EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


A la partida de Humberto Giannini.

por Jaime Lizama
Artículo publicado el 26/11/2014

Humberto Giannini

EN PLENA DICTADURA, HACIA LOS AÑOS 74-75, junto a los académicos Patricia Bonzi, Carlos Ruiz, Renato Cristi, Pablo Oyarzún entre otros, Humberto Giannini erigió y estuvo a la cabeza de un semiclandestino Departamento de Filosofía. Digo semiclandestino, porque estaba enquistado y proscrito, o sería más exacto decir, porque se hallaba perdido en los meandros ininteligibles de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en un alero norte inubicable, que daba tanto a la calle Profesor Zañartu como peligrosamente encima de la unidad de Medicina Patológica, y a una inquietamente proximidad del Cementerio General, en pleno barrio Independencia.

Como se podrá apreciar, esta ubicación de un Departamento de Filosofía en la periferia de una corporalidad social extremadamente frágil, cumplía también la función estratégica de la invisibilidad, y casi nula exposición pública, pues sólo los que éramos sus estudiantes y participes de ese delirante diacronía académica, sabíamos, con cierta aire de incredulidad y gozo simultáneo, de su existencia desterritorilizadamente kafkiana. En esa atmósfera casi irreal, Humberto Giannini y sus colaboradores lograban, contra todo lo imaginable, un imposible: el rigor y, al mismo tiempo, la calidez académica, quizá como una prolongación o derivación de un modo de ser o de un modo de estar en el mundo, muy propio de aquellos que han tenido con la reflexión filosófica un sentido de vida, un sentido intenso del descubrimiento de la existencia personal que antecede o subyace a los pronunciamientos y las construcciones que ya han dejado de ser estrictamente académicas o estrictamente protocolares.

Giannini era Director de ese Departamento, no sólo por su prestigio y trayectoria académica, sino sobre todo por su valentía serena en plena histeria fascista, valentía fuera de toda retórica política resistente, que traspasaba naturalmente a todo su equipo académico, mientras nosotros, los estudiantes de Filosofía, esperábamos con cierta mezcla de ardor y rebeldía, que la problemática marxista borboteara por todos lados como una forma de negación radical de lo existente. No obstante, para ese grupo de académicos liderados por Humberto Giannini pretendían quizás algo más sencillo pero no menos radical, que aprendiéramos a pensar, a leer profundamente los textos de Hegel o Nietzsche que se desparramaban libremente ante nuestros ojos, sin tapujos, sin clausuras ni trampas, en toda su aridez o lucidez acuciante, asumiendo nosotros sus consecuencias.

Nuestra acritud, amargura y rebeldía se licuaba en medio de esa epifanía del conocimiento, en medio del rigor y la complicidad no necesariamente dicha, que nos atravesaba como estudiantes imberbemente de izquierda, junto a Lucho Tirso Troncoso o José Miguel Galaz, ante una joven y desafiante ayudante de cátedra llamada Olga Grau, y a un también jovencísimo Pablo Oyarzún.

Giannini estaba ahí, el maestro que traspasaba ese enclave y lo disolvía porque estaba más allá de los límites, más allá de la cautividad y la miseria del pensamiento.

JAIME LIZAMA
Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴