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Paleolítico derechista en Chile

por Jaime Vieyra-Poseck
Artículo publicado el 09/11/2009

La Concertación debe estar muy agradecida de la única derecha que existe en Chile, una de las más reaccionarias del mundo, con la UDI en primerísima línea, en lo que se refiere, entre otros, a sus postulados en derechos civiles.

La postura de la derecha es tan cavernaria que sonrojaría a sus correligionarios de cualquier país medianamente civilizado, ya para qué mencionar a la europea, éstos pasan de puntillas por la derecha chilena, y muy difícilmente se sacarían una foto, pongamos por ejemplo, con el Presidente del Senado, Jovino Novoa. Excepto otroultra, el español José María Aznar.

En efecto, las últimas pataletas enternecedoras de la UDI y otros políticos de RN que hemos presenciado por la imagen de dos homosexuales en la franja televisiva de su propio candidato, Sebastián Piñera, en un intento por mostrarse “modernos” , intento parece frustrado por la “conmoción” que ha producido en la propia derecha. Este episodio es una muestra más de que esta derechota está instalada en el paleolítico social, político y cultural: pone el grito en el cielo porque dos “anormales”, como ha catalogado a los homosexuales, aparecían en su franja electoral, hecho que en cualquier derecha europea sería lo más normal del mundo.

Los derechos civiles son derechos humanos. La igualdad  entre hombres y mujeres y el derecho de éstas a tener acceso a las formas más variadas de regulación de la fertilidad, como el aborto terapéutico y por plazos, la llamada  píldora del día después, etc.; el derecho de los/las homosexuales a ser incluidos en la legislación como personas con los mismos derechos de los heterosexuales, a saber, casamiento, pareja de hecho, adoptar y/o tener hijos; los derechos de los minusválidos a recibir el mismo trato en materia laboral, educacional, etc.; todos estos son alguno de los derechos civiles que cualquier derecha de cualquier país desarrollado y civilizado ha asimilado y asumido. Menos la chilena.

El desarrollo de un país no se mide sólo por las variables económicas como el ingreso per cápita, poder adquisitivo, etc., se mide también por la calidad en los derechos civiles de sus ciudadanos. La derecha chilena se ha venido oponiendo sistemáticamente durante los últimos 20 años a toda propuesta que implique mejoras en derechos civiles: se han opuesto sin fisuras al divorcio; a terminar con la esperpéntica ley que discriminaba a los hijos fuera del matrimonio que los relegaba al limbo jurídico-social y a las más turbadoras discriminaciones;  a la píldora del día después; en fin, a cualquier avance en los derechos civiles de los ciudadanos con argumentos que en cualquier país civilizado los llevarían a la cárcel; tratar de “anormales” a los homosexuales, por ejemplo, es una discriminación por orientación sexual sancionada por ley en los países civilizados. Además, y para colmo, cuando a la derecha no le ha alcanzado la política para impedir los avances en derechos civiles, recurren  a los Tribunales de Justicia, con lo peor que se puede hacer en política: judializarla, invalidando la política y los políticos. Este es el caso de la píldora del día después.

Parece que los derechos civiles no lo puede entender una derecha comprometida con los más horrendos crímenes políticos en la historia de Chile. ¿Es posible dar crédito alguno a quienes aprobaron o miraron para el lado o guardaron y guardan silencio, lo que es peor, a la barbarie que continúan justificando? Quizás no somos realistas al demandarle un esfuerzo de humanidad y solidaridad, de justicia simple y llanamente en el apoyo por los derechos civiles a una derecha como la chilena, que es la quintaesencia de las violaciones a los derechos humanos más cardinales, como es la vida. Porque la derecha chilena ha demostrado, muy eficientemente, que es radicalmente incompatible con la civilización.

Lo dicho: la Concertación debe estar muy agradecida de esta derecha, porque está lastrada por sus posiciones paleolíticas en derechos civiles, que son también derechos humanos; y marcada como está además por la barbarie que apoyaron, le otorga a la coalición oficialista la hegemonía total en estas materias.

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