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Santas vivientes: una tipología de santidad femenina de comienzos del siglo XVI

por Raquel Pardo
Artículo publicado el 03/06/2020

“Living Saints: A Typology of Female Sanctity in the Early Sixteenth Century”. Artículo que aparece en Women and Religion in Medieval and Renaissance Italy, David Bornstein and Roberto Rusconi editors, Chicago: University of Chicago 1996, pp.219-303.
Artículo publicado originalmente el 09/11/2017

 

Se trata de un artículo escrito por Gabriella Zarri[1], académica e historiadora de la religiosidad de personas consagradas a la fe católica ya sea tras las rejas conventuales o fuera de ellas como lo fueron estas “santas vivientes”. Utiliza como fuentes fundamentalmente leyendas hagiográficas, procesos de beatificación, manuscritos y biografías contemporáneas a estas religiosas y religiosos del siglo XVI.

Constituye un interesante estudio referido a aspectos poco conocidos del rol de las mujeres en la historia y de la religiosidad femenina. Se trata de figuras que aun cuando en su época fueron ampliamente reconocidas, no alcanzaron el definitivo reconocimiento de santas por la Iglesia católica. Otro aspecto importante es el hallazgo del surgimiento de estas mujeres con amplia influencia en la sociedad de su época, durante un período crítico de la historia de Italia y su posterior represión, reclusión y silenciamiento al dejar de ofrecer una utilidad a las instituciones políticas y religiosas, las que comenzaron a verlas como un peligro a su capacidad de liderazgo.

Configura un aporte a la historiografía por cuanto señala un momento de eclosión de mujeres a la vida pública, su consecuente figuración social y de poder para luego lograr el completo sofocamiento de su luz por ser consideradas peligrosas para poder institucional. Para lo cual argumentaron que las actividades de las “santas vivientes” no correspondía que fuesen desarrolladas por mujeres, puesto que eran del área masculina.

Latesis que la autora propone es que las “santas vivientes” —mujeres santificadas por el culto popular en vida en las tres primeras décadas del siglo XVI en Italia— cumplieron un rol cultural, cotidiano, fueron expresión de la creatividad religiosa y personificación de la ideología religiosa de su época.

Plantea también que conformaron estereotipos hagiográficos. Se convirtieron en referentes populares atrayendo a gran cantidad de seguidores. Tomaron un lugar en el equilibrio social y compitieron, con otros poderes como el mágico y la medicina. Más que modelos dignos de ser imitados se convirtieron en verdaderos “operadores sociales”.

La investigadora sugiere la utilidad de examinar estas santas de comienzos del siglo XVI, que parecen encarnar las tensiones espirituales, las transformaciones estructurales y las crisis sociales de los comienzos de la Italia moderna.

Gabriella Zarri realiza un análisis entre la relación entre algunas ‘mujeres sagradas’ y su sociedad. Partiendo desde las leyendas de sus vidas hasta los escenarios culturales que las produjeron y desde los procedimientos de canonización que han sobrevivido hasta los grupos sociales interesados en promover sus cultos. Busca trazar un boceto de la tipología de mujeres santas de comienzos del siglo XVI, presentadas por leyendas hagiográficas. Y, finalmente muestra la caída de estas ‘santas’ en relación con los cambios ocurridos en los distintos ámbitos de la época.

Para el desarrollo de su tesis, la autora divide su artículo en cuatro partes que son las siguientes:

  • Introducción.
  • Estrellas luminosas y espejos de virtud.
  • Mujeres Sagradas y la Cultura del Renacimiento.
  • La declinación de la Santas Vivientes

Una introducción al tema a tratar y desarrollo de los principales planteamientos señala que cuando la expansión económica y demográfica de finales del siglo XV se había roto por las “Guerras de Italia”, con su secuela de hambrunas y epidemias, despertó tensiones sociales ayudando a hacer más grande la diferencia entre las prósperas ciudades y el campo. En ese momento la piedad popular buscó seguridad y protección amparándose en milagros, mientras las instituciones eclesiásticas, divididas entre la restauración de los viejos métodos y la apertura a nuevos modelos de vida religiosa, permanecieron en la larga lucha contra la Reforma protestante. En un período de tiempo que más o menos corresponde a las Guerras de Italia, laicos y personas de instituciones religiosas que evocaban tradiciones pauperísticas, como predicadores de penitencia, levantaron multitudes e inspiraron cultos espontáneos, mientras figuras carismáticas dotadas de grandes poderes, se convirtieron en el centro de atención de ciudades completas.

El número de estas mujeres destacadas aumentó explosivamente durante la primera mitad del siglo XVI. Lo que, por una parte, sugiere un entendimiento más amplio del rol de la mujer en la sociedad, que fue especialmente receptiva en las áreas sociales y eclesiásticas y, por otra parte, indica la acción particular de acuerdo a ciertos poderes “típicos” de las mujeres. Profecía y misticismo tienen su lugar en el status de la mujer.

La caída de las santas vivientes marca el fin de una era de protagonismo femenino. Después de una época fugaz de inestabilidad y crisis social que había permitido a mujeres jugar un rol importante, en la arena política, literaria y religiosa. Por algunas décadas las mujeres delinearon una imagen femenina positiva que se contraponía a la brujería y a mujeres acosadas por el demonio.

Además, expone que gracias a la Imprenta la reputación de estas “santas” se pudo extender más allá de una ciudad y lo que los relatos orales podían alcanzar. Los impresos se convirtieron en la forma favorita de promover el culto, aportando a los procesos de canonización. Aunque no muchas de las leyendas de las santas vivientes llegaron a ser impresas.

En la tercera parte, denominada Mujeres Sagradas y la Cultura del Renacimiento, Zarri realiza un análisis pormenorizado de las mujeres sagradas dentro del contexto de su época. De éste se puede extraer como ejemplo de santa viviente a Colomba de Rieti conocida como la “segunda Catherina”. La primera de una larga lista de mujeres devotas, que, inspirada en Catherina de Sienna, llevó una vida religiosa afiliada a la Tercera Orden de Santo Domingo. Reunió un grupo de mujeres y viudas y fundó un convento de dominicas terciarias, con apoyo laico. Inmediatamente se hizo objeto de culto debido a sus poderes taumatúrgicos y a una vida ejemplar. La historia de sus actos y revelaciones escrita y traducida al italiano inmediatamente después de su muerte, contiene una larga lista de milagros realizados en vida y aún después de su muerte, con el claro intento de influir en su canonización.

La síntesis realizada por la autora entrega el siguiente modelo de santa de principios siglo XVI:

De extracción social modesta, en muchos casos analfabetas, pero siempre acompañadas por confesores y secretarios que interpretaban y transcribían sus revelaciones, y mandaban sus cartas y mensajes. Son mujeres que emergieron del anonimato y atrajeron la atención de nobles, intelectuales, príncipes y figuras de la jerarquía eclesiástica gracias a sus dones místicos y carismáticos. Persuadidos de sus poderes sobrenaturales, sus biógrafos las presentaban dotadas de sabiduría divina: Verónica fue enseñada por un ángel, Osanna por la Virgen María y Stefana por San Pablo que laguio dándole una profundidad espiritual que sobrepasaba la misma teología. A veces lograban un expertismo prodigioso como Elena Duglioti, que podía escribir en caldeo y hebreo sin tener educación alguna. A pesar de la escasa educación formal que estas mujeres habían recibido, eran consultadas por predicadores y teólogos sobre las escrituras.

Estas mujeres devotas mantuvieron una activa presencia en la sociedad como proveedoras de ayuda a los pobres y necesitados, debían su reputación de santidad a los dones místicos que las hacían destacarse. Eran reservadas en su alimentación, diligentes en la oración, eran severas en la disciplina, vivían en perfecta abstinencia, experimentaban episodios de éxtasis y procuraban repetir en sus cuerpos la pasión de Cristo. En aquel momento además del ayuno, se consideraban los éxtasis y estigmas de Cristo como signo seguro de santidad.

Las “Santas Vivientes” al asumir su rol de educadoras y madres, revertían su rol tradicional de subordinación, rol que solo mantenían al someterse a sus guías espirituales.  Fuertes lazos unían a estas mujeres con sus confesores, quienes no solo eran depositarios y guardianes de sus revelaciones, sino que a su vez se erigían como jueces de su inspiración discriminando entre dones divinos e ilusiones diabólicas.

El modelo de Catherina de Sienna, fue un punto de referencia constante para las vidas y actividades de muchas de las “Santas Vivientes” consideradas en este estudio.

El origen modesto de la mayoría de estas mujeres explica, en parte, porque no se hicieron monjas ya que para acceder a un convento era necesario contar con una dote, y eligieron de preferencia la Tercera Orden de Penitencia. Otra razón importante por la que no entraron a conventos ni se enclaustraron fue su sentido de tener una misión social a la vez que eclesiástica.

En la cuarta parte, La declinación Santas Vivientes, Zarri expone que habiendo sido muy populares estas Santas vivientes, durante las tres primeras décadas del siglo XVI, vieron su fortuna desaparecer abruptamente después de 1530. Ellas habían definido su rol político y social en los asentamientos urbanos contribuyendo a las tan necesitadas reformas de la Iglesia, sin embargo, estas funciones perdieron importancia cuando las condiciones eclesiásticas cambiaron.

El restablecimiento del orden, marcó el fin del rol político de las santas vivientes. A partir de 1530 en la esfera eclesiástica la situación había cambiado radicalmente. El advenimiento de la Reforma Protestante llevó a figuras eclesiásticas a defender la institución. El éxito de la “nuevas Catalinas” debido a la paz universal perdió vigor y las profecías relacionadas con la reforma de la Iglesia, se enredaron con las críticas de los reformistas protestantes. Estas posturas adquirieron peligrosas resonancias después de la aparición de Martín Lutero.

Otros elementos que influyeron en esta declinación fueron que la devoción por la leche de la Virgen fue ridiculizada por Erasmo. Se dio menos importancia a las doctrinas esotéricas, a la profecía y al misticismo y más valor a las virtudes como humildad y caridad.

Las que alguna vez fueron consideradas Santas Vivientes y líderes espirituales de grupos claramente ortodoxos, no regidos por estructuras rígidas, que seguían las líneas de órdenes religiosas, se convirtieron progresivamente en objeto de sospechas y reducidos al silencio. El estricto enclaustramiento impuesto a “santas” como Chiara Bugni y Paola Antonia Negri, se convirtió en una práctica universal. Las figuras de las nuevas Catalinas habían definitivamente desaparecido.

Recordemos que en 1542 se creó la Santa Inquisición o Congregación del Santo Oficio por el Papa Paulo III con el fin de perseguir el protestantismo, trazando los márgenes permitidos a la teología de la Iglesia católica. Así mismo con la realización del Concilio de Trento(1545 y 1563)se estipuló que aquellas mujeres que seguían una vida caracterizada por actividades caritativas, debían ser forzadas al canal tradicional de enclaustramiento.

Para poder restaurar la sociedad se hacía necesario volver a los roles femeninos tradicionales, lo que implicó el envío de estas a su lugar en sus casas o en encierros en claustros conventuales.

En la nueva época la única actividad abierta a las monjas fue la contemplación, de manera que continuaron perseguidas por un precario equilibrio entre la iluminación mística y la posesión diabólica.

A partir del estudio del proceso descrito, la autora se pregunta:Así como cantidades de mujeres santas que fueron oficialmente reconocidas y beatificadas, ¿Por qué cultos de mujeres santas, que tuvieron una difundida fama durante su vida, no consiguieron extenderse y en algunos casos fueron suprimidos?

Son particularmente reveladores los hallazgos que Zarri destaca, como algunos argumentos esgrimidos en 1552 en contra de la Santa viviente Paola Antonia Negri:“Todas estas actividades, a pesar de ser positivas, no son en todo caso asuntos de mujeres, las que deben permanecer en sus casas y dejar esas actividades a los hombres”.[2]

Raquel Pardo
solraquel.pardo@gmail.com

FUENTES PRIMARIAS
  • De signis ecclesiae Dei libri XXIIII (Rome : Ex biblioteca Jacobi Tornerii, 1591)
  • Prospero Lambertini (Pope Benedict XVI, De servorum Dei beatificatione et beatorum canonizatione. Bologna 1734.
  • Diario Ferrarese dall´ anno 1409 sino al anno 1502 di autori incerti.
  • Luigi Alberto Gandini, Sulla Venuta in Ferrara della b. Suor Lucía Narni del Terz´ Ordine di San Doménico, sue lettere ed altri documenti inediti 1497-98-99.
  • Miriam Usher Chrisman, “Women and the reformation in Strabourg (1490-1530)”
  • La vita della Beata Colomba de Rieto del terzo habito della penitencia del Glorioso Padre San Domenego, per il ven. Patre F. Leandro delli Alberti Bolognese de l´ordine in volgare composta (Bologna: Girolamo de´Benedetti, 15 abril 1521.
  • Vita de Santa Maria Maddalena (Bologna: Giovanni Antonio de´ Benedetti,14 de septiembre de 1500.
  • – Vita de i Santi e beati del sacro ordine de´ Fratti Predicadori cosi huomini come donne: Con aggiunta di molte vite che nella prima impresione non erano. (Florence: Bartolomeo Sermantelli, 1588).
  • – La sacra historia di Santa Agnese de Montepoliciano, trans. Andrea Pisano (Bologna: Hieronimodi pelati, 1514).
  • – Vita e conversacione sancta del beato Jacobo converso de l´ordine de predicatori: Nuovamente morto a Bologna, revised and abriged by Silvestro Prierio (Baologna: Giovanni Antonio de Benedeti, 1501.
  • – Francesco Terrizini, Il “Libro della Pasione” scritto dalla b. Eustochia Calafato clarisa messinese, 1434-1485.
  • – Silvino da Nandro, Acta et decreta causarum beatificacionis et canonizacionis OFM. Cap. Ex regesis manuscriptis SS. Rituum congregationis ab anno 1592.
  • – Vita miracolosa della Seraphyca sancta Catherina da Siena (Sienna: Michelangelo di Bart. F. for Giovanni Di Alixandro, 10 mayo 1524.
  • – Giusseppe Balestra, Vita della. Beata Colomba de Rieti fondatrice del nobilísimo monastero delle Colombe di Perugia (Perugia: Stampa Camerale, Sebastiano Zecchini, 1652.
  • – Francesco Silvestri, Beatae Osannae Mantuanae de tertio habitu Ordinis Fratum Praedicatorum vita (Milán: Alessandro Minuziano, 1507).
NOTAS
[1]
Gabriella Zarri, es Profesora titular jubilada de Historia Moderna de la Universidad de Florencia, Facultad de Letras y Filosofía y miembro del Comité Científico de la Escuela de Estudios avanzados del colegio San Carlo de Módena.
[2]Pág. 36 del artículo que cita a Fontana, Vita p.104
Raquel Pardo A.
Santiago, en el año de la Pandemia de 2020
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2 comentarios

Muy interesante y explicativo el articulo de la profesora Raquel Pardo
El tema de las santas vivientes ,según se desprende del articulo, fue mucho mas importante y relevante en la vida cotidiana de las sociedades de esa época, esas mujeres fueron de avanzada en lo que a expresión de derechos y capacidades de la mujer

Por Veronica Perry el día 10/06/2020 a las 17:38. Responder #

Un artículo muy interesante; nunca había oído hablar de estas “santas vivientes”.
Me gustaría saber más de sus vidas y de cómo influyeron en la sociedad de su tiempo, lástima que las obras que nos hablan de ellas se encuentren en italiano.
Gracias a la autora, Raquel Pardo, por presentarnos a estas mujeres especiales.

Por Magdalena Hirigoyen el día 10/06/2020 a las 15:20. Responder #

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