EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
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Acercamiento a las relaciones humanas y a los modelos de análisis culturales

por Luis García de la Torre
Artículo publicado el 23/02/2020

Resumen
La cultura y las relaciones humanas existentes evidencian la profundad variedad y riqueza presente en cualquier sociedad. Las diferencias culturales con las que convive el ser humano no han hecho más que influenciar para bien, tanto a nivel social como personal. Hofstede, Fons Trompenaars, Charles Hampden-Turner y Edward T. Hall concluyeron estudios para dimensionar y reconocer los comportamientos de las culturas que forman parte del entorno.

Palabras claves
cultura, diversidad, personas, modelos, estudios.

 

Introducción
Vivimos hoy los seres humanos sin límites relacionales. Las distancias se han reducido tanto que nos hallamos, física y virtualmente, más mezclados que nunca. La nueva realidad involucra que la mayoría estemos abiertos, en constante unión y aprendizaje.

 

La UNESCO (2001) plantea:
En nuestras sociedades cada vez más diversificadas, resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades culturales a un tiempo plurales, variadas y dinámicas. Las políticas que favorecen la integración y la participación de todos los ciudadanos garantizan la cohesión social, la vitalidad de la sociedad civil y la paz. Definido de esta manera, el pluralismo cultural constituye la respuesta política al hecho de la diversidad cultural. Inseparable de un contexto democrático, el pluralismo cultural es propicio para los intercambios culturales y el desarrollo de las capacidades creadoras que alimentan la vida pública.

La cultura y las relaciones humanas
Teniendo en cuenta la ciencia que estudia al ser humano, y que incluye por supuesto la cultura como propiedad adquirida inseparable de su condición, Tim Ingold (2002) expresa: “una de las características más sorprendentes de la vida humana es la extraordinaria diversidad en sus formas de vida. Desde la Antropología, estas diferencias se atribuyen a la cultura”. Es por ello que decir sobre cultura es hablar sobre variedad.

Se entiende, por lo tanto, que cultura es lo que hace la diferencia entre las personas, es el binomio cultura-diversidad que caracteriza. No obstante, aunque de manera macro nos diferencia, de manera ceñida une a los miembros de cada uno de los grupos existentes. Los vuelve similares, comunes, aunque vistos de forma bien micro cada individuo es distinto. Es por lo tanto la cultura un todo que diferencia y unifica al mismo tiempo. Y como resultado produce lo complejo de su diligencia.

La cultura y la mentalidad global
Se expone:
Al tiempo que se garantiza la libre circulación de las ideas mediante la palabra y la imagen, hay que velar por que todas las culturas puedan expresarse y darse a conocer. La libertad de expresión, el pluralismo de los medios de comunicación, el plurilingüismo, la igualdad de acceso a las expresiones artísticas, al saber científico y tecnológico -comprendida su presentación en forma electrónica- y la posibilidad, para todas las culturas, de estar presentes en los medios de expresión y de difusión, son los garantes de la diversidad cultural (UNESCO, 2001).

La cita pretende un todo muy necesario, e ideal, que en términos globales debe existir y contribuir para la convivencia. Todo país, ciudad y pueblo, refieren un modo que representa sus maneras y compromisos subdivididos, según cada cual, en estructuras propias que les hace vivir e interpretar su realidad y como tal la manifiestan. Entendiendo el paso de la evolución que ha marcado también épocas y comportamientos variados. No obstante, siempre ha representado las formas de vida, las costumbres, el desarrollo artístico o científico o industrial, de un grupo social y de una etapa. La mentalidad global, para bien, acepta este hecho como parte de la historia vista y conocida; pero también, sobre todo en antaño, colocaba frenos ante diferencias. Es decir, el ser humano conservador, por naturaleza, es reacio a la pluralidad, le es más cómodo continuar en un circuito seguro. Hasta hace unas décadas esto primaba porque fueron mayoría los siglos de defensa física de fronteras, todavía hoy persiste tal resguardo, pero se suma además de la emigración controlada pero inevitable, que todo ya no es físico. El mundo virtual ha sido irremediablemente rompedor, abarca todo, y a casi todos llega, por lo que esta alternativa cada día tiene su ganador, la misma humanidad, y no hay quien frene el alcance de: “la libre circulación de las ideas mediante la palabra y la imagen”. Y en esta base sólida de interacción inmediata y diaria, la mentalidad global va cultivándose, aceptando, aprendiendo, y uniéndose. La emigración de siempre ha sido causa de impacto a la riqueza humana, cultural, y hoy contabilizado lo virtual, suma, y es inevitable fuente para toda nación o entidad que vea en esto ventajas para su progreso. El individuo actual, y las organizaciones que conforma, lo saben y aprovechan.

Influencia de las divergencias culturales en las relaciones humanas
Sobre la diversidad cultural como patrimonio:
La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras (UNESCO, 2001).

En el mundo de hoy la diversidad cultural existente, lo mismo su mezcla como su choque, esa interinfluencia, es resultado de un algo ineludible y natural, la situación demográfica contemporánea. Convergen las diferencias culturales, en cualquier lugar del planeta tanto físicas como en línea, brindando pujanza y prosperidad a las relaciones humanas y siempre beneficio, son directamente proporcionales. Toda cultura propia, o aprendida, o relacionada de forma fortuita, es una oportunidad para cultivarse a través del otro grupo social, o religioso, o político, o étnico. Y ese diferente entramado, al cual también se pertenece como diferenciador, influye en las relaciones humanas de este siglo XXI.

Por lo tanto, la diversidad cultural y las relaciones humanas, tan entremezcladas hoy, requieren que todo individuo actúe dentro de los marcos nobles de la decencia, la tolerancia, el respeto, el diálogo simétrico y la cooperación. El reconocimiento a la diferencia, y cuánto es su aporte al género, impulsa el desarrollo. Es imperativo que las naciones, las organizaciones que las conforman, los líderes mundiales, locales, y la gente en general, comprendan y acepten que la diversidad cultural es impacto positivo, riqueza exponencial, y ha formado parte de la vida del hombre desde que el mundo es mundo.

El estilo personal
Es el conjunto de rasgos externos e internos, esquemas mentales, formas explícitas e implícitas, costumbres heredadas y adquiridas, y lenguaje tanto verbal como no verbal, que distingue a un individuo ante el resto. En dicho estilo cada uno tiene aún más particularidades: orientaciones sexuales, creencias, personalidades y gustos. La individualidad conforma quiénes somos y cómo procedemos. En resumen, cada persona, aunque pertenezca al clan que pertenezca tiene su propio modo de percibir la realidad y actúa en consecuencia. Pero, las maneras, fundamentan y forman parte de una cultura, que interpreta y percibe lo que existe a su alrededor.

Modelos de análisis culturales
En la vida comunitaria y de las organizaciones, y su conformación actual tan variada culturalmente, se hace indispensable entender, respetar y convivir con la diversidad. El comportamiento de las personas, cómo percibe los acontecimientos, cómo responden e interpretan, y la forma de comunicación verbal y no verbal, es individual pero está sujeta a una cultura visible que exteriorizan, y a otra invisible que abarca los valores y las creencias por ejemplo. Comprender y respetar las diferencias culturales abre puertas, da ventajas y proporciona facilidades de socialización.

En el mundo de las organizaciones, de hoy en día, son imprescindibles los conocimientos culturales por la diversidad existente. La emigración, la tecnología, y la presencia de compañías foráneas, por la ventaja que han visto operando en muchos países, cambiaron la manera de actuar y relacionarse de los individuos. Es fundamental conocer sobre diversas culturas para lograr rendir dentro de los equipos multiculturales que hoy funcionan en cualquier lugar. La diferenciación de idioma no es lo único que se puede encontrar dentro de estas relaciones. Los modelos culturales ponen a disposición de interesados determinada orientación útil para la inserción y el conocimiento de la diversidad existente. Vale la aclaración que toda dimensión cultural refiere comportamientos que se ubican casi siempre en extremos. Se sobreentiende entonces que no significa que esas culturas tengan todas las características de la dimensión, sino que tienden a ellas.

En los estudios interculturales aparecen los campos de la antropología, la sociología, la psicología y la comunicación. La combinación de estos análisis es un rubro en evolución. Varios investigadores y autores sobresalen: Geert Hofstede, Fons Trompenaars, Charles Hampden-Turner y Edward T. Hall. Aunque hoy en día se presentan nuevas ideas, Hofstede sigue siendo el principal exponente sobre cómo vemos las culturas. Desarrolló un modelo para comprender las diferencias culturales y se centró en las dimensiones de valores.

Estudios de Geert Hofstede
MBA (2015) expone:
El lenguaje, las costumbres, valores, actitudes, educación y los elementos materiales son elementos culturales que explican los diferentes comportamientos observados entre los habitantes de diferentes regiones del mundo. Por eso, varios investigadores crearon esquemas para agrupar las diferencias de comportamiento con la idea de clasificar a los países en grupos que reflejen culturas semejantes. Pero uno de los modelos ampliamente conocido es el de las cinco dimensiones culturales que fue propuesto por Geert Hofstede.

Las 5 dimensiones de Geert Hofstede son: distancia vs poder, colectivismo vs individualismo, evitar la incertidumbre, feminidad vs masculinidad, y orientación a corto plazo vs orientación a largo plazo.

Hofstede desarrolló estas teorías y se basó en estudios en la década de los 80 con implicancia de 50 culturas nacionales. Para el 2001 había abarcado 74 países. Sus investigaciones, en resumen, ofrecen una base para reconocer cómo es que los valores y actitudes culturales influyen en el comportamiento de las personas y arrojan pistas del por qué individuos de establecidas culturas actúan de determinada manera. Y cómo grupos culturales influyen en la conducta de las sociedades, y perduran en el tiempo.

Díaz (2012) expresa:
Geert Hofstede realizó el estudio que tal vez sea el más comprensivo sobre la influencia de la cultura en los valores que posee la gente durante sus actividades. Logró capturar mediante cuestionarios una gran cantidad de datos sobre empleados de IBM entre 1967 y 1973, abarcando en su primera iteración 50 países, y 3 regiones.

En su trabajo en el 2001, se listan los puntajes para 74 países, basados en duplicaciones y extensiones del estudio en IBM en diferentes poblaciones internacionales. (…) Hofstede en su nuevo libro publicado en el 2010, agregó una nueva dimensión, basada en el estudio de Michael Minkov´s. Esta nueva dimensión es llamada Indulgencia versus Moderación (pp. 18-19).

Estudios de Fons Trompenaars y Charles Hampden-Turner
Montt y Rehner (2012) indican que: “Una contrapropuesta al modelo desarrollado por Hofstede surge de un contexto orientado aun más explícitamente a su aplicación en el ámbito laboral y empresarial respectivamente en los negocios internacionales y fue presentado por Fons Trompenaars y colaboradores” (p.17). Fons Trompenaars, fundamental autor del tema, junto con Charles Hampden-Turner como colaborador, propone otras dimensiones a través de mediciones cuantitativas. Estas serían: universalismo vs particularismo, individualismo vs colectivismo, neutral vs emocional, específico vs difuso, logro vs adscripción, tiempo secuencial vs sincrónico, y dirección interna vs dirección externa.

Estudios de Edward T. Hall
En este, Vita (2017) plantea:
“Culture is communications and communications is culture”. Eso es lo que opina Edward T. Hall (1914-2009), antropólogo estadounidense y uno de los fundadores del estudio de la comunicación intercultural. Se podría usar la frase para identificar el objetivo del modelo cultural elaborado por Hall.

A través de un estudio enfocado sobre el lenguaje (tanto verbal como no verbal) es posible describir y reconocer una cultura. Según sugiere la frase, dicha deducción puede llevarse a cabo también en el sentido opuesto, o sea el estudio permite identificar, a partir de una determinada cultura, su particular lenguaje.

En el campo de la comunicación intercultural las principales dimensiones que expuso Hall son: contexto alto vs contexto bajo, tiempo policrónico vs tiempo monocrónico, y la proxémica. Los resultados planteados incluyen nociones de la lingüística, los idiomas influyen en cómo pensamos y procedemos; de la teoría psicoanalítica de Freud; y también de la biología y la etología. Además tomó conceptos de la antropología tradicional, según los cuales la cultura es un sistema de patrones incorporados.

Conclusiones
Geert Hofstede, Fons Trompenaars, Charles Hampden-Turner y Edward T. Hall son sin lugar a dudas referentes en el estudio de los modelos de análisis culturales. Hofstede identificó dimensiones y Fons Trompenaars, Charles Hampden-Turner y Edward T. Hall aportaron desde sus apreciaciones y maestrías. Estas investigaciones, como ya se expuso, no pueden tener conclusiones categóricas, entiéndase definitivas, por la misma naturaleza de observación: el hombre y sus diferencias culturales. Sin embargo, sus utilidades son invaluables y fundamentales para este siglo XXI tan interrelacionado.

 

Referencias
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Díaz Arancibia, J. (2012). Usabilidad e interculturalidad. (Tesis de magíster). Recuperado de Pontificia Universidad Católica del Perú.

Edward T. Hall. (1972). La dimensión oculta. (1ra. ed.). Coyoacán, México: Siglo veintiuno editores.

Ingold, T. (2002). Companion Encyclopedia of Anthropology. (2 da. ed.). Nueva York, EE UU: Routledge.

Mba. (2015). El modelo de las cinco dimensiones culturales de Hofstede. Recuperado de

http://www.mbaonline.es/modelo-cinco-dimensiones-culturales-de-hofstede/

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Molina, J. (2020). Relaciones humanas interpersonales y diversidad cultural. [Material complementario]. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/1i4Lb5nbaLUhjNZkxlFv-VtBaOVKvw53n/view

Montt, M. y Rehner, J. (2012). “Distancia cultural” entre América Latina y Asia – reflexiones sobre el uso y utilidad de dimensiones culturales. Serie pensamiento y cultura. Recuperado de http://www7.uc.cl/ceauc/papers/DT8_Rehner_Montt.pdf

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Valle Álvarez, A., Proaño Córdova, T. y Cruz Lascano, M. (2017). Estructura, cultura y cambio organizacional cultura – cambio – forma – fuerza. Revista Científica Hermes. Instituto Paulista de Ensino e Pesquisa. Recuperado de https://www.redalyc.org/jatsRepo/4776/477653290007/html/index.html

Ventosa, M. (2012). Gestión de la diversidad cultural en las empresas. Barcelona, España: Digital Screen.

Vita, A. (24 de marzo del 2017). Los modelos culturales de Hall y de Hofstede. [Mensaje en un blog]. Recuperado de https://manuelgross.blogspot.com/2017/03/modelos-culturales-de-hall-y-hofstede.html

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