EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


Domingo Faustino Sarmiento y su aporte cultural en Chile (04).

por Cristian Sepulveda-Irribarra
Artículo publicado el 27/08/2012

La obra presenta una gran facilidad de comprensión. Sarmiento intentó por medio de ella, aplicar la didáctica y métodos que faciliten, tanto a docentes como alumnos, la comprensión de las letras. Por ejemplo, comienza señalando las siguientes instrucciones: “Los nombres de las letras consonantes acaban en tonos. Así no se enseñará eme uno me: la q no se llamará cu, sino qe: la ch, che: la v ve…”(Sarmiento, 1857)

Para hacernos una idea gráfica de la clase, exponemos las siguientes fotografías: las cuales dan cuenta de los modos pedagógicos utilizados:

Podemos decir por tanto, que los aportes del inmigrante argentino fueron muy significativos para nuestra patria, llegando algunos de ellos a constituir un verdadero aporte para la educación nacional. Sarmiento se preocupó de casi todas las áreas relativas a la educación, intentó de abarcar gran parte de las preocupaciones y deficiencias educacionales de la época, e incluso llega a preocuparse de la situación de los castigos dentro de las escuelas, tan comunes durante la época colonial. Al respecto, hizo anotaciones de los métodos utilizados en Europa, los cuales destaca el de la Escuela Normal de Versalles:

“¿Cuáles son los castigos usados?

Los castigos que pueden ser aplicados por el director son: 1° las malas notas, 2° la consigna, 3° la reprensión en particular, 4° la reprensión en presencia de toda la escuela. Sobre las tres primeras vea V. el reglamento adjunto de la Escuela Normal. Para la reprimenda pública todos los alumnos son reunidos en el anfiteatro cuando alguno de ellos ha cometido alguna falta contra la disciplina y allí es reprendido el culpable. O si la falta tiene un cierto grado de gravedad más, la reprimenda es hecha por el señor presidente de la comisión de inspección; entonces se llama censura. La censura es inscrita en el registro de las notas, y sólo puede borrarse al fin del año por una conducta ejemplar del alumno. ( Sarmiento, 1857)

En virtud de los anterior, Sarmiento se preocupa del tema publicando una serie de artículos en el diario El Progreso fechados entre el 13 y 20 abril de 1844 , titulados “Instrucción pública, Castigos y Recompensas” en ellos recordaba los crueles castigos que se practicaban antaño. El autor creía necesarios los castigos sin incurrir en abusos, solo para corregir las faltas de orden, pero no tenía fe en la eficacia de las solemnes distribuciones de premios. Sus ideas las planteaba de esta manera:

“De estos hechos nacen dos verdades:1.que los castigos que tienen por objeto conservar el orden en una numerosa escuela, son una necesidad casi imperiosa de la enseñanza , 2. que solo son necesarios para ausiliar la falta de influencia personal del maestro. Pero como no es posible siempre poner a la cabeza de un establecimiento de educación primaria, un hombre dotado de todas las cualidades que se requieren, resulta en último análisis que los castigos son indispensables, con tal que no esté al alcance del que se sirve de ellos el abusar, porque entónces no producen efecto ninguno”. (El Progreso. Sábado 20 de abril de 1844 )

Sarmiento por tanto, pone en el tapete la discusión en torno a un tema, que ya para la época daba qué hablar: su ideal de castigo se acercaba a la moderación, alejándose de los brutales métodos utilizados en el periodo colonial relacionados con el castigo corporal.

5. La Polémica del Romanticismo como motor del origen del Movimiento literario de 1842
El romanticismo fue un movimiento de los siglos dieciocho y diecinueve que marcó una reacción desde el neoclasicismo y la ortodoxia formal del periodo anterior en campos como la literatura, filosofía, arte, religión, y política. Sarmiento fue uno de los principales difusores de las ideas románticas que generaron una amplia discusión entre los círculos intelectuales nacionales. El romanticismo se originó de forma muy gradual y exhibió tantas fases que una definición satisfactoria no es posible. En Francia el aspecto más destacado se refleja en la frase de Victor Hugo » liberalismo en literatura, « lo que implica especialmente la libertad del artista y del escritor frente a las restricciones y las reglas, y sugiriendo esa fase del individualismo marcada por la incitación de ideas políticas revolucionarias.

El término señala una teoría literaria y filosófica que tendía a considerar al individuo en el centro de toda la vida, y coloca al individuo, por lo tanto, en el centro del arte, haciendo del valor de la literatura como expresión de sensaciones únicas y las actitudes determinadas (la teoría expresiva de la crítica) y valorar su fidelidad en retratar experiencias, de cualquier manera fragmentarias e incompletas, por más que se valore una adherencia a lo completo, a la unidad, o a las demandas del género. Aunque a veces el romanticismo tiende a mirar la naturaleza como extraña, ve a menudo en la naturaleza una revelación de la verdad, la » la ropa de Dios». El Romanticismo intenta encontrar lo absoluto, lo ideal, superando lo real, mientras que el realismo encuentra sus valores en lo real y el naturalismo en las leyes científicas el ceñirse a lo real. (http://mural.uv.es/mgimar/romanticismo.htm)

Mientras el neoclasismo imperaba en Europa, los hispanoamericanos volvían su mirada al romanticismo, movimiento que en América obedecía a una reacción contra la época colonial. De acuerdo con Emilio Carrilla, el Romanticismo y su desarrollo durante el siglo XIX, tuvo en América un sentido especial que no se desarrolló en Europa. Esto debido a que fue en este siglo en el que la mayor parte de los países hispanoamericanos se constituyeron como naciones independientes. Así, su correspondencia con el comienzo de la vida en cierta forma autónoma, llevó a que se le considerara el primer movimiento literario en la vida libre de estas regiones.

Ligado a lo anterior, se encuentran los primeros intentos de americanizar la lengua. Así, la aspiración fue desde un incipiente “español de América” hasta intentos de nuevas lenguas que diferenciaran de especial manera una región de otra. Este fenómeno, que en un principio se vio como una posible fragmentación del idioma, no llegó a alterar en esencia el sistema de la lengua, pero sí logró incorporar a él una serie de neologismos, arcaismos, galicismos y americanismos, que reflejaron la nueva situación de estas tierras. (Memoria Chilena, 2005)

Para Bernardo Subercaseaux en sentido amplio, el término romántico suele referirse a una cosmovisión total, a una etapa en la historia de la cultura que se manifiesta no sólo en el plano literario, sino también en la filosofía, en la historia, en la política, en un estilo intelectual y hasta en un tipo de comportamiento. Es un término, entonces, que encuentra su referente en la producción artística y en la historia de las ideas. En la historiografía literaria europea y norteamericana, partiendo de esta acepción amplia, el concepto ha sido objeto de no pocas discusiones.(Subercaseaux ,1997)

La utilización del término «romántico» para Subercaseux resulta un tanto problemática en Hispanoamérica, como queda de manifiesto en la obra de Leopoldo Zea, publicado en 1949 (dos etapas del pensamiento en Hispanoamérica). Se trata de un estudio dividido en dos partes, una de las cuales toca el tema del romanticismo y la otra del positivismo. Como lo indica el subtítulo («Del romanticismo al positivismo»), romanticismo está usado aquí para designar una etapa del pensamiento hispanoamericano. En la primera sección, Zea hace una síntesis de algunas ideas de Sarmiento, Lastarria, Bilbao y otros pensadores de la primera mitad del siglo XIX. Señala ciertos tópicos comunes como la voluntad de independencia política y cultural, la afinidad, en fin, con las doctrinas de progreso y con el propósito de modernizar la sociedad. Lo que el historiador mexicano llama romanticismo parece, sin embargo, corresponder a ciertas constantes del liberalismo hispanoamericano de la primera mitad del siglo. Resultaría, en efecto, bastante más adecuado llamar a esta primera etapa del pensamiento liberalismo y no romanticismo(Subercaseaux ,1997) De hecho para Luis Suárez Fernández, historiador español, la polémica intelectual fue choque ideológico entre el liberalismo progresista y el tradicionalismo conservador. (Suarez Luis, 1989)

Después de esta breve introducción al concepto romántico hispanoamericano, vamos a lo que nos convoca, que es precisamente la polémica que se gestó en torno a este pensamiento y las repercusiones que trajo consigo para nuestro desarrollo cultural.

La polémica se gesta en torno a la publicación de un artículo en el joven Semanario de Santiago llamado “Clasicismo y Romanticismo” desarrollada en 1842. En la polémica, unos rechazan las exageraciones, lo antinatural del Romanticismo y los otros le conceden gran importancia histórica, pero de vigencia ya obsoleta.

La participación de las más importantes autoridades intelectuales en la polémica otorga mayor relevancia al hecho. Entre ellos nuevamente aparece en escena el brillante Andrés Bello, eso sí, la participación de éste en la polémica no nos deja de llamar la atención, pues, si bien para la visión tradicional Bello era un antiromántico, sin embargo para algunos esto es una falacia dado que los escritos de éste se acercan mas bien al romanticismo que al neoclasismo. Para Luis Bocaz en su Biografía Cultural de Bello asegura que son visibles en sus versos destellos de su aceptación estética de elementos del romanticismo (Bocaz, 2000) No obstante, vemos la participación activa de Bello en esta ocasión abogando por el neoclacisismo.

Para Ana María Stuven la polémica, de alguna manera, reedita la disputa entre el predominio de las instituciones o de las costumbres como agentes de cambio social.(Stuven, 1997) Concepción que igualmente estuvo presente en la polémica previamente analizada respecto a la ortografía.

En la Gaceta del Comercio de Valparaíso, el 29 de julio de 1842, Vicente Fidel López resume la posición de los argentinos por el romanticismo.

“Acepta la muerte del Romanticismo, pero no su carencia de importancia histórica, cultural y literaria, aunque admite que las condiciones sociales en que se han producido no son las mismas en la época en que se lleva a cabo la «polémica» El romanticismo ha muerto; es cierto ¿y qué se deduce de esto?, ¿que su vida ha sido absurda e inútil? no; lo único que se puede deducir es que las condiciones sociales que sostenían su existencia literaria han pasado y han sido sustituidas por otras que él no podía llenar… (Pinilla, 1943)

Comenzada la polémica, entran al debate Sanfuentes y Vallejos, ambos discípulos de Bello. Salvador Sanfuentes, por su parte, respondió a López en un artículo titulado Romanticismo que publicó en el Seminario de Santiago. López, a su vez, contestó con seis artículos en la Gaceta del Comercio de Valparaíso. Intervino entonces Sarmiento que ya tenía ganas de dar rienda suelta a su furia contra los neoclasistas quien, con su particular sarcasmo, califica a los estudios clásicos como podridos. Las enconadas confrontaciones fueron dando forma a un interesante debate, que en muchas ocasiones fueron caracterizados por el nacionalismo, pues la mayor cantidad de argentinos cerraron filas tras el romanticismo.

Después de acaloradas discusiones, interviene Lastarria pidiendo moderación en el tema. En virtud de ello, Sarmiento le escribe una carta que el mismo Lastarria reproduce en su libro “ Recuerdos Literarios” en la cual Sarmiento intentaba justificar sus ataques ante éste. Lastarria consigna en esta misma obra que Sarmiento “puso fin a la polémica en el editorial del 8 de agosto, aludiendo a aquel artículo en tono de chanza, y llamando a sus adversarios a la moderación con reflexiones amistosas y con amenazas socarronas, como lo haría un gaucho al celebrar la paz, después de una pelea” (Lastarria, 2001).

Cabe destacar el papel que jugó el Semanario de Santiago en toda esta discusión, periódico que se convirtió en una nave de aspiraciones intelectuales. De hecho, según Lastarria, El Semanario se publica para demostrar a Sarmiento que nuestro país era capaz de producir poetas. (Lastarria, 2001).El mismo periódico conciente del despertar intelectual en Chile, señala en una de sus ediciones:

“Comienza á jerminar en la juventud de Santiago una aficion á las letras ántes desconocida. Numerosas sociedades se forman en diversos puntos, los periódicos se consagran á las cuestiones del gusto, el teatro apénas puede contener la brillante concurrencia que va á poner contener allí en ejercicio el corazon y la mente. (El Semanario de Santiago 14 de Julio de 1842)

La contribución de El Semanario fue muy importante en la difusión de la polémica, por tanto constituyó una manifestación evidente de todo nuestro movimiento intelectual.

Para Ana María Stuven, estos debates impregnaron un lenguaje literario, agilizó el debate intelectual, replanteando el problema del clasicismo, y provocó, a través de sus sugerencias, una serie de conflictos que abarcaron también los aspectos sociales y políticos.

Para la revista América, uno de los legados de esta discusión intelectual es la contribución a la conformación de la identidad chilena, señalando que : “La polémica de 1842 — expresión pública de una tendencia que recrea cultural historiográficamente la recién constituida nación chilena — generó un impulso destinado a erradicar la imagen de una sociedad feudal y atrasada. La irrupción romántica de 1842 facilitó la emergencia de un proyecto nacional, plataforma intelectual destinada a constituir formal y jurídicamente a Chile como Estado nacional. Si en la primera mitad del siglo XIX el país había ensayado banderas, himnos y constituciones, si se había interrogado sobre la lengua, la literatura y la sociedad, en la segunda mitad fue preciso dotarlo de una historia nacional, por lo que también ella comenzó a ser elaborada. Esta historia será escrita por un grupo de historiadores liberales de corte positivista.(Revista América, 1998)

La polémica generada tocó lo más profundo del orgullo intelectual chileno. Los argentinos que abogaban por el romanticismo impulsaron a la joven intelectualidad chilena a sacar lo mejor de sí y a proponerse ser mejores que estos extranjeros. Los comentarios de Sarmiento, citados anteriormente, en donde había hecho una ácida crítica a la intelectualidad chilena calificándolos de perezosos espirituales, faltos de espontaneidad (8), habían calado a fondo en la intelectualidad chilena. Lastarria, por su parte, en su Obra Recuerdos Literarios escribe las consecuencias de dichas palabras:

“Convertida la cuestión literaria en cuestión de nacionalidad, por creerse ofendido el honor chileno con que los argentinos apoyaran la reforma que el autor de estos Recuerdos había iniciado, y con que, al apoyarla, reprocharan como signo de atraso las ideas retrógradas que dominaban en el orden intelectual, surgió una aspiración, la de mostrar que en Chile había ingenio y que sus hombres de letras podían rivalizar con sus censores. Esta aspiración, que lisonjeaba el amor nacional, nos servía por otros motivos y para otros fines a nosotros y a los pocos jóvenes que seguían nuestra iniciativa, pues hacía tiempo que proyectábamos hacer una publicación literaria, no para probar ingenio ni literatura, sino para continuar nuestro movimiento y completar nuestra nueva educación”(Lastarria,2001).

La presente cita nos refuerza aun más nuestras ideas respecto a los impulsos que generaron los emigrantes argentinos en nuestra elite intelectual, ayudando a despertarla de un largo letargo extendido por largos años.

6. Sarmiento en la Universidad de Chile
El tema de la contribución de Sarmiento a nuestra cultura por medio de su estadía en la Universidad de Chile se encuentra estrechamente ligado a lo anteriormente expuesto. Dicha institución fue creada el mismo año de la creación de la Escuela Normal que tratamos anteriormente, precisamente éste es el organismo que vincula estrechamente a Sarmiento con la universidad.

Uno de los primeros trabajos de Sarmiento presentados a la Universidad, fue la polémica obra, analizada anteriormente relativa a la Ortografía, la que fue celebrada por el consejo universitario y, a pesar de las polémicas levantadas en torno a ella, paradójicamente le valió su designación como miembro Facultad de Humanidades de la Universidad.

Vale destacar un dato que no entrega Avila Martel en su obra, “Sarmiento en la Universidad de Chile” en la cual se refiere a las sesiones realizadas y subraya que Sarmiento acudió a la mitad de ellas, esto nos refleja el gran interés del Sanjuanino por ser parte de esta casa de estudios y estar permanentemente vinculado a ella, pues colaboro entusiastamente en todos los trabajos de la corporación.

En la universidad Sarmiento encontró un sustento y apoyo para llevar a cabo una serie de reformas a la educación chilena, por ello es visto como un canal sumamente importante por el cual debían pasar sus ideas siendo concretizadas con el apoyo institucional universitario. Todos los planes en torno a la Instrucción Primaria , debían pasar por la Universidad, así lo constata en su Obra Educación Popular:

“Encargada la Facultad de Humanidades de la Universidad que tan dignamente U. preside y a la que tengo el honor de pertenecer, de dirigir y fomentar la instrucción primaria, he creído que podrían serle de alguna utilidad para sus ulteriores trabajos, las observaciones que he hecho asta aquí en los establecimientos que he visitado.(Sarmiento,1849)
Esta es una carta dirigida a Andrés Bello rector de la Universidad, en la que da cuenta de su viaje a Europa y las percepciones que ha tenido en los diversos países que ha visitado, aquí hace un acucioso diagnostico y comentarios de las experiencias exitosas de algunos establecimientos europeos. De La carta también podemos inferir que el vínculo de Sarmiento con la universidad no se vio interrumpido por su viaje, dado que estuvo en contacto permanente durante su ausencia.
Las tareas de Sarmiento en la Universidad fueron muy activas, e incluso llega a revisar proyectos enviados por el mismo Lastarria en la cual se llevaban a cabo, según Ávila, una serie de reformas y adiciones a éste. Esto da cuenta de la importancia que progresivamente comenzó a adquirir el emigrado argentino en los ámbitos culturales nacionales.

 

Bibliografía

Fuentes Segundarias

1. Amunategui, Gregorio Victor De la Instrucción Primaria en Chile, lo que es , lo que debería ser, Imprenta El Ferrocarril, Santiago 1856.
2. Barros Arana Diego, Un decenio en la Historia de Chile (1841 – 1851) Tomo II, ed. Imprenta Universitaria, Santiago Chile.
3. Barros Arana Diego, Un decenio en la Historia de Chile (1841 – 1851) Tomo I, ed. Imprenta Universitaria, Santiago Chile.
4. Bello Andrés, Obras Completas de Don Andrés Bello, Opúsculos gramaticales, Imprenta de M. Tello, Madrid 1890
5. Bocaz Luis, Jorge Ramírez, Andrés Bello: una biografía cultural, Convenio Andrés Bello, Santiago. 2000.
6. Canihuante Toro Gustavo, Historia Viva de Chile, Ed. Pehuen, Chile, 1999
7. Ponce Manuel Antonio, Sarmiento y sus doctrinas pedagógicas, Imprenta Americana de Federico T. Latrhop, Valparaíso 1890
8. Egaña Baraona María Loreto, La educación primaria popular en el siglo XIX en Chile: una práctica dela política estatal, Centro de Investigaciones Barros Arana, Santiago, 2000
9. Foresti Carlos, La narrativa chilena: 1810 – 1859, Ed. Andrés Bello, Santiago Chile 1998
10. García Bacca Juan David, Andres Bello, Obras Completas, Vol XXII, Ed., Fundación La Casa de Bello
11. Jaksic Ivan, Andrés Bello: La pasión por el orden, Ed. Bid & Co. Venezuela 2007
12. Jobet Julio Cesar, Doctrina y praxis de los educadores representativos chilenos, Ed. Andrés Bello, Santiago
13. Richmon Ruth Aedo, La Educación privada en Chile, Ed. Ril, Santiago, Chile, 2000
14. Suárez Luis, Hernández Sánchez-Barba, Reformismo y progreso en América (1840-1905), Ed. Rialp, España, 1989.
15. Subercaseaux Bernardo, Historia de las ideas y de la cultura en Chile, Tomo I, Ed Universitaria, Chile 1997.

Fuentes Primarias
1. Lastarria José Victorino, Recuerdos literarios, Ed. LOM. Santiago, Chile 2001.
2. Sarmiento D. Faustino, Viajes en Europa, Africa y América, Imprenta Julio Belín, Chile, 1849.
3. Sarmiento Domingo F. Recuerdos de Provincia, Imprenta Julio Belin y Compañía, Santiago 1850.
4. Sarmiento D. Faustino, Ideas Pedagógicas, Obras publicadas bajo el auspicio del Gobierno Argentino, Buenos Aires, 1899
5. Sarmiento D. Faustino, Memoria sobre Educación Común presentada al Consejo Universitario de Chile, Imprenta El Ferrocarril, Santiago de Chile 1856.
6. Sarmiento D. Faustino, De la Educación Popular, Imprenta Julio Belín y Compañía, Santiago, Chile, 1849.
7. Sarmiento D. Faustino, Memoria sobre ortografía americana, memoria leída a la Facultad de Humanidades, Imprenta de la Opinión, Santiago 1843
8. Sarmiento D. Faustino, Método de Lectura Gradual, Imprenta y librería de El Mercurio, Valparaíso 1857

Artículos
1. Bravo Héctor Félix, Domingo Faustino Sarmiento, Orígenes de su concepción pedagógica, UNESCO: Oficina Internacional de Educación), vol. XXIII, nos 3-4, 1993.
2. Felitti Karina A. Sarmiento y la situación de las mujeres de su época, (UBA – CONICET)
3. Revista America, Polemiques et manifiestes, Cahiers du criccal, presses de la sorbonne nouvelle, 1998

Prensa
1. El Semanario de Santiago el 1 de diciembre de 1842
2. El Mercurio, 3 de abril de 1841
3. El Mercurio, 3 de abril de 1841
4. El Semanario de Santiago 14 de Julio de 1842
5. El Progreso. Sábado 20 de abril de 1844
6. El Mercurio, 22 de mayo de 1842
7. El Progreso, 29 de marzo de 1844

Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴