EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
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remedios-literariosManual de remedios literarios, Ella Berthoud, Susan Elderkin.
Traducción de Clara Ministral. Editorial Siruela.
Colección:El Ojo del Tiempo 98
ISBN 978-84-16964-44-4
1ª edición, 2017, 430 págs.
Encuadernación: Cartoné,
Disponible en Rústica, EPUB, Kindle.

Comentario de Manu de Ordoñana, Ana Merino y Ane Mayoz, publicado originalmente el 28-06-2018 en http://serescritor.com/

En esta ocasión os traemos la panacea literaria: el libro perfecto para regalar y regalarse, el que debe estar siempre a mano, el que da gusto consultar porque nos va a ayudar a aliviar todos nuestros males y el que es un placer para la vista por la edición tan cuidada que presenta, así por fuera como por dentro. Se trata de la obra escrita por Ella Berthoud (pintora inglesa) y Susan Elderkin (novelista inglesa, 1968) Manual de Remedios literarios (2013). Y si el título no lo deja del todo claro, en la misma portada, se añade el subtítulo: Cómo curarnos con libros. Nos lo ofrece la editorial Siruela desde 2017, año en que lo editó en español gracias a la traducción y edición de Clara Ministral.

Presenta la forma de un diccionario, además no le falta, al final, el índice de entradas y el de las obras citadas. De esta manera, su formato ayuda a encontrar cuanto antes lo que se requiere. En realidad, es una obra que nos guía hacia otros libros que a su vez nos ayudarán a aliviar todo tipo de dolencias, tanto físicas, como psíquicas. Sorprende leer esto, lo mismo que sorprende leer el abanico de aflicciones recogidas en él.

Desde un simple catarro, unas anginas, apendicitis, hasta gripe, atrofia mental, estreñimiento, y su contrario, la diarrea… Aunque también aparecen la baja estatura, el pelearse con tu mejor amigo, la pérdida de un brazo, la falta de empatía, el sentirse atrapado por los hijos, la falta de sentido del humor, el sentimiento de culpa, el gastar demasiado dinero o el no tenerlo, los problemas sexuales (el exceso, la falta, la obsesión por él), el odiar tu nariz, el complejo napoleónico… Todo tiene una simple solución, basta con adquirir el libro adecuado y leerlo, penetrar en su historia.

Por ejemplo, para el conflicto que supone la adolescencia se sugiere la tan conocida El guardián entre el centeno de J.D. Salinger, pero si esa ya está leída, no hay problema, porque otra opción puede ser la obra de Denton Welch, En la juventud está el placer y, si el asunto persiste, proponen una lista de diez títulos más. El famoso libro Ensayo sobre la ceguera de José Saramago puede leerse para evitar el miedo al compromiso. Pero si lo que se quiere es mitigar el miedo a volar recomiendan estos dos títulos: Vuelo nocturno de Antoine de Saint-Exupéry y a Carlos Ruiz Zafón con La sombra del viento.

Puede que el problema que nos afecta esté relacionado con no tener casa, en ese caso la lectura con la que se puede uno aliviar será A cualquier otro lugar de Mona Simpson o Una casa para el señor Biswas de V. S. Naipaul. Pero si lo que nos quita el sueño es la alergia al polen su remedio está en sumergirse en Veinte mil leguas de viaje submarino (Julio Verne). También han pensado en quienes no llevan bien su calvicie, por eso proponen la novela de Patricia Cornwell, La mosca de la muerte.

No cabe duda de que muchos más necesitan este libro. Y es que estamos seguros de que no se ha olvidado de nadie, puesto que hay remedio para quien sea un culo inquieto, para quien se haya golpeado el dedo gordo del pie, para los que sufren de tinnitus (zumbido constante en los oídos), para los que tienen la presión para tener o no hijos…

Igualmente, para quienes necesitan reír, llorar. Y aunque sabemos que es necesario manifestar ambas emociones, no todos reímos y lloramos con lo mismo, por eso, aconsejan las diez mejores novelas para sacar toda esa tristeza acumulada y otras tantas para que aflore la sonrisa y la carcajada. En este amplio surtido será difícil que cada uno de nosotros no encuentre la horma de su zapato.

Tampoco faltan las diez mejores novelas para quedarse en la cama por el síndrome premenstrual, ni las lecturas eficaces para ahogar los ronquidos, ni para uno de los males de nuestra sociedad: la falta de empatía. Ni para la agorafobia, la atrofia mental…

La edad quizá sea el tema que a más gente preocupa. Por eso, presentan listados de las diez mejores novelas para cada década, desde cuarenta y tantos, hasta noventa y tantos. Pero no acaba aquí, también los que hayan cumplido cien o más años tienen qué leer relacionado con ellos.

La extensísima lista de títulos que aparece en el libro (comenzaron con 700 libros, pero tuvieron que reducir a 500) recoge la literatura de muy diferentes épocas y de distintas nacionalidades. Y entre todos ellos no podía faltar nuestro Quijote; lo que extraña no es que aparezca, sino para lo que sirve según las autoras. Están convencidas de que “te sacudirá con la descarga eléctrica del contraste” por lo que es eficaz contra el aletargamiento físico y mental. Otros autores españoles cuyos libros tienen un efecto beneficioso son Belén Gopegui, Manuel Puig, Eduardo Mendoza…

Además, presenta cada diez, veinte páginas, depende, unas normas o consejos relacionados con la lectura; también se pueden ver como contrariedades afines a los libros: la amnesia lectora, el agobio de libros que hay en el mundo y sobre todo el que puede tener cada uno en su casa, el bombo mediático de ciertos libros, la compra compulsiva de libros, ese cargo de conciencia por dedicarle demasiadas horas al día a la lectura, el arte de releer, el saber rechazar los mamotretos, el miedo a empezar un libro, el querer aficionar a la pareja (bien sea hombre o mujer) a leer, etc., etc.

Es un libro directo, se dirige al lector continuamente como si estuviéramos en la consulta escuchando lo que necesitamos. Y es que este volumen recoge la actividad de biblioterapia que las dos autoras realizan en una tienda de Londres.

Todo comenzó cuando se conocieron en la Universidad de Cambridge. Allí, en el momento en que una de ellas estaba triste, compungida por una decepción amorosa o perdida ante la vida, la otra le recomendaba un libro para que se repusiera. Pero este remedio les vino bien a las dos porque ambas eran unas acérrimas lectoras, y de esta forma afrontaron todos los baches de la vida. Cultivaron la idea y floreció diez años más tarde gracias a la tienda llamada literalmente la Escuela de la vida, fundada en 2008 por Alain de Botton (1969) escritor, filósofo y vlogger (persona con un video blog) suizo.

La idea de hacer terapia con los libros, ser “médicos de libros” como dicen ellas, aunque parece original y novedosa, no lo es; ya en Platón se puede ver el germen. Y es que la lectura proporciona al lector, a veces, la posibilidad de evadirse de su realidad y, otras veces, la facultad de verse reflejado en el personaje, en lo que es y en lo que le ocurre.

El funcionamiento es el siguiente. El paciente rellena un cuestionario sobre su persona, su forma de vivir y de afrontar la vida, así como sobre el vínculo que tiene con la lectura. Después en la consulta, cara a cara conversan, discuten con él y, tras el diagnóstico, llega la receta donde le indican el libro o libros adecuados para aliviar su mal.

Se podría llegar a varias conclusiones. Por un lado, que hay muchos consejos a dar a quien quiere leer y por otro, que todo está reflejado en la literatura, puesto que se ha escrito sobre todos los temas. Y, principalmente, que la lectura es un bálsamo para nuestro organismo.

Lo dicho, este singular libro nos proporciona salud y entretenimiento, que no es poco.


Hocicona-E-NeiraHocicona,
de Elizabeth Neira
PALABRA DE ACCIÓN 

Editorial Desbordes

Dígase lo que se diga, la historia de nuestro país (Chile) no se aviene con la radicalidad: y con esto no me refiero al “fundamentalismo”, palabra ya marcada por el uso como la tendencia a una lectura literal de textos ideológicos o religiosos. La radicalidad, más bien, tiene que ver con la voluntad firme de no quedarse con las definiciones surgidas de esos compromisos que, en países de mente colonial como el nuestro, fueron hechos para suavizar el filo de las palabras y los conceptos, para evitar dañar el consenso de la aldeíta y asegurar el orden. No es, por esto, al azar que para decir “radical” yo tenga que ir a recoger el uso que se le da en inglés a la palabra, y dejarlo acá asentado para evitar malentendidos.

Difícil leer en nuestro paía algo más radical, en el sentido que expongo, que Hocicona (Santiago: Editorial Desbordes, 2017), de Elizabeth Neira (Santiago, 1975), volumen que recoge catorce ensayos, artículos y manifiestos publicados en diversos medios. Es notable acá la voluntad en desmarcarse del uso más rumiado de los conceptos para intentar acceder no a respuestas, sino a preguntas esenciales en torno a la educación, la diversidad, lo patrio, el vandalismo, la basura, el pensamiento latinoamericano, la oralitura, la institucionalidad cultural, la escritura femenina, lo popular, el arte, la performance. Problematizar cada uno de estos conceptos, que han parecido y parecen evocar reacciones y nociones perfectamente naturalizadas durante los últimos treinta años, es a primera vista un eje esencial de la escritura de Neira.

Decir que no se accede a respuestas puede ser mal entendido. Quien entre al volumen no va a encontrar la síntesis brillante que un Saber -enajenado del cuerpo material- dicte benevolente sobre la sociedad desde la seguridad desde la quietud de la contemplación del mundo; Hocicona está escrito desde otra parte. La voz tras los textos es una voz bien real que se enuncia más desde el sólido tanteo de la existencia en sociedad que desde la esfera del “saber” por más crítico que este quiera aparecer. Un tanteo que se reconoce en un lugar determinado, marcado por la incerteza del status de su voz dentro del concierto de voces que conforma el “campo cultural”. No es coincidencia que el primer artículo trate sobre la autoeducación de los pobres (versus la mala educación de los ricos), y que Neira invoque más adelante a:

Mi abuela, analfabeta, madre de mi madre, semianalfabeta, tocaba la guitarra en funerales y bautizos en el campo chileno y sabía las palabras redobladas, fórmula mágica religiosa que servía para pillar al diablo y ganarle el precio de tu alma en un ajuste de cuentas que se basaba en un rápido e ingenioso pin pon de palabras donde ganaba el más astuto con la rima y la idea. Mi abuela, analfabeta, madre de mi madre semianalfabeta, nunca quiso enseñarme las palabras redobladas, según ella, para que no me metiera en güevadas.

Este hablar ancestral perdido, que se constituye como una operación liberadora sobre el mundo y sí mismo, resulta una buena guía para comprender la enunciación de esta voz. Usando el lenguaje como mera herramienta útil para la sobrevivencia, despojado de su poder primordial de ritualidad al ponerse al frente de un Saber que fagocita a la particularidad y hasta a la identidad, esta voz no puede sino presentarse disminuida, no obstante asumir a través del pliegue irónico su derecho a lugar en la afirmación de aquello innegable: su corporalidad elemental, sometida a la sobrevivencia y, diríase, forzada a una permanente defensa vital.

Este pensar atrincherado, alerta y despojado de nimbos de respeto incondicional tendrá que reconocerse como expresión física, puesta a tierra: despliegue de (auto)producción neuronal, como irónicamente se define al principio del volumen. Quien habla solo puede contar con su yo, aferrado como fortaleza inexpugnable. Sin embargo, en cada uno de los casos, el viaje hacia el nosotros acaba presentándose, no como afirmación ostentosa, sino como llamado de alerta: en el reconocimiento a lo ancho de la trinchera se vacía la única posibilidad final de sobrevivencia.

Por ello, este pensar ya no quiere solazarse en la sola escucha, en el orgullo de una razón personal. La concepción de comunicación del conocimiento presente en Hocicona desea despojarse de privilegios, en un gesto de radicalidad eficiente:

Estos conocimientos [los que permiten la sobrevivencia de la comunidad] pasarán de generación en generación a través de los instrumentos de comunicación de que disponga esa comunidad: relato oral, mitos, leyendas, escuela, literatura, arte (el arte como vehículo de comunicación que es el punto de vista al cual adhiero), radio, televisión, medios de comunicación masiva o alternativa, internet, etc.

Puestas en tal lugar, tanto la educación formal como la cultura artística, pierden todo privilegio, no solo ante las prácticas que las preceden -habiendo sustentado su origen-, sino ante los medios tecnológicos que han aparecido posteriormente -que “amenazan” y “debilitan” a aquellas. Desde una efectiva perspectiva histórica, el privilegio aurático del conocimiento y el arte es tan solo un momento, y uno en transición:

Donde antes solo había agricultores ahora hay pescadores, industriales, burócratas, artistas, inmigrantes, putas, travestis, narcotraficantes, estudiantes, hackers, contaminación y un largo etcétera.

Si bien la aplastante conciencia de lo histórico le da al lector contemplativo un sentimiento de desazón, esto no implica de por sí una desaparición completa del horizonte utópico. La salida es dada por el carácter activo y actualizante del pensar, que para hacerse efectivo debe tener lugar en el sujeto mismo. No por nada la palabra “sujeto” está en diversos trazos del volumen intervenida con la (a), que indica desde ya un carácter distintivo, sino que se afirma la construcción social, electiva y autónoma de la identidad:

Pienso que si para las feministas el género es una construcción social y también una elección, pues yo digo que en nuestro caso, en nuestra sociedad mezclada a fuerza de patada y fusil, también lo debería ser la etnia y yo me siento india, antes que sueca, o neoyorkina, yo me siento mujer mapuche.

Me basta saberme de este lado de las cosas para hermanarme con quienes luchan en condiciones de dramática asimetría…

En este sentido el pensar no postula a relacionarse al Ser, sino al hacerse. Su producción será, por ello, una mutación del rendimiento que se pretendería asociado a una macroeconomía del conocimiento, asociada a la “academia-empresa” y al “mercado del arte”. La liberación, en cuanto horizonte de acción del libro, se referirá a la validación de una generación de conocimiento desde un espacio propio, en el que se asienta la utopía como clave de construcción de escritura y obra. Por ello, la “mano suelta”, irónica y sin pretensión de una precisión conceptual disciplinada, es parte esencial del proyecto de Neira, al señalar tácitamente a sus interlocutores como aquellos que están avecindados por un mismo léxico, que comprenden la seña y la ironía, una lengua “de calle”, de intervención en un espacio público en defensa de este como genuinamente público.

Lo dicho con respecto a la escritura, corresponde de manera integral a la noción del arte como acción y transformación. Neira insiste a cada paso en ambos planos en el sentido que define cuando se refiere al arte de acción como más vinculado a la transformación que a la provocación. La conmoción de la risa y el escándalo apuntan a restituir con ello un sentido ceremonial, la conciencia de “la cadena vida-muerte-vida”, movilización y animación de sentido.

¿Cuándo se “corrompe” o se “pudre” lo patrio o cualquier otra idea significativa? Tanto en la esfera biológica como en la esfera social, algo muere cuando carece de movimiento.”

En este sentido, la labor de Neira en esta escritura se hace análoga a la de su arte de acción, en el sentido de asumir el descentramiento, el desajuste de la práctica particular y autónoma dentro de la institucionalidad que, más que una condición subalterna, le ofrece a aquella práctica la posibilidad de desmontar críticamente cualquier sistema. Es un desmontaje análogo, y se podría decir además derivado, de la noción colonial de centro y periferia:

El centro es por antonomasia un lugar de privilegio. La centralidad no es un devenir histórico “natural” de los pueblos, sino que es un diseño, una política, bastante bien pensada y militarmente asegurada, que determina la distribución de los recursos y del poder. Es decir, no existe periferia alguna sin un cuerpo que acapare, excluya y desplace. Una cosa engendra a la otra.

Yo te nombro antes de que tú te nombres a ti mismo. Es decir, me convierto en tu origen (¿En tu Dios?)

¿Quién tiene derecho a nombrarnos? ¿Por qué razón, yo, en tanto “sujeto periférico” debería ceder el poder nombrar-me a un tercero, que perpetúa mi condición.

Existe arte sin inscripción, y no instituciones sin arte.

La práctica del nombrar, en este sentido, toma de vuelta el sentido de “hacer aparecer”, en la plenitud que supone la palabra como “GENERADORA DE REALIDAD”. Es por esto que el acto de nombrar, entendiendo la situación de resistencia que esto representa ante el “tercero” excluyente de la cita anterior, toma en sí un carácter político al tiempo que radicalmente poético. La palabra es intervención activa, hecho nuevo y necesidad urgente:

¿Está preparada la sociedad chilena para incorporar sin patologizar a los cuerpos VIH positivo que ya existen y a los que vendrán? ¿O pasarán a formar parte de la cada vez más grande lista de los invisibles?

SIDA, SIDA, SIDA, SIDA, SIDA, SIDA, SIDA yo lo digo, lo nombro y me pongo una camiseta que dice “Soy VIH positivo” aunque no lo sea, porque cuando un amigo muere de SIDA, todos tenemos SIDA.

Es a esto, y no a un afán romántico, a lo que se refiere Neira al defender una raíz poética en el arte de acción -lo que incide de manera central en inhabilitar el término performance-, asumiendo así una nueva manera de comprender el desarrollo histórico de este en Chile y, lo que es más trascendente, defendiendo la situación desajustada y desajustante del artista ante los “circuitos del arte”, retirando su práctica de cualquier flujo racionalizado y técnico de producción postulable.

Me sucede que en tanto sujeto(a) que practica el arte de las “performances”, yo no hago esto que hago por rendimiento, sino por liberación… Yo hago performances por un deseo de liberación personal y colectiva.

Ahí está el artista de la performance poniendo el cuerpo como un soldado de Dios en una guerra santa, por mandato supremo. En definitiva, como el maníaco que dicen que es, dispuesto a todo con tal de llevar su exhibicionismo hasta las últimas consecuencias.

La performance tiene de misterio lo mismo que de poesía porque ambas trabajan en una zona invisible, van y vienen de la realidad, jugando con ella para su transformación, su superación a nivel simbólico.

El artista de la acción tiene que ser medio místico porque para hacer lo que hace es necesario tener una fe demencial en sí mismo y en el sentido del contrasentido.

La ritualidad del dolor, el imaginario sacrificial, la violencia naturalizada, la raíz poética y la búsqueda de lo sagrado-profano son elementos que caracterizan a la performance latinoamericana.

En un entorno artístico que continúa -desde la formalidad de la academia hasta la esfera algo cabaretera de la cultura de bares- trivializando aquello que escapa de su comprensión, Hocicona presenta la coherencia del pensamiento y la obra de Elizabeth Neira de manera directa y desafiante. Asumiendo que movilizar el sentido en áreas tan grises como la relación del arte y la sociedad, el arte y la historia, o el arte y la política, implicaría fácilmente la tentación de solucionar los dilemas con un gesto a la tribuna, los artículos saben defender posiciones complejas a través de una enunciación directa de lo problemático, planteando sin falta la acción transformadora como única salida hacia una condición superada no solo en la crítica, sino en la realidad social, de los callejones sin salida que terminan teniendo por costo la vida y la salud de nuestro pueblo.

Texto de
Carlos Henrickson (Santiago, 1974. Poeta y crítico literario).

 


A los pies de Lilliam Moro

Una de las mejores voces líricas hispanoamericanas de la segunda mitad del siglo XX y de este XXI. Nació en La Habana, Cuba, en 1946. En 1965 obtuvo el Primer Premio de Poesía con El extranjero en concurso celebrado entre las universidades de la Isla. Perteneció al grupo de Ediciones El Puente. Fue profesora de Literatura de preuniversitario y sus críticas literarias y poemas se publicaron en la prensa periódica de la Isla.

En 1970 se marchó de Cuba hacia España, donde vivió más de cuatro décadas. Actualmente reside en Miami, Florida, EE.UU.

Ha publicado los poemarios La cara de la guerra (Madrid, 1972), Poemas del 42 (Madrid, 1989), Cuaderno de La Habana (Madrid, 2005), Obra poética casi completa (Miami, 2013), Contracorriente, ganador del prestigioso Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador” (Salamanca, 2017) y El silencio y la furia (Miami, 2017). En la boca del lobo obtuvo el Premio de Novela “Villanueva del Pardillo” (Madrid, 2004). También es autora de varias ediciones críticas de clásicos de la literatura española y de numerosos artículos de crítica literaria.

En este 2018 la Editorial Betania, con sede en Madrid y dirigida por el poeta y editor cubano Felipe Lázaro, acaba de publicar Tabla de Salvación de la cual se presenta esta selección:

tabla-de-salvacionAL PACIENTE LECTOR
Sin pedirte permiso
y apenas sin gramática
irrumpo ante tus ojos
con la caricia del lirismo
o con la bofetada del dolor.

No rompas el espejo que te pongo delante
porque en cada trocito habrás multiplicado
lo que no quieres ver.

Uso la insinuación como metáfora
para decirte lo que te molesta,
lo que viene a estropear una tranquila tarde
acompañado por un libro,
a ti, que ya creías que lo sabías todo.

Pero no: que nada es tan sencillo
cuando cae la noche
sobre tu desolado corazón,
cuando la piel del alma en carne viva
implora una esperanza;
cuando ya para qué.

Es evidente, educado lector,
que hablamos el mismo ácido idioma
aunque lo escriba yo.

EL OTRO Y YO
Te debo una
cuando rompieron los cristales de tu tienda
y luego te ducharon con un gas:
entonces yo miré para otro lado;

cuando te torturaron en una inmunda cárcel
pero yo estaba demasiado ocupado con mis cosas;

aquella vez te lapidaron hasta hundirte en la tierra
y yo tenía problemas económicos;

te humillaron por negro, por indio, por mestizo,
pero yo, qué le vamos a hacer,
soy blanco;

te debo una, juguete destrozado,
cuando te manosearon y te usaron,
pero a mí nunca me dio por esas cosas;

sonaron los disparos contra tu cuerpo atado
rematándote con el tiro de gracia:
yo, por entonces, había perdido un gran amor.

No me lo tengas en cuenta:
yo nunca le he hecho mal a nadie.

POR FAVOR
Un aburrido mundo de obviedades,
de dos más dos son cuatro
y lugares comunes
me hace pedir, incluso por favor,
una tarde de tenues claroscuros
con argumentos poco convincentes
frente a una taza de té y tus palabras,
mientras de vez en cuando algún silencio
aparente cierta profundidad
y tomemos en serio esas medias verdades
que nunca afirman nada
excepto la certeza de la desvanecida luz
que nos envuelve,
la tarde que se diluye sin remedio
sin más explicaciones
como todo en la vida.

ANA MAGDALENA BACH
Para Mari Nieves Alonso
Ella sube despacio la escalera,
peldaño tras peldaño con sigilo
para evitar que la madera cruja.

Él trabaja en el cuarto de arriba, componiendo.

Ella le lleva la modesta cena
pero no quiere distraerlo, que no se sobresalte,
no vaya a ser que huya desconcertada
la celestial inspiración.

Por el espacio debajo de la puerta
ve filtrarse la luz y la armonía:
no sabe si es la vela que alumbra débilmente la estancia
o la iluminación divina que lo envuelve.
Lo imagina llenando el pentagrama
dirigido por la mano de un ángel.

No se atreve a llamar.
Coloca, silenciosa, la bandeja en el suelo.

Ignora, en su inocencia,
que a veces Dios está
en la sopa caliente que se ofrece
al otro lado de una puerta.

LA TARDE Y EL CAOS
En Ávila la tarde se nos venía encima
en forma de destino
al andar por la calle
envueltas por el frío que ya era familiar.

Un café como siempre, cigarrillos
y palabras palabras para aplacar el caos.

Fuimos andando calle abajo
y sucumbimos al asfalto;
espantapájaros los escuálidos árboles
nos alertan, severos,
de que no quedará títere con cabeza.

Me siento poca cosa entre mis frases,
con los años que tengo
y cuando los espejos ya no me favorecen;
¡qué manía, qué vicio de presumir verdades
si por más que sea grave, solemne y reflexiva
todo parece tan vulgar!

Pero echaste a correr
tropezando con gentes y con ruidos,
frenética, corriendo.
Cuando pude alcanzarte jadeabas enfadada:
“¿qué es eso de hacer planes,
cuando mi corazón
es un zapato viejo dentro de un sucio charco?”

¿Qué nos queda intentar,
dónde meternos, te decía,
si el sol, acorralado por el gélido ambiente,
se mantiene impotente como un sueño frustrado?
¿en dónde guarecernos,
cómo cuidarnos de nosotras mismas
mientras la tarde, el café, las palabras palabras
ya no bastan, amiga, para seguir viviendo
como si no pasara nada?

TU NOMBRE
La paz lleva tu nombre
como el Amor es el Amor sin otra añadidura.
Si lo pronuncio quedamente
mi voz con letras me recorre dentro
como la sangre misma que arrastra las escorias
de las que no sabemos prescindir
porque el dolor se ha vuelto una costumbre.

Limpia toda mi alma para dejarla como era
antes de yo existir con nombre y apellidos,
cuando era sólo la posibilidad
de tu perfecto hacer.

Pero si lo que pido ya llega con retraso,
déjame entonces que te siga nombrando,
Señor, con el silencio.

Luis García de la Torre

 


llamada-de-la-carreteraLa llamada de la carretera Una novela de enigma.

Este nuevo libro llega de la mano de su autor, Wilhelm Willeke, quien nos trae su primera novela que relata las aventuras de un joven motoquero que se ve involucrado en una misteriosa situación debido a extraños paquetes que un anónimo le envía. Se trata de un texto que combina la pasión por la carretera, erotismo, romance, el suspenso y las aventuras que su protagonista vive en esta historia. Editorial Trayecto Comunicaciones se complace en presentar una nueva novela que viene a llenar de suspenso y aventura a los amantes, y a los no tanto, de las motocicletas y de las carreteras. “La llamada de la carretera”, un thriller enigmático y lleno de pasión que promete cautivar a sus lectores. ¿Es buena idea abrir un paquete que envía un desconocido? Este nuevo libro nos cuenta la historia de Daniel, un joven motoquero santiaguino, que no conoce el peligro al cual esta expuesto al recibir constantemente distintos paquetes que un anónimo le envía. “Se compró una magnífica Yamaha y se puso en marcha sin pensárselo dos veces, como en los viejos tiempos, sin rumbo fijo, abandonándose al capricho del destino. ¿Y por qué no?, pensó ahora Daniel mientras el sonido del motor de “su chica” le acariciaba los oídos, el destino te trae un regalo en el momento más inesperado. A nuestro protagonista le llegan de forma seguida estos paquetes, el contenido de estos le hace plantearse una serie de interrogantes que lo inquietan y parecen no tener una respuesta. Todo se pone aún más misterioso cuando en uno de estos paquetes, Daniel se encuentra con un perturbador hallazgo que lo deja petrificado: Una colección de fotografías que alguien le fue tomando mientras dormía durante los últimos quince años. “Dio otro trago de su botella y su mente se retrotrajo a unas semanas atrás, cuando recibió el primer paquete en su casa. No tenía remitente y, al abrirlo, lo soltó inmediatamente al ver que en su interior se movía algo. Una araña enorme de color parduzco salió de la caja a toda velocidad”, reza este párrafo en donde se aprecia solo con este ejemplo lo intrigante de esta novela. Para el autor de “La llamada de la carretera”, Wilhelm Willeke, esta primera novela que escribe busca atraer al lector con un texto apasionado, lleno de intriga y aventuras. “Esta es una historia llena de suspenso, pasión, misterio y aventura, pero sobre todo de un inmenso amor por la vida en la carretera, las motocicletas y la libertad”, comenta. “La llamada de la carretera” lo podrás encontrar en las mejores librerías del país, como Feria Chilena del Libro, Antártica, Qué Leo y Trayecto Bookstore.

También en el sitio web de la editorial https://www.trayecto.cl/site/producto/la-llamada-la-carretera/

Valor librerías: $11.990.
Valor web editorial: $10.000.

 


Taller de poesía en contexto de encierro (Unidad 47,  José León Suárez, Buenos Aires, Argentina).

La poesía debe ser revolucionaria, entendiendo por revolución: transformación y cambio. No a nivel institucional sino individual. Es el individuo el que crea la sociedad.
Con esa concepción hace años doy un taller de poesía en la unidad penitenciaria 48 de José León Suárez amparado por la universidad de San Martín, Bs. As. Argentina.
El último material publicado es un disco de poemas. Poemas de los internos recitados por personalidades de la cultura como Rita Cortese, Liliana Herrero, Cristina Banegas, Pablo Dacal, Tata Cedrón etc.
¿Qué se puede decir de la poesía? Es una palabra que abre puertas y no se puede decir exactamente lo que significa. Para algunos la poesía es una cosa y para otros, algo completamente distinto: un arma cargada de fututo, catarsis, un método para ordenar el pensamiento, el razonamiento por analogías…
Cuando los participantes del taller de poesía en la Unidad 47 de José León Suárez piensan en poesía, hablan de cumbia, de rima, de lenguaje tumbero… No decimos que eso no es poesía, sino que tienen que romper esa lógica y buscar la propia. La poesía puede romper lógicas impuestas, debe hacerlo. La metáfora es un desplazamiento del sentido.
Que la poesía está alejada del mundo es cierto, que es poco práctico hablar con metáforas también. Pero la poesía construye un pensamiento, nos enseña a desplazarnos del centro, a buscar nuevas formas de decir y de comprender. En eso también radica la libertad

Las cadenas se trasmutan
La roca y paredes
Que me reducen el horizonte
Se muelen como polvo
El río de mis antiguos temores
(mi largo camino)
Tiene sed
(Darío Guevara)

El objetivo del proyecto es que la voz de un poema (un poema siempre es algo solitario) se replique en muchas voces.

Mi vida desnuda
Al fondo del corazón
Corrió hacia la luz
Para gritar soledad
(Pablo Banchi)

Pluralizar la voz de un poema, no desde un compromiso moral o ético (la poesía no tiene moral ni ética) sino desde el compromiso con su libertad. Mostrar que una voz de dolor es la voz de muchos, cualquiera sea la pena. Una voz que grita libertad dentro de un poema, debe proclamarse.

Dibujos oscuros queman el hielo
Como montañas
De pastos ardientes
Gritando no
Como el tiempo que esperé
Oir hablar de los pájaros.
(Darío Guevara)

La metáfora percibe semejanzas y correspondencias donde ningún otro hubiera sabido encontrarlas, es una forma de conocimiento que nuestra cultura fue desplazando cada vez más hacia los márgenes.
En la imprecision de un poema hay un sentido abandonado. Así nos detuvimos frente a la hoja en blanco, con ese ahínco, con esa certeza, todas las semanas, todos los jueves entre Abril de 2015 y Junio 2016 en la unidad 47 de José León Suárez, en el marco CUSAM del taller de poesía en las casitas.
La imposibilidad material de editar un libro impreso nos llevó a pensar en grabarlo. Nuevamente las condiciones de grabación dentro de un penal nos obligaron, luego de algunos ensayos, a desistir de esta opción.

Cansado del agua derramada de la vida
De las hienas de palabras
Del ocaso de las noches
Del perro mudo de aullar

Cansado de los golpes de la mano
De algodón
De las olas de cemento y
De los sapos
(Ezequiel Somorrostro)

Surgió la posibilidad de contactarse con figuras de la cultura que replicaran en su luz, el sombrío rincón en donde fueron escritos estos poemas.

Lo que se escucha es eso, sus poemas en las voces de actores y músicos que generosamente contribuyen a la difusión de estas poesías:
Rita Cortese, Liliana Herrero, Cristina Banegas, Tata Cedrón, Eduardo Aliverti, Alberto Szpumberg, Pablo Dacal y Eva Shin
Todos los integrantes del taller, donde quiera que estemos siempre, les agradecemos su dicción y su oficio. Sin ustedes seguiría la soledad. Cada una de sus voces es un abrazo.
Donde antes había silencio, ahora, hay una señal.
Lic. Pedro Nazar Anchorena

El libro/disco “Los Monos” puede verse fragmentariamente en Youtube https://youtu.be/wIcICsSDcdE o adquirirse solicitándolo a pedronazar@gmail.com (todo lo recaudado será para el taller de encuadernación “La Fraternidad” y para los poetas).
Ver: https://www.youtube.com/watch?v=wIcICsSDcdE

 


Yto-libroYto: del pigmento al electrón. Libro recoge trayectoria de referente del arte medial en Chile.
La autora Valeria Radrigán indaga en la vida y obra de la artista
Yto Aranda, una de las pioneras nacionales en el uso de herramientas digitales como plataformas creativas de acción, creadora de la pintura electrónica interactiva y fundadora de la revista online
Escáner Cultural.

En plenos años 90’ y a través de un concurso en la radio que permitía estar una hora en un cibercafé del Cine Arte Alameda, fue que la pintora Yto Aranda conoció internet por primera vez. Allí tuvo la intuición de que sería a través de ese tipo de plataformas que se podrían comenzar a hacer cosas novedosas que cambiarían el rumbo, no sólo de las artes, sino que de toda la cultura humana.

“La aproximación de Yto al mundo de la computación y la electrónica es muy representativa de instancias generacionales de acercamiento a la irrupción tecnológica de finales del siglo XX. Ella comienza un proceso de búsqueda y autoformación que la lleva a desplazarse de un entrenamiento y un trabajo tradicional dentro de las artes visuales hacia un campo que es completamente inédito en Chile”, explica la autora Valeria Radrigán (Extremos del volumen) sobre la motivación que tuvo para realizar la investigación de más de un año en torno a la vida y trayectoria de esta artista que hoy plasma en el libro Yto: Del pigmento al electrón, que será lanzado el próximo martes 23 de enero a las 18:30 Hrs.,en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago, sede Parque Forestal.

La publicación de editorial Ocho Libros –proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2017 en el área de investigación- Nuevos Medios y que contó con el patrocinio de Anilla Cultural MAC –, recoge la trayectoria de Yto Aranda vinculada a los nuevos medios con una revisión que abarca desde 1997 hasta la actualidad, abordando un primer período de sus trabajos vinculados a la pintura para luego abrirse paso en el territorio de la electrónica, convirtiéndose en pionera y referente del arte medial en el país; reconocida como creadora de la pintura electrónica interactiva (que actualmente puede verse en su mural electrónico sonoro visual para la ciudadanía expuesto en la estación Quinta Normal de Metro de Santiago) y como fundadora de Escáner Cultural, la revista digital sobre arte y cultura más antigua de América Latina.

“Además del análisis de su obra, el libro se basa en entrevistas realizadas a Yto, material inédito de su archivo personal y cuenta con su diseño, y diagramación; lo que lo dota de un componente artístico absolutamente propio. Es una forma de rendir homenaje a la artista cuando ella se encuentra en una etapa completamente productiva. Si se hace un recorrido por las artes mediales en Chile, a persona que se le pregunte, en algún minuto, se cruza con ella. Yto es un hito histórico dentro de las artes mediales chilenas”, agrega.

Yto: Del pigmento al electrón
será presentado por su autora en conjunto con la periodista y crítica de arte Carolina Lara y la artista medial, ex directora del área Nuevos Medios del CNCA Valentina Serrati, además de contar con la presencia de Yto Aranda. Contempla también presentaciones posteriores en provincia, está traducido al inglés y será distribuido por la editorial Ocho Libros en diferentes puntos de venta del país.

COORDENADAS
Lanzamiento libro Del pigmento al electrón
Martes 23 de enero, 18.30 h
Sala de Conferencias, nivel 2
Museo de Arte Contemporáneo, MAC Parque Forestal
Parque Forestal, s/n, Santiago, Chile (Metro Estación Bellas Artes).
http://www.mac.uchile.cl/actividades/a/lanzamiento-libro-yto-del-pigmento-al-electron-
https://www.facebook.com/events/384791675301363/

RESEÑA
Este libro presenta un estudio en torno a la producción artística de Isabel (Yto) Aranda, considerando el entrelazamiento de aspectos biográficos y su obra asociada a las artes mediales desde 1997 a 2017. Artista y mujer pionera en Chile en el uso de herramientas digitales como plataformas creativas de acción, interesa destacar su trabajo transdisciplinar, en este caso, de la pintura hacia el arte digital/electrónico.La obra de Yto Aranda, centrada fuertemente en comunicación y desarrollo de comunidades, logra recuperar un rol mediador de la tecnología entre el arte, la naturaleza y las personas, constituyéndose en referencia central para comprender la escena transmedial nacional y latinoamericana.

Sobre la artista
YTO ARANDA (www.yto.cl)
A través de desplazamientos y cruces multidisciplinarios, enfatizando en torno a la pintura, la electrónica, lo digital y el sonido, ha desarrollado un trabajo de investigación y creación, formulando variedad de propuestas visuales, priorizando el proyecto Pintura Electrónica Interactiva. Desde 1997 usa Internet como plataforma de acción, desarrollando un fuerte interés en temáticas relacionadas con comunicación, colaboración y desarrollo de comunidades. En 2015 funda el proyecto rural Rao Caya, Arte Naturaleza y Tecnología. Licenciada en Artes mención Pintura, Universidad de Chile, funda en 1999 la revista online Escáner Cultural; participa de forma permanente en exposiciones, encuentros internacionales y proyectos relacionados con artes electrónicas. Ganadora Fondart 2016 proyecto (((KO))) Mural electrónico sonoro visual para la ciudadanía en el Metro de Santiago. Chile.


Sobre la autora
VALERIA RADRIGÁN
http://www.transmedialab.cl/
Doctora en Filosofía c/m Estética y Teoría del Arte (U de Chile). Es investigadora cultural, sus líneas de trabajo abordan las relaciones del cuerpo con la tecnología, ciencia y sociedad, arte contemporáneo y cultura medial. Con una formación profesional desde el teatro, pasando a las artes visuales y la filosofía, su estudio se caracteriza por los enfoques transdisciplinares. Se ha desempeñado por más de 10 años como profesora universitaria en Chile, en arte y tecnología, estética, teoría de la representación e historia y crítica de las artes escénicas. Actualmente desarrolla su investigación de forma independiente a través de TRANSLAB, generando redes con diversos núcleos y centros internacionales, destacando su asociación con la Red Latinoamericana de Cultura Digital: cruces entre narrativas, arte y tecnología. Es columnista de la revista Escáner Cultural, donde ha publicado más de una veintena de artículos desde 2008. Destacan sus libros: Corpus frontera (Ed. Mago, Stgo de Chile, 2011), Pensar los cuerpos: tres ensayos sobre cuerpo y transdisciplina. (Ed. Adrede, Stgo. de Chile, 2014) y Extremos del volumen: poderes y medialidades en torno a la obesidad y la anorexia. (Ed. Cuarto Propio, Stgo. de Chile 2016).

Proyecto financiado por Fondo Nacional de Desarrollo
Cultural y las Artes, Convocatoria 2017

 


la-familia-loynaz-portadaLa familia Loynaz y Cuba, de Luis García de la Torre.

Editorial: Betania. España, 2017.
Colección: Ensayo
Materia: Literatura cubana
Edición: E-book y papel
Páginas: 128
ISBN: 978-84-8017-398-8.

La editorial Betania ha publicado, en ediciones impresa y digital, el libro LA FAMILIA LOYNAZ Y CUBA (128 pp), de Luis García de la Torre, con prólogo del ensayista y profesor cubano, radicado en México, Alejandro González Acosta. En este libro se nos brinda una lúcida y apasionante panorámica de los Loynaz, una de las familias más literarias de la Historia de Cuba, desde el padre, Enrique Loynaz del Castillo, General del Ejército Libertador, hasta Dulce María, su hija mayor, y los hermanos de ésta: Enrique, Carlos y Flor. En su prólogo, Alejandro González Acosta describe este libro como la crónica de la familia Loynaz y también el “homenaje a una forma de ser, de sentir y de estar en Cuba que ya no es y quizá nunca más vuelva a ser”.

Manuel Díaz Martínez, poeta cubano exiliado en Islas Canarias.

El contenido de este volumen (o Índice) se desglosa de la siguiente manera:
I. Enrique Loynaz del Castillo, heroico y romántico.
II. La concepción de palabras-pinturasutilizada por Dulce María Loynaz
III. Enrique Loynaz Muñoz en la poesía cubana.
IV. Carlos Manuel Loynaz Muñoz, “el más brillante”.
V. Flor Loynaz Muñoz “Beba”, entre la mujer atemporal y la poesía laboratorio.
VI. Flor y Dulce desmotan un feliz año viejo.

Textos que se acompañan con una selectiva bibliografía al final del trabajo. En la portada se reproduce una de las casas de los Loynaz (hoy en ruinas) en el Vedado habanero. Además, en páginas interiores, se incluyen varias fotos familiares que enriquecen esta obra.

 

Un reencuentro con los Loynaz.
Reseña de Madeline Camara

El frío húmedo de este invierno en Weeki Wachee, Florida, va dejando una pátina sobre el paisaje, las gentes, los días; el verde se ha hecho definitivamente opaco y el silencio de los pocos vecinos en este lugar, recogidos en sus casas, invita a la reflexión. Abro el balcón para que entre un tímido sol y escribo. No tengo que buscar razones para escribir, muchas me aguardan, pero el joven escritor cubano Luis García, residente en Chile, me ha hecho una calurosa invitación al pedirme que le ofrezca una opinión sobre su reciente libro La familia Loynaz y Cuba, publicado el pasado año, 2017, por la editorial Betania, en Madrid. De esta casa de edición es otro libro sobre “Los Loynaz” que tuve el placer de leer recientemente, gracias al amigo Alejandro González Acosta, su autor, que nos entregó Dulce María Loynaz: La dama de América. No se agota sin embargo lo que podría decirse sobre ese grupo de escritores y personas excéntricas e ilustres, una familia cubana que, desde la escritura, puede ser percibida como un microcosmos de la cubanía blanca criolla desde el siglo XIX hasta el XX, no poca cosa para reflexionar sobre los retos de la literatura y la nación cubana de cara al siglo XIX.

El libro que ahora nos trae García es una suerte de palimpsesto del género ensayístico porque sus páginas despliegan crónica, crítica, historiografía literaria y hasta confesiones personales. Y estas las disfruté muchísimo cuando las encontré en el relato poético e íntimo que ofrece García sobre su visita a La Quinta de Santa Bárbara en La Habana, y como encontró en ella la Energía, así con mayúsculas, de Flor Loynaz.

Se abre el tomo y lo primero a observar son las fotos que lo ilustran: La Dulce María elegante, la imagen captando su decoroso silencio. Y la de época: Dulce, Mistral. Chacón y Calvo, en funciones académicas, captados cada cual en su “Personae.” Antes, como portada, teníamos una foto de la Casa, (la de Línea y 14, en que se inspira la novela Jardín) también Casa con mayúscula porque esa, como cualquiera de las tres donde residieron los Loynaz, merece convertirse en ícono. El libro es generoso en informarnos sobre esas viviendas, sus historias dentro de la Revolución, sus transformaciones; una en ruinas, otras en instituciones culturales, curiosos y hasta simbólicos destinos. Otra foto interesante, pues alude a las visitas de famosos escritores- entre ellos Lorca- que recibían los Loynaz en sus tertulias o “juevinas”, es aquella donde vemos a Dulce María acompañada por Gabriela Mistral y por Palma Guillén, la fiel amiga de la chilena, que lamentablemente no se identifica al pie de foto quedando como sucedió en la vida real en un lugar relegado. Pero las tres fotos hace un conjunto visual indicador de caminos a explorar para que quien quiera conocer cómo vivió la familia Loynaz y son una acierto de la publicación.

García dedica su primer ensayo al Padre, insisto en las mayúsculas cuando estas revelan connotaciones. Enrique Loynaz del Castillo las tenía, emblema indispensable del siglo XIX cubano, hombre de letras y de armas, como se le llama en el libro. El autor nos da información sobre la autoría de versos y hasta del “Himno invasor cubano”, por parte del General, y también de sus lecturas de los modernistas y sus artículos sobre Martí, Céspedes y la guerra contra España donde el ilustre patriarca participó. Un hombre comprometido con su patria y con su familia que sirvió como figura de inspiración para el orgullo de Dulce María por su apellido y fundamentó, en gran medida, la decisión de ella de no abandonar la isla en aquella famosa frase que citando de memoria recuerdo dice que la hija de un general de la Independencia no abandona su país. La menuda pero altiva hija cultivó el ejemplo del padre a través de las letras pero también usando ciertas armas, una de ellas silencio, tan importante, tan consciente como parte de su papel como escritora dentro del caos que trajo al país la revolución del 59’. Así, en algún punto dijo, con la lucidez y el tono directo que le asistían, que su Premio Cervantes en “se adjudicó a la grandeza del silencio”.

Encontramos luego un artículo ya más centrado en la escritura misma de la autora de Jardín. Este momento del libro gira en torno a la amistad que la unió con Gabriela Mistral y habla sobre el concepto de palabra pintura, inspirado en una observación hecha por la chilena sobre la cubana, celebrando el poder gráfico de sus imágenes. García hace bien en rescatar esa sensación que tuvo Mistral al leer a Loynaz y elaborar las suyas propias sobre el concepto de palabra pintura. Quien esto escribe está de acuerdo en que ciertas palabras tanto en la poesía como la prosa de Dulce María (y me pregunto si valdrá la pena separarlas) funcionan como los signos del lenguaje japonés, rodeándose de misterio y poder. “Es la muchacha de papel y fuga; es la leve, la ingrávida muchacha de papel iluminado, la de colores de agua… La que nadie se atrevería a besar por el miedo de borrarla… “reza uno de los poemas con que ilustra García su propuesta sobre el lenguaje loynaziano.

Un artículo indispensable es el dedicado al hermano Carlos Manuel, considerado “el más brillante.” Con Flor, unidos ambos a la amistad que tuvieron con Federico García Lorca y a la supuesta desaparición del manuscrito “El público”, Carlos Manuel da vida a la leyenda sobre los Loynaz. Dedica García reflexiones sobre su escritura y sobre todo es de agradecer que recoja en su libro varios de los textos de Carlos Manuel, dando al lector la oportunidad de reconocer que detrás de la leyenda había un interesante escritor modernista. Doy crédito de ellos con unas citas del poema donde el color azul, de linaje modernista, domina con sugestivas y originales imágenes:

“Azul todo, todo en la tarde cálida. Azules los cielos y azul en las casas. Azul de la piedra azul, torres chatas. Azules los puentes, y azul la montaña. Azul, horizontes, azul, tierras bajas. Azul, cielo en fuegos, azul, agua mansa. Azul que se aviva y azul que se opaca. Azul todo, todo en la tarde cálida. Azul todo y todo… y azul nada, nada; ¡azul que penetras, azul, toda el alma! “(1922) Tiene 16 años cuando lo escribe.

No por ser este tan atractivo olvida García al otro hermano, Enrique Loynaz Muñoz, al que califica de escritor estilo intimista que se mueve entre la realidad y el sueño, como diría su famosa hermana, Dulce María. Por último, pasa a Flor Loynaz, y este fue para mí el más revelador de los ensayos puesto que yo no conocía más que lo contado de boca en boca entre escritores cubanos.

García, como siempre ejerciendo una mirada erudita y sensible de crítica literaria, evalúa la obra, cita poemas y de ellos me fascinó leer el que Flor dedica a su coche “A la bobina. Mi Fiat de 1930” donde uno puede ver su excentricismo o puede evaluar su modernidad, o ambos cosas a la vez en metáforas vanguardistas como aquella en la que habla “del corazón de acero de la máquina”. ¿Acaso no era Flor Loynaz parte de esa naciente vanguardia latinoamericana que no renegaba de la espiritualidad mientras tejía asombrosos juegos de palabras a la manera de un Huidobro? ¿Incluso el estricto vegetarianismo de Flor no era también un performance como muchos otros que las mujeres intelectuales latinoamericanas ejercieron para lograr visibilidad social? Su respeto al mundo animal era riguroso, y una anécdota que me comunica González Acosta da fe de ella, la transcribo para estas páginas por su valor testimonial:

Cuando murió Flor, Dulce me encargó que yo fuera a darle vueltas a la casa, «Santa Bárbara», en La Coronela, donde hoy está la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Con mucho misterio me pidió que recuperara los poemas que Flor escribía, a falta de papel, con lápiz en las paredes. Eran poemas bonitos y juguetones: «Al comején», «A los ratoncitos», «A las cucarachas»… En fin, imagínate. Flor era vegetariana desde siempre y además no mataba ningún insecto, aunque le estuvieran desbaratando la casa, como en efecto así era.

Con una navajita y mucho cuidado, fui desprendiendo los trozos de pintura de las paredes, que como estaba tan seca, se desprendieron bastante bien y los fui colocando entre hojas de papel de estraza, y así se los llevé a Dulce, que los transcribió de su mano y sacó dos juegos: uno para ella, que luego creo que publicó y otro para mí, que conservo manuscrito

Dejemos entonces al lector, espero que suficientemente motivado, para que se adentre como en jardín por estas páginas escritas por un cubano en la distancia, leídas por otra cubana, en extranjero suelo, y dedicadas a recordar y honrar a los Loynaz, una familia cubana y universal, una historia de talento, orgullo y sensibilidad, lo criollo blanco, no el único símbolo de cubanía, pero uno que no podemos relegar al olvido.

Dr. Madeline Camara
Professor of Latin American Literature
University of South Florida
World Language Education

 

Adquirir este libro en:
https://ebetania.wordpress.com/2017/12/26/la-familia-loynaz-y-cuba-de-luis-garcia-de-la-torre/

 


contra-teoriasContrateorías. Estudios de crítica literaria.
De Arturo Caballero Medina,
Quimera, Arequipa, 2017. Perú.

En los estudios literarios existen tres áreas que hay que diferenciar: la historiografía, la teoría literaria y la crítica literaria. La historiografía es el estudio diacrónico y/o sincrónico del devenir de una tradición literaria;la historiografía establece clasificaciones de obras, autores y corrientes que surgieron en un determinado momento o contexto social, etc. Por su parte, la teoría literaria es un área que podría decirse justifica ontológica y epistemológicamente una disciplina como los Estudios Literarios. Es la que construye el objeto de estudio de esta disciplina. La teoría literaria no manipula obras concretas;trabaja con ideas, construye categorías y esquemas explicativos de ideas a partir del hecho o fenómeno literario. En cambio, la crítica literaria es una disciplina de los estudios literarios que trabaja con obras literarias concretas: un poemario, un libro de cuentos, una novela, un texto teatral. El objeto de estudio de la crítica literaria es, entonces, una obra específica, un corpus determinado. La crítica literaria se aproxima a este objeto de estudio para analizarlo, esbozar una interpretación; y eventualmente, elaborar hipótesis y juicios de valor. Para esta aproximación a un texto cualquiera, la crítica se vale de categorías, modelos y estructuras que le proporciona la teoría literaria.

En ese sentido, el libro Contraterías. Estudios de crítica literaria (Quimera, 2017) de Arturo Caballero es, precisamente como señala el subtítulo del libro, un texto de crítica literaria, no un libro de historiografía ni un libro de teoría literaria y menos una obra de ficción.

Contrateorías consta de tres secciones: «Mario Vargas Llosa. Literatura y política» reúne cuatro artículos críticos que giran entorno a nuestro premio nobel y su actividad como escritor e intelectual. Se efectúa un análisis bastante lúcido sobre la propuesta del indigenismo que hace Vargas Llosa en Historia de Mayta (1984). Igualmente se revisa la Teoría de la novela que maneja el autor para concebir y escribir sus novelas. Y cómo esta concepción particular de novela es al mismo tiempo, una concepción política.

«Hayek, Poper y Berlin. Fuentes del pensamiento liberal de Mario Vargas Llosa» es, para mi gusto, uno de los más sugerentes de esta sección. Con pasión de arqueólogo de las ideas, Arturo Caballero, efectúa una pesquisa desde cuándo, cómo y por qué se produce el giro ideológico-político del autor de la Guerra del fin del mundo(1981), de una militancia de izquierda en su juventud a una posición neoliberal a ultranza en su madurez, además de los autores ylibros que influyeron en ese cambio.También se revisa la posición e ideas de Nobel peruano sobre Arguedas y cuál es el fundamento teórico para la crítica que le hace al autor de Todas las sangres(1964) y Los ríos profundos(1948).

Sobre la sección segunda, «Contrateorías» considero que es el corazón del libro. Contiene 4 ensayos; sin embargo, destacaré dos. «Sabotaje,crítica y violencia política». En este trabajo, el autor expone las ideas de Manuel Asensi, quien propone el sabotaje como un modo de lectura que impugna el modelo de mundo sugerido por los discursos. El crítico español al asumir el sabotaje como  modelo de lectura para determinar si un discurso sostiene un modelo de mundo opresor y liberador. En opinión de Caballero, un crítico que hace este tipo de labor en el país es Miguel Ángel Huamán que efectúa un desmontaje de la crítica hecha por Faverón al tema de la violencia política y al reduccionismo que practica este para explicar un fenómeno tan complejo.

El otro artículo que deseo resaltar es precisamente «Contrateoría: el malestar en la crítica». En resumen, aquí se explica que la Contrateoría es una crítica a algunas teorías literarias. La Contrateoría plantea que la teoría literaria requiere distanciarse del influjo de cierta posmodernidad que inhabilita el pensamiento crítico, lo cual ha convertido la crítica en un cuerpo débil ante el avance del capitalismo neoliberal, (sistema, dicho sea de paso, que ve al profesor como un empleado, al estudiante como un cliente y la producción de conocimiento y la evaluación del recurso humano educativo sujeta a los estándares de instituciones científicas globales). Rodolfo Kusch, ese ermitaño filósofo argentino, sería en América Latina, uno de los impulsores de un programa contrateórico.

La tercera sección que lleva por título «Novela y violencia política».En ella se hace una revisión de la crítica efectuada a algunas novelas en el Perú y América Latina. Así, se analiza lo manifestado por críticos sobre la novela Candela quema luceros (1988) de Félix Huamán Cabrera que aborda el tema de la violencia del estado y la cultura hegemónica frente a prácticas ancestrales de una comunidad andina. Igualmente, se hace un revisión de lo que la crítica ha dicho sobre La hora azul(2005), novela de Alonso Cueto. Más adelante, analiza Ciencias morales (2010) novela del argentino Martin Kohan en el que encuentra un claro ejemplo de cómo la escuela se convierte en una institución de poder que controla, disciplina y manipula a los individuos sin que estos perciban dicho proceso. No en vano el título de este artículo El arte de vigilar y castigar guarda una relación directa con el libro de Michel Foucault,Vigilar y castigar(1975). Finalmente, aborda Retablo (2004) del escritor peruano Julián Pérez Huarancca desde una entrada kristeviana y habla sobre la violencia política en el Perú.

A pesar de la densidad teórica de la mayoría de los temas del libro, la virtud de Arturo Caballero es explicar con suma claridad estos asuntos, sin que el tema pierda esencia ni rigurosidad académica.El libro se lee con facilidad y hasta con placer, lo que no siempre ocurre en libros de esta naturaleza.

Reseña de Goyo Torres Santillana.
Universidad Nacional de San Agustín.
Adquirir este libro en
La mirada virtual
https://www.facebook.com/charliecaballero1974/

Los-pjiekakjoo“No son plantas ni animales”: los hongos
Los pjiekakjoo (Tlahuicas) y sus hongos de Elda Miriam Aldasoro Maya, Irene Frutis Molina, Eliseete Ramírez Carbajal, Catarina Nazario Velázquez y Proyecto de Ecoturismo Comunitario Tlahuica. PACMYC. México. 2016.

El trabajo implicado en las páginas de este libro se presenta como un proyecto de investigación participativa entre personas ancianas, jóvenes, niñas y niños pjiekakjoo, y las autoras del mismo. Las localidades de las que en él se habla son reconocidas oficialmente por el Estado como tlahuicas u ocuiltecas, no obstante desde el contexto local sobre todo en La Loma de Teocaltzingo y San Juan Atzingo, nos autonombramos pjiekakjoo, para situar nuestras particularidades históricas respecto a la población tlahuica del estado de Morelos y respecto a la lucha por el territorio. La Colonia Dr. Gustavo Baz, Santa Lucía, San José el Tótoc, El Capulín y Tlaltizapan son comunidades también pjiekakjoo, ya que de acuerdo con la historia oral local, las personas que en la actualidad habitan en ellas, antes de la revolución mexicana vivieron también en San Juan Atzingo.
Pjiekakjoo: “lo que soy, lo que hablo”, sintetiza una compleja red de relaciones de tensión, conflicto y resistencia ante las amenazas de diversos actores y situaciones, y la lengua es una de ellas. Sin embargo la lengua originaria no es el único conocimiento de un pueblo, nuestro estar en el mundo no se reduce a lo que hablamos, sino a los que somos. Esta obra representa uno de esos conocimientos que generalmente quedan desplazados cuando la preocupación primaria para quienes investigan este contexto, es la lengua. Así pues, las autoras visibilizan un mundo que frecuentemente es negado: el de los hongos.
De este modo, el contenido articula saberes locales y académicos sobre parte de ese ser y ese hablar. Los hongos no sólo son importantes para el ecosistema, sino que posibilitan la existencia de creencias respecto al monte, los valores, el trueno, la milpa, la lluvia y la vida misma de las y los pjiekakjoo.
Aspectos como el nombre local (en español) y en pjiekakjoo, las condiciones y la temporada en que crecen las diferentes especies de hongos, su morfología, clasificación taxonómica, documentación visual, las propiedades que tienen, cuáles y cuándo pueden comerse, la forma en que deben colectarse y conservarse, y su destino: autoconsumo o venta; son algunos de los aportes que encuentramos en estas líneas. Pero no son los únicos, una lectura crítica de fondo, nos hablará también de los embates estructurales y globales a los que se enfrenta la comunidad pjiekakjoo, pero también da cuenta de las estrategias creadas para contrarrestar la sobreexplotación de los hongos, el desplazamiento de su riqueza cultural y biológica, y los saberes en torno a ellos.
Desde el lenguaje científico puede decirse que los hongos de los que se habla en esta obra, pertenecen a la familia agaricaceae, amanitaceae, tricholomataceae, omphalotaceae, russulaceae, lyophyllaceae, boletaceae, suillaceae, gyroporaceae, gomphidiaceae, cantharellaceae, clavulinaceae, clavariadelphaceae, fomitopsidaceae, pleurotaceae, polyporaceae, gomphaceae, ustilaginaceae, hygrophoropsidadeae, hypocreaceae, helvellaceae, pezizaceae, morchellaceae y physaraceae; mientras que, entre la población pjiekakjoo, hay vínculos estrechos simbólicos y materiales con el ambiente. Aquí los nombres locales de los hongos refieren a elementos de la vida: plantas, animales, alimentos, relaciones de parentesco e incluso a procesos orgánicos del cuerpo; es decir los conocimientos sobre los hongos en este caso, tienen un singular sentido si se les relaciona con múltiples formas de vida, siendo la humana, solamente una entre ellas.

Lourdes Raymundo Sabino

España y el continente americano en el siglo XVIII.España y el continente americano en el siglo XVIII.
Gloria Franco Rubio, Natalia González Heras, Elena de Lorenzo Álvarez.

Colección: Estudios Históricos La Olmeda.
Materias: Historia.
Edición en papel.
Formato: 16x22cm.
Páginas: 1024
Peso: 1.2 Kg.
ISBN: 978-84-17140-02-1
Ediciones Trea, 2017
Precio: 60 €

 

Desde muy diversos ámbitos científicos y con notable pluralidad de enfoques, se indaga aquí en la denominada «cuestión americana» en el siglo XVIII, y se abordan las relaciones existentes entre España y el mundo americano, entre la península y el continente, entre la metrópoli y las colonias, con la idea de profundizar en sus muy variados vínculos: de los económicos a los culturales, pasando por los etnográficos y sociales, políticos y militares, administrativos y judiciales, ideológicos y religiosos, técnicos y científicos, artísticos, lingüísticos, literarios, etc.
Todas estas conexiones, articuladas como visión integral en cinco grandes secciones —Historia, Economía, Política e Instituciones; España y la cultura americana; América en España; Expediciones y Ciencia en América; e Historiografía del Nuevo Mundo—, se revelan fundamentales a la hora de entender en toda su complejidad los procesos de construcción de imaginarios e identidades que desembocaron en las independencias.

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petalosdelarosablancaLos pétalos de la Rosa Blanca (Amazon, 102 pág.). Investigación periodística de Sue Carrié de la Puente, subtitulada “Dos científicos chilenos durante la dictadura de Pinochet”.

Tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, la resistencia no se dejó esperar. Incluso en los mismos campos de concentración, como el Estadio Nacional, Tejas Verdes o Chacabuco, los prisioneros políticos buscaron la manera de estructurarse y comunicarse con el exterior.
La violencia impuesta por lo militares se desató a lo largo del país, y junto con acabar con los partidos políticos, sindicatos, juntas de vecinos, etc., también intervinieron las universidades: “El pro¬pósito de esta intervención era refundar las instituciones universitarias acorde a los nuevos pilares y principios impuestos por los golpistas. Para colaborar con la iniciativa, el ex director del Instituto de Filosofía de la Universidad Católica de Valparaíso, Juan Antonio Widow, elaboró un conjunto de recomendaciones que debían dar paso a la erradicación de la actividad política y, en especial, del pen¬samiento marxista de los campus universitarios. Entre sus acápites aconsejaba la expulsión de todos los académicos marxistas y de los estudiantes cuya presencia pudiera significar agitación social. Esto, junto con cerrar las unidades académicas supuestamente creadas para divulgar la ideología marxista”. Muchos profesores destacados en el campo de la ciencia fueron perseguidos y apresados, como los protagonistas de este libro, Romilio Espejo Torres (bioquímico), ex militante del Partido Comunista, y Boris Chornik Aberbuch (Físico), simpatizante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Ambos fueron detenidos, torturados y exiliados.
Poco se ha hablado de lo sucedido en el campo de la ciencia durante la dictadura, y cómo hombres sobresalientes fueron tratados como vulgares criminales. En ese sentido, Los pétalos de la Rosa Blanca es un aporte importante para sacar el tema a la luz. Escrito de manera eficaz y sin preámbulos innecesarios logra su objetivo tanto en el plano de la investigación como en el rescate de la memoria histórica.

Reseña de Alejandro Lavquén
Publicado en revista Punto Final nº 883/ Septiembre 01 de 2017

HISTORIA-DE-UN-PUEBLOHistoria de un pueblo. Destino de un Hombre. Monseñor Oscar Arnulfo Romero, de Yves Carrier, ediciones Caballo de Mar, Santiago de Chile, agosto de 2017. Traducción de María Garrido e introducción de Francois Houtart. 300 págs.

El libro de Yves Carrier es un verdadero tratado sobre la Iglesia que se construye alrededor del discurso y de la práctica de Monseñor Romero. Es la aplicación de la definición del Vaticano II, la Iglesia del pueblo de Dios que invierte la imagen piramidal de una institución definida por su estructura jerárquica. En estas páginas se revela la vida del pueblo creyente con su reserva extraordinaria de fe y con la traducción social de la misma. Un pastor acompaña a este pueblo, recodándole constantemente que el amor al prójimo debe prevalecer sobre los intereses de los más fuertes y que la esperanza de inspirar los momentos más oscuros de la existencia. Para Monseñor Romero es imposible concebir una iglesia abstracta y reivindicar la unidad artificial de la institución puesto que en su seno existen verdaderas contradicciones. Para él, la fidelidad de la Iglesia de Jesucristo exige la verdad (extracto del prefacio de Francois Houtart, de julio de 2009).

Yves Carrier es canadiense de expresión francesa. Laico y padre de tres hijos. Desde temprana edad viajó por América Latina donde convivió con el pueblo más humilde de México y Brasil.
Alternando años de estudio con presencia en terreno acompañó a la población desplazada por el conflicto armado en El Salvador y Guatemala.
Carrier es Doctor en Teología de la Universidad Laval de Quebec. Ha publicado varios libros sobre los inicios de la Teología de la Liberación en Brasil y Chile. Destacamos “Teología práctica de la liberación en el Chile de Salvador Allende”, publicado en Santiago de Chile por Ediciones Ceibo en el 2014.
Su tesis doctoral fue sobre el pensamiento de Monseñor Oscar Romero, el presente libro es una biografía histórica de Romero.
Desde 2009 trabaja como Director de Educación Popular y de Defensa de los Derechos Sociales CAPMO en la ciudad de Quebec, Canadá.

 


chepiques-carraraLos Chepiques de Romina Carrara, Minusculario ediciones, Rosario, Argentina, 2017.
De la inmensa constelación de seres imaginarios que han atravesado la historia, Carrara desprende uno, lo evoca, lo inserta en un momento y en un lugar y lo reviste de nuevos misterios. La criatura elegida es en casi todo igual a los humanos, excepto por su característica más sobresaliente: los ojos, la nariz y la boca se ubican en el pecho; carece de cabeza y cuello. Estos seres han sido descriptos, nombrados y representados por diversos referentes desde la Antigüedad. Naturalistas, cartógrafos, cronistas y adelantados han contribuido a alimentar este bestiario monstruoso, muchas veces con el fin de ilustrar informes de habitantes de tierras desconocidas. En épocas de la conquista de América, no pocas crónicas demostraban la creencia de que estos acéfalos, entre otras razas monstruosas, habitaban las tierras del nuevo mundo. En parte explicación de lo inexplorado y lo desconocido, estos relatos buscaban también alimentar el temor a lo extranjero, a lo extraño y distinto, justificando la aniquilación y la matanza en los territorios conquistados.
La autora de Los Chepiques se apoya en este sustrato imaginario compuesto de textos e imágenes, para generar con sus propias palabras y sus propios dibujos una visión singular. A lo largo de esta ficción ordenada en diez capítulos, recorre la huella de eventos históricos- desde la época de la conquista hasta mediados del siglo XX- nutrida de aquellas señales que han dejado las obras de arte: son reconocibles las alusiones a la literatura y la pintura argentinas. Imagina la autora una historia olvidada de registros perdidos que demostraban la existencia de estos seres monstruosos en el territorio del Río de la Plata.
El libro lleva por nombre «Los Chepiques», nombre compuesto, según reza el primer capítulo, por “Chest” y “Speakers”, que significan “pecho” y “parlantes”. De esta manera denomina uno de los primeros cronistas (un corsario escocés) a los seres hallados en su exploración en tierras sudamericanas a fines del siglo XV. Escrito en un tono que alterna lenguajes como el enciclopédico, el documental, la parodia, la fábula, la historieta, el dibujo y la pintura, el libro apela a la tensión constante (que incluye a veces la contradicción) entre imagen y palabra.

Web de la autora: www.rominacarrara.com
Web de la editorial: http://minusculario.com/chepiques/

 


 

Ardua-Rolando-RevagliattiSe encuentra disponible para ser leída, impresa o incorporada a bibliotecas virtuales, blogs u otras plataformas, sin previa autorización, la tercera edición electrónica (corregida) en PDF y en versión FLIP (Libro Flash) del poemario «Ardua» de Rolando Revagliatti. Se han agregado links recíprocos (de ida y vuelta desde el índice a los poemas y viceversa) para una navegación más cómoda por el documento. El diseño integral y la diagramación es de Patricia L. Boero. Para acceder a la versión FLIP, directamente a través de la página de inicio del Sitio.
Ver: http://www.revagliatti.com/arduanee_e.html


PRIMERAS-RELIQUIASPrimeras reliquias. Isabel Araya, Editorial Hueders, Santiago de Chile, 2016.

Lo relevante de este segundo libro de Isabel ARAYA es que es muy bueno. Que lo haya escrito a los 75 años, tras una vida sin escribir, es menos importante. Ella vivió primero y después, en la recta final, se ha puesto a escribir.

El libro muestra una rica sensibilidad, su perplejidad ante lo que parece habitual, un fino humor, una aguda observación y con todo ello convierte sus vivencias cotidianas en mágicas reliquias.

Cada relato es como esos retazos que ella recogía en el taller de su madre y que guardaba como tesoros. No los consideraba desechables, pues provenían de un todo completo que había que reunir. La niña que ella era los ordenaba «a su antojo: los mayores los trenza con los medianos combinando sus colores: no rechaza a los pequeños, los separa como acompañantes en los paseos fuera de casa. Van apretados en sus manos, le preocupa que no se pierdan y sientan su cercanía.»

De la misma manera, cada relato es un pedazo del todo de su vida, de la unidad rota que hay que reconstruir. Cada fragmento es un trozo de algo más grande, hacia lo que apunta. Los seres humanos somos finitos y fragmentarios, aunque no todos nos damos cuenta. Isabel tomó conciencia de esto de modo desgarrador cuando tenía ocho años y murió su madre. Ella y sus hermanos quedaron como esos retazos dispersos buscando la unidad perdida. No recuerda su voz ni sus palabras, «tampoco me guardé nada de tus olores… Partiste dejándome trozos tuyos que no se apartan de mí».

Durante toda su vida anduvo buscando eso que perdió. Nada lo puede restituir porque esa es la condición humana: ser un fragmento del todo. El vacío que somos lo intentamos llenar de muchas maneras. «Mi segundo esposo fue suplido por más hijos. Luego los hijos de mis hijos turnaron a sus padres y yo me he iniciado en suplirme conmigo misma». La herida que somos está abierta y no cicatriza. El arte, la escritura es esa suplencia. De esa herida brota la escritura, la sangre y las lágrimas se convierten en escritura.

Frente a la irremediable desolación el remedio que encuentra es el consuelo del arte. El arte es creación en la belleza, una especie de amor. Solo el amor es más fuerte que la muerte, un amor insaciable y que renace de sus cenizas.

En este segundo libro de Isabel ARAYA hay una honda melancolía, una incurable tristeza, un dejo de escepticismo, pero no se hunde en la desesperación. Su escritura es el intento de salir del laberinto.

No elegimos lo que nos pasa, pero sí lo que hacemos con eso que nos pasa. La fatal orfandad que todos los humanos tenemos y que para Isabel fue un hecho desgarrador de la infancia, la convertirá en fuente de creación artística. El exilio que le tocó vivir y que la llevó a experimentar el extrañamiento lo transformará en solidaridad con los otros extraños.

Estamos frente a un libro profundo que toca el misterio de la existencia humana. La inquietud metafísica se resuelve en ardua búsqueda a través del arte. Hay también humor, una forma de tomar distancia y de convertir el dolor en leve sonrisa.

Rescatando esos retazos de su vida, Isabel nos invita a ver el Gran Todo o la Gran Madre de donde provienen.

Domingo ARAYA
Bogotá, agosto de 2016.

Edición inglesa de La Parrilla.

The Grill, by Adolfo Pardo (Author), Scott Spanbauer (Translator).
Published by Veliz Books in january, 2017.  P.O. Box 920243. El Paso, TX 79912. info@velizbooks.com

Literary Nonfiction. Latino/Latina Studies. Translated from the Spanish by Scott Spanbauer. LA PARRILLA by Adolfo Pardo is the account of a young woman detained and tortured during the Pinochet dictatorship. It was originally published in 1981 with the intention of bringing awareness to what was happening in Chile at the time. Now for the first time in English, THE GRILL, is an important historical document that relates the atrocities of this dictatorship. According to the editor, critic, and essayist Vicente Undurraga, «the story’s merit, what gives it interest that goes beyond its documentary value, is its non-accusatory, but instead descriptive nature, and its less ideological and Manichean than human (too human) plot.»

La Parrilla, introducción para esta edición de Carlos Ortúzar.
TALLERES DEL MAR, Santiago, octubre de 2016

Para entender cabalmente el texto que sigue es necesario situarse en las terribles circunstancias que imperaban en Chile hacia 1980-81, cuando fue escrito y publicado este libro: toque de queda nocturno –que regiría hasta 1987– y una policía política, CNI (Central Nacional de Informaciones), que hacía y deshacía como justamente lo demuestra este documento histórico. Pocos ignoraban los atropellos a los derechos humanos que ocurrían abierta y soterradamente, aun cuando muchos todavía lo negaran, lo que explica que siete años después, en el plebiscito que perdió Pinochet (5 de octubre de 1988), la Dictadura militar logró un apoyo del 44,01%. Y por lo mismo tenía y tiene sentido la publicación de un libro como La Parrilla de Adolfo Pardo.

En ese momento toda publicación en el país debía ser autorizada por la DINACOS (Dirección General de Comunicaciones), organismo al mando de un alto oficial del ejército que, entre otras medidas para evitar publicaciones contrarias al régimen denegó la solicitud de Talleres de Mar para publicar la serie Cuadernos Marginales, a la que pertenece La Parrilla. La razón por la que esta publicación, desautorizada, no tuvo consecuencias para este colectivo, ni para su autor, podría explicarse por la incompetencia de la autoridad para controlar los muchos focos disidentes, legales y clandestinos, que hacían oposición a la Dictadura desde múltiples trincheras.

El lector no habituado al habla y modismos chilenos puede no comprender algunas expresiones usadas por la víctima en su relato, y es mérito del autor haber respetado ese lenguaje popular sin interferencias, lo que contribuye a la verosimilitud del mismo; pero pone a prueba el trabajo del traductor para encontrar las palabras y expresiones correspondientes e interpretar el habla libre y fresca de una adolescente que, sin poses, entrega su testimonio con ingenua sinceridad, sin cargas ideológicas ni intenciones reivindicatorias.

Por otra parte, ella no hace demasiado explícitas las torturas, con insultos degradantes, golpes y aplicación de electricidad en una cama metálica ad-hoc –conocida como La Parrilla– de donde toma el nombre este libro.

La crítica chilena incluyó dentro de la tradición memorialista estos textos que anulan la contradicción ficción/no ficción. Jaime Concha, académico en la Universidad de California, entre otros, es de los primeros críticos en abordar el problema de la literatura testimonial chilena post 73 y ofrece varias propuestas para el estudio de estos documentos. Lo primero que hace es ubicar el conjunto temático que aglutina a los textos testimoniales chilenos. “Desde los mismos días de septiembre de 1973 ha venido emergiendo y desarrollándose una amplia literatura testimonial sobre los sucesos de Chile”. Inmediatamente consigna que el rasgo común de esta literatura testimonial es referirse a los acontecimientos inmediatos de la política chilena. Concha vincula esta literatura anti dictatorial con rasgos que, según observa, ya estaban presentes en el Canto General de Neruda. Pero de inmediato anota que en su opinión “el primer documento testimonial en sentido estricto que surge contra la Junta Militar son las palabras de Salvador Allende en la mañana del 11de septiembre”.

Es así como La Parrilla no aparece como único ejemplo de tal literatura en el Chile post Golpe, pero es imposible no reconocer la oportunidad y riqueza testimonial de este relato. Tampoco se pueden desconocer los riesgos que suponía aparecer públicamente como un detractor del gobierno. Así se comprende que requerido por el autor para prologar este trabajo, el laureado poeta Raúl Zurita, Premio Nacional de Literatura, optara por incorporar recortes de diarios del momento, lo que contribuyó, sin decir una sola palabra, a contextualizar el libro en la realidad nacional de ese momento.

No deja de sorprender al final la puesta en libertad de la protagonista. Consta que muchos casos, en circunstancias incluso menos comprometidas, terminaron en lo que eufemísticamente se llamó desaparición. Y en ese resultado es evidente que también influyó la forma, incluso afectuosa, con que ella se desenvolvió en su cautiverio.

Consignar de paso que, aunque no hay unanimidad respecto al número real de víctimas de las violaciones a los derechos humanos en Chile durante los 17 años de la dictadura de Pinochet, los informes de la Comisión de Verdad y Reconciliación (Informe Rettig (1) y la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Informe Valech (2)) hablan de 40.000 personas detenidas, torturadas o presas, de las que 3.065 están muertas o desaparecidas. Y otras 20.000 personas salieron al exilio.

Según el editor, crítico y ensayista Vicente Undurraga (3), “lo valioso del relato, lo que le da un interés que supera el de su valor documental, es su carácter no denunciante sino descriptivo, y su trama menos ideológica o maniquea que humana (demasiado humana), en la que el pánico inicial de ella da paso al pudor cuando le piden que se salga de la cama, y el pudor da paso a la astucia, y la astucia a una cierta (o incierta, en rigor) cercanía con uno de los agentes, cercanía que desdibuja parcialmente los límites entre buenos y malos”. Todo esto hace que el relato refleje lo que Hanna Ahrendt llama la banalidad del mal.

La Parrilla que en su momento no pretendió otra cosa que poner en evidencia algo horrible que estaba ocurriendo en el Chile de 1980, ahora, transcurridos 35 años, por las consideraciones propuestas y otras que usted mismo encontrará en su lectura, continúa leyéndose y reeditándose en Chile y ahora en Estados Unidos, acaparando lectores y, poco a poco, transformándose en un clásico de la literatura testimonial, o sencillamente de la literatura chilena y universal.

NOTAS
1.-El Decreto Supremo N° 355 de 25 de abril de 1990 creó la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, cuyo objetivo principal fue contribuir al esclarecimiento global de la verdad sobre las más graves violaciones a los derechos humanos cometidas entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, ya fuera en el país o en el extranjero, si estas últimas tuvieron relación con el Estado de Chile o con la vida política nacional. Al cabo de nueve meses de intensa labor, el 8 de febrero de 1991 la Comisión entregó al ex Presidente de la República, Patricio Aylwin, el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
http://www.gob.cl/informe-rettig/
2.-Comisión Asesora para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura.
http://www.indh.cl/informacion-comision-valech
3.-Vicente Undurraga Rodríguez (Viña del Mar, 1981).Entre 2007 y 2012 fue editor de cultura de The Clinic (edición impresa), semanario en el que sigue escribiendo sobre literatura. Desde 2005 colabora como editor de libros en Ediciones Universidad Diego Portales. H ha escrito y colaborado en sellos y revistas como Dossier, Hueders, Revista de Libros de El Mercurio, Bordura y Metales Pesados.
http://vicenteundurragarodriguez.blogspot.cl/
http://critica.cl/author/vicente-undurraga-rodriguez

 

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Esperando el destino.
Otra novela de Alejandro Marin.

Blog: cortemoslacarajo.blogspot.com

Historia que comienza en una fiesta de beneficencia en el sur de España; pasa por Asunción, capital del Paraguay; por ciudad del Este, capital de ilicitudes; por zonas depauperadas de la Argentina y recala en Buenos Aires.
Nuestro ya amigos, Jordi Gonorria, economista y cocinero y el ex comisario Quito Verdudo, se dan de cara con mafias dedicadas al tráfico de personas y con los políticos que las apañan.
Una historia dura, trazada por la fatalidad del destino, que así como nos divierte en algunos pasajes, en otros nos carga con la angustia que produce esta moderna manera de esclavizar y de abusar de los desamparados.
Como es costumbre, los acompañan los amigos de siempre y personajes surgidos de la historia, de la literatura y hasta de la cinematografía. Y finalizan tropezando con revelaciones sobre temas de máxima actualidad e interés.
En el itinerario, nuestro economista cocinero disfruta de a ratos y sobrelleva de a otros sus jeroglíficos sentimentales y eróticos. Y se da tiempo para ofrecernos apetitosos platos, historias de ollas y sartenes y actualidades sobre economía y sobre economistas.
Una amena narración que transcurre en las postrimerías de la estrafalaria “década ganada”.

Disponible para la compra en Tienda KINDLE de AMAZON

Gumersinda Rodriguez Villavieja <gumerrodriguezvillavieja@gmail.com>
10 de marzo de 2017

angel-abrigoPoli Délano. Un ángel de abrigo azul. Santiago, Ceibo Editores, 2016.

A primera vista, Un ángel de abrigo azul ofrece una visión testimonial de Chile en el período comprendido entre 1954 y 1968 —época de gestación de un movimiento de izquierda que culminaría con el ascenso a la presidencia de Salvador Allende. Testimonio en el cual se incluye parte de la trama biográfica del autor. Sin embargo, en “lo real histórico”, se entreteje la ficción en un caudal narrativo de dos aguas que desestabiliza la separación tradicional entre ambas categorías. Resulta así una novela donde algunos personajes son claramente identificados (Rubén Azócar, Roberto Falabella, Jorge Teillier) mientras otros se presentan en clave (Enrique Lihn como Quique Lizama, Poli Délano como Manuel).

Dentro del valioso caudal histórico que ofrece esta novela, se destaca la figura del intelectual de la época—radicalmente diferente al de nuestros días aislado en su computadora y en un entorno histórico marcado por lo que Lyotard llamara la muerte de las meta-narrativas que, en la década de los sesenta, constituyeran sólidos horizontes ideológicos antes del predominio de la globalización y la economía neo-liberal. Las tertulias en casa de Rubén Azócar y Roberto Falabella son los centros de sociabilidad donde el diálogo intelectual y artístico se combina con la amistad y los placeres del comer y el beber. En un mundo dividido por la Guerra Fría, el compromiso político, íntimamente ligado al quehacer artístico, es, en muchos sentidos, “una razón de ser” y parte integral de la identidad del sujeto intelectual, como postulara Gramsci. En Un ángel de abrigo azul, escritores y estudiantes manifiestan su conciencia política participando en manifestaciones callejeras, pegando carteles en las murallas e incluso visitando las poblaciones en un devenir histórico en el cual se une la élite letrada con los trabajadores. (“Estudiantes con obreros defendemos el puchero”).

Como trasfondo, se da en esta novela, una interesante recreación de los espacios de la época: Cartagena, Lautaro, Chiloé, la cartografía del Santiago que fue y sus lugares de encuentro (La Piojera, Las Tejas, el City Bar) en un ambiente cultural de películas, tangos y boleros que ponen de manifiesto lo que, en aquellos años, se llamaba “la sensibilidad de la época” invadida ya por los medios de comunicación masiva. Santiago es el escenario de la historia y como tal, cambia constantemente: de la ciudad sitiada por la represión del gobierno de Ibáñez al campo de batalla en las manifestaciones política del 2 de abril de 1957, de la ciudad que invisibiliza las periferias urbanas creadas por la injusticia social a la toma de terrenos que diera origen a la creación de la emblemática población La Victoria.

Desviándose de las riberas del testimonio histórico, Poli Délano infunde en dicho ámbito, la escritura de ficción creando una novela que tiene como personaje central a Jorge Teillier. Se narran así sus primeros años en Santiago, como estudiante del Instituto Pedagógico—verdadero enclave cultural y político de la época. Es, sin duda, relevante la caracterización de Teillier anclada tanto en su poesía como en elementos biográficos que ponen de manifiesto su nostalgia por la aldea, su relación con su primera esposa Priscilla, su espiritualidad en un mundo pragmático. Y es desde la ficción que Poli Délano entrega, de una manera metafórica, la fe que Jorge Teillier (“el ángel) tenía en el amor. Víctima del terremoto de 1960, entre las ruinas de una ciudad devastada, lo encuentra Nora, el ángel de abrigo azul, cuyo diario en contrapunto con la narración principal pone en evidencia su amor secreto, desde la adolescencia, hacia el poeta.

La novela nos entrega así un mensaje que, en el contexto de desastres naturales, como el terremoto de 1960, y desastres políticos como la feroz dictadura militar arroja una luz positiva en un presente signado por la despersonalización y valores degradados.

Lucía Guerra, académica y escritora.

La vieja y otros cuentos

La vieja y otros cuentos

La vieja y otros cuentos de Andrés Vidal.
Presentar este libro La vieja y otros cuentos de Andrés Vidal, publicado por TEGE (taller escuela gráfica y editorial) es ya otro cuento. Es curioso el periplo que este libro ha realizado. Impreso en Jaén, Andalucía, España, luego presentado en Praga y ahora lo tenemos en Santiago. Vidal, formado en Historia y Filosofía en la U. de Chile y hoy residente en Praga nos sorprende con este conjunto de narraciones en que es capaz de dar una nueva vuelta de tuerca al realismo débil que domina la escena literaria.

El puñado de narraciones que lo componen dan cuenta de diversas temporalidades narrativas que reclaman al lector una toma de distancia entre uno y otro, quizás se asemeje a la experiencia que vivimos cuando olemos un perfume y debemos entre uno y otro aspirar aromas a café para abandonar la fragancia anterior. Cada historia demanda de nosotros una suerte de paréntesis para emprenderla con la siguiente.

Destaco, en este libro, su economía narrativa. Al leerlo recordé aquel ensayo de Eco sobre la pereza de los textos, de aquella flojedad que remitía al “innecesario contarlo todo”, que si lo llevásemos a cabo jamás tendría fin una historia; digamos que contar menos y deliberadamente menos, hace infinitas las historias. Sin duda que el mejor ejemplo de aquello es el libro de Carver de qué hablamos cuando hablamos de amor.En que la manodel editor colaboró en esa economía, y con acierto. Recordemos que posteriormente se publicó Principiantes, en la versión previa al paso por la poda editorial, lo que significó un voluminoso ejemplar que duplica en páginas al anterior. Yo me quedo con el primero, como decía Couve “me gustan los libros que no hacen lomo, que casi no se ven en los anaqueles de las librerías.”

Destaco la capacidad descriptiva de Andrés Vidal, en que hechos tan nimios como los del primer cuento De Viaje se construyen a la manera de una fotografía hecha con Zoom, se trata de un acercamiento a esas actividades menores que realizan en los viajes interurbanos esos seres anónimos que el realismo busca elevar a literatura. Es allí donde un pequeño guiño al cine abre nuevas compuertas narrativas que solo están en potencia en el texto a la espera que el lector se deje llevar por la imaginación.

Es esa acción escritural que valoramos en Vidal en pos de una experiencia que se sigue escribiendo en nosotros.

Le deseamos muchos lectores a La Vieja y otros cuentos. Sirvan estas palabras como invitación a su lectura.

Gracias.

TT
Santiago miércoles 18 de enero 2017


piedrasEl lado más crudo de un espacio reconfortante. Sergio Pizarro Roberts, Piedras a la oscuridad, Valparaíso, Ediciones Altazor, 2016

¿Qué sucede cuando uno se enfrenta a un poemario? Hago esta pregunta necesaria porque enfrentarse al poema parece infundir algo de miedo en nosotros. Personalmente la poesía siempre me ha parecido una travesía del todo vertiginosa donde el lector debe arriesgarse mucho y en la que nunca se sale ileso o ilesa. Esa idea me recuerda especialmente las palabras del filósofo alemán Hans-Georg Gadamer: “La obra de arte que dice algo nos confronta con nosotros mismos. Eso quiere decir que declara algo que, tal y como es dicho ahí, es como un descubrimiento; es decir, un descubrir algo que estaba encubierto. En esto estriba ese sentirse alcanzado. ‘Tan verdadero, tan siendo’, no es nada que se conozca de ordinario. Todo lo conocido queda sobrepasado. Comprender lo que una obra de arte le dice a uno es entonces, ciertamente, un encuentro consigo mismo”[1]. En otras palabras, enfrentarse a la posibilidad del poema es aventurarse a encontrar dentro de uno la alternativa de lo no conocido, algo así como un mar nuevo donde estrenar el coraje. Quizás la estrategia vital del enfrentamiento con un yo por descubrir.
Hablo de viajes y mar porque Piedras a la oscuridad [2] –que es lo que nos convoca- es de puño y letra de Sergio Pizarro Roberts (Santiago, 1964- ) poeta que ha estudiado y trabajado muy cerca del mar (estudió en Valparaíso y reside actualmente en Viña del Mar). Como primera cosa se descubre un libro tremendo, un libro terrible. Tremendo, porque pasadas las 41 páginas de su extensión estas nos siguen acompañando por los días siguientes a su lectura y terrible porque el libro se refiere a lo que nadie quiere: quedarse solo un momento arrojando piedras a la oscuridad. Leer los poemas de Sergio Pizarro Roberts es entender las posibilidades que tenemos de sobrevivir. Su lectura me hace pensar mucho en Santiago o quizás en la idea de una ciudad (es posible que me acose esta imagen por que las composiciones están trazadas de manera tal que conciernan plenamente a las cuestiones que acosan al hombre citadino: como la ilusión de la compañía y el hostigamiento de la prontitud como un fantasma desmesurado sobre todas las actividades realizadas). En los versos que abren el libro se nos advierte el vértigo: “[…] ofrézcanme un cuchillo para que se corte el cordel de mi nombre / quiero ser el torrero que abandona la torre”(11). Salir corriendo siempre es una opción, pero no en el poema. Prueba contundente de esto es que el autor continúa escribiendo. Finalmente, nadie le ofreció un cordel para que cortara su nombre y es un hecho que nunca abandonó la torre. A este, le siguen muchos otros escritos que hacen de Piedras a la oscuridad un libro diverso, de múltiples estilos y con una noción de belleza muy delicada. “La escritura en el suelo”, poema que es la historia de dos niñas en una playa, en la que una le escribe algo a otra para contemplar finalmente como una ola se lleva la grafía, es por decir lo menos, el recordatorio de que a pesar de lo volátil de todo cada parte sigue valiendo la pena: es necesario sobrevivir.
Quiero mencionar también el poema “El libro de la posmodernidad” como el retrato descarnado de una clasificación bastante cuestionada y que el poeta compara con una fiesta de amigos donde nadie entiende nada. Entonces, todas las piezas del poemario proponen un viaje eminentemente dispar, lo que constituye una virtud. No hablo de una arquitectura de poemas “mejores” y otros “peores”, sino que pienso que los asuntos que rozan los versos en cuestión, abordan asignaturas diferentes. Todas reunidas en pos de la temática general: el viaje. Quizás también la de una especie de “manual de la sobrevivencia” dadas las incontables ocasiones en que nos rescata con su propuesta de un gesto sutil, es decir: atrapar momentos cotidianos y, con bastante delicadeza, mostrarnos cuánto los hemos olvidado. En pocas palabras, la función principal de la poesía. Es por esta última concepción de la sobrevivencia que pensaba bastante en la idea de la ciudad (sobre todo en esa ciudad que aplasta lo común, lo habitual, haciéndolo desaparecer y produciendo entre nosotros y los momentos corrientes una distancia tenebrosa que se inmiscuye en lo que significa sentir de manera saludable ), estos gestos poéticos incluidos en Piedras a la oscuridadllenos de la mejor tradición poética pero también muy frescos y actuales y por qué no decirlo, con un sentido del humor bastante especial, también nos enseñan lo que no habíamos visto: la alternativa de asir el poema en la oscuridad, de enfrentarnos a lo que no teníamos previsto y de darnos cuenta por fin el valor de la incertidumbre a la sombra del eco de estas palabras: “amaneces en su cama / que es también la última de su infancia” (16), “[…] las cortinas que permiten ver a trasluz / seducen las formas de lo que está prohibido[…]”(17), “me dicen que cuente una historia / […] me sugieren descubrir el oscuro paisaje de los ciegos”(22), “La última palabra no será angustia entre nosotros”(23) “estás incluso donde no estás y eso es morir”(32).
En definitiva, esta es una obra que se agradece. Se agradece por su enorme sentido de la realidad, por entender lo que está pasando con el ser humano hoy y ponerlo por escrito. Porque en ese gesto está la nobleza de publicar un poemario como este, de entender lo propio como algo que también puede ser colectivo, en este caso, esa sensación enfermiza que tiene Occidente por las certidumbres y por el constante olvido de los momentos. Teniendo en cuenta esas dos cosas este libro es un logro de Sergio Pizarro Roberts pero que no se queda sólo en la novedad. Diría que es más una estadía en un lugar cómodo e incómodo al mismo tiempo. Un lugar que puede sacar desde dentro del lector su lado más cobarde o el más valiente. Sin duda estamos frente a un gran libro y como dije antes se agradece la osadía.

[1] Hans-Georg Gadamer, Estética y hermenéutica, Madrid, Editorial TECNOS/Alianza, 2011, p. 60.
[2] Sergio Pizarro Roberts, Piedras a la oscuridad, Valparaíso, Ediciones Altazor, 2016
Reseña de José Luis Catalán
Publicada el 2 septiembre, 2016 en
http://www.letrasenlinea.cl/

medusa“Porque hay cosas que no se pueden decir, que sólo se pueden mostrar”: Medusa de Ricardo Menéndez Salmón

Ricardo Menéndez Salmón, Medusa, Seix Barral, Barcelona, 2012

Medusa cuenta la historia de Prohaska, fotógrafo, pintor y cineasta que se convierte en un testigo excepcional de los horrores del siglo XX, en cuanto encargado de fotografiar las violencias del Terzo Reich. Prohaska fotografía y filma sin comentar, sin dar juicios: por eso se considera la personificación de todos los hombres que frente a la violencia no hacen nada para evitarla. Sus fotografías fijan lo que ha pasado para no olvidar, porque las imágenes valen más que las palabras.

Las fotografías como testimonio del pasado nos dicen algo y al mismo tiempo llenan los espacios vacíos, donde no llegan las palabras y la memoria. Cuándo Prohaska fotografía los campos de concentración, lo hace porque «enseñar» resulta más importante y potente que «decir.»

La fotografía no tiene ni un pasado, ni un futuro. Ella representa sólo el momento de su realización: cada variación de contexto altera los parámetros de referencia e influencia nuestra comprensión de su original significado. El papel del observador es buscar el verdadero sentido de lo que se mira, poniendose en el lugar del fotografo original, porque cada fotografía simplemente es el fruto de una decisión del mismo fotografo, que decide cuando merece la pena registrar lo que mira.

Reseña de Sara Cerquetelli

Zenobio Saldivia

Zenobio Saldivia junto a su nuevo libro.

Cinco Jesuitas Relevantes en América y su aporte a las Ciencias
de Zenobio Saldivia en colaboración con Felipe Caro, Ediciones Universidad Tecnológica Metropolitana
Santiago, Chile 2016.

Recientemente en el marco de la Feria Internacional del Libro, en Santiago de Chile -al igual que en años anteriores- el académico e investigador de la Universidad Tecnológica Metropolitana, y Director Internacional de Cultura de Prensamérica Internacional, Dr. Zenobio Saldivia Maldonado, presentó un nuevo libro. En esta ocasión Cinco Jesuitas Relevantes en América y su aporte a las Ciencias, escrito en colaboración con el Licenciado en ciencias criminalísticas y también investigador Sr. Felipe Caro Pozo. Se trata de un trabajo sistemático de más de tres años de reflexión y de acopio de información bibliográfica especializada, que da cuenta tal como indica el título del mismo: de la vasta producción sobre tópicos de la flora y fauna vernáculas, potamología, geografía y otros temas de Historia Natural, lingüística y estudios costumbristas sobre América que realizaron los jesuitas seleccionados en este ensayo. Esto es, José de Acosta (1540- 1600) en Perú, Antonio Ruiz de Montoya (1585- 1652) en Paraguay, Juan de Velasco (1727- 1792) en Ecuador, Juan Ignacio Molina (1740-1827) en Chile y José Gumilla (1686- 1780) en Venezuela.


clara-sanchezLa voce invisibile del vento, Clara Sánchez, Garzanti Libri Srl, Milán, 2012, 360 pp. Traducción de Enrica Budetta. Títulooriginal: Presentimientos.

¿Nunca te has despertado con la sensación de seguir dentro de un sueño?
Á través de una estructura sencilla, Clara Sánchez nos traslada a un mundo paralelo. Después de un accidente, Julia queda suspendida entre sueño y realidad, y sólo su instinto de supervivencia podrá guiarla hasta reencontrarse con su familia. Durante esta aventura irreal, pero muy familiar, lo único que nos salva es el amor. El amor por la familia, por el marido y por los hijos.
Gracias a los sueños descubrimos muchos detalles, muchos secretos y muchas revelaciones de la realidad. Lo que pasa a la pareja de la novela, Félix y Julia, es una metáfora de la vida que sigue como una rutina, pero a veces es necesario que suceda algo fuerte para recomenzar a vivir. La rutina en efecto anula la atención y la importancia que nos damos a los gestos cotidianos.
Un acontecimiento puede devastar la vida, desestabilizar y anular todas nuestras certezas. Un instante y todo cambia. En estos momentos cada uno de nosotros se da cuenta no sólo de los verdaderos problemas, de los errores y de los secretos de nuestra vida, sino también de lo importante y lo necesario y empezamos a luchar con todas nuestras fuerzas para conseguirlo.
Se trata de una novela que describe la necesidad de encontrar protección en la familia, pero al mismo tiempo cuenta de una necesidad silenciosa de libertad, de coger todas las oportunidades que se muestran, de seguir el instinto en cada instante y sobretodo de escuchar la voz del viento que nos tranquiliza. Julia sabe que tiene que confiar sólo en su fuerzas y en el viento (de aquí el título italiano) para salir de su sueño. Porque con el problema siempre llega la solución.
En el sueño todas nuestras barreras caen, nuestros miedos llegan a ser reales y los sueños más secretos se hacen claros frente a nuestros ojos.
Basada en esta novela de Clara Sánchez, en 2014 se llevó a la pantalla la película Presentimientos dirigida por Santiago Tabernero y protagonizada por Eduardo Noriega y Marta Etura.

Reseña de Sara Cerquetelli

 


un-angel-de-abrigo-azulLos personajes protagónicos de esta nueva novela de Poli Délano son escritores ligados al Instituto Pedagógico de los años 50 (siglo veinte, cambalache) y a las enseñanzas de maestros exteriores a la universidad. Nutridos de la savia latioamericanista del Canto General, más que la edad, los une la afinidad ideológica y la pasión de escribir y reflexionar, en una época convulsionada por la Guerra Fría que envuelve al mundo y cuyas repercusiones y secuelas se viven en Chile. Con el trasfondo santiaguino del estallido social del 2 de abril de 1957, y de las primeras tomas de terrenos emprendida por trabajadores que sobrevive en condiciones misérrimas, se cruzan los amores, las ideas y afanes de este grupo que han formado el poeta Jorge, el profesor y novelista Rubén, los jóvenes narradores Rolando y Manuel, y Lucho, el muchacho pensador amante del tango, grupo que además participa con frecuencia en las apasionadas veladas en la casa ñunoina y generosa del compositor Roberto Falabella, apodado en la época como “el Mozart chileno”. Una década que termina sacudida, en la cronología de la política mundial, por el sismo de la revolución cubana, 1959, y en Chile marcada por la devastadora catástrofe natural de Valdivia en 1960.

Reseña de Juan Camilo

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Zombies en La Moneda VI: ¡Estamos en guerra, señores! Portada.

Zombies en La Moneda VI: ¡Estamos en guerra, señores!
Mythica Ediciones, Santiago 2015. 134 págs.
En mayo del 2009 se realizó el lanzamiento de cómic más apoteósico que se recuerde, en el Centro Cultural de España con una banda de rockabilly tocando en vivo (Vodoo Zombie), decenas de cosplayer zombies y centenares de personas repletando el recinto. Se trataba del primer tomo de «Zombies en La Moneda», en cuya portada se veía a Michelle Bachellet (en su primer periodo de gobierno), con una moto sierra en ristre y trepada a un volcado vehículo policial, haciendo frente a una horda zombie.

Comenzaba así la historia del cómic chileno más vendido en los últimos 20 años. La saga cuenta una historia en tiempo real, sobre un universo paralelo en donde una plaga zombie comienza a esparcirse por la capital de Chile. Los tres primeros libros abarcan desde el primer gobierno de Bachellet, la campaña presidencial posterior y la elección de Sebastián Piñera. Hoy los tomos individuales son casi inencontrables, pero el tomo recopilatorio Saga Santiago, va en su quinta reedición. Dado el éxito, la plaga regresa en el tomo IV: Misión Valparaíso. Los zombies parecían haber sido derrotados pero ahora están de vuelta en la sede del Poder Legislativo (Valparaíso). El tomo V: «Terremoto», incluye una reversión del devastador terremoto apodado «27F». La saga concluye con el tomo VI: «Estamos en guerra, señores!», trayendo de regreso al muerto más esperado por todos los lectores de la saga, mostrando además a una Bachellet de hoy, agobiada y derrotada por las circunstancias. La política, la sátira y la crítica social nunca antes se vieron así.

Creador(es): Manuel Mella Vilches, Gonzalo Gorigoitía, Kobal
Guionista(s): Manuel Mella Vilches, Marco Rauch, Kobal, Ángel Bernier, José Lagos.
Dibujante(s): Huicha, Cristóbal Jofré, Manuel Mella Vilches, Ronny Tobar, Sebastián Lizana, Jade González, Caoz, Nelson Daniel.
Características del tomo:
17 x 24 cms., cerrado.
134 páginas en blanco y negro, papel bond ahuesado.
Portada color, con solapas de 8 cms.
Encuadernación rústica, cosido y pegado hot-melt
ISBN 978-956-8831-21-9
Precio Normal: $9.000
Precio Suscriptor: $8.100
Mas info en:
http://www.mythicaedit.com
mythica.ediciones@gmail.com

cronicas-censurablesCrónicas Censurables de Ernesto De Blasis, Ediciones Del Fin, 2016.
El destacado escritor aconcagüino ya mencionado, vuelve a la palestra con este texto que aglutina diversas crónicas que habían sido ya publicadas sueltas en años anteriores, en diarios tales como El Valle de San Felipe y en El Trabajo. Se trata de cortes históricos memorísticos sencillos que aluden a la realidad cultural del Chile contemporáneo y del mundo en general; por ello es frecuente en estos discursos dejar algunas miradas críticas y levemente irónicas sobre la política contingente de hace algunas décadas, sobre la idea de cultura de los aconcagüinos, sobre el arte universal o acerca de contextos y terruños locales como el pueblo de Putaendo, Jahuel, o Rinconada de Silva por ejemplo.
Llama la atención en este tipo de prosa, como el autor va introduciendo en cada crónica tanto las características más relevantes sobre el tema que está abordando cuanto sus propias observaciones sociológicas sobre el asunto. Y esto es interesante desde un punto de vista expositivo y metódico, puesto que cada crónica no pasa más allá de dos carillas. Así por ejemplo en su crónica titulada “Comunicación”, el autor tras identificar los diversos medios socioculturales y tecnológicos y del cyber espacio en general, que facilitan o difunden la comunicación actual; la matiza con cuestiones del zodíaco, con sus observaciones acerca de cómo en algunos países como China y Cuba, utilizan mecanismo para frenar el flujo de las comunicaciones sobre todo cuando aluden a cuestiones de la política contingente, y enseguida remata con otra de sus observaciones y su toque de fina ironía en estos términos: “…Un tipo que va rajado en su auto hablando por teléfono , se pasa un disco pare, causa un accidente, que clase de comunicación es esa. ¿Cuál es el mensaje?” (p. 60) y así sucesivamente.
Pero no sólo llama la atención por su estructura metódica como mero acopio de crónicas, también porque el contenido de las mismas deja de manifiesto una idea de la cultura, del país y de la sociedad actual de muchos chilenos, como adelantáramos al comienzo. Y en relación a la cultura regional, por ejemplo, De Blasis, deja claramente introducido en el imaginario colectivo, la obra de autores como el poeta y pintor Carlos Ruiz Zaldívar, o el escritor y ensayista Benjamín Olivares, entre otros.
En suma un texto ameno, que presenta una visión sociocultural desde Aconcagua para Chile, sobre tópicos universales y que se percibe muy matizada con pinceladas históricas, con cuadros costumbristas, y perfiles sociológicos y políticos, que invitan a la tolerancia y a pensar.

Zenobio Saldivia M.
Septiembre 2016

El insoportable paso del tiempo.
Francisco Rivas: El insoportable paso del tiempo: Nunca la muerte siempre. CEIBO Ediciones, 2016.

Al entrar en el luminoso laberinto de esta obra, El insoportable paso del tiempo, de Francisco Rivas, tiene sentido hablar de la dicotomía de forma y contenido. El acto de escribir, por naturaleza, es un acto de un contenido y maneras únicas. Cien años de soledad no pudo escribirse de otra manera, igualmente Pedro Páramo o Adiós a las armas. En los casos referidos –como en esta novela -la forma responde a las necesidades expresivas vitales que en un momento particular el creador se ve enfrentado a semejante odisea. Dicho brutalmente, esta novela no pudo ni se podría escribir sin las venas, el corazón y las inasibles inquietudes que caminan por el imaginario de Francisco Rivas. Más aún, trasunta en ella la figura de sus demás libros, algunos efectos en las imágenes y en los diálogos, figuras literarias que Rivas retrata de forma singular.

Al avanzar por sus páginas uno percibe un valioso asunto: que tiene episodios que los aspirantes a la novelística pueden considerar como buenas herramientas para su cultivación creativa.

En efecto, existe una literatura y un arte que es austero. Eso que los anglosajones llaman “economía del lenguaje”. Pero también hay una literatura y un arte que es frondoso, caudaloso, copioso como las aguas de un río, y que muchas veces, al no darnos cuenta que vivimos en Sudamérica, no le prestamos la debida atención ni el valor universal que contienen. La plenitud de la obra de Rivas se enmarca en el maravilloso caudal de nuestro continente, no únicamente por intermedio de las fuentes de conflictos que plantea, sino por el fabuloso lenguaje que fluye hasta dejar casi sin respiración.

Si tuviéramos que fichar ante la cámara esta obra, diríamos: se trata de un libro desbordante, torrentoso, lleno de “polenta existencial”, una placa de la geografía de Latinoamérica y no sólo de Chile, un texto exuberante y crudo,con cruces y entrecruces de los más diversos problemas que pasaron y siguen pasando en la monótona consigna diaria.

Tengo la certeza de que Carlos Fuentes o Mario Benedetti,no hubieran dudado en señalar que Francisco Rivas dio a luz esa “novela rosa” que se presenta antes de elevar vuelo a la reencarnación, como tal vez lo piensa el autor.

Una vez, en Cartagena de Indias, donde residía García Márquez, dijo que los escritores siempre estábamos buscando un libro. Que en cada texto parido se notaba esa exploración incesante, acaso obsesiva, no menos perseverante ni disciplinada. Así, antes de El viejo y el mar, o de Rayuela, hubo de esos magistrales autores publicaciones previas, verdaderos ensayos de lo que tiempo después dispondrían como obra total. He percibido en esta portentosa novela que Rivas mantieneel mismo espíritu, como el aliento mayor de muchas tentativas que le precedieron.

En los anteriores libros de Francisco, por ejemplo,El informe Mancini, Los mapas secretos de América Latina, Pequeña Leyenda de una ciudad ocupada, Martes Tristes o El pulmón del general, obras elogiadas y premiadas, está ese nudo narrativo y caracterización de un potente conflicto entre la realidad-ficción, hechos sociales, existenciales y políticos que sacuden a nuestras sociedades, en especial la nuestra. Denota el interés del creador por la alta arquitectura artística que se revuelca en vientres no tomados, incluso prohibidos, saca la voz de temáticas que no pocos dan la espalda, como en El insoportable paso del tiempo, donde plantea la posibilidad de reencarnarse en vidas pasadas, fundado en el espacio y el tiempo, camino ineludible para acercarse al origen de la especie humana.

Es decir, Rivas descubrió un asunto que es indispensable en la creación literaria, un sello narrativo, una marca de la impronta personal, lo que se llama “estilo”. Aspecto que los eruditos califican como la marca más difícil de encontrar.

En el presente libro, el autor, como el genuino novelista que es, expande el relato a distintos puntos de vista, con historias traspuestas engarzadas en un solo hilo conductor, que se abrochan entre sí en algunos momentos del itinerario narrativo, tales expresiones se sustentan en la proyección de la trama, en una incesante movilidad, en revelaciones novedosas, en opiniones que brotan de una u otra fuente –el tema de la muerte, por supuesto-, suele cambiar y reorientar la visión que tenemos, porque dicha movilidad enriquecedora confiere al tema narrado una singular fascinación y la ocupación de los temas dialogados por los personajes, caen sordina, dando lugar un alegre divertimento narrativo.

La dimensión de lo imaginativo, acá, es un elemento tributario a los fragmentos narrativos que la complementan. Dichos fragmentos no son formulados para llenar espacios vacíos de escritura, sino para ahondar en los conflictos abiertos de la comunidad humana.

La atmósfera que se describe recuerda la prosa de grandes novelas. Los puntos de vistas demuestran el oficio logrado por su autor. Es verdad, luego de la tentativa de semejante proyecto artístico, donde nada menos que sopla en los oídos la inescrutable expiración humana, el lector advierte que por añadidos brotan maculadas perlas, porque el logro artístico, llevado a un profundo interés literario y científico, es patente, ofrece muchas ventanas por donde contemplar tamaña obra, donde no hubo ejercicio retórico, sino poético: el fundamento principal queda empalidecido ante la perfección descomunal de un libro poblado de una notable galería de personajes vivos en su dramatismo y esencia.

En resumen, pareciera que el autor ha dado caza al libro que es la realeza de todos sus demás libros, donde recién comienzan a convivir en una habitación común.

En rigor, El insoportable paso del tiempo, es un imán de tanta virtud, que no esperaba hallar en los ojos defectuosos que genera el insípido exceso de información de la sociedad. Abstrae, deleita, impacta, a ratos deja sin aire en los pulmones. Por ello, enfrentado a una obra hecha de carne y dones, sólo bastaría decir: léala. No deje de descubrirla.

Reinaldo Edmundo Marchant

gbhonoratoGuillermo Bañados Honorato: un cientista social aconcagüino, por Ester Precht B. y Zenobio Saldivia M, Bravo Allende Editores, Stgo., Chile.

Miguel A. Muñoz Asenjo
USACH, Stgo., Chile.

La presente obra del Dr. Zenobio Saldivia M., escrito en colaboración con la nieta del preclaro político y científico que se indica en el epígrafe, consta de diez secciones y 104 pp. No obstante, en el análisis pueden advertirse dos partes: la primera de ellas relata aspectos personales y familiares de Guillermo Bañados, vinculándolos siempre con su vida pública; la segunda, en cambio, aborda otra dimensión del personaje: su trayectoria intelectual. Procederé analizando ambas partes y finalizaré ofreciendo una mirada global al personaje, primero, y a la obra después.
Guillermo Bañados Honorato, tal como lo han enfatizado los autores, vivió el clima del convulsionado Chile finisecular. Ese país que enfrentó la cuestión social y las crisis políticas que acabaron en conflictos como la guerra civil de 1891 y el golpe de estado de 1925, ya en el Chile del siglo XX. En su juventud, Guillermo Bañados expuso ante la sociedad su personalidad orientada al terreno de lo público, tal como lo indican los autores, gracias a las “emociones encontradas que templaron su carácter, y al mismo tiempo lo hicieron más sensible y abierto para comprender las necesidades de los otros” (pp. 11 y 12). Así, en 1886, cuando contaba apenas 16 años, y mientras realizaba sus estudios secundarios en el Liceo de Hombres de San Felipe, comenzó a exponer sus ideas en el periódico “El Censor” de San Felipe y, aparentemente, no dejó de disfrutar de esa libertad que conceden las convicciones, porque continuó con este tipo de expresiones, juntamente con su producción literaria, hasta sus último años. También como joven se hizo parte del Círculo de Obreros Arturo Prat y con 18 años se unió al Partido Demócrata de San Felipe, influenciado por su fundador. Su apego a los principios democráticos y liberales le llevó al punto de dejar de lado su trabajo en el periódico “El Ferrocarril” y sus estudios en el Instituto Pedagógico de Santiago, para sumarse al Regimiento de Carabineros de Yungay y combatir por la causa balmacedista. Luego de ello, sin embargo, se incorporó a Marina de Guerra en la que, entre otras cosas, pudo desarrollar su veta científica y de estudioso polígrafo.
En cuanto a la vida familiar y política de Guillermo Bañados, el libro es muy generoso y completo, enfatizando en el rol de un padre que, no obstante sus largos viajes con la Armada, o quizás por eso, “fue muy amante de sus hijos, de su esposa y de su hogar” (p. 30). La dulzura con que parece haber desplegado su vida familiar tampoco fue aguada por la carrera política que inició con 48 años, como diputado, y que luego prosiguió como ministro y como senador. De hecho, parece muy coherente con su vocación pública, razón por la cual en el libro se resalta “su preocupación por mejorar la vida del obrero” (p. 32) que lo llevó a proponer una serie de proyectos progresistas, como “la limitación de las horas de trabajo diario, la prohibición de emplear a los menores de edad en tareas impropias a sus años…”, así como el cumplimiento “de la instrucción laica y obligatoria” (ibídem.). Pero, como es esperable, su decisión y su posición política tuvieron repercusiones en su vida familiar. Tal como se relata en esta obra, su oposición al gobierno de Carlos Ibáñez del Campo detonó su persecución política y, en 1929, en plena noche, la autoridad irrumpió en el hogar de la familia de Bañados para su captura, cuando él viajaba desde el sur del país. Ya en el atardecer de su vida, como entrañablemente lo expone el título de la sexta sección del libro, Guillermo Bañados pudo disfrutar del cariño prodigado por sus nietos y el respeto y la admiración de sus colegas en política.
La segunda parte de la obra es más breve pero no menos interesante, pues pone en relieve el hecho que su producción intelectual no se agotó en la redacción periodística y literaria, la cual, como ya se adelantó, germinó en su adolescencia. Más bien, su empresa intelectual se desbordó hacia el espacio científico y esto es justamente lo que muy bien logra dejar de manifiesto Saldivia, al dar cuenta de toda la actividad científica de Bañados. En este sentido, parece muy pertinente que los autores hayan recalcado que a partir de 1891 su escritura periodística sufrió un cambio, coherente con la circunstancia política y con su realidad, pues con su incorporación a la Armada de Chile comenzó a elaborar notas técnicas acerca de cuestiones propias de la Marina Nacional que fueron publicadas en distintos medios de prensa e, incluso, en la propia Revista de Marina. Pero, conviene resaltarlo: ello no parece haber mermado su producción periodística, ensayística ni literaria.
Dentro de esta segunda parte es indispensable destacar la exposición efectuada en la octava sección, como parte de una conferencia presentada por el Dr. Saldivia, en torno a una pregunta que se deduce de la producción intelectual de Bañados, esta es: a juzgar por algunas de sus obras, ¿fue Guillermo Bañados un cientista social? El autor, en consonancia con los planteamientos de Thomas Kuhn, parte señalando que podemos considerar “científico” a un autor “cuando está inserto en una comunidad de especialistas o cuando participa de una vinculación con una o más entidades que están en la labor de la aprehensión cognoscitiva, ejercitando y practicando un paradigma característico de estos autores”[que componen la comunidad científica]; también porque logra fundar entidades que se interesan por el desarrollo del conocimiento; domina un área del saber con propiedad; y es reconocido por pares de la especialidad (p. 81). Así, se afirma que Guillermo Bañados cumplió con esas condiciones: participó en colectividades de especialistas, fue reconocido por pares, tenía dominio de áreas del saber científico, lo que demostró con su participación en congresos científicos nacionales e internacionales; también contribuyó intelectualmente a la creación de la Universidad Técnica Federico Santa María; y, además, produjo obras de corte científico, que Saldivia se encarga de presentar sumariamente. En suma, se trataría, afirma Saldivia, de un cientista social que produjo conocimiento guiado por la rigurosidad del método científico, según lo exigía el marco de sus tiempos: el positivismo.
Se trata de un texto a todas luces interesante y que deja de manifiesto el esfuerzo del político y difusor científico aconcagüino Guillermo Bañados Honorato, relativamente olvidado en su comuna, región y país, y que los autores han reivindicado para hacer justicia a la trayectoria de tan distinguido cientista social.


Profesores-Norm
Algo más que un texto de la Educación Chilena: Énfasis históricos y Poéticos.

Con el presente encabezado, el autor de esta nota desea analizar y reseñar el libro: Profesores Normalistas de Chiloé. Maestros legendarios de la educación, de Dante Montiel Vera y Nelson Torres Muñoz, Dimar Ediciones, Castro, 2014. El epígrafe pretende hacer justicia a un dúo de autores de Chiloé: el primero un historiador y el segundo un poeta, quienes unieron sus voluntades y esfuerzos para dar a luz el ensayo que a continuación analizamos.

Es un texto de carácter histórico-sociológico acerca de la educación en Chiloé, que aborda las peculiaridades de la formación que recibieron los antiguos maestros y profesoras oriundos de la gran Isla; así como también se da cuenta del universo axiológico que fomentaba dichos maestros y profesoras a sus alumnos y que lamentablemente hemos perdido. Es un encomiable esfuerzo de compilación y de análisis, que nos permite apreciar claramente un sesgo regional de la educación chilena y el aporte de los profesores normalistas chilotes en beneficio de los jóvenes del país. Llama la atención la enorme cantidad de profesores y profesoras entrevistadas para cubrir un amplio espectro ilustrativo de todo aquél universo de docentes que participaron en la educación chilena desde Chiloé. Es una de las fortalezas del ensayo.

La estructura del texto está organizada en cuatro grandes secciones: Profesores Normalistas de Chiloé: Los Maestros legendarios, Testimonio de Profesores Normalistas de Chiloé, Testimonios de las últimas generaciones de Profesores Normalistas de Chiloé y Las Escuelas Normales en la Coyuntura Nacional. Así entonces los autores parten abordando todo el estado de la cuestión, en relación a los orígenes de la idea misma de “profesor normalista” desde sus primeras expresiones durante el siglo decimonono en Europa, hasta la réplica institucional en la joven República de Chile en 1842, con la erección de la Escuela Normal de Preceptores de Santiago, y luego la consolidación de nuevas entidades de esta naturaleza en muchas provincias de Chile, para llegar a la creación de la Escuela Normal de Profesores de Ancud en 1930.

Luego, en relación a los testimonio de los profesores normalistas, los autores logran compilar más de cuarenta entrevistas de profesores y profesoras de la gran isla de Chiloé, que ilustran muy bien el sentimiento de estos docentes por la educación chilena en general y por la educación regional en especial, y que dejan de manifiesto además la riqueza humana y la impronta generosa y humanista de estos colegas. Además por supuesto, en estas entrevistas se percibe el cariño y el respeto por el chilote en su condición de educando, que trasuntan estos héroes del proceso de enseñanza-aprendizaje, centrados la mayoría más en el alumno que en el contenido cognitivo específico. Así, por ejemplo en un momento de la prosa de estos autores se lee: “… lo importante es el respeto que tengo a ellos, entregarles cariño, ser amable dentro de los márgenes. Yo noto esa diferencia con los profesores actuales, nosotras las normalistas teníamos gran dominio del curso, una formación distinta y mejor, un mayor compromiso con el alumno, incluso la presentación personal era diferente.” (p. 245).

Y en otra entrevista, la profesora señala: “Las comidas eran muy buenas, nadie se podía quejar, todo era gratuito, sólo pagábamos el lavado y el planchado de ropa que realizaban personas de la comunidad. La Normal le daba oportunidades de estudiar a las familias pobres, aunque llegaba gente que se educaba fácilmente, aunque de clase media todas” (p. 111).

Esto es muy significativo pues deja acotado que el proceso educativo era gratis, esto es como parte del ideario del Estado-docente de la época y que hemos perdido. Y además deja de manifiesto que las Escuelas Normales eran entidades que generaban algunos recursos monetarios a los lugareños; algo así como el provecho económico que hoy pueden obtener los negocios y tiendas pequeñas de las compras de los turistas y visitantes que entran a la isla de Chiloé. También entonces, las Escuelas Normales además de ser focos del conocimiento y de la cultura, eran parte de un modesto entramado económico regional.

De fondo, en toda la obra, tanto por los autores cuanto por los entrevistados, se puede percibir también el imaginario cultural, los usos y costumbres de los chilotes, sus dificultades para la conectividad entre los distintos puntos geográficos de la isla y del archipiélago y mucho más aún con el continente. En suma, el eterno aislamiento de la isla y de todo el archipiélago. Amén de las fiestas locales y las tradiciones que se entrecruzan con la labor pedagógica, por lo menos es esta región del país y del mundo.

No cabe duda que la dupla de autores logró cumplir cabalmente su cometido: Dejar asentado en el derrotero de la historia de la educación chilena, la memoria estos hombres y mujeres que desde la región chilota, se entregaron a la formación estudiantil, con todo su ser y su sello personal y humano. Además de la prosa utilizaron el recurso complementario de la fotografía, con lo cual se abre a nuevas apreciaciones estéticas del Chiloé de antaño y de la educación chilena toda. Es de esperar que este acopio histórico, sociológico, fotográfico y literario sea justamente reconocido por las autoridades educacionales, como un referente importante y que sirva como un acicate para alcanzar la gran memoria colectiva de los profesores normalistas de otras regiones del país.

Zenobio Saldivia Maldonado
Julio 2016.


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