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Algunas disquisiciones sobre Edgar Allan Poe y el nacimiento de la novela policial: ¿hacia un mundo mejor posible?

por Alfredo Fredericksen
Artículo publicado el 29/08/2022

Poe (1809 – 1849) es y será el primer creador y cultor del género policial. Se trata de un teórico del cuento y de la poesía que se da cuenta de que el texto literario debe ser construido y de que la belleza y el miedo son efectos que se pueden producir a través de la armonía, la simetría y la coherencia y cuya técnica es, básicamente, con comienzos verosímiles que luego se van haciendo extraños, así se puede atraer al lector y llevarlo a un terreno más irracional. Entonces, tal y como venía comentando en la primera línea que abre esta reflexión, lo noir, a mi modo de ver, incluye lo policial, lo negro y lo criminal. Como cuestionamiento de lo noir[1], tendríamos que considerar los componentes comerciales, si es (o no) una propuesta comercial y, finalmente, si constituye una fórmula de creación. Como descripción, habría que comentar la importancia del delito y su móvil (el proceso de investigación y quién investiga) y la verosimilitud y ficción, en donde podríamos preguntarnos quién es el criminal. También, tendría que decir que como contenidos de lo noir, deberíamos tener presente: el delito y su móvil, los tipos de investigadores o investigadoras en producciones audiovisuales y literarias, la verosimilitud y ficción en un caso policial: el trabajo del policía en el sitio del suceso o lugar del crimen, la mirada del criminal, la mirada del investigador, la historia de un crimen v/s historia de la investigación, la causalidad, catástrofe y acontecimiento, el true crime en producciones audiovisuales, literarias y podcast y lo transcurrido respecto de las estéticas noir durante el s. XX en producciones audiovisuales, literarias y podcast: policial, negro, criminal, enigma y thriller.

A mi modo de ver, el crimen es el móvil de todo lo que ocurre en el relato y este fluye buscando cómo se resuelve el crimen. Como temas recurrentes en el recorrido de la obra de Poe, se encuentran: lo grotesco, lo sexual y lo político. El relato no se “desvía” hacia lo que no tenga que ver con el crimen y su resolución. El detective y el caso “establecen” una relación única y el lector desea apreciar cómo este llega al fin de su resolución. Poe venía saliendo del relato de terror, buscando el equilibrio de la razón. Se convierte en el campeón de la lógica, la fuerza de la mente sobre la materia. El relato policial es una derivación del género fantástico y una reacción frente al relato de horror. El tono del narrador es de confidencia y testimonio. Así, lo policial sería un esfuerzo por hacer una realidad tangible a partir de los sucesos que aparecen en prensa. El crimen atrae, porque es el único acto que podemos “resolver” en relación con la muerte. Como forma de atraer el pensamiento analítico que, en efecto, se desarrolla en la novela policial, deberíamos considerar: a) el análisis, descomponer un todo en partes constitutivas, b) la división de cada una de las dificultades a examinar, en tantas partes como sea posible, c) que no se resuelve algo con una corazonada, por el azar o por ensayo-error, d) que avanza lento, pero seguro, e) que puede ser un gran aliado para el examen y resolución de asuntos problemáticos y f) que es fuente de goce de la existencia[2].

Como forma de resaltar alguna de las concepciones de Poe, son que se trata de un arte con una nueva combinación de materiales existentes, que la poesía es una creación rítmica de la belleza; una nueva combinación de formas bellas. Por lo mismo, es importante que Poe está contra la inspiración y a favor de la creación consciente de la obra artística. Así, para Poe el poema no es un arrebato, es un producto libre y desinteresado de la imaginación del poeta. Se concibe la poesía como un texto cuyo fin es la belleza (no la verdad). El poema no se propone como verdad, no es poesía didáctica. Su deber no es moral. Para Poe la belleza es un efecto y no una cualidad ontológica, por lo tanto, la belleza debe ser creada, compuesta. El objetivo no es otro sino, sacar a sus lectores de su mundo burgués positivista, presentar otras posibilidades. Por ejemplo: a través del uso de narradores en primera persona, que facilitan la empatía. Poe pretende anular el concepto de creación como imitación. En él existe una preferencia por el artificio, tal y como se propone en Filosofía de la composición, de la siguiente manera: “[t]odas las artes han avanzado rápidamente— cada una casi directamente en razón de que sea menos imitativa—: la simple imitación, así sea exacta, de lo que existe en la naturaleza, no autoriza a nadie a tomar el título de artista”.

Como características de la escritura de Poe, tendría que decir que: a) abunda en superlativos: sus comparaciones, incluso sus descripciones, participan siempre de lo excesivo. Lo superlativo, la hipérbole, la antítesis, son las armas de esta retórica (Todorov, 177), b) sus propios escritos…Son textos de estatuto incierto…el límite entre ficción y no-ficción se encuentra de esta manera iluminado y convertido en polvo (Todorov, 178), c) que los cuentos de Poe están siempre construidos con rigor extremo: “[un] hábil escritor construye un cuento…En toda obra no debería haber una sola palabra escrita que no tienda, directa o indirectamente, a realizar este diseño preestablecido” (Poe) y c) el cómo se expresa esta construcción: en la coherencia lógica de sus cuentas, en la simetría que propone, en los contrastes o en la gradación. Por ejemplo, el rigor de la causalidad abunda en los cuentos construidos a partir del método deductivo, como La carta robada.

Así, podríamos preguntarnos qué hay en el policial que llama la atención: nada. Trabaja con el enigma o suspenso como en “cualquier” relato, pero: a) desnuda el carácter ficcional de la verdad, b) presenta el mundo apocalíptico el delito, donde hay reglas propias y otro mundo es posible y c) mantiene unidos lo racional y lo irracional, lo intelectual de lo policial y lo ilógico de la muerte. ¿Por qué es importante el policial?: a) por algo estructural: la lógica de su funcionamiento, b) por su evolución histórica: función social progresiva, c) por la teoría literaria que observa el policial, pues desborda los límites literarios y d) porque se habla no solo de literatura, sino de películas, series de TV, crónicas policiales, noticieros y cómics, etc. También, tendría que decir que el policial es un relato estructural (aunque no siempre): es un relato sobre el Crimen y la Verdad, es propositivo, transgresor: nos enfrenta a nuestra propia moral, existe un interés popular en el crimen, lo que lo hace multiplicarse en sus formatos y articula de manera espectacular el conflicto y enigma (crónica roja, noticiario, ficción, audioficción, etc.). Así, tendría que concordar con Daniel Link, en donde es en este sentido que el policial es además el modelo de funcionamiento de todo relato: articula de manera espectacular las categorías de conflicto y enigma sin las cuales ningún relato es posible (Daniel Link, El juego de los cautos). Al modo de ver de Link, la literatura policial instaura una paranoia de sentido que caracteriza nuestra época: los comportamientos, los gestos y las posturas del cuerpo, las palabras pronunciadas y las que se callan: todo será analizado, todo adquirirá valor dentro de un campo estructural o de una serie (Link). La figura del detective, como señala Jacques Lacan, es el que ve todo lo que está allí, pero nadie ve: el detective, podría decirse, es quien inviste de sentido la realidad brutal de los hechos, transformando en indicios las cosas, correlacionando información que aislada carece de valor, estableciendo series y órdenes de significados que organiza en campos, es  el encargado de comprender la verdad, es el que da sentido a la cruda realidad de los hechos y el cuerpo “habla” en el lugar del crimen. El detective y sus expertos lo leen. Así, tendría que concordar con Link cuando señala que el policial funciona como una máquina de lectura: hay un signo privilegiado (el crimen) y un proceso de comprensión de ese signo (Link), pero también con Piglia, cuando afirma que: “[u]na de las mayores representaciones modernas de la figura del lector es la del detective privado del género policial”.

Como alcances del del género policial, tendría que decir que: todo puede ser analizado y los significados revelados, se instala una paranoia de que todo se lee, es importante las palabras pronunciadas y las que callan, los gestos del cuerpo, miradas y evidencias y cómo el cuerpo “habla” en el lugar del crimen. El detective y sus expertos, lo leen. El elemento fundamental del género policial es la ley: que haya Ley en el relato policial no implica que haya Justicia o Verdad, que se enfrenta la legalidad de la policía con la práctica policial del detective (sujetas a su propia conciencia). Se enfrenta la legalidad de la policía con la práctica policial del detective (sujetas a su propia conciencia) y que el detective puede permanecer al margen de las instituciones del Estado. ¿Qué nos muestra el policial?: la Verdad, la Ley, el Detective y el Conflicto y el enigma. Pero, además, cabe preguntarse: ¿cómo surge lo policial?  Surge a partir de Huet, teórico literario, en el SXVII afirma que las primeras novelas persas, sirias, griegas y romanas están plagadas de crímenes. Es en el s. IV A.C, donde se sabe de un detective llamado Juez Ti, llevado a la literatura en pleno s. XX por el holandés Van Gulik el que lo toma de la cultura popular china, para gustos occidentales. Además, está el caso de Edipo[3], el detective sospechoso, que investiga la muerte del rey de Tebas, hecho cometido por sus propias manos y, también, es en el caso del libro de Daniel de la Biblia, donde el profeta Daniel se encarga de descifrar e interpretar correctamente los sueños y visiones del rey. Con todos estos antecedentes, se busca demostrar que donde exista una comunidad es factible que ocurra un crimen. Dicho lo anterior, a mi modo de ver, deberíamos considerar a tres pensadores: a) Daniel Link: hablamos no solo de Literatura. Es propositivo, transgresor. La paranoia del policial. El detective es el que ve los que los otros no pueden ver. Verdad – Ley – Detective – Conflicto y Enigma, b) Barthes: en el suceso hay una relación de causalidad y es una relación de este tipo: el delito y su móvil, un accidente y su circunstancia. El policía se convierte entonces en la figura moderna del antiguo descifrador-de enigmas (Edipo), que hace cesar el terrible porqué de las cosas y c) Bertold Brecht: ¡Siempre lo mismo! Debe haber “juego limpio” siempre. Dominar para ello el arte de la seducción. El asesinato ha ocurrido. Pero, ¿qué se ha estado fraguando antes?, ¿qué había sucedido? y ¿qué situación se había producido? Brecht piensa que la popularidad de la novela policíaca “La catástrofe” es la más interesante.

Ahora bien, a propósito de todo esto último es cómo se puede pasar de la historia de terror gótico al género policial. A propósito, sugiero siguientes palabras de Ricardo Piglia: “[s]e sigue discutiendo sobre los muertos y la muerte, pero el criminal sustituye a los fantasmas.  Transformando el mundo de los espectros y los terrores nocturnos en un mundo de amenazas sociales y crímenes, el género pone en dimensión interpretativa y racional la serie de hechos extraordinarios y asombrosos que son material del gótico”[4]. Como origen de la narrativa policial, tendría que decir que Walter Benjamin ubica el género en la serie de procedimientos de identificación del individuo anónimo y la nueva cartografía de la ciudad. La numeración de las casas, las huellas dactilares, la identificación de las firmas, el desarrollo de la fotografía, el retrato de los criminales, el archivo policial, el fichaje. Las historias policiales, concluye, Benjamin, surgen en el momento en que se asegura esta conquista sobre lo incógnito del hombre (Piglia). Poe percibió algo y genero un modelo formal para contarlo: el individuo y la masa, la cuestión de la propiedad y el espacio, la justicia y la verdad, lo público y lo privado, en fin: una topología, determinados personajes, una lógica de la verdad y una lógica de las acciones. Hoy, hay nuevas formas de policial: la máquina forense y la alta tecnología dominan el género, como dominan, por cierto, el escenario social (Link).

A propósito de esto último, me gustaría aportar sobre la base de dos creaciones de Poe, algunas reflexiones sucintas sobre el nacimiento de lo policial y que no tiene sino otro propósito que, en verdad, metaforizar cómo no es posible concebir un mundo mejor:

Sobre “Los crímenes de la calle Morgue”
El crimen de cuarto cerrado es otro de los movimientos fundadores del género.
El sujeto amenazado ni siquiera está seguro en el lugar más privado posible. No solo está amenazado en la ciudad, en el barrio, en la casa, sino que está amenazado en el cuarto propio, en el centro mismo de la intimidad. (Piglia).
El detective va a desentrañar ese crimen, que pone en riesgo el espacio de la privacidad absoluta, y lo extraordinario es que lo descifra leyendo los diarios. La lectura es la capacidad que usa para descifrar los crímenes.
Dupin leerá los periódicos como nadie los ha leído antes. (Piglia).
El género parece identificar al sospechoso como el otro que llega y habla una lengua que ninguno reconoce pero que para todos es extranjera.
La idea de que la sospecha se construye sobre el prejuicio es trabajada con mucha eficacia por el género.
La tensión entre el enigma y el monstruo es trabajada continuamente por el género. (Piglia).

Sobre “La carta robada”
Triángulo Dupin-Reina-Ministro D (doble incompleto de Dupin).
Ambos son poetas y matemáticos, leen el pensamiento de los otros.
Epígrafe de Séneca: la sabiduría no odia nada más que una agudeza demasiado grande.

Cita final: Atreo-Tiestes: hermanos de la mitología. El 2° le quita el vellocino de oro al primero con ayuda de su mujer. Historia de rivalidad, de infidelidad y de venganza.
Venganza de Dupin con el prefecto de policía por decir que los poetas son tontos.
Diferencia entre el intelectual (que sabe pensar) y el sabio (que relaciona los conocimientos intelectuales con su vida, lo que sabe no se queda en lo abstracto, se relaciona con la realidad).

Importante: la restitución de la carta no se da por magia ni por simple sucesión de ideas; se da por la superación del análisis literal y por saber ponerse en el lugar del otro.

¿Dónde resuelve los casos Dupin? En su despacho: lugar oscuro (luz artificial- antinatural), con humo, cerrado. Dupin ve a través de sus anteojos verdes (visión no natural).

Jacques Lacan: seminario sobre la carta robada
En este fragmento propone, a partir de un cuento de Poe, ciertos temas interesantes a partir del género policial, cuya matriz formal parecería coincidir con la teoría psicoanalítica. En ese sentido, la figura del detective y su relación con la verdad es análoga a la figura del analista, ambos, para decirlo con las palabras de Lacan, héroes de la modernidad.
Lacan centra su análisis en 2 escenas: la del tocador real (cambio de la carta) y la del despacho del ministro, cuando Dupin vuelve a cambiar la carta.
El analista está adiestrado a retener todo lo que hay de significante sin que por ello sepa en qué utilizarlo.
¿Será preciso que subrayemos que las acciones del analista y del detective son semejantes?
Lacan lee tres tiempos y tres miradas, soportadas por tres sujetos, encarnadas cada vez por personas diferentes:

1) El primero es el de una mirada que no ve nada: es el rey y es la policía.
2) El segundo, de una mirada que ve que la primera no ve nada y se engaña creyendo ver cubierto por ello lo que esconde: es la reina, después del ministro.
3) El tercero, que de esas dos miradas ve que dejan lo que ha de esconderse a descubierto para quien pueda apoderarse de ello: es el ministro y es, finalmente, Dupin.

Lacan se pregunta: ¿No es el hecho de que todo el mundo sea burlado lo que constituye aquí nuestro placer?.

Alfredo Fredericksen

Reflexiones Bibliográficas
Lacan, Jacques. 1984. «El seminario de `La carta robada'». Escritos. México: Siglo Veintiuno, Vol I. Medio impreso.
Link, Daniel, comp. El juego de los cautos. Literatura policial: de Edgar A. Poe a P. D. James. Buenos Aires: La marca, 1992. Medio impreso.
Poe, Edgar Allan (2001) La filosofía de la composición, traducción de José Luis Palomares. Cuadernos de Langre, S.L., San Lorenzo de El Escorial. Medio impreso.
Poe, Edgar Allan. Los crímenes de la calle Morgue, disponible en el sitio web: “(99+) LOS CRÍMENES DE LA RUE MORGUE | iwan sagrav – Academia.edu”, [última visita: 20-08-22].
Poe, Edgar. 1987. La carta robada. Madrid: Siruela. Medio impreso.
Todorov, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica. México: Premiá, 1980. Medio Impreso.

 

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Notas
[1]
Como componentes de lo policial/noir contemporáneo, tendría que decir que Todorov (Bulgaria, 1939-2017) comenta que el punto alto de la novela clásica policial, nace entre guerras y la denomina “novela de enigma”. La tendencia de Todorov corresponde al estructuralismo, escuela de los Estudios Literarios que propone buscar o comprender cómo funcionan ciertos tipos de textos. En este caso, Todorov se propone realizar una tipología de la novela policial, que tal como él menciona tiene que ver con la descripción de las obras en particular. Propone que la novela policial tiene sus normas (funcionamiento) y de este modo comienza su ensayo. Este tipo de literatura debe ser transparente. También, tendría que decir que, a mi modo de ver, la novela negra tiene dos líneas de interés: a) la curiosidad (va de efecto a la causa, el efecto de un cadáver y sus indicios y la causa que tiene el culpable y lo que lo impulsó al crimen y b) suspenso (va de efecto a causa, la causa que parte de datos iniciales, ejemplo, unos gánster preparando un ataque y lo que ocurrirá a partir de lo anterior. En la novela policial existe un ímpetu intelectual de crear una reflexión en torno a un ámbito investigativo.  Hay intensos planteamientos y discusiones criminalísticas, sociales, etc. La novela negra, en cambio, es mucho más callejera, trata del hampa y los bajos fondos, y en ellas el detective se desenvuelve en intensos devaneos entre el poder, la corrupción, el fracaso.  El lenguaje es marginal y extremadamente violento. Como estructura contemporánea, tendría que decir que la novela policial o el cuento policial se mantuvieron en el tiempo con distintos matices, pero el que marcó su real diferencia fue cuando nace la novela negra. La novela negra o hard boiled como la acuñó Raymond Chandler en su ensayo “El simple arte de matar”, trata de seres decadentes en ambientes marginales, los que al igual que en una novela policial, buscan la justicia, pero de manera más deprimente que la otra.  La novela policial debe ser efectuada con verosimilitud tanto en lo que concierne a la situación original como el desenlace. Debe consistir de acciones verosímiles de gente verosímil en circunstancias verosímiles, sin dejar de tener presente que verosimilitud es en gran medida una cuestión de estilo. La historia de misterio debe ser técnicamente sólida en lo que respecta a métodos de asesinato y detección. Si el detective es un policía entrenado, debe actuar como tal, y poseer un equipo mental y físico adecuado a la tarea. Si es un investigador privado o un amateur debe tener conocimiento suficiente de los asuntos policiales de rutina como para no pasar por estúpido. Debe ser realista en lo que concierne a personajes, ambientación y atmósfera. Debe basarse en gente real en un mundo real. El personaje puede ser creado de diversas maneras: por el método subjetivo de introducirse en los pensamientos y las emociones del personaje;  por el método objetivo o dramático, como sobre un escenario, es decir, a través de la aparición, la conducta, el lenguaje y las acciones del personaje. . Aparte del elemento de misterio, el valor de una novela policial debe originarse también en una historia sólida. Las obras de misterio que han sobrevivido a través de los años tienen, invariablemente, las cualidades de buena ficción.  Las novelas policiales deben poseer color, vuelo y una cantidad aceptable de vigor. La novela policial debe tener una estructura lo esencialmente simple como para que ésta pueda explicarse con facilidad, si es que llega el caso. El desenlace ideal es aquél en que todo se hace claro en un fugaz relámpago de acción. Lo que importa es que sea interesante en sí misma, algo que el lector esté ansioso por oír. La novela policial se le debe escapar al lector razonablemente inteligente.  La honestidad con el lector hará que este se entregue a la historia.  Un misterio develado a medias es de mayor intriga que uno en el cual el lector está absolutamente perplejo.  Lo esencial es que quede un poco de niebla al final para que la disperse el autor.  La solución, una vez revelada, debe aparecer como inevitable. Por lo menos la mitad de las novelas policiales publicadas quebrantan esta ley. Sus soluciones son no sólo no inevitables, sino que es muy obvio que han sido tramadas porque el autor se ha dado cuenta de que el asesino original se ha vuelto demasiado evidente. La novela policial no debe tratar de hacer todo al mismo tiempo. Si es una historia de resolución de enigma, funcionando en un frío clima mental, no puede ser también una historia de aventuras violentas o apasionado romance.  Una atmósfera de terror destruye el pensamiento lógico. Si se trata de una historia de tensiones psicológicas que conducen a la gente al asesinato, no puede incluir también el análisis desapasionado de un investigador experto.  El detective no puede ser héroe y amenaza al mismo tiempo; el asesino no puede ser una atormentada víctima de las circunstancias y también un villano sin remisión. La novela policial debe castigar al criminal de una manera u otra, sin que sea necesario que entren en funcionamiento las cortes de justicia. Contrariamente a lo que se cree, esto no tiene nada que ver con la moralidad. Es parte de la lógica de la forma. Sin esto, la historia es como una acorde sin resolución en música. Los hechos deben ser expuestos con imparcialidad, y deben pertenecer a ese tipo de hechos a partir de los cuales puede funcionar la deducción. No se deben ocultar al lector las claves más importantes, ni ninguna otra; pero, además, no se las debe distorsionar por medio de falsos énfasis. Lo ideal es que vaya pensando con el detective. No se puede imponer sobre el lector un conocimiento especial o raro, ni una memoria fuera de lo normal para los detalles.
[2] Los destacados son míos.
[3] En la historia de Edipo, en cambio, no hay construcción deliberada del «misterio»; el misterio es lo dado por la vida, y el individuo que lo padece, muy a su pesar, lo rastrea, no por puro placer intelectual, sino que por el bien de los demás.  En Sófocles el criminal es a la vez el policía, y cada impulso noble le acerca al reconocimiento que es su ruina. Edipo es considerado un detective, porque se enfrenta a enigmas y porque es capaz de resolverlos. El primer ejemplo es su encuentro con la esfinge de Tebas y su victoria sobre ella.  En el segundo de los casos es cuando los tebanos van a interrogarlo acerca de la manera de librarse de la peste no sólo hay un enigma sino que éste tiene que ver con la identificación de un asesino (el de Layo). Es evidente que descubrir un asesinato constituye un elemento primordial del género. La sucesión de preguntas y la clarificación progresiva de los enigmas son rasgos característicos del género policial. Sí debemos considerar que así como el mito de Edipo se acerca al género a través de la resolución de enigmas, también se aleja de sus reglas cuando el detective y el asesino resultan ser la misma persona. Lo curioso es que se espera resolver el asesinato de Layo, lo que no se logra, pero sí se descubre una tragedia mayor. También, me gustaría que se considerara El suceso de Barthes (Francia, 1915-1980) nos dice que ha ocurrido un asesinato: si es político es una información, si no, es un suceso. El suceso en la prensa es información general, se puede equiparar y clasificar con todo tipo de informaciones. Si un asesinato es político, se dará una información total, en cambio el suceso se informa totalmente y es de carácter inmanente. Desastres, asesinatos, raptos, agresiones, accidentes, robos, extravagancias, todo eso remite al hombre, a su historia, a su alienación, todo aquello corresponde a un suceso. El suceso remite a una novela corta o un cuento: el asesinato político sería una novela con capítulos y de largo aliento. En el suceso hay una relación de causalidad.  Es una relación de este tipo: el delito y su móvil, un accidente y su circunstancia. No hay suceso sin asombro, en este caso, algo que nos perturbe. ¿Cuáles son las perturbaciones de la causalidad en las que se articula el suceso? En cuanto al crimen misterioso, ya es sabido su prestigio en la novela popular; su relación fundamental está constituida por una causalidad diferente: el trabajo policíaco consiste en rellenar el tiempo fascinante e insoportable que separa al hecho de su causa. El policía, emanación de toda la sociedad entera, bajo su forma burocrática, se convierte entonces en la figura moderna del antiguo descifrador-de enigmas (Edipo), que hace cesar el terrible porqué de las cosas. El policía es paciente y tenaz, es el símbolo de un deseo profundo: el hombre colma febrilmente la brecha causal, se dedica a hacer cesar una frustración y un desasosiego. En la prensa, el policía está poco personalizado, el enigma lógico queda ahogado por lo patético de los actores; por otra parte, la ignorancia real de la causa obliga aquí al suceso a alargarse en varios días, a perder ese carácter efímero, tan conforme a su naturaleza inmanente. El indicio más discreto es el que, en último término, permite descubrir el misterio. Esto lleva a pensar que todo está lleno de signos que podrían ser ese indicio, por lo que habría falsa inocencia en los objetos, ya que cualquiera podría ser una pista.
[4] El destacado es mío para subrayar la idea.
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