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Retrato de Maruja Vargas (1927) por Camilo Mori: Tres momentos de una obra de arte

por Cristián Oschilewski
Artículo publicado el 20/08/2020

Resumen
El pintor chileno y Premio Nacional de Arte (1950) Camio Mori (1896-1973) plasmó a su mujer, la también artista Maruja Vargas (1901-2005), en diversos y emblemáticos retratos como La Viajera (1928) a lo largo de su destacada trayectoria. Sin embargo, uno de esos retratos ubicado en Brasil, guarda la historia de esta conocida pareja del mundo del arte chileno del siglo XX y nos revela distintos aspectos sobre la recepción de las vanguardias en Chile.

Palabras claves: Arte, Vanguardias, Modernismo, Mori, Chile

 

Abstract
The Chilean painter and National Art Award (1950) Camilo Mori (1896-1973) captured his wife –also an artist– Maruja Vargas (1901-2005) in several and well-known portraits such as La Viajera(The Traveler 1928) throughout his outstanding career. However, one of those portraits located in Brazil, keeps the history of this well-known couple of the world of Chilean art of the twentieth century and reveals different aspects of the reception of the avant-garde in Chile.

Key words: Art, Avant-garde, Modernism, Mori, Chile

 

Introducción
Ubicado en el salón rojo de la Residencia Oficial de Chile en Brasil (Brasilia) se encuentra el que sea talvez uno de los retratos más enigmáticos que el destacado pintor porteño Camilo Mori Serrano (1896-1973) haya ejecutado –entre varios– de su esposa Maruja Vargas Rosas (1901-2005). La obra ejecutada en Buenos Aires, en 1927 (ver figura 1), técnica de óleo sobre tela, toma como referencia una fotografía de Maruja capturada en 1924 en un estudio fotográfico de la ciudad de Valparaíso. Posteriormente se ha podido localizar una fotografía de fines de los años sesenta, en la que Camilo Mori aparece en la etapa madura de su vida junto a su único nieto en su taller de Santiago y donde se puede apreciar nuevamente el retrato de Maruja al fondo, aún en manos de su autor. Estos tres momentos en la historia de esta obra de arte chilena nos hablan de la fecunda relación entre estas dos personalidades –ambos pintores– que gravitaron en el ambiente artístico de buena parte del siglo XX en Chile. Por tal razón, este breve ensayo se propone abordar –a modo de homenaje– la manera en cómo esta pintura se inserta en la biografía de Camilo Mori y Maruja Vargas junto al contexto personal y plástico que rodeó a este singular retrato en la historia del arte nacional.

FIG1

Valparaíso
La próspera ciudad puerto de Valparaíso tuvo un punto de inflexión el año de 1906. Un desolador terremoto de magnitud 8,2 en la escala Richter destruyó por completo gran parte de la ciudad baja, arrasando con las edificaciones que se habían instalado en los terrenos que venían lentamente ganándose al mar a contar de 1860. La naciente burguesía local había empezado a instalarse en el denominado barrio de El Almendral y entre ellos destacó el comerciante español Benigno Polanco Humeres. Con su fortuna construyó una suntuosa residencia de tres plantas para su familia, ubicada en la esquina de Las Heras con Avenida Brasil –ejecutada entre 1889 y 1898– y que resultaría años después en la única estructura residencial sobreviviente del gran sismo. De esta forma, ocurrido el terremoto de 1906 la familia Polanco tomó la decisión de trasladarse a Viña del Mar y el entonces Palacio Polanco pasó a albergar la Prefectura de Policía de Valparaíso, tras la destrucción de sus comisarías (en 1912 es adquirida por el Estado para la prefectura policial) [1].
La plaza en la época era ocupada por una jefatura del Ejército y es así como a comienzos de esa década se instala en dicho palacio el General Luis Vargas junto a su esposa Laura Rosas. Su hija, Maruja Vargas, nació en 1901 en Valparaíso y con su hermano Luis constituyeron el núcleo familiar. Y es así como en 1918 y a sus 17 años, Maruja conoce a quien sería su compañero de toda una vida: Camilo Mori.

Mori, también nacido en el puerto en 1896, había comenzado sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Santiago en 1914 bajo las enseñanzas de Juan Francisco González y Alberto Valenzuela Llanos. El romance iniciado cuatro años después no fue del agrado de la familia Vargas, considerando el oficio del joven. Una contradicción, dado que el hermano de Maruja, Luis Vargas Rosas, también era estudiante de la Escuela y compañero de Mori, quien además los presentó. Pese a esta oposición inicial, Mori y Maruja sortearon la resistencia familiar y su relación enfrentó las sucesivas dificultades que la vida les iría presentando. La segunda de ellas vendría con el primer viaje de Camilo Mori a Europa en 1920. Existe un interesante manuscrito de 1972 en el que Mori comparte algunos recuerdos de aquellos años:

“Expulsado de la Academia por haber persistido en una huelga contra el director, el periodista Joaquín Díaz Garcés, me volví a mi tierra porteña donde pude constatar que mi progreso no servía sino para alejarme del público, el mismo que antes de partir a “la conquista de la capital” me había estimulado con su entusiasmo y confianza. Hubo consenso, casi unánime, en decir: “antes pintaba mejor”… Seguí pintando mis cerros, mi puerto plagado de veleros y vapores, y más de algún retrato. Hice una exposición de despedida, aventurándome, y logré partir a Europa. Y vivo en Italia, en París, en España, y sueño en la conquista de un nombre, mientras perdura y persiste en la nostalgia el rostro de la mujer amada.”[2]

Por espacio de casi cuatro años, Mori se impregnó de las vanguardias parisinas y del arte nuevo que despuntaba en el viejo continente, a su vez, entabló amistad con las figuras más destacadas del naciente modernismo chileno y europeo como los hermanos Ortiz de Zárate, Juan Emar, José Perotti, Juan Gris, Pablo Picasso, entre otros.

A su regreso a Chile en 1923 se vincula con el Grupo Montparnasse, creado ese año por su amigo y futuro cuñado,el pintor Luis Vargas Rosas (1897-1977),este último protagonista principal en Santiago de la recordada y primera exposición modernista del 22 de octubre de 1923, en la Casa de Remates Rivas & Calvo. Maruja había permanecido en Valparaíso todo ese tiempo a la espera de Mori y a su llegada a Chile ambos se casaron. Es así como arribamos al año de 1924, fecha de una interesante fotografía de Maruja Vargas capturada en un estudio de Valparaíso a la edad de 23 años (ver figura 2)[3].

FIG2

 

Esta fotografía representa la génesis del futuro retrato de Maruja conservado en la Embajada de Chile en Brasil. Era común en esa época que las personas se retrataran en talleres fotográficos mediante el recurso de ambientes recreados. En este caso, se trata de un estudio franquiciado del fotógrafo alemán Max Kögel, abierto en Valparaíso en 1916 y ubicado en calle Esmeralda 230, cuya firma aparece nítidamente en el costado inferior derecho[4]. En esta foto se observa a Maruja, ya con argolla matrimonial en su mano izquierda, sentada,vistiendo una blusa oscura, alhajada de un collar y aros (ausentes en el óleo así como la característica silla roja), y los tonos blanco y negro revelan un fondo cuadriculado en la estructura del piso, elemento muy característico de la pintura de Mori aquí presentada.De este análisis se desprende que el retrato de Maruja pintado en 1927, no fue elaborado de una composición/pose en vivo, sino más bien a partir de esta fotografía de estudio tomada tres años antes, en la ciudad natal de ambos.

Contexto de Creación
El Retrato de Maruja de 1927 se inserta en un contexto de especial interés para el mundo del arte chileno de los años veinte. Tras su formación y experiencia en Europa, Mori regresa a Chile a mediados de esa década (1923) y como se mencionó anteriormente, se incorpora al Grupo Montparnasse participando en exposiciones colectivas. Mori se abre paso entre los modernos enfrentándose a críticos de la época imbuidos aún de la mimesis decimonónica [5].
Al mismo tiempo, apoya a Juan Emar con sus Notas de Arte, publicadas profusamente mediante una columna en La Nación entre 1923 a 1927 (hasta la expropiación del diario, ese último año, por el ex presidente Carlos Ibañez del Campo).

Los historiadores del arte Samuel Quiroga y Lorena Villegas abordan en detalle esta fase del artista en su libro “Camilo Mori”. En esta documentada investigación publicada el 2017, los autores indican que Mori y Maruja partieron juntos a Europa en 1926 y al año siguiente, al regresar a Argentina, tuvieron la oportunidad de codearse con artistas locales como Del Prette, Berni y Spilinbergo.[6]

Fue en medio de este periodo artístico que surgió de las manos de Mori en Buenos Aires, el Retrato de Maruja de 1927 que motiva este ensayo. Su marcado acento expresionista evidencia las influencias de pintores contemporáneos del momento, tal vez los mismos argentinos que vio en la capital trasandina. Es una pintura distinta a La Viajera pintada al año siguiente. Más sombría, melancólica y personal. El rojo de la silla, la tez blanca y azulada del personaje y los tonos oscuros muestran a una mujer reflexiva, en pausa, al interior de una habitación imaginada y observando fijamente al artista que la retrata.

1928 fue un año fundamental en la carrera de Mori. Se le encargó ser Comisario del polémico y renovado Salón de Bellas Artes de ese año realizado en el Partenón de la Quinta Normal (exhibiendo su conocido retrato La Viajera) [7] y asumió por espacio de diez meses la dirección del Museo de Bellas Artes. A su arribo a Santiago, Mori encontró un ambiente artístico en plena transición dado que ya en 1927, Laura Rodig había sido comisaria del salón previo, incorporando artistas vanguardistas y con nuevas expresiones de arte[8]. Mori, Perotti, Caracci y Grigoriev defendieron el salón de 1928 frente a las ásperas líneas de críticos de arte conservadores como Nathanael Yañez y Richón Brunet.

Al año siguiente y tras el cierre de la Escuela de Bellas Artes (marzo de 1929), Mori partió esta vez becado a Europa, acompañado nuevamente de Maruja, junto a otros 26 artistas plásticos chilenos.[9]

Destino de la Obra
Dicha pintura habría permanecido en el seno familiar por espacio de largos años. Esta hipótesis se fundamenta en una instantánea que se conserva en los archivos del Museo de Bellas Artes, tomada en el taller de Mori en Santiago hacia 1970 (ver figura 3) donde aparece junto a su nieto Matías Mori Arellano, ambos sentados, pudiéndose observar al fondo el retrato aquí analizado.

FIG3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Todo indica que, tras la muerte de Mori en Valparaíso el 7 de diciembre de 1973, esta obra haya pasado a formar parte de la sucesión familiar. Maruja Vargas en ese entonces tomó la decisión de radicarse en esa ciudad, donde la pareja poseía una casa en Calle Rudolph 240,en el Cerro Bellavista. La viuda, a pedido de Mori, esparció sus cenizas en la bahía del puerto y residió aquí hasta su fallecimiento en 2005 [10]. Es interesante indicar que la obra posee una etiqueta en su anverso del Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaíso, donde se consigna su participación en una retrospectiva dedicada a Mori, en octubre de 1974. La obra habría sido adquirida a la propia Maruja Vargas a mediados de los años setenta por una comisión formada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile que se encargó de la construcción de la Embajada de Chile en Brasilia (a sugerencia del arquitecto y artista chileno Juan Echenique Guzmán, responsable del proyecto).

Retratar a Maruja fue un ejercicio constante en la trayectoria de Mori. A lo largo de su carrera plasmó a su esposa en distintas acciones y edades constituyendo su musa permanente e inspiradora. A modo de ejemplo, otro retrato existente en la Colección de Arte de la Embajada de Chile en Brasil, fechado en 1941, da cuenta del paso del tiempo con Maruja ya de edad madura con sus cabellos canos y tomados, siempre con guantes. En este caso, de color verde (ver figura 4.)

FIG4

 

 

 

 

 

 

 

 

Ese mismo año, Mori había abordado esta imagen de Maruja, con guantes rojos, en la parte baja de un singular óleo titulado Triángulo (ver figura 5) [11] de clara inspiración surrealista (preludio de su serie Máscaras), donde aparecen tres figuras humanas, incluido él mismo.

FIG5

Consideraciones Finales
Trazar la historia de una obra de arte constituye siempre un ejercicio desafiante y complejo, pues a su valor representativo e histórico se debe también considerar el camino que estos trabajos recorren hasta llegar a las colecciones públicas y/o privadas que los albergan. En este caso, el retrato de Maruja Vargas de Camilo Mori de 1927 me pareció una excelente oportunidad para compartir con el lector la forma en que miramos el arte de los grandes artistas chilenos del siglo XX y conocer el paradigma estético y el contexto en que una determinada obra es producida. Asimismo, colocar una obra en dialogo con otras fuentes documentales permite trazar paralelos y relaciones simbólicas que auxilian la comprensión del fenómeno biográfico.

Cristián Oschilewski

 

FUENTES DE INFORMACIÓN Y BIBLIOGRAFÍA

Artículos
Camilo Mori Serrano en septiembre de 1972
“Recuerdos”
https://www.apech.cl/texto-camilo-mori/
Carlos Lastarria en la Estrella de Valparaíso, 05.03.2005
“Maruja, la musa de Camilo Mori vuelve a Valparaíso”
http://www.estrellavalpo.cl/prontus3_sup1/site/artic/20050305/pags/20050305013348.html
Hernán Cisternas Arellano en El Mercurio, 14.09.2014
“Restaurarán el Palacio Polanco de Valparaíso, última mansión antigua de El Almendral”
http://www.plataformaurbana.cl/archive/2014/09/14/restauraran-el-palacio-polanco-de-valparaiso-ultima-mansion-antigua-de-el-almendral/

 

Libros
Ivelic, Milán. Colección de Arte Chileno, Embajada de Chile en Brasil. Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Impresión Gráfica Puerto Madero, Santiago de Chile, 2009.
Rodríguez Villegas, Hernán. Historia de la Fotografía en Chile. Boletín de la Academia Chilena de la Historia, Santiago, 1985.
Romera, Antonio. Camilo Mori. Cuadernos del Pacífico, Santiago, 1949.
Romera, Antonio. Historia de la Pintura Chilena. Cuadernos del Pacífico, Santiago, 1951.
Samuel Quiroga y Loreto Villegas. Camilo Mori. Origo + Ediciones Universidad Católica de Temuco, 2017.

 

Catálogos
Artistas Visuales Chilenos – Museo Nacional de Bellas Artes: www.artistasvisualeschilenos.cl
Bindis, Ricardo. Camilo Mori, su vida y obra (catálogo retrospectiva) Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, 1974.
Catálogo del Salón Oficial de Bellas Artes. Imprenta Siglo XX, Santiago, 1928.
Museo Histórico Nacional – Catálogo de Fotografía Patrimonial – www.fotografiapatrimonial.cl
SURDOC – Catálogo Normalizado de Museos – https://www.surdoc.cl/

 

NOTAS
[1]Artículo de Hernán Cisternas en El Mercurio 14.09.2014, reproducido por Plataforma Urbana.
Ver en: http://www.plataformaurbana.cl/archive/2014/09/14/restauraran-el-palacio-polanco-de-valparaiso-ultima-mansion-antigua-de-el-almendral/
[2] Mori Serrano, Camilo. Recuerdos. Septiembre de 1972Ver en: https://www.apech.cl/texto-camilo-mori/
[3] Donación de Maruja Vargas de Mori al Museo Histórico Nacional de Chile (Colección de Fotografía Patrimonial). Ver: http://www.fotografiapatrimonial.cl/p/47080
[4]Pág. 263. Rodríguez Villegas, Hernán. Historia de la Fotografía en Chile. Boletín de la Academia Chilena de la Historia, Santiago, 1985. Ver en: http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/mc0025468.pdf
[5] Pág. 185. Romera, Antonio. Historia de la Pintura Chilena. Cuadernos del Pacífico, Santiago, 1951.
[6]Pág. 142. Quiroga, Samuel y Villegas, Loreto. Camilo Mori. Origo + Ediciones Universidad Católica de Temuco, 2017.
[7] Catálogo del Salón Oficial de Bellas Artes. Imprenta Siglo XX, Santiago, 1928.
[8] Pág. 142. Quiroga, Samuel y Villegas, Loreto. Camilo Mori. Origo + Ediciones Universidad Católica de Temuco, 2017.
[9] Pág. 21. Bindis, Ricardo. Camilo Mori, su vida y obra (catálogo retrospectiva) Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, 1974.
[10]Carlos Lastarria en la Estrella de Valparaíso, 05.03.2005. Artículo “Maruja, la musa de Camilo Mori vuelve a Valparaíso”. Ver en: http://www.estrellavalpo.cl/prontus3_sup1/site/artic/20050305/pags/20050305013348.html
[11]Pág. 27. Romera, Antonio. Camilo Mori. Cuadernos del Pacífico, Santiago, 1949.

 

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Un comentario

Me encanta esta romántica historia del arte y la vida.
Muy linda las fotos, muy lindo el cuadro, muy linda la idea del pintor y muy linda la hidtoria que nos cuenta nuestro autor.

Por Ernesto Balesien el día 27/08/2020 a las 19:38. Responder #

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