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Entrevista a Nicanor Parra

por Adolfo Pardo
Artículo publicado el 29/11/2023

EMERGRNCIA-2Portada del número 2 de Emergencia

Encontré ayer entre mis papeles percudidos por el tiempo un ejemplar del número 2 de la revista Emergencia que, allá por los años 80, publicara yo durante mi estadía en la ciudad luz, Francia, donde entonces viví, en calidad de refugiado, en la compañía de mi primera esposa Cecilia Gómez, más conocida como la Chichín, y mis dos hijos mayores: Merlín y Matías Pardo. Este número de Emergencia estuvo dedicado a nuestro gran poeta chileno, Nicanor Parra, con quien tuve el gusto de cultivar, a finales de los 70, la amistad, guardando las proporciones debo decirlo, pues entonces él era un poeta laureado y yo un jovenzuelo que daba sus primeros pasos por el mundo de las letras. Concretamente, en este número, fechado el 26 de abril de 1987, me permití reproducir una entrevista a Nicanor realizada, según cito en el epígrafe de la entrevista, por Delia Domínguez para la revista Paula y Samuel Silva para la revista La Bicicleta, ambas publicaciones desaparecidas hace muchos años. La entrevista fue recopilada por mi amiga y ex cuñada Verónica Fernández, quien entonces vivía en Les Glicines, también en la región parisina, con su entonces esposo y padre de sus dos hijas, Eduardo Parra, poeta también y miembro fundador del grupo musical Los Jaivas.
La entrevista, deduzco, habría sido realizada en 1979, dado que Nicanor nació en 1914 y en la entrevista dice tener 65 años.

Entremos en materia, aquí la entrevista, que se inicia con un verso del vate:
TODO ES POESÍA MENOS LA POESÍA

nicanor
¿Cree Usted en el Espíritu Santo?
Diez años atrás esta pregunta la habría respondido a la chilena: creo de que si, pero me parece de que no. O tal vez hubiera respondido con una cabriola antipoética. Cómo no voy a creer en el E.S. si se me aparece todos los días, hasta en el W.C. Hoy sin embargo después de todas las cosas que he visto pasar bajo los puentes, sólo puedo responder con un gran suspiro y con un verso de Neruda: “Hay algo denso, unido, sentado en el fondo”, que tendrá que ser el Espíritu Santo supongo yo.

¿Tiene usted una marcada conciencia del deber?
Quiero creer que sí, de lo contrario me hubiera ido de Chile. Resulta fácil hacer del Ángel Exterminador desde un café de París. Otra cosa es con guitarra. Y ahora aprovecho de recoger el guante. Como decíamos anteayer, urge la abolición de la esclavitud. Abraham Lincoln sigue siendo el hombre del día me parece a mí. Punto uno, suprimir la pena de azotes. Y punto uno también, nada de regalones en la familia chilena. Todos somos hermanos de padre y madre. Democracia constitucional si, monarquía absoluta definitivamente no. Je m´excuse. Yo soy de abajo y estoy con los de abajo.

¿No le tiene miedo al culto de su propia personalidad?
No, porque siempre me estoy midiendo desde todas partes y en comparación siempre resulto pequeño, misérrimo. Además, me estoy desintegrando físicamente, me queda poco pelo y mi cara es un mapamundi.

¿Escribe todos los días?
Si, constantemente. Soy un poeta full time.

¿Por disciplina?
No, compulsivamente. Sino estoy trabajando me siento angustiado, siento que estoy perdiendo el tiempo, que me hundo, que me estoy traicionando.

¿Qué le diría usted a los jóvenes?
Tal vez que no hay nada más precioso que la unidad del espíritu, y que traten de mantenerla a cualquier precio.
Esa unidad no debe perderse ni por razones económicas ni sentimentales. Hay que estar siempre alerta ante la enajenación económica y también ante la enajenación afectiva. No hay que depender ni de los objetos ni de las personas.

¿En qué consiste el problema poético?
Podría, tal vez, verbalizarse con una fórmula muy primaria y grosera: expresión de la vida en palabras. Lo que tiene que hacer un poeta es poner vida en una configuración de palabras. Si el tipo se propone una meta artística está frito. No es belleza lo que hay que buscar, es vida real.

En una entrevista con Mario Benedetti, en 1969, usted dijo: “Yo no soy un poeta que trabaja con ideas ni con sentimientos. Yo no sé con qué diablos trabajo”.
¿Qué piensa ahora, sabe ya con qué trabaja?
La poesía sigue siendo para mí un enigma indescifrable. Creo saber algo al respecto, pero solo cuestiones muy generales. Una cosa es la importancia del habla. Cuando el poeta se expresa en el lenguaje de la tribu está bien encaminado. Tomemos por ejemplo el Martín Fierro, que para mí es clave dentro del idioma español. No existe un poema más grande, y está escrito en la lengua de la tribu. No puede haber distancia entre el discurso poético y el discurso hablado. También está el juego de los opuestos. Si en el poema no se produce la oscilación entre lo positivo y lo negativo entonces es un poema muerto. Yo mismo estoy fracasando todos los días, escribiendo poemas muertos. De lo contrario tendría cuarenta o cincuenta libros en vez de una docena.

La Antipoesía nació como una reacción contra la poesía tradicional, pero ahora se ha hecho respetable y es aceptada como un valor cultural. Incluso ha sido incorporada a los planes de estudio de la enseñanza media. ¿No pierde con esto su fuerza expresiva, su capacidad protestataria?
Parece que eso es fatal. Parece que es el proceso natural, siempre sucede. La vanguardia termina en el museo o termina en la nada. Es increíble. Marcel Duchamp, maestro máximo de la vanguardia del siglo XX, es ya el centro de gravedad del Museo Contemporáneo. ¿Ahora, si no hubiera llegado a los museos dónde estaría? Habría desaparecido. De nuevo la contradicción. El juego de los opuestos. Si así está estructurado el universo por qué no habría de pasarle a la antipoesía. Estamos hablando a poto pelado, sin diplomacias, y eso es lo que sirve.
Bueno, de alguna manera el artista tiene mayor libertad para hablar “a poto pelado…”
Claro, el burgués medio no puede y los proletarios son más potifrunci todavía. Pero también hay tanto artista burgués… Existen dos niveles: el existencial y el social. Lo existencial es lo permanente, está siempre ahí, lo social en cambio, tiene movimiento. Hay artistas de lo permanente, los artistas burgueses, que no operan en el campo del cambio social. Por supuesto que tienen derecho a su arte, pero también hay derecho a calificarlos de artistas burgueses…
La otra alternativa es percibir el conflicto social, las injusticias, y contribuir a la solución de ese problema a través del artefacto artístico. Yo lo he hecho siempre, claro que de una manera intuitiva y buscando la revolución total, criticando la totalidad de las instituciones. Yo me situé ahí, y no por un razonamiento sino por una experiencia concreta que es ineludible: el problema de la injusticia social. Entonces necesariamente tengo que inclinarme por el socialismo, cuya preocupación básica es precisamente la solución de este problema. En este sentido yo me considero un revolucionario, aunque esta palabra es sumamente peligrosa en la actualidad.

¿Pero ese compromiso no implica militancia política concreta?
Yo se que tengo obligaciones con un conglomerado humano. Antes, en cambio, confundía a la Iglesia con los curas, al pueblo con los Comités Centrales. Ahora veo claro y estoy en libre plática, me liberé de los traumas con las estructuras de partido. Antes yo sufría porque no me aceptaban, pero ahora realmente no me importa, parto de la base de que no me van a entender.
Los ataques de la izquierda tradicional son inevitables…
El ataque ya lo conozco. Van a decir “Parra es un rebelde, pero no un revolucionario”. Porque, según ellos, su carnet …. (palabra ilegible en el original) no eres revolucionario. Sin carnet no te dan la luz verde. Pero qué importa si ahora tengo las cosas claras.

¿Cuál es tu sistema de gobierno?
El que menos gobierne. El anti autoritarismo total. Los gobiernos no deben notarse… Ese fue también uno de los errores de la UP (Unidad Popular), hubo mucho ruido, mucho movimiento peristáltico.
Yo creo que con el tiempo mis peleas con la UP van a quedar totalmente aclaradas. Sinceramente creo que mi trabajo no ha sido en balde, que la antipoesía ha influido para que otros lenguajes, los lenguajes poético―literarios pierdan vigencia. El lenguaje modernístico ya no corre. Si se llega al acuerdo de que el que habla debe decir la suerte del poema, de que la poesía debe ser expresada en el lenguaje de la tribu, habré ganado la batalla. Y veo que la batalla se está ganando. Dejarse de una vez por todas con la poesía de retórica y ―en último término― de burocracia literaria, que a la larga es estrictamente conformista, de salón, esteticista…
Si no me equivoco, fueron los poetas beat americanos – (Allen) Ginsberg, (Lawrence) Ferlinghetti, (Gregory) Corso― quienes incorporaron el lenguaje de la tribu a la poesía…
Si, pero yo lo hice mucho antes. Ginsberg y Ferlinghetti son 15 años menores que yo. A Ferlinghetti le preguntaron en Concepción durante el congreso de escritores que se organizó en Chile el 69, porque sus poemas parecían antipoemas de Parra. “Muy sencillo ―contesto― he estado leyendo y traduciendo a Parra desde hace unos seis meses y no es extraño que se me haya pegado algo de su tono”.
Pero en realidad la antipoesía viene desde mucho antes. El lenguaje antipoético puede encontrarse en (Francisco Gómez de) Quevedo, en toda la novela picaresca, en la poesía popular inglesa, en (Geoffrey) Chaucer, en toda la tradición antiacadémica: (François) Rebelais, el Arcipreste (de hita), algunos poemas del propio Gonzalo de Berceo…

¿A tu juicio, quien es el mejor crítico literario que hay en Chile actualmente?
Yo creo que Valente… (José Miguel Ibáñez Langlois, sacerdote, filósofo, poeta, teólogo, periodista y crítico literario chileno, conocido con el seudónimo de Ignacio Valente) es dinámico, de gran sentido común y además emite juicios en profundidad. No hace critica de sobre mesa, como la que suele darse, y tampoco se expresa en una jerga estrictamente formalista, no cae en el hermetismo lingüístico; traduce sus ideas a un plano de comprensión mas o menos general sin debilitar su posición teórica.

Valente esboza que tu eres cristiano. ¿Es cierto eso?
Yo no se bien cómo se define un cristiano… a lo mejor hay una manera inversa de definirlo: estar dentro del “establecimiento” católico, pero cumpliendo ciertos requisitos, como por ejemplo la obsesión religiosa de toda la antipoesía, ese es uno de los puntos a favor que esgrime Valente.

Tarde o temprano llegaré sollozando a los brazos abiertos de la cruz, es sin duda un verso decidor…
Es cierto, pero en realidad en la antipoesía cabe todo: el cristianismo, la jerga marxista, el psicoanálisis y ahora la jerga taoísta. Es un intento de totalización (recuérdese que Nicanor en la época de esta entrevista aun no había “descubierto” la ecología).

UNA GRAN CARCAJADA
¿Pero siendo revolucionario en el sentido de la “revolución total”, no debería la antipoesía estar en contra de todas las institucionalizaciones de credos? ¿No debería estar en contra del cristianismo, del marxismo, del psicoanálisis y del taoísmo por igual?
Es que en realidad no está a favor ni en contra de nada. La antipoesía no es una prédica. El antipoeta muestra las limitaciones de los diferentes lenguajes, pero no se declara ni ateo ni creyente, ni proletarizante ni anticomunista; no se trata de una definición a fardo cerrado. La idea general de la antipoesía estaría más cerca del taoísmo de Chuang Tze. Mas que una crítica social lo que sale de la obra de Chuang Tze es una gran carcajada.

¿Pero es una carcajada que mueve a la acción o una carcajada autocomplaciente? ¿Pretende subvertir valores?
Desde luego. Pone en claro las limitaciones de una serie de dogmas. La antipoesía es el colapso de los dogmas políticos, religiosos, literarios. Es una poesía anti dogmática cuyo único dogma podría ser el anti dogma. Es una poesía libertaria, lúdica.

Ya que hablas de juego, aprovechemos de jugar uno. A ver, ¿si tu fueras un poema, qué poema serías?
¿Acaso quepo en un poema? No creo, porque mis manos están en uno, mis pies en otro, mis orejas en otro y además estaría obligado a seguir en ese poema, estaría repitiéndome hasta el infinito. Yo estoy en un proceso de constante búsqueda, pero si me obligas a quedarme en un poema ya saber tú cual es: Martín Fierro.

¿Y su fueras un trago?
El vino tinto.
¿Y si fuera un estado de ánimo?
La duda metódica.
¿Y si fueras una época de la historia?
La Edad Media.
¿Un animal?
El sapo.
¿Un tipo de gobierno?
El que menos se note.

SESENTA Y CINCO AÑOS CUMPLIDOS
Echando una mirada retrospectiva a lo que ha sido tu vida, ¿estás en general satisfecho con ella? ¿Dirías sí, estoy conforme?
No, yo creo que la vida de cada individuo de una suma de errores y nada más. Lo que me extraña es que a pesar de tantos errores cometidos yo haya sido capaz de hacer una obra literaria que aparentemente se sostiene en sus propios pies.

¿Y tú crees que es tu obra lo que le da trascendencia a tu vida?
… Si, sin la obra yo me consideraría un cero a la izquierda. Yo no se cómo podría sobrevivir de no haber escrito los libros que he escrito y que si no estuviera escribiendo todavía. Cuando se me viene todo al suelo, cosa que sucede con alguna frecuencia, entonces me respondo que están los antipoemas y ahí me aferro.

¿Tú te planteas el problema de la vejez, piensas en eso o no te importa?
La palabra vejez es muy fea… el problema del transcurso de tiempo si, desde hace mucho. A los 29 años me sentía viejo, no me atrevía a acercarme a una niña de 18 que me encantaba. Ahora ya tengo 65, seria tiempo de pensar en los cuarteles de invierno, pero las ganas de vivir no desaparecen. En realidad yo no entiendo lo que pueda ser la vejez. Estoy trabajando, el año pasado me iba a volver a casar. Desgraciadamente defeccionó la novia… Me considero un hombre en circulación, un tipo que aun no se retira a sus cuarteles invernales.

¿Te preocupa mucho tu imagen?
Si, me interesa, y sufro mucho cuando pienso que no se me capta. Se ha dicho que soy un tránsfuga, un traidor, un miembro de la CIA. Y he sufrido. Yo soy un hombre popular, de los barrios, con una sensibilidad social que se ha despertado un poco tarde, pero que está ahí. Se que mi lugar está precisamente con los de abajo. Por eso quisiera captar la simpatía de mis iguales, que son ellos. Que no me miren con el ceño fruncido, que no duden de mí.

SOY DE ABAJO Y ESTOY CON LOS DE ABAJO

¿Como te definirías políticamente?
En la actualidad, soy de abajo y estoy con los de abajo. Claro que no creo en la acción de partidos, todavía sigo siendo un socialista libertario. Respecto del actual establecimiento de las cosas creo que se impone una vuelta a la normalidad, una vuelta a la democracia chilena. A corto plazo creo en una social democracia, tal vez. Y a largo plazo estoy por una sociedad sin clases, que es la misma meta de los marxistas. La única diferencia con ellos estriba en la praxis. No estoy con la dictadura del proletariado ni con ningún tipo de dictadura.

¿Y qué hay de la política económica del gobierno?
En lo que a mi respecta, y esto puede ser muy mal interpretado, estoy bien, nunca había estado mejor. Sin embargo veo muchos que están mal, que tal vez nunca han estado peor… Pareciera que este gobierno no dispone de un proyecto social que incluya la solución de los problemas de los mas pobres, de los mas explotados, de los mas humillados. Y yo estoy decidido ―como siempre lo estuve― a jugar mi tranquilidad personal por la solución de ese problema. Hay que recordar los Artefactos, las Hojas de Parra y ahora el Cristo del Elqui. Ninguna de esas obras puede ser tachada de escapista. Y pregunto ¿qué otra cosa puede hacer un escritor sino olvidarse de la burocracia de las palabras y entrar en pugna directa con los molinos de viento de la realidad real..?

Adolfo Pardo
29/11/2023

Libros de Nicanor: lista no exhaustiva
Obra Gruesa
Poemas de salón
La cueca larga
Canciones rusas
Poemas y antipoemas
Artefactos y cachureos
Sermones y predicas del Cristo del Elqui
Ecopoemas
Cancionero sin nombre
El último apaga la luz
Discursos de sobremesa
Poema para combatir la calvicie
Poesía y antipoesía

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