Resumen
En el presente ensayo se reflexiona acerca de las oportunidades que poseen las personas adultas para acceder a la educación superior cuando se encuentran en situación de vulnerabilidad y se contrasta con los estudiantes jóvenes que están recién egresando de la escuela.
Se analiza desde la jornada a la que pueden acceder, a partir de eso las carreras disponibles y, sobre todo, en torno a las oportunidades de acceso para ambas etapas y su relación con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 04 dictado por la ONU que habla sobre la educación en cualquier etapa de la vida.
El ingreso a la Educación Superior es una meta que muchos estudiantes tienen, algunos de ellos desde los albores de su formación, otros, en cambio, se dan cuenta tardíamente de los beneficios de realizar estudios superiores o descubren a través del trabajo el gusto por cierta área y quisieran desarrollarla o, finalmente, no tuvieron las herramientas en la juventud, ya sea por la cultura familiar o el del ambiente escolar o las dificultades económicas que obligaban al trabajo desde temprana edad, que les permitieran proyectar un camino distinto al ya trazado por la familia o el ambiente escolar.
En el marco del segundo grupo —este que se da cuenta más tarde o que no tuvo opciones— es que me parece necesario quedarse un momento. Los jóvenes poseen variadas alternativas de ingreso, aunque la PAT (Prueba de Admisión Transitoria)[1], es el medio a través del cual el adulto podría entrar a la Educación Superior, sin embargo, no tienen el mismo nivel de conocimientos ni de manejo en las telecomunicaciones para estar al día con estas alternativas ni con el contenido mínimo exigido en esta evaluación.
Es necesario reconocer que este grupo de estudiantes al que me refiero ha sido víctima de discriminación en más de una ocasión y de forma interseccional, o sea, me refiero a personas de diversos géneros, pobres o que viven en contextos vulnerados, pertenecientes a pueblos originarios. Ninguna de las características antes mencionadas de una persona debería ser un impedimento para la educación en el nivel que sea, sin embargo, lo fue y en algunos casos, sumando los años de haber dejado la escolaridad, lo sigue siendo para los adultos, ya vulnerados en su juventud al no tener acceso a la educación y continúan siéndolo al no tener las mismas oportunidades que el resto.
En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles desarrollados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el 2030, consistente en 17 objetivos que “son de carácter integrado e indivisible y conjugan las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental” (UNESCO, 2020) uno de estos es el Objetivo de Desarrollo Sostenible 04[2] que afirma en su apartado 4.4 que es preciso facilitar las oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida para jóvenes y adultos (refiriéndose a la educación técnica y superior) es que es nuestra responsabilidad generar alternativas de acceso y permanencia para los estudiantes adultos.
La oferta actual para este grupo, aunque no exclusiva es donde la mayoría de los estudiantes adultos puede desarrollarse, son la Educación Superior Vespertina y la educación a distancia u online. Ambas le dan al estudiante lo que necesita en términos de adaptación a su tiempo de estudio, pues estos estudiantes podrían tener familia y deben mantenerse trabajando para poder estudiar, debido a que sus puntajes no les permiten acceder a becas y además deben sostener a su familia. A pesar del aspecto positivo del tiempo ambas tienen características que hacen que el adulto tenga dificultades para desarrollarse.
La Educación Vespertina tiene una oferta de carreras centrada en las ingenierías, en la administración de empresas y derecho, sin embargo, la oferta es baja para carreras asociadas a la salud, educación u otras. Eso restringe al estudiante que no tiene opciones de estudiar en otros horarios a dedicarse solo a lo que se indica más arriba, queda aquí un espacio de reflexión acerca de si las universidades ofrecen solo esas carreras porque apelan a lo que las personas saliendo al mercado laboral tienen más a la mano o por otras razones más administrativas o económicas.
La oferta académica online es aún más escasa y tiene la deficiencia del acompañamiento al estudiante, uno que ya salió de la educación formal hace varios años y que no tiene o se le dificulta tener un hábito de estudio, que sus conocimientos son inferiores a los de los estudiantes más jóvenes debido a los cambios en los planes de estudio y al propio olvido a causa del paso de los años y el poco uso de los contenidos del colegio en la vida diaria.
Entonces ¿Qué opciones debemos entregar a los estudiantes de este grupo? Considero que la base para el resto de las medidas que se tomen es generar tranquilidad en lo económico para estos estudiantes. La gratuidad que ya está vigente en varias universidades en Chile y que es parte del ODS04 es una excelente medida desde la cual partir, por otro lado la obtención de becas de manutención que permitan que este grupo de estudiantes pueda dejar parte de su carga laboral y convertirse en estudiante de medio tiempo permitirían que este grupo estudiara tranquilo, sabiendo que él y su familia tendrán cómo mantenerse durante el tiempo de dure la carrera y que no implicará un sacrificio para el resto de su hogar.
En términos académicos, es importante que las universidades entreguen flexibilidad horaria o días de clases más compactados, para que estos estudiantes que deben estudiar y trabajar (y en esto no calza solo el mundo adulto) no deba perderse una clase o perder un día de trabajo porque las jornadas tienen topes de horario. El desafío es adaptarnos, acomodar la jornada diurna y ampliar la oferta de carreras en vespertino para que los estudiantes de medio tiempo tengan las mismas posibilidades que el resto al momento de elegir sus carreras.
En relación a la permanencia, ya hay Universidades que están trabajando con programas de nivelación para estudiantes que ingresan a través de programas PACE o Propedéuticos, bastaría con ampliar el espectro de esos programas a los estudiantes adultos (y por qué no, a todos) y generar estos programas en todas las Universidades, tal vez un puntapié inicial sería que las adscritas a la gratuidad deberían tener un programa de inclusión y permanencia universitaria, tal como ya las tienen algunas universidades a nivel global (Harvard, por ejemplo).
Si bien hay programas de permanencia ¿Qué hacemos con el ingreso? Para los estudiantes vulnerados en la actualidad existen los programas PACE y Propedéuticos, ambos buscan beneficiar a los estudiantes destacados (15% con mejor rendimiento) de las escuelas y liceos de nuestro país. Con una gran cobertura a nivel nacional han logrado beneficiar a miles de estudiantes y sus ambientes escolares. Están también los cupos Ranking 850 y el nuevo cupo Explora-Unesco que benefician al mejor promedio de su generación y a estudiantes que destacan en el área de las ciencias respectivamente. Todas estas son oportunidades para estudiantes que se encuentran en edad escolar y que no son aplicados al mundo adulto que ya salió de ese nivel educativo.
Creo necesario crear programas propedéuticos donde los adultos que están estudiando actualmente puedan ingresar, ya ha habido experiencias similares (la USACH hizo un convenio con un colegio adulto y el programa propedéutico) si embargo, sin generar los beneficios y búsqueda de permanencia antes mencionado desconozco si ellos continuaron sus estudios.
Para aquellos postulantes que desean ingresar ahora estando ya fuera del sistema escolar el escenario es complejo, pues la prueba de admisión está estandarizada a los planes de estudio actuales y las notas no los benefician en todos los casos, por lo que sugeriría cupos por experiencia profesional o entrevistas para ver motivación y habilidades asociadas al área de interés (como se hace en las carreras artísticas).
Dar facilidades en el ingreso a los adultos no solo los beneficiaría a ellos, sino también a sus familias, entorno cercano y espacio laboral, al ver en la educación superior la posibilidad de un cambio de vida, de hacer lo que te gusta, da esperanza de poder cambiar la economía y/o calidad de vida y un mejor futuro con mayores proyecciones.
En conclusión, es importante reconocer la deuda con estos estudiantes con respecto a los mecanismos de inclusión, lo que se ha hecho hasta ahora es tremendamente valorable en un país que no estaba dispuesto a los cambios, sin embargo, aún nos queda mucho camino por recorrer en términos de políticas públicas que permitan que los adultos tengan acceso a una educación superior de calidad que los valide, los nivele y los acompañe en esta etapa.
El ODS04 es una meta, un ideal y dentro de este se valora la formación de los adultos, no solo desde la educación superior, sino también desde las esferas más básicas. Lograr que los adultos sepan leer, que tengan capacidad para comprender lo que leen, también son mecanismos que permiten salir de la línea de pobreza y proveer un mejor futuro a sus familias, además son la base para un posible ingreso a la educación superior.
Quisiera reiterar la importancia que esto tiene, validar a una persona por sus talentos y capacidad y permitirle el ingreso a la educación a través de otros medios no solo lo beneficiará a él o ella, sino también a las personas a su alrededor, verán que es posible, que hay alternativas para ellos.
Referencias
UNESCO. (01 de octubre de 2020). IIPE UNESCO BUENOS AIRES.
Obtenido de https://www.buenosaires.iiep.unesco.org/sites/default/files/archivos/ODS4_0.pdf
Villalobos, C. (s.f.). Biblioteca Digital. Obtenido de http://www.biblioteca.digital.gob.cl/bitstream/handle/123456789/501/Informe%20versi%C3%B3n%20espa%C3%B1ol%2C%20Crist%C3%B3bal%20Villalobos.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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