Resumen
En 1839 la primera guerra civil se hace presente en la Nueva Granada. Esta confrontación tiene como causa el cierre de los conventos menores de Pasto. ¿Desde cuando tanta religiosidad puede conducir una guerra por tres largos años? Es la pregunta que guía este trabajo. Y para responderla se hace necesario utilizar las herramientas lingüísticas contemporáneas, elucidando con ello la interdisciplinariedad de las ciencias humanas. En este caso la lingüística y la historia se unen para comprender y tratar de explicar un evento del pasado, el cual no ha sido estudiado profundamente y el cual merece nuestra atención por estar imbricado en varios procesos sociales de la humanidad, entre ellos la modernidad y su sistema económico, el capitalismo.
La guerra de los Supremos es un hecho histórico que es poco conocido en Colombia. Sólo algunos especialistas en el tema –historiadores concretamente- conocen la importancia política de este evento. Otras confrontaciones y eventos del siglo XIX son más ‘populares’ que este conflicto que comenzó en 1839 y terminó en 1842. Sin embargo esta guerra es importante por varias causas. Entre ellas el nacimiento de los partidos políticos colombianos [Fernán González, 1997], la utilización del lenguaje de manera maniquea entre los actores políticos y el desarrollo de la prensa como herramienta de captación ideológica. De otro lado, esta guerra fue seguida por naciones extranjeras quienes tenían intereses diplomáticos en la naciente nación latinoamericana; la manera de conformación política (federalista o centralista) implicaba las determinaciones económicas de las nuevas potencias mundiales: Francia e Inglaterra. Es por ello que el periodo de la guerra y la guerra misma son fundamentales para entender la configuración histórica del siglo XIX y XX y han sido nuestro objeto de investigación y estudio.
Es este artículo trataremos uno de los aspectos de investigación desde el campo de la lengua y el análisis de discurso. Otros estudios se han adelantado desde la sociología de la religión, la socio-historia y actualmente bajo la lupa de la Historia Atlántica y la historia de la diplomacia.
La situación política antes de la Guerra
En la Colombia de entonces, la Nueva Granada, la pugna entre federalistas y centralistas no había sido menguada durante la presidencia de Santander sino que, al contrario, había encendido los rescoldos de los intereses económicos e ideológicos de los diferentes actores políticos de la época. Los centralistas: conservadores y godos, y los federalistas: liberales moderados y radicales, se perfilaban, no de manera definida, en los discursos de cada uno de grupos. Ya lo preveían Santander y Obando [GILMORE, Robert Louis,1995], cada uno señalaba la inminencia de un conflicto civil y militar, que era exaltado desde la prensa actual y desde las posiciones de cada uno de los actores políticos. Con Santander se encontraba un grupo de hombres que tomó su posición de acuerdo a sus intereses y que libró la batalla a través de su pertenencia a cierta creencia filosófico- política (los progresistas); José María Obando, Vicente Azuero, Florentino González, Ezequiel Rojas, Lorenzo María Lleras y Manuel Murillo Toro, proclamaban las voces del federalismo; mientras Mosquera, Herrán y Márquez, liberales también, presentaban una solución moderada. Sin embargo, este juego señalaba paradojas cada vez más profundas que hace difícil una lectura total de cada ideología de partido como tal. Se escuchaban las voces de un liberalismo reformador que haría pensar en la llegada de la modernidad, mientras se tomaban medidas centralistas y moralistas que incitaban a volver a un pasado colonial con el cual no había una ruptura decidida.
Durante la presidencia de Márquez los progresistas eran el partido de la oposición y la Bandera Nacional, su estandarte de comunicación desde el cual se delineaban las creencias y propuestas políticas, conformando la Sociedad Democrática Republicana. A ellos se sumó la Sociedad Católica, ya que las medidas del gobierno actual “era considerada más antirreligiosa que la de Santander por una buena parte del clero” [Gilmore, p.128] Sin embargo, este tipo de acusación al gobierno de Márquez no correspondía del todo a la realidad, ya que desde la presidencia Márquez trató al máximo de ser neutral y de ganar adeptos de una y otra corriente ofreciendo cargos y no tomando una posición de alianza ideológica con cierta denominación o ideología. De allí que muchos de sus ‘amigos’ se fuesen separando progresivamente de su mandato [Fernán González, 1997]. Además, las medidas de los cierres de conventos y la secularización eran propuestas que se habían mantenido desde el gobierno de Santander y que eran peticiones hechas por las mismas congregaciones religiosas, como por los congresistas y demás miembros de los gabinetes que veían en estas órdenes religiosas un gasto inoficioso en estos momentos de debilidad económica.
A ello, se debe sumar la fragmentación del poder en las distintas regiones y los caudillajes que tenían en el Sur Obando, González en el Socorro, Córdova en Antioquia, Vesga en Mariquita, Herrera en el Istmo, y Troncoso, Carmona, Gómez y Hernández en las provincias de la Costa. Todos ellos proclamaban el sistema federal y se sumaban a los actuales problemas económicos y sociales por los resentimientos electorales de 1837.
Es así, que la guerra de Pasto fue la chispa que encendió la lumbre en que se cocinaban los problemas internos de una sociedad que se estaba transformando de un pasado colonial a una modernidad en la cual no encontraba lugar y de la cual no podía hacer parte por sus condiciones históricas.
Y es precisamente allí, donde desde el plano ideológico se puede llegar a vislumbrar el manejo del poder y los medios de consecución de éste. A través de la prensa se pueden encontrar los matices que colorearon las pugnas internas que vivía la Nueva Granada para 1839. Y ver como desde este interior se llega a la creación de estrategias externas que permitieron la movilización y puesta en marcha, ya no sólo de la élite sino, de todo un grupo de personas que antes que por la nacionalidad se veían unidos por una concepción judeo-cristiana de la realidad.
El lenguaje en los medios de comunicación
El manejo de los medios de comunicación ha sido siempre una forma efectiva de movilizar pueblos, lo fue durante al ascenso del partido social-demócrata en la Alemania de Bismarck, y lo es ahora en medio de los conflictos estadounidenses con el resto del mundo. Estos medios de comunicación no sólo ofrecen datos, ellos informan y la información hace parte de los procesos cognitivos que las personas llegan a erigir en ideas las cuales se organizan de tal manera que conforman las creencias sociales y las ideologías. Van Dijk señala como la organización de este material de datos, que se vuelve información (1), es persuasivo gracias a las representaciones sociales de ciertos individuos o grupos; “El contenido mismo necesita una organización mayor a fin de que se comprenda, se entienda, se represente, se memorice, y finalmente se cree e integre” [Teus Adrianus van Dijk, 1995], esta integración hace parte de los modelos mentales que cada persona tiene de su realidad. Para hacer que estas afirmaciones se conviertan en un proceso persuasivo se necesita de una Naturaleza factual de los acontecimientos, de una Construcción de la estructura relacional sólida y de una Proporción de conformación que posee dimensión actitudinal y emocional. La primera característica mencionada por van Dijk la hallamos, entre otros, en este texto del presidente de la República [7] de 1839:
“Tengo el más profundo sentimiento de no poderos informar como en los años pasados la tranquilidad social i el sosiego público se hayan conservado inalterables en toda la nación. Tenemos que deplorar el extravío de muchos de los desgraciados hijos del cantón de Pasto, que dando oídos a la seducción, quisieron al principio impedir el cumplimiento del acto legislativo que suprimió los concentos de religiosos en aquella ciudad proclamando poco a poco después del sistema federal”
“Parecía que todo había quedad enteramente tranquilo, y ya se había mandado disolver la división de operaciones, cuando aparecieron dos guerrillas capitaneadas por hombres conocidamente facinerosos que, asesinando i robando á los que no los seguían lograron por el temor encontrar prosélitos i engrosar sus filas”
“En el mes pasado se levanté en la provincia de Vélez una facción compuesta en parte de presidiarios i de los que por delitos que hallaban encausados, capitaneada por un coronel i dirijida por un cura.”
Este tipo de mensaje presenta de manera ordenada la situación del Cantón de Pasto y señala de manera cronológica lineal los sucesos que han llevado al desorden y anarquía de una parte de la población de la Nueva Granada. La palabra informar supone la realidad de los hechos y la formulación de manera explícita y verosímil hace parte de este supuesto. Los facciosos impidieron el cumplimiento del acto legislativo, lo cual les lleva a legitimar las medidas violentas que se tomaron durante este suceso. A ello se añade la palabra guerrilla que tiene la connotación de fuera de la ley, y a ello se añade el adjetivo facineroso a los hombres que lideraban esas acciones. Estos eventos, además, se narran en tiempo pasado y tuvieron lugar en un tiempo determinado: el mes pasado señalando que para el momento en el que se narran los hechos esos hombres sean presidiarios.
Sobre las descripciones directas de los sucesos están mediadas por las cartas que el general Herràn hace llegar a la Secretaria de Guerra y Marina en las cuales describe sus acciones periódicamente. De la misma manera los eventos han causado impresión en la ciudadanía y encontramos opiniones en varias partes del país. Una de ellas, en Cali, en la cual un grupo de jóvenes describe la situación de la siguiente manera:
“Nos ocupa hoy á los granadinos, sino interés de mui alta importancia: se ocupan en reprimir la lava revolucionaria, cuya erupción han impelido los editores del Cachaco, Bandera y ahora Correo; se ocupan de arrancarles la mascarilla a los opositores, para dejarlos en su natural piel de asesinos, ambiciosos y avaros, con que deben ser conocidos por la nación que pudieron alucinarla por algún tiempo, revestidos con el hermoso ropaje de patriotismo; pero en el acto de haberles quitado las máscara, cayeron en el desprecio público, y a la luz del mediodía alumbra a éstos ídolos de lodo” [Fondo Pineda, ]
Este tipo de opiniones en el cual se encuentran palabras con significados locales tienen consecuencia en la lexicalización del modelo mental de los lectores (2), las palabras lava revolucionaria, arrancarles la mascarilla, desprecio y asesinos señalan la calificación y categorización que se maneja para denominar a los hombres que no acataron el acto legislativo del cierre de los conventos. “Este léxico ideológicamente controlado está bastante difundido” [van Dijk 2004] y en esta guerra hace parte fundamental para persuadir a la población ya sea de uno u otro bando.
De otro lado, las citas directas de las fuentes son también manejadas desde aquellos que están a favor de los insurrectos. Esta carta a la cámara del congreso señala la importancia de la guerra en la Nueva Granada:
“Ciertos estamos de que si antes de espedir y sancionar vuestro decreto hubieran sido consultado los intereses procomunales i la voluntad de esta provincia, à quien afecta, nunca habríais pronunciado el fallo a muerte que ha recaído sobre un pueblo cristiano que ve en estos establecimientos de la piedad de sus antepasados el consuelo de la religión…”(…)“Acordaos Honorables representantes que nuestra República es católica, apostólica i romana; que los granadinos, calificados con este incomparable honor, pertenecemos i somos miembros de la iglesia católica en la obligación de obedecer y respetar sumisamente sus sagradas leyes i demás disposiciones;… i que se mantenga nuestra religión única y verdadera…” [Fondo Pineda.]
La guerra es legítima porque los Honorables representantes no consultaron los intereses del pueblo en quienes recaía el peso del acto legislativo, un pueblo cristiano que debe obedecer las sagradas leyes, antes que los actos legislativos profanos. Esta es una señal de precisión y exactitud de los valores judeocristianos que explican la manera de actuar de este grupo beligerante. “Las expresiones teóricas y prácticas de la experiencia religiosa se completa con un tercer aspecto: el sociológico: “La religión viva, por su propia naturaleza, debe crear y mantener una religión social.” En sus sugestivas conferencias acerca de la estructura de la experiencia religiosa John Mac Murray trata de persuadirnos de que el terreno propio de la religión es el de las relaciones personales, teoría que hace justicia al elemento de la participación y de la colaboración en la religión, pero que corre peligro de acercarse demasiado a la errónea interpretación positivista del objeto de la adoración como el Yo colectivo.” [Joachim Wach, 1993] Los pastusos se sienten ofendidos en su experiencia religiosa y en su estructura de mundo, la ley terrenal está sobrepasando los límites sociales del religare lo que les hace responder como lo hicieron, según el texto arriba citado.
La evidencia de fuentes fiables hace hincapié en lugares y fechas exactas como este aviso firmado por Joaquín Acosta, coronel del ejército:
“Hoi se ha fijado en las esquinas un papel impreso, con el titulo Telégrafo No 2: en que à nombre del gobierno se publican noticias fingidas del sur, de paso se pretende injuriar à algunos ciudadanos. La opinión pública juzgará como se merece à los que están reducidos a valerse de semejantes medios para promover la causa del desorden i de la anarquía.” [Fondo Pineda]
En cuanto a la Construcción de Estructura relacional sólida, van Dijk señala la mención de acontecimientos precisos como las condiciones o causas de una u otra actuación, en esta carta enviada el Presidente de la Republica por los habitantes del Socorro se encuentra este tipo de justificación del levantamiento:
“Las reformas tan deseadas en la Constitución, como demandadas por las necesidades de los pueblos, i aconsejadas por la experiencia no pueden realizarse de la manera conveniente por los aviesos manejos de los actuales mandatarios conservándose están en la dirección de los negocios públicos como lo procuran à todo trance sin escrúpulo en las medias.” [Fondo Pineda]
El manejo del poder de la clase dirigente se hace notar en este texto, desde el cual se puede ver la implantación o supresión de normas de acuerdo al grupo dominante. Esta queja que hace parte de este trabajo no es sólo una referencia para la guerra sino para el sentido político de los hombres del siglo XIX quienes asumían ciertas reglamentaciones y actos legislativos según conviniese a sus intereses. Este texto también señala un hecho insertado dentro de un modelo situacional bien conocido en la Nueva Granada y que se relaciona con familiaridad para los neogranadinos.
Otro de los acontecimientos precisos que mencionan los medios de comunicación del gobierno como causa precisa del levantamiento de Pasto es el deseo de hombres que alguna vez se decían patriotas y revestidos de este ropaje alcanzaron a ‘engañar’ a muchos compatriotas y que ahora se reconocen como facinerosos que desean subvertir el orden. Este discurso se encuentra en la carta de los Jóvenes y Viejos Republicanos [Fondo Pineda], quienes de manera implícita señalan a Obando y al Padre Villota como hombres con ansias de poder que buscan la rebelión para conseguir sus objetivos políticos.
En un pronunciamiento, una carta al Arzobispo de Bogota la cual ofrece apoyo incondicional a la iglesia, se señala la conjugación del verbo del pronombre nosotros, lo cual da un sentido de pertenencia a todo un país antes que a un grupo y funciona en el texto como un hecho insertado en el modelo cristiano y católico familiar del país:
“Mui respetado i distinguido amigo:
En las actas de pronunciamiento de los pueblos que han emprendido una regeneración política por el convencimiento en el que se hallan del Estado de miseria, abyección i nulidad, á que la imprevisión i parcial administración del Dr. José Ignacio Márquez han conducido al país, se encuentran consignados los sentimientos más puros de profundo respeto i veneración a la religión santa que profesamos,” [Fondo Pineda]
Respecto a la Proporción de conformación que posee dimensión actitudinal y emocional, van Dijk afirma que los hechos se representan y memorizan mejor si contienen o hacen sugerir emociones fuertes o eludirlas lo cual crea un No hecho. Las emociones que son vistas en la prensa se pueden notar por el uso constante de adjetivos los cuales funcionan de manera positiva o negativa de acuerdo al objeto o sujeto de emisión y recepción.
En esta frase, por ejemplo, encontramos el levantamiento de las armas con los adjetivos santa, criminal, atacadas, feroz y los sustantivos gloria, orden y leyes. Los cuales funcionan desde este campo semántico para sugerir la tarea impuesta para defender el orden sagrado a través de la violencia.
“La santa causa del orden i de las leyes atacadas por una facción criminal i feroz,
Nos ha puesto las armas en la mano. Ha tocado a vosotros la gloria de formar la
Columna del Mayo…,” [Fondo Pineda]
Van Dijk señal, dentro de este punto, la importancia de prestar más atención, como posibles fuentes de opinión, a quienes se encuentran ideológicamente más cercanos, por lo tanto se utilizaran las palabras: santa, gloria, iglesia, rebelión (3), puros, veneración, relijión única y verdadera, sagrada, católica, iglesia (4), cristiano, etc. Por lo tanto aquellos textos que presenten una ideología cercana al cristianismo y a su discurso serán más escuchados, o recepcionados, que aquellos que impongan un discurso de legalidad y racionalidad. El mismo presidente de la republica acude a este tipo de ideología cuando señala el atropello a la moral, antes que el atropello a la legalidad: “La moral interesa, é importa á la sociedad i a los individuos que los delitos se prevengan mas bien que se castiguen” [Fondo Antiguo]
Así mismo en este texto encontramos la exaltación con el uso de adjetivos y verbos en presente o gerundio que sugiere el sentido de acción en transición, de algo que está sucediendo: “…desacordada rebelión de Pasto, al propio tiempo que aja vilipendia al gobierno.”/ “el orden es sin duda la primera necesidad social”/“disculpando a los rebeldes”/ Representación elevada al Presidente de a República por varios ciudadanos de esta capital ofreciendo sus personas i bienes para cooperar con e sostenimiento del orden. [Fondo Pineda]
La dimensión actitudinal y emocional de estos textos los encontramos a través de las figuras retóricas; la metáfora y el símil está impreso en cada uno de los discursos de la época, las comparaciones son siempre de tipo judeo-cristiano y demandan la comprensión de estos por el adoctrinamiento y la educación recibida a través de las lengua española por el catolicismo. “Desgraciados hijos del catón de Pasto”, están fuera de la gracia de Dios; “ardiente zelo”, la llama viva que es el corazón de Cristo; “toda especie de sacrificios”, donde se hiperboliza en sentimiento de entrega a la causa; “No diremos cosa alguna sobre las demás pretensiones, porque nuestra sangre arde en las venas cuando oímos proponer, que se capitule con un bandido únicamente porque es feroz y tiene su guarida en los montes” [ Fondo Pineda], un ser no humano que habita en los bosques y no es digno de ser perdonado; todos estos ejemplos de la utilización de este tipo de estilo en el discurso de la época, el cual señala un reflejo del discurso oral.
Con estos puntos de análisis del discurso, van Dijk plantea que las formas y los formatos hacen parte integral de los significados locales y globales, los cuales forman el núcleo de lo que queremos comunicar con el discurso y del contenido propuesto de los modelos y representaciones sociales. [Van Dijk, 2004]
Estas noticias no fueron elaboradas ni escritas por un individuo ajeno a su realidad social, al contrario a través del discurso se encuentran las representaciones sociales del momento y el texto pasa a ser colectivo en la medida, no sólo del pronombre personal sino, de los modelos mentales que este texto trae consigo. El manejo de los medios de comunicación durante la guerra está lleno de esa información implícita y explícita que sugiere un juego de pares, ya que si bien no todos eran alfabetos, sí se puede hablar de una lectura de realidades y de conformaciones sociales que fueron implantadas y llevadas a la vida diaria desde la conquista, colonia hasta el momento de este estudio: siglo XIX. Para un campesino del siglo XIX las palabras ‘bueno’ y ‘malo’ hacen parte de su cognición social, como lo ha hecho todo el sistema de valores integrado en la lengua, la cual fue aprendida desde los primeros años de la conquista. Y no sólo quien supiera la lengua española podía estar al tanto del sistema de valores impuesto desde la conquista, también los negros, libertos o no, los indígenas y los mestizos -estos cuanto más- reconocían las palabras, los signos y demás representaciones fónicas o graficas de la sociedad neogranadina del siglo XIX. No en vano fueron tres siglos de adoctrinamiento y ‘culturización’ hispana. “Por lo tanto, el análisis de las trasformaciones del texto fuente en textos periodísticos deben explicarse en términos de cogniciones sociales dentro de contextos también sociales.” [Van Dijk]
La prensa, los pasquines, los oleos y otras expresiones dentro del lenguaje como medio de comunicación durante la guerra cumplió el papel de arma ideológica, desde la cual emerge todo el tejido social y el entramado cognitivo de la época. “Todos los procesos de la comprensión y de los efectos sociales y las funciones están controlados por cogniciones sociales de individuos pertenecientes a grupos y de grupos completos” [Van Dijk] Los contenidos de cada una de las expresiones escritas halladas en los textos de la Nueva Granada para 1839 dejan ver la importancia de un soporte moral, antes que legal, de las acciones de los individuos. Basta ver las palabras claves que exaltan o recriminan las acciones de los ‘rebeldes’ en el campo de batalla. Así mismo, estas palabras enseñan la naturaleza ideológica del momento. El epígrafe de las cartas y comunicaciones enviadas durante la guerra a los distintos destinatarios y receptores señalan la importancia de la ‘obediencia’, del ‘servicio’ y del ‘respéto’; como también demuestran el entramado jerárquico dentro y fuera de la institución militar o eclesiástica, convirtiendo en una institución macro la misma sociedad generada desde la colonia y que se estaba viendo amenazada por los intentos liberales del federalismo propuesto desde Santander y llevados a una amenaza latente desde la presidencia de Márquez. A través de estos textos fuentes podemos ver la manera persuasiva del discurso durante la primera parte de la guerra.
El poder del discurso religioso
Cuando comenzó la guerra, en su primer estallido al Sur del país, el gobierno lo vio como un asunto menor que podría ser apaciguado a través de la ley en un solo hombre. Decide entonces, enviar a Pedro Alcántara Herrán para que además de pacificar a los rebeldes, solucionara otros asuntos. Para ese entonces no se hacía ninguna separación de las labores eclesiásticas, militares y económicas, al contrario a través de la legalidad que el cargo de Herrán le otorgaba, éste podía reparar todos los asuntos concernientes al desorden que imperaban en el sur del país.
Una carta fechada del 28 de Julio de 1839, Republica de la Nueva Granada, en la cual Herrán agradecía el nombramiento del Dr. José Zapata como cirujano del Batallón no 1 y se hacía cargo del “restablecimiento del orden en Pasto y sobre la “relativa al comercio de aguardiente” [Fondo de Secretaria de guerra y marina], permite ver la unidad que este tipo de asuntos tenía para el gobierno.
La religión católica para la Nueva Granada no estaba separada del poder militar o del civil, esto se ve claramente en uno de los informes dirigidos a la Secretaria de Guerra y Marina:
“El 25 del corriente a las siete de la mañana dispuso se señoría el comandante en jefe que los cuerpos formases en columna frente de la capilla que hai en el vecindario de la Venta, para que oyesen misa; así se versificó; y después de concluido el acto religioso. El mismo sacerdote presbítero Juan de la Cruz profirió una lijera exortación, estimulando a cada individuo para que concurriese a donde lo llamaban sus deberes, con el fin de que se restableciese el orden público alterado en Pasto” (…) – Habla el General Joaquín Maria Belgado: “… miserables! Después de un crimen tan famoso el perdón se pide con la frente en el suelo. Nosotros los provocaremos á un combate, los perseguiremos, i los humillaremos.” [Fondo Guerra y Marina]
Este informe escrito por José Lindo señala la rutina de la guerra y la importancia de la unidad militar- religiosa y de las palabras. Este tipo de llamado a la conciencia individual y grupal hacía que en el campo de batalla se llevará un ideal de lucha. Además de los favores de tierras (apropiación), que se supone, recibirían los reclutas había un favor mucho más especial y que hace parte todos los seres humanos y es el de su actuación y participación en un proyecto, en este caso patriótico; para ello es necesario el alimento espiritual que brinda la palabra y que, en este caso, proviene de un líder religioso y otro militar.
Textos fuente como estos indican la claridad que tenía el soldado en cuanto a su deber religioso y patriótico. El acto litúrgico de la misa comprueba que “la adoración no es tan sólo un accidente sino una expresión, autentica y esencial de la religión, que gusta de penetrar en la totalidad de la vida humana, haciendo, no sólo de su aspecto espiritual y personal, sino también del lado material, un vehículo y medio para obtener sus efectos” [Sociología de la religión], en este caso el efecto era el de no permitir más muerte por una causa injusta llena de fanatismo y de irregularidad al orden del país.
El poder del discurso religioso se encuentra en la cultura de este momento, hace parte de la piedra angular en la que reposa la sociedad neogranadina, los medios de comunicación son tan sólo portadores de las ideas que están en los individuos y que conforman la ideología de este tiempo. Renán Silva en su estudio sobre el Papel Periódico de Santafé de Bogotá encuentra que el periódico estaba dirigido al público y que era de utilidad pública, medio por el cual se filtraba toda la ideas ya fuesen de la elite eclesiástica o política del país;
“A lo que se agregaba el grupo de gobernadores, regidores, corregidores y demás, sospechar para todos ellos un intenso papel cultural, especialmente para los corregidores, pues se sabe que fueron, junto con los párrocos, las piedras angulares de la política cultural de las masas dentro del aparato de hegemonía cultural.” [Renán Silva, 1998]
En este mismo estudio Silva reconoce el cambio de función de la prensa del siglo XVIII y el siglo XIX, ya que para el siglo XVIII el papel periódico cumplía el rol de comunicación de los ilustrados y para los ilustrados, mientras que para el siglo XIX se quería establecer comunicación con la población, esto con el fin de persuadir; “los intelectuales son los que animan y piden en movimiento ese casto cuerpo de mil brazos que ejecuta cuanto le sugieren, pero que no sabe obrar por si mismo” el artesano y el labrador jamás podrán transformar su situación “si los depositarios de los conocimientos humanos y de los progresos del entendimiento no concentren en su ayuda y persisten en mantenerse” [Citando a Francisco ZEA, p.30] se tuvo que hacer un cambio para que el periódico pasara de ser ilustrado a ser de ‘intereses generales’.
Los medios de comunicación son, entonces, de mayor propagación y se encuentran más de 50 títulos durante el siglo XIX. La idea de la ilustración y el romanticismo enclavado en la modernidad hicieron que los esfuerzos por informar a la gente llegaran más allá de los meros propósitos. “Yet discourse plays a crucial role in their ideological formulation in their communicative reproduction, in the social and political decision procedures, and in the institutional management and representation of such issues.” [Van Dijk, 1985]
La institucionalidad que define van Dijk está dada en el siglo XIX por la manera o maneras de circunscripción de la población a la política, a la sociedad y a la religión. Cada una de ellas está señalada de acuerdo a la visión de mundo del neogranadino. Como se ha visto hasta el momento, la religión está inscrita en la Iglesia y en la materialización de la comunidad con el catolicismo. Esta se encuentra fuertemente unida a la política y hace mella en la sociedad de acuerdo al sistema de valores establecido desde la colonia; este tipo de sociedad se encuentra en proceso de ruptura. Sin embargo este proceso de ruptura no se encuentra bien definido y es precisamente esa transición la que permite que el neogranadino se aferre más a la institución jerárquica y abstracta del religare común que a las nuevas disposiciones racionalistas y teñidas de modernidad que se presentan.
“… It points to the fact that social institutions produce specific ways or modes of talking about certain areas of social life, which are related to the place and nature of that institution. That, is in particular significance to a social institution, it will produce a set of statements about that area that will define, describe, delimit, and circumscribe what it is possible and impossible to say with respect to it, and how it is to be talked about” [Van Dijk, p. 28].
Este hecho social, el de representación colectiva a través de los procesos vividos en el pasado, es el que permite que se utilicen ciertas formas y manejos del lenguaje que adquieren poder en la población, ya sea, para apoyar al gobierno o para seguir en las hueste de los líderes regionales, a quienes conocen desde las guerras independentistas y a las que les deben, además de lealtades familiares y clientelas de amigos, fidelidad particular y social de acuerdo a sus intereses y a sus modelos mentales en la construcción de mundo elaborada desde los siglos anteriores. Por lo tanto quienes escriben en los medios de comunicación y quienes expresan sus ideas en ellas, deben reconocer sobre qué marco institucional están elaborando sus discursos para hacer que esos sean persuasivos y verosímiles.
Este tipo de circunscripción es demostrada por el manejo del mismo tipo de lenguaje en uno u otro medio de comunicación, ya sea el de los Supremos o el del gobierno. No se puede distinguir por el estilo, y muchas veces tampoco por el contenido, si no se analizan los objetivos que están en contra o a favor de la rebelión de Pasto. “And here it is essential to accept the category ‘ideology’ as the term that covers concerns with form of knowledge and their relation to class structure, to class conflict, and class interest; to modes of production and of economic structure, and with the forms of knowledge in specific social practices. (…) ideologies, in the sense outlined, find their clearest articulation in language. Hence a powerful way of examining ideological structure is through the examination of language” [Van Dijk, p.29-30]
Es por ello que la pretensión del estudio de la ideología a través de lenguaje se ve articulada gracias a las condiciones históricas de Iberoamérica después de la independencia de España. François-Xavier Guerra señala la fuerte influencia de las ideas religiosas en el pueblo hispanoamericano después de las luchas independentistas en los países colonizados por España gracias al vacío de poder jerárquico que se siente por la ausencia del Rey.
“Por lo tanto, es una cultura pública muy antigua la que afronta procesos revolucionarios desde 1808. Inversamente, la revolución propició de manera decisiva el auge de las formas modernas de sociabilidad y de formación de la opinión. Sin embargo, muchas de las ambigüedades que podemos percibir en el uso que hace las élites, durante el periodo revolucionario, de conceptos de libertad de imprenta, el pueblo, la opinión pública, o bien en la organización de ceremonias cívicas, proceden del arraigo todavía vigoroso de los antiguos modos de concebir los variados vínculos entre los miembros de la comunidad política.” [François-Xavier, 1998].
De allí que la ideología de los hombres que fueron a luchar durante la Guerra de los Supremos tuviese tan marcada la categorización del religaré con la de la legalidad impuesta por la ilustración de la independencia. El soldado de esta guerra hace parte de la siguiente generación de los independentistas y sienten aún el peso de la monarquía como el apadrinaje de los caudillos, también esta inmerso en una conciencia individual y colectiva de índole cristiana y de obediencia que permite la entrada de códigos referentes al bien y al mal, a justificar la violencia de la guerra por defender un orden que aún no es claro y que ha sido impuesto, como también lo fue impuesto durante más de dos siglos.
De la misma manera, Guerra afirma la importancia del lenguaje para el estudio de las realidades sociales,
“El lenguaje no es una realidad separable de la realidades sociales, un elenco de instrumentos neutros atemporales del que se puede disponer a voluntad, sino una parte esencial de la realidad humana y, como ella, cambiante. Los imaginarios y las representaciones colectivas a los que el lenguaje remite son parte tan esencial de la realidad como las formas de propiedad o flujos comerciales; (…) de las maneras de concebir el hombre y la colectividad, de las nociones comunes sobre lo que es legitimo o no, de los bienes que se estiman superiores…” [Guerra, p.8]
Y a través del análisis de este lenguaje se puede plantear la significación de la misa antes de la guerra y las consignas que se batían en uno y otro lado de la confrontación.
Michael Mann reconoce, también, la importancia del lenguaje y de la conformación ideológica a través de éste. La ideología es un constructo creado por el hombre desde las primeras civilizaciones que ha tenido la función, muchas veces, de organizador social en muchas culturas; Iberoamérica no es la excepción, al contrario el proceso de ‘civilización’ establecido desde la colonia impuso un ordenamiento religioso antes que político o militar. Las primeras empresas de la colonización se fundamentaron en la conversión de indios y en la salvación de sus almas a través de la catequización y cristianización. Por ello la ideología de la ecumene cristiana, trabajada por Mann [Michael Mann, 1995. p.431], cumple a cabalidad con la realidad iberoamericana, ya que la religión fue la encarnación de un poder ideológico autónomo y trascendente durante los siglos XVI-XIX.
Para ello, es suficiente leer algunas de las nueve constituciones creadas durante el siglo XIX después de algún enfrentamiento bélico, en ellas se encuentra plasmada la importancia ideológica del Ser Supremo: Dios en la religión cristiana institucionalizada por la Iglesia Católica.
Es así, como en la prensa de la época se resume de manera textual el poder religioso de la palabra, la adjetivación constante, los buenos y los malos son ideologemas (5) que se trasvierten en los textos escritos, en las imágenes elaboradas y en las representaciones del ser axiológico de este período. Estas producciones son comunicadas por dos vías: la primera es la recepción directa con el texto, ya sea la lectura del material verbal o las impresiones visuales de las obras de arte; la segunda es la lectura de estos textos y la opinión que se forma sobre ellos y que es comunicada de manera oral. En la Nueva Granada se hacía lectura en voz alta, se comentaban los textos en las tertulias y en los ‘nuevos’ espacios públicos creados durante la ilustración. Por lo tanto la recepción de los textos era efectiva por cualquiera de los dos medios. Una vía que era muy importante para la comunicación de estos ideologemas y que no ha sido estudiada por van Dijk ni por Mann (6), es la misa y la predicación, este encuentro en la mañana o en la tarde eran espacios para la comunicación y la conformación de los modelos mentales colectivos e individuales.
Y durante la Guerra de los Supremos la comunicación de se hizo patente desde el cubrimiento por la prensa en oposición y a favor de las acciones de rebelión. Mientras en El Argos encontramos la defensa de la religión católica (Defensa de la Pastoral, Enero 28 de 1838), en el Correo de la Razón vemos una crítica al Obispo de Popayán por excomulgar a los rebeldes (Sucesos de Pasto, septiembre 26 de 1839). En este tipo de espacio se conjuga la autonomía de los factores ideales y los materiales, ya que las ideologías no están flotando en el aire, estas se construyen de acuerdo a las necesidades del grupo que las crea, las propugna y las comparte, se vuelve habitus (7) y de acuerdo a ellas actúan.
En Pasto la población está alejada del centro del poder político, pero cerca de la periferia comercial y de contacto entre otros pueblos. De allí que sea descrito de la siguiente manera: El indio que mora en Pasto no es como el de las otras regiones, tímido, humilde. El indio pastuso es franco y decidido, se mezcla con el blanco y el mestizo. Ha asimilado los modos y las costumbres de estos. Se presenta ante las autoridades y formula sus reclamos con energía. Entra y sale de la ciudad con sus músicas y sus santos por navidades, San Juan, Semana Santa, lanzando cohetes y gritos alegres acude a la guerra y se comporta igual que los blancos en el combate. Sus tácticas de guerrillas lo hacen temible, porque casi siempre es enemigo invisible y disimulado. Su sentido religioso hace que cada grupo de casas construya una iglesia donde va un sacerdote a celebrar una fiesta independiente de las otras veredas. Estas numerosas iglesias, con sus altas torres alzándose sobre las colinas le dan al paisaje de Valle de Atriz un aspecto pintoresco que pocas regiones ostentan. Esta descripción ofrecida por Bastidas [Edgar Bastidas, 1979] permite ver el entramado de violencia y sagrado que encarna el indígena del sur de país. La religiosidad hace parte de su habitus como la violencia y la agresividad de su carácter.
Los disturbios de finales de siglo XVIII estudiados por Rebecca Earle [Colombia en el siglo XIX, 1999], contradicen la postura ideológica cristiana, pero afirman la belicosidad de los Pastos, como el efecto que producían el regionalismo y el deseo de autonomía en las colonias. Tanto los indígenas como los blancos creían que las iniciativas gubernamentales debían ser cambiadas para que se ajustaran a las condiciones locales. Y esta variable en el estudio de la Guerra de los Supremos no ha sido descartada, sin embargo la belicosidad de los indígenas en cuanto al tema religioso se daba en la persona del clero, en el representante de la Iglesia, más no en contra de la Iglesia. Para el indígena el sacerdote, cura o capellán no correspondía con su ideal de líder hacía finales del siglo XVIII, pero la institucionalidad del religaré cobró importancia para el siglo XIX con líderes como Obando y Mosquera, hasta el mismo Herrán, quienes movilizaban gran parte de la población indígena y negra del país.
El carácter de los indígenas Pastos, como la de las comunidades negras -quienes han conjugado su mestizaje también de manera religiosa- ha sido moldeado por la sociedad en la cual ha crecido, la sociedad del individuo, la compañía, la iglesia y su ideología hace parte de la sociedad de principios de siglo XIX, “Por otra parte, es corriente que una determinada religión ejerza, una vez instaurada, una influencia profunda sobre el estilo de vida de estratos muy heterogéneos” [Max Weber, 1978] que pueden ir desde el indígena converso hasta el criollo de la élite neogranadina. Para Weber la ética religiosa es la función de la situación de intereses, ya que a partir de una ética religiosa se puede deducir alguna situación de clase, o de posición social. En el caso de la Guerra de los Supremos, los militantes a favor o en contra del gobierno respondían a la misma ética, tanto unos como otros, funcionaban de acuerdo a las características de esta ética.
“Los Arzobispos, Obispos i demás individuos del clero tienen grande influencia, i esa influencia dirijida por la opinión pública, que es la que hoy forma la administración i las cámaras lejislativas conforme a nuestras instituciones, puede ser saludable o perniciosa, según sean buenas o malas las cualidades de los individuos condecorados con el sacerdocio i constituidos en autoridad. Cuando el gobierno se mezcla en estos nombramientos se puede decir, i mui particularmente hablando del alto clero que es la nación en masa la que los designa por medio de sus diputados. (…) Los granadinos sin ninguna excepción son todos católicos. (…) dirijidas por sacerdotes como Villota o Botero, podrían mui bien venir a ser grupos tumultuarios de fanáticos i anarquistas estúpidos. (…) El acuerdo i armonía entre la iglesia i el estado es cosa precisa é indispensable: i así como no puede separarse el espíritu del cuerpo sin que aquel vuelva á la mansión eterna i este desaparezca en corrupción, así tampoco la espiritualidad de la religión puede separase del cuerpo político, porque mutuamente se sostienen i se moralizan. (…) Esta independencia con que algunos pueden alucinarse i de que se forman quiméricas ilusiones, no puede existir en la Nueva Granada mientras permanezca el país en el estado en que hoy se encuentra. (…) No se citen más ejemplos del Norte América; pues es bien sabido que á un país no le convienen las leyes, sino aquellas que se haya un estado de recibir: la Nueva Granda no tiene catorce millones de habitantes, ni el espíritu mercantil, ni la ilustración, ni la tolerancia moral y legal que los estados de la unión norteamericana.” [El Observador, 1839]
El desprecio por una ética diferente, en este caso protestante, y la reafirmación de la ética desde la religión católica, señala la trascendencia de los militantes de la guerra, ya fuese desde las filas en las armas, desde las palabras en los medios de comunicación. La unión de cuerpo y alma igual al de Iglesia y estado demuestra que la lengua cumple con la función de persuasión y convencimiento en estos momentos de álgido combate con las ideas modernas nacientes en Europa.
La palabra es la concreción del mundo de ideas reinante en este sistema, si no fuese así no habría necesidad de publicar. “Es obvio que las noticias no las producen individuos aislados, y esto también es válido para la comprensión y especialmente para los usos de la noticia y de los medios. (De ahí la relevancia de la inserción social) Las actividades y las interacciones periodísticas, así como la escritura y reescritura afectiva de los textos periodísticos, son también inherentemente sociales. Por lo tanto, el análisis de las transformaciones del texto fuente en textos periodísticos debe explicarse en términos de cogniciones sociales dentro de contextos también sociales” [van Dijk, 1990]
Para el periodo de 1830 a 1840 se encuentran ejemplares de prensa que circulaban en la Nueva Granada como El Correo Curioso, El Cometa, El argos de la Nueva Granada, El Republicano, El Posta, La Aurora, Libertad y Orden, El amigo del Orden, El granadino, El Censor y El Tiempo. Todos estos intentos de comunicación a través de la prensa escrita señala la relevancia de la palabra en la cognición social, el estar informado y la opinión como constructora de ideologías. En cada uno de los ejemplares de la época se señala el sistema de valores imperante en el país. Van Dijk señala como la cognición social es transcendental en la persuasión y accionar de un individuo o un grupo. La prensa cumple con el papel de mediador de conocimientos y de valores desde la élite criolla ilustrada y los habitantes de la Nueva Granada. En este caso el grupo de la Nueva Granada de 1839-1840 no era homogéneo pero sí presentaba el mismo soporte ideológico, esto se presenta claramente en los textos escritos, ya sean a favor o en contra del gobierno el religare es el mismo y la ideología demuestra la religión católica como sistema significativo estructurante.
“En 1824 sendos decretos crearon cátedras de gramática en el Colegio de Guanentá, en San Gil y en los colegios de Cumaná y Santo Tomás de Angostura Venezuela. El 8 de noviembre de 1824 se establecieron cátedras de idiomas vivos en el Colegio de Cartagena.” [AMAYA Trillos, María, 1990] Estas políticas educativas se repitieron desde 1822 hasta 1837 a lo largo y ancho de la Nueva Granada. “En otros se exigía en virtud del decreto del 21 de diciembre, que el catedrático de gramática fuese sacerdote” [AMAYA, p.142]
Estas premisas son importantes por dos razones; primero, por la relevancia de la lengua española hablada y escrita en la mentalidad de las generaciones libres políticamente del imperio; segundo, por el manejo del clero como vocero de la gramática -de la palabra- y de la ideología. Esto tiene como consecuencia la gramática y el arte de razonar como fundamento de la nación, como lo propone Roberto Pineda Camacho. Ya que el aprendizaje de la gramática era fundamental en la representación del pensamiento [AMAYA, P.141] y en la organización del acto de habla y de las acciones políticas.
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