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Revisitaciones a la obra de Tina Modotti.

por María de las Nieves Rodríguez
Artículo publicado el 07/01/2016

La obra de la fotógrafa italiana Tina Modotti está siendo revitalizada. Así lo demuestran las cinco exposiciones que han sido desarrolladas en Italia durante los últimos dos años y en las cuales se recogen una buena muestra de su obra durante su período mexicano, predominantemente tomas que fueron hechas desde 1923 hasta 1927 correspondientes a su etapa romántica de aún influjo westoniano. Obras como Flor de manita, Escaleras, Marcha del Primero de mayo o bien algunos de sus retratos y fotogramas de sus películas han sido expuestas en este impulso de recuperar su memoria. Las exposiciones Tina Modotti. Fotografia e Rivoluzione (Lecce, 2013), Tina Modotti. Fotografa (Roma, 2014), Tina Modotti. Un nuovo sguardo (itinerante en el Palazzo Ducale, Genova, 2014 y en el Istituto Cervantes, Palermo, 2014), Tina Modotti. Retrospettiva (Turín, 2014) y Perche il fuoco non muore (Palazzo Madama, Turín, 2014) son una buena muestra de ello. A éstas se suman la publicación del catálogo Tina Modotti (Silvana Editoriale, 2014) como fruto del trabajo de investigación realizado por los curadores de la muestra del Palazzo Madama, el último número de la revista Alquimia dedicado al expediente donado por Savitri Sawhney a la Fototeca Nacional donde se da cuenta de una serie de fotografías de Modotti realizadas en el año de 1929 que sirvieron para realizar la exposición El fuego no muere. Tina Modotti y Pandurang Kankhoje en el Instituto Italiano de Cultura de Nueva Delhi (2012) y una película sobre su vida Perche il fuoco non muore. La vita agra di Tina Modotti que, dirigida por Beppe Arena, pretende ser una revisión documental de lo que fue el desarrollo humano de una mujer que abandonó los “roaring twenties” californianos para sumergirse en un país de luchas y de desigualdades sociales como lo fue México. En este film se difunde el lado menos benévolo de la vida de la fotógrafa. La Tina humana, que duda, que siente miedo, que se decepciona aflora en esta cinta de 2012 que ya ha sido distribuída en el país italiano (Génova, Sardeña, Milán, 2014).

Pero ¿quién fue realmente Tina Modotti?

Tina Modotti nació en Udine en 1896 en el seno de una familia proletaria. Tras una corta estancia en Austria decidieron emigrar a San Francisco en busca de una nueva vida. Una vez allí reunidos, la familia Modotti-Mondini desarrolló una singular prosperidad que hizo que Tina pudiese dedicarse al teatro, al cine o a la fotografía como modelo. Durante la exposición Panama-Pacific conocería al que sería su esposo: Roubeaux de L’Abrie Richey, al que llamaba cariñosamente “Robo”. Robo insertó a Tina en el ambiente cultural e intelectual californiano, conoció a artistas emergentes, visitó exposiciones, tertulias y se adentró en la sinergia creativa que, poco a poco, comenzaba a fijarse en México como el centro artístico por excelencia: el “París” americano. Robo, bajo la invitación de Ricardo Gómez Robelo como jefe del Departamento de Bellas Artes, partió en 1922 hacia México con la intención de exponer su trabajo allá y visitar el país al que potencialmente había de mudarse. Desafortunadamente fue contagiado por viruela y falleció. Tina fue a entrerrarlo y volvería, meses más tarde, en un viaje que sería definitivo para ella. Acompañada del fotógrafo Edward Weston y de su hijo, Chandler Weston, llegaron al Puerto de Mazatlán en 1924. Inmediatamente Tina se conectó con la intelectualidad mexicana y se insertó en la cotidianeidad artística del medio. Weston, poseedor de otro carácter, había de abandonar el país un año más tarde. Tina, convertida en uno de los fotógrafos más relevantes del país y de modo independiente, desarrolló su trabajo vinculándose con la ideología de izquierda a la que impuslaría su relación con Diego Ribera pero, sobre todo, con Xavier Guerrero. En 1927 se afilió al Partido Comunista y su militancia le hizo dar un giro radical a lo que sería su producción fotográfica, fuertemente comprometida con las luchas sociales y la infancia a la cual estaba dedicada como miembro del Socorro Rojo Internacional.

Su encuentro con Julio Antonio Mella marcó, definitivamente, el cambio de postura frente al objeto fotográfico. A través de Mella fue que conoció a los artistas y cineastas de la vanguardia soviética a los que tanto “visitó” en sus tomas. A su lado comenzó a realizar los fotomontajes para la portada de algunos números de El Machete durante el año de 1928 y a involucrarse en las actividades del Partido y de la Liga Nacional Campesina a las que acudía, cámara en mano, para retratar los diversos acontecimientos: mítines, reuniones, marchas, clases gratuitas para los trabajadores o experimentos genéticos como el realizado con el maíz por el agrónomo indio Pandurang Kankhoje al cual conoció a través de Diego Rivera durante su labor mural en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo. Su expulsión en 1930 como parte de la purga realizada por el Gobierno sobre los activistas comunistas marcó el fin de su período mexicano y, aunque realizaría fotografía de modo posterior, no alcanzó la madurez icónica de su trabajo en México.

Su revitalización es fundamental para el estudio y la mejor comprensión de un momento de la Historia mexicana en la cual el arte fue un bastión fundamental para el desarrollo político nacional. El conocimiento de nuevos documentos sobre su obra arrojan luz y hacen necesario un nuevo estudio actualizado de su obra donde finalmente Tina quede inserta dentro de las experiencias estéticas de su tiempo como una activa militante del Partido al cual supeditó emociones y obra.

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