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Efectos psicológicos producto de la pandemia por Covid-19

por Carla Tapia
Artículo publicado el 21/12/2020

En coautoría con
María Gabriela Parraga Astudillo: gaby_r511@outlook.es y
Renny Alexander Amaguaya Llamuca: rennyestudiante@gmail.com
Institución: Escuela Superior Politécnica de Chimborazo
Ecuador

 

Resumen
El brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), ocasionado por el síndrome respiratorio agudo severo de coronavirus 2 (SARS-CoV-2) trajo consigo una situación de crisis socioeconómica y salud mental que afecto al mundo entero. Son varios los efectos psicológicos que se produjeron durante el desarrollo de pandemia, tales como; la ansiedad, depresión, estrés, miedo, enojo e incertidumbre que surgieron progresivamente a medida que el tiempo de confinamiento incrementaba. Este artículo tiene por objetivo identificar los efectos psicológicos que se produjeron durante esta pandemia causada por COVID-19.

Palabras clave: COVID-19, salud mental, estrés, ansiedad, depresión, enojo

 

Psychological effects of the Covid-19 pandemic

Abstract
The outbreak of coronavirus disease (COVID-19), caused by severe acute coronavirus 2 respiratory syndrome (SARS-CoV-2) brought about a situation of socio-economic crisis and mental health that affected the whole world.
Several psychological effects occurred during the development of the pandemic,
such as; anxiety, depression,stress, fear, anger and uncertainty
that progressively emerged as the time of confinement increased. This article aims to identify the psychological effects that occurred during this pandemic caused by COVID-19.

Keywords: COVID-19, mental health, stress, anxiety, depression

 

1. Introducción
Han pasado 13 meses desde el primer caso confirmado de COVID-19 (Coronavirus) en Wuhan-China en noviembre del 2019, el mundo como lo conocíamos ha cambiado por completo desde aquel día. Dejando hasta la fecha 14 de diciembre de 2020, un total aproximado de 1,6 millones de personas fallecidas a nivel mundial (Statista, 2020)y además muchas más consecuencias graves en salud de la población.

La denominada pandemia de COVID-19 ha tenido efectos inmediatos que afectó la salud mental a causa de múltiples factores, esto ha ocasionado problemas de un nivel psicológico alto, tanto en población que presentó contagios como en aquellos que no tuvieron contacto con la enfermedad. Los efectos psicológicos que se presentaron y que continúan apareciendo con alta frecuencia son el estrés, la ansiedad y principalmente la depresión. Mientras que otros efectos secundarios que aparecieron con la misma recurrencia son el insomnio, el miedo y el enojo.

En efecto, el sinnúmero de preguntas, respuestas, resultados y noticias relacionadas a la pandemia, pero sobre todo las medidas tomadas para combatir el COVID-19 como el aislamiento social en cada lugar del planeta han generado sobre cada individuo un claro impacto psicológico, atribuido a efectos directos e indirectos de la propia enfermedad y del confinamiento. En varios de los casos los efectos han sido progresivos a medida que el tiempo de aislamiento se ha ido incrementando sin un previo aviso.

Por lo tanto la incertidumbre asociada con la enfermedad continua al igual que su rápida propagación y alto riesgo de infección, y mantiene una constante presión psicológica, económica laboral y un sin número de efectos asociados a la pandemia, provocando un desequilibrio psicosocial según lo detalla el Departamento de Salud Mental de la OMS. Aún no se ha resuelto la enfermedad de COVID-19, por lo tanto, las medidas de protección solo se han reducido, pero no han cesado. La presente investigación bibliográfica tiene por objetivo identificar los efectos psicológicos que se produjeron durante esta pandemia causada por COVID-19, con el fin de determinar los factores más influyentes en el ámbito psicológico.

2. Metodología
Se realizó una búsqueda bibliográfica relevante sobre el temaafecciones psicológicas adquiridas por la actual pandemia COVID -19. Se utilizaron diferentes buscadores de información científica: Pubmed, Scielo y Springer Link. La estrategia de búsqueda incluyó los siguientes términos como palabras claves: COVID-19, salud mental, estrés, ansiedad, depresión y enojo. Se evaluaron artículos de revisión e investigación y páginas web oficiales de la OMS y CDC publicados en los años 2019 y 2020 en el idioma español e inglés. Fueron excluidos los artículos que no cumplieron con estas condiciones. Se estudiaron 30 referencias bibliográficas, de las cuales 17 se citan en el presente artículo.

3. Desarrollo
3.1. Afecciones psicológicas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta que las afecciones psicológicas se caracterizan por ser una unión de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás. Es ineludible mencionar que estos inconvenientes de salud mental son desarrollados con mayor facilidad en un grupo sensible en el que se encuentran; “adultos mayores, niños y adolescentes, trabajadores hospitalarios, personas que tienen problemas de salud mental” y en las que consumen sustancias, según lo expone el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)

3.1.1. Estrés:
Actualmente la intranquilidad emocional presente por la Pandemia COVID-19 es un argumento de gran preeminencia e investigación ya que la salud mental se vio afectada de una manera radical por los estresores físicos y psicológicos, cabe mencionar la situación de China como un claro ejemplo, “Se estima que el 25% de la población general ha experimentado niveles moderados a graves de síntomas relacionados con el estrés o la ansiedad en respuesta al COVID-19” (Qiu et al, 2020; Wang et al., 2020).

En ese mismo orden de ideas, la Fundación de la Salud Mental a un nivel primordial, define al estrés como el “grado en el que un individuo se siente abrumado o incapaz de afrontar las presiones que son ingobernables”. Si realizamos un enfoque en la emergencia sanitaria que atravesamos probablemente todas las personas atravesaron un momento estresante en esta pandemia, pero existe una gran variación debido a que algunos individuos resultan afectados por el estrés de una manera más radical y convierten eventos habituales en una experiencia estresante.

Ciertamente nos enfrentamos a la incertidumbre y nos cuestionamos frecuentemente acerca de la duración de la pandemia, pero nadie lo sabe realmente. Con el tiempo esta incertidumbre y falta de control puede alterar nuestra reacción ante los numerosos sucesos que atravesamos en el año 2020 y crear estrés. Es fundamental insinuar que la paralización abrupta de «la vida como de costumbre» y la idea de que las cosas nunca van a ser como antes ha forzado una rápida evolución en nuestra identidad colectiva.

Si bien es cierto el cambio de identidad y los niveles de estrés ocasionados por el virus son una constante preocupación en las Organizaciones y Universidades relacionadas a la salud mental, cabe destacar el significativo estudio que realizó el departamento de psicología de la Universidad Regina de Canadá, en el que manifiesta varios factores correlacionados entre el síndrome de estrés y COVID-19.Estos son:

  • Miedo al peligro del COVID-19
  • Miedo a la relación con fómites contaminados con SARSCoV2.
  • Intranquilidad sobre los costos socioeconómicos del COVID-19
  • Desconfianza xenofóbica de que los extranjeros estén propagando el SARSCoV2
  • Síntomas de estrés traumático asociados con traumatismos directos o indirectos, exposición a COVID-19, como pesadillas relacionadas con el virus. (Taylor, 2020)

Evidentemente es un entorno lamentable para todos, por el gran índice de contagios, las afecciones físicas y mentales, entre otros factores, en lugar de «combatir», nos «congelamos», sintiéndonos infructuosos y sin motivación. En consecuencia, de lo mencionado anteriormente se puede generar un trauma psicológico conocido como TEPT, una afección que genera angustia y trastornos sustanciales en la vida. “Se estima que el 6% de los hombres y el 10% de las mujeres experimentan TEPT durante su vida” (Department of Psychiatry of Michigan Medicine, 2020).

En relación con este tema, es preciso mencionar al personal del área de salud porque estos pueden experimentar distintos factores de estrés agregados, como lo manifiesta Carlos Pastor, Catedrático de Oftalmología en Universidad de Valladolid “Los profesionales de la salud estamos expuestos de manera acumulativa a situaciones traumáticas, que generan miedo” (Pastor, 2020), ya que al tener una relación cercana con pacientes con COVID no solo están expuestos al virus de una forma regular sino que también son testigos del acrecentamiento de enfermedades, muertes y escasez de suministros, que de igual condición influye drásticamente en el ambiente generado en el hospital. En definitiva, todos estos factores tienen “Un alto impacto emocional, determinante para desarrollar el denominado estrés postraumático” (OMS, 2020).

En concordancia, es preciso mencionar que son varias las personas expuestas al COVID-19 incrementando el número de contagios sobre todo si no se utilizan las medidas necesarias de protección. Ciertamente la mayor parte de personas que adquirieron este virus se recuperan en casa, pero si existe un deterioro drástico en la salud los pacientes deben ingresar al hospital para su recuperación, una vez internados experimentan retraimiento social, molestia física y miedo por la supervivencia. Es esencial mencionar que el riesgo para desarrollar TEPT “Puede aumentar aún más durante las semanas siguientes, cuando estas personas pueden carecer de apoyo social inmediato debido a la necesidad de auto cuarentena”. (Xiao,2020).

3.1.2. Miedo
El miedo es una emoción adaptativa que nos ayuda a movilizar energía para hacer frente a una amenaza potencial. Sin embargo, cuando el miedo no está bien calibrado para enfrentar un indicio real, el mismo puede traer derivaciones negativas para el hombre, sobre todo si esta emoción se convierte en excesiva ya que puede tener “efectos perjudiciales tanto a nivel individual como a nivel social”. (Mertens, 2020). Sin duda alguna el miedo es nuestro sistema de alarma cerebral y este a su vez tiene la capacidad de activarse cuando detectamos peligro, ya sea en tiempo presente o futuro, incluso se puede asociar a experiencias pasadas.

Ahora bien, si hablamos neurológicamente la responsable de esta acción está relacionada a la amígdala cerebral que acumula información sensorial y que, “Por medio de la serotonina, dopamina y la noradrenalina, regulan el condicionamiento al miedo” (Mertens, 2020). Cabe recalcar que igualmente son los equivalentes receptores y neurotransmisores los que actúan en el evento sintomático relacionados a la presencia de miedo al COVID-19.

En este sentido se comprende que el miedo puede ser un constructo central para explicar estas consecuencias negativas, individuales y sociales. Si empleamos un ejemplo, el departamento de Psicología The University, Tilburg de Netherlands, realizó un amplio estudio para comprender los temores de las personas al coronavirus, mediante Fear of the Coronavirus Questionnaire (FCQ),
Cuestionario de miedo al coronavirus, en español.

Como consecuencia de esta investigación elaborada por varios especialistas se evidenció una gran cantidad de resultados significativos que pueden ser ventajosos para los encargados de formular políticas y a los trabajadores de la salud, y de esta forma se obtenga una mejora en los niveles de mala adaptación de miedo y preocupación debido al brote de coronavirus. Se revelaron también diversos factores de vulnerabilidad psicológica, entre ellos: La intolerancia, preocupación y ansiedad por la salud, sin olvidar la exposición a los medios y sobre todo la salud personal o el riesgo para los seres queridos.

3.1.3. Ansiedad
La pandemia de la COVID – 19 ha cambiado de manera significativa nuestro estilo de vida diario, además trajo consigo una gran crisis económica a nivel mundial y un sinnúmero de preocupaciones tales como; el miedo sobre como precautelar nuestra vida, la forma de mantenerse por la falta de ingresos, la gran cantidad de información y murmullos falsos que se han esparcido por todos los medios posibles. En base a estas preocupaciones una de las respuestas psicológicas que se ha justificado con mayor fuerza en la población es la ansiedad, la cual se define como el resultado normal del estrés, que produce una reacción psicofisiológica de activación intensa del sistema nervioso central y de todo el organismo. Aparece cuando se ha de actuar en una situación que demanda un esfuerzo intenso o sostenido y sirve para activar y hacer frente a una amenaza o peligro que está ocurriendo en el presente o que puede pasar en el futuro (Forcadell et al., 2019).

Cabe destacar que existe una gran discrepancia entre miedo y ansiedad, que con facilidad se suelen confundir sus conceptos. Este desacuerdo radica en que cuando sentimos miedo se trata de una amenaza externa a la cual por instinto respondemos de manera instantánea, mientras que, la ansiedad refiere una amenaza interna que no ha pasado y que podría llegar a pasar o no. La misma que se basa en la forma de interpretar las cosas de manera individual y a veces demasiado subjetivas.

Al principio de esta pandemia existían escasos estudios sobre cómo estas afecciones psicológicas empezaron a afectar a la población de manera significativa, el primer estudio realizado en China, donde fueron encuestadas 1210 personas, reflejó entre sus resultados que “el 28% eran síntomas de ansiedad moderados o graves” (Wang, Pan et al., 2020, como se citó en Balluerka et al.,2020); por otro lado una investigación realizada a la población española con un numero 40 personas encuestadas en su gran mayoría de la ciudad de Madrid y Cataluña, reflejo que el 25% de hombres y el 44% de mujeres indicaron que habían experimentado algún incremento en esta respuesta y de ellos el 4,6% de los hombres y el 11,3% de las mujeres reportaban haberlo experimentado con mayor intensidad que antes, en esta última investigación se acentúa que existen tres factores esenciales por los cuales en la población de estudios se vio un incremento de la ansiedad, como son la incertidumbre, la preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave (COVID-19 u otras), y la preocupación por perder seres queridos (Balluerka et al., 2020).

En el mismo orden de ideas, es de gran importancia resaltar cuando la ansiedad pasa de ser moderada a convertirse en un trastorno excesivo, esto ocurre cuando se vuelve desproporcio-nada, intensa, prolongada e incontrolable, es decir cuando esta supera los niveles de la razón causando en el individuo un sufrimiento que se siente real y prolongado. Cabe recalcar que la ansiedad afecta al doble de mujeres que de hombres (Servant, 2019), lo cual se ha visto respaldado en varias encuestas y estudios planteados. Si este trastorno psicológico se llega a convertir en excesivo puede traer consigo múltiples efectos negativos en nuestro día a día limitando nuestra libertad y autonomía. Además, la frecuente activación de las estructuras hormonales que ocurre cuando tenemos episodios de ansiedad puede volverse perjudicial para el propio cuerpo, ya que la presencia continua de glucocorticoides en sangre puede afectar al resto de tejidos y vísceras del organismo y generar desórdenes físicos, molestias o dolor en diferentes sistemas, así como también depreción o fatiga. (Forcadell et al., 2019).

3.1.4. Depresión
¨La depresión se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado, durante períodos cortos de tiempo¨ (MedLine, 2020). La depresión desde un punto de vista pandémico se define como un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida cotidiana durante un período largo o corto de tiempo.

Por lo tanto, dependiendo de las características del aislamiento, muchos eventos pueden volverse traumáticos y generar un sinnúmero de enfermedades psicológicas asociadas a una realidad incomprendida que sirven de base para generar graves problemas de depresión.

El COVID -19 ha tenido como principal método de protección y prevención de riesgos el aislamiento social en todo el mundo. Un confinamiento que tras 9 meses no ha terminado, generando eventualmente problemas de estrés que con facilidad han sido expresados en episodios graves de depresión. (Hang Choi, Hung Hui, & Fai Wan, 2020). Es bastante evidente que la depresión ha sido el resultado del aislamiento social repentino, esté acto ha modificado sentimientos, actitudes y pensamientos dando como resultado un alto nivel de depresión a nivel mundial.

3.1.4.1. Consideraciones de la depresión
Varios factores pueden estar asociados a la depresión y definir que se generan como respuesta en la gran mayoría de personas que están expuestas a situaciones estresantes repentinas durante un período de tiempo indefinido. (Beck, Rush, Shaw, & Emery, 2010). A situaciones como la que actualmente se han venido viviendo durante el año 2020 a causa del COVID-19.

Los factores que pueden estar asociados durante una etapa de depresión no afectan solamente cada una de las actividades que un individuo realiza durante el día, sino también modificará el carácter del sueño por las noches. (Ortíz, Castro, Lerma, Yela, & Escobar, 2020). El insomnio es un efecto que de manera directa modifica el comportamiento diario del individuo generando incertidumbre sobre sus actividades cotidianas y una falta de adaptación a su nueva realidad.

También la incertidumbre, así como las restricciones derivadas del aislamiento social preventivo, generó la posibilidad de que todos los planes futuros cambien drásticamente y la separación repentina del contexto social o familiar, son catalizadores frecuentes de la depresión (Hang Choi, Hung Hui, & Fai Wan, 2020). No hay duda de que la sensación de desconocer las acciones futuras y el cuándo terminara el confinamiento ha sido uno de los mayores detonantes que fácilmente han terminado en episodios crónicos de depresión y ansiedad.

3.1.5. Insomnio
El insomnio es la dificultad que una persona presenta para conciliar el sueño o permanecer dormido toda la noche. Según varios estudios realizados antes de la pandemia se consideró al estrés como una de las principales causas que producen una alteración en el sueño. Hoy en día la población se encuentra obligada a permanecer en confinamiento dentro del hogar, producto del COVID -19, con el fin de precautelar su vida, lo cual supuso una serie de cambios verdaderamente bruscos en la rutina de todos los individuos al no encontrarse preparados para permanecer muchas más horas en casa de las que estaban acostumbrados, ya que se alteró los tiempos dedicados para las rutinas fuera del hogar y también las propiamente dedicadas a este.

Un dato importante que debemos resaltar es que la alteración del sueño ha sido asociada a ideas, intentos y muertes por suicidio, siendo el insomnio un factor de alto riesgo que se incrementa en gran medida en situaciones de confinamiento como la que estamos atravesando, además de que afecta con mayor frecuencia a la población de mujeres en comparación con la de los hombres, motivo por el cual es de gran importancia actuar a tiempo y no dejar que se convierta en un trastorno severo del sueño.

 3.1.6. Enojo
“El enfado, tienen la función de poner límites, defendernos de amenazas de daño y defender nuestros derechos” (Valero et al., 2020). Es algo normal sentir frustración y enojo durante el confinamiento, lo malo es llevarlo al extremo, la pandemia nos ha obligado a pasar más horas en casa de las que habitualmente solíamos estar, y nos ha forzado a mantener lazos de convivencia familiar a los que quizá de alguna manera no nos encontrábamos acostumbrados, pues a pesar de todo la convivencia será la actividad más difícil a llevar a cabo, además el enojo no tan solo repercute en el núcleo familiar, sino que también es evidente en el ámbito laboral y estudiantil, muchos niños y adolescentes se han visto inmersos en este sentimiento debido a que muchos han tenido que culminar sus estudios por un medio virtual y otros han tenido que abandonarlos por situaciones económicas.

4. Resultados
A lo largo de esta revisión bibliográfica se analizaron 30 investigaciones que hacen referencias a los efectos psicológicos producidos por la actual pandemia de COVID-19, de los cuales 24 fueron seleccionados en una primera etapa de investigación ya que tenían un enfoque general relacionado a la salud mental. Cabe recalcar que se excluyeron 6 artículos a causa de que estos no contenían información útil para el correcto desarrollo del presente trabajo.
Es importante destacar que, de estos 24 artículos solamente se citaron 17. Se seleccionaron 6 artículos en inglés, 11 en español, y un libro virtual, los cuales fueron publicados en las bases de datos PubMed, Scielo, Medline, Elsevier y una biblioteca virtual E-libro relacionados con nuestro objetivo de estudio. Se evaluaron también dos estudios elaborados por Departamentos de Psicología enfocados en la respuesta emocional frente al Covid-19.

Sin embargo, es necesario mencionar que al realizar la búsqueda se dividieron los artículos. De los cuales 12 se enfocaron en los efectos adquiridos por la pandemia y 5 se relacionaron al confinamiento, estos poseían una estrecha relación en cuanto a la información, pero de igual forma se evidenciaron ciertas diferencias, puesto que los efectos por el confinamiento en varios de los artículos evaluaban casos clínicos.

5. Discusión
Son varios los efectos psicológicos producidos durante esta pandemia entre los que destacan el estrés, la ansiedad y la depresión. Cada uno de ellos aparece en distintos momentos, pero van de la mano. Sin embargo, han aparecido factores secundarios tan complejos como los anteriores, entre los cuales localizamos el enojo, el insomnio y el miedo. Factores que cada vez son más recurrentes y variables si se comparan desde diferentes momentos.

En la presente investigación se reveló que las personas que trabajan en un ambiente hospitalario y las que adquirieron el virus pueden desarrollar con una mayor frecuencia estrés, en comparación de las personas que no han tenido ningún tipo de relación con la enfermedad y poseen un constante apoyo social en la cuarentena.

Continuando con la idea, la depresión se puede describir de manera general como un periodo corto de tiempo durante el cual las personas presentan tristeza, ira o frustración, mientras que durante el confinamiento la depresión se define como un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida e ira se prolongan por periodos de tiempo más largos y a veces indeterminados.

Además es importante mencionar que la ansiedad puede ser un efecto que aparece con mayor frecuencia en las mujeres en comparación de los hombres. Esto debido a que la carga familiar se ha incrementado debido al confinamiento y a la gran cantidad de noticias falsas que sin lugar a duda alarman rápidamente a las mujeres. Cada uno de estos efectos ha transformado a la sociedad tal y como la conocíamos, volviéndola aún más susceptible a problemas psicológicos y sociales.

6. Conclusiones
Metodológicamente, la presente revisión bibliográfica ha logrado identificar los efectos psicológicos más relevantes durante el desarrollo de la pandemia causada por el coronavirus, de esta forma, se dividen en dos grupos, uno principal que contiene al estrés, la ansiedad y la depresión. Mientras que, por otro lado, se determinaron efectos secundarios que aparecen con la misma regularidad, los cuales son el insomnio, el miedo y el enojo. Sin embargo, es posible que el estrés, la ansiedad y la depresión se junten para dar una respuesta adaptativa inmediata en presencia de peligro o una amenaza incierta y continua, como lo es la actual pandemia de coronavirus (COVID-19), que fácilmente puede volverse crónica ocasionando problemas físicos, psicológicos y emocionales.

7. Referencias Bibliográficas

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Un comentario

Muy buen artículo, felicidades jóvenes, sigan adelante.
Saludos.

Por Fernanda Astudillo el día 22/12/2020 a las 02:51. Responder #

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Requerido.

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