EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Terrorista, de John Updike.

por María del Carmen Rosso
Artículo publicado el 09/02/2014

Terrorista es una novela de John Updike del año 2006. Ahmad Ashmawy Mulloy, el personaje central del relato, fue instruido en la fe islámica desde los once años por el Imán Shaik Rashid, oriundo de Yemen. Las enseñanzas del Corán y la devoción por Alá se transforman así, poco a poco en la razón de su joven vida en la que la presencia de los padres es casi inexistente. Después de terminar el colegio secundario, se emplea como conductor de camiones en Excellency Furnishing Stores, una pequeña empresa cuyos dueños son Charlie Chehab, su padre y su tío, originarios de El Líbano y también devotos islámicos. A partir de este momento, el adolescente es manipulado por sus mayores para perpetrar un ataque terrorista en el túnel Lincoln, debajo del río Hudson que une Nueva Jersey con Manhattan en Nueva York. La terrible agresión nunca llega a hacerse realidad porque el respeto y el amor que Ahmad guarda en su interior hacia la vida como don divino prevalecen sobre el mandato de odio hacia los americanos y su estilo de vida que le inculcara el Imán.

La novela tiene un ingrediente que sobresale: la animosidad hacia los norteamericanos y su estilo de vida y su desafortunada intromisión en los países árabes, experimentada por el Imán y el resto de los adultos de fe islámica que rodean a Ahmad. Ellos son los responsable de inspirar en el joven esa misma hostilidad. Este sentimiento negativo es aparentemente el motor que conduce el deseo de orquestar un hecho tan brutal como explotar el túnel con todo los que estén adentro en el momento.

La pregunta que se impone entonces es, ¿qué es lo que ha generado este estado de cosas entre estos dos grupos humanos? A lo largo de la novela, el lector puede intuir que ambos han alcanzado un impasse en el que todos se sienten terriblemente mal y en el que todos quieren infligir más daño al oponente o protegerse unos de otros de la mejor manera posible. En este marco, el sentido de justicia, o sea la habilidad de decidir qué es realmente equitativo para todos, va a ser completamente diferente dependiendo de qué lado uno se encuentre.

En su libro El terror como política exterior de Estados Unidos (2001) Noam Chomsky, el reconocido lingüista, académico y crítico político norteamericano sostiene que “el mundo aparece completamente diferente si es uno el que sostiene el látigo o si ha sido azotado por cientos de años.” (10) Actualmente y ya por varios años, pareciera haber un malestar creciente entre el país de Chomsky y el mundo árabe, malestar que se ha hecho tangible en los ataques terroristas dirigidos contra Estados Unidos y otros países del llamado mundo occidental.

Aunque Chomsky admite que el terrorismo es “un flagelo, un tipo de cáncer esparcido por bárbaros y degenerados, enemigos de la civilización misma” (Chomsky 21) también agrega que es su propio país el que promueve el terrorismo y lidera acciones terroristas en el mundo. (cf. Chomsky 27)

Además, los norteamericanos se ven a sí mismos bajo una luz tal, que no les permite creer que puedan ser nada menos que magníficos y altruistas ciudadanos del mundo que persiguen y buscan la felicidad y la libertad de todos. En Culture and Imperialism (1993) Edward Said, el desaparecido académico y escritor palestino-americano enuncia: “América se describe a sí misma con palabras tales como: altruismo, singularidad y oportunidad al punto tal que la palabra ‘Imperialismo’ ha sido usada muy poco y sólo recientemente en el relato cultural, político e histórico de país.” (8)

Said también insiste que en su país, parece haber “…un alineamiento no crítico entre los intelectuales y las instituciones de poder que reproduce un modelo histórico de imperialismo, ya visto.” (Said 39) Esto es causa de preocupación para el escritor porque él puede intuir que aún cuando haya generaciones nuevas, el conflicto entre las potencias coloniales y las sociedades colonizadas continúa “de una forma empobrecida y por esa misma razón de una forma tanto más peligrosa” lo cual da como resultado “una política intelectual de la culpa y una reducción drástica en el abanico de datos propuestos para la discusión y controversia de historiadores de la cultura e intelectuales.” (Said 39) Said sugiere que “…los críticos deberían ir más allá de las contradicciones de Oriente y Occidente y, de manera inteligente y concreta, tratar de entender los acontecimientos heterogéneos y frecuentemente extraños que muchos historiadores a nivel mundial muchas veces han eludido…” (Said 55) Esto debería ser así porque según Said: “Aunque el relato diga que la política exterior de Estado Unidos es altruista y destinada a objetivos tales como la democracia y la libertad, hay lugar para la duda y el escepticismo.” (Said 55) Y también porque los norteamericanos están enfrentando, como nación, “…la cuestión profunda y tremendamente inquietante de sus relaciones con los otros – otras culturas, otros estados, otras historias, otras experiencias, otras tradiciones otros pueblos y otros destinos.” (Said 55)

En su libro El sentido de la vida (2007), Terry Eagleton, crítico literario y académico británico no se muestra muy optimista y contribuye al tema diciendo:

Ciertamente, es obvio que la solución final y única para el terrorismo es lograr la justicia a nivel político (…) En relación con el fundamentalismo islámico, sin embargo, están los que afirman que aunque las demandas árabes sean escuchadas (que haya una solución equitativa para el conflicto palestino-israelí, que se desmantelen las bases norteamericanas en territorio árabe etc.) los episodios de violencia que acaban con vidas inocentes no dejarían de suscitarse. (31)

Este complejo panorama del Estados Unidos actual se ve reflejado con fidelidad en la ficción de Updike. A través de las opiniones y actos de los personajes, podemos intuir que lo que está sucediendo no es un hecho aislado sin raíces en ningún lado. Las cosas no suceden sin alguna razón, sin una conexión con otras situaciones que puedan estar sucediendo en el presente en algún lugar o que puedan haber sucedido en el pasado.

En un ensayo titulado “The Age of Horrorism”, “La edad del horror”, publicado en el periódico The Observer / The Guardian de Inglaterra en septiembre de 2006, la víspera del quinto aniversario del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, el novelista inglés Martin Amis propuso un programa de acoso a la comunidad musulmana en Gran Bretaña a fin de “enseñarles” algo. Amis enunciaba que:

La comunidad musulmana va a tener que sufrir hasta poner su casa en orden. ¿Qué tipo de sufrimiento? No dejarlos viajar. Deportarlos – a otros barrios. Recortar sus libertades. Registrar exhaustivamente en la calle a cualquiera que parezca de Medio Oriente o de Pakistán. Discriminarlos hasta que le duela a toda la comunidad y empiecen a ponerse firmes con sus hijos.

El autor británico no recomendaba que se tomaran todas estas medidas con criminales o sospechosos, sino con todos los musulmanes inocentes o culpables.

Terry Eagleton, a quien ya he mencionado en este ensayo, contestó a Amis en otro artículo publicado también en The Guardian. Según Amis, escribió Eagleton, “perseguir y humillar a los musulmanes en su totalidad, hará que ellos vuelvan a sus casas y les enseñen a sus hijos a obedecer la ley del Hombre Blanco.” Su conclusión personal era que había algo ligeramente defectuoso en la lógica de Amis. El académico criticó duramente a Martin Amis y con mucha valentía se puso del lado de la comunidad musulmana. Si bien Eagleton admitió en el mismo artículo que “hay que ponerle un fin a los terroristas suicidas, si es necesario por la fuerza, para proteger a los inocentes” también dejó bien claro que:

Revuelve el estómago ver a Amis y a sus aliados políticos, campeones de la civilización que durante siglos han provocado una carnicería incalculable en todo el mundo, pidiendo a los gritos medidas ilegales, cuando ellos se encuentran por primera vez ante la posibilidad de tener un final desagradable debido a un trato similar.[1]

Elegí incluir las opiniones de estos reconocidos autores británicos para demostrar la complejidad que ha adquirido la cuestión árabe. La novela Terrorista refleja este embrollo claramente y muestra los diferentes ángulos desde los que se puede ver el panorama general.

Todos los personajes de la historia encarnan una faceta de la situación. A pesar de ser un personaje noble, Ahmad se transforma en un ser peligroso porque debido a su ferviente devoción por su Dios podría haber ocurrido un hecho terrible.

La población americana tiene miedo. Beth, Hermione y el Ministro de Seguridad Interior son prueba de ello. Asimismo, ellos representan todo lo que se describe como típico del gran público en los Estados Unidos. Creen que América es la nación más fabulosa del mundo, que América es bondadosa hacia los demás pueblos los cuales terminan siendo desagradecidos con América, piensan que los árabes son todos terroristas y que los americanos no merecen para nada lo que les está sucediendo. No están listos para preguntarse qué papel ha jugado su país para llegar a esta situación. No pueden ver, ni siquiera sueñan con la posibilidad de ser parte del problema. Son simplemente víctimas. Para este grupo de gente no existe ninguna explicación que los describa con alguna porción de responsabilidad.

Los hermanos Chehab y sus amigos representan a los inmigrantes fanáticos y dogmáticos que sienten que América les ha hecho tanto daño a ellos y a sus países de origen que no imaginan que puedan comportarse de una manera diferente a la que lo hacen. Tienen el derecho inalienable, justificado por principios religiosos, de herir y destruir a aquéllos que, en su opinión, han actuado contra sus intereses.

Charlie Chehab representa a aquéllos que han emigrado a América y adhieren totalmente al estilo de vida norteamericano, al sueño americano, creen fervientemente en las oportunidades que se pueden encontrar en ese país y admiran todo el cuadro brillante y sin mácula que conocemos de allí. El hecho de que Charlie estuviera preparado a actuar en contra de su padre y a trabajar para una de las instituciones más agresivas de los Estados Unidos como es la CIA, da prueba de que la adhesión de Charlie a las ideas que acabo de mencionar era total.

La pregunta que se impone ahora es: ¿Dónde encaja la palabra “justicia” en todo este panorama? Me atrevo a decir que cada una de las partes tiene una idea totalmente diferente de lo justo y no es sin un tremendo esfuerzo que los líderes mundiales van a poder alcanzar consenso y encontrar una solución que todos sientan como equitativa y justa.

Tomás Abraham, filósofo argentino, en un tono ligeramente escéptico pero realista declara: “No hay soluciones definitivas. Sólo hay posibilidades y eso ya es bastante.”[2]

 

Bibliografía

Chomsky, Noam. El terror como política exterior de Estados Unidos. Buenos Aires: Libros El Zorzal, 2001.

Eagleton, Terry. El Sentido de la vida (2007) Tr. Albino Mosquera. Barcelona: Paidós, 2008.

Said, Edward W. Culture and Imperialism (1993) New York: Vintage Books. 1994.

Updike, John. Terrorist New York: Alfred A. Knopf, 2006.


Notas
[1] “Rebuking obnoxious views is not just a personal kink” Terry Eagleton. The Guardian Wed. 10th Oct. 2007.

[2] “Vaca muerta, verde poroto, auto brasileño, ladrillo nacional” Tomás Abraham. Perfil 20 de enero de 2013.

Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴