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Las películas de mi vida: Fuguet m.r.

por Cristián Brito Villalobos
Artículo publicado el 01/06/2005

¿Por qué causa tanta controversia hablar de la narrativa de Alberto Fuguet? Bien es sabido que su obra literaria no ha sido recibida por la crítica con gran entusiasmo, como si leerlo fuese una suerte de pecado literario, o más bien, un retroceso para un lector de «alta literatura». A pesar de ello, de todo el resquemor que tan sólo su nombre concita, sus textos cuentan con una buena venta y su nombre es ineludible a la hora de hablar de la última camada de escritores nacionales. Fuguet, uno de los rostros más visibles de la llamada «nueva narrativa chilena», es considerado por muchos el portavoz de una generación que se mantuvo en un ecléctico anonimato, formada principalmente por jóvenes pertenecientes a estratos sociales pudientes, caracterizada por el consumismo, los medios de comunicación y la imitación del modo de vida estadounidense. Y es que este autor de 40 años, no hace más que escribir con su vivencia como telón de fondo. Criado en EE.UU., las lecturas que reconoce lo han influenciado con mayor notoriedad son precisamente de escritores norteamericanos, entre los que destacan: Charles Bukoswki, J.D. Salinger y Raymond Carver, entre otros. En este informe pretendo hacer notar que su prosa se caracteriza por revitalizar sus experiencias, hablar con voz propia desde su particular visión de estadounidense por adopción, desde una perspectiva personal. Las películas de mi vida (título sacado de un libro de Francois Truffaut), su última obra (Alfaguara, 2003), es su proyecto más ambicioso. Considerando lo anteriormente expuesto, se podría conjeturar que estamos frente a una autobiografía novelada, cosa que Fuguet en varias entrevistas no desecha del todo «En efecto, diría que es un libro bastante personal, pero no es para nada mi autobiografía. Yo quería usar el territorio norteamericano como mío y de mi literatura. Europa se ha usado mucho en la literatura latinoamericana, desde Julio Cortázar hasta Los cuentos peregrinos, de Gabriel García Márquez»(1).

El asunto de la novela es el recuerdo, la memoria. El protagonista de la obra es Beltrán Soler, un sismólogo de 39 años que se ve en la obligación de viajar a Tokio para asistir a una conferencia de trabajo. En su periplo debe hacer escala en Los Ángeles, California. Allí, no sólo pierde el vuelo a Japón, sino que también es testigo de un temblor que especialmente lo remece. Este es el punto que gatilla el momento en que Beltrán comienza a remembrar la historia de su familia, que se fue de Chile para vivir en Estados Unidos; su infancia en el suburbio californiano de Encino, y su adolescencia de vuelta en Santiago. Sus recuerdos están ligados a las 50 películas que más lo marcaron. Ahí encontramos filmes como «Oliver», «Dumbo», «Aeropuerto 77», «Woodstock», «Willy Wonka y la fábrica de chocolates», «Tiburón», «Julio en julio», y tantas otras películas que en este joven dejaron una imborrable huella, que lo estremecieron de algún modo, y cuyas historias se relacionan con las que a él mismo le tocó vivir. Estos episodios en su mayoría le provocaron quiebres, fisuras, heridas difíciles de sanar, realizando una analogía con el efecto que han provocado los terremotos que han azotado a las dos ciudades en las que creció: California y Santiago. Existe un filme que engloba la vida de Soler, cuando el protagonista se refiere a la película «Encuentros cercanos del tercer tipo» (Págs. 327-330), hace un paralelo entre lo que ocurre en la pantalla y lo que sucede en su vida. En el filme, el protagonista abandona a sus hijos y a su esposa para irse al especio exterior. En la vida real, el padre de Beltrán se había alejado de su lado para siempre. Es así como a través de distintas producciones cinematográficas, el narrador-protagonista va desenterrando y reviviendo sus vivencias pasadas, poniendo especial énfasis en el drástico cambio que le significó volver a Chile, después de haber vivido diez años en Estados Unidos. Beltrán en su retorno se encuentra con una sociedad completamente distinta a la californiana, un país gobernado por el régimen militar de Pinochet y con costumbres completamente disímiles. Para sobrevivir, se ve en la obligación de aprender otro idioma, conocer nuevos amigos (los cuales siempre son escasos) y adecuarse a una realidad que hasta entonces le era absolutamente ajena. Todo esto ocurre en una edad complicada, en la que dejaba de ser niño para empezar de golpe a transformarse en un adulto: Beltrán debe enfrentar la separación de sus padres, el quiebre de su familia, su primer amor, en fin…serios y profundos terremotos que, en la mayoría de las veces, causan profundas trizaduras difíciles de soldar.

En conclusión se puede decir que la obra de Fuguet posee una cualidad inobjetable: identidad literaria. Sus obras ostentan de un sello particular, único, donde encontramos una voz que opina desde un palco personal. El estilo y contenido de las obras de Fuguet pueden causar las más encontradas opiniones, pero siempre se agradecerá su honestidad y autenticidad. Las películas de mi vida es una novela que funciona como un largometraje de la vida de Fuguet. Su estilo narrativo es su marca registrada. Un escritor que no teme a «desnudarse» en público, digan lo que digan.

Notas_______
1. Cita extraída de entrevista aparecida en el sitio www.eltiempo.com
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Un comentario

Me gustó mucha esta opinión sobre este gran autor. Me encantaría leer y ver sus películas sobre sus viviendas a lo largo de su historia!

Por macarena sanz quinteros el día 06/09/2013 a las 21:25. Responder #

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Requerido.

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