EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
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Silo, su  pensamiento y su obra literaria

por José Gabriel Feres
Artículo publicado el 16/10/2024

Breve nota biográfica sobre SILO –Mario Luis Rodríguez Cobos­ (Mendoza, Argentina, 6 de enero de 1938 – Mendoza, 16 de septiembre 2010)–, fundador del Movimiento Humanista y de la corriente de pensamiento del Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista.

Silo y su obra escapan a las categorías en las que el sentido común y los hábitos consolidados del pensar clasifican la multiforme diversidad de la experiencia humana.

Sus contribuciones tocan prácticamente todos los aspectos fundamentales del comportamiento humano, abarcando los campos de la psicología, de la historiografía, la sociología, la política y la religión. A través de estas obras, Silo fue delineando una nueva concepción del ser humano y un proyecto político universal, una nueva Utopía para el mundo globalizado en el que ya vivimos y que él anunció con inusitada anticipación.

En este mundo que ha perdido el sentido del proyecto y que mira con angustia su futuro, Silo propone la Gran Utopía para el siglo XXI: la creación de la Nación Humana Universal que incluya a todos y cada uno de los pueblos del planeta a nivel de paridad, pero sin destruir su especificidad cultural. Propone además la Humanización de la Tierra, es decir, la desaparición progresiva del dolor físico y del sufrimiento mental, gracias a los avances de la ciencia, a una sociedad más justa e igualitaria que elimine toda forma de violencia y discriminación y a la reconquista del sentido de la vida.

El 4 de mayo de 1969 en Punta de Vacas —un pequeño pueblo en Argentina, a los pies del Monte Aconcagua y cercano a la frontera con Chile— en un acto público al cual asisten unas doscientas personas, él habla sobre La curación del sufrimiento (1996, p. 9). En esta, su primera intervención pública y en un formato más o menos poético, explica que el conocimiento más importante para la vida no coincide con el conocimiento de libros, de leyes universales, etc., sino que este está referido a la comprensión del sufrimiento y su superación. Expone en esta charla una tesis muy simple, en varias partes: 1. Comienza por distinguir entre el dolor físico y sus derivados, sosteniendo que pueden retroceder gracias al avance de la ciencia y de la justicia, a diferencia del sufrimiento mental que no puede ser eliminado por ellas; 2. Se sufre por tres vías: la de la percepción, la del recuerdo y la de la imaginación; 3. El sufrimiento delata un estado de violencia; 4. La violencia tiene por raíz el deseo; 5. El deseo tiene distintos grados y formas. Atendiendo a esto, se puede progresar. Así pues: 6. El deseo motiva la violencia que no queda en el interior de las personas, sino que contamina al medio de relación; 7. Se observan distintas formas de violencia y no solamente la primaria que es la violencia física; 8. Es necesario contar con una conducta simple que oriente la vida: aprender a llevar la paz, la alegría y sobre todo la esperanza. Conclusión: la ciencia y la justicia son necesarias para vencer el dolor en el género humano. La superación de los deseos primitivos es imprescindible para vencer el sufrimiento mental.

Posteriormente, en 1972, se publica La mirada interna (2011, p. 11), escrito en el cual se profundiza sobre el sentido de la vida humana y que, junto con su charla sobre La curación del sufrimiento, constituyen pilares importantes de su pensamiento. En este afirma: … No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte… (2011, p.17) y explica que la trascendencia, como sentido de la existencia, no tiene un paisaje prefijado, no es de imposición universal ni es fundamento de la moral, agregando que ésta se resuelve a nivel de individuos en ejercicio de una libertad que es propia de la condición humana. En un grupo de estudios en Ciudad de México en 1980, Silo se refiere testimonialmente a este tema:

… Pero hemos dicho que hallaremos la solución al problema del sufrimiento en el sentido de la vida y hemos definido a ese sentido como la dirección a futuro que da coherencia, que permite encuadrar actividades y que justifica plenamente la existencia… (1996, p.45)

Y declara más adelante:

… Y así, coherentemente con lo enunciado, declaro ante ustedes mi fe y mi certeza de experiencia respecto a que la muerte no detiene el futuro, que la muerte por lo contrario modifica el estado provisorio de nuestra existencia para lanzarla hacia la trascendencia inmortal. Y no impongo mi certeza ni mi fe y convivo con aquellos que se encuentran en estados diferentes respecto al sentido, pero me obligo a brindar solidariamente el mensaje que reconozco hace feliz y libre al ser humano… (1996, p. 50)

Finalizando con estas palabras:

… Por otra parte, jamás pregunto a otros por sus particulares creencias y, en todo caso, aunque defino con claridad mi posición respecto a este punto, proclamo para todo ser humano la libertad de creer o no creer en Dios y la libertad de creer o no creer en la inmortalidad.
Entre miles y miles de mujeres y hombres que codo a codo, solidariamente, trabajan con nosotros, se suman ateos y creyentes, gentes con dudas y con certezas y a nadie se pregunta por su fe y todo se da como orientación para que decidan por sí mismos la vía que mejor aclare el sentido de sus vidas.
No es valiente dejar de proclamar las propias certezas, pero es indigno de la verdadera solidaridad tratar de imponerlas… (1996, p. 50-51)

La mirada interna —corregida en 1988— junto a El paisaje interno  —publicado en  1981 y modificado en 1988— y a El paisaje humano —redactado en 1988—, se incorpora a Humanizar la tierra —obra publicada en ese último año— que muestra tres momentos puestos en secuencia, que van desde la interioridad más profunda, hacia los paisajes externo y humano. Estos escritos, además de tener una gran belleza poética, evidencian la concepción integral del ser humano en el pensamiento de Silo.

A partir de los primeros años de la década del ‘80, Silo desarrolla y promueve el Nuevo Humanismo Universalista, considerando que este puede dar una respuesta a la crisis civilizatoria que se está manifestando en este momento histórico, … tendiendo a modificar la estructura social actual que se dirige hacia un sistema cerrado en el que van predominando las actitudes prácticas y los “valores” teóricos del anti-humanismo (2014, p. 189). Igualmente, ese Humanismo es una respuesta al enfrentamiento entre culturas que se está produciendo en un mundo unificado forzadamente por los medios masivos de comunicación, pero profundamente dividido en lo que respecta a creencias religiosas, valores y estilos de vida; un mundo en el que se insinúa nuevamente el espectro del fundamentalismo. Explica que el Humanismo no es un fenómeno solamente europeo, sino que este está presente, en ciertos momentos históricos precisos, en todas las grandes civilizaciones del planeta y se reconoce siempre por algunos indicadores fundamentales: la importancia y centralidad que se da al ser humano, a su dignidad y libertad, al trabajo por la paz y al repudio de la violencia, a la igualdad entre todos los seres humanos, al respeto por las distintas creencias y costumbres, y al desarrollo de la ciencia.

En el Diccionario del Nuevo Humanismo lo define así:

Los representantes de esta corriente han fijado su posición en relación al momento histórico actual. Para ellos es imprescindible la elaboración de un humanismo que contribuya al mejoramiento de la vida, que haga frente a la discriminación, al fanatismo, a la explotación y a la violencia. En un mundo que se globaliza velozmente y que muestra los síntomas del choque entre culturas, etnias y regiones proponen un Humanismo Universalista, plural y convergente; en un mundo en el que se desestructuran los países, las instituciones y las relaciones humanas, impulsan un humanismo capaz de producir la re-composición de las fuerzas sociales; en un mundo en el que se perdió el sentido y la dirección en la vida, destacan la necesidad de un humanismo apto para crear una nueva atmósfera de reflexión en la que no se opongan ya de modo irreductible lo personal a lo social ni lo social a lo personal. Estos expositores, intérpretes y militantes, alientan un humanismo creativo, no un humanismo repetitivo; un humanismo que teniendo en cuenta las paradojas de la época aspire a resolverlas. (2014, p. 189)

Específicamente respecto al ser humano y su concepción, tomamos de Salvatore Puledda —humanista y científico italiano (1943-2001)— las palabras que expresó en su Homenaje a Silo realizado en Santiago de Chile en enero de1999:

… Para Silo, el ser humano es un ser histórico y social, y la dimensión que le es más propia no es la biológica sino la de la libertad. Para Silo, la conciencia humana no es un reflejo pasivo del mundo natural, sino actividad intencional, actividad incesante de interpretación y reconstrucción del mundo natural y social. Si bien participa del mundo natural por cuanto posee un cuerpo, el ser humano no tiene una naturaleza, una esencia definida como todos los otros seres naturales: no es sólo pasado, es decir, algo dado, construido, terminado. El ser humano es futuro, es un proyecto de transformación de la naturaleza, de la sociedad y de sí mismo. Contra todo determinismo, contra todo dogma que congele y bloquee el desarrollo de la humanidad, Silo retoma esa línea filosófica que, a través de la idea central de libertad humana, en Occidente va desde Pico de la Mirándola hasta Sartre, la revitaliza y la transforma en un proyecto cultural y político: el Movimiento Humanista. (2002, p. 289)

Ya en los primeros años de este milenio, propone El mensaje de Silo (EDAF, 2008), en el que da la mayor importancia al tema de la inmortalidad y lo sagrado. Explica que de acuerdo a cómo se emplace una persona frente a estos temas, así será la orientación de su vida. También asume las dificultades de examinar abiertamente las creencias fundamentales chocando con las censuras y autocensuras que inhiben al pensamiento libre y a la buena conciencia. El Mensaje dado por Silo en julio de 2002, consta de tres partes: el Libro, la Experiencia y el Camino. El Libro es “La Mirada Interna”; la Experiencia está planteada a través de ocho ceremonias y El Camino es un conjunto de reflexiones y sugerencias.

Desde su juventud, en los años sesenta y hasta su muerte, el año 2010, puso en marcha múltiples formas organizativas y de acción en el medio, en el ámbito de lo social, lo cultural, lo político y lo espiritual, siendo el Movimiento Humanista el de más larga vida y La Escuela la última de ellas. Sólo el tiempo dirá la función que logren cumplir y el aporte que realicen en el proyecto de humanizar la tierra.

Su pensamiento y propuestas en todos los campos, toman como punto de partida el hecho irrefutable de la existencia y así lo explica en su Cartas a mis amigos, sobre la crisis social y personal en el momento actual, en su “Cuarta Carta”:

… Nuestra concepción no se inicia admitiendo generalidades, sino estudiando lo particular de la vida humana; lo particular de la existencia; lo particular del registro personal del pensar, el sentir y el actuar. Esta postura inicial la hace incompatible con todo sistema que arranque desde la idea, desde la materia, desde el inconsciente, desde la voluntad, etcétera. Porque cualquier verdad que se pretenda enunciar acerca del hombre, acerca de la sociedad, acerca de la historia, debe partir de preguntas en torno al sujeto que las hace; de otro modo hablando del hombre nos olvidamos de él y lo reemplazamos o postergamos como si lo quisiéramos dejar de lado porque las profundidades nos inquietan, porque su debilidad cotidiana y su muerte nos arrojan en brazos del absurdo… (1994, p. 69)

Formula que el ser humano no desarrolla su vida como una respuesta refleja a las demandas de su naturaleza y del mundo social, no es pasivo frente a los acontecimientos. Contrariamente, dice, las personas actuamos para modificar la sociedad donde vivimos y creamos acontecimientos y condiciones. Afirma que la psicología humanista descubre en la imagen la dirección de la conciencia hacia el mundo, y entiende a esta como actividad intencional y, de ninguna manera como pasividad, simple reflejo, o deformación de la percepción.

En varias de sus exposiciones y escritos plantea que el ser humano necesita transformar al mundo y transformarse a sí mismo porque se sabe mortal. Es consciente de su finitud y busca el sentido de una vida no elegida. Nace en un mundo natural y social, con limitaciones físicas y mentales, sometido a agresiones que experimenta como dolor y sufrimiento. En tal situación, se moviliza contra esos factores hostiles, intenciona, actúa sobre la naturaleza y sobre la sociedad para transformarla y hacerla a su medida; es decir, para humanizarla.

Especial mención merece su escrito de Contribuciones al pensamiento (Plaza y Valdés, 1990) en el cual busca poner las bases para la construcción de una teoría general de la acción humana —hoy por hoy no suficientemente fundamentada— en la cual se pueda comprender el fenómeno del origen de la acción, de su significado y de su sentido. Dos son los ensayos que comprende: Psicología de la imagen, trabajo que trata de fundamentar una hipótesis según la cual la conciencia no es producto ni reflejo de la acción del medio, sino que tomando las condiciones que éste impone termina por construir una imagen o conjunto de ellas capaz de movilizar la acción hacia el mundo y con esto modificarlo (considera a la imagen como una re-presentación estructurada y formalizada de las sensaciones o percepciones que provienen o han provenido del medio externo o interno y que, precisamente por la estructuración que efectúan, no pueden ser consideradas como meras “copias” pasivas de las sensaciones, según creyó la Psicología ingenua); y Discusiones historiológicas en el cual se estudia el tema de la historicidad —o la temporalidad— y la sociabilidad, que junto a lo estudiado en Psicología de la imagen —en particular en referencia a la imagen y al espacio de representación— pueden permitir fundamentar una completa teoría de la acción.

Silo ofrece caracterizaciones teóricas que conllevan una actitud frente a la vida y una definición por la acción. Así en su conferencia Qué entendemos hoy por Humanismo Universalista, en Buenos Aires, Argentina, en 1994, define: … humanista es todo aquel que lucha contra la discriminación y la violencia, proponiendo salidas para que se manifieste la libertad de elección del ser humano… (1996, p. 256) y, específicamente en relación a la “actitud” humanista, en la Segunda celebración anual de El Mensaje de Silo e Inauguración de la Sala de Sudamérica, en Parque La Reja, Buenos Aires, Argentina, en mayo de 2005, la define en relación a seis puntos:

… En primer lugar, propicia la ubicación del ser humano como valor y preocupación central, de tal modo que nada esté por encima del ser humano, ni que un ser humano esté por encima de otro. En segundo lugar, afirma la igualdad de todas las personas y trabaja por la superación de la simple formalidad de iguales derechos ante la ley avanzando hacia un mundo de iguales oportunidades para todos. En tercer lugar, reconoce la diversidad personal y cultural afirmando las características propias de cada pueblo y condenando toda discriminación que se realice en razón de las diferencias económicas, raciales, étnicas y culturales. En cuarto lugar, auspicia toda tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de las limitaciones impuestas al pensamiento por prejuicios aceptados como verdades absolutas o inmutables. En quinto lugar, afirma la libertad de ideas y creencias y, en sexto lugar, repudia no solamente las formas de la violencia física sino todas las otras formas de violencia económica, racial, sexual, religiosa, moral y psicológica, como casos cotidianos arraigados en todas las regiones del mundo. (2013, eBook V2.1)

En cuanto a la crisis que estamos presenciando en este momento histórico —que se arrastra ya desde hace varias décadas— Silo define que la posición humanista es revolucionaria, en cuanto procura un cambio de fondo en las estructuras sociales y económicas a partir de una nueva escala de valores. En sus Cartas a mis amigos, en particular en su “Séptima Carta”, propone que la sociedad debe organizarse en torno al ser humano como valor y preocupación central, proponiendo una revolución triple: social —que cambie drásticamente las condiciones de vida del pueblo—; política —que modifique la estructura del poder—; y humana —que cree sus propios paradigmas en reemplazo de los decadentes valores actuales—. Explica que la revolución social a que apunta el Humanismo pasa por la toma del poder político para realizar las transformaciones del caso, pero la toma de ese poder no es un objetivo en sí. Por otra parte, define que la violencia no es un componente esencial de esa revolución y se pregunta ¿de qué valdría la repugnante práctica de la ejecución y la cárcel para el enemigo? ¿Cuál sería la diferencia con los opresores de siempre?

Desde la primera vez que expuso sus ideas en público, en 1969, Silo hace hincapié en que no hay liberación posible si se ejerce la violencia. Tampoco deja de advertir sobre las múltiples formas de violencia aplicadas por los opresores: física, económica, racial, religiosa, moral, sexual, etc.

Siempre en Cartas a mis amigos, pero en su “Décima Carta”, Silo caracteriza algunas posiciones existentes frente a la actual situación —para dar una idea de las distintas miradas y por tanto de emplazamientos y conductas— y reivindica la intención humana como factor de cambio. Por una parte, dice, están los optimistas que piensan que entraremos en una sociedad mundial de abundancia en la que los problemas sociales quedarán resueltos, una suerte de paraíso en la tierra; por otra, los pesimistas, que consideran que los síntomas actuales muestran una enfermedad creciente de las instituciones, de los grupos humanos y hasta del sistema demográfico y ecológico global, una suerte de infierno en la Tierra. Están también, aquellos que dicen que como esta crisis ha sido provocada por la voracidad de la banca y las compañías multinacionales, al llegar a un punto peligroso para sus intereses estas pondrán en marcha mecanismos de recuperación, tal como ha sucedido en ocasiones anteriores, y en materia de acción propician la adaptación gradual a los procesos de reconversión del capitalismo en beneficio de las mayorías. Están, por último —postura a la cual adhiere el Nuevo Humanismo— quienes sostienen que tanto el capital como el trabajo, las culturas, los países, las formas organizativas, las expresiones artísticas y religiosas, los grupos humanos y hasta los individuos están enredados en un proceso de aceleración tecnológica y de desestructuración que no controlan. Éstos afirman que se trata de un largo proceso histórico que hoy hace crisis mundial y que afecta a todos los esquemas políticos y económicos, no dependiendo de ellos la des-organización general ni la recuperación general. Los defensores de esa visión estructural insisten en que es necesario forjar una comprensión global de estos fenómenos al tiempo que se actúa en los campos mínimos de especificidad social, grupal y personal.

Se reconoce en Silo una preocupación permanente por las dificultades que ve en este período histórico, pero frente a esto en repetidas oportunidades manifestó su optimismo respecto a que se encontrará la opción correcta. Si bien no pensaba que íbamos hacia un mundo deshumanizado, si creía que nos encontrábamos en una suerte de encrucijada —en la cual ya había estado el ser humano en otros momentos de su historia—, que será necesario elegir entre dos vías que llevan a mundos opuestos y que el Humanismo tiene un papel que jugar a favor de la mejor de las opciones.

Silo desvela la visión positivista que ha primado en los últimos siglos que reduce al ser humano a un “animal racional” que nace, crece, se capacita, trabaja, se reproduce, se enferma y muere. Afirma que “el real ser humano”, ese que va hacia el infinito; ese que descubre y manipula el átomo; ese que transforma el universo en bits; ese que decodifica y puede manipular a su antojo el código genético y con ello trasformar su propia naturaleza; ese que cuando se le dice que la técnica genera desempleo, está dispuesto a reestructurar la organización social para liberar al hombre del trabajo y permitir que la tecnología siga su desarrollo; ese que se rebela de sólo ser considerado un animal racional que nace, crece, se reproduce, se capacita, trabaja, se enferma y muere; ese que mira su cuerpo y lo considera una antigüedad primitiva para el desarrollo de su conciencia; ese que se rebela ante la muerte; ese ser humano que aún no define la filosofía, ni la psicología, ni las ciencias sociales…; ese ser humano, “el real ser humano”, ya está apareciendo. Por supuesto ese ser humano va a cometer errores, dice, no podría ser de otro modo, pero el proceso no se va a detener de ninguna manera. Aunque las fuerzas anti-humanistas intenten frenarlos, estos procesos se van a abrir paso.

Postula que el ser humano del futuro no va a querer ganar y poseer cosas sino que aspirará a sentir, crear, construir, aprender sin límite. No va a querer poseer, tener, controlar. Ese ser humano comprenderá que hay millones de formas de desarrollar la emoción y el pensamiento, que hay una diversidad inimaginable de formas de sentir y pensar.

Las propuestas humanistas están expresadas muy sintéticamente en el Documento del Movimiento Humanista —que se incluye en Cartas a mis amigos como “Sexta Carta”— y definen como su interés el ser de ayuda y orientación para derribar los muros que aún se interponen entre el ser humano y su destino de plenitud, siendo para esto necesario la unión de todo los humanistas del mundo. Sus capítulos se refieren a: El capital mundial; La democracia formal y la democracia real; La posición humanista; Del Humanismo ingenuo al Humanismo consciente; El campo anti-humanista; Los frentes de acción humanistas.

Ya no respecto a su pensamiento, sino que, en cuanto a su forma de ser, en la misma oportunidad señalada anteriormente, Salvatore Puledda —que se define como su discípulo, colaborador y amigo— hace una sentida definición de como él ve a Silo:

… Debo decir que uno de los aspectos que más aprecio del carácter de Silo es su sentido del humor, su capacidad de captar el lado cómico o grotesco de las situaciones y de las personas. Una cualidad que descoloca a cuantos se acercan a él creyendo que un gran pensador deba ser una persona con el ceño fruncido, distante y aburrida. Silo es capaz de juguetear y de reírse como un niño, de maravillarse continuamente de la gran comedia humana. Pero la suya no es una risa distante, de superioridad respecto a las infinitas tonterías que se entretejen en la vida de todos los hombres, grandes y pequeños. Esa risa acompaña, como dos caras de una misma moneda, la paciencia y la compasión con la cuales contempla la miseria y la grandeza de la condición humana. Porque Silo es, a mi parecer, sobre todo un hombre bueno. La bondad es para mí su cualidad más grande. (2002, p. 291)

Nos encontramos sin duda frente a una persona de una gran audacia intelectual, de una profunda espiritualidad y de un fuerte empuje revolucionario, aunque él, con simpleza se refería a sí mismo como un escritor y practicante de lo que llamaba una «religiosidad interna».

Sus libros, cuentos y numerosos artículos y estudios relacionados con política, sociedad, psicología, espiritualidad y otros temas, se han traducido y publicado en los idiomas más hablados. Once (11) escritos, contenidos en dos tomos impresos de sus obras completas, se encuentran editados en diversos idiomas y se consideran su obra fidedigna. Hay también un volumen en formato electrónico (eBook) que recoge algunos otros textos posteriores a las ediciones impresas de sus Obras Completas. Son numerosas sus conferencias, charlas y participación en reuniones masivas donde expresó su punto de vista y sus enseñanzas a cientos de miles de personas —desde México a Mumbai, desde París a Moscú, desde Manila a Copenhague, en Sri Lanka y Nápoles, en Nueva York y Quito— que pueden encontrarse dispersas en múltiples páginas web en variados idiomas.

Bibliografía

  • Salvatore Puledda, Un humanista contemporáneo, escritos y conferencias; Virtual ediciones, Santiago de Chile, 2002
  • Silo, Contribuciones al pensamiento, Plaza y Valdés, Ciudad de México, 1990
  • Silo, Cartas a mis amigos, sobre la crisis social y personal en el momento actual, Virtual Ediciones, Santiago de Chile, 1994
  • Silo, Habla Silo. Recopilación de opiniones, comentarios y conferencias 1969 -1999; Virtual Ediciones, Santiago de Chile, 1996
  • Silo, El mensaje de Silo, EDAF, Madrid, España, 2008
  • Silo, Humanizar La Tierra, Leviatan, Buenos Aires, Argentina, 2011
  • Silo, Habla Silo. Recopilación de opiniones, comentarios y conferencias 1969 -2009 (eBook V2.1), Virtual Ediciones, Santiago de Chile, 2013
  • Silo, Diccionario del Nuevo Humanismo, León Alado Ediciones, Madrid, España, 2014

Su obra literaria

Humanizar la tierra (1989)
Humanizar la Tierra, es un conjunto de tres escritos que tienen en común el estilo de la prosa poética, el giro apelativo y la fragmentación paragráfica. El primero de ellos, La mirada interna, quedó concluida en 1972 y fue corregida en 1988. El segundo, El paisaje interno, se terminó en 1981 sufriendo posteriores modificaciones en 1988. Finalmente, El paisaje humano, se redactó en 1988. Entre la primera publicación de La mirada interna y su corrección pasaron dieciséis años. En ese lapso el libro circuló en numerosas lenguas de Oriente y Occidente motivando el contacto personal y epistolar del autor con lectores de distintas latitudes. Ese hecho seguramente contribuyó a decidir la modificación de varios capítulos del escrito porque se advirtió que los diferentes sustratos culturales a los que arribaba la obra producían innumerables diferencias en la interpretación de los textos. Incluso, hubo palabras que presentaron serias dificultades a la hora de la traducción y que más bien equivocaron el sentido primigenio con el que se las utilizara. Lo dicho más arriba también vale para El paisaje interno, aunque en este caso mediaron siete años entre la producción original y la elaboración del texto modificado. Formó parte del plan del autor realizar la actualización de los dos primeros libros a fin de ensamblarlos con el tercero. Obsérvese que en el mismo año se efectuaron las correcciones de los dos primeros libros y la redacción final del tercero. Y es que El paisaje humano, si bien mantiene los rasgos fundamentales del estilo de las dos producciones anteriores, a diferencia de ellas destaca particularidades del mundo cultural y social forzando un giro en el tratamiento de los temas que, inevitablemente, arrastra a todos los componentes de ese cuerpo literario.

En cuanto al contenido podemos decir que La mirada interna trata sobre el sentido de la vida. El tópico principal sobre el que discurre es el estado psicológico de contradicción. Allí se aclara que el registro que se tiene de la contradicción es el sufrimiento y que la superación del sufrimiento mental es posible en la medida en que se oriente la propia vida, hacia acciones no contradictorias en general y, en particular, hacia acciones no contradictorias en relación con otras personas. El paisaje interno estudia el sinsentido de la vida con referencia a la lucha contra el nihilismo en el interior de cada ser humano y en la vida social, exhortando a que esta vida se convierta en actividad y militancia al servicio de la humanización del mundo. El paisaje humano trata de fundamentar la acción en el mundo reorientando significados e interpretaciones sobre valores e instituciones que parecían indiscutibles y que se daban por definitivamente aceptados. Los tres escritos que forman parte de Humanizar la Tierra son tres momentos puestos en secuencia que van desde la interioridad más profunda, desde el mundo de los sueños y los símbolos, hacia los paisajes externo y humano. Se trata de un recorrido, de un deslizamiento del punto de vista, que comenzando en lo más íntimo y personal concluye en apertura hacia el mundo interpersonal, social e histórico.

Fue presentado en el Centro Escandinavo de la ciudad de Reikjavik, Islandia, el 13 de noviembre de 1989.

Experiencias guiadas (1989)
Experiencias guiadas fue escrito en 1980 y corregido en 1988. Este libro está dividido en dos partes. La primera, titulada Narraciones, es un conjunto de trece cuentos y constituye el cuerpo más denso y complejo. La segunda, bajo el título de Juegos de Imágenes, consta de nueve descripciones más sencillas que las de la primera parte.

A este material se lo puede considerar desde diferentes puntos de vista. El más superficial nos muestra una serie de relatos breves con final feliz. Otro enfoque revela a esta obra como una serie de prácticas psicológicas apoyadas en formas literarias.

Todo el libro está escrito en primera persona, pero se debe destacar que esa “primera persona” no es la que habitualmente apreciamos en otro tipo de escritos porque aquí no se trata de la primera persona del autor sino del lector. Siempre hay una especial ambientación que sirve en cada cuento como enmarque para que el lector llene la escena con su propia personalidad y sus propias ocurrencias. Colaborando con estos ejercicios aparece en los textos un asteriscado (*), que marca pausas y ayuda a introducir mentalmente las imágenes que convierten a un lector pasivo en actor y coautor de cada descripción. Esa originalidad permite, a su vez, que una persona lea en voz alta (marcando las interrupciones mencionadas) y que otras, escuchando, imaginen su propio “nudo” literario. Tal cosa que en estos escritos es la tónica, en otros más convencionales destruiría toda secuencia argumental. Debe anotarse que en toda pieza literaria el lector o el espectador (si se trata de representaciones teatrales, fílmicas o televisivas), puede identificarse más o menos plenamente con los personajes, pero reconociendo en el momento o, posteriormente, diferencias entre el actor que aparece incluido en la obra y el observador que está “afuera” de la producción y no es otro que él mismo. En este libro ocurre lo contrario: el personaje es el observador, agente y paciente de acciones y emociones.
Fue presentado en El Ateneo. en Madrid, España, el 3 de noviembre de 1989

Contribuciones al pensamiento (1990)
Contribuciones al pensamiento consta de dos ensayos. El primero de ellos, Psicología de la imagen, fue escrito en 1988 y el segundo, Discusiones historiológicas, se concluyó en 1989. Aunque referidas a campos distintos estas dos producciones guardan entre sí muy estrecha relación y, en algún sentido, se esclarecen mutuamente. Es por ello que su publicación, bajo el título abarcante de Contribuciones al pensamiento, parece del todo adecuada. Los enfoques de Psicología de la imagen y de Discusiones historiológicas son característicos de la reflexión filosófica y no nacen de la entraña misma de la Psicología ni de la Historiografía. Sin embargo, ambos trabajos se dirigen a las mentadas disciplinas de modo fundamentante.

En Psicología de la imagen se expone una novedosa teoría sobre lo que el autor llama “espacio de representación”, “espacio” que surge al evidenciarse los objetos de representación (no simplemente de percepción) y sin el cual no puede entenderse cómo es que la conciencia puede dirigirse a y distinguir entre los llamados “mundo externo” y “mundo interno”. Por otra parte, si la percepción da al perceptor cuenta de los fenómenos ¿en qué lugar éste se ubica respecto a aquéllos?, porque si se dijera que se ubica a sí mismo en la espacialidad externa, acorde con la externidad del fenómeno percibido, ¿cómo es que puede mover el cuerpo “desde adentro” guiándolo en esa externidad? Mediante la percepción puede explicarse el advenimiento del dato a la conciencia, pero no se puede, por aquélla, justificar el movimiento que la conciencia imprime al cuerpo. ¿Puede el cuerpo actuar en el mundo externo si no existe una representación de ambos términos? Obviamente no. Esa representación, por tanto, ha de darse en algún “lugar” de la conciencia. Pero, ¿en qué sentido se puede hablar de “lugar”, o “color”, o “extensión” en la conciencia? Estas son algunas de las dificultades que se abordan exitosamente en el presente ensayo cuyo objetivo ha sido sostener las siguientes tesis: a) La imagen es un modo activo de estar la conciencia en el mundo y no simple pasividad como han sustentado las teorías anteriores; b) Ese modo activo no puede ser independiente de una “espacialidad” interna; y c) Las numerosas funciones con que cumple la imagen dependen de la posición que ésta asume en aquella “espacialidad”. Si lo sostenido por el autor es correcto la acción del ser humano debe ser re-interpretada. Ya no será la “idea”, o una supuesta “voluntad”, o la misma “necesidad objetiva” las que muevan al cuerpo hacia las cosas, sino la imagen y el emplazamiento de ésta en el espacio de representación. La “idea”, o la “necesidad objetiva”, podrán orientar la actividad en la medida en que se emplacen como imagen y en una perspectiva de representación, en un paisaje interno adecuado. Pero no solamente las necesidades o ideas tendrán esa posibilidad sino también las creencias y aún las emociones convertidas en imágenes. Las consecuencias que derivan de esto son enormes y el autor parece insinuarlas al cerrar su trabajo con estas palabras: “Si las imágenes permiten reconocer y actuar, conforme se estructure el paisaje en individuos y pueblos, conforme sean sus necesidades (o lo que consideren que sean sus necesidades), así tenderán a transformar al mundo”.

En Discusiones historiológicas se pasa revista a las distintas concepciones que el autor engloba bajo la designación de “Historia sin temporalidad”. Pero ¿por qué es que se ha dado cuenta, hasta hoy, de la historia humana considerando al hombre como epifenómeno o simple polea de transmisión en la que cumple con la función de paciente de factores extrínsecos? ¿Qué ha motivado la falta de explicación suficiente sobre la temporalidad y de qué naturaleza es ésta? El autor explica que la Historiología sólo devendrá en ciencia en la medida en que pueda responder a esas preguntas y aclare los pre-requisitos necesarios a todo discurso histórico, a saber: ¿de qué historicidad y de qué temporalidad estamos hablando?

En el Prólogo a esta obra se dice: “Hemos fijado como objetivo de nuestro trabajo dilucidar los requisitos previos necesarios para la fundamentación de la Historiología. Está claro que un saber fechado sobre los acontecimientos históricos no basta para efectuar reclamos acerca de su cientificidad…”. La Historiología no puede prescindir de la comprensión de la estructura de la vida humana ya que el historiólogo, aun cuando quisiera hacer simple historia natural, se vería compelido a estructurarla desde una óptica y una interpretación humana. Precisamente, la vida humana es historicidad, temporalidad, y en la comprensión de esa temporalidad está la clave de toda construcción histórica. Pero ¿cómo es que se suceden los acontecimientos humanos, cómo es que devienen unos en otros? Son las generaciones en su acumulación temporal los agentes de todo proceso histórico y aunque éstas coexistan en un mismo momento su paisaje de formación, desarrollo y lucha es diferente entre ellas ya que unas han nacido antes que otras. Aparentemente viven el mismo tiempo histórico como lo hacen el niño y el anciano, pero aun coexistiendo representan paisajes y acumulaciones temporales diferentes. Por otra parte, las generaciones nacen unas de otras en un contínuum biológico pero lo que las caracteriza es su constitución social y temporal.
Fue presentado en el Centro Cultural San Martín de Buenos Aires, Argentina, el 4 de octubre de 1990.

Mitos raíces universales (1991)
En toda cultura, grupo o individuo existe una memoria: una acumulación histórica en base a la cual se interpreta el mundo en que vivimos. Todas las angustias, esperanzas y propuestas de solución que existen en todos nosotros, llevan en su seno mitos antiguos, a veces desconocidos para el hombre actual. En este nuevo libro el autor de Humanizar la tierra, Experiencias guiadas y Contribuciones al pensamiento, aborda el tema humano desde esa perspectiva y ofrece una nueva óptica de los pueblos a partir de la comprensión de sus creencias básicas.

Los mitos seleccionados no se refieren a “los afanes de semidioses o mortales extraordinarios”, sino que aquellos cuyo núcleo está ocupado por los dioses. En una época como la actual, cuando la globalización atenta muchas veces contra la identidad esencial de las diversas comunidades étnicas y sociales, quizás sea el momento adecuado para que hablen los dioses una vez más.

La primera edición es la finalizada por el autor en diciembre de 1990 y fue editada en 1992 por Editorial Antares de Madrid, España. En esta versión el autor hace una clara diferencia entre el texto original y el texto de su autoría, utilizando para el primero la “negrita cursiva” y manteniendo la tipografía normal para todo lo que es de su autoría. A su vez explica también en su Aclaración: “…En cuanto a que en nuestro texto se trate de conservar un cierto estilo común con el original, en nada perturba a la obra y mas bien creemos que facilita su comprensión”.

En las ediciones posteriores el autor decidió reconstruir literariamente los Mitos tomando siempre como referencia los, en muchos casos breves, textos documentales, pero no utilizando las referencias textuales. Entendemos que esto puede haberse debido a la dificultad de contar con los derechos de autor de muchos de esos textos, repartidos entre investigadores en todo el planeta.
Fue presentada en el Centro Cultural San Martín de Buenos Aires, Argentina, el 18 de abril de 1991.

Cartas a mis amigos, sobre la crisis social y personal en el momento actual (1993)
Es una serie de escritos bajo forma epistolar en que Silo expone su filosofía político-social en una obra de crítica y de propuesta que ha provocado las más encontradas opiniones.
Estas Cartas a mis amigos que toman un formato de libro, fueron publicadas separadamente a medida que el autor las fue produciendo. Desde la primera escrita el 21.02.1991 hasta la décima y última, redactada el 15.01.1993, pasaron casi tres años. En ese tiempo ocurrieron transformaciones globales importantes en casi todos los campos del quehacer humano. Si la velocidad de cambio se sigue incrementando, como ha sucedido en ese lapso, un lector de las próximas décadas difícilmente entenderá el contexto mundial al que continuamente hace referencia el autor y, por consiguiente, no apresará muchas de las ideas que se expresan en estos escritos. Por ello, habría que recomendar a los hipotéticos lectores del futuro tener a mano una reseña de los acontecimientos que ocurrieron entre 1991 y 1994; sugerirles obtener una comprensión amplia del desarrollo económico y tecnológico de la época, de las hambrunas y los conflictos, de la publicidad y la moda. Sería necesario pedirles que escucharan la música; vieran las imágenes arquitectónicas y urbanísticas; observaran los hacinamientos de las macrociudades, las migraciones, la descomposición ecológica, y el modo de vida de aquel curioso momento histórico. Sobre todo, habría que rogarles que intentaran penetrar en los dimes y diretes de aquellos formadores de opinión: de los filósofos, sociólogos y sicólogos de esa etapa cruel y estúpida. Si bien en estas Cartas se habla de cierto presente, es indudable que fueron redactadas con la mirada puesta en el futuro y creo que únicamente desde allí podrán ser confirmadas o refutadas.

En las diez Cartas se tocan temas tales como: la aceleración del mundo de hoy; la dirección de los acontecimientos; cómo asumir las transformaciones económicas y tecnológicas; qué posturas y soluciones se observan frente a los cambios de valores, significados y comportamientos.
Fue presentado en el Centro Cultural Estación Mapocho de Santiago de Chile, el 14 de mayo de 1994.

El día del león alado (1993)
El día del León Alado, está integrado por una serie de cuentos muy cortos, por unos relatos más extensos de trama compleja y por algunas fantasías próximas a la ciencia-ficción. Precisamente de la última de ellas: “El día del León Alado”, el libro toma su título.

El autor, transitando una vez más por los caminos del experimento literario, nos entrega ahora unos pocos cuentos entre los que destaca por su originalidad “En los Ojos Sal, en los Pies Hielo”. Para los conocedores de su obra, particularmente del ensayo Psicología de la imagen, el breve escrito que comentamos aparece como una clara aplicación de su teoría de la conciencia a la descripción de un hecho insólito. Las otras ficciones que componen este volumen tocan desde la conmovedora situación de un líder africano sin salida, hasta la risueña actividad de un superhombre que, utilizando su habilidad gimnástica, termina por vencer a la ley de gravedad.
Es un conjunto de cuentos y relatos del género fantástico que, en lugar de retenernos en los mundos del ensueño, sutilmente nos remite a las cosas importantes de la vida.

Habla Silo (1996)
Este libro da cuenta de algunas de las ideas y propuestas expuestas oralmente por Silo. Se trata de una recopilación de opiniones, conferencias y comentarios, dados por este pensador, excluyendo lo dicho ante los medios de difusión. El material presentado tiene por base a numerosas transcripciones de apuntes escritos y grabaciones de audio y video.

Su primera edición es de 1996 y abarca lo correspondiente a lo comprendido desde 1969 a 1995. Virtual Ediciones realizó en 2013 una edición ampliada que incorpora algunos textos de los siguientes años y abarca cuatro décadas, desde 1969 a 2009.

Diccionario del Nuevo Humanismo (1996)
Este trabajo publicado en 1994 bajo el título de “Algunos términos de uso frecuente en el Humanismo”, fue ampliado considerablemente dándose a la imprenta en 1997 como “Diccionario del Nuevo Humanismo”. Las palabras que se exponen en esta obra no provienen de los amplios campos de la cultura sino, mayoritariamente, de la Politicología y de la Sociología. Por otra parte, no se han recogido vocablos excesivamente técnicos aparecidos en diferentes producciones del Humanismo. Según el autor, “en este diccionario, realizado con el aporte de selectos colaboradores, no se ha logrado balancear el humanismo occidental con otras formas de humanismo, igualmente ricas, que se encuentran en las diversas culturas. Esa insuficiencia podrá ser superada cuando se encare la tarea de producir una enciclopedia con la extensión que requiere el Humanismo Universalista”.

Notas (2000)
Se trata de dos trabajos muy breves realizados en 1999. El primero de ellos, El ensueño y la acción, nos remite a la Plaza de Colón, en Madrid. En ella, una especie de montaje escenográfico de colosales dimensiones sugiere reflexiones contradictorias. La plaza deja de ser un simple lugar de esparcimiento y desahogo urbano para convertirse en un laberinto de hechos históricos que se desarrollan en complejo entramado.
En El bosque de Bomarzo, el autor dilucida los significados de un jardín manierista del Renacimiento atestado de alegorías y símbolos originados en la Alejandría del siglo II. En este bosque, hoy convertido en atracción turística, se conservan numerosas esculturas de inspiración mística que siguen dando lugar a interpretaciones fantasiosas.

El mensaje de Silo (2002)
Es uno de sus últimos escritos y con base en el se han puesto en marcha “comunidades del Mensaje de Silo” en diversos países de los cinco continentes. Consta de tres partes: El Libro, conocido desde hace tiempo como La Mirada Interna; La Experiencia, planteada a través de ocho ceremonias (Oficio, Imposición, Bienestar, Matrimonio, Protección, Asistencia, Muerte y Reconocimiento) y El Camino, un conjunto de reflexiones y sugerencias sobre la vida personal, interpersonal y social.

Apuntes de psicología (2006)
Estos Apuntes de psicología son recopilaciones de conferencias dadas por Silo, en 1975 en la isla griega de Corfú; en 1976 y 1978, en las Palmas de Canarias de España y en 2006 en Parque La Reja, Buenos Aires, Argentina.

En Psicología I se estudia al psiquismo en general como función de la vida, en su relación con el medio y en su expresión humana. Se pasa luego a exponer las características de los “aparatos” del psiquismo en los sentidos, la memoria y la conciencia. También se expone la teoría de los impulsos y del comportamiento.

En Psicología II se estudian las tres vías de la experiencia humana: sensación, imagen y recuerdo. Inmediatamente se da cuenta de las respuestas que el psiquismo da a los estímulos externos al cuerpo y a los estímulos del intracuerpo. Los niveles de trabajo de la conciencia y los mecanismos del comportamiento son revisados a la luz de la teoría del espacio de representación. Finalmente, se va ilustrando la producción y transformación de impulsos siguiendo el recorrido de las sensaciones, las imágenes y los recuerdos al tiempo que se los ordena en una presentación morfológica de signos, símbolos y alegorías.

En Psicología III se estudia el sistema de operativa capaz de intervenir en la producción y transformación de los impulsos. Un esquema simplificado del trabajo integrado del psiquismo contribuye a la comprensión de los temas de operativa. Finalmente, se establecen distinciones entre la conciencia y el “yo” contrastando los estados de reversibilidad con los estados alterados de conciencia.

En Psicología IV se estudia sumariamente el desdoblamiento de los impulsos; luego se estudian las diferencias entre la conciencia, la atención y el “yo”; se estudia también la espacialidad y temporalidad de los fenómenos de conciencia; para finalmente definir e incursionar en las estructuras de conciencia. Estructuras como la “conciencia inspirada” se pasean por los distintos quehaceres humanos: como la “conciencia inspirada” en la filosofía, la ciencia, el arte y la mística. Hay por último una incursión en los niveles profundos de las estructuras de conciencia y es con estos parágrafos finales con los que se termina cerrando esta psicología, que empezó en la analítica de los impulsos más elementales, para terminar en la síntesis de las estructuras de conciencia más complejas.

Estos escritos, sumados a Psicología de la imagen –que constituye la primera parte del libro Contribuciones al pensamiento– y Experiencias guiadas, ambos publicados en Obras Completas del mismo autor, se pueden considerar como los escritos raíces de una Psicología del Nuevo Humanismo. Siguiendo estos desarrollos ya se han publicado Autoliberación de Luis A. Ammann y Morfología. Símbolos, signos y alegorías de José Caballero y seguramente veremos a futuro otros estudios que amplíen y enriquezcan estos planteos iniciales. No sería tampoco de extrañar que más adelante algunos psicólogos prácticos desarrollen una nueva psicoterapia que tome como base estas descripciones del psiquismo humano.
Fue presentado en la Feria del Libro de Rosario, Argentina, el 31 de agosto de 2006.

José Gabriel Feres
Artículo publicado el 16/10/2024

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