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Sobre Carlos Marx. A propósito del Día Internacional de la Mujer

por Hernán Montecinos
Artículo publicado el 08/03/2024

A propósito del día internacional de la mujer, resulta propio interesarse que es lo que se celebra en este día, más allá, incluso, de la propia martiriología a que tuvieron que someterse mujeres proletarias que reivindicaban su derecho a obtener mayores reivindicaciones económicas como trabajadoras de una determinada fábrica textil.

En mi opinión, creo que eso está bien, como principio pero que, sin embargo, ya transcurrido más de un siglo de tal hecho, esta conmemoración debe ampliarse a una mejor exigencia de los derechos de la mujer, que va mucho más allá de una simple reivindicación económica.

Llegado a este punto es cuando surge en mi el marxismo que llevo adentro, recordando al respecto que Marx, en su tiempo, tuvo que bregar con una serie de movimientos que, auto proclamándose defensores de la clase obrera y revolucionarios, se agrupaban en varios referentes diferentes.

En este orden el año 1862, vemos a Marx rompiendo los lazos con el socialista alemán Lasalle, el cual había puesto todas sus esperanzas en el movimiento cooperativista. Para Marx, ello constituía un desvarío de la naturaleza propia del movimiento, ya que impedía que las contradicciones se desarrollasen más plenamente entre el capital y el trabajo y provocar desde ese punto la insurgencia revolucionaria. A los partidarios del mutualismo les reprocha lo mismo que a los cooperativistas alemanes, al no comprender el verdadero proceso histórico y su desarrollo.

Es en esta línea que Erich Fromm, apunta de que no hay mayor mal comprensión que atribuir como la motivación principal de Marx, de que el hombre aspirara a conquistar mayor ganancia y bienestar económico. De esto se ha deducido, que la búsqueda de mayores utilidades materiales constituiría la preocupación fundamental de su pensamiento y obra. Sin duda, una mirada desviacionista que aún hasta hoy persiste como tendencia generalizada, sobre todo, en las motivaciones que animan a gran parte de las luchas del sindicalismo del mundo occidental.

Aún más, resulta del todo claro en sus escritos, que toda la crítica de Marx al capitalismo apuntó, precisamente, a que este capitalismo ha hecho del interés por el dinero y la ganancia material, el motivo principal del hombre, contraponiéndose al socialismo como sociedad en la cual dicho interés material dejara de ser dominante.

Tener presente, en este orden, que el fin último de Marx propendía a la liberación de todo determinismo, fundamentalmente, del determinismo económico y, la restitución del trabajador a su totalidad humana plena. Sobre este punto, es el propio Marx quien nos advierte sobre los alcances de esta desviación:

“Un aumento de salarios obligado no sería más que una mejor remuneración de los esclavos y no devolvería, ni al trabajador ni a su trabajo, su significado y valor humanos”.

Tenemos entonces que, a pesar de que Marx se identifica filosóficamente como materialista, ello no quiere decir que se encuentre primordial y preferentemente interesado en las cosas materiales creadas por la burguesía. Lo que más le importa, para dar curso a sus análisis, son los procesos, los poderes, las expresiones de la vida y la energía humanas; es decir, hombres que trabajan, se mueven, cultivan, se comunican, organizan y reorganizan la naturaleza y a sí mismos.

Lo que le interesa es el proceso activo y generador a través del cual una cosa lleva a la otra, como las ideas más extravagantes aparecen y desaparecen, encendiendo y alimentando nuevas formas de vida y de acción; en fin, el de cómo todo lo que existe, por más sólido que aparezca ante nuestros ojos “se desvanece en el aire”.

De lo anterior, surge, sin duda, el interés, primordialmente para los marxistas, de estar atentos a todas estas desviaciones que se han introducido en los movimientos sindicalistas, y también, en el propio seno de los diversos movimientos feministas que han surgido más recientemente, desde las “Me too” a las del movimiento “Queer”, entre otras.

En Chile esto último se ha mostrado muy singular, en cuanto ello ha llevado a una clara claudicación de lucha primordial a que nos tenemos que atener, esto es, luchar contra las bases de los principios fundamentalistas que sostienen al sistema capitalista, esto es, cambiarlo y no quedarnos en puras reformas, que concretadas estas últimas, ni siquiera han sido tales, sino que una pura y simple cosmética que deambula por la periferia del sistema pero que no roza ni con el pétalo de una rosa a su centro que es lo que importa.

El neo liberalismo, muy atento a esta impronta ha creado leyes que han dividido al mundo sindical en múltiples y diversos referentes, incluso dentro de una misma fábrica o empresa. Así, de este modo, cada grupo lucha por sus propios intereses y así vamos divididos por este mundo a pleno placer de las élites empresariales que se solazan de mantenernos en puros intereses individuales y olvidarnos de los intereses generales que es lo que verdaderamente importan.

El mismo desviacionismo lo hemos estado viendo en los diferentes movimientos feministas. Más recientemente ha puesto el centro en una pura discusión intelectual proveniente del movimiento Queer, Este movimiento plantea que las diversas identidades que existen son puras construcciones culturales y no naturales. En fin, un problema puramente intelectual que se ha quedado en ese puro ámbito, de lo cual, la clase campesina y proletaria, y agrego, la llamada clase media, se encuentran ajenas. Por cierto, ello no opta a no decir que, si bien es cierto se han reconocido tardíamente otros géneros (Gay, lesbianas, transexuales, etc.) ello no quita ni pone, que tanto los géneros hombre y mujer no son constructos puramente culturales, sino naturales desde que el ser humano apareció como tal en la faz de la tierra. Lo mismo, los mapuches, o los negros, y todas las etnias aborígenes no son identidades puramente culturales, sino que han sido y lo son tales, por naturaleza.

En resumen, en uno y otro caso, un desviacionismo grosero de los asuntos primordiales que nos importan, esto es de la alienación y enajenación a que el sistema neo liberal nos tiene encerrados y sometidos., tal cual Marx los investigó y puso a nuestra vista.

Hernán Montecinos
Artículo publicado el 08/03/2024

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