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Breves y ligeras crónicas de un gusano de La Habana en Santiago de Chile

por Critica.cl
Artículo publicado el 21/07/2021

cronicas-de-un-gusano© Luis García de la Torre, 2021
I.S.B.N.: 978-84-8017-437-4
Editorial Betania, Madrid, España.
Julio de 2021
http://ebetania.wordpress.com
editorialbetania@gmail.com

Palabras preliminares de Lilliam Moro
Mi querido amigo Luis, he leído detenidamente tus crónicas de un gusano, y digo detenidamente porque es un texto angustioso, aunque salpicado de ironías, anécdotas simpáticas y otros recursos (incluido el título) para aligerar el dramatismo esencial: el miedo a la pérdida de la identidad, tema importante y sensible que no permite una lectura superficial de tu texto.

Con todo el respeto que me merece esto que has escrito, me atrevo a hacerte unos señalamientos antes de que lo publiques (porque debes publicarlo), y espero que me disculpes y no lo tomes a mal.

La nostalgia de nosotros los emigrantes forzosos, esencialmente por cuestiones éticas, es una querencia que se acentúa, más que en la historia, en las referencias de la vida cotidiana, como la comida, las relaciones sociales y, sobre todo, la música.

Puede gustarte mucho escuchar a Violeta Parra, por ejemplo, o música folklórica del país de acogida, pero desde una percepción pausada, y no desde la sangre y las entrañas que vibran con la música del país natal. Por eso me resultaron deliciosas tus extensas consideraciones sobre muchas piezas musicales nuestras. Especialmente me llamó la atención la referencia a Convergencia, un misterioso e indescifrable poema de nuestra música popular. Aparte de ti y de mí, solo conozco otra persona cubana que se siente atraída por el mismo misterio de esta pieza, que, por cierto, la interpretan magistralmente a dúo Pablo Milanés y Miguelito Cuní; no sé si la has escuchado. Pablo ha tenido el buen tino de interpretar muchas de nuestras viejas canciones y hasta danzones más entrañables, expresiones de un posmodernismo poético (Pensamiento, Yo sé de una mujer, y un largo y memorable etcétera). Pero creo que este acápite ganaría si sintetizas un poco tus interpretaciones poéticas de las letras.

En todo tu texto debes hallar un sobrio equilibrio entre la pasión cubanísima y el rigor del análisis.

En la parte dedicada a la literatura mencionas a grandes escritores cubanos pero que nacieron en España, como Eugenio Florit y Lino Novás Calvo, por ejemplo. Y me pregunto. ¿Eso nos sucederá a nosotros también? ¿Nos quedaremos flotando en un limbo sin geografía definida? ¿Y qué decir de la Avellaneda, nacida en la Cuba española, y que se dio a conocer en el Madrid romántico cuando en el entierro del poeta Manuel José Quintana recitó pública e inesperadamente un poema dedicado al difunto, según me contó nuestro Gastón Baquero?

Tus continuas referencias a Santiago de Chile, tu puerta de entrada al mundo libre, es decir, a un espacio diferente con el que comparas tus vivencias en la Cuba castrista dejada atrás, quizás no sean necesarias como punto de comparación, teniendo en cuenta que asumir la verdad del oprobioso régimen cubano a partir de un contraste es un recurso limitado, pues Chile es sólo un país más del mundo libre, y esas divergencias entre Cuba y la nación andina sueles mencionarlas en aspectos más bien banales de la vida cotidiana, lo que le resta fuerza al valor catártico de tu discurso. Pienso que quizás podría dividirse tu texto en dos zonas más definidas: una con la experiencia de vida en Cuba, y otra el presente chileno; no sé, solo se me ocurre. Ten en cuenta de que toda tu narración está repleta de cubanismos, y eso es espontáneo, natural y auténtico, pero de vez en cuando mezclas palabras chilenas, inevitable: a eso los lingüistas y lexicógrafos lo llaman “contaminación” (sin implicaciones peyorativas).

Más allá de las referencias comparativas, creo sinceramente que este texto debes pulirlo y trabajarlo en profundidad porque en esa necesaria catarsis está el fondo realmente importante, de carácter ético: ¿hasta qué punto la perversión de un régimen puede socavar los valores esenciales de una nacionalidad para borrar su pasado, única manera de someter el alma de un pueblo? Recuerdo que en 1492, cuando Antonio de Nebrija escribió la primera gramática castellana e intentaba convencer a la reina Isabel la Católica de la conveniencia de esa obra, le dijo: “domina una lengua y dominarás un imperio”. Aplicándolo al caso de Cuba cabría decir: “borra el pasado de un pueblo y eliminarás su futuro, porque lo condenarás a vivir en un eterno presente”.

Con toda mi admiración por tu autenticidad como persona e intelectual, te abrazo,

Lilliam Moro
13 de junio del 2018, Miami

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