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Sobre Patria olvidada: Buscando a Elisabeth Nietzsche.

por Andrés Ugueruaga
Artículo publicado el 26/08/2008


Artículo y entrevista con su autor, el periodista del London Times, Ben Macintyre.

Un libro en el que se habla sobre el  demencial proyecto de la hermana de Friedrich Nietzsche, Elisabeth y su marido: Bernhard Förster. La idea dealguna manera era la de volver real un viejo sueño ario. Este plan tuvo lugar en medio de la selva paraguaya, cerca del rio Paraguay.

El matrimonio Förster-Nietzsche, inspirado por un ensayo de Wagner, llamado “Religión y Arte”, viajaron hasta Sudamérica acompañados por catorce familias, y fundaron una colonia: “Nueva Germania”. En esa nota nosotros mencionamos también un libro referido al tema: Forgotten Fatherland: The Search for Elizabeth Nietzsche. Escrito por Ben Macintyre, quince años atrás, en 1993, el cual permanece aun inédito en español. En Nueva Germania tuvo lugar un episodio casi por completo desconocido en la historia de Sudamérica: “En esta vieja tierra. Con ningún pasado humano, nada nuevo ha ocurrido (…) Hemos reproducido muchas historias olvidadas (…) Sudamérica es todavía, un episodio subsidiario de Europa, pero igualmente tiene una estrecha, muda y solitaria alma americana” Ezequiel Martínez Estrada escribió alguna vez, como si él realmente hubiera podido reconocer este hecho y su posterior olvido.

Profundizando en Forgotten Fatherland: The Search for Elisabeth Nietzsche (el titulo original de dicho libro) Ben Macintyre comenta que Bernhard Förster proclamaba, lo cual superaba cualquier ficción, que Nueva Germania era la verdadera Patria, más aun que la verdadera Alemania que hoy todos conocemos. De acuerdo a este personaje llamado Bernhard Förster, Alemania había pasado a ser un triste lugar de paso. Evidentemente, podemos ver ahora, cuando tanta agua ha pasado bajo el puente, lo absurdas y sin sentido que eran estas afirmaciones.

Pero Nueva Germania, a pesar de sus modestos comienzos, estaba destinada a ser el centro de un imperio en lo más profundo del corazón de Sudamérica. Aunque indirectamente, esta desconocida colonia de alguna manera, haya unas pocas décadas atrás, sido una fiel copia  respecto a los anhelos de Francisco Solano López. Como todos sabemos, Francisco Solano López soñó alguna vez con la rebelión del Paraguay para situarse en el centro, en la principal cabecera de un imperio derramado por todo el continente del sur. Sin embargo el despiadado sueño de dictador Francisco Solano López resultó ser no más que un lastimoso fracaso, al cual, solo la guerra de la Triple Alianza pudo detenerlo, y el no pudo poner en practica el peligroso intento. Finalmente murió en las proximidades del Cerro Corá, asesinado por soldados brasileros. Su mujer: Eliza Lynch, fue la que lo enterró. Eliza Lynch era hermosa, de pelo rojizo, ensortijado y de buenas maneras. Ella enForgotten Fatherland recuerda misteriosamente a Elisabeth Nietzsche en algunas frases. Tal vez debido a su ambicioso, maquiavélico comportamiento esnob. Debido a sus  fuertes y retorcidas convicciones podemos comprender que Eliza Lynch era en algún sentido, la precursora de Elisabeth Nietzsche.

Pero mejor leamos algunas notas que Macintyre nos hace saber sobre esta famosa heroína irlandesa: “Eliza se jactaba que Lizst la había escuchado tocar el piano en Paris y le aconsejó  seguir una carrera musical, y se ponía furiosa cuando sus recitales eran interrumpidos por el sonido de los tambores del Ejercito (…) las tropas enemigas  se iban acercando, así que el Presidente y su Dama escaparon hacia el norte(…) Así que se encargaron de llevar el famoso piano Pleydel de Eliza…apurados por el rápido avance de las unidades de Caballería del Brasil. En un lugar entre Las Lomas y Cerro Corá, en el extremo norte del territorio paraguayo, la vida del Presidente llegó a su fin, el piano Pleydel  fue abandonado cerca del rio. Los caballos que lo llevaban habían muerto y fueron comidos.

El pueblo en que eso ocurrió fue llamado Piano, o Isla Madama”.
Finalmente, estos vehementes deseos, ambos duermen en el más indecoroso olvido. Actualmente, cerca de Cerro Corá (Cora significa en guaraní “Escondido entre las montañas”). Se supone que el piano y las valiosas pertenencias de este famoso matrimonio aun se hallan ocultos en el noreste de la selva paraguaya.

Concretamente Forgotten Fatherland reúne muchos temas como la vida de Richard Wagner; la vida y obra de Friedrich Nietzsche; la relación entre estos dos genios; los mitos guaraníes; una parte crucial de la historia de Sudamérica (en especial Paraguay); el antisemitismo; la doctrina Nazi como también Hitler y Mussolini; los días de Mengele, en Paraguay, el doctor de Auschwitz, y mucho más. Ben Macintyre realmente rescata en este libro un remoto pasado, el origen mismo de aquellos viejos intentos y los actualiza; siendo así, uno de los primeros en exponerlos a los lectores.

Por otro lado, Elisabeth Nietzsche, reunió mediante su larga y pintoresca vida todos estos tópicos, y Forgotten Fatherland: The Search for Elisabeth Nietzsche trata cada uno de ellos. (Además, y como ya se ha dicho en la nota mencionada, este libro trata de prevenirnos sobre las manipulaciones por parte de su hermana: ella agregó algunas notas a los textos de su hermano, todo esto para servir a modo de propaganda a la causa tanto nazi como fascista).

Cabe decir que Augusto Roa Bastos, ese gran escritor paraguayo también en la novela El Fiscal (1993), ha mencionado a Elisabeth Nietzsche y Eliza Lynch. Según Roa Bastos, los originales de Ecce Homo, ese libro capital de Friedrich Nietzsche, ha estado en Paraguay, en poder de su hermana Elisabeth, y de su marido Bernhard Förster. Finalmente, Malwida Brinnicky- Niëtsche y la inteligente y bella Lou Andreas von Salomé (de quien hombres como Paul Reé, el mismo Nietzsche y Sigmund Freud han estado enamorados perdidamente de ella) rescataron esos valiosos originales.  La novela El Fiscal expresa eso y mucho más, pero si eso fue verdad o no…eso queda para el interrogante.

Argentina. 6:27 A.M, 17 de junio de 2008: La entrevista

Ben Macintyre ha nacido en 1963, y vive y trabaja actualmente en Londres. Macintyre es un famoso columnista del London Times, y al mismo tiempo, corresponsal del New York Times y del Washington Post en Londres, y  muy amablemente nos ha respondido algunas de nuestras inquietudes sobre su libro.

En 1991 él realizó un verdadero tour of force, al viajar hasta Berlín, en donde visitó las cartas que están guardadas por el Archivo Elisabeth Nietzsche. Luego fue a Weimar para visitar la Fundación Friedrich Nietzsche y el muy famoso Archivo Goethe-Schiller. Finalmente Macintyre viajó a Paraguay para visitar esa colonia completamente desconocida: Nueva Germania. Para este viaje, Macintyre invocó lo mejor de Robert Cunninghame Graham, Friedrich Nietzsche y los escritos olvidados de Bernhard Förster. Todo esto para encontrar las huellas de Elisabeth Nietzsche. En algunos fragmentos, las descripciones, debido a las características del paisaje, nos hacen recordar a El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad: el propio pasado esta representado por el propio espíritu de Elisabeth Nietzsche, de algún modo el autor nos hace saber que ella está en cada momento, en cada página de Forgotten Fatherland. Después de todo lo cierto es que Nueva Germania pudo sobrevivir al tiempo, a pesar de los sueños antisemitas de Elisabeth, del clima agresivo, del inexorable avance de la jungla paraguaya. Así y todo yo tomé el teléfono, marqué unos cuantos números para comunicarme con Ben Macintyre, en su lugar de trabajo. En Londres era casi las diez y media de la mañana. Aguardé que suene alguien levante del otro lado, hasta que escuché a una mujer en correctísimo ingles diciendo “London Times” y “good morning” (Buenos días) en un tono impersonal. Yo farfullé algunas palabras en ingles: “I`d like talking with Sir Ben Macintyre, please…”, (Querría hablar con el señor Ben Macintyre por favor), tras un consecuente “Ok”, la mujer cortó el teléfono y quedó una suave música que sirve para la espera… De pronto se escucha una voz, gruesa pero con la típica y archisabida cortesía inglesa. Evidentemente era él, el columnista del London Timescon quien yo deseaba hablar. Me presenté, le dije que soy alguien que lo llama desde Argentina, de todas maneras él no estaba sorprendido: ya había recibido un mail mío en el cual yo le comentaba mis planes. Y es ahí cuando tomé mi grabador y fui pronunciando una a una las preguntas que más quería saber acerca de ese gran libro que en castellano podría llamarse: “La Patria perdida de  Elisabeth Nietzsche” o algo por el estilo. Así que respiré profundo y largué mi primera pregunta: “¿Cómo y cuando  nació la primera idea de escribir este libro? Y por qué eligió escribir sobre la vida de Elisabeth Nietzsche? A lo que él responde con su sobria voz de lord inglés: Estudié a Nietzsche en la Universidad –afirma–y decidí viajar al Paraguay para ver si podía encontrar Nueva Germania después de haberla visto en un viejo mapa. Estaba particularmente inspirado por los escritos de Bruce Chatwin, que para mí, parecía combinar de una manera hermosa, la historia y el viaje.

Dato que no es poco: Bruce Chatwin trabajó en el Sunday Times Magazine, en la sección de Arte y Arquitectura. Bruce Chatwin fue un escritor viajero por profesión y por convicción. Pues tuvo la posibilidad de viajar la Muralla China, visitó Argelia para escribir sobre los inmigrantes ilegales argelinos, visitó la Unión Soviética y Francia en donde entrevistó a André Malraux (el autor de La condición humana).

En cuanto al  libro que más se parece a este libro de Ben Macintyre es In Patagonia(1977). La ficcionalización es la siguiente: en 1972, Chatwin entrevistó a una conocida arquitecta y diseñadora llamada Eileen Gray, en su salón de Paris. Es allí donde vio un viejo mapa de la Patagonia que ella misma había pintado. “Siempre tuve el deseo de visitar ese lugar” le dijo Chatwin. Yo tengo que viajar hasta allí; vaya usted por mi”. Dos años más tarde, Bruce Chatwin voló hasta Lima, y un mes, más tarde, en diciembre de 1974, llegó a la Patagonia.  Ese fue su primer libro. Por cierto Ben Macintyre se ha inspirado en gran medida en este escritor viajero. Ambos muestran una obsesión  por  los mapas y por  las búsquedas. (Un tal Nick Clapson escribió sobre Chatwin tiene un libro llamado In Search of a Miraculous, Buscando un milagro).

Ben Macintyre al comienzo de Forgotten Fatherland, en la pagina 8, dice:“Morgenstern… era un sospechado pederasta, un consejero militar y un historiador y cartógrafo aficionado, Morgenstern terminó en el Paraguay como Ministro de Inmigraciones (…) Se había encargado de  realizar reportes  sobre el estado del Paraguay, que eran impresos en los diarios europeos, incluso en el Times (…)Bernhard Förster fue uno de los que leyeron y vieron los mapas que el Coronel Morgenstern había dibujado”. De ahí en más los eventos futuros, son redactados enThe Forgotten Fatherland. Es realmente curiosa la fascinación que los mapas han despertado en ciertos escritores, como iniciadores de un viaje. Por eso es que cuando David Viñas en Indios, ejercito y frontera, nos habla sobre ese gran Desiertoen suelo argentino, lo enmarca en una extensa región que va desde  la Patagonia hasta la región del Gran Chaco. Entonces, si hablamos de escritores viajeros ingleses contemporáneos, Bruce Chatwin es a la Patagonia, lo que Ben Macintyre es al Gran Chaco, a pesar de lo desconocidos que ambos son hasta ahora. Los dos tienen un precursor difícil de obviar: William Hudson, otro escritor viajero. De pie o a caballo, Hudson recorrió las llanuras de la Pampa, las extensiones de la provincia de Buenos Aires, en pos de las aves y su cantar. Y también en busca de los animales y el conocimiento de sus hábitos y faenas. Así se forjó un cuerpo sensible, un espíritu atento, capaz de percibir las sutiles polifonías de la vida natural.

En Paraguay Ben Macintyre pudo encontrar esta colonia en un estado deplorable, vio los viejos naranjos y palmeras que la misma Elisabeth se había encargado de plantar en su estadía en Nueva Germania.

La  pregunta número 2 a Ben Macintyre fue sobre qué sintió al llegar a Asunción y a Nueva Germania respectivamente a lo que él respondió: “Me encantó Asunción, pero cuando estuve en Nueva Germania yo estaba cansado, hambriento y de alguna manera temeroso de lo que podría encontrar.”

En verdad, en Nueva Germania no encontró poca cosa, se encontró con la mansión de Elisabeth Nietzsche, llamada Försterhoff, ya sin techos y sin la elegante galería que ella solía describir en sus cartas: en Försterhoff habitaban ahora, ya en 1991, pollos y cerdos. (Ella solía jactarse de las mansiones que ella poseía: Silberblick, en Berlín, que en ese año, 1991, era una estación de radio, y Försterhoff, en Paraguay.  Ambas eran suntuosidades acomodadas a los respectivos contextos, tal como ella en persona lo hacia para poder sacar sus respectivas ganancias.) En esa colonia este escritor también pudo visitar y entrevistar a los descendientes de los primeros habitantes que vinieron junto al matrimonio Förster. Muchos de ellos aun continuaban habitando allí, aunque muchos, buscando un clima más benevolente, prefirieron ir a vivir al noreste argentino o a zonas más al sur de nuestro país. Ben Macintyre nos comunica mediante su libro la vida diaria de éstos habitantes, cómo ellos lograron ganarse la vida; sus creencias; la confluencia de dos culturas diferentes como son la guaraní y la alemana; sus duras vidas en medio de un perdido y a la vez prometido paraíso.

Pero todo se aclara y prosigue muy pronto  cuando afirma, respondiendo a mi pregunta numero 3, que “Los personajes más apreciados son los aldeanos de Nueva Germania fueron maravillosamente hospitalarios. Los más odiados son Elisabeth y Bernhard Förster son los villanos, con Wagner en un segundo lugar muy cerca.”

A la pregunta numero 4 me  ya me sentía un poco más suelto y le pregunté si viajó nuevamente a Sudamérica: No, lamentablemente no he retornado. Pero me encantaría mucho poder hacerlo algún día. De modo conciso me lo hace saber…

La pregunta número 5, en cambio, requería un poco más de concentración: Así que mediante mi ingles incorregible, pronuncié lo que tenia en un papel “de machete”: “El hecho de que Elisabeth Nietzsche haya manipulado la obra de su hermano Friedrich Nietzsche no es del todo conocido, incluso en la actualidad es algo que parece increíble. ¿Usted es uno de los primeros escritores que descubrió la personalidad de Elisabeth Nietzsche en el contexto histórico del pensamiento?” (Como para corroborar alguna frase escrita por mí más arriba): No me puedo considerar el primero en descubrir las manipulaciones de Elisabeth.-dijo Ben Macintyre- Aunque durante su vida no faltaron aquellos que protestaron por lo que ella estaba haciendo. Pero confío que hice saber a un público más amplio de sus crímenes intelectuales, y de alguna manera, reivindiqué a Nietzsche.

Y ya triste por tener que cortar, pero satisfecho por haberlo logrado: pronuncié la ultima pregunta pautada: En vez de Friedrich Nietzsche: ¿Hay otros escritores sobre los cuales, le gustaría escribir? A lo que el periodista respondió: He escrito un  libro sobre el Moriarty, el personaje que aparece en las Historias de Sherlock Holmes, y acabo de escribir un libro sobre Ian Flamming y James Bond.

A lo que inmediatamente yo le pedí que hablara de los nazis en Argentina, pero esa pregunta no funcionó: “Sorry, not much!”(Perdón, no conozco tanto)

Es ahí cuando comprendí que la entrevista había finalizado, le agradecí los 5 minutos prestados, y con un saludo agradecido, valga la redundancia, me despedí. Al rato pensé que los libros, los mapas y los testimonios sirven para enseñarnos algo del mundo, pero también para hacernos saber que no todo es absoluto en la historia que conocemos, o creemos conocer. Que la historia está no sólo en la historia sino que también en los espacios menos pensados. Que hay autores y personajes, que si revisamos en la historia, han andado por  allí…

“Este libro es la historia de dos viajes, uno a través de una, por mucho tiempo olvidada, región en el corazón de Sudamérica; la otra a través de las  espesuras de la vasta, y a veces impenetrable literatura que envuelve a Friedrich Nietzsche: ambos, para buscar a su hermana, Elisabeth” Elocuentemente afirmó Ben Macintyre en su libro.

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Requerido.

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