Antonio Morales y la síntesis del paisaje ancestral

Resumen
Becado recientemente por la Fundación Di Tella, el joven artista tucumano-salteño Antonio Morales se destaca por su innovadora creación artística a partir de sus conexiones personales y estéticas con el imponente territorio salteño donde las herencias ancestrales constituyen su más importante referente, mezclando las posibilidades que le aporta la plástica contemporánea.

Palabras claves: Arte, Argentina, Salta, Textil, Visualidad

Abstract
Recently awarded a scholarship by the Di Tella Foundation, the young artist from Salta, Antonio Morales, stands out for his innovative artistic creation based on his personal and aesthetic connections with the imposing territory of Salta, where ancestral heritages constitute his most important reference, mixing the possibilities offered by contemporary art.

Key words: Art, Argentina, Salta, Textile, Visuality

Introducción
Tras una exitosa y primera muestra individual inaugurada en octubre de 2024 en todo el segundo piso del Museo de Arte Contemporáneo MAC de Salta, el arquitecto y artista visual tucumano-salteño Antonio Morales (1997 – ) ha experimentado una vertiginosa serie de acontecimientos en su joven y talentosa trayectoria que lo ha llevado a trasladarse desde su espacio taller en la aplacible Cafayate, a asumir los desafíos de una beca de posgrado en Arte otorgada por la prestigiosa Fundación Torcuato Di Tella en la apabullante Buenos Aires. Con motivo de un viaje de trabajo a la capital argentina, tuve la oportunidad de conversar hace unas semanas largamente con Antonio en una entrevista sobre su praxis, su experiencia y cómo percibe su obra en diálogo con un contexto artístico en constante cambio, pero que reiteradamente vuelve a los orígenes de su vida familiar y su conexión con la territorialidad del norte argentino del cual se nutre en su virtuosa producción textil y pictórica.

Figura 1. Junto a Antonio Morales en Galería Azur en su primera muestra individual en Buenos Aires
Fotografía: Cristián Oschilewski

Orígenes
Antonio Morales se autodefine como arquitecto y artista visual, pintor y tejedor, pese a que su reciente producción ha destacado en este último campo. Pero insiste en su condición de pintor y en este sentido su amplio bagaje investigativo y experimental se basa en la pintura. Al respecto, y consultado sobre sus orígenes nos señala que, “siempre pinté, ese fue mi primer encuentro, porque mi mamá es tejedora y siempre fue artesana, siempre el oficio de la artesanía nos permitió construir una estructura y siempre incentivando eso que ella veía en mí, que era el dibujo y la pintura. De todos los hermanos era el único que dibujaba, que heredó esa manualidad. Mi mamá estudió en una Escuela de Manualidades, el antiguo sistema de formación que había en los pueblos (Escuelas Normales) donde les enseñaban a las mujeres oficios y allí mi madre aprendió a tejer, a cocer, a pintar y con esas herramientas siempre me formó haciendo manualidades, y como yo dibujaba, la ayudaba con los moldes para la ropa que ella cocía, y a la vez le pintaba las flores de los bordados que ella hacía”.

Esas memorias están presentes en el trabajo de Antonio, quien agrega que “ese trabajo siempre estuvo en mi cabeza y en mi adolescencia empecé a estudiar pintura con las maestras del pueblo, que era maestras de artística como le llamaban antes”. Ese pueblo referencial al que hace alusión Antonio se llama El Tala, ubicado en Salta casi en el borde con la provincia de Tucumán, y muy conocido en Argentina por haber sido la cuna de la gran artista y escultora Lola Mora (1866-1936). Es en este lugar donde transcurre toda su infancia, un pueblo pequeño de no más de 3000 habitantes donde se daban dos realidades, una vinculada a los oficios o al trabajo en el campo.

Figura 2. Obra de Antonio Morales en MAC Salta
Fotografía: Cortesía del artista

Recuerda Morales también que “practicaba la danza folclórica argentina, siempre rodeado de música, de baile, de pintura, de bordados, de tejidos que eran la especialidad de mi mamá, bajo el alero de un oficio que nos daba una estructura económica y mi madre se construyó su casa, tejiendo, vendiendo comida, permitiéndole salir adelante en esta realidad bastante pobre de los pueblos del interior de Argentina”.

Estudios
Arribados los 17 años, Antonio Morales se traslada a la ciudad de Salta donde cursa una beca de estudios en arquitectura en la Universidad Católica de Salta (UCASAL) en un programa de cinco años (del 2016 al 2021 cuando se titula). Ya viviendo en la capital provincial, comienza a tener nuevos vínculos, una relación muy directa con los museos y comenzó a estudiar más herramientas pensando en ese momento en su carrera como arquitecto. En ese sentido, explica que “soy arquitecto, necesito herramientas de dibujo, de pintura, para alimentar esa parte creativa y ahí empezó a tomar forma y a revivir esos oficios maternos, el dibujo, la pintura y el tejido. Empecé a pensar en muchos proyectos en la arquitectura a partir del entramado, una especie de analogía con otras áreas, vinculadas al diseño industrial también, haciendo un cruce entre todos esos conocimientos familiares con la misma carrera y rápidamente tomé la decisión de empezar dentro del arte contemporáneo, de las artes visuales, a trazar un camino. Tratando de entender ese sistema del arte, la estructura de Salta, todo muy rápido y en menos de cinco años”.

Figura 3. Obra de Antonio Morales
en MAC Salta
Fotografía: Cristián Oschilewski

Luego de recibirse como arquitecto, Antonio Morales partió a Italia a realizar su primer posgrado en diseño industrial, enfocándose en un área más específica. Desde un contexto general y transitando hacia necesidades específicas, y ya viviendo en la cosmopolita Milán decide centrarse en lo objetual. Cuando entra a la Universidad se encuentra con una tecnología y un desarrollo textil muy grande, lo que provocó en su trabajo la necesidad de enfatizar mucho más aquello que había aprendido de su madre. Cuando termina el programa y regresa a Salta a fines del año 2023, su trabajo textil comienza a adquirir mayor presencia en la escena local, que pese a su riqueza es regional y pequeña aún. Nos indica Morales que, “rápidamente, ¡ocurre mi primera muestra individual que fue en un museo! Yo no mostré nunca nada, ni en ningún otro lugar ni en ninguna otra instancia y de pronto, la primera puerta que se me abre es la institución”.

Figura 4. Obra de Antonio Morales en MAC Salta
Fotografía: Cristián Oschilewski

“La institución marca, yo creo, y de cierta manera categorizó rápidamente lo que yo hacía: lo textil. No pintaba, no dibujaba, lo que yo hacía era el tejido. Además, fue una muestra muy ambiciosa de diez piezas, con escalas muy grandes (Exposición Crianderas, curaduría Florencia Qualina en el MAC Salta octubre a diciembre de 2024). Eso se alimentó también de donde yo soy, del norte de Argentina. Esos dos componentes sirvieron para construir cierta idea de qué tipo de artista soy, o que tipo de imagen ofreces como objeto de la representación”.

Al año siguiente (2025) Antonio obtiene una beca para seguir sus estudios en Buenos Aires en la Universidad Torcuato Di Tella en el Programa de Arte, que es un programa de formación que dura un año y medio, donde la multidisciplinariedad caracteriza la inmersión de los estudiantes en el sistema del arte contemporáneo, donde logran entender que las artes visuales no responden a categorías. En este punto, Antonio explica que “El presente ya no se organiza como una sucesión clara de estilos, sino como un campo de coexistencias: prácticas que dialogan con lo ancestral, lo moderno y lo tecnológico al mismo tiempo; obras que se activan más por contexto que por adscripción estética; lenguajes que se cruzan sin jerarquías claras entre arte, artesanía, archivo, activismo, ritual o pedagogía. Ya no hay una promesa de progreso formal, sino una atención al presente como zona crítica, conflictiva y situada.

Y dado que vengo de una carrera multidisciplinar, este aspecto para mí es una forma de trabajo. Me cuesta pensar que soy un artista que solamente teje, Pienso en como la arquitectura permitió desarrollarme en el campo del dibujo y el entendimiento del espacio con algo nuevo que se abre y se explora: desde la pintura re-elaborada, objetos y performance.

Figura 5. Obra de Antonio Morales en Galería Azur
Fotografía: Cristián Oschilewski

Praxis contemporánea
Consultado sobre su trabajo reciente y sobre el actual contexto plástico latinoamericano donde despunta nuevamente el arte textil (como se pudo ver en la última Bienal de Sao Paulo donde muchas obras se insertaron desde esa práctica artística) junto al arte queer, Morales nos cuenta que la artesanía dentro del arte contemporáneo no constituye una temática, sino una realidad ya institucionalizada. No se trataría de “hablar sobre” artesanía, sino de reconocer que su presencia es el resultado de décadas de disputas simbólicas, políticas y económicas para alcanzar un estatuto de igualdad frente a otros lenguajes del arte contemporáneo. Desde este punto de vista, lo disruptivo no radica en su inclusión, sino en su capacidad de modificar desde adentro las nociones mismas de obra, autoría, corporalidad y tiempo productivo.

Así, Morales propone pensar el arte textil no solo como un régimen simbólico otro, sino como una infraestructura sensible del campo artístico actual: un lenguaje que desarma las taxonomías heredadas y evidencia que el sistema del arte ya no puede sostenerse únicamente sobre categorías formales, sino sobre prácticas que reorganizan sus reglas de existencia. En esa operación, lo textil deja de ocupar un lugar marginal o reivindicativo para convertirse en un agente activo de transformación institucional y conceptual.

Figura 6. Obra de Antonio Morales en MAC Salta
Fotografía: Cristián Oschilewski

Volviendo un poco a los planteamientos de Ticio Escobar o Acha sobre esta línea que ya no existe entre arte o artesanía, aportes importantes como el trabajo regional de Andréi Fernández y Alejandra Mizrahi sobre las comunidades de mujeres tejedoras del norte de Argentina, con Claudia Alarcón & SILÄT y la revalorización del artista textil salteño Pajita García Bes”. Indica, asimismo, que todo esto ha sido fruto y consecuencia de muchos gestores, donde ha habido gestión de todas esas voces, de las minorías, las cuales han estado invisibilizadas pero que hoy tienen presencia dentro del sistema del arte contemporáneo.

Figura 7. Madre del Sol y de la Luna (2024) de Antonio Morales en MAC Salta
Fotografía: Cortesía del artista

La obra de Antonio Morales se mueve desde un marco de referencias sintéticas del paisaje ancestral, las técnicas tradicionales de generaciones de tejedoras y tejedores andinos, pero al mismo tiempo desarrollando cruces con el poder de la policromía y las posibilidades del lenguaje multidisciplinario contemporáneo en base a grandes formatos y variadas dimensiones. Fueron estas cualidades que le hicieron acreedor hace pocas semanas del Premio In Situ, durante la realización de la última versión (fines de noviembre de 2025) de la cada vez más interesante Feria de Arte de Salta, donde su trabajo fue representado por la reconocida galería BAC, la cual también le organizó una muestra individual en su hermosa sede salteña.

De esta manera, el trabajo de Morales se va insertando de manera destacada dentro de la escena regional del norte de Argentina, pero también con fuertes proyecciones futuras a nivel nacional, y ciertamente, por qué no, internacional. Un joven artista a tener en cuenta dentro del desarrollo de la plástica actual latinoamericana.

Enlaces:
https://www.instagram.com/tonimorales.ar
https://www.instagram.com/bac.galeriadearte/

Cristián Oschilewski
Artículo publicado el 17/12/2025

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