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Cardenal y la poesía concreta: memoria, política y religión en Kayenerenkhowa

por Gabriela Álvarez Gamboa
Artículo publicado el 01/02/2007

Cardenal frente a la tradición poética de su país, se identifica en una continuidad revolucionaria (1), tal como Darío que mira a la sociedad con otras posibilidades, la generación poética del 40’,  conjuga la escritura y la iluminación del pueblo para lo que después sería la revolución (2).  Es este impulso ideológico, uno de los rasgos característicos que enmarca la poesía y el hacer del poeta, en especial, los textos publicados entre los años 60, período en el cual se generan las condiciones para la conformación de una nueva crítica en Latinoamérica, que da cuenta de sus propios procesos históricos. La poesía de Cardenal no quedaría fuera de estas transformaciones, su escritura fortalece el constante diálogo con sus  experiencias personales-culturales.

Uno de los pensamientos que influye en la escritura de Cardenal, es la corriente Marxista,  propuesta que se une al entusiasmo de poder entablar gobiernos bajo su alero teórico “liberador-igualitario”; promesa que lo motivó a participar en la lucha contra la dictadura de los Somozas, entre los años 50 y 70. La Teología de la Liberación (3) es otro movimiento que marca la obra de Cardenal, teoría que surge en los años 60, a partir de una relectura del Concilio Vaticano II que abre el debate sobre la participación de la iglesia en la sociedad contemporánea. Es una revisión crítica de las instituciones eclesiales y su papel en la comunidad social, uno de los puntos que se posiciona es el concepto de “progreso” como obra del hombre y por lo tanto, de Dios,  si a un ser humano se le niega sus derechos, es preciso que la iglesia de cuenta de sus abismos, sin embargo, muchos eclesiásticos como en el caso de Cardenal, piensan que hay que ir más allá – participar activamente para romper  las estructuras de poder.

La experiencia y la escritura entonces, no pueden excluirse de nuestro análisis, porque da forma a la propuesta poética del poeta, en este espacio, la  realidad no se describe fidedignamente, se arrebata su carácter, para expresar en un recorrido estético los elementos que conjugan el pasado, el presente, la política y  la religión. Es la poesía exteriorista (4) que junto a otros poetas de su generación definen al quehacer poético que “expresa el mundo circundante y ayuda a transformarlo o mejorarlo a partir del lenguaje mismo de la realidad”.  Es una poesía creada con las imágenes del mundo exterior, donde el contexto es su sustento creativo, de ahí que el poeta lo defina como “poesía  concreta”, es así que el coloquialismo, la oralidad, la religión, la memoria, etc. son componentes internos que formalizan su escritura.

Tal es el caso, del libro Homenaje a los indios americanos, (5) escrito después de su estadía en la selva nicaragüense junto a una colectividad indígena. Plan que es pensado en el monasterio trapense en EEUU bajo la influencia de su maestro y también escritor Thomas Merton, junto a él, edifica la idea de construir una comunidad contemplativa alrededor del lago de Nicaragua, específicamente Solentiname. Cardenal vive allí cerca de 12 años, esparciendo sus ideales a indígenas y campesinos que se acercaban a aquel hombre barbudo, empecinado en construir una parroquia en medio de la espesura. Un contacto que crea  influjos, como las  ondas transformaciones en  la organización económica, en que el arte indígena se formula a partir de Cardenal como modo de producción.

El texto poético agrupa diversas etnias indígenas, como las comunidades del sur y centro-América (Inca, Mayas y Aztecas) y las del norte (Siux, Mohawks, Onondagas, etc) Son pueblos que dialogan con el sujeto cardenaliano, con el fin de recuperar, a partir de una crítica a la modernidad, las enormes fogatas; es reconquistar desde el vacío impuesto por los grandes relatos, la fisura donde habitan, después que la occidentalización los confinara al olvido por medio de la violencia y la letra.

Mi interés es revisar el poema Kayanerenhkowa porque forja el límite preciso del desencuentro del hombre blanco y las tribus del norte de América. El poema evidencia los procesos de colonización bajo los juegos de poder, la ruptura de las grandes alianzas en pos de un proyecto de conquista. Un relato colectivo de la memoria en que la traducción de sus ritos los conecta a un ejercicio escritural que desde la mixtura arrastra sus orígenes, el poeta se vincula con aquel pasado pre americano, para releer los signos del presente y el papel de la historia política-religiosa de nuestras naciones.

Análisis del texto
El poema comienza con un sujeto poético  contemplando el vuelo de los pájaros y los aviones sobre Solentiname, demarcando inmediatamente el  paisaje con el cual dialoga  a partir de múltiples yuxtaposiciones entre pasado y  presente, tras esto, enumera los vuelos y el origen de cada ave que pasa por la isla. Al comparar cada planeamiento nos encontramos por un lado, con el pájaro sustantivado a un límite político (canadiense) y por otro, el acero, símbolo del proyecto civilizador de los otros (las serpientes blancas de los sueños de Deganawida); así, el acero carga sus falsedades opuestas a la naturalidad del paisaje,  es decir, es la modernidad como relato desplegada a través de los objetos que la componen. Remarcar el avión, es desarticularla, presentar su carácter de ficción, singularizarlo al interior del poema, proceso que es utilizado no para enrarecer el lenguaje, sino en su afán de rarificarlo de una circunstancia particular: el sujeto que lo mira  sobrevolar por la selva.

“(…)El avión de Nueva York sobre estas soledades,
viendo tal vez una película en colores
YO Y ELLA EN PARIS***con Tony Curtis y Janet Leigh***
Sobre Solentiname”(6)

El poema  tras los diversos planeos se posa como los pájaros en las naciones unidas, monumento representativo de los países actuales que se rigen por los preceptos de paz y colaboración. El texto fluye hacia los relatos anteriores a la historia, ubicada en la memoria colectiva, para mostrar las organizaciones anteriores al concepto de la ONU. Es rescatar los criterios espirituales, comunitarios y simbólicos enseñados por Deganawida a las demás tribus, al configurar la Gran Paz – Kayenerenkhowa. De esta manera, el concepto exteriorista se lee en el poema porque se incorpora la realidad en el texto, son visiones de mundo y personajes históricos incluidos en el discurso poético, para  intervenirlos mediante el lenguaje.

Deganawida(7) fue un personaje de carne y hueso, líder espiritual de los indios iroqueses que en un sueño profetizó la destrucción de su pueblo (la serpiente roja) y la formación de otra era gobernada por la serpiente blanca. Consciente de la necesidad de unificarse, inició un viaje hacia las diferentes tribus, su finalidad era convencerlos de la importancia de la unión simbolizada por la centralidad de la fogata. El gran pacificador les enseña las leyes de la Gran Paz, que da forma a la tribu de los pájaros, la gran alianza del norte Hau de no sau nee (alianza legendaria) compuesta por los Mohawsk, Oneidas, Onadagas, Cayugas y Tuscarosas, tal modelo comunitario  fue retomado parcialmente por los EEUU en su carta magna, y a la vez, esta influye en la  construcción de los postulados de las Naciones Unidas.  El texto de Cardenal vendría a ser una recuperación al sentido originario de la unión entre naciones, desplazada por la institucionalidad de la ONU, que suprime de manera consciente a las comunidades indígenas porque su espiritualidad no es comprendida, por lo tanto, no es capaz de representarlos, y se le sustituye por el sujeto moderno.

El poema traduce el pensamiento de Deganawida  al lector de hoy, con la certeza de que lo narrado no le pertenece, pero en la medida que avanza el texto,  dialoga con este relato mítico, reconociendo su rostro, observando los límites de su carácter mestizo.

“(…)No era
guerra fría la paz iroquesa. Tenían
la misma palabra para «Paz» y para «Ley»
paz era la acción correcta.
La justicia en la acción.” (8)

La misión  de Deganawida es la transmisión de las leyes, de las pautas que logren la pacificación del pueblo, en esta función, observamos la introducción intertextual de los libros proféticos del antiguo testamento, al conectar la imagen del profeta con los primeros sabios de la Biblia, un nexo analógico con el quehacer educativo y de advertencia que preparó el camino del cristianismo ante la llegada del Mesías, del Salvador.

“(…)Llevaba la Mentalidad del Dueño de la Vida.
Las Buenas Noticias de la Paz
para los campamentos. Decidle a los jefes:
Ya no habrá guerra en los pueblos.
las aldeas tendrán paz
Los pueblos debían amarse, dijo.” (9)

Cardenal reconstruye el lenguaje de las encíclicas proféticas como Dueño de la Vida (Jesús) y las  Buenas Noticias (los  mensajes ominosos) que se adhieren a la espiritualidad  de los pueblos originarios, a través de este recurso, da cuenta de la importancia de las  visiones agoreras y fatídicas en la cultura indígena, aspectos fundamentales en la regulación de toda actividad social. También, prolonga el hacer del profeta hacia otras zonas, ser el gestor de la acción al interior de la comunidad, es quien impulsa con su gestión la alianza de la colectividad,  representando una “Nueva Mentalidad”,  una nueva política, de alguna manera, los límites que lo caracterizan se verán enfrentados en el texto  a una dualidad entre lo político y lo religioso. Dualidad que se reitera en el discurso de Cardenal, al coincidir con su participación activa en los vaivenes de la sociedad, cooperando revolucionariamente en nombre de los oprimidos de Latinoamérica. De este modo, el poeta ejerce presión en la construcción de Deganawida, en una comunión entre acción y espiritualidad, necesarias en el interior del texto para conseguir los lazos de las ligas de Las Naciones.

Otro punto que es posible conectar con la visión política del poeta, es el concepto de utopía (matizada por su enfoque cristiano) término que es reenfocada en el poema en una traslación anterior al concepto mismo, es decir, es una recreación de un no lugar, en un espacio y tiempo determinado: la organización indígena. El texto poético, por lo tanto, no intenta constatar una aspiración ideológica, sino su pérdida, degradada por el proceso de colonización.

“(…) La hazaña poética de Cardenal consiste en hacernos ver que la historia de América es una predicción, que es utopía ya ocurrió y que nuevos signos la enuncian en medio de la Hecatombe (10)”

El texto de Cardenal rescata la espiritualidad y el ejercicio político de Deganawida, en el cual la paz y la justicia son puntos de partida para conformar un Buen Gobierno, términos que chocan con la mirada del conquistador que busca sólo el desarrollo comercial, el levantamiento de ciudades y la dominación. Deganawida en cambio, piensa en la unión de las naciones, a través del Kayenerenkhowa, ley que necesita expandir al pueblo, a través de un sueño utópico, montado en el texto.

Crecerá un nuevo árbol, aun más glorioso que el que hoy dejo entre vosotros. Con ese nuevo amanecer yo regresaré y bajo las sombras del nuevo árbol viviré con vosotros y se nos unirán no sólo las tribus rojas, sino también los blancos del norte, los negros del sur, y los amarillos del este. (11)

(…) la reunión alrededor de un fuego
de todas las naciones de la tierra
las naciones de “todos los bosques de la tierra”(12)

Al avanzar en su lectura, tropezamos abruptamente con un presente cargado de ausencias, donde los cantos de paz son recluidos en las reservaciones, sus nombres se han perdido en la monumentalidad expansiva de la ONU. En esta yuxtaposición de tiempos y espacios, retorna el sujeto poético a Solentiname, a la contemplación del vuelo de los pájaros. Y la alianza legendaria desciende, porque el hombre blanco no unió su fogata al Kayenerenkhowa, se apronta así, una multiplicidad de voces que se preguntan, dónde están, queda el vacío, la apropiación, una dominación que deja grietas -las tribus dejan sus tierras, levantan, como los pájaros, el vuelo. Finalmente, la danza alrededor del fuego es expresada en el texto, con una marcación rítmica que representa la oralidad, donde los tambores se escuchan únicamente a través de la letra., es que mientras danzan sus cuerpos desaparecen, la historia así lo dice, ellos ya no cantan, no encienden fogatas.

“(…)Tán-tán tán-tán tán-tán, tatuajes rojos
más rojos ahora que sube la llama ah uuuuuum
también niños y perros saltando
muchachas con conchas, con wampúm
Ah uuuuuum. La fogata se apaga,
se fueron. Y  no se les vio más en  la historia” (13)

Pero detrás del imaginario americano (luces de neón, gasolineras, carreteras, etc.) la comunidad aún pervive y promete levantarse, de emprender el viaje por el lago, porque los sueños de la liga de las naciones aun resisten.

“(…) nosotros nos levantaremos otra vez
y el mundo nos escuchará a nosotros”(14)

Al final del texto los tiempos se agolpan, es simultáneamente la voz de Deganawida, la opresión en Nicaragua y la guerra. Hechos que rompen con un grito del sujeto poético invocando al gran pacificador a que cumpla su  promesa. El sujeto se encuentra parado ante la soledad en que los acontecimientos se precipitan en la hoja, en ese límite logra conectarse con la espiritualidad de Hiawatha, para revivir la escritura de conchas que permita fortalecer  nuevamente el espíritu del pueblo. Él es ahora el poeta que toma la palabra de la comunidad, en un espacio mixto que dialoga con esa mirada, con el origen de su propia historia.

“(…) Si vos estas triste como yo estoy ahora
Yo te consolares con mi wampúm o mi vieja Underwood
Con las conchas, con estas teclas” (15)

Como conclusión, observamos que el contexto cultural se inserta en el texto poético, mediante la superposición que busca rescatar a través del relato del viaje de Deganawida, los elementos propios de la espiritualidad y la organización social indígena. Desde la fisura de la Gran Paz, da cuenta del proceso de conquista, cuyo resultado es confinar de la historia oficial a los pueblos originarios. Es entonces, el esfuerzo por recuperar la memoria, la oralidad, en un ejercicio escritural que no puede olvidar tal proceso, que carga con la pérdida, con su carácter mestizo.

Por otro lado,  la riqueza de formas discursivas (citas, analogías bíblicas y relatos orales, etc.) son inscritos en el texto en una relación tripartita que cruza todo el poema: política, religión y memoria, en un nexo que dialoga con los marcos ideológicos del poeta; su finalidad, es dejar en evidencia las falsedades del relato moderno que nos constituye, anexado además, a un interés de reestablecer la gran utopía en la sociedad latinoamericana contemporánea, cuyo sentir unitario sobrevive en la memoria de las comunidades indígenas.

Notas
1 Faride Zeran:”Ernesto Cardenal, las cenizas y el fuego”.La Época (Santiago de Chile), diciembre de 1994
2  Beatriz Berger: “Ernesto Cardenal: “Escribir es mi apostolado”.El Mercurio (Santiago de Chile, febrero del 2001
3 Phillip Berryman. Liberation Theology. The Essential Facts About the Revolutionary Movement in Latin America and Beyond. New York: Pantheon Books, 1987. Edición digital autorizada para el Proyecto Ensayo Hispánico de la versión en español: Teología de la liberación. México: Siglo Veintiuno Editores, 1989.
4  Poesía nicaragüense. Selección y prólogo de Ernesto Cardenal. La Habana, Casa de las Américas, 1973.
5 Ernesto Cardenal (1970): Homenaje a los indios Americanos. Editorial Universitaria. Santiago de Chile
6 Cardenal, op. Cit. p, 65.
7  Miguel Grinberg: “De los Hopis a los iroqueses: Las tribus pájaros” Pórtico, abril de 1997
8 Cardenal, op. Cit. p, 66
9 Cardenal, op. Cit. p, 67
10  Erick Aguirre Aragón: “Ernesto Cardenal: ¿profeta en su tierra?”.Cuadernos. Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.  (Managua), diciembre de 2001
11 Miguel Grinberg, op. Cit. p, 2
12 Cardenal, op. Cit. p, 71
13 Cardenal, op. Cit. p, 73
14 Cardenal, op. Cit. p, 74
15 Cardenal, op. Cit. p. 74
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