EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
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La visión de Paul Feyerabend en torno a los modelos científicos de Newton y de Einstein.

por Francisco Díaz Céspedes
Artículo publicado el 16/05/2016

Resumen: El desarrollo del conocimiento y la aplicación de los modelos científicos de Newton y de Einstein sostienen principios y fundamentos sólidos, respetados y aprobados por la comunidad científica; a pesar de que, ambos modelos fueron elaborados uno a partir del otro; aunque, no podemos reconocer que la negación como factor del conocimiento científico presenta aspectos enriquecedores y competitivos. Puesto que se trataría de una suerte de extensión, es decir, como un ejercicio crítico en el “Anarquismo metodológico” planteado por el austriaco Paul Feyerabend.
Abstract: The development of knowledge and application of scientific models of Newton and Einstein argue principles and solid fundamentals, respected and approved by the scientific community; although both models were developed one from the other; although we can not recognize that the denial factor has enriching scientific knowledge and competitive aspects. Since it would be a sort of extension, as a critical exercise in the «Methodological Anarchism» raised by the Austrian Paul Feyerabend.

Introducción
El espectro de las opiniones epistemológicas actuales es muy extenso, pero debemos referirnos en específico a la obra de Paul Feyerabend (1924-1994), especialmente en virtud de la amplia difusión que han tenido sus ideas entre ciertos sectores culturales. Feyerabend acabó constituyendo en el ámbito de la filosofía de la ciencia una posición tan extrema y opuesta a las teorías epistemológicas presentadas por otros autores, tales como Gastón Bachelard (1884-1962), Thomas Kuhn (1922-1996), Karl Popper (1902-1994), Mario Bunge (1919-…), entre otros.

De este modo, Feyerabend ha sido considerado como el creador del “Anarquismo Metodológico” en la filosofía de las Ciencias. Y Cabe destacar que en un principio, el austriaco, plantea una inquietud por los problemas epistemológicos desde la base de la física moderna, y por ello conviene dividir la evolución de su pensamiento en dos etapas: la primera, es aquella en que se lo puede ubicar como un crítico original de las tradiciones surgidas del rígido empirismo del Círculo de Viena (1922-1936), mediante de la tesis hipotético deductivista. Y la segunda, en la que drásticamente acepta su “Anarquismo Metodológico” que está ligada al su gran texto celebre “Tratado Contra el Método” en 1975.

Sin duda, la postura de Feyerabend es determinante y provocativa, quizás porque fue concebido como un epistemólogo polémico, no tan sólo por el arte de debatir, sino también para confrontar al contendor. De este modo, en este ensayo se abordará las críticas de Feyerabend frente a los modelos teóricos de Newton y de Einstein relacionados entre sí; luego, se intentará responder: ¿Es posible comparar los modelos teóricos competitivamente?; y finalmente, sintetizaremos los capítulos anteriores.

Críticas de los modelos teóricos de Newton y de Einstein
Feyerabend crítica la manera tradicional de diseñar el método hipotético deductivo, y en algún sentido la objetividad de la base empírica. Feyerabend acepta que el desarrollo científico esta unido a la noción de teoría y a la aparición en la historia de la ciencia de un encadenamiento de teorías en el que algunas suceden a otras por ser más adecuadas. Sin embargo, propone una variación al método hipotético (1) deductivo; en lugar de implementar para cada teoría un proceso de contrastación continua, que puede acabar inesperadamente en una refutación sin límites en una continuación infinita de corroboraciones sucesivas de las teorías, ya que pueden situarse como una nueva teoría, o a una vieja teoría sometida a crítica. Los pasos a continuar sobre ésta son: primero, enumerar todas las teorías alternativas que en un principio logren explicar los mismos fenómenos problemáticos.

Por otra parte, el pensamiento de Feyerabend, frente a la Teoría de la Relatividad Especial publicada por Albert Einstein (1879-1955), en 1905, presentó nociones de un nuevo modelo teórico, que entró en competencia con el modelo teórico de Newton (1643-1727); puesto, que se establece una relación con la teoría de la relatividad, y demanda mejores explicaciones y predicciones, y aun así, son o no más eficaces en un sentido práctico. Sin embargo, si analizamos quizás una de estas teorías, como lo es la teoría newtoniana, que no puede ser refutada como una alternativa incompatible con las teorías ortodoxas de tiempos anteriores al inglés. Además esta teoría se descubriría por contraste y no por análisis, puesto que Newton maximiza el contenido empírico para comprender claramente otros puntos de vistas, aunque esta puede ser determinada como una metodología pluralista (2), ya que en estricto rigor las ideas de Newton fueron hechos experimentales causales y observables de una forma macroscópica.

Si de la competencia surgiese que algunas de las alternativas son más adecuadas que la propuesta, ésta no adquiriría su carta de ciudadanía científica. En caso contrario, dada la noble ventaja expuesta por la nueva teoría en aspectos explicativos, predictivos y prácticos frente a las alternativas, se justificaría de un modo racional la persistencia de su empleo. Esta idea de competencia entre teorías, según Feyerabend, supone un criterio de justificación mucho más amplio y delicado análisis que un simple criterio aislado, y su comparación constante de la realidad. Sin duda hay un mérito en ella, evita que al trabajar con una sola teoría en virtud de su éxito explicativo y predictivo queden aferrados en una descripción unilateral y quizás algo soslayada de la realidad, lo cual nos impediría advertir las ventajas conceptuales y prácticas de analizar los hechos desde otra perspectiva.

En cierto sentido, tanto la teoría de Newton como la teoría de Einstein compiten en el sentido estricto de los modelos teóricos que presentaron como modelo de la explicación real de la humanidad, pero son sus concepciones de entender fenomenológicamente la realidad. Ambos sostienen que existen fundamentos únicos y reversibles desde el punto de vista estructural de la teoría. Einstein afirmaría:

“La nueva teoría de la gravitación difiere mucho de la teoría de Newton. Pero sus resultados prácticos concuerdan de tal manera con ella, que es difícil encontrar criterios de diferenciación accesibles a la experiencia.”(3)

Desde esta perspectiva, Feyerabend insiste en que no existen datos empíricos independientes de las teorías científicas, de modo que, desde su visión, la experiencia depende internamente de la teoría misma (4). De la constitución de lo que tomamos como base empírica es responsable la teoría, tanto del modelo de Newton como del modelo de Einstein; puesto que las hipótesis y las conceptualizaciones están relacionadas, aunque en cierta medida provocan una división desde la práctica empirista. Por un lado, la confusión entre:

“El reconocimiento de que la constitución de un dato empírico siempre presupone teorías, con la afirmación de que la base empírica se constituye con la teoría que contrastamos con ella.”(5) Es de explicar que, “si se desea poner a prueba una teoría X mediante datos de la base empírica Y, tal base empírica Y presupone una base empírica epistemológica y una serie de ampliaciones de ésta, las sucesivas bases empíricas metodológicas, constituidas por medio de las teorías presupuestas en el análisis de la recién llegada la teoría X. Pero estos datos con los cuales se contrastará la teoría X no presuponen la propia teoría X; se trata, en cambio, de comparar la teoría X con todo lo que, como resultado de la interacción entre teoría y experiencia, ha sucedido anteriormente. No hay aquí nada parecido a un círculo vicioso o a una situación puramente interna que contrastaría la teoría X con datos constituidos a partir de ella misma.”(6)

Por ejemplo, Einstein utilizó el método deductivo para elaborar la Teoría de la Relatividad. Él partió de una teoría, que maquinizó, y dio por supuesto una serie de verdades con postulados previos. Al aplicar estas verdades conseguía leyes que contradecían «el sentido común» de lo que se conocía. No obstante, al pasar los años sus postulados fueron sometidos a experimentos, para que éstos a su vez sean comprobados. Desde este punto de partida, experimentación fue el éxito de su validación.

Sin embargo, el caso de Newton fue similar al de Einstein, ya que el inglés se sustentó en la disciplina de las matemáticas y en las elaboraciones de suposiciones tautológicas que él mismo enunció, apoyándose en estudios anteriormente realizados por otros teóricos, como lo fue el caso de Galileo (1564-1642) y de Kepler (1571-1630), aunque es muy consabido que la teoría de Newton es inconsistente con la ley de caída libre del Italiano y con las leyes del alemán (7). Por su parte, Newton no realizó ninguna experimentación personal, sino una teorización, como lo explica Feyerabend en la siguiente cita:

“En el caso de Newton, la discrepancia cualitativa entre teoría y hechos fue eliminada por medio de una hipótesis ad hoc. En otros casos, ni siquiera se hace uso de esta débil maniobra: se conserva la teoría.”(8)

Si bien es cierto, las fórmulas obtenidas por el transformador de la mecánica clásica le permitían calcular espacios y velocidades que coincidían con los cuerpos estudiados, como por ejemplo: el cuerpo de la luna y su trayectoria hacia la tierra, es decir, que los cálculos y la observación fueron suficiente para validar sus leyes de la Ley de Gravitación Universal (1686).

Es por esto motivo, que el método utilizado, ya sean inductivos o deductivos para comprobar ciertas suposiciones u observaciones de cálculos físicos y matemáticos superan lógicamente el método utilizado antes de su era, presentándose ésta como una forma más efectiva de lo que se conocía por ese entonces, es decir, existe una manifestación de libertad al realizar ciencia, ya que:

“al fin y al cabo la ciencia es un producto nuestro y no nuestro soberano; “Ergo” debería ser un súbdito y no el tirano de nuestro deseos.”(9)

De este modo, Feyerabend estimaría que el método de inducción como el método de deducción se utilizan dentro de los procesos de los dos métodos, es decir, una reciprocidad continua, para comprobar de una manera más eficiente el modelo teórico presentado; y a que su vez, es el científico libre de escoger las formulaciones necesarias para ejecutar los estudios competentes del fenómeno indagado.

Empero, las dificultades de un método determinado en relación a la semántica de los modelos teóricos, aun presentan ciertas dificultades, porque el vocabulario de una teoría científica adquiere su sentido por las relaciones mutuas entre las concepciones que constituye el lenguaje científico. Por ende, cada teoría emplea un vocabulario propio y el sentido de este significado aparece definido o constituido por analogías entre los términos empleados obligatoriamente y por las propias hipótesis de la teoría (10). Es de señalar, que ello podría ser así, en relación con los conceptos teóricos y en conexión con lo que se afirma acerca de entidades no observables. Pero ocurre que, en este sentido, Feyerabend toma una posición un tanto holística. Puesto que, las palabras y no solamente las teorías pertenecen sólo a un vocabulario empírico, sino que adquieren sus propiedades semánticas por la estructura interna de la teoría, tal como las imponen sus hipótesis fundamentales. Desde este enfoque, es de suponer que cada teoría constituye su propia base empírica, que se traduciría en una virtud semántica, cuya afirmación, de que todo lo que se dice acerca de la experiencia está dentro de una teoría, y sólo tiene sentido en relación con ésta. Por ejemplo, en la física clásica se establecen las siguientes suposiciones: primero, la realidad objetiva existe independientemente de cualquier observación que se haga de él; y la segunda, corresponde que la posición y la velocidad de un objeto pueden medirse sin límites en su precisión, excepto para los instrumentos de medición. Por lo tanto, es de explicar que la realidad objetiva es una realidad precisa sin incertidumbre e intrínseca, lo que en la perspectiva newtoniana, principalmente en la teoría de la gravedad, al explicar las leyes del Kepler que describe las órbitas planetarias, más los experimentos de Galileo, utilizó un leguaje similar a este último, es decir, que Newton creó un cálculo para explicar un esquema matemático apropiado para fundamentar coherentemente su modelo teórico. Este hito lo llevó a diferenciarse de sus predecesores, y que mediante por sus innovaciones científicas (11), logró que la física tenga un lenguaje más complejo de lo que se comprendía.

A partir de estas suposiciones, se da por entendido el primer fundamento de la física clásica, ya que las propiedades de las fuerzas actúan en un cuerpo objetivo, cuya analogía, con la segunda suposición, en la gravitación establece un nuevo concepto, es decir, que la fuerza gravitatoria entre dos cuerpos, como la tierra y la luna, es proporcional a la masa de cada cuerpo y es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellos. Por ende, esta descripción de la fuerza gravitatoria, cuando se aplica con la segunda ley de Newton, argumenta el porqué de las órbitas planetarias son elípticas; debido a que la tercera ley de Newton, la fuerza que actúa en la tierra es igual y opuesta a la fuerza que actúa en la luna. De forma, que en su actuar, ambos cuerpos están constantemente cambiando en sus velocidades y en sus direcciones, debido a la fuerza gravitatoria que actúa continuamente en ellos.

En cierto modo, luego de diversos experimentos, las leyes de Newton fueron consolidadas como una estructura inamovible en el lenguaje científico, prácticamente universal, que explicaba los fenómenos físicos, principalmente el de todos los movimientos, insertándose en las teorías de la astronomía y las teorías de los gases (12). Supremamente este principio podría aplicarse a todo ente, puesto que se pensaba que esta realidad determinista era completamente mecánica, con un tiempo y con un espacio absoluto, en el cual todo sistema de objetos podría describirse con precisión en todo momento. Por ejemplo, que la posición y velocidad de cada ente puede especificarse, sin ningún cuestionamiento. Sin tal precisión es correcta, las futuras predicciones serían imposibles de llevarse a cabo. No obstante, esto permitió a que exista un modelo paradigmático (13) imposible de traspasar, porque todo experimento era consecuente de un modelo teórico perfecto.

¿Es posible comparar los modelos teóricos competitivamente?
Desde la perspectiva de Feyerabend, la comparación de los modelos teóricos de Newton y de Einstein, no sería posible compararlos. Porque se propone que con la metodología del poder predictivo de una teoría, utilizaría la base empírica de otra, tal como competitivamente la establece y la usa para sus propios propósitos de predicción y explicación. Sin embargo, esto no se puede implementar, pues, si tenemos que estimar la capacidad explicativa y predictiva de una teoría propuesta X “1” para saber si es ventajosa o no que una teoría alternativa X “2”, y entonces acontecería un fenómeno muy similar al de la inconmensurabilidad.

Feyerabend acepta esta tesis kuhniana, y no se comprende entonces cómo es posible que teorías alternativas se coloquen en competencia y que podamos declarar cuales son las más adecuadas. Así, es de interpretarse que hay una contradicción en la metodología de Feyerabend que no es fácil de resolver. Por lo tanto, sin proponer alternativa es de superar este desigualado, de que la idea del austriaco “Anárquico” tiene un segmento atrayente que se puede reconstruir en términos un tanto diferentes en los que se emplearía.

Es de reconocer la posibilidad frente a una nueva teoría X, de contar con una base empírica “neutral” para proceder a la estrategia hipotético deductiva en una versión más compleja. Por lo que Feyerabend expone una o más teorías alternativas a una teoría dada, ya que estamos en condiciones de detectar una parte de la experiencia que antes no se había advertido y de tal manera, ocurriría que con una base empírica más amplia descubierta o planteada por las teorías alternativas, dispondríamos de medios de contrastación para la primera teoría que quizá, solamente con ella, no tendríamos a nuestra disposición. La competencia se traduciría en que la base empírica empleada para la operación de contrastar se ampliaría (14), porque quedaría develada con los recursos de las teorías alternativas. Por ejemplo, si formulamos una teoría X constituida por una sola hipótesis de partida, Y (hipótesis), como es el caso de la mecánica de Newton. ¿Qué ocurre si se niega tal teoría? Se asumirá una posición contraria a la primera teoría y, en lugar de la única hipótesis Y que constituye la teoría X, se formulará una nueva teoría X “2” cuya única hipótesis es no Y. Pero X “2” por ser una teoría distinta de X, se constituye en un fenómeno holístico diferente, desde un punto de vista semántico, del representado por X. Los conceptos, las palabras o términos que estamos empleando, aunque parecen ser los mismos luego del acto de negación, se transformarán en términos con sentido nuevo, resultan de del hecho de que tenemos otra hipótesis de partido y, por lo tanto, de que han modificado las relaciones semánticas. Esto llevaría a una extraña paradoja, común a todas las posiciones holísticas: cuando se niega una hipótesis fundamental ya que no se habla de los mismos, es decir, hemos cambiado de tema.

Fue el caso de Einstein que con su Teoría de la Relatividad Especial en 1905 (X “2”), implícita en la discusión anterior de la física clásica estaba la suposición de que el espacio y el tiempo eran absolutos, y que todos los fenómenos físicos tenían lugar, por consiguiente eran válidamente fijas y constantes. El físico alemán abandonó el concepto del éter, y con él el concepto del movimiento absoluto de un objeto, comprendiendo que sólo podía medirse el movimiento relativo entre objetos. Utilizando sólo la suposición de la constancia de la velocidad de la luz en el espacio libre, puesto que demostró que ni la longitud ni el tiempo son absolutos. Esto significa que el tiempo y el espacio dependen de las velocidades relativas del observador y lo observado. Por ejemplo, un observador en la tierra que comparase un reloj en una nave espacial con un reloj en la tierra, verá que el reloj de la nave espacial se mueve más lento que el reloj de la tierra (15).

Posteriormente, Einstein publicó la Teoría General de la Relatividad en 1915, respuesta mayor que la teoría de la relatividad especial. Puesto que la relatividad general trata de que los objetos vayan acelerando en relación de uno con el otro, es decir, que se mueven a velocidades que van cambiando, sobretodo en trayectorias curvadas. Por ejemplo, cuando un avión está despegando o aterrizando a una velocidad constante. De este modo, el alemán expresaría “Una de las características más importante de la teoría de la relatividad es que se ocupa de elaborar con mayor rigor las relaciones que hay entre los conceptos generales y los hechos experimentables.”(16) Cabe destacar que todo tipo de ente son afectados exactamente de la misma manera por la gravedad, una manera equivalente de ver el problema es reemplazar todas las fuerzas gravitatorias por trayectorias curvadas. Es de exponer que el resultado de la teoría general reemplaza el concepto de gravedad por la curvatura del espacio.

El austriaco “anarquista” sostiene desde una esfera epistemológica, que una genuina operación de negación, parece tan paradójica que dudamos de lo que dudamos, forma de que ningún epistemólogo serio pueda, realmente, adoptarla con toda solemnidad. Este postulado, presenta posiciones de contradicción entre aspectos positivos, como la noción de competencia entre teorías, con otros negativos, que impacta a la comunidad educativa. Ahora bien, si analizamos la teoría general de la relatividad en estricto rigor: Ella predice la materia, la energía, el espacio y el tiempo, que dependen de unos con otros, y que a su vez, pareciera ser que evolucionan juntos; aunque por lo que se entiende por espacio y por tiempo no son más que magnitudes independientes (17). De manera que el espacio es un concepto que nos permite conceptualizar la separación de los objetos y las trayectorias de los rayos de luz. Puesto que el tiempo también es un concepto y nos condesciende conceptualizar el cómo cambian los objetos. De este modo, el “Anarquismo epistemológico” sostiene que la competencia entre teorías no es más que la aplicación de ciertos criterios instrumentalistas, cuyas variaciones conceptuales formularían una teoría más compleja de lo que se conocía (teoría newtoniana), ya que la formación intelectual del científico, como el del alemán, fue completamente influenciado por el positivismo del filósofo naturalista austriaco Ernst Mach (1838-1916). La filosofía positivista presenta, que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, basado en la experiencia sensitiva real (18). Así, los criterios de Einstein enfatizaron el enfoque positivista y el amplio campo de las definiciones empíricas de las mediciones del tiempo y del espacio, hecho que concentró la disciplina de las matemáticas, en explicar el cómo varían la longitud y el tiempo con la velocidad relativa del observador y de lo observado. De esta forma, el genio logró evitar el concepto del espacio dentro del contexto de las mediciones de longitud y tiempo.

Por otra parte, Feyerabend coloca al método científico y la teoría del conocimiento en general como todo en un conjunto de proposiciones admitidas momentáneamente, puesto que el primer paso metodológico a seguir es negarlas. De este modo, se fundamentaría en la convicción de que, como toda teoría resulta a la larga parcial o totalmente equivocada y que no refleja una realidad objetiva, cuyo sentido es conveniente negar la virtud de que hay vías diferentes y enriquecedoras de pensamiento y de conceptuación. Por ejemplo, Einstein abandonó el positivismo cuando desarrolló la teoría general de la relatividad, y es improbable que él pudiera desarrollar la teoría de la relatividad. Es decir, que su método científico de la relatividad general dependía esencialmente de una convicción intuitiva desde los funcionamientos empíricos de medición, tanto de la fuerza de gravedad y de las aceleraciones de los cuerpos, hasta crear un modelo teórico del espacio curvo y en el que no había fuerzas gravitatorias. Es decir, que el alemán no podría, probablemente, haber realizado esta acción sin creer que el espacio era objetivamente real en lugar de ser un mero contexto para aplicar las mediciones de longitud y de tiempo.

El “anarquismo metodológico” de Feyerabend se expresa de la siguiente forma: primero, en ningún momento deberíamos pensar, frente a una teoría o a un corpus único de conocimiento, sino que estamos realmente la dirección de una certeza de un problema de relación con el problema inicial que se planteaba, es decir, el descubrir la naturaleza del conocimiento científico en una sociedad libre, una libre competencia (19). Puesto que en esa materia metodológica ha fracasado en todos los intentos de estrechar los procedimientos de la ciencia a un molde conceptual preciso y definido, donde todo proceder es adecuado en asuntos científicos, y por ello Feyerabend afirma que para todo campo de estudio competitivo: “¡Todo vale!”(20)

Esta posición un tanto escéptica se agrava cuando subraya los postulados teóricos de Newton y de Einstein, cuyas teorías son, en el fondo, nada más que la expresión de una de las tantas comunidades presentes en la sociedad, es decir, una comunidad científica del periodo correspondiente. No obstante, Feyerabend entiende que la influencia de la comunidad científica impacta directamente en los fundamentos teóricos de una teoría inicial, aunque se muestra a favor de la democracia y de la libertad, influenciada por sistemas de valores para elaborar una sociedad eficaz y objetiva.

De esta forma, Feyerabend coloca énfasis en aspectos de la actividad científica, considerando que existen aspectos negativos y positivos que provienen del error de un status (21) que la sociedad implica en el desarrollo de la ciencia. Por ejemplo, Einstein escribiría:

“Mi participación en la construcción de la bomba atómica se limitó a un único hecho: firme una carta dirigida al presidente Roosevelt. En ella la ampulosidad se recalcaba en la necesidad de preparar experimentos para estudiar la posibilidad de realizar una bomba atómica. Era consciente del horrendo peligro que la realización de ese intento representaría para la humanidad. Pero la probabilidad de que los alemanes estuvieran trabajando en lo mismo me empujó a dar este paso.”(22)

En consecuencia, la comunidad científica mediante tácticas de alta competencia han logrado enormes ventajas en lo que respecta, específicamente en la distribución de presupuestos nacionales. Y de conjeturar, que si se impartiera un pluralismo respetuoso de todas las opiniones, no habría razón alguna para negar la posibilidad de defender las creencias de los científicos mencionados, tanto de sus expectativas gnoseológicas y la visión de comunidades científicas de su época, como lo fue el caso de Newton en la Royal Society (1703-1727). No obstante, para el austriaco anárquico, las comunidades científicas son necesarias en sus diversos campos de estudio como por ejemplo: la astrología, los magos, los curanderos, entre otras.

De modo, que tanto para Newton y Einstein, las sociedades estarán compuestas por un privilegio directo de comprobación científica en la demostración empírica a la comunidad científica, ya que esta determina en materia de prestigio y de presupuesto su utilidad. Por lo tanto, es a partir de la suposición de que ella produce un tipo de conocimiento que las demás comunidades no garantizan. Pero no cabe duda, que los modelos teóricos reprodujeron beneficios sociales de la ciencia, aunque con cierto criterio a una regla de correspondencia que han sido utilizadas prioritariamente para crear focos de belicismo y para ampliar la coerción social, tal como se mostró los escritos de Einstein, con respecto al caso nuclear.

Pero la visión panorámica general de Feyerabend entorno a los modelos científicos de Newton y de Einstein formulan una práctica considerada como una sociedad libre a la que se pondría freno a las investigaciones científicas, lo cual se supondría una liberación, y se redistribuirían los recursos nacionales para que magos, mentalistas, médicos alternativos y otros ciudadanos pudiesen tener su oportunidad gnoseológica y práctica científica al igual que los grandes genios que gobiernan las esferas del credo científico.

Conclusión
Después de todo, más allá de algunas continuidades que ha mostrado la historia de la ciencia, ésta se nos presenta como una sucesión de etapas en las que muchos de los conocimientos y visiones del mundo fueron negados y abandonados drásticamente por otros diferentes. Es el caso de Newton y de Einstein, ya que en sus nociones del modelo científico compiten con exactitud en las observaciones experimentales, en donde hay una fuerte tendencia a pensar en el propio modelo teórico como una realidad externa objetiva. Por ejemplo, son los conceptos de espacio y tiempo, entendidos como entes reales, en lugar de simples modelos matemáticos. No obstante, las tendencias del lenguaje lógico y de la interpretación teórica crean innumerables problemas, intentando de comprender la verdadera naturaleza de la realidad. Es por esto, que en la física clásica del tiempo newtoniano, los objetos interactúan entre sí, por medio de sus campos de fuerza, representados también como objetos de la realidad externa objetiva.

Empero, tras la revolucionaria teoría general de la relatividad de Einstein, no hizo nada para cambiar la creencia de que nosotros como observadores todavía vivimos dentro del contexto de espacio-tiempo macroscópico, aunque no con una interpretación, de que el espacio-tiempo es absoluto e inmutable. Esto significa, que nosotros como objetos reales aún estamos sujetos a la experiencia y de la separación, y el aislamiento de otros objetos. En cierto sentido, lo que hemos señalado puede traducirse en una competitividad entre dogmatismo ontológico con un “escepticismo metodológico.” Desde esta perspectiva, Feyerabend nos parece indicar con claridad es que, como resultado de este procedimiento, en determinados momentos tendremos que admitir que la negación hecha a modo de prueba nos ha conducido a resultados satisfactorios y que es el momento de volver a admitir aquello que ha sido negado. La negación metódica no significa haber probado la tesis contraria a aquella que estamos negando. En tal sentido, el escepticismo metodológico es curiosamente una defensa en contra del dogmatismo, una precaución que debemos tomar para que el hecho de adoptar una teoría o un sistema de creencias no nos haga olvidar el procedimiento correcto porque también es parte de su negación; y de esta forma crear una sociedad libre que acepte todo modelo científico desde las concepciones de pseudociencia hasta el desarrollo elemental de la ciencia.

 

Bibliografía
Einstein, A. “El mundo como yo lo veo” Editorial FONTANA. España. 2011.
Feyerabend, P. ¿Por qué no Platón? Editoriales Tecnos. Londres. 1980.
Feyerabend, P. “Tratado Contra el Método” Editorial Tecnos. Londres. 1975.
Klimovsky, G. “Las desventuras del conocimiento científico. Una introducción a la epistemología” Ediciones A_Z. Buenos Aires. 1995.
Kuhn en “Las Estructuras de las Revoluciones Científicas” Ediciones Fondo de Cultura Económica. Chile. 2000.
Nagel, E. “La Estructura de la ciencia” Editorial Paidós. España. 2006.
Reguera, A. “Newton y Feijoo. Un episodio en la Historia de la difusión de las ideas científicas”. Universidad de León. 2001.
Citas:
1 “El método hipotético lo convierte en un argumento a favor del carácter ‘hipotético’, es decir, instrumentalista, de la cosmología copernicana…’No es necesario que estas hipótesis sean verdaderas; ni siquiera es necesario que sean probablemente verdaderas; es suficiente con que conduzcan a cálculos que estén de acuerdo con los resultados observacionales.” Feyerabend, P. “Tratado Contra el Método” Editorial Tecnos. Londres. 1975. p. 98.
2 Cf. Ibídem. pp. 13-14.
3 Einstein, A. “El mundo como yo lo veo” Editorial FONTANA. España.2011. p.112.
4 Cf. Ibídem. p. 290.
5 Klimovsky, G. “Las desventuras del conocimiento científico. Una introducción a la epistemología” Ediciones A_Z. Buenos Aires. 1995. p.381.
6 Ibídem. pp. 381 – 382.
7 Cf. Óp. Cit. Feyerabend, P. “Tratado Contra el método” pp. 18-19.
8 Ibídem. p. 42.
9 Feyerabend, P. ¿Por qué no Platón? Editoriales Tecnos. Londres. 1980. p.16.
10 Cf. Ibídem. pp. 35-40.
11 Cf. Reguera, A. “Newton y Feijoo. Un episodio en la Historia de la difusión de las ideas científicas”. Universidad de León. 2001. Sus tres leyes del movimiento pueden describirse como sigue: “Primera Ley o Ley de Inercia: Todo cuerpo permanece en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme a menos que otros cuerpos actúen sobre él. Segunda Ley o Principio Fundamental de la Dinámica: La fuerza que actúa sobre un cuerpo es directamente proporcional a su aceleración. Tercera Ley o Principio de acción-reacción: Cuando un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, éste ejerce sobre el primero una fuerza igual y de sentido opuesto.” pp. 313 -335.
12 Nagel, E. “La Estructura de la ciencia” Editorial Paidós. España. 2006. pp. 153-155.
13 De las ideas de Kuhn en “Las Estructuras de las Revoluciones Científicas” Ediciones Fondo de Cultura Económica. Chile. 2000. pp. 55-67.
14 Cf. Óp. Cit. Feyerabend, P. “Tratado Contra el método” pp. 175-177.
15 Cf. Óp. Cit. Einstein, A. “El mundo como yo lo veo”: Para un objeto que tiene en reposo una masa cero, la teoría relativa especial expone que la relación entre la energía total (E) del objeto, que incluye su energía cinética, y su masa (m): E = mc² donde “c” es la velocidad de la luz en el vacío. La teoría especial de Einstein ha sido confirmada por diversos experimentos. Puesto que en la teoría de la relatividad especial el espacio y el tiempo ya no son absolutos, sino de una concepción euclidiana. Esto significa que dos líneas rectas en el espacio-tiempo. Por ejemplo, en un sistema de coordenadas de paralelas en un punto, siempre permanecerán paralelas sin importar las fuerzas gravitatorias. pp. 112-134.
16 Ibídem. p. 113.
17 Ibídem. p. 122-126.
18 Cf. Ibídem. p. 123.
19 Óp. Cit. Cf. Feyerabend, P. ¿Por qué no Platón? Pp. 31-55.
20 Cf. Ibídem. p. 290.
21 Cf. Óp. Cit. Feyerabend, P. “Tratado Contra el método” p. 28.
22 Óp. Cit. Einstein, A. “El mundo como yo lo veo” p. 47.
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