EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Indecisos, el voto reflexivo

por Jaime Vieyra-Poseck
Artículo publicado el 11/01/2010

Las lecturas de la primera vuelta electoral, con características únicas e inéditas por llevar por vez primera tres candidatos separados del sector progresista y democrático, dan para todos los gustos. La más dolorosa para la Concertación, es que el 70% no votó por ella; y la más gozosa, es que el 56% dentro de su sector político-electoral, no votó por la derecha. Y cómo no, se aferró de esta última lectura como a una tabla en un naufragio.

E hizo bien; porque la lectura más objetiva es que ese 20% que votó por el independiente-progresista ex socialista, Marco Enríquez-Ominami si bien es, en su grandísima mayoría, un voto de castigo a la coalición oficialista, un rechazo a una suerte de inmovilismo político y a una verticalidad de los liderazgos en la forma de hacer política en los cuatro últimos años, es más que nada un voto ideológico progresista, un voto duro anti derecha (pinochetista).

A ese 6% de la coalición Juntos Podemos Más, que tiene al partido comunista como eje central, la Concertación debería besar la tierra por donde pasa ya que su electorado le ha permitido gobernar los últimos 20 años el país. Ahora de la mano de la Concertación en un pacto instrumental electoral, esta coalición logra eliminar su exclusión política e ingresa al Parlamento después de 36 años de ausencia, perforando así el perverso sistema binominal de elecciones heredado de la dictadura y que la derecha se ha negado sistemáticamente a eliminar o modificar. El apoyo, entonces, de este 6% está garantizado.

Así, pues, los electores están donde han estado siempre desde las primeras elecciones libres después de la dictadura en 1989: entre el 44-49% de la derecha (pinochetista), que es lo máximo que ha obtenido en estos 20 últimos años; y el 50-54% de las fuerzas progresistas y democráticas. (El porcentaje más alto de la Concertación lo obtuvo Frei en 1994, el 58%.)

Paradójicamente, y a pesar de haber ganado la primera vuelta, la derecha sacó menos votos si se compara con el resultado que obtuvo en 2005; y la reunión de los votos de Enríquez y Frei suman nada menos que el 49% que, agregados a los votos de Juntos Podemos Más, el 6%, se llega al porcentaje “clásico” de las fuerza progresistas y democráticas, dentro del 50-55%

Esta dura realidad para la derecha, y tan dulce para las fuerzas progresistas y democráticas, ha movilizado, a una velocidad de vértigo, a millones de personas para superar la crisis que estalló por el triunfo de la derecha (pinochetista) en la primera vuelta, y por la debacle del electorado concertacionista, reduciendo rápida y dramáticamente la vulnerabilidad de unos grupos contra otros dentro del mismo sector político; y, en definitiva, están logrando fortalecer la unidad en una nueva, dinámica y fresca diversidad.

Pareciera que el horror que le produce a gran parte del electorado que la derecha (pinochetista) alcance el gobierno, produce un efecto centrípeto en las fuerzas progresistas y democráticas, y se estaría logrando, en un tiempo record, poco más de un mes, cimentar la plataforma política para levantar los mínimos y necesarios equilibrios de cara al balotaje.

Pero el elector indeciso, la mayoría de ese 20% que no votó Concertación, pero tampoco votaría por la derecha, después de este verdadero terremoto político en el mundo progresista y democrático por la división que produjo la candidatura del independiente ex socialista, Marco Enríquez-Ominami, la razón fundamental que le permitió ganar la primera vuelta a la derecha (pinochetista), continúa reflexionando. Este electorado seguramente votará no tanto para que la Concertación, con nuevos alientos políticos en cierne, continúe en el gobierno, sino más que nada para evitar, por las razones que sean y hay para elegir, que la derecha (pinochetista) entre a La Moneda, símbolo del republicanismo y de la democracia que esta misma derecha pinochetista bombardeó para que desde sus ruinas se alzara la barbarie totalitaria criminal del régimen pinochetista, una barbarie sin precedentes en la historia de Chile.

Porque la derechista (y pinochetista) Coalición por el cambio, se presenta con los mismos rostros de hace ya 30 años, y sin que se haya movido ni un milímetro de sus postulados tanto políticos, ético-morales y económicos que tuvieron durante la larguísima noche de la dictadura. Por cierto, no deja de ser paradójico por donde se le mire el nombre, Coalición por el cambio, por ser ésta intrínsicamente reaccionaria y, como tal, con un ADN conservador contrario a las innovaciones, especialmente en política y en asuntos valórico-morales.

Así, pues, nadie que haya participado en la administración y gestión del terrorismo de Estado durante la dictadura, un régimen de profundas características patológicas y criminales, escapa a un juicio de comportamiento. Todos los que apoyaron y continúan apoyando la barbarie de aquel régimen, están ética y moralmente inhabilitados, si queremos continuar ejerciendo la ética y la moral en política, para ocupar La Moneda, ya que, por acción u omisión, son responsables políticos de las horrendas violaciones a los derechos humanos.

La aventura política de Enríquez-Ominami, que dividió a las fuerzas progresistas y democráticas, sería la principal razón, y no por méritos propios, que la derecha (pinochetista) logre ocupar La Moneda. Sus electores, ese casi 20%, indecisos en el balotaje, han tenido poco más de un mes para hacer un enorme ejercicio de reflexión y responsabilidad ciudadana para no votar en blanco o nulo. Si se neutralizan, como parece ser la posición definitiva de su líder, la marca ME-O quedará para siempre en la cuneta de la Historia (con mayúscula) por haber dividido las fuerzas progresistas y democráticas y permitir así el triunfo de la derecha (pinochetista).

Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴