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«Dreamworlds», documental de Sut Jhally: Una Pesadilla dentro del Mundo Ideal. Contra la Objetificación Sexual de la Mujer.

por Raul Quintana Selleras
Artículo publicado el 21/09/2017

La objetificación o cosificación sexual del cuerpo femenino tiene dos extremos: “adoración y deseo” por un lado y “aversión y desprecio” por el otro [1]. Sut Jhally–profesor de comunicación social de la Universidad de Massachusetts en Amherst y escritor, narrador y productor del documental “Mundo Ideal (Dreamworlds)”– defiende posturas igualitaristas y critica actitudes discriminatorias contrala masculinidad y sobre todo contra la feminidad. Jhally adopta valores éticos, oponiéndose a la objetificación de la sexualidad femenina y, por lo tanto, defendiendo el carácter humano del espíritu femenil ante preconceptos genéricos y superficiales.

A partir del año 1981, los vídeos musicales del canal televisivo MTV se convirtieron en una nueva corriente publicitaria, utilizando diferentes géneros y formatos audiovisuales para propagar estereotipos e imágenes sensuales sobre las féminas [1]. Sut Jhally es un crítico vanguardista porque fusiona la feminidad con los valores y derechos humanos universales(como el respeto, la independencia y la libertad). Jhally podría ser considerado un “defensor legítimo de las causas de las mujeres” [2].

Los medios televisivos usan el cuerpo femenino y la sensualidad como símbolos “para llamar la atención de los espectadores masculinos, valiéndose de un ambienteensordecedor para lograr dicho objetivo” [1]. Los vídeos musicales popularizan los roles de género y glorifican los estereotipos que definen a las mujeres como objetos sexuales, tildándolas de sumisas, desesperadas, dependientes y ninfómanas [1]. Estos vídeos comúnmente muestran a las mujeres con trajes extravagantes y alimentan las fantasías de la audiencia (en su mayoría compuesta por adolescentes varones).

De hecho, las mujeres del mundo ideal orbitan alrededor de artistas masculinos y asumen un estado festivo, ebrio y despreocupado: bailando, seduciendo, animando, nadando (por cierto, el agua también se transforma en un símbolo sexual) y desnudándose (frontera de la fantasía masculina) [1]. Por lo general y sin importar la edad de las féminas, cada hombre puede relacionarse con múltiples mujeres, pero esta regla sólo beneficia a los varones. Además, cuando los hombres están ausentes, las mujeres exhiben uno de los siguientes dos extremos: número uno, una excitación sexual descontrolada en un sentido individual o colectivo (el voyeurismo y las relaciones lésbicas viven en el centro de los vídeos musicales modernos); o número dos, una depresión total [1]. Los movimientos musicales como el hip hop y el rock se asocian decididamente con la pornografía y apoyan preceptos racistas y sexistas.

La pornografía ocupa un lugar central en la segunda parte del documental y define a la sexualidad femenina como una mercancía a canjearse, mientras que demonizala masculinidad de la raza negra usando alusiones sobre la violencia, las drogas y el robo [1]. La cultura mediática estadounidense, controlada por hombres blancos de mediana edad, utiliza mensajes pornográficos y propagandas sexistas y racistas para devaluar el espíritu femenino y la masculinidad de la raza negra. La imaginación heterosexual masculina encuentra un hábitat perfecto dentro de la sensualidad perenne de los vídeos musicales, en los cuales los hombres dominan y vigilan la sexualidad femenina. Las mujeres aparecen como objetos sin alma y cuerpos deshumanizados, negándoseles una subjetividad que poseen naturalmente en términos de personalidad, ideología, religiosidad, independencia, intelectualidad, emotividad, conexiones filiales, moralidad y singularidad. Por ejemplo, “La Chica Salvaje (Girl Gone Wild)”exhibe a las mujeres siempre dispuestas a complacer los deseos sexuales masculinos [1].

La tercera parte del documental expone cómo los patrones del mundo idealobligan a las artistas femeninas a moldearse y a renunciar a sus personalidades, si en verdad desean triunfar y ser exitosas. El único lenguaje visual disponible en los vídeos musicales celebra la sensualidad y sumisión femenina como una pieza inamovible del engranaje pornográfico. Paradójicamente, la independencia femenina es tan intermitente y aleatoria, que contrasta con una actitud casi constante de sumisión y sensualidad. La inocencia femenina no escapa de las limitaciones y requerimientos de la fantasía pornográfica masculina tradicional, como lo demostraron las cantantes Christina Aguilera, Janet Jackson y Jessica Simpson [1].

La negación femenina simplemente aumenta el deseo sexual masculino, porque las mujeres disfrutan ser controladas, dominadas y abusadas en el mundo ideal. Por otro lado, el documental “Zona de Guerra (War Zone)” también expone cómo las mujeres son acosadas y agredidas sexualmente en la vida real –los vídeos musicales ejercen una influencia titánica sobre la sociedad. En los casos citados, las mujeres viven una pesadilla en el mundo ideal soñado por hombres.

Aunque cada una de las tres partes del documental tiene una idea central, el espectador también encontrará un hilo conductor con puntos de vista afines. Los vídeos musicales, por lo tanto, interpretan la sociedad moderna pero también dictan patrones de comportamiento que influyen sobre la conducta social. La representación de las mujeres como objetos sexuales devalúa el rol de la feminidad y define a la dominación masculina (patriarcado)como una consecuencia natural. Las mujeres son retratadas como simples instrumentos cuyo único propósito es satisfacer los apetitos y deseos de los hombres. Muchas de las profesiones del mundo real, tales como estudiante, bibliotecaria, agente policíaca y enfermera, adoptan connotaciones sexuales en el mundo ideal [1].

Las redes sociales, a través de métodos diferentes, propagan mensajes análogos: las mujeres desean ser observadas y exploradas, y suplican por la atención masculina. Las féminas no sólo dependen de los hombres para encontrar un propósito de vida, sino en sus propios cuerpos, ya que éstos son más importantes que sus personalidades. Las mujeres, por lo tanto, están fragmentadas de una forma anti-holística porque no son más que la suma de sus partes corporales; se muestran incompletas e inútiles sin la intervención varonil.

Por el contrario, los hombres adoptan roles dominantes, poderosos, nobiliarios, intimidantes y potentes para usar y abusar de las mujeres con el único fin de satisfacer sus necesidades sexuales individuales. Sut Jhally no parece identificarse con estas formas agresivas de discriminación hacia lo femenino, ya que apoya con decisión y compasión la independencia femenil en todas las facetas de la vida.

En resumen, los vídeos musicales, la pornografía y las redes sociales marginan la sexualidad femenina porque promueven el patriarcado (el poder y la superioridad masculinos). El mensaje de Sut Jhally no es neutral porque sostiene una postura moral igualitaria. El narrador–Sut Jhally–no critica las fantasías sexuales sino que las usa como ariete para destruir los mensajes unidireccionales, monopolizados y dogmáticos de los medios noticiosos. Tales mensajes no son productos de un accidente ni de la casualidad, sino forjados con paciencia y tesón, ideados por escritores, productores y directores, abordados desde perspectivas monocromáticas que asientan tabúes.

Los medios de comunicación social influyen sobre el comportamiento humano a propósito, borrando la línea divisoria que separa a la fantasía de la realidad. Implícitamente, Sut Jhally adopta una nueva interpretación sobre el feminismo opuesta a los valores tradicionales y familiares impuestos por la sociedad [3]. El narrador –Sut Jhally– también condena a los hombres que desprecian a las mujeres y las despojan de su humanidad.

Por lo tanto, Jhally encuentra nuevas técnicas para combatir contra la discriminación de género, para defender la feminidad, para establecer un igualitarismo justo, para rebatir falsas dicotomías, para rescatar el carácter humanitario del feminismo y para permitir que las mujeres despierten de la pesadilla del mundo ideal e imaginen sus propios sueños.

Trabajos Citados
[1] Jhally, Sut. “Dreamworlds”(I. Desire, Sex, and Power in Music Videos | II. The Pornographic Imagination | III. Female Artists – Trapped in the Pornographic Gaze). FIU, 2012. Film. 21 de julio de 2012.
 [2] Steenbergen, Candis. “Feminism and Young Women: Alive and Well and Still Kicking.” Canadian Woman Studies (2001): 6 – 14. GenderWatch. Web. 21 de julio de 2012.
[3] Freeman, Jo. “Feminism versus Family Values.” Off Our Backs 1993: 2–.GenderWatch. Web. 21 de julio de 2012.
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