EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Análisis crítico sobre la obra “Etre cible” de Roberto Matta

por Alfredo Fredericksen
Artículo publicado el 25/09/2021

I. INTRODUCCIÓN
A través del presente trabajo, nos focalizaremos principalmente en la obra “Etre cible” de Roberto Matta, y, nuestra tesis se enuncia así: en “Etre cible” de Roberto Matta es posible apreciar una fuerte impronta del surrealismo, dado el carácter eminentemente onírico de la obra. De hecho, el sueño aparece para los surrealistas como una de las prácticas más eficaces a la hora de situar un discurso que nada tiene que ver con las exigencias de la lógica y del mundo de la razón. Así, entenderemos que las afinidades secretas, según las cuales organizarán sus discursos, no son quizás más que el reflejo de nuestros deseos y de nuestras tendencias más hondas. Es de este modo que al detenernos a analizar este movimiento, comprenderemos que el inconsciente se expresa de manera libre y en función de las pulsiones del deseo, buscando conseguir la transcripción simultánea del sueño. Invito a los lectores a sumergirse a un lenguaje nuevo: un lenguaje onírico lenguaje que es algo más que un medio de comunicación, una mediación inerte entre interlocutores, ya que está dotado de vida propia independiente de la función a la que esté destinado y cuyas vías de acceso a otro tipo de universo se compone fundamentalmente de sueños, estados hipnóticos, resultados de escritura automática, asociaciones libres, etc. Para todo lo anterior, utilizaré una metodología cualitativa con orientación variable de fuentes.

II. DESARROLLO
La obra de Roberto Matta nos invita a viajar en un mundo onírico donde las ideas y los pensamientos están presentes, al ver su obra surge preguntas como ¿Qué mundo es ese dónde conviven tantas realidades distintas a las que conocemos? Esta y muchas otras preguntas no tienen una única respuesta, completándose de esta forma la obra con la interpretación y meditación de cada espectador.

Para Huberman el anacronismo parece surgir en el pliegue exacto de la relación entre imagen e historia: las imágenes, desde luego, tienen una historia; pero lo que ellas son, su movimiento propio, su poder específico, no aparece en la historia más que como un síntoma – un malestar, una desmentida más o menos violento, una suspensión. Por el contrario, sobre todo quiero decir que la imagen es “atemporal”, “absoluta”, “eterna”, que escapa, por esencia, a la historicidad. (Huberman; p.48) así, obras como las Roberto Matta, encierran en su contenido el elemento que otorga el carácter anacrónico de la obra, en función de un tiempo presentado y que nada tiene que ver con el tiempo actual. Es así que, al hablar de una extemporaneidad, el tema abordado por el artista adquiere un valor testimonial que no está determinado por sus elementos cronológicos. Lo que Didi – Huberman sugiere es romper la comprensión clásica de la historia como un ordenamiento cronológico inalterable, asumiendo que el arte, su tiempo y la obra de arte son entes complejos que transitan por distintas épocas y por tanto no deben leerse anacrónicamente.

III. ANÁLISIS DE LA OBRA
Autor: Roberto, M.
Año de creación: 1960.
Título de la obra: Etre cible
Tamaño: 200 x 300 cm.
Técnica: Óleo y técnica mixta sobre tela.

Sí utilizáramos la tabla de iconicidad establecida por Villafañe y Mínguez nos encontraríamos con que ésta tiene un grado de iconicidad cinco, ya que es posible reconocer los objetos en ella contenida, sin embargo, no corresponde a una representación realista, estamos, por lo tanto, frente a una Representación Surrealista.

Roberto Matta desarrolla la problemática de la obra “Etre Cible” en directa relación con el concepto del pensamiento. Se destaca el uso figurativo de los colores combinado con imágenes oníricas, que lo hace ser una obra de aire surrealista. En muchas de sus obras el sujeto principal está en una actitud de ensimismamiento, lo que nos lleva a entender que el entorno en que se encuentra es su pensamiento, una proyección de un mundo interior.

La fantasía es la estrategia utilizada por el artista para llevarnos a entender lo que está frente a nuestros ojos, sin embargo, no estamos frente a una fantasía que evoque sentimientos aterradores, inquietudes o alegrías, sino más bien nos evoca serenidad, podríamos decir entonces que la estrategia utilizada por el artista es la fantasía serena.

La fantasía serena lograda por el artista está en directa relación con el color, la ejecución de la técnica instrumental, la desproporción y el establecimiento de los objetos fuera de su contexto habitual, son por lo tanto estos elementos el dispositivo utilizado para lograr transmitir al espectador una obra que lo lleva a ensimismarse en sus propios pensamientos.

Si analizáramos esta obra desde el punto de vista de la composición, el artista se vale de distintos medios para guiar la mirada del espectador: uno de ellos es la multidimensionalidad como un elemento utilizado por el artista dado que la máquina se encuentra situada en uno de los puntos fuertes de la imagen, a esto debemos agregar además que la geometría juega un papel importante en este cometido, así, por ejemplo: “Las imágenes y el título de la pintura insinúan la paranoia y el miedo asociados a la era atómica, exacerbada por la Guerra Fría y la Carrera espacial”, son guías para el ojo del espectador, tal como se afirmase en “COLECCIÓN MAVI: “Être cible” de Roberto Matta – Museo de Artes Visuales”.

Pienso que haría falta recalcar más en la obra “Ser un objetivo”. Pensar lo que ella moviliza como reflexión de un mundo maquínico en un contexto de Guerra Fría. ¿En qué sentido las máquinas fantásticas que vemos aquí se conectan con el inconsciente y el surrealismo?, ¿cómo se puede pensar aquí el surrealismo, a la luz de esta composición donde parecen encontrarse lo orgánico, lo futurista, lo maquínico en un mundo amenazado por la bomba atómica?, ¿de qué inconsciente colectivo nos habla esta imagen y a través de qué recursos de los que has planteado más arriba: línea, color, composición?. Todas estas son preguntas válidas, interrogantes legítimas. Las máquinas fantásticas se conectan con el inconsciente y el surrealismo en tanto simbolizan un mundo de catástrofe, incertidumbre y de crisis, y, en ese sentido, se puede pensar el surrealismo a la luz de la composición donde se encuentran lo orgánico, lo futurista y lo maquínico amenazado por la bomba atómica. Pienso que esta imagen de Roberto Matta nos habla de un inconsciente algo frágil, precario y fragmentario y que eso se escenifica a través de recursos como: la línea, el color y la composición.

Por otra parte, la atmósfera que nos invita a estar en tranquilidad es lograda por el uso de colores principalmente fríos alrededor y cálidos al interior de la misma. De modo que, hay contrastes fuertes producidos por la luz y sombra “si la luz dura añade fuerza a la imagen, la luz suave es más parecida a un masaje” (Carroll, 2014, p. 64), en este sentido el uso del color amarillo aplicado cumple un doble propósito, la ausencia de profundidad aportada por el contraste luz y sombra “la luz dura crea contraste” (Carroll, 2014, p. 62), “la luz dura crea profundidad” (Carroll, 2014, p. 66), es compensada por el contraste producido entre el color de fondo azul del cielo y el color amarillo de la muralla, en este sentido el color amarillo de la muralla provee el sentido de profundidad requerido.

Dicho todo lo anterior, conviene resaltar la faceta surrealista de la obra, partiendo por su definición asignada en el propio manifiesto surrealista de André Breton: “Automatismo psíquico puro mediante el que se propone expresar, sea verbalmente, sea por escrito, sea de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”[1].

De esta definición se puede entender que el Surrealismo se manifiesta como empresa de conocimiento, concretándose su método (automatismo psíquico puro), su finalidad lejana (la expresión del funcionamiento real del pensamiento) y sus postulados filosóficos: privilegio reconocido a algunas formas de asociaciones, al sueño y al despliegue de un pensamiento desligado de toda preocupación pragmática. Pero quizás una de las palabras clave de esta definición sea el adjetivo “real” calificando el funcionamiento del pensamiento destinado a ser revelado. En definitiva, indica, que todas las descripciones presentadas hasta hoy de este pensamiento eran “irreales”, enmascaraban la verdad. A juicio de Bernice Rose: “Los fundamentos del nuevo arte son el automatismo y la estética del collage. El objetivo del automatismo era desencadenar y revelar el inconsciente e introducir el azar y el orden irracional de los sueños en el quehacer artístico. El automatismo surge de una técnica dadaísta cuyo mejor ejemplo se encuentra en una serie de dibujos automáticos del periodo.”[2].

Luego del primer Manifiesto Surrealista de 1924 suscrito por: Aragon, Soupault, Vitrac, Péret, Eluard, Desnos, Crevel, Morise y Noll se firmó un segundo Manifiesto que propone la estética del collage y que a juicio de Max Ernst se proponía llevar el arte “más allá de la pintura” y que tuvo su origen en las innovaciones de las técnicas del Cubismo, según Bernice Rose[3]. En este Segundo Manifiesto Surrealista se agregan los nombres de Bousquet, Buñuel, Dalí, Char, Max Ernst, Francis Ponge, Goemans, Nougé, Sadoul, Tanguy y Tizara. Pues bien, lo que resulta trascendente de este segundo manifiesto es el efecto de “desplazamiento” que la yuxtaposición de las imágenes del collage podía evocar mágicamente. En su negación del mundo real, este desplazamiento producía una conciliación milagrosa y liberadora entre lo real y lo maravilloso. Así, Bernice Rose añade en relación a este manifiesto que:

El espacio Surrealista es un espacio de evocaciones oníricas, irracional, alucinante, estático y tiene nitidez, lo cercano y lo distante; hechos incongruentes se presentan sin cronología lógica, comprimidos dentro del mismo espacio y tiempo; y también en los sueños, las imágenes sustituyen a las palabras. Los objetos no son sensuales, son sexuales. Con la supresión de la estética, el arte surrealista no debía ser aprobado por los sentidos sino aprehendido por el intelecto como una descarga eléctrica.[4].

Pues bien, es posible entender entonces, que el Surrealismo se estaría basando en la creencia de una realidad superior de ciertas formas de asociación desdeñadas hasta la aparición del mismo y en el libre ejercicio del pensamiento, tendiendo a destruir todos los restantes mecanismo psíquicos y a sustituirlos en los principales problemas de la vida. Así, a la razón demasiado estrecha y restrictiva se opondrán formas de pensamiento que ella misma desprecia: la imaginación, en primer lugar, que no cesa de rebasar la zona asumida por la razón, pero que de momento solo se admite en el niño pues el paso a la edad adulta significa precisamente la sumisión al utilitarismo. También la sensibilidad debe reivindicar sus derechos pues solo ella puede proporcionar de nuevo cierto interés a la existencia y lo que por ésta se entiende. Los surrealistas defienden lo inconsciente y lo imaginario, el sueño y la locura, en contra de lo razonable y del mundo real, buscan conseguir, más allá de la pintura y la escritura, salvar al ser humano, ayudarle reconquistar un equilibrio cada vez más amenazado. Hay que volver a satisfacer la sed de lo maravilloso, para lo cual el Surrealismo abre mundos diferentes y demuestra que el actual que tenemos no es el único posible. André Breton en el Primer Manifiesto Surrealista nos sostiene que:

Todavía vivimos bajo el imperio de la lógica […]. Sin embargo, en nuestros días, los procedimientos lógicos tan solo se aplican a la resolución de problemas de interés secundario. La parte del racionalismo absoluto que todavía sigue en boga solamente puede aplicarse a hechos estrechamente ligados a nuestra experiencia. Contrariamente, las finalidades, de orden puramente lógico quedan fuera de su alcance. Huelga decir que la propia experiencia se ha visto sometida a ciertas limitaciones. La lógica también se basa en la utilidad inmediata, y queda protegida del sentido común […]. Al parecer, tan sólo al azar se debe que recientemente se haya descubierto una parte del mundo intelectual, que, a mi juicio, es, con mucho, la más importante y que se pretendía relegar al olvido[5].

Autoras como María Teresa Constantin y Diana Beatriz Wechsler señalan del Primer Manifiesto que:

(…) el aspecto clave del manifiesto reside en la insistencia y preocupación por combatir el control racional y enunciar un nuevo concepto de realidad, superior a lo conocido. Según Breton, a la realidad “le tengo horror por considerarla resultado de la mediocridad, del odio y de vacíos sentimientos de suficiencia”. La realidad aparece ahora redimensionada por la locura: “las alucinaciones, las visiones […] no son una fuente despreciable”; las quimeras, la superstición, la imaginación: “amada imaginación, lo que más amo en ti es que jamás perdonas”; lo maravilloso: “lo maravilloso, todo lo maravilloso, sea lo que fuere, es bello, e incluso debemos decir que solamente lo maravilloso es bello”[6].

La necesidad de romper con todo lo que existe es la mínima manifestación de un espíritu que no quiere renunciar a sus posibilidades para doblegarse a las exigencias de lo “real” (o de lo normal o de lo moral, o de lo conveniente, etc), tal como se ha determinado históricamente, es decir de un espíritu que reivindica su libertad radical, libertad que al faltarle le deja en una situación domesticada. Es de este modo que, la vida es un arte y el surrealismo y el surrealismo es una actitud de vida, como decían los estudiantes en mayo: «seamos realistas, hagamos lo imposible». André Breton afirma en el Segundo Manifiesto surrealista que refiriéndose a la incomprensión que al movimiento y que venía incluso de los sectores autodenominados revolucionarios: “Verdaderamente no comprendo por qué razón, aunque ello desagrade a ciertos revolucionarios de limitados horizontes, debemos abstenernos de propugnar la revolución, de aplicarnos a los problemas del amor, del sueño, de la locura, del arte […]”[7].Todas las grandes revoluciones han tenido mucho de surrealismo y todos los grandes cambios históricos. Cristo fue un surrealista, mostró una mirada totalmente diferente e inconcebible, por ejemplo.

Freud se interesa por el inconsciente con la sola intención de revelar la clave del comportamiento que hasta entonces había pasado por íntegramente consciente; pero ese reconocimiento del inconsciente no implica en absoluto que reconozca también su supremacía: solo se trata de asegurarle una organización armoniosa al sistema consciente/inconsciente. Por el contrario, los surrealistas admiten que el inconsciente ha de reivindicar todo su poder; el deseo prima sobre lo social porque en aquél arraigan la libertad y el porvenir. Desde el punto de vista freudiano, toda sociedad es por naturaleza represiva y no podría ser de otra manera, mientras que los surrealistas intuirán en el hombre un dinamismo tal que hace concebible la existencia lejana de una sociedad no represiva.

Los enfermos mentales, so pretexto de su no-respeto por la normalidad estadística, son objeto de internamiento. Los surrealistas no cesarán de protestar violentamente contra semejante marginación de individuos que, a sus ojos, han sabido llevar hasta un extremo ciertas vías del pensamiento; que esas vías sean viables o no, recomendables o peligrosas, no tiene desde el punto de vista de los surrealistas ningún interés: hay que considerar a los alienados como gente insumisa, ávida de desarrollar al máximo su subjetividad sin referencias a las exigencias de lo cotidiano. Al afirmar que el límite entre la locura y la no locura es enteramente convencional, que depende de más que de los valores particulares de la sociedad y que no existe “locura en sí”, el surrealismo obligó a que la psiquiatría se interrogara acerca de su función social. Despreciar la locura equivale a mutilar lo mental: el surrealismo pretende operar una síntesis, que, más allá de la oposición de lo normal y patológico, asegure la recuperación de todos los poderes de la mente.

Así, con el Manifiesto Surrealista, se hizo presente la clara oposición que tenían los surrealistas respecto a los discursos especializados, ya que los Surrealistas buscan sobrepasar lo real, provocar la casualidad, la sorpresa y la extrañeza y liberar al pensamiento. Siempre existiendo, un rechazo a la aproximación figurativa a la realidad. Se adoptó el collage, una perspectiva simultánea para dar una dimensión nueva a la obra literaria y nos percataremos de que la imagen surrealista nace de la yuxtaposición casual de dos realidades diferentes, dependiendo de su belleza de la chispa que salta de este encuentro (cuanto más diferentes sean los dos componentes de la imagen más brillante será la chispa). Con los surrealistas, el arte, la literatura, ya no será imitación ni reproducción de la realidad, sino siempre creación.

Como movimiento el Surrealismo nos enseña a valorar el inconsciente, tal como sucedería con “Etre Cible”, ya que éste no es solo una dimensión psíquica que el arte debe explorar fácilmente, debido a su familiaridad con la imagen, sino que es una dimensión de la existencia estética y, por tanto, la dimensión misma del arte. Si la conciencia es la región de lo diferenciado, la inconsciencia es la región de lo indiferenciado, en el que el ser humano no objetiva la realidad, sino que se funde con ella. Por tanto, el arte no es representación sino comunicación vital, biopsiquica, del individuo a través de símbolos. Así, al igual que en la teoría psicoanalítica, también el arte tiene una enorme importancia onírica, en que las cosas que en la conciencia aparecen diferenciadas y sin relación se muestran vinculadas entre sí por relaciones sólidas aunque ilógicas, no-criticables. La relación de arte-inconsciente no excluye la historia del arte, pero la considera desde una nueva perspectiva que, a favor de la imagen inconsciente, tratará de desacreditar la forma entendida como representación de una realidad de la que se tiene conciencia. Continuando con esta lógica, es posible añadir que más que crear obras de arte, busca expresar, de la manera que sea, unas producciones del inconsciente que se manifiestan de manera incontrolada y cuya estructuración se desconoce.

IV. CONCLUSIÓN
Sin duda, Roberto Matta es un gran artista que no deja nada al azar, cada elemento dentro de su obra no se encuentra ahí por casualidad, todos y cada uno de ellos tienen una misión que cumplir, llevar al espectador a un estado aplacible que le permita sumergirse en ese mundo onírico de fantasía serena que esta frente a sus ojos. A partir de “Etre Cible” de Roberto Matta, nos percataremos que el arte no es solo un objeto creado, que nos va a implicar en nuestra manera de percibir. Entonces, si la obra de arte es un signo, la gente al ver la obra de arte (cualquier arte), algo se le evoca (representa) a nivel de la conciencia, porque nos enfrentamos a un objeto sensible (el arte se expresa en objetos sensibles: libros, cuadros, esculturas, etc.). Existe la conciencia individual, cada uno se reconoce como uno, pero las cosas que valoramos, las que sabemos, en lo que creemos están en el conjunto de todas las conciencias humanas que forman parte de nuestro contexto espacio temporal. Cada contenido psíquico que sobrepasa los límites de conciencia individual adquiere, ya por el mero hecho de su comunicabilidad, el carácter de signo.

De modo que, la obra-cosa (“la cosa que representa a la obra artística en el mundo sensorial”) funciona únicamente como símbolo exterior (significante) al que le corresponde en la conciencia colectiva, una significación determinada (que a veces se denomina objeto estético) que es evocada por el objeto-cosa. En “Etre Cible” de Roberto Matta, se nos muestra la obra de arte como objeto fisico, tangible, observable, escuchable, mirable, sensible, que es el significante de un signo (simbolo exterior, algo que vemos desde afuera), siendo esto exterior, nos remite a una conciencia colectiva (lo que compartimos todos como colectividad), que es el núcleo central de la significación.

Alfredo Fredericksen

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bernice, Rose: El arte del surrealismo. Estados Unidos, Nueva York. Ed: Arte, 29 p.
Breton, André: Manifiestos del surrealismo. España, Barcelona. Ed: Labor, S.A., 338 p.
Constantin, María Teresa, Wechsler, Diana.
Los surrealistas. Insurrectos, iconoclastas y revolucionarios en Europa y América. Argentina, Buenos Aires. Ed: Longseller, S.A., 2005 p. 198
Carrol, H, 2016, Lea este libro si desea tomar buenas fotografías, 3ra Ed.
Iconicidad, Wikipedia, (s.f). Recuperado el 07 de julio de 2018 de https://es.wikipedia.org/wiki/Iconicidad
Composición, Wikipedia, (s.f). Recuperado el 07 de julio de 2018 de https://es.wikipedia.org/wiki/Composici%C3%B3n_(artes_visuales)
Villafañe y Mínguez, 1996, Recuperado el 05 de julio de 2018 de https://es.scribd.com/doc/136507758/Villafane-Minguez-Principios-de-Teoria-General-de-La-Imagen-True-OCR
Huberman, Didi. (2011). Ante el tiempo. Historia del arte y anacronismo de las imágenes. Adriana Hidalgo Editorial, Buenos Aires.
VIDEOS VISTOS
Obra del pintor chileno Roberto Matta («Creaciones» – 1991) – YouTube
Trailer | Cuento animado Roberto Matta – YouTube
Roberto Matta – YouTube
Conversatorio sobre Roberto Matta | Día del Patrimonio …
El pequeño que pintó sus sueños – YouTube
VIDA DE ROBERTO MATTA ANIMADO – YouTube
Invocando el arte: Roberto Matta – YouTube
Documental Roberto Matta – Puerta a otra dimensión (1996)
El legado de Roberto Matta – YouTube
Roberto Matta – Faire Avec – papapeint – YouTube
Roberto Matta – YouTube
NOTAS
[1]
No se logró identificar página en el Manifiesto Surrealista.
[2] Bernice, Rose: El arte del surrealismo. Estados Unidos, Nueva York. Ed: Arte, p. 8.
[3] Ib., p.9.
[4] El arte del surrealismo, p. 17.
[5] Breton, André: Manifiestos del surrealismo. España, Barcelona. Ed: Labor, S.A., p. 25.
[6] Constantin, María Teresa, Wechsler, Diana. Los surrealistas. Insurrectos, iconoclastas y revolucionarios en Europa y América . Argentina, Buenos Aires. Ed: Longseller, S.A., p. 43.
[7] Manifiestos del surrealismo, p. 182.
Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴