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Educación en línea versus el modo tradicional.

por Luis García de la Torre
Artículo publicado el 13/04/2019

El aprendizaje en línea cambió de manera definitiva el tiempo de enseñanza, las relaciones entre los actores y lo que se genera dentro del sistema educativo.

Cada estudiante es responsable de su espacio y de distinguir la información que le sirve dentro de la propuesta para la adquisición de sus conocimientos. Por esta dinámica constantemente deben confeccionarse materiales propositivos que al instante si se estima compiten en beneficio de la experiencia. Estos documentos colocados en las plataformas de trabajo en línea se vuelcan al servicio de los fines académicos porque suman teorías, hipótesis o habilidades de gestión que alimentan la discusión cooperativa en torno a lo que se debe aprender.

El modo tradicional por su parte requiere de un tiempo socialmente impuesto y del acercamiento al espacio físico, aspecto bien negativo en cuanto a lo rentable, y en todo sentido, por los gastos de traslado y de energía. Lo positivo es que esta interacción crea lazos y compromisos que podrían influir en una menor deserción. En cambio en la enseñanza en línea la motivación es de manera propia, por lo que si no se adquiere la capacidad, hay un por ciento alto de ceder. En lo referente al acceso a los materiales generados, la enseñanza tradicional no es tan dinámica, ni existe mucho tiempo para detenerse en el de los otros. Siendo una gran falencia porque se anula un amplio trabajo cooperativo y la oportunidad de comparar análisis.

Otro punto fundamental es que el aprendizaje en línea en la actualidad se masifica y enriquece con la constante aparición de nuevas tecnologías. Al existir hoy un mundo que cada día avanza en este sentido, la dinámica para incorporar estas herramientas no se frena. Por lo que las ventajas del uso son evidentes frente la educación tradicional que por su misma modalidad pone en función de las clases, cuando más, un 29% de las herramientas disponibles (García, J, 2015. Mastering E-Learning – The Learning Perspective).

Como parte última de estas generalidades quisiera mencionar que el aprendizaje en línea desarrolla, más y mejor que el tradicional, competencias que en el mundo laboral de hoy se requieren. Al poseer in situ la obtención de conocimientos por el gusto, la curiosidad y la voluntad a través de lo tecnológico, lo comunicacional y la autogestión, la enseñanza entrena para el desarrollo de habilidades profesionales homologadas a las necesidades laborales del mundo actual: ser autosuficiente y estar atento y preparado para a la dinámica que genera la diaria competitividad.

Sobre los actores
Los docentes
Un profesor de educación tradicional presenta varios plus que puede manejar a su favor. Pero lamentablemente también utilizarse para suplir lo que no se domina y se debe enseñar. Por lo que hay que tener bastante cuidado al comparar, en este sentido, los dos tipos. Como confiado docente me inclinaré por el buen profesor que continúa hoy por “tradición” con un terreno ya establecido ante el profesor a distancia. El de poseer entonces la ventaja de tener en sus formas herramientas para trabajar con las disimiles necesidades afectivas que demandamos como seres humanos, siempre en todo orden, y en este caso en el espacio de enseñanza-aprendizaje: la sala. Mencionaría primero saber explotar una óptima presencia física, fundamental en estos tiempos donde la imagen es tan valorada; de segundo, el plus de manejar delante de los estudiantes todo un sistemas signos que funcionan perfecta y tradicionalmente para comunicarse y trasmitir, la llamada comunicación no verbal: lo proxémico, lo kinésico y lo paralingüístico; y como tercero, un cúmulo de cosas que pudieran reunirse e identificar con la empatía: contar experiencias, el mencionar a las personas por sus nombres propios y saber el provecho del buen humor. Estas maneras influyen significativamente en lo conductual y cognitivo del estudiante dentro del entorno tradicional. Pero ojo, y como mencioné en el primer párrafo de este subtema, estas expectativas del docente tradicional pudieran jugarle en contra, parcial o total, por ser estándares esperados. Y la desventaja definitiva en este caso es que el profesor “comúnmente” funciona como dador del contenido.

Ahora veamos las ventajas antes la supuesta desventaja de no estar físicamente presente. Los profesores de educación a distancia tiene en su haber desarrollar una modalidad donde lo fundamental es echar a andar en sus estudiantes el motor de la auto motivación. Para esto la modernidad ha puesto al ser humano en una posición que ya no puede detenerse ni echar atrás: hoy la tecnología llega a todos y todo lo abarca. Por lo que sí o sí la educación como proceso destinado a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo a las normas de la sociedad no puede hacer otra cosa que enrolarse y sumar estos nuevos medios a conveniencia. Hoy profesores a distancia enriquecen y validan una mejor educación sumando capacidades y retos: ejercen de tutor virtual resolviendo dudas tanto tecnológicas como académicas, por ello más que los tradicionales suman en su CV competencias en el manejo de las tecnologías y comunicación; poseen más modernas y variadas destrezas para planificar y organizar las clases, recursos y evaluaciones acordes a los nuevos desafíos; actúan como guía y facilitador de aprendizaje ya que estimulan la autonomía incentivando el proceso de auto valoración; y al no tener presencia física en una sala de clase para lograr lo esperado deben poseer una muy adecuada formación didáctica enrolada a profundos conocimientos de sus especialidades, y tener mucha expertise en el manejo de la asertividad y la empatía para resolver conflictos sin estar “presentes”.

Los estudiantes
Los estudiantes de hoy en día, ya sean presenciales o a distancia, poseen dos puntos en común que indiscutiblemente deben saber manipular para poder tener un óptimo proceso de enseñanza-aprendizaje: un mediano o avanzado uso de las tecnologías, los documentos revisados al respecto no respaldan tanto esta teoría y cargan más la necesidad de actualización en los estudiantes a distancia, sin embargo, por lo menos en el mundo occidental está bastante masificada de manera particular la tenencia de equipos y conectividad por lo que no veo sustancial diferencia; y definitivamente saber converger en ello lo humano.

En cuanto a lo etáreo, y veo en ello una gran dificultad, los estudiantes tradicionales responden comúnmente a la misma edad, no son individuos tan heterogéneos. En cambio la mayoría de los estudiantes a distancia escogen la modalidad por ser profesionales prestos a continuar superándose, según estudios oscilan entre los 25 y 50 años, y un alto por ciento son mujeres.

Otra divergencia fundamental radica en que la mayoría de los estudiantes presenciales, cuando no se quiere de manera particular adentrarse, responden a una educación que a través de los años les ha acostumbrado a recibir los conocimientos de manera pasiva, se los aprenden y lo prueban. La educación tradicional se ha dado cuenta de ello y para subsanar está poniendo especial atención al desarrollo de proyectos, tanto teóricos como prácticos. Acercándose a lo que por esencia la educación a distancia brinda: personas que deben saber discriminar mucha información para validar o proponer nuevas ideas que de manera analítica se presenten interpretando temas.

La educación no puede ser el proceso que vea pasar por delante de sí una era. Debe enamorarla o acarrearla, pero debe. El aprendizaje en línea hoy es el que cumple en mayor medida.

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