Tomo mi taza de café de las 8 de la mañana y doy un vistazo a las noticias del día. Me detengo en un articulo de la Nación: «Las escenas del paso de Bachelet por el Vaticano».
Para muchos chilenos la noticia puede ser buena, para otros, regular y, para los ubicados, que son los oprimidos, los explotados y los marginados del mundo entero, un paso que parece confirmar el apoyo que entregó el Vaticano en el genocidio contra los militantes de la izquierda bajo la bota pinochetista. Juan Pablo II solía decir: «Os salvaré del pecado, pero no de la injusticia». La receta del Vaticano, traducida a las palabras de los mortales, quiere decir que hay que poner las dos mejillas a disposición del capitalismo. La maquinaría de la iglesia funciona a todo vapor y nubla los cielos con manipulaciones, distorsiones, excomunicaciones y entrega las almas al engranaje neoliberal. En la reunión con el Pontífice participaron los del mal llamado: «Chile somos todos». Los ubicados, ciertamente, no necesitamos construir un pacto social con el Vaticano cuando en Chile, se quiera o no, la iglesia se encuentra dividida en dos partes: una de los del Chile somos todos, y los otros, en la iglesia de los pobres: «Teología de la liberación».
Me detengo en estas líneas: «La Iglesia Católica ha hecho un llamado moral y ético al conjunto de la sociedad, en el sentido de que si Chile es un país en democracia, próspero en la economía, que crece, como país en su conjunto todos los actores seamos capaces de construir, podríamos decir, un gran acuerdo nacional, un gran pacto social», y pienso que si todo estuviera funcionando a las mil maravillas pues el Vaticano no habría hecho este llamado. Los ubicados somos tantos y no olvidaremos fácilmente nuestros muertos y mucho menos aquellos que santificaron el luto de nuestra patria. Al llamado del Vaticano me llega a la mente el primer discurso de Salvador Allende el 5 de septiembre de 1970: (… Sólo quiero señalar ante la historia el hecho trascendental que ustedes han realizado, derrotando la soberbia del dinero, la presión y amenaza, la información deformada, la campaña del terror, de la insidia y la maldad. Cuando un pueblo ha sido capaz de esto, será capaz también de comprender que sólo trabajando más y produciendo más podremos hacer que Chile progrese y que el hombre y la mujer de nuestra tierra, la pareja humana, tengan derecho auténtico al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, al descanso, a la cultura y a la recreación, juntos, con el esfuerzo de ustedes vamos a hacer un gobierno revolucionario.)
En fin la Presidenta Michelle Bachelet, haciendo uso de la correlación de fuerza, para los ubicados quiere decir: a rió revuelto ganancia de pescadores, aprovecha el llamado de la Iglesia Católica y dice: La idea es que Chile siga «creciendo en la economía, siga siendo próspero, que la prosperidad les llegue a todos, que podamos seguir siendo un país competitivo, pero a la vez con condiciones de salario más éticos, como han dicho el obispo (Alejandro) Goic y la Iglesia Católica y así podamos tener condiciones laborales mejores».
Salarios más éticos? Nada de nada hay entre el pasado de Salvador Allende y los nuevos Socialistas de hoy. Antes era el derecho a la cultura, a la recreación, al descanso… ahora se ha dado vuelta la moneda… No al descanso, no a la cultura y a la recreación… trabajar para ser competitivos…
Buena cosa para los del Chile somos todos… mientras tantos, los ubicados seguimos otro rumbo… luchando contra la soberbia del dinero, trabajando por que todos tengan derecho a su pan.
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