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Chile y Darwin: la respuesta al evolucionismo desde 1869.

por Patricio Leyton
Artículo publicado el 25/07/2015

Nuevo texto del filósofo Zenobio Saldivia retoma la vieja discusión sobre la evolución. Recientemente en la U. Tecnológica Metropolitana, se presentó el texto de los profesores Guillermo Latorre y Zenobio Saldivia: Chile y Darwin: La respuesta al evolucionismo desde 1869; Ril Editores, Santiago, 2014. La ceremonia estuvo matizada por los comentarios altamente especializados de los investigadores Paola Aceituno (UTEM) y Mauricio Espózito (USACH), quienes destacaron tanto la abundante producción teórica del profesor Saldivia Maldonado, que a la fecha consta de dieciséis textos publicados y casi doscientos artículos en el país y en el extranjero. Luego de lo cual entraron en los contenidos del texto que trae nuevamente a presencia la Teoría de la Evolución percibida a la chilena. En efecto en este texto los profesores Guillermo Latorre y Zenobio Saldivia M. nos presentan una obra actualizada sobre el problema histórico de la recepción de las ideas evolucionistas de Charles Darwin en Chile. Esta publicación que se inserta en la historia de la ciencia y en la historia de las ideas, viene a ser una revisión necesaria, ya que el anterior trabajo, que abarca esta misma temática, fue editado en 1982 bajo el título de Orígenes del darwinismo en Chile y fue escrito por Bernardo Márquez Bretón; por lo que la vuelta a esta interrogante, más de treinta años después, es algo que se torna trascendente dado el impacto que tuvieron los planteamientos del naturalista británico a nivel internacional. En este sentido, estos autores retoman la cuestión del evolucionismo darwiniano, pero desde una perspectiva moderna que incluye estudios recientes en su bibliografía, tanto de especialistas a nivel local como extranjero.

En términos metodológicos, los académicos proceden a través de “un modelo simple de tesis y antítesis”, con el objeto de analizar “cómo esos estamentos respondieron con cautela, aceptación, rechazo o transformación”[1]. El grupo social abordado es, preponderantemente, la comunidad científica nacional conformada por sabios extranjeros avecindados en el país y por los propios científicos locales. Además, los autores incluyen a intelectuales sin formación en disciplinas que tratan sobre la naturaleza, pero que escribieron acerca de éstas temáticas, los cuales son definidos bajo la categoría de polígrafos; esto significa que realizan un enfoque social inclusivo, no sólo centrado en los científicos (lo que sería lo más obvio), sino que también incorporan a otros actores dentro de los debates y controversias referentes a la teoría de la evolución de Darwin. Esto es otro aspecto novedoso del texto. En cuanto a su estructura, el libro está dividido en dos partes, con dos capítulos en cada sección, lo que suma un total de cuatro apartados. La primera parte lleva por título: “La respuesta científica desde 1869”; la cual, a su vez, está subdividida en los capítulos 1 y 2 que llevan por denominación: “Charles Darwin: El hombre, el viajero y el nuevo paradigma” y “Las reacciones de la comunidad científica”, respectivamente. La segunda sección está compuesta por los capítulos 3 y 4: “La respuesta católica” y “La respuesta católica en Chile”, respectivamente.

En el primer capítulo se aborda la biografía de Charles Darwin, centrada principalmente en el viaje del naturalista británico en su paso por Chile, en lo que los autores han denominado “Darwin antes de ser Darwin”; en otras palabras, los catedráticos Latorre y Saldivia analizan la figura del científico inglés en su juventud una vez que aborda la fragata Beagle, al mando del capitán Robert Fitz-Roy. Los académicos estudian los primeros años de formación, el viaje alrededor del mundo (especialmente en su travesía por Chile), las exploraciones y observaciones que hizo en el país y su consolidación como científico al publicar su obra Sobre el Origen de las Especies. Y junto con esto, la creación de un nuevo paradigma.

En tanto, en el segundo capítulo, se indaga sobre la respuesta de la comunidad científica nacional ante las ideas evolutivas contenidas en Sobre el Origen de las Especies; distinguiendo los autores tres actitudes que los científicos chilenos y los extranjeros asentados en el país, tuvieron frente a la teoría darwiniana, denominándolos: los detractores, los cautelosos y los seguidores. Los “detractores” fueron aquellos que se opusieron o demostraron algún grado de resquemor frente a los planteamientos del naturalista británico, entre los cuales están: Rodulfo Philippi, Daniel Barros Grez, J. Vicente Bustillos y Juan José Brunner. Por su parte los “cautelosos” mostraron una actitud neutral o de indiferencia, dentro de los cuales los autores incluyen a: Roberto Maldonado, Alejandro Bertrand y Enrique Concha i Toro. Mientras que los “seguidores” fueron abiertamente partidarios de Darwin, difundiendo sus hipótesis en los medios académicos y escritos; entre éstos figuran: Pedro Candia Salgado, Luis Arrieta Cañas, Alberto Liptay, Federico Johow, Juan Noé, Carlos Silva Figueroa, Otto Bürger, José Pinochet Le Brun y Philippe Germain. De acuerdo a los autores, existiría además una cuarta posición frente a los planteamientos transformistas, en la que estarían involucrados los “polígrafos”, quienes siendo intelectuales con formación humanista fueron partidarios de la ciencia en Chile. Y en esta categoría se incluirían: José Victorino Lastarria, Diego Barros Arana y Valentín Letelier; los cuales fueron abiertamente partidarios de la evolución de las especies.

El capítulo tercero aborda la respuesta católica al evolucionismo darwinista, tanto en Roma como en el mundo ibérico. Para el caso de la Iglesia Católica Romana, y considerando principalmente los miembros pertenecientes a distintas congregaciones adscritas a esta entidad, los autores analizan los planteamientos de los mismos, en relación a las ideas del científico inglés. Según los autores, la actitud central de estos católicos, independientemente de la curia vaticana, fue intentar armonizar la teoría de la evolución con los postulados cristianos. No obstante, este intento no será bien visto por las altas cúpulas del Vaticano, prohibiendo algunos de los textos escritos por los partidarios de conciliar ambas doctrinas. En general, la postura de la Santa Sede fue de cautela, no habiendo una política definida ante la teoría de la evolución, pero de acuerdo a los autores, la Iglesia tuvo una postura hostil y crítica a esta hipótesis. En el mundo ibérico, por su cuenta, no se registró una postura institucional de los religiosos católicos, existiendo sólo algunos casos en que alguno de ellos se refirió al transformismo en términos críticos; empero, estas menciones son a título personal, destacando por sobre todo el antagonismo hacia las proposiciones efectuadas en Sobre el Origen de las Especies.

La respuesta católica en Chile por su parte, se analiza en extenso en el cuarto capítulo, la cual estuvo en la misma línea de las controversias suscitadas en Europa y América Latina. Hay que hacer hincapié, en todo caso, que a fines del Siglo XIX, el Estado estaba decidido a separar las funciones que otrora asumía la Iglesia, tales como la inscripción de nacimientos y difuntos, el matrimonio y otras; lo anterior como parte del proceso de secularización de las instituciones del Estado, lo que acarreó una serie de polémicas entre los liberales partidarios de la tutela estatal de las instituciones civiles y los conservadores adeptos y defensores de las posturas clericales.[2] En este marco sociopolítico, por tanto, es donde acontecen las reacciones de la Iglesia chilena frente a las ideas evolucionistas de Darwin y en este plano, dichas nociones son consideradas como parte del corpus teórico liberal y anticristiano por parte de los católicos militantes. Por lo que los defensores de la institucionalidad eclesiástica, para defenderse de los ataques de los grupos secularizadores, fundaron la Revista Católica, en la cual se deslizaron las primeras críticas a la teoría de la evolución, tal como lo enfatizan los autores. En esta revista escribieron sacerdotes y seglares defendiendo la fe cristiana y contrariaron los postulados de las tesis del transformismo del científico inglés.

Mención aparte merecen las reacciones de Alfonso Gumucio y Julio Restat. El primero fue un abogado, mientras que el segundo fue un presbítero. Gumucio “redactó una laboriosa refutación del evolucionismo, primero y casi primordialmente, en términos científicos, para concluir con una suma de argumentos filosóficos.”[3] Restat, por su cuenta, es partidario del fijismo y niega cualquier tipo de cambio en las especies, considerando que la tesis darwianiana era una teoría con descrédito científico.

Una de las pocas críticas que podemos hacerle al texto que analizamos, radica en que los autores solo presentan una fecha de inicio de los debates sobre la teoría de la evolución y no hay un cierre temporal claro del mismo. Además, hay una mención breve y no sistemática del darwinismo social y la apropiación por los intelectuales chilenos acerca de este dilema en la época, debido a que el darwinismo social y las prácticas eugenésicas fueron un debate recurrente entre los académicos y estudiosos nacionales.[4] Junto a esto, faltó la mirada ante de las ideas evolucionistas del científico chileno, Carlos Porter, quien fue uno de los naturalistas más importantes hacia fines del siglo XIX e inicios del XX, como el mismo Saldivia, lo ha dejado de manifiesto en otro de sus textos.

Lo anterior, por supuesto, no desmerece en absoluto el aporte de estos autores en relación al tema, pues como ya hemos señalado, viene a cubrir un olvido de los estudiosos de la historia de las ideas en nuestro país. La fortaleza fundamental, de la obra de los profesores Latorre y Saldivia, radica en el hecho de que la recepción de las ideas darwinistas han sido un objeto histórico poco abordado por los estudiosos en Chile. Cabe señalar, que la acogida de la teoría de la evolución en los contextos iberoamericanos ha motivado la investigación y publicación de varios artículos y libros sobre esta materia, quedando el caso chileno rezagado en relación a los países ibéricos y latinoamericanos. Este retraso, es producto de la carencia de indagaciones sobre el tema principalmente desde la historiografía chilena tradicional y desde la historia de la ciencia en Chile; en consecuencia, el texto de estos autores viene a llenar el vacío que estamos comentando. Felicitamos a los investigadores Latorre y Saldivia por esta nueva contribución al universo de la reflexión filosófica chilena.

Patricio Leyton Alvarado
Licenciado en Historia UC, Stgo., Chile.
NOTAS

[1] Latorre, Guillermo y Saldivia, Zenobio: Chile y Darwin: La respuesta al evolucionismo desde 1869; Ril Editores, Santiago, 2014, p. 9.

[2] Serrano, Sol: ¿Qué hacer con Dios en la República?: política y secularización en Chile (1845-1885); Fondo de Cultura Económica, Santiago, 2008.

[3] Latorre, Guillermo y Saldivia, Zenobio: Chile y Darwin: La respuesta al evolucionismo desde 1869; Ril Editores, Santiago, 2014, p. 97.

[4] Véase en Sánchez Delgado, Marcelo, “Eugenesia: Ciencia y Religión. Una aproximación al caso chileno”, en Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Vol. 18 N° 1, pp. 59-83.

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