EN EL MUNDO DE LAS LETRAS, LA PALABRA, LAS IDEAS Y LOS IDEALES
REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVIII
PORTADA | PUBLICAR EN ESTE SITIO | AUTOR@S | ARCHIVO GENERAL | CONTACTO | ACERCA DE | ESTADISTICAS | HACER UN APORTE

— VER EXTRACTOS DE TODOS LOS ARTICULOS PUBLICADOS A LA FECHA —Artículo destacado


El testimonio como tópico de epistemología social

por Felipe Álvarez Osorio
Artículo publicado el 17/11/2021

Resumen
En este trabajo se busca explicitar, a modo de divulgación, el lugar del testimonio como objeto de estudio de la teoría del conocimiento contemporáneo. Para esto se atenderá a la distinción entre epistemología analítica clásica y epistemología social analítica a partir de los trabajos de Finn Colin buscando señalar en qué medida la epistemología social suscita un cambio de paradigma respecto de la epistemología analítica clásica. En segundo lugar, se especificarán, siguiendo los trabajos de Alvin Goldman, los diversos tipos de epistemologías, indicando al testimonio como una teoría social preservacionista. De esta manera, podemos tener claridad de qué clase de epistemología social llevamos a cabo cuando hacemos reflexiones acerca del testimonio como fuente de conocimiento.

Palabras clave: testimonio; epistemología social analítica; epistemología analítica clásica; teorías preservacionistas

 

1) Introducción
La epistemología del testimonio, al igual que otras corrientes actuales en epistemología contemporánea[1], forma parte de un campo de investigación más amplio denominado ‘epistemología social’. Este campo de investigación se diferencia de la epistemología analítica clásica (también denominada ‘anglosajona’), grosso modo, por concebir al conocimiento como un producto derivado de las relaciones sociales entre individuos y/o colectivos, siendo, por el contrario, la epistemología analítica clásica fuertemente individualista en lo que respecta a los procesos de formación de conocimiento[2].

Ahora bien, la distinción entre la epistemología social y la epistemología analítica clásica no puede ser reducida a una mera oposición entre lo social y lo individual. En efecto, algunas subdisciplinas de la primera reniegan parcialmente de la epistemología analítica clásica para explorar nuevos horizontes como, a su vez, otras se dedican a continuar y desarrollar ciertas cuestiones fundamentales propias de la segunda desde una perspectiva social. En nuestro caso, la epistemología del testimonio corresponderá a la última descripción. Sin embargo, para dar cuenta de porqué corresponde a ella deberemos señalar, primero, cuál es su lugar dentro de la epistemología social. De esta manera, podremos ubicar, tanto de manera histórica como sistemática, al testimonio en el panorama actual de la epistemología contemporánea.

Para lograr dicho objetivo, este trabajo se dividirá en tres apartados: en primer lugar, nos referiremos a la caracterización que realiza Finn Collin de lo que denomina epistemología social analítica, señalando cómo esta se diferencia de la epistemología analítica clásica; en segundo lugar, señalaremos al lugar de la epistemología del testimonio dentro de lo que Alvin Goldman denomina las teorías preservacionistas, en contraste con las teorías revisionistas y expansionistas en epistemología social. De este modo, podemos caracterizar con precisión los alcances y limitaciones de la epistemología del testimonio en relación con la epistemología social.

2) Epistemología social analítica
En una serie de trabajos (2016; 2020), Collin se ha dedicado a dar cuenta de cómo la epistemología social puede dividirse en dos ramas a partir del análisis de su desarrollo histórico como también de sus aspectos metodológicos: por una parte, tenemos la epistemología social analítica; mientras que, por otra, la epistemología social crítica. Para hacer el contraste entre epistemología analítica clásica y epistemología social, sólo me centraré en la primera, pues la segunda, aunque dialogue con dicha tradición, en realidad proviene de otras disciplinas[3]. Por lo tanto, procederé a continuación a dar cuenta en qué consiste la epistemología social analítica y su relación con la epistemología del testimonio. En primer lugar, la epistemología social analítica, tal y como señala Collin,

[…] es una descendiente de la epistemología analítica clásica, la cual investiga los principios de la justificación de las creencias. Habiendo una proposición que es sostenida como verdadera, la tarea consiste en analizar las maneras en las cuales dicha suposición puede ser llevada más allá de la duda y garantizar el estatus de conocimiento. (2016: p. 44)

Si bien esta tarea (a saber, el desafío de derrotar al escepticismo radical instaurado por la figura de Descartes en la filosofía moderna), es propia de la epistemología analítica clásica (Collin, 2020: p. 21)[4], la epistemología social analítica también se dedicará a ella manifestando una relación de continuidad entre ambos enfoques, aunque manifestando diferencias considerables entre una y otra. Una de ellas, y quizás la más importante, es que la epistemología social analítica conlleva aceptar, en virtud del salto de la perspectiva individualista a la perspectiva social, un marco externalista en lo que respecta al conocimiento, siendo el marco internalista relegado a la epistemología analítica clásica. Tal y como señala Collin al respecto,

[…] el quiebre con la tradición Cartesiana viene de la mano con el surgimiento de una alternativa, una concepción externalista del conocimiento humano. Como apunta el externalismo, los elementos independientes de la mente del sujeto epistémico y de sus cálculos epistémicos conscientes, pueden ser relevantes para la evaluación epistémica de las creencias posteriores. (2016: p. 46)

De esta manera, si bien el desafío cartesiano en la epistemología analítica clásica logra superarse en la medida que la justificación del conocimiento, sustentada por estados internos accesibles a la conciencia del sujeto epistémico[5], es lo suficientemente fuerte como para superar el escepticismo radical; en la epistemología social analítica, si bien estos elementos toman lugar dentro del análisis epistemológico, pasan a segundo plano frente a la influencia de fuentes externas a la mente del sujeto epistémico. Al enmarcarse en el externalismo, esta comprende que, por ejemplo[6], otros sujetos epistémicos pueden ser fundamentales para la producción de conocimiento en tanto que sus palabras son susceptibles de ser tenidas como argumentos para justificar nuestras creencias, al margen de una reflexión activa sobre ello. En el caso de la epistemología del testimonio, como veremos más adelante, esto será evidente: la imposibilidad práctica de justificar por nuestra propia cuenta cada una de nuestras creencias suscita, como bien ha señalado John Hardwig (1985), una relación de dependencia epistémica con otros, siendo necesario recurrir a fuentes externas (expertos, dirá Hardwig) para adquirir justificación epistémica y, por ende, conocimiento.

Al enmarcarse en la propuesta externalista, la epistemología social analítica presenta un problema en relación con el internismo de la epistemología analítica clásica. Dado que las fuentes externas no tienen por requisito que el sujeto epistémico sea consciente de ellas para servir a la justificación de sus creencias, en casos como el testimonio, el sujeto epistémico es susceptible de caer en engaños o de recibir información inacabada, de modo que la relación entre justificación y verdad puede resultar viciosa[7].

Para afrontar este problema, la epistemología social analítica acepta un marco confiabilista respecto de la justificación epistémica (Goldman 1979; 1986), el cual comprende, en resumidas cuentas, que una fuente de conocimiento externa puede ser un productor confiable de verdades bajo ciertas circunstancias, siendo la confiabilidad una propiedad derivada del hecho de que dicha fuente produzca un mayor índice de creencias verdaderas que de falsas. De esta manera, se comprende que, aunque el sujeto epistémico sea susceptible de caer en un caso-Gettier, este aun así puede encontrarse justificado para creer que p a pesar del fallo o del lucky guess que pueda suscitar el caso[8].

Con la adopción de un marco externalista y del confiabilismo, la epistemología social analítica suscribió a una postura naturalista (Goldman, 1987; 1994; 1995)[9]. Un ejemplo claro de esto lo podemos encontrar en su influyente trabajo Knowledge in the social world, de 1999[11]. Sin embargo, en la epistemología del testimonio el análisis formal de las condiciones bajo las cuales un sujeto epistémico se encuentra justificado en creer que p se ha concentrado, en la mayoría de las obras importantes en el área (Coady, 1992; Lackey, 2008; Goldberg, 2010; Faulkner, 2011), sólo en el estudio de las propiedades epistémicas exhibidas en casos hipotéticos, sin recurrir a evidencia empírica para ello. Esto suscita que el aspecto normativo de la epistemología social analítica fluctúe, dependiendo del epistemólogo o la subdisciplina, entre las formas de comprender la normatividad epistémica de los enfoques tradicionales y naturalistas, aunque como se podrá entrever por lo dicho, la epistemología del testimonio continuará bajo el yugo de la epistemología tradicional analítica en esta materia.

Dicho esto, podemos señalar que la epistemología social analítica, si bien difiere en los aspectos mencionados con la epistemología analítica clásica, al ser una continuadora de esta no suscita, en realidad, un giro drástico en cuanto a sus objetivos o métodos. Si bien la adopción del externalismo y, en alguna medida, del naturalismo parecieran implicar un abandono del internalismo y del análisis conceptual, la verdad es que la epistemología social analítica aún está lejos de esto: por una parte, porque la adopción del externalismo no implica ignorar los elementos conscientes a la mente del sujeto epistémico; y por otra, porque el naturalismo, como mencioné anteriormente, no se encuentra arraigado en todas las disciplinas que subsume la epistemología social analítica. Por consiguiente, las diferencias mencionadas deben considerarse como una guía referencial y no como una negación y/o superación de la epistemología analítica clásica.

3) Preservacionismo y testimonio
La caracterización de la epistemología social analítica que hemos revisado, si bien da cuenta de la relación entre esta y la epistemología analítica clásica, no es del todo precisa en la medida que abarca de un modo generalizado la segunda y de que no distingue entre distintos tipos de epistemología social analítica. A pesar de estas carencias, nos ha servido como punto de partida para poner en discusión cómo la última trata con tópicos de gran relevancia como lo son el giro de lo individual a lo social, el paso del internismo al externismo y la oposición entre el análisis conceptual y las posturas naturalistas. Para seguir tratando estos temas y dar cuenta de los aspectos que la caracterización anterior no logra alcanzar, en este apartado señalaré los tipos de epistemología social.

En su artículo “Why Social Epistemology is Real Epistemology”, Goldman divide la epistemología social en tres grupos: las teorías revisionistas, las teorías expansionistas y las teorías preservacionistas[10]. Para dar cuenta de ello, primero caracteriza la epistemología analítica clásica, señalando que en esta: a) los agentes epistémicos en la tradición son exclusivamente individuales; b) la epistemología se centra en el aspecto normativo de conceptos evaluativos como justificación, racionalidad o conocimiento; c) La tradición asume que los estándares normativos de dichos conceptos no son relativos o convencionales; d) el conocimiento o la justificación están fuertemente vinculadas con la noción de verdad; e) La verdad se asume como independiente de la mente y, por ende, objetiva; finalmente, f) la epistemología tiene a la examinación de la toma de decisiones doxásticas como tarea central (Goldman, 2012. p. 249). Teniendo en mente estas consideraciones, Goldman procede a examinar los tipos de teorías señaladas, calificando con ello si, en efecto, pueden ser consideradas como clases de epistemologías sociales.

En lo que respecta al revisionismo, Goldman señala que bajo esa etiqueta se incluyen posturas como el posmodernismo, el deconstruccionismo, el constructivismo social[11], formas de estudios sociales de la ciencia como el ‘programa fuerte’ en sociología de la ciencia e, inclusive, posturas de orden filosófico como la de Richard Rorty en su Philosophy and the Mirror of Nature de 1979 (p. 250). De acuerdo con él, estas posturas tienden a negar los aspectos que caracterizan a la epistemología tradicional analítica tales como la objetividad de la verdad, la racionalidad, la justificación e, inclusive, de la posibilidad de la agencia epistémica. Por consiguiente, Goldman señala que “[e]llos deberían ser llamados ‘epistemólogos sociales’ por cortesía, pues hay un gran abismo entre sus cuestionamientos y aquellos que tradicionalmente caen bajo la etiqueta ‘epistemología’ (Goldman, 2012. p. 251), de modo que las teorías revisionistas, al negar prácticamente todos los elementos que caracterizan a la epistemología tradicional analítica[12], no deben ser considerados como una forma legítima de epistemología social.

Por otra parte, tenemos a las teorías expansionistas. Propuestas de este tipo concuerdan con la mayoría de los puntos que caracterizan a la epistemología analítica clásica. Sin embargo, dejan de lado el punto (a) para admitir que entidades colectivas tales como grupos de individuos, gobiernos, entre otros, son susceptibles de tener actitudes de afirmación o negación de proposiciones factuales (Goldman, 2012. p. 263), lo cual da lugar, o puede hacerlo en parte, a un proceso de toma de decisiones doxásticas que derive en la formación de uno o más estados doxásticos para dicha entidad, siendo por tanto dichas entidades colectivas agentes epistémicos colectivos por derecho propio. Por consiguiente, estas se posicionan como propuestas epistemológicas legítimas y consistentes con la epistemología analítica clásica, que, como bien dice el nombre, expande sus horizontes hacia la evaluación de la toma de decisiones doxásticas de dichos agentes epistémicos colectivos como, a su vez, hacia la evaluación de la toma de decisiones doxásticas de los sistemas sociales que puedan surgir a partir de ello[13]. Así, siguiendo el ejemplo de Goldman, la política de libertad de expresión de gobierno puede ser epistémicamente evaluada desde una perspectiva veritista al considerar cuántas creencias verdaderas resultan de ella; de ser el caso de que la cantidad de creencias verdaderas fuera mayor a la cantidad de creencias falsas, la toma de decisiones doxásticas que dio lugar a la política mencionada sería positiva bajo los estándares del consecuencialismo epistémico (Goldman, 2012. p. 269). De este modo, las teorías expansionistas sirven para explicar los efectos epistémicos de la toma de decisiones doxásticas en una escala mayor a lo que lo haría, como veremos a continuación, las teorías preservacionistas o la misma epistemología analítica clásica, sin denegar del espíritu objetivo y normativo de las dos anteriores.

Ahora bien, ¿en qué consisten las teorías preservacionistas? Para dar cuenta de esto, Goldman refiere a cómo estas lidian con tres clases de problemas ya presentes en la epistemología analítica clásica, pero desde su variante social. En primer lugar, se refiere a la toma de decisiones doxásticas con evidencia social. De acuerdo con Goldman, no todo proceso de formación y revisión de creencias es inherentemente social, aunque un sector de la toma de decisiones doxásticas sí involucra evidencia social como, por ejemplo, lo que alguien pudo haber dicho de primera mano, o de segunda o tercera (Goldman, 2012. p. 253). Bajo esta caracterización podemos ubicar a la epistemología del testimonio, pues su objeto involucra necesariamente tratar con la palabra de otro[16]. Sin embargo, al preguntarnos en qué condiciones un agente doxástico se encuentra justificado para creer en el testimonio, la pregunta no radica en si requiere de evidencia social para ello, sino más bien en si la evidencia social es lo único que requiere para ello. Como veremos en el siguiente apartado, los reduccionistas dirán que el testimonio no es una fuente epistémica por lo que la evidencia social requería del apoyo de evidencia no testimonial; mientras que su contraparte, los antireduccionistas, afirmarán que solo es suficiente la evidencia social para ello. En ambos casos, la evidencia social sirve para marcar una diferencia respecto de las teorías preservacionistas y, por ende, de la epistemología del testimonio en relación con la epistemología analítica clásica.

En segundo lugar, Goldman señala el problema de la recolección de evidencia. Para esto critica el evidencialismo de Feldman (2000), según el cual nuestra evidencia ha de ser suficiente para poseer un grado de creencia razonable respecto de una verdad, el cual puede ir desde una creencia fuertemente confiada a un mero agnosticismo (Goldman, 2012. p. 256). Para evitar esto, Goldman propone que debemos poseer un alto grado de creencia razonable respecto de una verdad, recolectando suficiente evidencia social para adquirir buenos motivos que justifiquen la creencia en juego, siendo así el razonamiento práctico fundamental para ello a pesar de no ser él mismo epistémicamente fundado. En el caso de la epistemología del testimonio, este problema también se hará latente. Por ejemplo, discernir sobre si es adecuado confiar en el intercambio testimonial es algo que, como veremos en el capítulo 2, dependerá de las normas que dirijan nuestra sociedad; no es lo mismo confiar en el testimonio de un vendedor acerca de la legitimidad de su producto si este lo vende en una tienda establecida que si lo vende en el comercio informal. Nuestra recolección de evidencia social hará patente el primer caso como confiable mientras que el segundo no, lo cual influirá en la transmisión de justificación para la creencia acerca de la legitimidad del producto en cuestión. Así, el problema de la recolección de evidencia desde una perspectiva social será determinante para las teorías preservacionistas.

Para finalizar, Goldman se refiere los problemas epistemológicos de la comunicación señalando que un tópico actual en el área es la pregunta acerca de la norma de aserción, es decir, la pregunta acerca de en qué condiciones un agente epistémico posee derecho a aseverar que p a otro agente epistémico (p. 259). En el caso de la epistemología del testimonio, este punto lo podemos evidenciar en la denominada assurance view (Hinchman, 2005; Moran, 2006). Al concebir al testimonio como un acto de habla asertivo, esta propuesta busca dar cuenta de las propiedades epistémicas del testimonio aludiendo a las normas que rigen su comunicación. Para la assurance view, al aseverar que p, un agente epistémico es capaz de presentarse a sí mismo como un seguro de que lo dicho es verdadero. De esta manera, el testimonio se vuelve confiable en virtud de la norma que rige el acto.

4) Conclusiones
Como hemos visto a lo largo de este trabajo, la epistemología del testimonio se caracteriza por ser parte de la denominada epistemología social analítica, campo de estudio que se dedica a explorar, desde el externalismo y el confiabilismo (y en algunos casos, el naturalismo), los problemas de la epistemología analítica clásica. Dentro de este campo, destaca por ser una teoría preservacionista, es decir, una perspectiva que no expande los asuntos de la epistemología contemporánea al incluir agentes epistémicos colectivos o al analizar sistemas sociales, pero que sí los trata desde una perspectiva social.

Si bien esta caracterización acerca de la epistemología del testimonio es somera, nos ha servido para ubicar a la disciplina dentro del desarrollo de la epistemología contemporánea, señalando con ello parte de los asuntos que trata y el modo en que se aproxima a los problemas, permitiéndonos dilucidar cómo se instala el testimonio como un tema de relevancia para el estudio del conocimiento desde una perspectiva social.

Felipe Álvarez Osorio

5) Referencias

Alston, W. (2005). Beyond “Justification”: Dimensions of Epistemic Evaluation. Ithaca: Cornell University Press.

Bonjour, L. (2010). Epistemology: Classic Problems and Contemporary Responses. London: Rowman and Littlefield.

Coady. C. (1992). Testimony: A Philosophical Study. Oxford: OUP.

Coady, D. (2012). What to Believe Now: Applying Epistemology to Contemporary Issues. Oxford: Wiley-Blackwell.

Code, L. (1987). Epistemic Responsibility. Providence: BUP.

Collin, F. (2016). “Two Kinds of Social Epistemology and the Foundations of Epistemic Agency”. En Reider, P (ed.). Social Epistemology and Epistemic Agency: Decentralizing Epistemic Agency. London: Rowman and Littlefield.

———— (2020). “The Twins Roots and Branches of Social Epistemology”. En Fricker et al (eds.). The Routledge companion to Social Epistemology. New York: Routledge.

Goldberg, S. (2010). Relying in Others: An Essay in Epistemology. Oxford: OUP.

Goldman, A. (1976). “Discrimination and Perceptual Knowledge”. Journal of Philosophy (73). p. 771-91.

——————(1979). “What is Justified Belief?”. En Pappas, G. (ed). Justification and Knowledge. Dordrecht: Reidel.

——————(1986). Epistemology and Cognition. Massachusetts: HUP.

——————(1994). “Naturalistic Epistemology and Reliabilism”. Midwest Studies in Philosophy 19: 301-320.

——————(1995). Social Epistemology, Interests, and Truth. Philosophical Topics 23 (1): 171-187.

——————(1999). Knowledge in a Social World. Oxford: OUP.

——————(2012a), “Why Social Epistemology is Real Epistemology”. En Alvin Goldman (ed). Reliabilism and Contemporary Epistemology. Oxford: OUP.

——————(2012b). “A Guide to Social Epistemology”. En Alvin Goldman (ed). Reliabilism and Contemporary Epistemology. Oxford: OUP.

Greco, J. (2010). Achieving Knowledge: A Virtue-Theoretic Account of Epistemic Normativity. Cambridge: CUP.

Christiano, T. (2019). The Rule of the Many: Fundamental Issues in Democratic Theory. New York: Routledge.

Estlund, D. (2008). Democratic Authority. Princeton: PUP.

Fallis, D. (2011). “Wikipistemology”. en Goldman y Whitcomb (eds.). Social Epistemology: Essential Readings. Oxford: OUP.

Faulkner, P. (2011). Knowledge in Trust. Oxford: OUP.

Felfman, R. y Ted Warfield (eds.). (2010). Disagreement. Oxford: OUP.

Hardwig, J. (1985). “Epistemic Dependence”. The Journal of Philosophy, 82(7), 335-349

Hetherington, S. (2016). Knowledge and the Gettier Problem. Cambridge: CUP.

Kornblith, H. (2002). Knowledge and its Place in Nature. Oxford: OUP.

——————(2012). On Reflection. Oxford: OUP.

Pritchard, D. (2005). Epistemic Luck. Oxford: OUP.

Sosa, E. (2017). Epistemology. Princeton: PUP.

Rorty, R. (1979). Philosophy and the Mirror of Nature. Princeton: PUP.

Remedios, F. y Val Dusek. (2018). Knowing Humanity in the Social World: The Path of Steve Fuller’s Social Epistemology. New York: Palgrave Pivot.

Zagzebski, L. (1996). Virtues of the Mind: An Inquiry into the Nature of Virtue and the Ethical Foundations of Knowledge. Cambridge: CUP.

 

NOTAS
[1] Podemos incluir, por nombrar algunas áreas influyentes, a la epistemología del desacuerdo (Feldman y Warfield, 2010), a la epistemología de la colaboración de masas (Coady, 2012; Fallis, 2011) o a los acercamientos epistémicos a la democracia y sus críticas (Estlund, 2008; Christiano, 2019), entre otras.
[2] Esto no implica que toda epistemología contemporánea sea social. Actualmente se desarrollan empresas epistemológicas que podríamos designar como individualistas, sin ser por ello menos relevantes. Entre ellas, encontramos a la epistemología de las virtudes tanto en su corriente confiabilista (Greco, 2010; Sosa, 2017) como responsabilista (Code, 1987; Zagzebski, 1996), el gettierismo y los análisis en torno a la suerte epistémica (Hetherington, 2016; Pritchard, 2005), la epistemología naturalizada (Kornblith, 2002; 2012), entre otras.
[3] La epistemología social crítica, representada principalmente a través del trabajo de Steve Fuller (1988; 2012), proviene principalmente de la filosofía de las ciencias (Kuhn y Popper, principalmente) y de los science and technology studies. Esta presenta un programa opuesto a la ASE y a la epistemología analítica clásica pues, mientras que las dos anteriores asumen una teoría de la correspondencia de la verdad propia del realista clásico (como lo es en el caso de Goldman) para explicar y normar el conocimiento, la CSE asume una forma de constructivismo social para dicha tarea, concordando con una perspectiva hegeliana en lo que refiere a la agencia epistémica y considerando por ello a la epistemología como una forma de metafísica de la mente. Para más detalles al respecto, véase la monografía de Francis Remedios y Val Dusek sobre el trabajo de Fuller. Cf. Remedios, F y Val Dusek, 2018.
[4] Vale hacer la siguiente salvedad: el modo en que Collin se refiere al ‘escepticismo cartesiano’ o a la ‘tradición cartesiana’, si bien es impreciso, ha sido el modo en que la epistemología contemporánea generalmente se ha referido a la influencia de Descartes. No obstante, esto es un error que debe ser reparado, pues el mismo Descartes no aceptaría que se tildara como tal. Para el detalle de cómo Descartes emplea argumentos escépticos sin ser con ello un escéptico, véase González, 2017.
[5] Laurence BonJour señala que se tiende a confundir esta ‘conciencia’ con una característica metafísica del sujeto epistémico. Sin embargo, “[e]l ‘interno’ del internalismo refiere a aquello que es interno a la perspectiva cognitiva de primera persona de una persona en el sentido de ser accesible desde esa perspectiva, no necesariamente a aquello que es interno en el sentido de ser un estado o característica metafísica de dicha persona” (2010: p. 205. Cursivas en el original). De esta manera, elementos como los estados fisiológicos inconscientes o las verdades autoevidentes a priori, en tanto que accesibles a la conciencia del sujeto epistémico, también juegan un rol en la evaluación de la justificación de nuestras creencias.
[6] Para el externalismo, no toda fuente de conocimiento es social. Por ejemplo, las percepciones no poseen un componente social asociado.
[7] Esto también aplica, mutatis mutandis, a otras fuentes externas como la percepción. Famoso es el caso-Gettier de ‘los falsos graneros’ postulado por Carl Ginet y presentado por Goldman. Cf. Goldman 1976.
[8] Según Stephen Hetherington (2016), los casos Gettier pueden ser o útiles o peligrosos: por una parte, los útiles son aquellos en los que la situación anormal favorece la adquisición de creencias verdaderas; mientras que los peligrosos son aquellos que, dada la situación anormal, el sujeto epistémico es más propenso a no adquirir una creencia verdadera. Un ejemplo del primero sería el caso de ‘la oveja en el campo’ de Roderick Chisholm (1966), mientras que un ejemplo de lo segundo sería el ya mencionado caso de ‘los falsos graneros’.
[9] En este texto, Goldman adopta una forma de consecuencialismo epistémico denominada ‘veritista’, con el que se aboca a investigar qué prácticas sociales tienen un impacto favorable para el conocimiento (es decir, en qué medida son confiables como productoras de verdades) en comparación con aquellas prácticas que conducen, de hecho, a la falsedad o a la ignorancia. Contrario a la tradición epistemológica, esta propuesta no trata principalmente con conceptos como el de justificación o conocimiento, por lo que no ha sido considerada como verdadera epistemología por epistemólogos tradicionalistas. Cf. Alston, 2006.
[10] En su artículo, el orden de la exposición es el siguiente: teorías revisionistas, teorías preservacionistas y teorías expansionistas. El interés de Goldman está claramente en las últimas. Sin embargo, en mi caso dejaré las teorías preservacionistas para el final tratando a las teorías expansionistas de manera somera.
[11] Dentro de estas posturas entra también la epistemología social crítica de Fuller. Si ha de considerarse una forma de epistemología social válida es una cuestión controversial. No obstante, los exponentes de la epistemología social analítica lo rechazan por no concordar con la mayor parte de las características tradicionales de la epistemología; en específico, al no concordar con (a), (c), (d) y (e), respectivamente.
[12] Digo prácticamente pues, como se ve puede apreciar en la nota anterior, la epistemología social crítica no niega de (b) ni de (f).
[13] En otra taxonomía acerca de los tipos de epistemología social, Goldman distingue entre epistemologías sociales enfocadas en agentes doxásticos colectivos y epistemologías sociales orientadas a sistemas sociales. Si bien la distinción es relevante para una caracterización más precisa del expansionismo, dado los alcances de este trabajo no serán revisadas. Cf. Goldman 2012b.
Print Friendly, PDF & Email


Tweet



Comentar

Requerido.

Requerido.




 


Critica.cl / subir ▴