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Testimonios musicales y aportes breves en torno al arte en el movimiento por la paz con justicia y dignidad en México.

por Laura Murcia
Artículo publicado el 01/08/2013

Vivencias musicales
Era un día de marzo… martes, jueves… no recuerdo. 2011. Estaba en el cuarto-estudio del maestro Marcos Miranda, que entonces vivía en Cuernavaca. Él tenía la urgente labor de afinar dos kalimbas y un marimbol. En ese tiempo habíamos tenido varias sesiones de improvisación registradas con una grabadora portátil, en las que él tocaba kalimbas, clarinetes, flautas de distintos orígenes geográficos, saxofones y el marimbol que consiguió con El Muerto, otro de sus alumnos; yo tocaba kalimbas y cantaba. El marco de madera de una de las ventanas, con su borde arqueado, plasmaba contra la pared y en tonos naranjas el aviso de la tarde. Yo rondaba el cuarto esperando a que el maestro terminara de afinar una de las kalimbas en una escala japonesa (1, 2m, 4J, 5b, 6b)* para la siguiente improvisación o composición. Cómo nos gustaba, cómo me gusta esa escala. Fue él quien me la enseñó.

Marcos me platicaba que una semana atrás había asistido a la presentación del libro Lectio de Javier Sicilia, en edición de La Cartonera, una editorial artesanal de Cuernavaca. El autor se encontraba fuera de México por esos días y no estuvo presente en el evento en el que Miranda tuvo a su cargo la musicalización en vivo de algunos de los poemas que conforman la publicación. Con mi acercamiento al mundo creativo de Marcos conocí, entre tantos aspectos más, su admiración por el poeta, sus empatías sobre misticismo y religión y el lazo comprensivo que había entre ellos dos, lazo por el cual Miranda conocía y aprehendía la obra de Javier, escritor cuya apreciación sobre el trabajo del músico, a su vez, se puede conocer en el artículo Marcos Miranda: el zen, el exilio y los soliloquios.

En mi ronda por el cuarto mientras Marcos terminaba de preparar los instrumentos para nuestra sesión, entre tantos otros objetos que pude haber tomado encontré uno que sin razón específica llamó mi atención. Era el libro Tríptico del Desierto, de Sicilia. Empecé a hojear y caí en El Sobreviviente.

Toda ausencia es atroz
y, sin embargo, habita como un hueco que viene de los muertos

(…)

las sombras donde no hay anunciación
trabajan nuestro hueco.
¿Será que ya no hay nada atrás de ellas,
o el oscuro dolor por nuestros muertos
–como el amanecer que empieza a media noche,
a la hora más oscura de la noche–
anuncia su retorno en el sigilo?

(…)

Estar vivo es penoso,
y nosotros, nosotros, que los necesitamos con sus graves secretos,
nosotros, que sabemos que no podrán volver a un mundo interpretado,
a veces escuchamos, como un ligero viento, ascender de las sombras
la música primera
que forzando la nada trajo a Eurídice al mundo;
una nota tan tenue, tan pura como el Cirio
que promete su vuelta en medio de las sombras
y nos trae el consuelo.

Leía en voz alta.

Marcos tocó la kalimba recién afinada y me pidió que cantara. Repetí el poema entonándolo en Hirajoshi, la escala japonesa que aprendí con él. Sonamos y grabamos un par de veces más la pieza que 7 meses más tarde estaríamos tocando con su banda, la Sociedad Acústica de Capital Variable -yo como fugaz invitada-, en el Festival JazzBook.1 de la Décima Primera Feria Internacional del Libro en el Zócalo. En el poema existía un sobreviviente, y en todo ese génesis del poema musicalizado hubo también un sobreviviente que sin pedir permiso ya habíamos hecho nuestro.

La noticia y los orígenes del Movimiento
El 28 de marzo siguiente, a través de redes sociales e informaciones en medios de comunicación se supo que otro capítulo lamentable de violencia perpetrada por el crimen organizado había acontecido en Morelos. Se trataba del asesinato de siete personas cuyos cadáveres yacían en el interior de un vehículo estacionado desde esa madrugada en Temixco. La noticia tuvo como protagonista a Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo de 24 años de Javier Sicilia, cuya ausencia en México -aunque se trataba del mismo viaje en el extranjero- no era la misma de aquel evento en la Casona Spencer, sino una ausencia que fue súbita y dolorosamente interrumpida.

Yo había vivido entre Morelos y la Ciudad de México desde 2009, en ires y venires para encontrarme con mi familia en el DF los fines de semana y para estar en la escuela de música de lunes a viernes. En 2010, mis días en el Centro Histórico de La Ciudad de la Eterna Primavera habían transcurrido bajo ninguna calma. Estaba inmersa en una cotidianidad emocional y perceptiva a veces tormentosa, a veces fugada y a veces extrañamente divertida. Además, algunos de esos días eran severamente coloreados por el verde militar que hostigaba con su presencia los alrededores del Zócalo, a unos pasos de Salazar, mi calle, y por el gris de los viernes de toque de queda que alarmaron a la ciudad entera y que me hicieron adelantar horas de salida al Distrito Federal. Vivía, pues, en la Cuernavaca de los decapitados y colgados en el puente de Tabachines de agosto de 2010, de la detención de Édgar Valdez Villarreal La Barbie, de las desigualdades sociales, pero también en la Cuernavaca de l@s estudiantes, de la sociedad civil organizada, y particularmente en la Cuernavaca que generosamente me dio música y amig@s.

Tiempo después de aquellas reuniones de trabajo creativo con mi maestro, y por algunos abrumadores conflictos personales con respecto a mi vida familiar y a un episodio de amores y desencuentros, no volví más a Cuernavaca sino hasta meses después. La última sesión importante y que recuerdo bien fue aquella colmada de supervivencias. Sin embargo, ese fin de marzo seguí desde el DF la información relacionada con el impacto que la noticia sobre el asesinato en Temixco tuvo en la sociedad mexicana y más específicamente en la sociedad morelense. El 3 de abril siguiente fue publicada la Carta abierta a políticos y criminales [1] escrita por el mismo Sicilia. Desde los primeros días posteriores al crimen referido se hizo público el nacimiento de la Red por la Paz y la Justicia. Fue de amplio conocimiento nacional también que en Cuernavaca se había iniciado una serie de movilizaciones -impulsadas principalmente por la Red- que se sumaban a las que había en lugares como Ciudad Juárez o la Ciudad de México, con la exigencia del cese a la guerra desatada por Felipe Calderón. Entre la opinión pública y la sociedad organizada de todo el país hizo eco el ¡Estamos hasta la madre!

El 1° de abril Javier Sicilia lanzó una convocatoria de alcance nacional para marchar el 6 de ese mes en distintos lugares del país y del mundo en repudio a la guerra contra el crimen organizado que impulsó Felipe Calderón y que, según cifras oficiales, había cobrado la vida de 40,000 personas justificadas por el Estado mexicano como daños colaterales. Así, entre las 5 y 6 de la tarde se impulsaron marchas simultáneas en Morelos, Ciudad de México, Chihuahua, Sonora, Veracruz, Hidalgo, Oaxaca, España, Argentina, Francia, Dinamarca, Texas, y varias ciudades más. [2]

El 26 de abril Sicilia anunció una nueva convocatoria nacional a marchar, esta vez no en acciones dislocadas sino en un recorrido que partiría de Morelos y llegaría al Zócalo de la Ciudad de México, y en el que se esperaba la suma de personas de todo el país.

La Marcha Nacional… y sus músicas
La mañana del jueves 5 de mayo de ese 2011 una caravana ciudadana partió de  la Paloma de la Paz de Cuernavaca y pernoctó en Coajomulco. El viernes 6 fue el último día que (sin saberlo entonces) pasé en Morelos como habitante irregular, y atestigüé uno de los momentos en que en su recorrido por la autopista con rumbo a la Ciudad de México la incipiente caravana contaba todavía con decenas de personas y algunos automóviles particulares. Yo iba en autobús, viendo y emocionándome, como si con mi asomo pudiera decirles –¡allá nos encontramos!-. Sí, desde mi asiento y aun habiéndolos rebasado y perdido de vista me sentía parte del grupo de andantes que por la tarde llegó a Topilejo, donde fue nuevamente recibido por la calidez y la solidaridad de la comunidad y de quienes decidieron encontrarse con esa llegada.

El sábado 7, trabajadores, organizaciones y estudiantes cercanos a la UNAM tenían listos la logística y el programa con los cuales se recibiría a las personas que desde Morelos, Chihuahua, Coahuila, Estado de México, Distrito Federal y otras entidades, se sumarían a la marcha. En el templete instalado en Las Islas de Ciudad Universitaria tuvo lugar el acto en el que familiares de víctimas, estudiantes y miembros de organizaciones hablaron con testimonios y discursos para aplaudir la convergencia masiva que tenía lugar en dicha casa de estudios, y para denunciar los estragos sociales de la fallida estrategia de seguridad del calderonismo. Posterior a ese acto, la Orquesta Filarmónica de la UNAM ofreció el Réquiem de W. A. Mozart y a partir de ese momento se desplegó una serie de presentaciones musicales de estilos diversos, como el grupo de percusiones originario de Cuernavaca que animó la noche.

Cuando concluyó el acto en el templete, gran parte de los asistentes fue hacia las salidas de CU, mientras que un grupo también numeroso se dirigió hacia el frontón para pernoctar de nuevo. Algunos acudían al reparto de colchonetas y cobijas, otros recibían los alimentos que solidariamente fueron recaudados y preparados por organizaciones y voluntarixs; otros más observaban las tiendas de campaña en que se instaló el servicio médico… Y afuera, un grupo mínimo de personas se preparaba con jaranas, zapatos, percusiones y faldas. En mi mochila traía sólo algunos objetos de aseo personal y mi kalimba. Sentado en su marimbol, rodeado de jóvenes que habían aprendido sobre son jarocho con él, estaba Leopoldo Novoa, un integrante del grupo Tembembe Ensamble Continuo; me acerqué a saludar y les mostré la kalimba, lo cual causó gracia cuando él hizo un acto de presentación «personal» y cordial entre el marimbol y su «sobrina» pequeña -ambos tienen un cuerpo de madera con una cavidad y una serie de flejes metálicos afinados a gusto-. Cuando el círculo fue creciendo, comenzó el fandango.

No más, no más
ni un sólo muerto más
Quitémonos el miedo
para sembrar la paz.

Si quieres, si puedes,
te invito a cosechar:
recuperar el suelo
cosechando dignidad.

El momento más prolongado del fandango transcurrió con ese Colás -uno de los sones más conocidos de ese género- adaptado creativamente por quienes desde el surgimiento y en adelante han acompañado distintas acciones del MPJD y han alegrado con son jarocho muchos momentos de convergencia social en torno al movimiento. Me atrevo a decir con admiración y alegría que fueron algunos de esos músicos quienes hicieron una nueva y mucho más famosa versión del Colás en el mayo siguiente -2012-, cuando desde las protestas multitudinarias visibilizadas por los jóvenes del #YoSoy132 y por un amplio sector de la sociedad civil que inundó las calles, escuchamos  Un son pa´la Revolución. [3]

Al día siguiente y tras 3 días de una marcha que como bola de nieve reunió a decenas de miles de personas, la amplia contingencia de manifestantes llegó al Zócalo y reveló las dimensiones cuantitativas, sociales y emocionales del problema de la violencia generada por los grupos políticos y criminales en México en relación con el hartazgo civil. La marcha tuvo réplicas en otros estados del país, como en Chiapas, donde en un mitin paralelo el EZLN mostró solidaridad con la movilización en la capital.

Algunos momentos posteriores y el papel de las artes en el Movimiento
Los meses siguientes a esa histórica marcha fueron para el movimiento meses de nuevas acciones y retos, recorridos, polémicas, críticas, modificaciones, diálogos con el Estado, separaciones e incluso decesos de algunos de sus activistas.

Desde el surgimiento de este fenómeno de movilización y organización ha habido opiniones encontradas en torno a las formas de diálogo político a partir de la visibilidad de Javier Sicilia como líder del movimiento, cuyos besos y abrazos a Calderón y a los candidatos a la presidencia en 2012, así como el seguimiento que se le dio al Pacto en Juárez y otros hechos, han suscitado oposición tanto de parte de la izquierda electoral simpatizante con López Obrador (en cuanto a la postura de abstención electoral promovida por el periodista) como por diversas organizaciones sociales que han cuestionado el afecto demostrado a los políticos, o algunas formas de lucha del movimiento, o el intento de resignificación de la Estela de Luz como un memorial para las víctimas, por poner algunos ejemplos. Sin embargo -y pese a que personalmente sostengo la validez de las críticas expuestas, con excepción de la que desdeña el escepticismo al voto-, no pretendo en esta parte reflexionar sobre estas contradicciones entre partes, sino hablar de la cabida que el arte ha tenido en el MPJD.

Recuento
Los mismos procesos del MPJD, desde los orígenes, están estrechamente ligados al medio artístico. Según un boletín [5] del 20 de abril de 2011 emitido por la Red por la Paz y la Justicia, ésta fue formada por ciudadanos, artistas, promotores culturales, poetas, escritores y miembros de organizaciones no gubernamentales. Una vez formalizados los trabajos organizados en mesas al interior del movimiento y por iniciativa de jóvenes integrantes como Víctor García Zapata -quien se desenvuelve entre los ámbitos de la movilización social y el análisis sobre rock y contracultura- se emitió la convocatoria a conformar la Plataforma de Arte y Cultura, y en septiembre de ese primer año se emitió un llamado [6] firmado por personas reconocidas en el medio de la cultura y el espectáculo nacionales como Daniel Giménez Chacho, Bruno Bichir y Julieta Egurrola; el mensaje declaró que mediante el trabajo artístico y cultural podemos empezar a resarcir la deuda moral que tenemos con nuestra sociedad, podemos hacer visibles a las víctimas y podemos así impedir la sórdida humillación que produce el olvido. [7]

Una parte consolidada e importante en los actos del movimiento ha sido la palabra creativa de pluma y voz de los propios integrantes, como en el caso de Eduardo Vázquez Martín, con el poema Abrazos [8] que leyó el 28 de noviembre de 2012 en el evento Recuento de los daños: sexenio de muerte, donde se hizo la despedida simbólica y en carácter de denuncia al sexenio de Felipe Calderón y en el que también se lamentó el primer aniversario luctuoso de Don Nepomuceno Moreno, padre originario de Sonora que en busca de su hijo decidió caminar junto con el MPJD, siendo en su lucha asesinado por el Estado. También participó en numerosas ocasiones Jorge González de León con poemas como Detrás del velo [9], mismo que presentó el 1° de noviembre de 2011 en el acto Vela por la Paz y la Justicia: un destello en la oscuridad. En este mismo evento enmarcado en el tradicional Día de Muertos, los asistentes pudieron disfrutar de la música de artistas como el rupestre Roberto González y el trío vocal Muna Zul.

Del 4 al 10 de junio de 2011 se realizó la Caravana del Consuelo, cuyo propósito fue recoger testimonios  y empatías con víctimas de la guerra contra el narco en un trayecto colectivo por el norte del país y firmar un Pacto Nacional en Ciudad Juárez con demandas ciudadanas impulsadas de acuerdo  con los seis puntos de reconstrucción del tejido social que postuló el Movimiento por la Paz el 8 de mayo en la plancha del Zócalo [10]. En torno a esa experiencia diversos testimonios, textos poéticos y escritos creativos de la autoría de más de 50 integrantes, así como el registro fotográfico de algunos momentos del movimiento y de la caravana, fueron recogidos en el libro La Caravana del Consuelo: Entre el dolor y el amor. [11]

En agosto de 2011, cuando se realizaban protestas contra la Ley de Seguridad Nacional, se impulsó también la convocatoria de asistencia y recaudación de fondos para la Caravana al Sur con la campaña Un Peso Por la Paz del 7 de agosto, que consistió en una jornada de arte en el Zócalo capitalino donde hubo cantautorías por Leika Mochán, Laura Murcia y Julio Hernández Sicilia, una presentación del Ballet Independiente de México, teatro guiñol, participaciones del grupo Arte Acción, una acción performática por Jorge Izquierdo, la presentación de la exposición fotográfica del libro La Caravana del Consuelo y un discurso por parte de Javier Sicilia. [12] El siguiente domingo, en el evento Pasos por la Paz -cuyo objetivo fue seguir protestando contra la Ley de Seguridad Nacional- hubo un acto cultural en el que nuevamente hicieron presencia algunos jaraneros provenientes principalmente de Morelos.

Otro caso de acompañamiento artístico en este proceso ha sido en el ámbito de las artes escénicas y el performance. El grupo Arte Acción, dirigido por Gerardo Sánchez González, ha desempeñado obra en torno a la danza y la interdisciplina, como el espectáculo Loto Rojo [13] que fue presentado a mediados de 2012 en lugares como el Centro Nacional de las Artes y también en actos del MPJD. También destaca el papel del Colectivo Fuentes Rojas, que oscilando entre la acción performática, la escritura de testimonios y el trabajo manual que es capaz de contagiarse e involucrar a cientos de manos, impulsó la iniciativa Bordados por la Paz para visibilizar nombres específicos de víctimas de la violencia en México por medio de la expresión con hilo y aguja sobre lienzos de tela que, al ser terminados, se exponen en tendederos públicos de diversas ciudades de Mexico y el mundo; este trabajo se puede conocer en el sitio web  del proyecto [14].

En diciembre de 2011 se dio a conocer la campaña [15] En los Zapatos del Otro, impulsada por el colectivo El Grito Más Fuerte en solidaridad con el movimiento. El colectivo organizó una serie de producciones audiovisuales y ha contado en sus filas con personas como Ilse Salas, Diego Luna, Gael García, Daniel Giménez Cacho, Tiare Scanda, Ely Guerra y Víctor Trujillo. El propósito de estas producciones fue la difusión mediática del MPJD desde la perspectiva de las víctimas y sus testimonios, y fungió también como mecanismo de fondeo económico solidario con la organización. El 30 de enero de 2012 en el Teatro de la Ciudad se realizó la presentación oficial de los spots realizados en esta campaña, y hubo música en vivo a cargo de Juan Pablo Villa, Paté de Fuá y Gabinete. [16]

Algunas consideraciones
En palabras del propio Sicilia, un acierto (del movimiento) ha sido […] haber roto el discurso político hegemónico, vaciado de contenido, unilateral [4]. Esta declaración podría redundar en el debate sobre la retórica empleada por Javier, y que le ha traído críticas sobre su forma de militancia e incluso sobre su obra poética y su religiosidad. No obstante, y más allá de los escenarios en los que hubo confrontación con el Estado, es innegable que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad ha generado una plataforma de manifestaciones creativas como el performance, la poesía en voz alta, la danza, el teatro y la música.

Las motivaciones más profundas de este organismo civil han apuntado hacia la necesaria (y tantas veces repetida) reconstrucción del tejido social en todos sus aspectos, en relación con las pugnas por el poder entre organizaciones criminales, las entidades económicas y los grupos políticos que han conducido a México a una devastadora situación de asesinatos, secuestros, desapariciones forzadas, desplazamientos y re-victimización de una buena parte de la población. Bajo esa premisa de reconstrucción sería inconsecuente que un movimiento de tal naturaleza no aportara en su discurso nada a la lucha colectiva por vislumbrar un panorama más humano aun en medio de la guerra. Así el arte, que también es un fenómeno histórico -y sin tener que apartarse del nihilismo ideológico y de la diversidad formal y temática-, implica la responsabilidad de articulación comunitaria y alentadora del ánimo que la misma índole libertaria le otorga.

Sin embargo, y dado que los procesos de movilización que se gestan desde la sociedad implican el ejercicio de la autocrítica con el mismo rigor con que se formulan sus demandas hacia el exterior, sería necesaria una constante revisión analítica sobre cómo se están integrando dichos procesos con la expresión artística comprometida.

En esta parte resulta evidente que la organización no es o no debiera ser esencialmente formada y representada por las figuras personales más visibles, sino por quienes en mítines, caravanas, marchas, jornadas culturales y actos testimoniales han justificado y expuesto en conjunto las motivaciones profundas de este organismo civil. Yo misma doy testimonio de que las manifestaciones artísticas que han tenido lugar en el Movimiento han sido aportadas por militantes, artistas consolidados y no consolidados, jóvenes y no tan jóvenes, creadores solidarios y personalidades de renombre; es decir, ha sido una plataforma diversa e incluyente. Pese a esto, no evado la controversia que podría derivar de la participación de El Grito Más Fuerte, colectivo integrado por personalidades que gozan -en varios casos- de una fama asociada a la cultura y la opinión pública promovidas por los medios de comunicación oficiales como es el caso de Diego Luna y Víctor Trujillo, quienes el año pasado también colaboraron con Hecho en México, filme producido por Televisa y cuyo contenido de representación debe ser ampliamente criticado. Sin embargo, esta postura no debe desdeñar los resultados y los propósitos más esenciales de En los Zapatos del Otro. Esta parte redunda nuevamente en la discusión sobre los propósitos y los mecanismos del MPJD, pero sería necesaria una reflexión más detallada sobre las trincheras, las normas y los alcances con los que cada movimiento pretende abordar su lucha. Lo que me parece incuestionable es que la militancia artística debe ser congruente y ejercerse en un medio de verdadera retroalimentación colectiva.

En todo caso, y como hemos visto en viejos y recientes episodios, el arte que es inherente a la protesta social debe surgir a partir de la misma consciencia crítica que promueve, así como ser solidario, autónomo, consecuente, de calidad, y liberado del juego de la demagogia.

Por último, y tomando en cuenta la susceptibilidad de los movimientos sociales a la crítica y al error, es responsabilidad directa de los artistas involucrarse activamente en la construcción del proceso que respaldan, y es deber de los militantes asumir que éste trabajo no sólo enriquece la dinámica, sino que en torno a éste y paralelo a las acciones políticas se aborda de facto la lucha contra la dominación ideológica, la violencia y la desarticulación social.

Supervivencias musicales
Era un 28 de noviembre. Miércoles. 2012. Yo estaba sobre un templete instalado frente a la Estela de Luz. Sonreía a Arturo y Andrea, que desde los asientos y sin saberlo me daban un poco de seguridad para animarme a cantar. Ese día se conmemoraba a don Nepomuceno Moreno, que un año atrás había sido asesinado en Sonora. Ese día decenas de personas y algunos medios de comunicación estaban reunidos en torno al evento Recuento de daños: sexenio de muerte. Ese día el Padre Alejandro Solalinde dijo, en presencia de por lo menos una decena de madres que sobre el templete daban su testimonio de dolor, que para ser un gobierno de confesión católica no había ninguna correspondencia entre el proyecto guadalupano de una madre amorosa y compasiva y la realidad nacional de violencia que estábamos viviendo. Ese día un hombre hablaba de las voces despojadas del pecho de las madres y de la Indiferencia / esa forma elegante del desprecio / que está en el origen mismo / de este dolor sin fondo. Ese día Trinidad Ramírez, de Atenco, manifestó su solidaridad con las víctimas de la guerra de Calderón. Ese día llamaron insistentemente traidor y asesino a quien desde una manta lucía con sonrisa discreta su banda presidencial y un montón de manchas rojas, rodeado por cruces de muerte pintadas en el suelo.

* * *

Era un 11 de noviembre de 2011. Participaba en un concierto organizado en el Auditorio Ché Guevara de la FFyL a iniciativa del área de cultura del Comité Cerezo México. Cantaba una canción que había estrenado el 7 de agosto anterior en el Zócalo del DF.

Si la historia es el tiempo transmutado
el aire que respiras permanece
Las mentiras, de raíz se han arraigado
en un árbol cuyo fruto pudre y crece

Al término de mi actuación y todavía dentro del auditorio pude saludar a algunos amigos, entre ellos a Rocato -uno de los coordinadores del MPJD y a quien había conocido como promotor cultural en Cuernavaca desde 2009- que se acercó para obsequiarme un libro.

* * *

Era un 7 de agosto de 2011. Había prolongado mi turno hasta que fue imposible hacerlo más por la amable presión de Rocato. Él me había invitado, e inevitablemente ya estaba ahí, sobre un escenario con vista a la Catedral de la Ciudad de México, temerosa y a punto de cantar por primera vez en mi vida una canción de mi autoría y frente a «tantas» personas (no eran tantas sino unas cien, pero para entonces a penas mi madre y mis compañeros de escuela me habían escuchado cantar). Luego, en una acción no planeada, participé improvisando con dos chicas, una saxofonista y otra bailarina. Al término de la actividad, Sicilia entró al camerino lleno de jóvenes bailarines y músicos, y con besos y abrazos manifestó su gratitud

* *  *

Era un 1° de mayo de 2011. Ese día fue publicado el poema El sobreviviente en el suplemento cultural del diario La Jornada, lo cual me dio la idea de escribirle a Rocato para contarle que Marcos y yo habíamos hecho una musicalización al texto. A la fecha, Miranda y yo no hemos presentado juntos la canción en el marco de algún evento del movimiento pero, curiosamente, Rocato es editor de la citada Cartonera de Cuernavaca y editó también el libro La Caravana del Consuelo: Entre el dolor y el amor, cuya presentación se llevó a cabo -fortuitamente- el mismo día (domingo, 16 de octubre de 2011, horas antes) y en el mismo foro en el que la Sociedad Acústica de Capital Variable tocó El Sobreviviente en la Décima Primera Feria Internacional del Libro en el Zócalo. Y era ese el libro que Rocato me regaló tiempo después en el Auditorio Ché Guevara.

Referencias y notas:
*  Intervalos en nomenclatura musical de la escala mencionada.
[1] Publicada en la edición 1976 de la Revista Proceso.
URL: http://www.proceso.com.mx/?p=266990
[2] Sopitas.com, Convocatoria para la Marcha Nacional Contra la Violencia, 01/04/2011, Sopitas.com, [citado el 21/07/2013].
URL: http://www.sopitas.com/site/105130-convocatoria-para-la-marcha-nacional
[3] Versión del 23 de mayo 2012, día en el que estudiantes de distintas universidades públicas y privadas nos reunimos en la Estela de Luz para hacer converger opiniones y propuestas en torno a la pluralización y re-organización del movimiento #YoSoy132. La interpretación fue grabada frente a Palacio Nacional, cuando los manifestantes se habían desplazado hacia el Zócalo. El grupo de jaraneros al que se hace referencia es básicamente el mismo, salvo la variación de algunos integrantes, de la marcha nacional de mayo de 2011.
URL: http://www.youtube.com/watch?v=weeDWQr1PK4
[4] Azaola, Elena, El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, [en línea], México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2012, [citado el 21/07/2013], Revista Desacatos, (Núm. 40), Formato PDF, disponible en:
http://www.ciesas.edu.mx/desacatos/40%20Indexado/testimonios.pdf   ISSN 1607-050X
[5] Red por la Paz y la Justicia, Rehabilitación de la ofrenda, Boletín de prensa, 20/04/2011, Centro Nacional de Comunicación Social CENCOS, [citado el 21/07/2013]. URL: http://cencos.org/node/26692
[6] Artistas por la Paz, 1 minuto por la Paz: llamado a la comunidad artística, Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, [citado 22/07/2913]
URL: http://movimientoporlapaz.mx/es/2011/09/27/1-minuto-por-la-paz-llamado-a-la-comunidad-artistica/
[7] Ídem
[8] Vázquez Martín, Eduardo, Abrazos, [en línea], Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, [22/07/2013]
URL: http://movimientoporlapaz.mx/es/2012/11/29/abrazos/
[9] González de León, Jorge, Detrás del Velo, Poetas en la web, [citado 22/07/2013]
URL: http://poetasmexicanosenlaweb.blogspot.mx/2011/04/detras-del-velo-por-jorge-gonzalez-de.html
[10] Javier Sicilia, Pacto Nacional por la Paz, Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, 12/05/2011, [citado 22/07/2013]
URL: http://movimientoporlapaz.mx/es/documentos-esenciales-del-movimiento/pacto-nacional-por-un-mexico-en-paz-con-justicia-y-dignidad/
[11] Rocato, editor, La Caravana del Consuelo: Entre el dolor y el amor, México, Ediciones Clandestino, 2011, 430 p.
[12] Un Peso por la Paz, Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, [citado 22/07/2013]
URL: http://movimientoporlapaz.mx/es/2011/08/03/un-peso-por-la-paz/
[13] Loto Rojo, Centro Nacional de las Artes, [citado 22/07/2013]
URL: http://www.cenart.gob.mx/eventos/loto-rojo-2012-08-04/
[14] http://bordamosporlapaz.blogspot.mx/
[15] http://www.youtube.com/watch?v=isazZAwasmo
[16] Vértiz de la Fuente, Columba, En los zapatos del otro… Actores, cantantes, artistas en torno a Sicilia, [en línea], Revista Proceso, 22/01/2012, [citado 22/07/2013]
URL: http://www.proceso.com.mx/?p=295719
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