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Michel ONFRAY: Del vitalismo y otras razones para develar la verdad.

por Mildred Lesmes Guerrero
Artículo publicado el 31/07/2013

« ..Un artiste ne peut pas se contenter d’une vie épuisée, ni d’une vie personnelle. On n’écrit pas avec son moi, sa mémoire et ses maladies. Dans l’acte d’écrire, il y a la tentative de faire de la vie quelque chose de plus que personnel, de libérer la vie de ce qui l’emprisonne. (…) Il y a un lien profond entre les signes, l’évènement, la vie, le vitalisme. C’est la puissance de la vie non organique, celle qu’il peut y avoir dans une ligne de dessin, d’écriture ou de musique. Ce sont les organismes qui meurent, pas la vie. Il n’y a pas d’œuvre qui n’indique une issue à la vie, qui ne trace un chemin entre les pavés. Tout ce que j’ai écrit était vitaliste, du moins je l’espère… » (1)

Para Michel ONFRAY (1º enero 1959) el compromiso social y la academia no están alejados, al contrario el uno implica la otra. De allí que la creación de la Universidad Popular- Université Populaire de Caen, Bordeaux, Lyon (2) -, la enseñanza de la filosofía a través de manuales de un valor de 2 euros y las conferencias y congresos gratuitos hagan parte de su vida y que-hacer filosófico.

Este pensador francés ha decidido que su compromiso con la vida sea la misma que su compromiso con la filosofía, ya que fue ésta última la que lo salvo de la vacuidad del sistema. El sistema capitalista y el proceso de modernidad le han llevado a plantearse el vitalismo como posición primera en su actuar y en su ser, en el mero placer de existir.

Onfray nace el 1 enero 1959, fecha en la cual se establece el nuevo franco como moneda en su país y se posiciona en el poder político de Cuba Fidel Castro. Es hijo de una empleada doméstica y de un agricultor. Su padre, para él, será un fiel representante de Virgilio y Espinoza sin haberlos leído; Será, también, una fuente de inagotable praxis filosófica, un hombre que le marcó para siempre. De allí que él vea en la encarnación de la ideas una forma de vida antes que una forma de pensar :« Encarnar –hacerlas carne a través del cuerpo- las ideas que uno defiende en la teoría, valida la vida » (Entrevista en Arte:2012) Ya que sólo al convertir la voluntad de poder en voluntad de vivir se puede ser feliz. « Consentir la voluntad de poder es convertirla en voluntad de felicidad » (Ibíd.)

Sin embargo, su filosofía no nace de una inspiración divina, de un deseo intelectual o de una intención académica propiciada por su entorno. Un recorrido arduo por el mundo durante sus primeros años crearán un espíritu crítico y endurecerán su carácter. No alcanzaba los 11 años cuando tuvo que enfrentarse al mundo de aquellos que lo habitan sin la mediación de un hogar burgués o de una familia funcional. Tuvo que ingresar a un internado católico. Ese momento moldeará su visión de mundo. Él los describe como « cuatro años de grasa, de suciedad, de humillación… » (Arte:2012) Cuatro años en los que sintió y vivió la hipocresía de aquellos que decían amar a los necesitados, a los huérfanos, mientras les quemaban con agua caliente cuando esos niños trataban de disponer de más de cinco minutos bajo la ducha durante el baño cada semana. Esta experiencia le hizo amar antes que odiar, escogió el aprendizaje antes que el resentimiento.

Onfray decide actuar bajo varias de las premisas de los pensadores del siglo XVII unos pensadores, a quienes él señala de libertinos barrocos: Estos trataban al cuerpo como un cómplice, mientras que la “civilización surgida de la cultura judeo-cristiana practica el odio paulino a los cuerpos, detesta los deseos y los placeres y desprecia la materia corporal.” (Onfray 2009: 34)

Por ello, Onfray asegura que los libros fueron su salvación; con los libros descubrió el mundo, un mundo que en la Francia rural se hace imposible si no se tienen los medios económicos o culturales (3)  para hacerlo. Fue así como gracias a la lectura de Hemingway pudo conocer el mar y salir de ese infierno en el que se convirtió el internado. Los libros se convirtieron en sus compañeros de por vida; como también la música clásica. Es por ello que su consigna fue: « Si yo debiese escribir un día lo haría como Bach » (Entrevista, 2008)

En un primer momento quiso seguir la vida que su destino le había marcado. Cuando terminó su bachillerato quiso ser conductor de tren pero lo rechazaron, así que decidió hacer una locura : inscribirse en Filosofía en la Universidad.

Más adelante, otra experiencia construiría su manera de ser : A los 28 años, Michel Onfray tuvo un infarto cardiaco y desde ese momento empezó a vivir y a escribir como lo ha hecho desde entonces, como un espectador de la vida. Esa nueva oportunidad de tener un cuerpo, le hizo llevar a cabo su proyecto, ser consecuente con eso que lo hizo sobrevivir, ese vitalismo, ese aliento que sale de no se sabe dónde y permite que se respire y que se viva cada segundo como si fuese único. Y gracias a su hedonismo confeso, además de intentar ser feliz, « siempre quiere que a su lado se sea feliz, lo más feliz posible. » (ENTHOVEN, Entrevista, 2008)

Onfray es un filósofo y un intelectual que no ha renunciado a sus orígenes, al contrario, se siente orgulloso de ser hijo de un agricultor y de una aseadora. No ha querido irse de su región para ser un intelectual de Paris, un Sartre contemporáneo. Él ha decidido reivindicar al provinciano, a través de la encarnación de un hombre común que no necesita de los artilugios, ni vanidades de la gran ciudad; Onfray presenta a la sociedad francesa la posibilidad de Ser un intelectual sin ser validado por aquellos que dicen serlo.

Para Michel Onfray el Saber, -el Conocer- tiene un compromiso con la Verdad, de allí que desde sus primeros trabajos quiso empezar a develar(4)  los mitos que han construido nuestra Ciencia, nuestros Ídolos, nuestras pretendidas verdades. Sólo en esa Verdad, aquella que se puede llegar a encontrar derribando esos relatos construidos durante siglos, se puede llegar a ser libre.

Una de las primeras verdades recuperadas a través de la lectura de nuestros mitos creadores es el papel de la Mujer. Esa mujer que ha estado dilapidada en Occidente por el judeo-cristianismo, esa mujer que se cree libre y que se atreve a juzgar a aquellas que no lo son, sin darse cuenta que el pecado más grande, la cadena que les atrapa para siempre es la Ignorancia. Por eso Onfray cree que fue una mujer la primera en razonar, en tener sed de conocimiento, en investigar. Esa mujer proviene de un mito fundador, dentro un Torá que nos construyó para siempre, esa mujer es Eva. «Eva es la matrona de los filósofos: Yo quiero saber, sea cual sea el precio.» Eva quiso conocer y para ello violó las normas impuestas, se liberó de las reglas, de los límites.

Y es esto, precisamente, lo que él ha querido hacer desde que renunció a su trabajo de obrero en una fábrica; él creyó en Sí mismo , quiso darse la oportunidad de la duda, del cuestionamiento y lo hizo su consigna de vida:

« Yo creo que cada uno tiene potencialidades sin descubrir dentro de sí, se debería hacer una introspección socrática, ser portador de un orgullo por sí mismo, de empujarse a trabajar y de reconocerse, de crear esa identidad. » ( ARTE: 2012)

El vitalismo en ONFRAY
Después de renunciar a una fábrica, de ver cómo sus colegas, esos obreros que no podían hacer eso que él hizo, renunciar, marcharse, dejar la alienación del trabajo en cadena, en eso que nos trajo la Industria –la tan alabada Revolución Industrial- y los tiempos Modernos, se hizo una promesa, hacer algo por ellos. Pensó que lo podría hacer a través de la Educación, por eso, y por la estabilidad económica y social que trabajar con el Estado representa, Onfray se hizo a un puesto como profesor de Filosofía en la Educación Nacional.

Este tipo de trabajo no le hizo feliz, no satisfizo su deseo de vida, esa chispa, esa voluntad de Poder que le ha permitido dar un sentido a su existencia. Por eso decidió dejar ese empleo, renunciar al confort y a la prestancia social que este tipo de trabajo otorga en una sociedad anquilosada por la burocracia desde el siglo XIX.

Y es así que llegamos al quid de nuestra propuesta, el vitalismo como herramienta de conocimiento y como filosofía que permite develar verdades, derribar las mentiras construidas durante el proceso de la Modernidad. Para ello es necesario definir lo qué es el Vitalismo y si la filosofía de Onfray responde a este postulado.

Pero, ¿qué es el vitalismo? En sentido convencional es la filosofía de la biología que nace hacia 1970 en colaboración entre filósofos y científicos en ejercicio. En un primer momento refuta la filosofía de las ciencias, notablemente por su marcada tendencia al mecanicismo y al animismo. Para este aparte utilizaremos en un primer momento la obra de George Canguilhem: El conocimiento de la vida. Discípulo de Gastón Bachelard y maestro de Michel Foucault; este médico y filósofo francés defiende como tesis que lo vivo no puede reducirse a las leyes físico-químicas, se debe partir de lo vivo en Sí mismo para comprender la Vida. El objeto de la biología, por lo tanto, es irreductible a la descomposición lógico-matemática. Canguilhem define el vitalismo como el “..Principio vital del hombre (…) que produce todos los fenómenos de la vida en el cuerpo humano.” Como ya lo había declarado Barthez(5) , médico de la escuela de Montpellier en el siglo XVIII. Para Canguilhem el vitalismo traduce una exigencia permanente de la vida con el viviente (1976:99) Y esta exigencia se hace más allá de la Naturaleza. Canguilhem explica cómo la teoría cartesiana del animal-máquina (para explicar el mecanicismo) se reduce a “las consecuciones empíricas” de eso que se conoce como el reflejo de los animales, antes que a una exigencia ante la Naturaleza. Se toma al animal, incluido al hombre, como aquel que cae en trampas, ese hombre que en la meditaciones de Descartes está rodeado por las trampas de Dios. En este caso el hombre viviría de la inercia y el ingenioso sería Dios, entonces, se pregunta Canguilhem: “Si el animal no es nada más que una máquina, y lo mismo la naturaleza entera ¿por qué tantos esfuerzos humanos para reducirlos?” (Ibíd.100)

El vitalismo es una exigencia, una moral. Por eso el hombre se considera parte de la naturaleza, “experimenta un sentimiento filial, un sentimiento de simpatía, no considera los fenómenos naturales como extraños y extranjeros, (…) les encuentra vida, alma y sentido(6) ” (101). Nosotros, todos los seres vivos, por lo tanto la naturaleza, los animales y los hombres haríamos parte del universo, seríamos parte de una gran organización en la cual nuestra presencia se hace necesaria, como la de todos aquellos que nos rodean. No seríamos un simple accidente, una simple máquina aislada e individualizada. Estaríamos unificados por la “simpatía”. De allí que “la naturaleza no pueda ser sometida por el arte si ella misma no es un arte” (100).

Y es, precisamente, esa confianza vitalista la que hace emerger la Vida ante una naturaleza descompuesta en mecanismos y luchar en contra de la naturaleza simplemente orgánica. Canguilhem elabora este tipo de argumento por la transcendencia de la Industria y la influencia de este modo de razonar en el hombre. Para él, el vitalismo es la meditación al observar un fenómeno de la naturaleza, antes que el razonamiento ante el funcionamiento de un torno. Van Helmont, otro de los tres médicos vitalistas leídos por este filósofo, asevera que la Verdad es realidad, existe (102). Por lo tanto, es un deseo humano percibir esa realidad en fragmentos que puedan llegar a ser comprensibles a su capacidad intelectual. Parece que hemos dejado de lado otras formas de conocimiento, nos hemos adherido, de manera irremediable, a la razón cartesiana y ésta nos hace ver el mundo fragmentado, maquinado y resultado del obrar del ser humano en el tiempo, antes que de un crear con la fuerza de la vitalidad, de la naturaleza.

Otro de los aspectos que aborda Canguilhem es la fecundidad, ello como contestación a los experimentos que se han hecho con células vivas y, a pesar de que su trabajo antecede a los experimentos de clonación, a la reafirmación de la necesidad de una primera célula para la reproducción de otras. El nacimiento, la muerte y el proceso que lleva el ser de vivo de la una a la otra, le hace ver que la Vida siempre está allí, presente, siempre. En consecuencia se le hace paradójico que las ciencias, la física, la química, entre otras, quieran estudiar el entorno antes que el centro mismo: la Vida.

En un tercer aspecto Canguilhem hace explícita la mala lectura del vitalismo clásico, siglo XVII-XVIII, por los materialistas y por el filósofo del vitalismo Philip Franck(7) ; quienes acusan a la biología vitalista de dar pie a la Teoría del Ganzheit de la ideología nazi. De ser así, se tendría que acusar a Darwin como responsable de la explotación del concepto de selección natural. Y se le tendría que achacar el uso que Maurras(8)  hizo de este concepto en su texto político, Encuesta sobre la Monarquía. Es así que Canguilhem concluye:

“es tan absurdo buscar en la biología una justificación para una política y una economía de explotación del hombre por el hombre, como lo sería negar al organismo viviente todo carácter auténtico de jerarquía funcional y de integración de las funciones de relación a niveles ascendentes, por el sólo hecho de ser partidario de una sociedad sin clases” (113)

Esto sería como inculpar a las matemáticas por los fraudes de la banca y los juegos en las bolsas financieras.

De resultas que “el vitalismo es el rechazo de dos interpretaciones metafísicas de causas de fenómenos orgánicos, el animismo y el mecanicismo. (…) el vitalismo es el simple reconocimiento de la originalidad del hecho vital.” Para formular esta definición Canguilhem se sirve de los postulados de un médico francés quien a principios del siglo XIX reflexionaba sobre la vida y la muerte(9), sobre la inestabilidad de las fuerzas vitales. De eso que se denomina lo Normal y lo Patológico, la anomalía. Y este tema le merece un texto a Canguilhem. Sin embargo para este momento, nos conformaremos con recordar que lo uno implica lo otro, la vida la muerte y lo que se prescribe como anomalía tiene la Normalidad como patrón para reconocerse. De allí que se sienta el cuerpo cuando éste está enfermo, cuando es anómala su función. Nada más vivo que un ser muriente y nada nos recuerda más la existencia de la vida que la muerte.

Y si bien hemos escogido a Canguilhem para definir el Vitalismo, en esta primera parte no podemos dejar de lado lo que autores como Bergson y Deleuze han aportado a esta filosofía. Para este último el vitalismo ha sido un motor para la escritura, ha sido ese deseo de ir más allá de sí mismo, de su cuerpo- anómalo en algunos momentos por la enfermedad- de encontrar ese halo de vida que tienen todos aquellos que compartimos esta experiencia: la vida. Por ello la escritura para Deleuze es ese acto sublime en el que encontramos la vida en la mera existencia:

“Lo interesante es cuando la escritura alcanza a provocar por sí misma ese sentimiento de inminencia, de que algo va a pasar o acaba de pasar a nuestras espaldas. Los nombres propios designan fuerzas, acontecimientos, móviles, vientos, tifones, enfermedades, lugares y momentos antes que personas. Los verbos en infinitivo designan devenires y acontecimientos que desbordan modas y tiempos. Las fechas no remiten a un calendario único y homogéneo, sino a espacios y tiempos que cambian en cada ocasión.” (DELEUZE: Libération, 23 de octubre de 1980)

Y es precisamente a esa escritura propuesta por Deleuze a la que apunta Onfray, una escritura que le permita divulgar su trabajo de desmitificador, de “debelador”, de revelador de verdades.

Para Michel ONFRAY es claro que su compromiso con él y con el mundo es el de la escritura, una escritura comprometida con la izquierda libertaria (ya trataremos este aspecto más adelante), una escritura que dé cuenta de la Verdad antes que de seguir construyendo castillos de naipes con verdades construidas por ciertos grupos en ciertos momentos, quienes embebidos por el Poder decidieron crear mundos imposibles, porque no son verdaderos. Este es el caso de Freud, de Sartre, entre otros.

Onfray se da a la tarea de esa exigencia vital, de eso que la vida nos pide en cada momento, de vivirla, de sentirla y de no reducirla a simples mecanismos, que como lo resalta Canguilhem nos lleva mirar y estudiar el entorno antes que descubrir la vida en ella misma. De ese centro que reivindica Canguilehm, de ese centro se ocupa Onfray. En sus trabajos sobre el Hedonismo, sobre la filosofía cínica, sobre el cuerpo enamorado, Onfray le presenta a su público lector la posibilidad de conocerse desde dentro, antes que seguir dando vueltas alrededor de nosotros mismos, interesados en los discursos fabricados por otros. Tratando de entender la Falta de la que nos habla Freud, el comunismo desde la izquierda impostada de Sartre, el paraíso fuera de este mundo, después de la muerte, propuesta por los monoteísmos.

En el texto Contre-histoire de la Philosophie VII: La construction du Surhomme, Onfray se reclama hombre vital, ser que está condicionado por esa voluntad de poder que anima a todo lo vivo, desde la planta hasta el universo:

“ … il y a eu en nous une vie qui veut la vie, quelque chose qui veut la vie, du vivant qui veut le vivant, qui veut durer et perseverer dans son être; et c’est qui anime la plante, c’est la volonté de puissance, c’est qui anime l’animal, c’est la volonté de puissance, c’est que vous anime, c’est la volonté de puissance, c’est qui anime le cosmos c’est la volonté de puissance, tout est volonté de puissance(…) il y a quelque chose en nous qui nous veux et qui est plus fort que nous.” (Onfray, Conferencia de presentación Mollat:Nov.2011)

Todo está determinado por esa Voluntad de Poder, no hay libertad, pero precisamente cuando nos damos cuenta de ese determinismo podemos hacer que el Superhombre se haga en la complacencia, en el disfrute, en el goce de esa inmanencia, llegando a un “estado de beatitud” (Onfray:2011) que nos permite disfrutar de la vida, ya que allí está, sin que nosotros le hayamos pedido de venir, sin más obligación o responsabilidad que la de existir y vivir en el goce de sentir.

“.. el superhombre es aquel que conoce la beatitud, después de haber sabido lo que es la voluntad de poder, después de haber amado la voluntad de poder(…) hay que amar todo lo que nos pasa, lo bueno y lo malo, el goce como el sufrimiento, la vida y la muerte…” Y es precisamente ese Si a todo de Nietzsche lo que nos hace amar, antes que aceptar la vida, tal cual viene, ya que ésta se ha sucedido de esta manera por miles y miles de años, estamos viviendo estos momentos en un eterno retorno, una y otra vez.

Nietzsche, saliendo del siglo de las masas-como lo ha calificado Onfray- es un gran admirador del gran hombre, del individuo, de la existencia. Lo “surhumain”-suprahombre, transhombre, superhombre- es aquello que busca la luz. Hay que amar lo negativo también. Para Onfray el vitalismo debe alejarse de la parte ideológica y recuperar de ésta lo imperceptible: la vida.

El impulso creador que se presenta en este hacer y rehacer, en esta deconstrucción la encontramos en la filosofía vitalista de dos grandes: Gilles Deleuze y Henri Bergson. No pretendemos hacer un análisis detallado de lo que es el vitalismo en sí, sino de lo que encontramos de esta filosofía en nuestro pensador francés. Es por ello que tomaremos sólo unos apartes de Deleuze y algo de la correspondencia de éste con Bergson.

En una de las cartas que le enviase Henri Bergson a Gilles Deleuze, éste le agradece a Deleuze la claridad con la que hace comprender la relación entre la inteligencia y la vida, un punto por el cual Bergson fue fuertemente criticado; ya que Bergson no tuvo la misma claridad en la exposición. Sí bien fue Bergson quien pensó esta premisa, será Deleuze quien la haga más clara y contundente. Esa afinidad esencial entre el impulso creador y la inteligencia que deviene de la intuición será la clave de su texto la Evolución creativa, obra pretendidamente vitalista.

J’ai été tout particulièrement sensible aux passages que vous consacrez à L’Évolution créatrice. Tout comme la matière est une retombée de l’élan créateur, plutôt que sa négation active, l’intelligence est une détente de l’intuition, plutôt qu’une tendance opposée : c’est dire qu’il y a entre elles deux une affinité essentielle. (Primera carta: Sin fecha, Villa Montmorency, 18 Avenue des Tilleuls, Auteuil-Paris) (10) [Estuve particularmente sensible a los pasajes que usted consagró a la Evolución creadora: Sobre como la materia es una recaída del impulso creador antes que una negación activa, la inteligencia es una ganancia de la intuición antes que una tendencia que se opone: es decir que hay entre ellas una afinidad esencial.] (11)

Y de eso trata el vitalismo en Onfray, antes que una filosofía de la vida, es la filosofía al servicio de la vida, de una vida que sólo puede contentarse siendo un impulso creador como lo es ella misma. Por ello se ha encargado desde sus primeras obras de hacer un ejercicio de búsqueda de archivos, de lecturas contrastadas, comparadas, del método más riguroso y científico posible. En su texto Antimanual de la Filosofía trata aspectos que no fueron tratados por otros historiadores de la filosofía o que no fueron divulgados de una manera sencilla y con un lenguaje fácil de entender.

Ese animal que ocupó la escena de la historia durante el siglo XX y del cual él deplora la violencia, el dogmatismo, la idiotez general en la cual el hombre dejó de ser individuo para convertirse en masa, en una masa que seguía a un líder sin ir más allá de lo que propusiera el fascismo. De allí que su apuesta sea por esa exigencia de producir vida antes que de acabar con ella, la misma apuesta de Deleuze, de Bergson, de Nietzsche. Por el momento es necesario aclarar que el Vitalismo de Onfray es la exigencia de vida que le permite ver en la Filosofía una posibilidad de existir, de destruir leyendas, de limpiar el mundo de las leyendas construidas por aquellos que han tenido el poder durante tanto tiempo.

¿Cuál sería, entonces, la diferencia entre el vitalismo y el hedonismo en Onfray? Una de las hipótesis de este pensador es que después del cartesianismo, la religión se convirtió en un asunto de pensar; mientras que antes del racionalismo la religión hacía parte del Cosmos, del mero existir, los seres humanos eran capaces de leer la naturaleza con la intuición. De allí que Onfray se adhiera a la demanda de Jena-Marie Guyau(12) de alejarse un poco de los libros para gozar el mundo. Si los filósofos leyeran el mundo más allá de los libros, tal vez se gozaría más de la existencia. Es así que el vitalismo sería la premisa del existir, del Ser, mientras que el hedonismo será una de sus prácticas, llevar a cabo el acto de vivir en una de sus potencialidades: el placer. No todo es placer para Michel Onfray, su compromiso con la sociedad es un compromiso vitalista, por eso el acto de escribir.

Se podría pensar que el “contrato” que hace Onfray con el hedonismo marca su obra, pero en este texto lo que se propone es precisamente ir más allá de esa práctica propuesta por Onfray para encontrar el motor último de su necesidad de develar verdades. En este caso es el vitalismo; ya que es gracias a esa aceptación de los “bueno” y lo “malo” de la negatividad, del dolor y de la realidad que se puede llevar a cabo ese contrato. Pero sólo el vitalismo, como filosofía de vida, es el que nos permite aceptar esas realidades. El dolor no es placentero, la injustica menos, sin embargo ellos existen, ellos están allí y debemos asumirlos. “Es normal que suframos, aceptémoslo” declarará Onfray en una entrevista a L’Espress. (2006)

Es claro su propósito en la estructura de sus obras, para no ir tan lejos, ya que no es la intención de esta presentación, me remitiré a las obras traducidas al español y dejaré que el público lector y el auditorio hagan el ejercicio de encontrar en estas obras algo en común.

1. Antimanual de Filosofía : lecciones socráticas y alternativas. Madrid : Editorial EDAF, 2005.

2. Cinismos : retratos de los filósofos llamados perros. Buenos Aires : Paidós, 2002. Vida y obra de los primeros cínicos.

3. El cristianismo hedonista. Barcelona : Editorial Anagrama, 2007.

4. El vientre de los filósofos : crítica de la razón dietética. Buenos Aires : Perfil Libros, 1999.

5. Freud : el crepúsculo de un ídolo. Madrid : Taurus, 2011.

6. La escultura de sí : por una moral estética. Madrid : Errata Naturae : Universidad Autónoma de Madrid, 2009.

7. La filosofía feroz : ejercicios anarquistas. Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2006.

8. La fuerza de existir : manifiesto hedonista. Barcelona : Editorial Anagrama, 2008.

9. La razón del gourmet : filosofía del gusto. Buenos Aires : Ediciones de la Flor, 1999.

10. Las sabidurías de la antigüedad : contra historia de la filosofía, I. Barcelona : Editorial Anagrama, 2007.

11. Los libertinos barrocos : contra historia de la filosofía, III. Barcelona : Editorial Anagrama, 2009.

12. Los ultras de las luces : contra historia de la filosofía, IV. Barcelona : Anagrama, 2010.

13. Política del rebelde : tratado de resistencia e insumisión. Barcelona : Editorial Anagrama, 2011.

14. Teoría del cuerpo enamorado : por una erótica solar. Valencia : Pre-Textos, 2002.

15. Tratado de ateología : física de la metafísica. Barcelona : Anagrama, 2006.

Estas traducciones que van de 1999 hasta el 2011 demuestran que el oficio de escribir es propio de aquellos que desean dejar clara que la existencia, que hay un compromiso de divulgar y de crear en vez de creer. De ese ser que se reclama heredero de las luces y que pretende vulgarizar el conocimiento, hacerlo llegar a todos los públicos. Este pensador tiene un estilo particular de narrar, lo hace de manera sencilla y clara para llegar a un público más extenso, porque él está cansado del “gueto” (Mollat, Conference, Paris, 8 mayo 2010) y de seguir legitimando las leyendas.

Este es el caso de su investigación sobre Freud: El crepúsculo de un ídolo. Como lo hace con Sartre en el estudio que hizo sobre Albert Camus. En estos trabajos se hace de las herramientas del historiador antes que del filósofo, indaga, compara y lee absolutamente todo lo que puede llegar a ser prueba para destruir a un ídolo, en el caso de Freud, o para honrar a un hombre a quien no se le rindió su justo tributo como lo fue Camus.

La consigna de vivir con la naturaleza, de reconocernos parte del universo, antes que de creernos las leyendas propias de la modernidad y la cultura, la encontramos en el Antimanual, propone la lectura de Diderot y la ilustra con el siguiente texto publicado en un 1773, en el suplemento al viaje de Bougainville.

A. ¿Hay que civilizar al hombre o dejarlo abandonado a su instinto?
B. ¿Debo responder con precisión?
A- Sin duda
B- Si os proponéis ser su tirano, civilizadlo; envenenadlo como mejor podáis con una moral contraria a su naturaleza; ponedle trabas de todas clases; interceptad sus movimientos con toda clase de obstáculos; atadlo a los pies del hombre moral…

En este aparte escogido para presentarnos lo que, para él, debe ser un manual básico de Filosofía, reconocemos la importancia del vitalismo en sus trabajos. Ese volver a la Naturaleza, sentirse, reconocerse, antes que envenenarse de cultura, de trabas, de restricciones, de límites y de esas verdades propias de la modernidad, es la propuesta vitalista de Michel Onfray.

Otro de los autores que son fundamentales para el reconocimiento del vitalismo para develar verdades lo encontramos en el volumen III de su obra Contra historia de la Filosofía. En ella nos explica el por qué quiso estudiar a los libertinos barrocos y la transcendencia de sus obras (obra como acto, no como escritura) en la consecución de la Revolución Francesa, y ese autor es Baruch Spinoza.

Para Onfray el siglo de los libertinos barrocos comienza, no en una fecha cronológica histórica, sino en el nacimiento de lo que para la Historia de la cultura se conoce como el Gran Siglo, el siglo de las luces –Les lumières– . Comienza en 1592 y termina en 1677. Estas dos fechas son fundamentales para entender esta obra y para entender la Obra de ese siglo. En 1592 muere Montaigne, es decir adviene el montaignismo. Y con él la lectura de sus Ensayos que permitirán que este siglo construya “una razón occidental capaz de servir de contrapeso a las afirmaciones de la fe, las enseñanzas religiosas que recurren a los argumentos de autoridad” (Onfray, 2009: 28), pues los libertinos barrocos quieren emanciparse, quieren pensar libremente para vivir en libertad. Mientras 1677 será el año en que muere Baruch Spinoza y deviene el espinosismo, el cual acaba, consuma y supera el libertinaje barroco. El trabajo de la Ética de Spinoza acabará con “un tiempo filosófico a la vez que se prepara la inmensa aventura de la Ilustración.”(39)

Pero ¿cómo encontramos el vitalismo de Onfray en esta obra? Se puede ver claramente que su recorrido intelectual por loa filósofos y pensadores del siglo XVII va perfilando su leitmotiv, es decir llegar a uno de los pensadores más interesantes en cuanto a su actuar, obrar en la vida. Cuando Onfray describe a Spinoza lo hace con el agrado de verse a sí mismo, como modelo a seguir, en este pasaje se puede leer claramente su admiración por este filósofo:

“Lleva una vida epicúrea: sana, sobria, exenta de pasiones negativas, que tienda a la coincidencia de los principios con la vida cotidiana; una vida de compromiso con deseos a modelar; una vida de disposición de los placeres según una aritmética destinada a generar el máximo de Alegría con el mínimo costo existencial; una vida exenta de las superfluidades de las posesiones mundanas, íntegramente consagrada a las virtudes auténticas: la razón, la contemplación, la sabiduría, la alegría, la beatitud.” (238)

Por ello mismo, Spinoza no acepta el cargo que le ofreciese el Palatinado para enseñar en la Universidad de Heidelberg. Él prefiere dedicar su vida a la verdad, la meditación y la filosofía, lejos de una institución que podría limitar su libertad, ya que para él la Universidad impide pensar. Además de preferir esa vida ascética, si se quiere, Baruch Spinoza ama la alegría, ama la vida. (Onfray, 2008:240.)

Esta mirada nos permite encontrar en Onfray el reconocimiento de la vitalidad en cada uno de los personajes que estudia. Para el pensador francés la apuesta está clara, hay que develar verdades, hay que escribir lo que no está escrito, no seguir reproduciendo lo que los errores tipográficos han venido construyendo. No hay que conformarse con lo que dicen los libros, hay que buscar la fuente, ir directamente a las cartas, a los diarios, las correspondencias, las memorias, los registros, todo aquello que al escudriñarlo nos permita ver otras verdades y no las construidas por algunos, quienes ostentan las máquinas de la información.

“Cuántos errores se han venido reproduciendo por no ir más allá de lo que las editoriales han iddo publicando, la copia de la copia, que no ha permitido que se conozcan las realidades que están veladas en las cartas, en los textos inéditos; por eso yo trabajo 8 horas diarías, en verano, todos los días, leo todo, busco todo, no me contento con lo que me ofrecen las editoriales.” (Presentación Le crepuscule d’une idole. L’affabulation freudienne, 2010)

Así lo vemos en el epígrafe de los Libertinos barrocos y en el primer párrafo de la introducción:

“Si la historia no fuera siempre una teodicea cristiana disfrazada, si se hubiera escrito con más justicia y más fervor de simpatía, estaría muy lejos de poder prestar hoy el servicio para el que se emplea, a saber, como opio contra todo la tendencia revolucionaria e innovadora.” Nietzsche, Consideraciones Intempestivas, 3, IV (Onfray 2009:Epígrafe)
“La historiografía clásica habla del Gran Siècle en referencia al siglo XVII: Grande, sí, probablemente. Pero ¿por qué? ¿Por qué razones y para quién? Nadie se lo pregunta. Todo está sobreentendido… De que quien nadie se pregunte de dónde viene la expresión, a quién le debemos o quién la ha acuñado, se encontrará con graves dificultades. La expresión circula, pero nunca se explica, se razona ni se desmonta.” (17)

Si lo sabremos nosotros, colombianos mediatizados por canales y periódicos privados; si lo sabremos nosotros, a quienes se nos ha arrebatado el derecho de la verdad a través de la violencia. Por eso, encontrar un filósofo que nos permita creer en la posibilidad de derribar ídolos construidos por leyendas nos es, antes que valioso, necesario.

Uno de los debates más fuertes que ha tenido que afrontar este pensador francés ha sido el de la publicación de su estudio sobre Sigmund Freud. Esta obra titulada El crepúsculo de un ídolo fue comentada, debatida, criticada y señalada como una gran mentira, producto del resentimiento de un pensador que no hace parte de la elite pensante de una sociedad anquilosada en sus prejuicios. Onfray ha sido atacado y tratado de fascista, antisemita y resentido por haber descubierto que Freud no era ese hombre feminista, curador, genio y ser lúcido para su tiempo. A través de la lectura de todos sus textos, desde los que escribió Sigmund Freud, como aquellos que lo atacan (Libro Negro del Psicoanálisis), hasta aquellos que lo alaban y que han construido la leyenda: judío liberal, que curaba gratuitamente, sólo 25 dólares en 1920 (Onfray (13)  hace el cálculo y esta suma representa 450 euros) y quien aseguró el beneficio de la enfermedad no la tenían los pobres –Técnicas psicoanalíticas-. La sociedad de psicoanalistas se pronunció de manera tajante y peyorativa ante este texto, tratándolo de fascista y resentido; Elisabeth Roudinesco (Directora de Investigaciones en Dennis-Diderot) ha hecho de esta cuestión un asunto personal llegando a mover sus contactos para que los mecenas de la Universidad Popular y los fondos que las alcaldías y el estado aportan a este proyecto no inviertan más en él.

Otro texto y otro motivo de debate ha sido el trabajo sobre Albert Camus: El orden libertario, ya que Onfray además de rendir honor a la verdad a través de la lectura de la vida y obra de Albert Camus, saca a la luz la disputa que éste tuvo con Sartre y Beauvoir. Y desde luego los seguidores de estos dos filósofos se hicieron escuchar en contra del trabajo de indagación de Onfray. Sin embargo, el hecho de ser criticado, vilipendiado y odiado ha hecho que sea mediatizado y que sus textos se vendan más, que se le escuche más. Por lo tanto las reacciones a sus trabajos han sido una provocación de lectura, antes que una deslegitimación de su obra en el campo intelectual.

En la obra sobre Albert Camus, Onfray recoge, recopila y divulga la importancia de este pensador para la izquierda libertaria. Para una izquierda sin partidos, sin dogmas, sin sistemas -de allí que el mismo Onfray se declare anarquista-. Una de los grandes hallazgos de este trabajo es el tema de la obra completa de Camus: La muerte. Esa muerte que es infligida: el asesinato, el crimen del otro o de sí mismo:

“Camus no cesa de reflexionar sobre el crimen legal, el asesinato ideológico, el crimen contra sí mismo y contra el prójimo, la puesta en marcha de una programación del asesinato, legitimado- él está constantemente indignado delante de esta gran injusticia.” (Onfray, 2012: 18.) Y es precisamente eso lo que le hace amar la vida y reclamarla ante aquellos que se hacen los desentendidos de las calamidades de su tiempo.

Camus es condenado a ser leído por las clases terminales de los liceos en Francia. Se le ha asignado dentro de una filosofía de derechas, cuando no lo ha sido nunca. Ello porque siempre ha querido la verdad, porque a través del periódico Combat criticaba la Republica de Vichi y a los colaboracionistas con los regímenes fascistas que se estaban tomando a Europa. Camus hace resistencia desde su propia existencia y se cuestiona sobre la muerte, sobre todo de aquella que es impuesta desde afuera, esa a la que se enfrentan millones de judíos, polacos, o seres que como él, no compartían el mismo tipo de pensamiento en ese momento.

Y nuevamente encontramos en Onfray, en la publicación de este trabajo, ese deseo de inmanencia propio de la exigencia vitalista: Camus no piensa con las ideas, con los conceptos, con las palabras, sino con verdades concretas. “Él es un filosofo de la radicalidad inminente, o si se quiere, un pensador radical de la inminencia.” (Onfray 2012: 19)

De las otras razones para develar verdades
Ya se ha visto a través del recorrido de su vida que Onfray no ha escogido el vitalismo como lo hiciese un Nietzsche enfermo, sino por la vida misma; Él lo ha escogido como el compromiso vital de su existencia. Pero así mismo se ha valido de otras verdades que ha ido encontrando en el recorrido por el mundo y sobre todo por esa Francia jacobina, a la que le gusta tanto utilizar la guillotina. El hecho de haber sido pupilo del estado(14) le ha hecho encontrarse con seres que como Camus le deben todo a la república y se deben a ella. Francia le ha brindado la oportunidad de estudiar Filosofía, de encontrar editores para sus obras, como también le ha hecho acreedor de fuertes críticas y duras arremetidas por ir en contra del status-quo de las autoridades intelectuales del momento.

Cabe aclarar que esa mediatización a la que ha sido expuesto y que él mismo se ha impuesto le hace ocupar un lugar en el campo de producción intelectual y de producción comercial como no lo ha hecho nadie hasta el momento. Sus libros no son caros y la narrativa es simple, sencilla, clara; lo que lo ha convertido en uno de los filósofos más leídos por el vulgo, por las gran clase media francesa.

Y esa es otra de las razones que tiene para develar verdades, el nihilismo positivo de Nietzsche del cual él se reclama. En la conferencia que diera en Israel en la Universidad de Tel Aviv el 14 de marzo de este año, Onfray explica porque el Sí nietzscheano a la vida le ha permitido estar donde está y hacer lo que hace. Refiriéndose a Camus y a la izquierda libertaria nuestro pensador francés formula:

“Hay dos nietzscheismos en Albert Camus” el primero antes de Auschwitz y el gran Sí a la vida, el eterno retorno, sin cese, en permanencia. Hay que decir Sí a todo lo que se presenta en la vida. Pero habrá otro nietzscheismo en Camus y es ese en el cual se puede decir No, decir no a la Shoah. Al nazismo no se le puede decir Si. El hombre rebelde, indignado, es el que dice no, cuando ve lo que esta pasado en 1933, cuando se da cuenta de lo que se aproxima no sólo en Alemania, sino en Italia , en España.

Pero no es sólo en el estudio de Camus que Onfray se acerca a Nietzsche. En muchos de sus textos da por sentado que los lectores entendemos lo apolíneo, lo dionisiaco. Y es que para él estos son conceptos fundamentales, porque ellos hacen parte de la vida. Así mismo ha publicado tres textos más sobre este pensador: En el 2006, La Sagesse tragique. Du bon usage de Nietzsche; en el 2008, L’Innocence du devenir. La vie de Frédéric Nietzsche y en co-autoria con Le Roy en el 2010, Nietzsche. Se créer liberté. (15)

Nietzsche será una razón más para vivir la vida de manera vitalista y para seguir develando verdades, destruyendo leyendas. La filosofía vitalista de este pensador llega a ser fundamental en la deconstrucción de esas verdades construidas durante siglos: el cristianismo y la desvirtuación del Amor para llevarlo a la sistematización de problemas personales del apóstol Pablo, la desviación paulina de la doctrina de Cristo. La posibilidad de ser cínicos, de querernos, alimentarnos con aquello que la naturaleza tiene para nosotros; los placeres de la carne, del cuerpo, sin exceder los límites, sin ir a la violencia, sin creer en la leyenda de Sade. Él se reclama hedonista, lo cual es imposible en el cristianismo porque no hay lenguaje del cuerpo que se pueda leer en el otro. Ya que no se puede tener una relación pacífica con el otro, si no la tengo conmigo mismo, conmigo misma. La filosofía de la preocupación por el otro, de los pequeños signos, de esos que tiene el cuerpo del otro. “Ese yo te amo, corresponde a quien el Yo, el Te.” (Conferencia, Université Populaire, 2010)El hedonismo tiene sentido sólo en la capacidad de ver en el otro esos signos que me permiten hacer una lectura de ese otro y de mi en el espacio y el tiempo. Y serán éstas, otras razones para seguir buscando la manera de divulgar conocimiento.

Se le ha imputado a Onfray su preocupación narcisista la cual no sale de los límites de su país. Sin embargo, durante una conferencia que diera en Israel, mostró la inquietud que tiene por otros países por otros territorios; y aunque esta preocupación no de fe de la

absoluta preocupación por la “periferia” este no es el problema de alguien que se está erigiendo en contra de todos y todo. En el centro, no ya de la vida, sino de eso que tanto critica. Una sociedad llena de prejuicios, caída en la más abismal de las ligerezas, aturdida por momentos de crisis que desconocían desde el largo siglo XIX. Erigirse, construirse y afrontar lo que este hombre afronta postulando la Verdad, haciendo el trabajo de los historiadores, divulgando, mediatizándose y construyendo saber popular en el centro del eurocentrismo no es tarea fácil para achacarle además la despreocupación por los problemas de violencia en América.

Onfray sigue haciendo resistencia, haciendo revolución, de otra manera, de la manera en la que Deleuze cree que el ser humano debe afirmarse, escribiendo, siendo arte en el arte de la vida. Creando y haciendo de cada vida una nota que pueda ser acorde con la gran sinfonía que nos presenta el universo, con la gran orquesta en la cual componemos diariamente con nuestra respiración, con nuestra actuación.

“La verité est dans la construction d’un chemin que nous va à nous”

(Entrevista: Arte)
[La verdad es la construcción de un camino que nos deviene]
Notas
[1] DELEUZE, (1990), Pourparlers, Éditions de Minuit (« Reprise »), Paris, 2003. P.196: «..un artista no puede contentarse de una vida agotada, ni de una vida personal. No se escribe consigo mismo, ni con su memoria, ni su enfermedad. En el acto de escritura, hay una tentativa de hacer de la vida algo más que personal, de liberar la vida de eso que la aprisiona (…) hay un lazo profundo entre los signos, los hechos, la vida, el vitalismo. Es el poder de la vida no orgánica, esa que se puede encontrar en la línea de un dibujo, de la escritura o de la música. Los organismos mueren, pero no la vida. No hay obra que no deje a la vida una salida, que no señale un camino entre los adoquines. Todo cuanto he escrito —al menos así lo espero— ha sido vitalista.” La traducción es mía.
2 http://unipoplyon.fr/; http://upbordeaux.fr/ ; http://upnpdc.pagesperso-orange.fr/asso/asso.html
3 En Francia después de las guerras (1945-1990), a pesar de las vacaciones de verano, es raro encontrar otro tipo de turismo que vaya más allá del camping a unos cuantos kilómetros del lugar de residencia. Sólo aquellos aventureros se atreven a ir más allá de las fronteras nacionales y sólo aquellos que poseen cierto capital cultural deciden cruzar las fronteras regionales. http://www.insee.fr/fr/ffc/docs_ffc/ref/fratour08c.PDF
4 Poner de manifiesto lo que estaba oculto. Quitar o descorrer la tela o el velo que cubre una cosa.
5 Representantes del vitalismo clásico : El médico alemán Georg Ernst Stahl (1659-1734); El escocés John Hunter (1728-1799); El químico y médico alemán Samuel Hahneman (1755-1843), quien configuró la homeopatía; El médico francés Xavier Bichat (1771-1802) y el francés François Magendie (1783-1855)
6 Canguilhem piensa como vitalistas a Platón, Aristóteles, Galeno y la mayoría de los hombres del Renacimiento.
7 Autor de El principio de causalidad y sus límites…
8 Entiéndase que Maurras será uno de los primeros teóricos y pensadores del fascismo y de la Derecha en Francia.
9 BICHAT (1855) Recherches sur la Vie et la Mort, Paris, A. Delays.
10 Son tres las cartas que fueron publicadas por Elie DURING en la revista Critique, nº732, mai 2008. Ellas son el resultado de una selección epistolar hecha en el 2005 como homenaje a Gilles Deleuze. http://www.ciepfc.fr/spip.php?article15
11 La traducción es mía.
12 Jean-Marie Guyau, Laval 28Octubre de 1854, Mentón 31 de marzo de 1888. Filósofo y poeta francés.
13 Las referencias sobre este debate se encuentran en: http://www.youtube.com/watch?v=xA7nErVUwI0: Le Crépuscule d’une idole, L’affabulation freudienne.
http://www.youtube.com/watch?v=oHTdOZwryn4: Défense et critique de la psychanalyse (Onfray-Cyrulnik)
14 Se le denomina Pupilo del Estado a esos niños que son huérfanos y a quienes el Estado les brinda hospedaje, alimentación y educación gratuitas hasta la mayoría de edad.
15 http://lejardindenatiora.files.wordpress.com/2012/04/nietzsche-se-creer-liberte_52360_1765.jpg
Referencias Audiovisuales
http://www.youtube.com/watch?v=xA7nErVUwI0: Le Crépuscule d’une idole, L’affabulation freudienne: 23 de mayo 2013. Consultado el 27.06.2013
http://www.youtube.com/watch?v=oHTdOZwryn4: Défense et critique de la psychanalyse (Onfray-Cyrulnik) Consultado el 27.06.2013
http://www.youtube.com/watch?v=1odoAnaaD8s: Sobre el hedonismo: Consultado el 27.06.2013
http://www.youtube.com/watch?v=stJspE5jggI: Entrevista en Arte. Consultado el 27.06.2013
http://www.youtube.com/watch?v=xA7nErVUwI0. Entrevista Mollat editores. 8 de mayo 2010. Consultado 3 de julio 2013.
Bibliográficas
BICHAT (1855) Recherches sur la Vie et la Mort, Paris, A. Delays.
CANGUILHEM, Georges, El conocimiento de la vida. (1976) T.O. La connaissance de la vie (1971) Paris: Libraire philosophique. Barcelona: Editorial Anagrama.
DELEUZE, Gilles (1990), Pourparlers, Éditions de Minuit (« Reprise »), Paris.
ONFRAY, Michel (2008) Los libertinos barrocos. Contrahistoria de la filosofía III. T.O. Les libertins barroques.(2007) Paris: Grasset&Fasquelle. Barcelona: Anagrama.
ONFRAY, Michel (2012) L’ordre libertaire. La vie philosophique d’Albert Camus. Roubaix(France): Flamarion.
ONFRAY, Michel. (2006) La Sagesse tragique. Du bon usagede Nietzsche. France : LGF.
ONFRAY, Michel. (2007) Antimanual de filosofía. Lecciones socráticas y alternativas. T.O. Antimanuel de philosophie (2001)Madrid: Editorial EDAF.
ONFRAY, Michel. (2007) La Pensée de midi. Archéologie d’une gauche libertaire, France : Galilé.
ONFRAY, Michel. (2008)L’Innocence du devenir. La vie de Frédéric Nietzsche, France : Galilée.
ONFRAY, Michel. (2010) Nietzsche. Se créer liberté, Scénario d’une bande dessinée de Maximilien Le Roy. France : éd. du Lombard .
Bibliográfica electrónica
DELEUZE, Guilles. (Conversaciones 1972-1990. Traducido por José Luis Pardo. Santiago de Chile: Escuela de la Universidad de ARCIS. En : http://www.philosophia.cl/biblioteca/deleuze.htm Consultado 27.06.2013
Sobre las vacaciones en Francia: http://www.insee.fr/fr/ffc/docs_ffc/ref/fratour08c.PDF: Consultado el 27.06.2013
Sobre la correspondencia Bergson- Deleuze: http://www.ciepfc.fr/spip.php?article15: Consultado el 27.06.2013
Entrevista en el 2006:
http://www.lexpress.fr/culture/livre/pourquoi-il-faut-lire-michel-onfray_810999.html
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Un comentario

Me ha impresionado…

Por Ricardo el día 31/10/2013 a las 23:06. Responder #

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