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La soledad en Juegos de Amor y de Muerte de Luis Quintana Tejera.

por Beatriz Adriana González Durán
Artículo publicado el 21/07/2008

En el 2002 el uruguayo Luis Quintana Tejera publica un libro de cuentos tituladoJuegos de amor y muerte que se compone de un conjunto de narraciones que se desarrollan en un pequeño pueblo uruguayo llamado Maldonado.

Como el título lo enuncia, en torno a los textos aparecen diferentes demonios:  el alcohol, la lujuria,  la soledad, las obsesiones, por mencionar algunos. Éstos conviven a lo largo de las historias con otros elementos como la tradición del pueblo, el olor a pan,  las intrigas, los recuerdos, entre otros.

En cuanto a los personajes, van desde escritores hasta borrachos, quienes hacen referencia a diversos autores y textos de dominio del narrador: La Divina Comedia, el Quijote de la Mancha, Rubén Darío, Virginia Woolf.

El cuento elegido para comentar es un texto de apenas tres páginas titulado “Domínguez”. Nombre que recibe por el personaje que le da vida; en esta narración, convergen dos mundos, uno mítico creado por la voz del pueblo (el chisme de unos muchachos), de ese Maldonado gestado de sueños; y otro real, en donde  los rituales sociales como el trabajo, el dinero o el vicio dotan a la vida de un sin sentido. Así se inicia con situaciones cotidianas que día con día exigen del personaje su adaptación y sobrevivencia al medio y a la vida, con situaciones como, la puntualidad, la norma social y el olvido, a través de efímeras dosis aletargantes de alcohol.

La construcción del personaje le dota de una caracterización que lo enmarca principalmente en el demonio de la soledad. Ésta “psicológicamente se define como la ausencia, real o percibida, de relaciones sociales satisfactorias, que se presenta con síntomas de trastornos psicológicos y desadaptación, como ansiedad, depresión, insomnio, abuso de drogas y alcoholismo.”

Recordemos que la soledad como tema literario ha sido trabajado desde diversos puntos de vista, en diversas épocas y lugares; por autores como Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, Balzac en Eugenia Grande, Virginia Woolf en Las olas, sólo por mencionar algunos. Con textos como los aludidos se ha rescatado a una de las enfermedades más extendidas del hombre y que en el “hombre moderno” no es la excepción.

La soledad puede aparecer como un padecimiento continuo en diferentes personajes y en diferentes autores a lo largo de la historia literaria y ésta puede ser sufrida tanto por personajes “normales” como aquellos que presentan un “desajuste”.

Los llamados personajes normales son aquellos que, evidentemente, no tienen un problema social, psicológico o físico.

En el caso de nuestro personaje en cuestión, Domínguez, sí existe un “desajuste”, que puede ser identificado al menos en tres aspectos.

A.-Físico: por su adicción al alcohol. “El demonio del alcohol se apodera de mi cuerpo sediento” (Quintana, 2001:91) (1).  El alcohol es la constante que le permite sobrevivir en un mundo que sería imposible vivir en un estado de sobriedad total “Era un tipo terminado por el alcohol.” (p. 91) los momentos de adormecimiento le ayudan a enfrentar el demonio de la soledad. “Mientras caminaba tambaleándose hacia su cuartucho, un gato cruzó corriendo a su lado. Domínguez no pensaba, no soñaba ya; se sentía muy solo” (p. 93).

B.-Social: al momento de mantenerse alejado, sin convivir con los demás integrantes del grupo al que pertenece.

En el cuento de  Domínguez  los animales cobran conciencia  y el hombre a través del vicio renueva su origen animal “Cuidaba los caballos que tiraban de las jardineras repartidoras de pan. Cuando los pobres animales llegaban cansados después de diez horas de dura labor, no estaban de humor para comprender las torpezas de Domínguez, y lo pisaban sin querer… o lo mordían apenas si no les daba rápidamente su alimento” (p.91) y entonces Domínguez los regañaba como a humanos y los caballos lo castigaban como animal.

En esta antítesis de comportamientos se vislumbra la conducta animal del personaje, esta situación toma mayor fuerza cuando éste se lastima las manos al acomodar la madera, enojarse y buscar de nuevo un consuelo: la bebida, la pérdida de los sentidos para hacer regresar el instinto y apagar la conciencia.

Así el alcohol se convierte en el símbolo de la parte animal en el humano. Y todo continuaría igual si los tipos con los que trabajaba, para burlarse un rato, inventan una broma, una enamorada, esta situación nos hace inmediatamente recrear la invención de la Dulcinea que se anuncia a través de una carta de letra infantil.

El párrafo siguiente nos introduce en el tono irónico y burlón de la situación al anunciar que el personaje está casi ciego y pide le lean la carta. Tal condición remite a la doble ceguera, la física y la mental, cerrarse ante la verdad para crear un mundo mágico a través del sueño y el deseo.  Al creer que “el sexo femenino recordaba que él existía y lo invitaba a una fiesta para contarse intimidades y darse el uno al otro muestras de insuperable afecto” (p. 92) así la burla continúa al crear en el pobre tipo una expectativa no sólo amorosa sino sexual, la intimidación y las muestras de insuperable afecto.

Aquí el personaje se transforma, se baña y corre al encuentro  del mundo creado por el sueño, en donde los compañeros de trabajo hacen la suerte de hadas madrinas.

Sin embargo ese ser animal en el mundo de la falta de ilusión y soledad  y el Domínguez del mundo creado por el sueño viven una experiencia de comunión y por un breve instante se enfrentan el uno al otro en una taberna mugrienta, al encontrase con la desilusión, la vida, la monotonía, la soledad y la espera.

C.-Psicológico:
“Con recuerdos de una grandeza que nunca había conocido” (p. 91)

De acuerdo con  Alfredo Ruiz, una persona sufre de soledad cuando tiene carencia de:

  1. una persona cariñosa de quien depender,
  2. alguien que lo atienda,
  3. oportunidad de expresar sentimientos íntimos a otra persona,
  4. un grupo de amigos del cual sentirse parte,
  5. alguien que necesite de su amor,
  6. alguien que lo desee físicamente,
  7. personas con quienes compartir valores e intereses,
  8. amigos para compartir actividades recreativas,
  9. relaciones en el trabajo,
  10. un sentido de confianza en los amigos íntimos,
  11. intimidad física en forma regular,

Y con los elementos mencionados podemos darnos cuenta a través de la caracterización de Domínguez que sí puede ser definido como un ser que padece de soledad.

La caracterización del personaje se va dando poco a poco “Vive en un cuartucho miserable que le prestaba su hermana” (p. 91) a quien sólo le interesa el dinero para gastarlo en bares, el narrador nos dice que “Trabajaba por inercia” (p. 91), y es implacable para remarcar el estado de soledad del personaje al mencionar, “algo tenía que hacer cuando no estaba borracho” (p. 91), con las citas anteriores se puede observar que el personaje no tiene un solo momento sin vivir con los síntomas de soledad (2) y  en la comparación que cierra el párrafo queda más que demostrado “era como el mes de enero, porque no tenía ni un día fresco” (p. 91).

Si hacemos el recuento de la cantidad de tiempo que Domínguez pasa con sus amistades, resumimos que no tiene amistades y su tiempo lo pasa con los animales, quienes tampoco son sus amigos.

En cuanto a la capacidad de “abrirse” frente a otros, hablando de sus sentimientos y pensamientos íntimos, nos damos cuenta que el mundo del sueño en donde Domínguez imagina lo posible y no lo que es, podría existir una alternativa para que esto sucediera, sin embargo, los lectores sabemos de ante mano que esto no va a pasar porque no existe ni el amor, ni la carta de Ñata.

Tampoco existen conductas «cariñosas» que los amigos pudieran otorgar al personaje “Los muchachos de la panadería, siempre propensos a la broma pesada y a la burla, le inventaron un día un romance a Domínguez” p. 92

Y en la parte de la intimidad física, que incluye la regularidad de estos contactos y la satisfacción que el personaje obtiene del aspecto físico de cada relación, también se queda en el mundo del sueño, ya que en la realidad el golpe es frío y definitivo contra la soledad:

Domínguez estaba verdaderamente excitado con aquella promesa de fuego y hasta se bañó esa tarde. Recuperó – en la medida de lo posible- su presencia de juventud y caminó con esperanzas hacia el lugar del encuentro.

Es muy doloroso observar cómo renace, a veces, el ser humano que duerme en nosotros; Domínguez sólo esperaba verla esa tarde y presumiblemente hablar con ella, contarle que había estado solo en tantas noches y que al despertar de una de sus habituales borracheras, hubiera deseado tenerla a su lado.

Largos minutos después y con su invicta soledad, el desencantado Domínguez se fue a refugiar en el bar de costumbre que olía a alcohol y mugre como siempre, y que a él pareció más triste y solitario  que nunca. (92-93 pp.)

“Por otra parte, los pacientes crónicamente solos a menudo revelan muchos síntomas de depresión, como inactividad, pérdida de energía y pérdida de placer en actividades que para la mayoría resultan agradables. Se sienten aislados, diferentes a los demás; se quejan de que nadie los entiende; que a nadie le importan.” (Ruiz,http://www.inteco.cl/temas/t0104a.html, 2007)

“Es importante destacar que existe la soledad crónica en aquellas personas que no han sido capaces de establecer relaciones satisfactorias por un período de varios años y por lo menos a través de dos etapas de su vida, como podrían ser la adolescencia y la adultez joven; o la adultez joven y la edad madura.” (3)

También existe la soledad temporal, que incluye un estado de ánimo breve y ocasional de soledad, por ejemplo después del trabajo, o durante los fines de semana.

En este caso, la actividad que le permite a Domínguez evadirse en el mundo de la realidad, es el trabajo, el cual también encierra una idea de fracaso, desolación y humillación,

En el texto se conjuga lo popular, el chisme o burla social como parte de lo que es Maldonado; y al mismo tiempo uno de los temas  más importantes  de manera universal: la soledad del ser humano, el trabajo como una alternativa de sobrevivencia y el adormecimiento de los sentidos como una forma de alejar lo humano y acercar lo animal.

Sin embargo como todas las cosas llenas de aparente estabilidad, un elemento detonador llega para que ese ser salga de su tumba, abandone sus demonios y corra en busca de nuevos.

Bibliografía
Quintana Tejera, Luis (2006). Juegos de amor y muerte, 2ª ed., México, UAEM.
Ruiz, Alfredo “La temible soledad” en http://www.inteco.cl/temas/t0104a.html (consultado el 10 de diciembre 2007).
Notas
1. A partir de esta cita cada vez que me refiera al  Cuento de Domínguez.
2. Recordemos que hay personas que se dicen estar solas y que en realidad no lo están , su vida no demuestra un estado de soledad completo, mientras que hay quienes nunca se dan cuenta que …
3. También existe la soledad temporal, que incluye un estado de ánimo breve y ocasional de soledad, por ejemplo después del trabajo, o durante los fines de semana.

 

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