indio ranquel Mañkethrüz, fuerte, violento, sediento de acción, supersticioso, ladrón, rudo, autoritario, primitivo, brutal.

Casiana y Seymour se enamoran y viven su amor de una manera casi tortuosa debido a los prejuicios culturales, sociales y religiosos que se interponen entre ellos.

Este amor está condenado a no ser, ya que para cuando Richard se da cuenta que realmente quiere a Casiana y está dispuesto a aceptarla tal como es, ya es muy tarde. Ella está cautiva en las tolderías y él acosado por sentimientos de culpa, poco a poco se va perdiendo como ser humano, se entrega a la bebida y finalmente decide regresar a Inglaterra.

Casiana, por su lado, es eventualmente liberada por Antonino Baigorria, (personaje real) jefe de la frontera sur de Córdoba. Vuelve al mundo de los cristianos y decide buscar a Richard para presentarle el fruto de su amor: Pedrito, pero ya es tarde, pues Seymour había partido de regreso definitivo hacia Londres tres días antes de la llegada de Casiana a Rosario donde esperaba encontrarlo.

En otro nivel de análisis, vemos que Juan Carlos Casas no le teme a la inclusión en el texto de temas contundentes y centrales a la vida en aquellos tiempos y en aquel entorno socio cultural particular. Es así que dirige las conversaciones de sus personajes hacia cuestiones tales como el heroísmo, el pseudo heroísmo, el honor, la patria, la religión, Dios, el amor, el matrimonio y el tema que desvela y desequilibra a todos: el encuentro o choque, mejor dicho, entre diferentes visiones del mundo: la de los ingleses, la de los hijos del país, y como si fuera poco la de los indígenas.

En línea con este tenor de meditaciones, hacia el final de la novela, y desde su posición de mujer rescatada de las tolderías y con toda la historia de desencuentro con Seymour en su corazón, Casiana reflexiona:

Somos juguetes’ el destino. Un destino que a veces se muestra cruel y que
agora se muestra más rosao. Estos cambios tan intempestivos son los que
hacen apasionante la vida. (…) Vagamente pensó: ¿Qué se habrá hecho’ el
salvaje’ e Mañkethrüz? Salvaje, pero al fin de cuentas, no peor que muchos
cristianos. ¿Y del machi, mi único amigo allá en las tolderías? ¿Habrán
existido de verdá? ¡Parece todo tan lejano! (p.376)

Por una diferencia de tres días solamente, Casiana no pudo reencontrarse con Seymour, los ingleses venden Monte Molina, su propiedad en las pampas y regresan a casa sin riqueza y sin cumplir sus objetivos. La mujer regresa a Fraile Muerto de la mano de su hijito a recomenzar su vida entre los cristianos y los días continúan su rumbo inexorable.

A medida que el libro va llegando a su fin y de manera imperceptible pero constante se va apoderando del lector una sensación de desolación tal vez provocada por el mismo paisaje en el que se desenvuelve la historia: la pampa argentina extensa y solitaria.

Quizás también debido al desenlace amargo que tiene la historia de Casiana y Seymour, o debido al fracaso del emprendimiento de los ingleses y su retorno a casa, o por la impresión violenta y extraña que dejan el malón y las tolderías es que el lector experimenta una sensación de vacío ineludible y devastador que lo lleva a reflexionar sobre la futilidad de la vida humana.

¿De qué sirvió todo? ¿Dónde fueron la energía, el entusiasmo, la emoción, el amor, las risas, las lágrimas, el sufrimiento? Todo va quedando atrás sin un significado mayor que el de avanzar la historia o el de abrir caminos que otros andarán. No somos más que polvo llevado de aquí para allá por el viento. Como dice el rey Macbeth en su célebre monólogo Mañana:

(…)Life’s but a walking shadow, a poor player,
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing. (W. Shakespeare, Macbeth, Scene V)

La vida es una sombra que camina, un pobre
Actor que en escena se arrebata y contornea y
Nunca más se le oye. Es un cuento que cuenta un idiota,
Lleno de ruido y de furia, que no significa nada.

En conclusión y ya para terminar, diremos que, si bien la novela nos deja un regusto amargo y triste, también si se quiere, tiene su costado luminoso. Sin ser el centro de la narración, el autor menciona y habla de la llegada de grandes cantidades de inmigrantes al país con toda su carga de esperanzas y sueños de una vida mejor. En el documento: “Debate sobre la inmigración” de 1870, Bartolomé Mitre, presidente argentino de la época, enuncia: “Empecé con seis mil inmigrantes y al cabo de seis años dejé el país con treinta mil.” (p. 77)

A la mañana siguiente tomó el tren a Fraile Muerto. Mucha gente en el
vagón de segunda que recorrían Casiana y Pedrito, buscando asiento. Gente
extraña para Casiana, mucho gringo. Algunos hablaban castellano, pero
peninsular. La mayoría hablaba idiomas extraños para ella, ni castellano ni
mapuche. Algunos le sonaban vagamente familiares, como el inglés, el francés y
los dialectos italianos. Pero otros los desconocía absolutamente. Podrían ser
vasco, alemán, ídish. (p. 370)

 

Muchos de los hombres y mujeres que llegaron a Argentina como nuestros tres ingleses seguramente vivieron experiencias tan duras como la de ellos, algunas habrán sido exitosas otras no. Habrá habido quienes con espíritu inclaudicable se habrán reinventado una y otra vez ante los fracasos y habrán buscado alternativas nuevas y superadoras para concretar sus sueños y llevar adelante sus vidas en la pampa argentina y otros que habrán quedado en el camino.

La novela fue escrita en 1988 y tuvo tres ediciones consecutivas. Casas plantea una historia creíble, rica en matices, humana y emotiva. Sus planteos conceptuales y sus argumentos sobre diferentes aspectos de la vida pueden parecer no pertinentes a nuestra época o que pertenecen a un tiempo que ya fue, aun así, son sumamente valiosos para conocernos como los seres humanos que fuimos y que somos.

María del Carmen Rosso
Artículo publicado el 12/07/2024

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