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El “Yo Acuso” de Pablo Neruda.

por Iván Ljubetic
Artículo publicado el 13/07/2019

En el 115 natalicio del poeta…
Se iniciaba 1948. Los comunistas eran ferozmente perseguidos por el traidor González Videla, que había llegado a La Moneda con el decisivo apoyo de los que ahora reprimía. En el Senado, Pablo Neruda -apoyado por sus camaradas que aún mantenían sus cargos de senadores, como Elías Lafertte, Guillermo Guevara Vargas y Carlos Contreras Labarca- logró vencer la obstinación de los parlamentarios derechistas que intentaron acallar la voz del Partido Comunista de Chile. Fue en la del sesión martes 6 de enero de 1948.

NERUDA
Comenzó diciendo el poeta: “Vuelvo a ocupar la atención del Senado, en los dramáticos momentos que vive nuestro país, para ocuparme del documento enviado por mí a diversas personalidades americanas en defensa del prestigio de Chile y que hace un rápida historia de nuestro sombrío panorama político.

El Presidente de la República ha dado un paso más en la desenfrenada persecución política que lo hará notable en la triste historia de este tiempo, iniciando una acción en los Tribunales de Justicia, pidiendo mi desafuero para que, desde recinto, se deje de escuchar mi crítica a las medidas de represión que formarán el único recuerdo de su paso por la historia de Chile”.

EN CHILE NO HAY LIBERTAD
“Al hablar ante el Honorable Senado en este día, me siento acompañado por un recuerdo de magnitud extraordinaria.
En efecto, en un de enero de 1941, un titán de las luchas de la libertad, un Presidente gigantesco, Franklin Délano Roosevelt, dio al mundo el mensaje en que estableció las cuatro libertades, fundamentos del futuro por el cual se luchaba y se desangraba el mundo.

Éstas fueron:
1.- Derecho a la libertad de palabra;
2.- Derecho a la libertad de cultos;
3.- Derecho a vivir libres de miseria;
4.- Derecho a vivir libres de temor.

Este fue el mundo prometido por Roosevelt.
Es otro el mundo que desean el Presidente Truman y también los Presidentes Trujillo, Moriñigo, González Videla.

En Chile no hay libertad de palabra, no se vive libre de temor. Centenares de hombres que luchan por que nuestra patria viva libre de miseria son perseguidos, maltratados, ofendidos y condenados.

En este 6 de enero de 1948, siete años justos después de aquella declaración rooseveltiana, soy perseguido por continuar fiel a las altas aspiraciones humanas y he debido sentarme por primera vez ante un tribunal por haber denunciado a la América la violación indigna de esas libertades en el último sitio del mundo en que yo hubiera deseado ocurriera: Chile”

EL MÁXIMO TIMBRE DE HONOR
“Esta acusación de que se me hace objeto es historia antigua. No hay país, no hay época en que mi caso no tenga ilustres y conocidos antecedentes. ¿Se deberá ello a que en los países se repiten periódicamente los fenómenos de traición y antipatriotismo? No lo creo. Los nombre de quienes fueron acusados livianamente son nombres que hoy día todo el mundo respeta; fueron una vez pasadas la persecución y la perfidia, incluso dirigentes máximos de sus países y sus compatriotas confiaron en su honradez y en su inteligencia para dirigir el destino de sus patrias y ellos llevaron siempre como un timbre de honor, el máximo timbre de honor, la persecución que fueron objeto.

¿CUÁL ES LA CAUSA DE LA REPRESIÓN?
“No, la causa debe ser otra. Ella fue estudiada y expuesta en forma lúcida por Guizor, historiador francés monarquista, Ministro de Luis Felipe de Orleáns. He aquí lo que dice en su obra De las conspiraciones y la justi8cia política, página 166:

‘¿Qué hará el Gobierno que ve agitarse bajo su mano la sociedad mal administrada? Inhábil para gobernarla, intentará castigarla. El Gobierno no ha sabido realizar sus funciones, emplear sus fuerzas. Entonces, pedirá que otros poderes cumplan una tarea que no es suya, que le presten su fuerza para un uso al cual nos está destinada. Y como el poder judicial se halla vinculado a la sociedad mucho más íntimamente que cualquier otro, como todo desemboca o puede desembocar en juicios, tal poder tendrá que salir de su esfera legítima para ejercer en aquella en que el Gobierno no ha podido bastarse a sí mismo.

‘En todos aquellos lugares en que la política ha sido falsa, incapaz y mala, se ha requerido a la justicia para que actuara en su lugar, para que se comportara, según motivos procedentes de la esfera del Gobierno y no de las leyes, para abandonara finalmente su sublime sede y descendiera hasta la palestra de los partidos. ¿En qué se convertiría el despotismo si no gobernara absolutamente a la sociedad, si sólo tolerara alguna resistencia? ¿Adónde iría a parar si no hiciera tolerar su política a los tribunales y no los tomara como instrumentos? Si no reina en todas partes, no estará seguro en ninguna. Es por naturaleza tan débil que el menor ataque lo hace peligrar. La presencia del más pequeño derecho lo perturba y amenaza’.

He aquí expuesta por un francés de la primera mitad delo siglo pasado la exacta situación del gobierno chileno en el año 1948. He aquí explicado por qué se ha pedido mi desafuero y se me injuria, aprovechando la censura de sur a norte del país por periodistas bien o mal pagados.

SE INJURIA TAMBIÉN A LOS PADRES DE LA PATRIA
Al acusarme de haber herido el prestigio de mi patria por haber publicado en el extranjero la verdad que mi patria un régimen de facultades extraordinarias y de censura no me permite hacerlo saber (se refiere a su ‘Carta íntima para ser leída por millones de hombres, aparecida en ‘El Nacional’, de Caracas, el 27 de noviembre de 1947, Nota del autor), no se infiere una injuria a mí sino a los más grandes hombres de la humanidad y a los Padres de la Patria.

Es curioso verse motejado de antipatriótico por haber hecho lo mismo que hicieron en el extranjero los que nos dieron independencia y echaron las bases de lo debiera haber sido siempre una nación libre y democrática. Al tachárseme de traidor y antipatriota, ¿no se me dirige acaso la misma acusación que los Osorio, los San Bruno, los Marcó del Pont dirigían contra O’Higgins, contra los Carrera, contra todos los chilenos expatriados en Mendoza o en Buenos Aires, que, después de haber luchado en Rancagua, combatían con la pluma a los invasores que más tarde iban a vencer con espada?

‘Podría ser cuento de nunca acabar el citar todos los hombres libres que se vieron obligados a enjuiciar los regímenes tiránicos que sojuzgaban su patria y contra quienes se movió la acusación de traición y antipatriotismo.

SIEMPRE TRIUNFA LA VERDAD
 “Siempre, tarde o temprano, triunfa la buena causa. Este hecho indiscutido, esta sensación que hace que el perseguido sienta aun en los momentos del tormento la infinita superioridad que lo distingue de su perseguidor; esa sensación de estar luchando por la buena causa que hizo exclamar a Giordano Bruno al ser condenado a la hoguera: ‘Estoy más tranquilo en este banquillo que ustedes –y señaló a los jueces eclesiásticos- que me condenáis a muerte’; esa convicción en una justicia que separa la buena de la mala fe y la causa justa de la injusta, fue expresada por nuestro compatriota Francisco Bilbao en forma magistral durante su proceso, Dijo así: ‘Aquí dos nombres: el del acusador y el del acusado. Dos nombres enlazados por la fatalidad de la historia y que rodarán en la historia de mi patria. Entonces veremos, señor Fiscal, cuál de los dos cargará con la bendición de la posteridad. La filosofía también su código y este código es eterno. La filosofía os asigna el nombre de retrógrado. Y bien, innovador, he aquí lo que soy; retrógrado, he aquí lo que eres’

“No aspiro, dijo el poeta, a méritos ni a recompensa. Pero tengo la certeza absoluta de que, tarde o temprano, más bien temprano que tarde, el inicuo proceso político a que he sido sometido será juzgado como merece y sus inspiradores y perpetradores recibirán el nombre que les corresponde. Pero nadie podrá remediar el daño que se ha causado al país al obligar a los tribunales a abandonar la tarea que les corresponde para librar al Gobierno del resultado de los desaciertos que ha cometido y que no sabe como remediar…”

EL RESTO ES CONOCIDO
El 3 de febrero de 1948 la Corte Suprema acordó el desafuero del senador Pablo Neruda. Al día siguiente se dictó orden de detención en su contra. El poeta pasó a la clandestinidad. En ella, ferozmente buscado, terminó de escribir su ‘Canto General’. El 24 de febrero de 1949, burlando a los esbirros del traidor, abandonó la patria cruzando la cordillera de los Andes.

El Partido Comunista editó un folleto con el discurso de Pablo Neruda, con el título de “Yo Acuso”, que en cantidad de muchos miles fue repartido clandestinamente por todo Chile.

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