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Chile, reestructuración social de convivencia, Noviembre 2019.

por Mauricio Gómez
Artículo publicado el 20/11/2019

Resumen:
Ensayo sociológico y político del acontecer nacional en Chile desde el mes de noviembre del 2019. Chile, durante este proceso busca la reestructuración de su Institucionalidad para su convivencia.
Mediante reflexiones personales y mencionando a intelectuales de distintas épocas, realizo este ensayo para analizar diversos aspectos de la sociedad, gobernanza, influencias de los medios de comunicación y desafíos.

Palabras claves: Chile Despertó, Metro de Santiago 2019, Chile Nueva Constitución, Manifestaciones Chile, Renuncia Piñera, Pacto Social Chile

 

Muchos mencionan que “Chile Despertó”, sin embargo considero que un país que carece por casi tres generaciones la posibilidad de vivir y verse beneficiado de un sistema democrático distinto al propio, con claros síntomas carentes de legitimidad y representatividad, más que un despertar, es reflejo de una reacción plausible de una sociedad convencida de reestructurar su propia convivencia.

Hay muchos ciudadanos chilenos que conocen otros sistemas políticos y democráticos porque han leído sobre dichos temas como si fuera un recorrido a un mundo paralelo, los menos de estos casi 19 millones de chilenos, han tenido la posibilidad de vacacionar en otros países y más aún menos, son quienes han vivido en democracias occidentales con modelos de protección social pudiéndolos utilizar en condiciones inimaginables para otros compatriota en Chile.

Es así, que muchas personas en Chile que hoy tienen 50 años de vida, siguen creyendo que Chile ha estado bien, que la escasa democracia les acomoda, que la participación es indiferente y que los estándares de dignidad humana en pleno siglo XXI se rigen de acuerdo a los estándares de dignidad en Latinoamérica.

El soñar la posibilidad de un Estado desde los estándares de países desarrollados a nivel mundial, pareciera ser utópico, generando sentimientos de culpabilidad en muchos con solo intentar imaginarlo, hasta convertirnos nuevamente en un país de oasis inexistente y privilegios sectorizados exacerbadamente grotescos.

Por otro lado, nos encontramos con una sociedad que durante 17 años fue desarticulada desde una Institucionalidad carente de legitimidad, que actuó hasta disolver el más mínimo vestigio de dignidad humana y finalmente entregó mediante plebiscito la posibilidad de elecciones para llegar a una transición hacia un gobierno de elección popular.

Dicha transición, no fue la que trajo consigo una democracia requerida en el país. No solamente se heredó una Constitución, también se hicieron presente los derechos por naturaleza adquirida para todos quienes gobernaron la dictadura. Pinochet permaneció comandando las Fuerzas Armadas, el Legislativo contaba con activistas acérrimos partidarios del gobierno dictatorial, el Poder Judicial estaba empañado por jueces corruptos y los políticos que asumen el año 90, mayoritariamente regresaban del exilio aceptando dicha transición de forma paulatina, adecuándose y legitimando el escaso trecho de margen posible para cualquier cambio estructural.

Los siguientes 29 años a la dictadura militar en Chile, fueron un proceso extenso con más de 20 años dedicados a la inserción del país a nivel mundial, a la estabilización política mediante acuerdos de un duopolio y concesiones del Estado al sector privado para la administración y construcción.

El polaco Zygmunt Bauman, reflexiona en relación a la modernidad líquida,en donde la dinámica social se ha enfocado a irrumpir mediante un cambio constante. La juventud inquieta prefiere la incertidumbre de la liquidez en vez de dogmatismos estáticos, por cuanto considero que la acción desprejuiciada de los jóvenes, se asimila a la adultez irreverente de muchos en ciertos contextos, pero que constantemente se contrae nuevamente hacia la mesura, con sentimientos de culpabilidad y por responsabilidad de madurez asumida.

Parte importante de esta juventud de modernidad líquida, la que es acompañada por una conciencia social y de clase, es la que dio inicio a la evasión de un torniquete por el sentimiento alguno de requerir permiso. Esta juventud fue la que frente a una imposición de alza de precios, comenzó simbólicamente una evasión como método viable de ser escuchados y representar a todo un país con demandas sociales que se vienen dando hace años pacíficamente y sin alterar el orden público mediante una presión económica como la que fue realizada al Metro de Santiago.

Creo que esta gran fracción de la juventud, que elige la incertidumbre de la liquidez en vez de lo estático ofrecido por dogmatismos, jamás pensó que su actuar generaría la participación transversal de la ciudadanía inmersa en un descontento, por tanto privilegios de unos en comparación a la mayoría.

El malestar no se quedó estático, las redes sociales y los medios de comunicación no alineados con la Agenda Setting, provocaron un giro hacia la comunicación virtual y estableció una Agenda Social interactiva. No solamente los individuos se han visto privados de privacidad por parte del mercado y el Estado, ahora el mismo Estado y toda su institucionalidad se ha visto expuesta ante la opinión pública y la capacidad de registrar de forma transparente aquello que se realiza.

Byung-Chul Han, ha acuñado su investigación como “La Sociedad de Transparencia”, en donde la visibilidad de la exposición busca reacciones en el entorno. Es justamente la exposición a la cual la ciudadanía ha tenido acceso de manera oficial o excepcional, obtener información de hechos ocurridos mediante imágenes y videos, ya sea de la actitud del Gobierno, la oposición, la sociedad manifestante, los partidos políticos, carabineros, etc.

La inmediatez de la información, como así mismo de la acción, ha expuesto evidencias suficientes de la falta de capacidad de una élite política para actuar frente a la contingencia nacional de manera razonable, basado en gestionar una credibilidad tan deteriorada, dedicándose a realizar pactos sociales entre los mismos que originalmente desde mucho antes del comienzo de las manifestaciones, carecen de legitimidad y representatividad de las demandas sociales que la ciudadanía a nivel nacional han llevado a cabo.

James Gleick, señala mediante la Teoría del Caos, que la realidad se transforma, que no es estática y un pequeño cambio puede generar una gran variante al final. El caos, no es sistemático ni tampoco es cíclico, se mueve ininterrumpidamente y se detiene por factores difíciles de percibir.

Lo ocurrido en Chile, según mi reflexión era percibible. Sin embargo, no así el momento, como tampoco la forma en que se llevaría a cabo. Esta percepción de que el caos se produciría en algún momento, solo merece de una inflexión personal de los gobernantes,, alejado de cualquier distracción.

Hannah Arendt en su libro “El derecho a la Rebelión”, señala que la desobediencia social se produce porque un considerable número de ciudadanos llegan a convencerse de que los canales habituales de cambios no corresponden, siendo silenciadas sus quejas.

Si esto no es reconocido, lo más probable que pronto, Chile se vuelva a enfrentar a una situación similar.

Ni la legitimidad institucional, ni la de los Partidos Políticos, son viabilidad para reformar la Constitución Política de Chile, sino que también todas aquellas demandas sociales que se pueden modificar con quórum simple y donde corresponda.

Platón, se imaginaba un Estado ideal en donde la accesibilidad para los ciudadanos a la decisión de sus facultades lo llevaría a desempeñarse lo mejor posible. En donde la educación básica sea accesible para todos aquellos con prioridades intelectuales, en donde la felicidad reside en la plenitud y la realización personal, en donde la educación sea libre para quien desea abrazarla.

300 años A.C. los filósofos se imaginaban al Estado, a los gobernantes, y a la ciudadanía, en un entorno ideal, donde el gobernante debería ser el más sabio. Es justamente aquello que se ha perdido, por imposición, desconocimiento y por voluntad.

La resistencia no es eterna ni ideal, pero tampoco lo será la indiferencia. Por cuanto ahora la comunidad chilena, observa atenta y otra continuará manifestándose. Chile cambió, y el gobierno junto a los políticos se enfrentaron a un desafío inminente. El gobierno y parlamentarios inversionistas, vieron amenazado sus intereses con el alza del dólar, teniendo que negociar una nueva Constitución con la oposición que por arte de magia en 24 horas hizo bajar abruptamente el precio del dólar.

Chile cambio y no se olvida que la ley de ISAPRE, AFP y de concesiones del Estado a privados con las carreteras se pueden modificar mediante quórum simple, pudiendo dar vida paralelamente a estas demandas históricas mientras se crea una Nueva Constitución.

Ahora a seguir avanzando, no por el despertar, sino por una reacción plausible de una sociedad convencida de reestructurar su propia convivencia.

Mauricio Gómez
Santiago de Chile, 17 de Noviembre. 2019
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