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¿Qué es esa cosa llamada Realismo Científico?

por Yazmín Hernández
Artículo publicado el 25/02/2020

Resumen
En el presente escrito realizaré un breve análisis de las posturas de realistas científicos como Karl Popper, Ian Hacking y Nancy Cartwright. El objetivo es mostrar algunas de las diversas caras del realismo científico, pues todo parece indicar que hay tantos tipos de realismo científico como realistas científicos. No olvidemos que ni el realismo ni el antirealismo: “son posiciones unívocas y, aunque en abstracto sea fácil entre sacar algún rasgo que las defina de modo esquemático, cuando se atiende a su utilización en situaciones concretas y por autores diversos, su significado puede variar en alto grado” (Diéguez, 1988: 73).

Palabras clave
Realismo científico, antirrealismo, instrumentalismo, epistemológico, ontológico, verdad, representar, intervenir, modelos, entidades y teorías.

 

Existe un gran debate entre el realismo científico y el instrumentalismo, un debate que nos muestra el filósofo de la ciencia Karl Popper podemos encontrar desde los tiempos de Galileo Galilei. La Iglesia, como es bien sabido, le obligó a retractarse de sus doctrinas. Un punto neurálgico dentro de la discusión era que, si bien el sistema propuesto por Galileo resultaba simple y permitía realizar cálculos astronómicos más certeros, debía ser reconocido en cuanto tal como un “instrumento”. Podría enseñarse siempre y cuando el científico renacentista admitiera que el valor de su teoría era meramente instrumental. Pero para Galileo la teoría, se está hablando específicamente del sistema copernicano, no sólo es un instrumento de cálculo sino que es: “una descripción verdadera del mundo” (Popper, 1983:131).

La concepción instrumentalista reduce las teorías científicas, tal y como su nombre lo indica, a simples “instrumentos”. El instrumentalismo es un tipo de antirrealismo en el cual se afirma que las teorías nada nos dicen ni pueden decirnos acerca de cómo es el mundo, porque el mundo es: “simplemente lo que parece ser. Sólo las teorías científicas no son lo que parecen ser” (1983:136). A través de lo expuesto podemos bosquejar una imagen rápida de lo que postula la concepción instrumentalista a la que se le opondrá la concepción realista. Ahora bien, la pregunta que de aquí en adelante nos habrá de ocupar es: ¿qué debemos entender bajo el título de realismo científico?

1.1 El realismo epistemológico de Karl R. Popper
El realismo se afirma de muchas formas y una de ellas es la que defiende Popper. Para nuestro filósofo: “el científico aspira a hallar una teoría o descripción verdadera del mundo (y especialmente de sus regularidades o ‘leyes’) que sea también una explicación de sus hechos observables” (1963: 136). Popper les reclama a ciertos filósofos instrumentalistas el negar que la explicación sea uno de los objetivos de la ciencia. La posición que defiende Popper respecto al realismo mantiene cierta familiaridad con la creencia de Galileo, quien cree en una descripción verdadera del mundo o al menos de ciertos aspectos del mismo, porque:

se valora la ciencia, sin duda alguna, por sus realizaciones prácticas, pero aún más por su contenido informativo y por su capacidad de liberar nuestras mentes de viejas creencias, viejos prejuicios y viejas costumbres, para ofrecernos en su lugar nuevas conjeturas y audaces hipótesis. Se valora la ciencia por su influencia liberadora, como una de las más grandes fuerzas que respaldan la libertad humana (1963: 135).

Para Popper el realismo no puede afirmarse pero tampoco puede refutarse. El filósofo ha de adoptar una postura realista aun cuando ha dejado en claro que no hay forma de afirmar el realismo, pero lo que sí es posible hacer es argumentar en favor del mismo y en contra del idealismo, el cual, aclarará Popper, al igual que el realismo no podrá ser ni afirmado ni refutado. Desde la perspectiva de nuestro autor los argumentos en favor del realismo lo favorecen de forma “abrumadora”. No obstante, se debe tener presente que el debate entre realismo y antirrealismo no será de ninguna manera concluyente.

Los argumentos que el filósofo nos ha de presentar son, por un lado, el que surge de una combinación de dos argumentos: que el realismo forma parte del sentido común y que todos los argumentos alegados contra él están basados en la aceptación de una parte acrítica del sentido común. El segundo argumento es que podemos encontrar que: “casi todas, si no todas las teorías físicas, químicas o biológicas implican el realismo, en el sentido de que, si son verídicas, el realismo también debe ser verídico” (1985: 237). En ciencia, continua el autor, se intenta describir y explicar, en la medida de lo posible, la realidad. Se llevan a cabo estas dos cuestiones fundamentales de la empresa científica a través de teorías conjeturales.

Piensa las teorías como “genuinas conjeturas” acerca del mundo que pueden ser puestas a prueba, que intentan de manera crítica descubrir la verdad. Las teorías se han de testar de manera rigurosa, pues se intenta ponerlas a prueba y ver, no si es posible comprobarlas sino refutarlas. En cada una de las ocasiones que la teoría resiste, se afirma entonces, no que sea verdadera, sino que ha sido corroborada. Popper precisa que las teorías se han de someter a prueba mediante intentos por refutarlas y que los instrumentalistas: “al despreciar la refutación y reforzar la aplicación, el instrumentalismo demuestra ser una filosofía tan oscurantista como el esencialismo” (1963: 149). Por ello, propone una actitud crítica del conocimiento contra una actitud dogmática del mismo. Popper se muestra contra la comprobación y postula el falsacionismo como la única forma crítica y racional del saber, donde la mejor teoría es la más falsable, la que resulta ser más específica y de la cual se puede decir que: “Durante el tiempo en que una teoría resiste contrastaciones exigentes y minuciosas, y en que no la deja anticuada otra teoría en la evolución del progreso científico, podemos decir que ha «demostrado su temple» o que está corroborada» por la experiencia” (1962: 33).

El progreso de la ciencia se encuentra entonces en ese espíritu crítico que de refutación en refutación permite avanzar y aprender dentro de la empresa científica, que ha de testar teorías para poder dejar aquellas que no han logrado ser corroboradas, todo en pro de obtener mejores teorías, porque dentro del realismo científico el procedimiento adoptado es decisivo en el camino al éxito: “en el sentido en que nuestras teorías conjeturales tiendan progresivamente a acercarse cada vez más a la verdad, ésto es, a hacer verídicas descripciones de los hechos, o de los aspectos de la realidad” (1985: 238). El antirrealismo de corte instrumentalista se torna así desde la perspectiva de Popper en esa ciencia dogmática que ignora y niega el interés que posee el científico por la verdad y que a través de una postura acrítica prefiere el éxito en el plano aplicativo.

El criterio falsacionista propuesto por Popper implica, aun cuando el científico aspira a encontrar una explicación verdadera del mundo, que: “éste [el científico] nunca puede saber con certeza si sus hallazgos son verdaderos, aunque a veces pueda demostrar con razonable certeza que una teoría es falsa” (1963: 150). Así, dentro de la visión popperiana no hay verdades últimas, sólo acercamientos a la verdad, en las cuales las conjeturas deben ser admitidas como verdaderos intentos por descubrir, al menos, aspectos reales del mundo.

Ahora bien, si las teorías son nuestras invenciones: ¿cómo podemos saber que nos dicen algo del mundo? A lo cual responde Popper que cuando algunas de las teorías que tenemos chocan con la realidad somos capaces de darnos cuenta de que hay una realidad que no depende de nosotros y que nos enseña que nuestras teorías pueden ser erróneas. Para Popper la ciencia es capaz de producir descubrimientos, pero sin olvidar que los descubrimientos son de carácter conjetural. Para él, el realismo aparece como “la única hipótesis sensata” (1985: 239).

Las tesis anteriores ponen de relieve que el realismo científico que propone Popper es un realismo centrado en las teorías, piensa que las teorías aspiran a la verdad y que a través de la falsación las teorías se acercarse cada vez más a ella, incluso cuando se reconozca como imposible el objetivo a alcanzar, es decir, una teoría verdadera sobre el mundo. Después de lo observado podemos decir que se ha de diferenciar entre un realismo epistemológico y uno ontológico. El realismo epistemológico se pregunta sobre la verdad de las teorías, Popper sería uno de los realistas científicos de corte epistemológico dado que para él, las teorías se acercan cada vez más a la verdad. Mientras que el realismo científico de corte ontológico gira en torno a la pregunta de si podemos y debemos admitir la existencia de las entidades postuladas en las teorías.

La obra de Kuhn La estructura de las revoluciones científicas (1962) marca un antes y un después dentro de la discusión respecto al realismo. Pues además de problematizar la noción clásica de “progreso” aceptada dentro de la ciencia, contradice Kuhn el método falsacionista de Popper y sostiene que no existe una sola teoría que sea capaz de responder todos y cada uno de los problemas a los que se enfrenta, por ello debe pasar por periodos de “ajuste” que no han de conducir de manera necesaria al rechazo de la teoría. Además, acusa a Popper de hacer parecer como “fácil” tener que elegir entre un paradigma y otro, pues, la competencia entre paradigmas no puede resolverse a través de pruebas ni contando el número de problemas que resuelve una teoría respecto a otra (Kuhn, 1962: 230).

Cabe señalar que hoy en día no se mantiene el realismo que piensa las teorías científicas como descripciones verdaderas del mundo y por ello: “ningún filósofo de la ciencia adopta y defiende ese género de realismo tradicional, más bien se han propuesto varios tipos de realismos más elaborados, y posiciones opuestas antirrealistas” (Rolleri, 2012: 62), un ejemplo de estas propuestas más actuales la advertimos con el realismo de Ian Hacking en el cual coexiste un antirrealismo respecto a las teorías y un realismo respecto a las entidades.

1.2. El argumento experimental del realismo de entidades de Ian Hacking
El filósofo de la ciencia Ian Hacking nos dice en la introducción de su obra Representar e intervenir que hay dos temas primordiales sobre los que trabaja la ciencia contemporánea, por un lado está el tema de la racionalidad y por el otro el realismo. El mismo Hacking se designa como realista y, a la pregunta sobre qué es el realismo científico ha de responder que: “El realismo científico dice que las entidades, los estados y los procesos descritos por teorías correctas realmente existen” (Hacking, 1983:39). El realismo científico se cuestiona acerca de la realidad, de esa realidad que Hacking cree que cobra mayor importancia si la relacionamos con lo que hacemos en el mundo que con aquello que pensamos acerca del mismo.

El realismo de entidades de Hacking afirma la existencia de las entidades que se postulan en las teorías mientras que, de manera diametralmente opuesta, el antirrealismo cree que las entidades postuladas son “ficciones intelectuales” que pueden sernos de gran ayuda pero que no implican de manera necesaria que tales entidades existan realmente, pueden sernos útiles pero no por ello, diría el antirrealista, pensemos que realmente existen o que son una representación fiel de la realidad.

Ahora bien, las imbricaciones entre realismo y materialismo son fuertes. No obstante, un materialismo que concibe todo lo existente conformado por pequeños bloques materiales podría llegar a afirmar entidades invisibles a nuestros ojos pero a negar campos inmateriales de fuerza. Por ello Hacking aboga por un realismo que no implica de manera forzosa asumir el materialismo.

La obra Representar e intervenir de Hacking se compone de dos partes, en la primera de ellas trata sobre las teorías, mientras que en la segunda versa sobre la intervención que del mundo se hace a través de la experimentación. Es en la experimentación donde el filósofo canadiense ha de encontrar el argumento más fuerte en pro del realismo científico, ya advertiremos el motivo.

Hacking denomina como entidades teóricas a todas aquellas cosas que postulan las teorías pero que son inobservables, nos dice que debemos englobar en lo designado como entidades teóricas a las partículas, campos, estructuras, procesos, estados y demás. Encontramos en este punto una distinción entre dos tipos de realismo, por un lado el realismo de teorías como el que se ha presentado en un principio con Popper y el realismo de entidades que es el que a continuación desarrollaremos con Hacking. Una de las críticas que el mismo Hacking le realiza los realistas respecto a las teorías es el estar ligados a la noción de verdad y que se pregunta por cuestiones cómo: ¿son verdaderas las teorías?, ¿son las teorías posibles candidatas a ser verdaderas?, ¿aspiran las teorías a la verdad? Acusa Hacking a la mayoría de los filósofos de ello.

Ser realista respecto a las teorías podría parecer, en un primer momento, que implica de manera cuasi automática presentarse como realista frente a las entidades que postulan esas teorías que presuponemos describen de manera verdadera el mundo o que aspiran a hacerlo. Bertrand Russell le sirve de ejemplo a Hacking para mostrar que ser realista respecto a las teorías no implica de manera forzosa ser un realista respecto a las entidades postuladas por las mismas. Para Russell, las entidades denominadas como “quark” no existen como tal y deben ser entendidas en todo caso como “construcciones lógicas” que hacen referencia a determinados fenómenos que pueden ser observados. Recupera entonces, Hacking, que también es posible el caso contrario, es decir, ser realista respecto a las entidades y no serlo respecto a las teorías, como ejemplo toma a los padres de la Iglesia.

Bien, sin más preámbulo se presenta cuál es el tipo de realismo que sostiene Ian Hacking, para dicho propósito recuperaremos un par de líneas donde de manera puntual él mismo lo enuncia al decir:

Mi realismo acerca de las entidades implica que una entidad teórica satisfactoria sería una que existiera (y que no fuera meramente una útil herramienta intelectual). Ésta es una tesis acerca de las entidades y la realidad. También implica que efectivamente sabemos, o tenemos buenas razones para creer, que por lo menos algunas entidades de este tipo están presentes en la ciencia. Ésta es una tesis acerca del conocimiento. (1983: 46).

El realismo que sostiene Hacking contiene elementos epistemológicos pero no propiamente causales, porque la causalidad implicaría que admitir la verdad de una teoría involucra que los términos “teóricos” de la misma denoten entidades que resultan ser las causantes de los fenómenos observables a los que podemos acceder, cosa con la cual Hacking no está muy de acuerdo, pues piensa que se puede creer en las entidades que se postulan en las teorías sin la necesidad de admitir la veracidad de las mismas. El elemento epistemológico en Hacking hace referencia a que es totalmente valido tener “creencias” justificadas tanto en teorías como en entidades (W. Newton-Smith en Hacking, 1983: 46).

Hacking intenta acercarse a un realismo de las entidades que no presuponga por ello la verdad de las teorías en las cuales se encuentran inmersas las entidades postuladas. Las cuales pueden ser usadas en el laboratorio al momento de experimentar. Argumenta en favor de un realismo científico más cercano a la experimentación que a la representación, ese es su objetivo. Por otro lado, dos de los objetivos con los que se ha llegado a asociar a la ciencia son la experimentación y la representación, ésta última intenta dar cuenta de cómo es el mundo, mientras que la experimentación aunada a la tecnología tiene como objetivo primordial cambiarlo, transformarlo, por ello podría decirse que: “representamos para intervenir, e intervenimos a la luz de representaciones” (1983: 49).

Hacking presenta las entidades no observables como herramientas que pueden ser manipuladas y a través de las cuales se pueden llegar a producir fenómenos nuevos que nos permitirían trabajar sobre aspectos diferentes de la naturaleza, para él es más apropiado concebir las entidades como: “herramientas, instrumentos para hacer y no para pensar” (1983: 291) pues para el científico la interacción con las entidades se da dentro del laboratorio y en ese proceso el científico está mucho más preocupado por interactuar con la entidad en cuestión que con “probar” su existencia. Es esa la razón por la cual una vez que se ha podido utilizar cierta entidad para manipular alguna parte de la naturaleza debemos admitir, desde la perspectiva Hacking, que la entidad ha dejado de ser hipotética para transformarse en experimental. Lo cual ha conducido, las más de las veces, a los físicos a adoptar posturas realistas frente a las entidades con las que trabajan y que de manera constante se encuentran manipulando.

Antes de continuar será conveniente distinguir las diferencias e implicaciones entre la experimentación y la manipulación. Experimentar con un “ente”, continua Hacking, no puede obligarnos a ser realistas y por ende a creer que realmente existe pero la manipulación del mismo en el desarrollo de experimentos sí nos obliga a afirmar su existencia dado que a través de su manipulación se producen nuevos fenómenos, lo cual nos permite investigar aspectos nuevos. A través de la experimentación podemos encontrar un elemento importante al realizar una diferencia entre el realismo respecto a teoría y el realismo respecto a entidades, el primero, como ya se ha señalado con anterioridad, implica la aspiración a teorías verdaderas, sin embargo, señala Hacking, la verdad es uno de los objetivos que se propone la ciencia pero que debemos admitir es algo que versa sobre un futuro indefinido en el cual hay una carga valorativa muy grande. Mientras que el realismo respecto a entidades versa sobre cosas que pueden llevarse a cabo en el momento presente y que desde la perspectiva de nuestro autor resulta ser más neutral respecto a los valores.

De manera resumida podríamos expresar que el realismo científico respecto a teorías es un realismo con una proyección “esperanzadora” que versa sobre el futuro y el realismo respecto a entidades parte de un compromiso con el presente. El argumento en favor del realismo de entidades que presenta el filósofo es de corte experimental, pues al trabajar con entidades inobservables, como los electrones, escribe:

Estamos completamente convencidos de la realidad de los electrones cuando regularmente construimos –y las más de las veces tenemos éxito en la construcción- nuevos tipos de aparatos que utilizan diversas propiedades causales bien comprendidas de los electrones que nos permiten interferir en otras partes más hipotéticas de la naturaleza. (1983: 294).

Se ha comenzado el presente escrito con la discusión de Galileo y la Iglesia, desde ahí hemos emprendido esta marcha hacia el realismo científico, pero podríamos habernos ido mucho más lejos. Para finalizar el apartado de Ian Hacking y continuar con la filósofa de la ciencia Nancy Cartwright, deseamos recuperar que desde la perspectiva de Hacking abogar por un realismo sobre teorías implicaría introducirse al mundo de las representaciones y en realidad a lo que el autor nos invita es a adentrarnos en la práctica más que en la teoría, más en la experimentación que conduce a la intervención que en la representación y por ello da un “giro experimental” dentro de la discusión realista.

Algunas de las críticas que le realiza Moulines a Hacking es que: “Su experimentalismo margina algunas de las disciplinas científicas reconocidas, las cuales son nada o poco experimentales” (2011: 150).

1.3. El realismo en la obra How the Laws of Physics Lie de Nancy Cartwright
En las últimas décadas del siglo XX se continuaron estudiando las relaciones existentes entre los modelos y la experiencia así como la relación entre las teorías generales y los modelos (Moulines, 2011: 144). La filósofa de la ciencia Nancy Cartwright expone en su obra How the Laws of Physics Lie un realismo no respecto a las teorías como el popperiano que piensa que las teorías aspiran a la verdad, sino un realismo respecto a los modelos, veamos en qué consiste. Pero antes de introducirnos de lleno recuperemos lo que dice al respecto Hacking: “Ella quiere que tomemos el título [How the Laws of Physics Lie] literalmente. Las leyes son engañosas. Sólo las leyes fenomenológicas son posiblemente verdaderas, pero de todas maneras podemos llegar a saber de entidades teóricas causalmente efectivas” (1983: 47).

Cartwright expone, en la obra ya antes mencionada, que hay una visión que mantienen los científicos realistas y esta es la visión factual, es decir, que las leyes de la física describen la manera en la que se compartan los sistemas físicos. Desde la perspectiva de Cartwright es un error considerar las leyes de la física como verdaderas o aproximadamente verdaderas pues las leyes de la física no describen lo que las cosas hacen. Continua: “I am worried about truth and explanation, and how one excludes the other” (Cartwright, 1983: 56).

El fracaso de lo factico, menciona la autora, no tiene que ver con las leyes físicas sino con la naturaleza de las explicaciones. Explicar fenómenos complejos reduciéndolos a sus componentes más simples es un tipo de explicación, no el único tipo pero si uno que Cartwright considera central. Recupera de John Stuart Mill the explanation by composition of causes. Expone que la fuerza de este tipo de explicación proviene de pensar que las leyes explicativas actúan en combinación y por separado de la misma forma, pero eso es un error si se asegura que las leyes describen el comportamiento “real” de los objetos, porque el efecto sólo es posible como resultado de la combinación de las leyes:

What they actually produce depends on what other powers are at work, and on what compromise is finally archieved among them. This may be the way we do sometime imagine the composition of cause. But if so, the law we use talk not about what bodies do, but about the powers they possess (1983: 61).

En la filosofía de Cartwright, explica Moulines, el concepto de teoría es de corte clásico ya que concibe una teoría general asociada a enunciados generales, a leyes. Podemos, sostiene Moulines: “subsumir su enfoque bajo el conjunto de enfoques modelísticos, puesto que la noción de modelo ocupa un papel central en su filosofía, en detrimento de la noción de teoría, que ocupa uno más secundario” (2011: 145). Mientras que Hacking expone que Cartwright ha de negar que los modelos en física aplicada sean representaciones fieles de cómo son las cosas, por lo cual cabría describirla como una antirrealista respecto a las teorías pero una realista acerca de las entidades (1983: 57).

Respecto a las entidades sostiene Cartwright que no se opone a la admisión de entidades teóricas sino que piensa que cada entidad que sea admitida debe basarse en la experimentación y ello le permitirá demostrar su cadena causal de manera detallada. La misma autora nos dice que: “I have argued, a trade-off between factual content and explanatory power” (1983: 72).

La filósofa enfatiza que si concebimos las leyes como leyes sobre las que sucede algo cuando sólo una causa realiza el trabajo, entonces podríamos llegar a suponer que la ley nos ofrece una descripción a la que podemos considerar como verdadera. El problema surge en el momento en el que se intenta tomar esa ley y usarla para explicar las cosas que suceden cuando las causas en “juego” son varias, es aquí donde Cartwright afirma que la verdad no ha de explicar mucho.

Los modelos en filosofía de Cartwright son, siguiendo a Moulines, construcciones que intentan dar cuenta de los experimentos, ella desconfía de toda pretensión de universalidad respecto a las leyes fundamentales y se sirve de los modelos para explicar situaciones experimentales concretas. Por ello concluye que: “The lesson to be learned is that the laws that explain by composition of causes fail to satisfy the facticity requirement. If the laws of physics are to explain how phenomena are brought about, they cannot state the facts” (1983:73). Las leyes de la física son para Cartwright enunciados no facticos sino idealizados, las leyes son vistas más a la manera de esquemas que han de servir para señalar el camino en la construcción de modelos a través de los cuales se dé cuenta del contenido empírico.

Vale la pena detenernos un poco y decir que ella concibe dos tipo de leyes: las fenomenológicas y las teóricas. Las primeras, debemos advertir, no deben ser tomadas como verdaderas descripciones de la realidad, Cartwright admite que esto podría sonar como una doctrina antirrealista y es que:

la interpretación realista le parece una tesis muy problemática, que no está justificada en lo absoluto… [Pero] tiende a adoptar un enfoque realista cuando se trata de leyes fenomenológicas o modelos representativos y, particularmente, cuando estos están asociados con experimentos robustos llevados a cabo por los científicos (2011: 147)

Las leyes fundamentales son en Cartwright idealizaciones que utilizan la cláusula ceteris paribus y que sirven como guías en la construcción de los modelos, los modelos expresan un contenido al que se denomina factual cuando se relacionan con las leyes fenomenológicas, se cree conveniente especificar que, tal y como expone el filósofo de la ciencia José Luis Rolleri:

Ella recurre al uso que hacen los físicos del término ‘fenomenológico’ –quienes, a diferencia de los filósofos, no asumen una distinción que resultase importante entre lo observable y lo inobservable-, que lo aplican a los enunciados generales que utilizan para describir los procesos físicos en estudio, en contraste con las leyes teóricas, que tienen un carácter abstracto e idealizado (Rolleri, 2012: 99).

Hemos llegado hasta aquí y advertido la gran cantidad de implicaciones que conllevan algunas de las tesis realistas de los diversos autores ya presentados. Se cree pertinente recapitular un poco y decir que uno de los problemas que más ha interesado en la actualidad a los filósofos de la ciencia es la discusión sobre el realismo y el antirrealismo científico que puede ser epistemológico u ontológico, que puede afirmas las teorías, las entidades o los modelos. Se dirá, además, que tanto Popper como Hacking convienen al señalar que no hay ningún argumento concluyente ni en favor ni en contra del realismo. Popper sostiene que lo mejor que podemos hacer es argumentar en pro del realismo y, por ende, en contra del antirrealismo. Mientras que Hacking cree que dentro del nivel de la representación poco puede defenderse, pero si logramos dar el paso de la representación a la intervención entonces podríamos llegar a concluir que el antirrealismo se torna débil. Hacking dirá respecto a Cartwright y a sí mismo, que:

Ambos le restan importancia a la atribución de verdad a las teorías pero favorecen algunas entidades teóricas. Ella insiste en que sólo las leyes fenomenológicas de la física llegan a la verdad… yo hago hincapié en que la ciencia experimental tiene una vida más independiente de la teoría de lo que usualmente se acepta… Tenemos diferentes puntos de partida antiteóricos, ya que ella considera modelos y aproximaciones, mientras que yo hago énfasis en el experimento, pero convergemos en teorías similares (Hacking, 1983:47).

Después de lo observado podemos concluir diciendo que ser un realista respecto a las entidades no implica de manera necesaria ser un realista respecto a las teorías. Ian Hacking es la prueba de ello. Vale la pena recuperar lo señalado por el filósofo respecto a la pregunta inicial: ¿Qué es esa cosa llamada realismo científico? Señala el filósofo que las definiciones sobre el realismo científico “sólo señalan el camino” y debe ser entendido más como una actitud que una doctrina prescrita. Hacking aduce que tanto el realismo como el antirrealismo son movimientos y es que: “Podemos entrar en la discusión armados con un par de definiciones de un párrafo de extensión, pero una vez adentro encontraremos una serie de opiniones rivales y divergentes que abarcan la filosofía de la ciencia moderna en su agitado estado actual” (1983: 4), donde, hay que agregar, aún se persigue ese anhelo a la verdad.

 

Bibliografía
Diéguez Lucena, Antonio. (1988) Realismo científico. Una introducción al debate actual en la filosofía de la ciencia, Málaga: Servicio de Publicaciones e Intercambio Científico de la Universidad de Málaga, 1998.

Díez, José A y Moulines C. Ulises. (1997) Fundamentos de la Filosofía de la Ciencia, Barcelona: Editorial Ariel.

Cartwright, Nancy. (1980), “Do the Laws of Physics state the facts” en How the Laws of Physics Lie, Claredon, N. Y., 1983.

Hacking, Ian. (1983), Representar e intervenir, México: Paidós/ UNAM, 1996.

Miller, David, compilador. (1985), Popper. Escritos selectos, México: FCE, 1995.

Moulines, Ulises. (2011), El desarrollo moderno de la filosofía de la ciencia (1890-2000), México: UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas.

Popper, Karl. (1962), La lógica de la investigación científica, Madrid: Editorial Técnos, 1980.

___________ (1963), “Tres concepciones del conocimiento científico” en Conjeturas y refutaciones, Barcelona: Paidós, 1983.

Rolleri, José Luis. (2012), Introducción a la filosofía actual de la ciencia, México: Fontamara/UAQ.

 

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