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Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), turismo y ética

por Arturo Hernández
Artículo publicado el 16/06/2021

En colaboración con Andrés María-Ramírez
Profesor Investigador de El Colegio de Tlaxcala, A.C. México
mariaramirez.andres@coltlax.edu.mx

 

RESUMEN
Esta investigación indaga el grado de cumplimiento de los ODS relacionados con el turismo e implicaciones éticas que de ello derivan. A tres décadas de la primera Agenda 21, seguida de la del Milenio y lo que va de la actual 2030, en general no se han cumplido; por lo que cabe preguntar ¿cuantos Agendas/ODS más se requieren para encontrar congruencia, entre los objetivos, las acciones y su cumplimiento?

Palabras y nombres claves: Objetivos del Desarrollo Sustentable (ODS), Turismo, Ética.

 

INTRODUCCIÓN
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (DS), iniciada en el año 2015, tiene por metas principales poner fin a la pobreza y el hambre, revertir el cambio climático, encauzando al mundo en el camino de la paz, la prosperidad y oportunidades para todos en un planeta sano. Estas y otras metas más detalladas en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), precisan de una inmensa voluntad política y una ambiciosa acción concertada de todas las partes implicadas; para alcanzar su consecución la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en voz de su secretario general Guterres (2020), acota, “se exige nada menos que una profunda transformación de los sistemas financieros, económicos y políticos que rigen las actuales sociedades para garantizar los derechos humanos de todos” (p. 2).

El planteamiento institucional de la ONU se centra en el papel protagónico que los ODS le otorgan al crecimiento económico, como herramienta de transformación generadora de cohesión social, y reductor de la desigualdad y del desempleo; e incluso como mecanismo para fortalecer los servicios sociales. Siendo que, en la práctica, el crecimiento económico se devela en agresiones medioambientales, agotamiento de materias primas, expolio de recursos humanos y materiales de los países empobrecidos y condiciones laborales indecentes (Rijnhout & Meymen, 2017, p. 6).

Los 17 ODS son aplicables en forma directa e indirecta a la actividad turística, aun cuando concretamente el turismo solo aparece en tres de ellos, con una injerencia directa y específica; estos objetivos son: los ODS8, ODS12 y el ODS14, (Organización Mundial del Turismo. [OMT-Agenda 2030], 2021). El presente ensayo trata sobre los nexos existentes entre el turismo como actividad económica estratégica generadora de riqueza, las repercusiones sociales y económicas que han incidido sobre los actores locales, desde un enfoque de la ética política, cuyo fin último es buscar el bien de todas las personas (Serrano, 2003, p. 9).

Al analizar los resultados generales obtenidos en cada Agenda o Plan impuesto por la ONU y secundadas por la Organización Mundial del Turismo (OMT), se puede concluir, que tras 29 años de la aplicación de tres Agendas de DS, a la fecha se ha obtenido una nula eficacia en la gran mayoría de Objetivos; bajo este referente se pretende indagar el grado de cumplimiento de los ODS de acuerdo con los resultados reportados por la ONU, particularizando en aquellos relacionados con el turismo y sus implicaciones éticas; fundamentalmente encausado a subsanar las necesidades de los más pobres y vulnerables y poder establecer su vinculación con elementos de la ética política y otras variantes éticas.

El presente estudio se realiza en plena época post pandemia; tomando en cuenta que el coronavirus ha generado una recesión global y escalonada, de gran calado y difícilmente comparable a ningún evento reciente, estos sucesos son entendidos y evaluados como un sesgo que no se contabilizarán en el estudio longitudinal aquí presentado, tanto en lo que a caída de la actividad económica refiere, como por el colapso comercial internacional; esta devastación generalizada de empresas y empleos ha afectado muy particularmente al sector turístico debido a la total paralización de la movilidad de las personas, que ha supuesto el desplome global del sector turístico (Padrón & Hernández, 2020, p. 255).

La metodología empleada en la investigación se sustenta en una revisión de diversas fuentes bibliográficas o hermenéutica, así como en la aplicación de modelos teóricos críticos sobre la formación de las instituciones que originaron los ODS y la OMT, en paralelo con el surgimiento del proyecto económico neoliberal y su relación con la ética política y del discurso, entre otras, bajo una óptica cualitativa. En cuanto al análisis de datos a lo largo del periodo 1992 al 2020, esta información longitudinal se divide y analiza en tres periodos 1992-2002 con el surgimiento de la Agenda 21; 2000-2015 periodo de la Agenda del Milenio y; de 2015 a 2020 como corte parcial de los resultados obtenidos de la actual Agenda 2030, los cuales se registran y analizan desde un enfoque holístico.

En cuanto a la estructura de este documento, inicialmente se presentan los antecedentes investigativos del DS, de los ODS y de la OMT, desde el nacimiento del concepto de DS iniciado a partir del Informe Brundtland en 1987, seguido del lanzamiento de la Agenda 21, pasando a la Agenda del Milenio, hasta arribar a la Agenda 2030 en curso; en cada periodo se señalan los aspectos más relevantes de cada Agenda, tomando como ejemplo el primer objetivo para distinguir su evolución a lo largo del tiempo, además se detalla el nivel de inclusión del sector turismo y los resultados generales obtenidos en cada Agenda. Posteriormente se exponen los aspectos éticos más relevantes de los ODS y su aplicación al turismo vía la OMT; para concluir con algunas reflexiones sobre los ODS y su injerencia en la OMT e implicaciones éticas que se desprenden de su incumplimiento.

ANTECEDENTES INVESTIGATIVOS
Desarrollo Sustentable (DS) y los Objetivos del Desarrollo Sustentable (ODS)
La conformación de los actuales ODS ha recorrido un largo camino para alcanzar consenso en las múltiples cumbres y contracumbres llevadas a cabo en el pleno de la ONU; para explicar esta formalización institucional se debe entender cada fase que contribuyó al desarrollo y su aportación a lo que hoy entendemos por DS, las primeras aproximaciones expresadas en el Informe Brundtland (1987) y el acercamiento inicial al concepto DS manifestado en la primera Agenda o Programa 21 (1992), que se produce en un contexto muy distinto al que conformó la Declaración del Milenio (2000) y sus respectivos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), hasta los actuales ODS producto de la Agenda 2030.

Informe Brundtland
El fin de la guerra fría, tras la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, marcan el inicio de una nueva era global caracterizada por la consolidación de las relaciones internacionales, que abre espacios para crear un sistema radicalmente nuevo denominado neoliberalismo. En forma paralela y establecido a raíz del Informe Brundtland, publicado en 1987 por la Comisión Mundial para el Desarrollo y el Medio Ambiente en la ONU, se acuña un nuevo término que desde entonces se convierte en el eje del discurso científico y político: sustainable development, generalmente traducido como DS (Brand & Görg, 2003, p. 45).

El documento -Nuestro futuro común- fija la postura de la ONU en cuanto al DS, haciendo énfasis en establecer un compromiso transgeneracional para reducir lo insostenible del desarrollo, en lo que al consumo desmedido de los países del norte se refiere, respetar el medio ambiente, e inclusive trata aspectos relevantes de justicia y equidad social para abatir la pobreza de los países del Sur; para alcanzar estos objetivos propone imponer altas tasas de crecimiento económico irrestricto e ilimitado (Cervantes, 2014, p. 34). El punto 27 es un referente obligado para entender el mensaje filosófico del Informe Brundtland (Organización de las Naciones Unidas, [ONU-Informe Brundtland], 1987):

Está en manos de la humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible, duradero, o sea, asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias. El concepto de desarrollo duradero implica límites – no límites absolutos, sino limitaciones que imponen a los recursos del medio ambiente … abran el camino a una nueva era de crecimiento económico. La Comisión cree que ya no es inevitable la pobreza general. La pobreza es no sólo un mal en sí misma. El desarrollo duradero exige que se satisfagan las necesidades básicas de todos y que se extienda a todos la oportunidad de colmar sus aspiraciones a una vida mejor (p. 23).

El ampliamente reconocido Informe Brundtland destaca por ser propulsor del DS, desafortunadamente, éste se limitó a señalar los efectos ambientales adversos (mala distribución de recursos, dependencia económica en combustibles fósiles y hacinamiento), problemas estructurales del deterioro ecológico global, sin presentar ninguna reflexión acerca del sistema causante de esta situación (Cervantes, 2014, p. 34-35).

Al omitir ése análisis da por sentado que el sistema económico neoliberal es el causante de los problemas ambientales que enfrentamos. El informe defendió la necesidad de imponer altas tasas de crecimiento económico, así como la idea de utilizar el crecimiento como índice de progreso y un esquema capitalista de economía de mercado liberal para resolver todo problema ambiental. Al respecto la afirmación de Cervantes (2014) es contundente “podría considerarse que el reporte, más que plantear una ruta alternativa de crecimiento, lo que ofreció fue un respaldo ideológico al crecimiento económico, con base en una economía neoliberal” (p. 35).

Agenda 21 Local
A partir del Informe Brundtland en 1987 aunado al surgimiento del concepto DS y particularmente desde la Conferencia de Río en el año 1992, la ONU inicia una ronda de conferencias para constituir la Agenda 21 Local surgida en 1992 que se ha convertido en una fuerza simbólica y comunicativa que pretende destacar que todo lo que se hace a nivel local, repercute en forma real y operativa en el ámbito global (Font, 2000, p. 7).

Pensar y actuar local y globalmente es, quizá, la frase que mejor resume los distintos ámbitos de influencia en la sostenibilidad durante la década que duró la iniciativa de Agenda 21; la última década del siglo pasado se caracterizó por un discurso continuo sobre las diversas aproximaciones al concepto sostenibilidad, en la arena filosófica, política e institucional y la forma cómo esta se instrumenta estratégicamente en el ámbito local (Casares & Arca, 2002).

La Agenda 21 Local basaba su planteamiento en llegar a la gente y conseguir un cambio de mentalidad, actitud y de conducta, necesarias para provocar el dialogo social, activismo ciudadano y la voluntad de cambio que converja en una movilidad ciudadana en pro de la sustentabilidad; Font (2000, p. 11) subraya que la Agenda 21 se constituye con metas concretas y plazos fijos en materia de erradicación de la pobreza, población sin acceso a agua potable, sanidad, disponibilidad y fuentes de energía, salud, agricultura y protección de la biodiversidad. Frente a ello el DS toma una postura politológica a partir de la consideración de tres factores que facilitan su arribo: a) Crecimiento a largo plazo; b) Gobierno relacional y, c) El factor local en entornos de gobierno multinivel.

Los compromisos transgeneracionales originados del Informe Brundtland son retomados por La Agenda 21, plasmados en su Capítulo 25.12 que comienza así “Los niños no sólo heredarán la responsabilidad de cuidar la Tierra…” (SRE Semarnat, [SRE-Agenda 21], 2000, p. 543); la agenda se estructura en cuatro Secciones y 40 capítulos cubriendo las Dimensiones: sociales y económicas; conservación y gestión de los recursos para el desarrollo; fortalecimiento del papel de los grupos principales; y medios de ejecución (SRE-Agenda 21, 2000).

La Agenda 21 desde sus inicios fue recibida con beneplácito principalmente por el turismo europeo que en 1995 celebra la I Conferencia Mundial para el Turismo Sostenible, auspiciada por organizaciones internacionales (ONU, OMT y UE); posteriormente en 1996 se implantaba la Agenda 21 para la Industria de los Viajes y el Turismo, evento del cual surge el código de conducta del turista con la naturaleza; y en 2002, en Bruselas, el Foro Europeo del Turismo, da por resultado el primer borrador del documento Agenda 21-Sostenibilidad en el sector turístico europeo. (Pulido & Sánchez, 2011, pp. 17-25).

De las cuatro secciones que componen la Agenda 21 el sector turismo se menciona en dos de ellas, Sección I. Dimensión sociales y económicas; y Sección II. Conservación y gestión de los recursos para el desarrollo; en ellas solo aparece de modo complementario o ilustrativo, sin embargo, está ausente en la Sección III: Fortalecimiento del papel de los grupos principales; y Medios de ejecución. La Agenda o Programa 21 en su Capítulo tres, establece su primer objetivo -Lucha contra la pobreza-, habla sobre cómo Capacitar a los pobres para el logro de una subsistencia sostenible; para ello define tres bases de acción y siete actividades (Organización de las Naciones Unidas, [ONU-Agenda 21 Contenido], 2021). Destacando la ausencia de metas e indicadores claros y bien definidos.

Desde su concepción inicial la Agenda 21 plantea la necesidad de establecer una Cooperación Internacional para activar el DS en los países en desarrollo, y la consecución de políticas internas conexas (ONU-Agenda 21 Contenido, 2021). Esta premisa y todo el andamiaje político-filosófico de la Agenda 21 sería incluido en la planeación turística a fin de alcanzar el DS, su aceptación en todos los ámbitos de la vida pública y en particular de la académica fue total, basta explorar los conceptos «agenda 21″+»turismo» en el navegador Google Académico para obtener 22,700 resultados.

Luego de diez años del arranque de la Agenda 21, la ONU presenta el balance de resultados, el cual no pudo ser más negativo. La ONU en el año 2002 estaba en posición de emitir un dictamen sobre los resultados de su primer plan de Desarrollo Sustentables, el cual se puede resumir en dos comunicados oficiales de la ONU, organismo responsable de impulsar el programa o Agenda 21 (Organización de las Naciones Unidas, [ONU-Agenda 21 Resultados], 2002):

No era ningún secreto -ni siquiera una cuestión que hubiera que debatir- que el avance en el logro del desarrollo sostenible había sido extremadamente decepcionante desde la Cumbre para la Tierra de 1992, ya que la pobreza había aumentado y la degradación del medio ambiente había empeorado. Lo que el mundo deseaba, según lo que afirmaba la Asamblea General, no era un nuevo debate filosófico o político sino más bien una cumbre de acciones y resultados (parr. 1).

Al evaluar los resultados obtenidos en la década de los ´90 a nivel mundial en las tres dimensiones inherentes a la Agenda 21, en lo social, económico y ambiental, la conservación y gestión de los recursos para el desarrollo y fortalecimiento del papel de los grupos vulnerables; principales objetivos del programa, la evaluación resultó negativa en términos generales y en particular para los países subdesarrollados, en donde Asia y África, sufrieron un retroceso en relación a décadas anteriores, en todos los ámbitos del desarrollo sostenible e incluso se incrementó la desigualdad social. El secretario general de la ONU, Kofi Annan,informa sobre la Agenda 21 (Organización de las Naciones Unidas, [ONU-Agenda 21 Resultados], 2002a):

En general, los intentos para impulsar el desarrollo humano y para detener la degradación del medio ambiente, no han sido eficaces durante la pasada década. Los pocos recursos, la falta de voluntad política, un acercamiento fragmentado y no coordinado, y los continuos modelos derrochadores de producción y de consumo, han frustrados los esfuerzos de poner en ejecución el desarrollo sostenible, o el desarrollo equilibrado entre las necesidades económicas y sociales de la gente, y la capacidad de los recursos terrestres y de los ecosistemas para resolver necesidades presentes y futuras (parr. 3).

Agenda del Milenio
El rotundo fracaso del proyecto Agenda 21 iniciado el 1992, no desmotivó a los dirigentes de la ONU, que en 1996 dan entrada a una iniciativa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), propuesta de siete objetivos para un mejor desarrollo, congruentes con las iniciativas de sostenibilidad expresadas en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992. Una segunda reunión celebrada el 17 de noviembre de 1998, marcó las líneas generales para impulsar una renovada agenda del desarrollo basada en la propuesta de la OCDE, fundamentos que marcarían La Cumbre del Milenio celebrada en septiembre de 2000 en New York, bajo la Resolución 53/2002 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (a dos años de concluir la Agenda 21) (Meira, 2015, p. 61).

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se constituyen por metas de desarrollo con plazos en el tiempo, que abordan múltiples dimensiones como pobreza, hambre, enfermedad, mala calidad del agua o la falta de educación; condensados en ocho objetivos que comprometen a la comunidad internacional la responsabilidad de prestar asistencia, en particular en materia de comercio, ayuda y asistencia, deuda, medicamentos y tecnologías esenciales. Estos acuerdos políticos de alto nivel, contemplaban la creación de un marco de indicadores para medir los progresos alcanzados. Los ODM ponían en el centro del debate cuestiones de desarrollo, aun cuando los derechos humanos no han desempeñado un papel importante en la planificación del desarrollo de los ODM (Organización de las Naciones Unidas, [ODM-Derechos Humanos], 2008, p. 7).

La Agenda del Milenio puesta en marcha en el 2000, consta de ocho ODM propuestos para el periodo 2000-2015, que tenían como directrices genera­les: establecer un pacto entre los principales protagonis­tas económicos del mundo; comprometer a los países firmantes en la lucha por erradicar la pobreza extrema; mejorar las políticas de gestión y aumentar la rendición de cuentas ante la ciudadanía en los países pobres; destinar por parte de los países ricos e instituciones financieras del sistema de la ONU: Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), OMC, etc. los recursos necesarios para la consecución de los objetivos (Meira, 2015, p. 61). Los ODM fueron aceptados por todos los estados miembros de la ONU y 23 organizaciones internacionales comprometidas con la mejora de la calidad de vida de las personas más pobres del planeta en la fecha prevista de 2015 (Schéou, 2017, pp. 2).

Habría que tomar en cuenta que en la década de los ´90 la sostenibilidad se convirtió más en un símbolo, que en una causa; así, “el concepto de desarrollo sostenible configura el -saber popular- del medio ambiente actual. Es más, no hay político, técnico, ecologista o periodista que nos los mencione con asiduidad, hecho que refleja que todo lo relacionado con el medio ambiente -vende-”. (Casares & Arca, 2002. pp. 1-2).

Los ODM en esencia persiguen las mismas metas que sus predecesores, los Objetivos de la Agenda 21; estos, ahora se presentan acotados por metas e indicadores específicos, así por ejemplo el primer ODM – Erradicar la pobreza extrema y el hambre, ahora se acota con tres metas: Meta 1A: Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por día; Meta 1B: Alcanzar empleo pleno y productivo, y trabajo decente para todos, incluyendo mujeres y jóvenes; Meta 1C: Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre; de estas tres metas se derivan nueve indicadores. En total los ODM son ocho e incluyen 21 Metas y 60 Indicadores (Objetivos de Desarrollo del Milenio [ODM-Metas e Indicadores], 2008, pp. 1-2).

El turismo ha estado presente, e intenta ser congruente con los ODM a través de la OMT, destaca el 2005 año en que se celebraron dos eventos importantes relacionados con el DS, el primero realizado en Omán, la Conferencia Internacional de la OMT sobre el Entorno Arquitectónico del Turismo Sostenible (BEST por sus siglas en ingles), que trató sobre proyectos de infraestructura turística que contribuían al desarrollo sostenible. Otro evento realizado ese mismo año por la OMT fue la declaración -El turismo al servicio de los objetivos de desarrollo del Milenio-, que se llevó a cabo en víspera de la reunión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (Pulido & Sánchez, 2011, p. 21).

La OMT, organismo dependiente de la ONU, no titubeó en acoger los ODM de inmediato; para ello señala un camino para que cada uno de los ODM se lleven a cabo. A continuación, se presenta la forma en que la OMT aborda el primer ODM: el turismo puede desempeñar un papel de liderazgo en la reducción de la pobreza, siempre que las partes interesadas adoptan medidas específicas para mejorar el acceso de los pobres a los recursos, bienes y servicios, empleo e ingresos. Implementar estas medidas ha demostrado ser difícil por muchas razones, como la falta de voluntad, intereses creados en los negocios turísticos y oposición de las élites en los destinos turísticos. Algunas de las acciones recomendadas por la OMT son: contratación local, inversión empresarial local, compra de suministros locales, comercio justo y participación en proyectos humanitarios (Schéou, 2017, pp. 2-3).

El carácter sugerente, a manera de exhorto, se repite en cada uno de los ocho ODM aplicados al sector turístico, dejando abierta la opción para que las partes interesadas contribuyan al desarrollo sustentable; prosigue Schéou (2017, p. 4): desde el 2002 la OMT lanza la Iniciativa ST-EP (Turismo Sostenible – Eliminación de la Pobreza) con el fin de promover formas turísticas que reduzcan la pobreza proporcionando empleo y oportunidades de desarrollo para las personas que viven con menos de un dólar al día. Este programa resultó en la creación de una fundación internacional para atraer donaciones públicas y privadas, con el objetivo declarado de alcanzar $100 millones de USD en fondos para apoyar 5,000 emprendimientos turísticos proyectados para el 2015. Sin embargo, en todo el mundo, solo se ejecutaron 90 proyectos entre 2005 y 2014, y solo 12 estaban en marcha a principios de 2015.

La academia y sociedad civil tampoco vaciló en adoptar los ODM; ello se puede ver reflejado en la producción académica, que si no resulta tan extensa como su antecesora Agenda 21, sí arroja un total de 7,320 documentos científicos coincidentes con la búsqueda de “ODM”+”turismo” en Google Académico.

En cuanto a los Declaración del Milenio (2000) y sus respectivos ODM, los resultados obtenidos durante la primera década y media del siglo XXI, no fueron regresivos como en el caso de los de la Agenda 21, pero en general se puede decir que a escala global los ODM no se cumplieron. Si bien, las metas de reducción de la pobreza extrema (personas que sobreviven con menos de 1.25 US$ por día) pasó de 47% al 14% a nivel mundial, lo que representa una disminución de más del 50% (Organización de las Naciones Unidas, [ONU-ODM Informe], 2015, p. 4) único objetivo alcanzado; esto se logró a consecuencia de los avances productivos en China, país en el que esa dinámica se había iniciado mucho antes de los ODM (Sanahuja, 2015, p. 369).

Por su parte el Secretario General de la ONU en 2015, Ban Ki-moon, reconoce que si realmente se tiene la voluntad de erradicar la pobreza se debe atacar las causas del problema; en su reporte de resultados Informe de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ONU-ODM Informe, 2015), resalta:

Tenemos que enfrentar las raíces de las causas y hacer más por integrar las dimensiones económicas, sociales y ambientales del desarrollo sostenible. La emergente agenda para el desarrollo después de 2015, que incluirá un conjunto de Objetivos de Desarrollo Sostenible, pugna por reflejar estas lecciones (p. 3).

Al igual que el primer plan de DS denominado Agenda 21, el segundo plan de DS conocido como Declaración del Milenio y sus ODM, emitido por la ONU en el año 2000 y con fecha de conclusión en el 2015, también dio resultados decepcionantes (ONU-ODM Informe, 2015, p. 3; y Sanahuja, 2015, p. 380). Los incipientes logros de los ODM pueden atribuirse a múltiples razones, pero una de las principales causas de su incumplimiento, fue, según Boluk, Cavaliere & Higgins (2019, p. 848) la ausencia de una conciencia crítica que considerara las causas estructurales de la pobreza; sobre todo, se tendría que tener en cuenta el modelo económico neoliberal dominante y su correlación con los niveles persistentes de pobreza e influencia determinante en el cambio climático.

Agenda 2030
Los ODS son el resultado de una larga serie de metas globales dirigidas por la ONU, que tienen por propósito movilizar la acción colectiva internacional y orientar los planes estratégicos de los gobiernos del mundo hacia cuestiones fundamentales del desarrollo, basadas en el crecimiento económico. Estas tendencias transnacionales y multicéntricas demandan nuevas reglas, instituciones y entendimientos para la gobernanza global; así surgen Organizaciones Internacionales, Organismos de la Sociedad Civil y otras fuerzas sociales orientadas al DS, que buscan vincular políticas nacionales de desarrollo con una agenda y metas de carácter universal (Sanahuja, 2015, p. 368).

El DS visto desde el marco institucional de la ONU, es coincidente y consecutivo, así, los ODS actuales básicamente persiguen los mismos objetivos que sus antecesores ODM, los cuales a su vez, fueron recuperados de los objetivos originales de la Agenda 21 (Santander, el al. 2015, pp. 98-99). Empero estos, ahora han incrementado sus metas e indicadores específicos, lo que se constata al tomar de ejemplo el primer ODS que en esencia es el mismo en todos los programas o Agendas; sin embargo, sigue incrementando sus metas que ahora ascienden a siete; e indicadores que suman nueve (Organización de las Naciones Unidas, ONU-ODS Metas e Indicadores [2019]); este mismo objetivo como ODM 1, solo contenía tres metas (ODM-Metas e Indicadores, 2008, p. 1).

La participación del turismo en los ODS está presente a través de la OMT, que declara el 2017 como “momento decisivo, con el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo… que se propuso hacer del turismo un catalizador de cambios positivos” (Organización Mundial del Turismo [OMT-Año de Turismo Sustentable], 2017); alocución que posiciona al turismo como una herramienta para promover en forma universal la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, incluidos los 17 ODS y 169 metas desde el sector turístico.

Compromiso que pretende cumplirse bajo un pensamiento crítico, considerado y analizado desde los enfoques y perspectivas de todos los actores interesados en generar las transformaciones necesarias para alcanzar el desarrollo sostenible [OMT-Año de Turismo Sustentable], 2017, p. 15). La académica retoma los preceptos de DS ahora expresados como ODS, paradigma institucional recurrente de la ONU; al filtrar los conceptos «ODS»+»turismo» en el explorador Google Académico se obtuvieron aproximadamente 10,100 resultados.

Si bien, el turismo gracias a su alcance e impacto puede ayudar de forma directa o indirecta a lograr cualquiera de estos 17 OSD que componen la Agenda 2030, mismos que han sido acogidos por la OMT y la Organización de los Estados Americanos (OEA), incorporándolos a la actividad turística, mismos que aparecen en el Manual de Buenas prácticas en las Américas (Organización Mundial del Turismo, [OMT-ODS Buenas Practicas], 2018, pp. 20-21). Concretamente, el turismo solo aparece en tres metas de los ODS 8, 12 y 14; estos ODS tratan sobre: desarrollo económico sostenible e inclusivo; producción y consumo sostenibles; uso sostenible de los océanos y de los recursos marinos, respectivamente (OMT-Agenda 2030, 2021, parr. 2).

A nivel mundial los resultados generales de los ODS obtenidos al 2020 no han sido nada halagadores, tras cinco años de haber reiniciado la cuenta regresiva hacia el 2030, los indicadores lejos de mostrar avances han experimentado retroceso hasta el 2019, con excepción de modestos avances en materia de: la proporción de niños y jóvenes que no asistían a la escuela; la incidencia de muchas enfermedades transmisibles que han estado disminuyendo; mejoramiento en el acceso al agua potable; y el aumento de la representación de la mujer en las funciones directivas; alcances que a raíz de la pandemia Covid-19 tendrán un efecto regresivo en palabras de Antonio Guterres (2020, p. 2) Secretario General de las Naciones Unidas.

Etapas Evolutivas y Línea de Tiempo los ODS
La actual Agenda 2030 y los ODS que de ella emanan, es producto de una larga travesía en el tiempo iniciada en la Primera Conferencia de la ONU sobre el Medio Humano en 1972, que incluye por primera vez el concepto DS. Aun cuando, el uso sistemático del termino DS se da a partir del Informe Brundtland en 1987, antecesor de la primera Agenda 21 (1992-2002); seguida de la Agenda del Milenio (2000-2015); para finalmente arribar a la Agenda 2030 (2015-2030) vigente a la fecha. (Shi, 2019, p, 6);

Las características más relevantes de las tres Agendas son: Agenda 21 (primera agenda de DS) introduce la dimensión social, a las ya existentes dimensiones económica y ambiental, constituyéndose los tres pilares del DS. Agenda del Milenio (segunda agenda de DS) considera el DS como una Ciencia de la sostenibilidad, e integra la gobernanza cooperativa como cuarto pilar del DS; surge la economía verde. La Agenda 2030 (tercera agenda de DS) se plantea el concepto Crecimiento Inclusivo y DS con aspectos económicos, sociales y desarrollo ambiental (Ibíd, 2019, p, 6-7). La figura 1 muestra Etapas evolutivas y eventos simbólicos de la Teoría del DS y su relación con el Turismo.

Figura 1
ODS-fig
Fuente: Elaboración Propia

 

ÉTICA, ODS Y TURISMO
“La naturaleza misma de los ODS contienen un compromiso ético” Álvarez, Torres, Samanez & Sarmiento (2019, p. 89) explican, dado que los ODS pretende tener un alcance universal, abordando las causas fundamentales de la pobreza; lo que implica unir a las personas del planeta para alcanzar la entelequia de un mundo mejor, su carga ética es copiosa. Esta visión ético filosófica, se acerca más al pensamiento helénico de los antiguos griegos de la polys utópica, ampliamente visualizadas como una ciudad ideal, cuyo mejor enfoque es presentado por Aristóteles, quien se ocupa de una manera más definitiva de esta estructura concebida como una comunidad política humana, para ejercitar el arte del bien común y vivir la mejor vida posible, instrumentada mediante la política, que para él era “la ciencia de lo posible” (Mumford, 2014, pp. 34-40).

Esta ética política se presenta de manera recurrente en cada programa implementado y llevado a cabo por la ONU para la consecución de los ODS, conformando redes humanas en lo que turismo refiere, a través de los gobiernos nacionales y empresas turísticas; e impulsadas vía la OMT. La ética-política analizada desde el pensamiento de Aristóteles, considera a la Política como el arte del bien común; en tanto, la Ética se distingue por su carácter y comportamiento atribuible a una comunidad determinada, y cuya acción persigue el bien como fin (Serrano, 2003, p. 9).

Bajo este entendido tanto la política como la ética persiguen el bien como fin último, por lo tanto, por ello sería un sin sentido, la existencia de la política sin la ética, en cuanto toda política, debe ser una ética en su desarrollo (Ibíd, 2003, p. 10). De manera que toda acción política proveniente de la ONU a través de sus ODS y la OMT guardan en su esencia una ética política.

Las cinco categorías que engloban a los 17 ODS (personas, planeta, prosperidad, paz, alianzas) presuponen un primer acercamiento al concepto justicia de los actores locales en turismo, que se identifica como el bien supremo, y es considerada como la más alta de las virtudes, subraya Faz (2012, p. 134), en ella se personaliza la realización ética perfecta. Justicia y voluntad son referentes que fundamentan la virtud ética, (Ibíd, 2012) cita a “Ulpiano, cuya célebre definición de: Justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo. . . El fin de la Política es obtener la justicia; el contenido de la Ética es la justicia” (p, 138).

Los tres ODS que incluyen al sector turístico tienen su propia implicación ética en su discurso, considerado por Habermas (2003) como la filosofía de la comunicación basada en el giro lingüístico, así: el octavo ODS – Desarrollo económico sostenible e inclusivo, está directamente relacionado con la ética dignidad humana; en tanto, el decimosegundo ODS – Producción y consumo sostenibles, involucra cuestiones inherentes al sustentabilidad y responsabilidad ética; y finalmente el decimocuarto ODS -Uso sostenible de los océanos y de los recursos marinos, atañe a la ética ambiental, de sustentabilidad y responsabilidad. Así que, la ética está presente en cada uno de los ODS que contemplan el turismo (Globethics, 2015).

Los ODS descendentes directos de Brundtland en 1987 y la Agenda 21 constituida en 1992 son productos de la ONU, y coinciden con el nacimiento del neoliberalismo, al igual que el concepto de Desarrollo Turístico (DT) concebido bajo la anuencia del Consenso de Washington instaurado en 1989; al amparo de la “teoría económica neoclásica y el modelo ideológico y político del neoliberalismo” (Martínez & Soto, 2012, p. 44). La OMT adopta los conceptos DS, DT y los ODS, fundamentados en un proceso continuo y sin límite de crecimiento económico (Cervantes, 2014, p. 34), que atenta contra la sostenibilidad. Por ende, si se pone en un contexto valorativo los emprendimientos empresariales, sobre los ecosistemas, y se privilegia el crecimiento económico, se está atentando contra la ética ambiental (Elliot, 1995, p. 2).

Bajo el entendido de que el turismo para alcanzar los ODS precisa de crecimiento económico, en concordancia con los organismos financieros internacionales FMI, BM, Organización Mundial del Comercio (WTO) (Fletcher, 2019, pp. 41-42), ello precia, de políticas turísticas neoliberales de privatización, desregulación, liberalización del comercio e inversión extranjera directa, entre otras (Martínez & Soto, 2012, pp. 46-48). Indicando claramente el rumbo ideológico que el turismo debe seguir a nivel global; situación que pone de manifiesto la imposición de una ética de los vencedores (Espinoza, 2003, p. 33).

CONCLUSIONES
Los ODS institucionalmente acuñados por la ONU y adoptada por la OMT, desde la primera Agenda 21, seguida por la Agenda del Milenio y reelaborados en la actual Agenda 2030, a tres décadas de su concepción inicial siguen cobrando relevancia y de alguna forma albergando esperanza, por muchos, que de buena fe, pensaron que se iniciaba una nueva era de responsabilidad y justicia social, con la utopía de un mundo mejor. A todas luces seguirá postergada.

Los ODS que en esencia tienen por finalidad revertir los efectos nefastos producidos por el sistema económico vigente; para ello, la ONU propone valerse de los mismos instrumentos que han fomentado la globalización neoliberal y el nocivo turismo masivo derivado de ello. Empero, la ONU sigue empecinada en la postura de dar por aceptado el silogismo dogmático de que la única forma de alcanzar desarrollo humano, es a través del crecimiento económico sostenido adicionado a un cambio social, como lo expresa Astroulakis (2010, p. 3).

La reflexión aquí expuesta, recapacita sobre quienes se están beneficiando del DS y de sus instrumentos los ODS tan insistentemente pregonado y ampliamente aceptado por la OMT; ello implica un dilema ético sobre un recurrente discurso en torno a los ODS que tras múltiples intentos se han visto frustrados, y que además “muestra que la pobreza en la globalización no sólo se ha incrementado numéricamente, sino que los pobres se han hecho más pobres y los ricos mucho más ricos” (Meira, 2015, p. 62).

Con todo, aún estamos lejos de alcanzar el momento de implantar los cambios que exige la sostenibilidad, sobre todo si se mantiene el modelo de desarrollo actual; en tanto, las principales causas de la insostenibilidad persistirán. Este trabajo subraya la importancia de encontrar formas alternas para alcanzar un equilibrio dinámico a lo largo del tiempo, entre los tres elementos esenciales de la sostenibilidad (eficiencia económica, preservación del medio ambiente y equidad social), en un entorno institucional, social, ético y de conocimiento armónico; a fin de lograr las metas establecidas en los actuales ODS aplicables al sector turismo.

 

Arturo Hernández
En colaboración con Andrés María-Ramírez
Profesor Investigador de El Colegio de Tlaxcala, A.C. México.
mariaramirez.andres@coltlax.edu.mx

FIGURAS
Figura 1, Etapas evolutivas y eventos simbólicos de la Teoría del DS y su relación con el Turismo. Elaboración propia.

 

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