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REVISTA LATINOAMERICANA DE ENSAYO FUNDADA EN SANTIAGO DE CHILE EN 1997 | AÑO XXVI
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Arte Chileno al servicio de la Diplomacia

por Cristián Oschilewski
Artículo publicado el 11/11/2022

Resumen
Desde Rebeca Matte a Nemesio Antúnez, pasando por Marta Colvin a Roberto Matta, la producción artística chilena ha sido protagonista privilegiada en distintos capítulos de las relaciones internacionales de Chile y su presencia en distintas latitudes del mundo nos invita a reflexionar sobre su papel simbólico y político.

Palabras claves
Arte, Chile, Diplomacia, Pintura, Escultura, Patrimonio.

 

Abstract
From Rebeca Matte to Nemesio Antúnez, passing through Marta Colbin to Roberto Matta, Chilean artistic production has been a privileged protagonist in different chapters of Chile’s international relations and its presence in different parts of the world invites us to reflect on its symbolic and political role.

Key words
Art, Chile, Diplomacy, Painting, Sculpture, Heritage.

 

Introducción
La evolución de la escultura pública tuvo un espacio destacado en el desarrollo del arte occidental a lo largo de los últimos dos siglos (XIX y XX), y Chile, heredero de esta tradición, contribuyó en distintas épocas con la instalación de monumentos no sólo a nivel nacional, sino también internacionalmente. Es bajo esta perspectiva donde el arte chileno ha cobrado una impronta política y se coloca como protagonista privilegiado al servicio de la diplomacia nacional, mediante la donación/colocación de obras de connotados/as artistas en escenarios oficiales de primer orden en el mundo de las relaciones internacionales. Dicho marco resulta de particular interés dado los diversos ejemplos que podemos observar sobre la presencia de dichas obras, tanto en centros neurálgicos de la diplomacia multilateral como en Ginebra, La Haya o Nueva York, como en capitales de países marcados por una amplia expresión de nuestras de relaciones bilaterales (como Argentina, Brasil y Perú).

Rebeca Matte
Instalada en los jardines del Palacio de la Paz, en la capital La Haya de los Países Bajos, se encuentra la imponente obra “Monumento a la Guerra”, grupo escultórico creado en 1913 por la gran escultora chilena Rebeca Matte Bello (1875-1929). Su historia se remonta a 1909, cuando el gobierno de Chile tomó la decisión de encargar dicho monumento a Matte (casada con el diplomático chileno Pedro Felipe Iñiguez Larraín) a fin de donarlo al Palacio que comenzaba a ser edificado en la capital holandesa. Da la casualidad que, instalado en 1914 en dicho espacio, estalla pocos meses después en Europa la Primera Guerra Mundial a modo de un crudo testimonio de los sufrimientos que estaban por venir.

En su ensayo titulado Intuición artística y acontecimientos históricos: Rebeca Matte y el monumento a la guerra para el Palacio de la Paz en La Haya: 1913-14, la destacada historiadora chilena del arte Isabel Cruz aborda la capacidad de cómo los artistas, en este caso la escultora chilena Rebeca Matte, a través de una facultad intuitiva, aportan una interpretación “condensada y significativa, de los acontecimientos pasados y presentes, aunque estos no hayan sido vividos personalmente, e incluso en ciertos casos, cómo son capaces de adelantarse y prever mediante esta misma intuición artística, ciertos rumbos del acontecer, ciertas tendencias del pensamiento y de la mentalidad”.[1]

La historia de cómo llegó este monumento a los jardines del edificio diseñado por el arquitecto francés Louis Marie Cordonnier (1854-1940) y su socio holandés Van der Steur de Haarlem (1893-1953), no se encuentra muy documentada tal como nos indica Isabel Cruz. Sin embargo, Matte vivía en París por esos años junto a su familia y el gobierno chileno de la época mantenía correspondencia con la fundación Carnergie de La Haya, responsable de la construcción. En 1909 se habría tomado la decisión de contribuir significativamente con una obra material al edificio que se construía y las gestiones se encaminaron bajo la mano del Canciller chileno Jorge Hunneeus y su hermano Roberto, quien era Ministro de Guerra y Marina (antiguo pretendiente de Rebeca, tal como nos relata Cruz[2]).

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Figura 1. “Monumento a la Guerra” (1913), conjunto escultórico de Rebeca Matte ubicado en los jardines del Palacio de la Paz, La Haya, Países Bajos.
Fuente: Wikimedia Foundation

 

A juicio de Isabel Cruz, el monumento de La Haya es “el primer gran encargo que recibe Rebeca Matte y el primero de la serie de grandes monumentos que desarrolla en los últimos quince años de su vida, finalmente el que confirma su vocación y le trae el reconocimiento europeo y nacional y con ello una confirmación que para ella, como mujer y como artista, es más importante que los honores o la fama: el que ella es capaz de ser artista, es capaz de jugarse en el género escultórico más ambicioso, más difícil y también más público del siglo XIX: el monumento”.[3] El grupo escultórico habría sido concebido entre los años de 1910 y 1912, una época en la que Matte deja París con su hija para instalarse por temporadas en Berlín para el cuidado de su padre enfermo (Augusto Matte Pérez) quien termina falleciendo en 1913. Ese año se traslada a Florencia donde reinicia sus trabajos y sobre los cuales su hija Lily anota en su diario – a propósito del monumento a la Guerra – lo siguiente: Cuando se entra al estudio de mamá, una se estremece al contemplar su monumento. Que contraste presenta esa mujer de rostro feroz, de mirada fría, que camina sin ver sobre un hacinamiento de muertos y heridos, con aquella otra figura de mujer agobiada por el dolor que busca refugio en la misma ráfaga que pasa.

También el escritor y amigo Carlos Silva Vildósola hizo referencia en marzo de 1913 al monumento: en el centro del taller se alza ya el monumento que el gobierno de Chile va a regalar al Palacio de la Paz en La Haya para corresponder a la invitación hecha en ese sentido a todos los países representados en la Conferencia Internacional. La obra se halla todavía en estado de boceto, en la greda, pero una pequeña maquette nos permite formarnos concepto de la idea de la artista. Será una representación alegórica de la guerra. No tenemos duda alguna de que cuando el monumento esté terminado y se entregue a los constructores del Palacio de La Haya y sea colocado allí como ofrenda de la República de Chile junto a las otras obras de arte que enviarán los diversos países, tendremos siempre orgullo de estar representados por una obra tan vigorosa, de tanta simplicidad clásica y tan hondo sentimiento moderno.[4]

La obra en cuestión fue motivo de diversas crónicas y relatos en Chile por parte de medios de la época como El Mercurio y Pacifico Magazine, donde se describía la creación de Matte ante la elite local, presentando sus 5 a 6 metros de altura aún en formato de greda, donde la artista se encaramaba por escalerillas a fin de modelar las distintas figuras. El monumento en bronce estuvo listo a fines del año 1913 y al año siguiente se procedió a su instalación definitiva, mientras una copia del mismo se exhibió en el Salón de París. La aceptación fue unánime y gran sorpresa provocó en los asistentes de aquellos patriarcales años que su autora fuera una mujer.

El conjunto escultórico es de gran envergadura (400 x 240 x 270 cm) y nos muestra cuatro figuras principales de gran elocuencia, sacadas de las páginas del Dante y de su Divina Comedia con toques impresionistas/expresionistas, fiel reflejo de su formación académica y de sus años parisinos bajo la influencia de la nueva forma de concebir la escultura que imprimió Rodin. Al respecto, la historiadora del arte Isabel Cruz nos ofrece una muy interesante descripción iconográfica:[5]

Destino y Humanidad es el verdadero tema de la escultura de Rebeca Matte, es decir, el pensamiento, la idea que sustenta esta obra, como lo vieron los críticos italianos, versados en las premisas simbólicas del arte que se enraizaba en la tradición clásica, un motivo de enorme aliento que muestra más que un concepto aislado, un modo de entender la historia de su tiempo y una filosofía de vida.

No es esta una escultura conmemorativa, no se refiere a ningún hecho histórico concreto del pasado nacional ni europeo y, no describe, no relata ningún episodio; tampoco celebra ni aplaude a un personaje específico. No hay alegría en él, hay dolor; no hay narración sino expresión. No hay historia sino intuición de un futuro, más que próximo inminente. Su mensaje es una idea encarnada en unas figuras lacerantes, terroríficas.

Una siniestra figura de mujer, o, mejor dicho, una de esas figuras fatídicas, sin sexo con que los griegos representaban a las Furias se yergue en el centro del Monumento. Para ella, Rebeca Matte no se inspira en la escultura contemporánea de los salones sino en los versos del Dante cuya obra completa figura siempre en su taller, forma clásica de representación que recoge la Iconología de Cesare Ripa que ve su primera edición en Siena en 1603 y se multiplica en sucesivas ediciones en los siglos siguientes transformándose en una de las fuentes iconológicas claves de los artistas.

Según este autor, Dante en su Infierno describe a las furias en forma de «mujeres de feísimo aspecto, revestidas con túnicas de color negro y todas manchadas de sangre, yendo ceñidas de sierpes y con cabellos viperinos…»

Un amplio ropaje ciñe los miembros descarnados y amplifica la silueta de esa mujer-destino. Implacable, irresistible, la fatídica figura deja a su paso dolores y miserias, agonías y muertes. A sus pies, la Belleza, y la Fuerza caen con la pesadez inmóvil de la muerte sobre la dura roca, con sus anatomías miguelangelescas ejecutadas con perfección, los músculos distendidos con venas y tendones palpitantes intentado conservar un resto de la vida. Tras de ella el amor, la Humanidad se repliega y llora, simbolizada por una figura de mujer que encarna a todas las mujeres y las madres del mundo.

Finalmente, cabe indicar que, en opinión de Isabel Cruz, “la recepción positiva, entusiasta a este monumento por parte del mundo intelectual y artístico florentino, hispanoamericano y chileno, muestra la preparación de este público para percibir los valores estéticos, pero también cuán auténtica y certera había sido la intuición de Rebeca Matte acerca del destino histórico por venir.”[6]

En este sentido, el prestigio artístico de Rebeca Matte cobraría nuevamente protagonismo internacional casi diez años más tarde, pero esta vez al servicio de la diplomacia bilateral.

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Figura 2. Os Aviadores de Rebeca Matte Bello.
Fuente: Tarjeta Postal de la época.

 

En 1922, Brasil celebró el centenario de su independencia y para la ocasión el presidente Epitácio Pessoa (1865-1942), bajo la amenaza de disputas políticas y levantamientos militares, no escatimó esfuerzos por conmemorar dicho aniversario e inaugurar la Exposición Internacional de Rio de Janeiro. El evento contó con 15 pabellones extranjeros y una serie de edificios públicos (entre ellos el de la actual Academia Brasileña de Letras y los icónicos Hoteles Copacabana Palace y Gloria) fueron erguidos para la ocasión, siendo inaugurado el 7 de septiembre (fecha nacional de Brasil) permaneciendo abierto hasta abril de 1923. Chile fue invitado a participar de las conmemoraciones. Pese a no hacerse presente con un pabellón, nuestro país decidió donar una obra artística de envergadura a la bella capital carioca.

Y el encargo recayó nuevamente sobre Rebeca Matte. Ella vivía en Florencia desde 1912 junto a su hija Eleonora (1902-1926) donde desde su taller toscano habían surgido esculturas notables como Monumento a la Guerra de 1914 y Los Héroes de la Concepción en 1917. La escultora recibió el encargo de dedicar una obra en homenaje a Brasil. Ésta ya existía desde 1918 (La Torrosa, en Fiésole, Italia) y es cuando surge Os Aviadores, inspirado en las figuras mitológicas de Dédalo e Ícaro.

Dédalo fue el gran escultor y arquitecto de la Grecia antigua quien junto a su hijo Ícaro fueron encerrados en su propio laberinto que habían construido. El desenlace de esta historia es conocido; Ícaro no obedece a su padre quien le advirtió de no acercarse al Sol, sus alas se derritieron cayendo al mar. La infinidad de lecturas e interpretaciones que posee este monumento han sido objeto de numerosos artículos y tesis en la Historia del Arte chileno que han abordado la concepción y el contexto personal de Rebeca Matte en torno a esta obra.

Arribada a Rio de Janeiro desde Europa, el traspaso de la escultura al bronce fue supervisada personalmente por Rebeca Matte[7] y fue colocada sobre un pedestal de granito en la céntrica Plaza Mauá de la capital. La inauguración del monumento el 19 de noviembre de 1923 fue encabezada por nuestro máximo representante en Rio en esa época, el Embajador Manuel Cruchaga Tocornal (1869-1949), y contó con la presencia de simbólicas figuras de la aviación de ambos países como Alberto Santos Dummont (1873-1932) y Arturo Merino Benítez (1888-1970), quien se desempeñaba como agregado militar. A los pies del monumento se podía leer Chile al Brasil 1922 por un lado, Aviadores por el otro.

La escultura permaneció por algunos años en este lugar hasta que en 1937 fue trasladada hasta su actual ubicación, a la entrada de la Universidad de la Fuerza Aérea (UFA) en Campo dos Afonsos, barrio de Jacarepaguá de Rio de Janeiro. Posteriormente, y tras la muerte de Rebeca Matte en 1929 en Florencia, su esposo a modo de homenaje y cumpliendo su último deseo, autorizó un nuevo vaciado en bronce de esta obra escultórica en la fundición florentina de Gusmano Vignali (1867-1953). Donada a Chile, fue recibida en Santiago al año siguiente por el escritor Eduardo Barrios (1884-1963) y por el pintor Pablo Vidor (1892-1991), siendo emplazada en el frontis del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago hasta nuestros días, esta vez bajo el título Unidos en la Gloria y en la Muerte.[8]

Roberto Matta
Otro de los grandes nombres de la plástica chilena protagonista en las colecciones de arte del sistema internacional es el renombrado artista chilena Roberto Matta (1911-2002). Una gran pintura mural sobre tela (245 x 550 cm), titulada La más amplia apertura del Cosmos, se encuentra instalada en el edificio principal de la sede de la UNESCO en París, desde diciembre del año 1958 a la fecha.

La historia de su llegada a dicha sede se remonta a 1957 cuando la UNESCO, a través de su Comité de Arquitectura y Objetos de Arte, organizó un concurso para la decoración de la sede del organismo en la capital francesa. En este caso tenemos un ejemplo no de donación de parte de Chile sino un proceso de adquisición de obra por parte de una organización multilateral. En la época, un total de once artistas fueron seleccionados, y entre ellos el chileno. Los miembros del Comité – según da cuenta la descripción de obra de UNESCO – incluyeron a los arquitectos del edificio, Bernard Zehrfuss, Marcel Breuer, Luigi Nervi y C. Para-Perez quien presidió el Comité de Asesores en Arte (que incluía a Georges Salles, Shahid Subrawardy y Herbert Read) todos elegidos para orientar la selección de las obras.[9]

Junto a trabajos de los artistas Afro Basaldella y Karel Appel, la pintura de Matta fue seleccionada para la decoración del piso 7 del recién inaugurado edificio Fontenoy. Este gran óleo sobre tela con su específico y original espacio arquitectónico, refleja en opinión del jurado el espíritu utópico que favorece, conforme indicó el artista, La más amplica apertura del Cosmos. Corriente surrealista, a la cual Matta adscribió, era para el artista la única disciplina que permitía la constante transformación. El deseo y el Eros son los ejes de fuerza de sus cibernéticas composiciones, donde insectos, larvas, tótems y extrañas máquinas crean perfectos y controlados monumentos delirantes. La obra de Matta constituye una saga revolucionaria que acompaña la lucha, a través del mundo, en contra del imperialismo y el incumplimiento de la libertad humana. [10]

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Figura 3. La más amplia apertura del Cosmos (1958) de Roberto Matta.
Fuente: UNESCO.

 

Nemesio Antúnez
El 4 de octubre de 1966, el gobierno de Chile realizó una donación al edificio principal de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York. Esta vez se trató de un óleo sobre tela de gran formato (200 x 400 cm) titulado Corazón de los Andes del recordado artista plástico chileno Nemesio Antúnez (1918-1993), emplazada en el primer piso del edificio de la ONU (a la entrada de la Asamblea General) diseñado por los arquitectos Le Corbusier, Oscar Niemeyer y Wallace Harrison.

Dicho cuadro nos muestra las cordilleras y lagos sureños en tonos de fondo ocres sobre una gran superficie naranja y breves campos de colores verde y azul. Conforme nos ilustra el catálogo de la ONU sobre esta obra, en el momento de la donación, el Ministro de Relaciones Exteriores dijo que la pintura daba testimonio de la gran admiración y apoyo del pueblo chileno por las Naciones Unidas y sus propósitos. Al respecto, el Secretario U Thant (1909-1974) indicó que la pintura era una expresión en forma poética e imaginativa de la esencia y la geografía del continente latinoamericano y su estilo y escala se ajustan bien al espíritu de la arquitectura de esta casa.[11]

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Figura 4. Corazón de los Andes (1966) de Nemesio Antúnez.
Fuente: Naciones Unidas.

 

Por esos años, Nemesio Antúnez había asumido como Agregado Cultural de Chile en Nueva York (a partir de 1965), ciudad con la cual le unía una profunda relación personal cultivada durante sus años de estudios y visitas a talleres de grabados en los 50, las cuales resultaron definitorias para la fundación de su recordado Taller 99 de Santiago. Antúnez desplegó una potente agenda en un territorio que conocía bien, su medio artístico, museos, galerías, editoriales y periodistas, bajo la autorización del ex Embajador Radomiro Tomic (1914-1992) quien permitió su efectiva instalación en Nueva York y no en Washington (capital) junto a su producción personal en su taller de artista.

Con relación a dicho periodo, Nemesio nos relató, fueron cuatro años intensos dando charlas, más de cincuenta sobre la cultura de Chile y Latinoamérica apoyado con diapositivas. Charlas cuyo contenido barajaba como un naipe según el museo, instituto cultural, comunidad religiosa o estudiantil que me lo solicitaba. Además de montar exposiciones de pintura y fotografía chilenas, hice un programa de radio semanal en español, Radio New York-World-Wide, en el cual entrevistaba durante una hora a los intelectuales latinoamericanos residentes o de paso, como Fernando Botero, Nicanor Parra, Alberto Ginastera, Pablo Neruda, Roberto Matta, Claudio Arrau, Alfonso Montecinos, Armando Uribe, entre muchos otros. El objetivo: dar a conocer tanto en España como en Latinoamérica el pensamiento de nuestros artistas. Esas cintas las guardo como un documento extraordinario de la cultura latinoamericana de esos tiempos (…) en estos años pinté para las Naciones Unidas un mural, Corazón de los Andes, al óleo sobre tela, de 2 x 4 m. Es un corte transversal de los Andes que muestra en su interior el azul del lapislázuli, el verde del cobre, el blanco del salitre; está en el Hall de las Comisiones. Fue un obsequio de Chile de la ONU y un obsequio mío a Chile.[12]

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Figura 5. Inauguración en la ONU de Corazón de los Andes con la asistencia del Canciller Juan Gabriel Valdés, Nemesio Antúnez
y el S.G. de Naciones Unidas U Thant.
Fuente: Naciones Unidas/Fundación Nemesio Antúnez.

 

Marta Colvin
Ubicada a la entrada sur edificio del Palacio de las Naciones en Ginebra (Suiza) se encuentra una escultura en piedra blanca cordillerana denominada Himno a la Paz, de autoría de una de las artistas con mayor proyección internacional que Chile ha tenido en el mundo. Se trata de Marta Colvin Andrade (1907-1995) destacada escultora nacional y Premio Nacional de Arte (1970), quien luego de varios años en su natal ciudad de Chillán se mudó a Santiago donde inició sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, entre los años de 1939 a 1945. Su carrera internacional comienza en 1948 cuando se trasladó a estudiar en Paris y posteriormente a Londres, capital donde conoce al reconocido escultor inglés y futuro gran amigo Henry Moore (1898-1986).

La escultura instalada en Ginebra y donada por el gobierno de Chile corresponde a un trabajo de la fase madura y tardía de su carrera. El contexto de su creación lo podemos encontrar descrito en un interesante catálogo publicado con motivo de una gran exposición/retrospectiva dedicada a su larga trayectoria, en 1993-94 en la Sala Matta del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago.

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Figura 6. Himno a la Paz (1991) de Marta Colvin, Ginebra.
Fuente: Naciones Unidas.

 

En dicho texto se describe que “en 1991 realiza Seúl (en madera policromada) para el Parque de las Esculturas de Seúl, en Corea. Y entre las últimas obras de Marta Colvin, destaca la proyectada en 1992, ya aquejada de un accidente vascular, que se produjo mientras terminaba una escultura para el Grand Palais de París. Marta, con un tesón indescriptible, desafiando la adversidad, junto a sus canteros, creó una obra para la sede de la Unesco, en Ginebra. Que, por su logro, fue instalada a la entrada del edificio. Aunque debió arreglar la luz, otro elemento primordial en su hacer. Porque con una mejor iluminación la obra en piedra blanca vibra. Este mismo trabajo no debía tener más de 60 centímetros. Pero, llegó a una escultura de poco más de dos metros que tituló Himno a la Paz. Planteé expresarme con elementos pequeños para hacer un total.[13]

También en Ginebra (Palacio de las Naciones) se encuentran dos obras legadas por Chile y otras tres obras donadas por el gobierno de España, pero de un gran artista chileno. En el primer caso se trata de los artistas nacionales Patricia Sperje y Felipe Mercadal cuyos óleos de 2001 y 2011 respectivamente se encuentran instalados en los salones de protocolo del organismo internacional. Ya en el segundo caso se trata del reconocido artista plástico chileno Roberto Matta (1911-2002) quien se encuentra presente con tres aguafuertes (mismo formato de 50 x 30 cm), todos del año 1984 ubicados en el Palacio Wilson de Ginebra.

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Figura 7. Camino Andino de Patricia Sperje.
Fuente: Naciones Unidas.

 

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Figura 8. Homenaje al Dios del mar en una tarde de junio cuando el color nació del viento de Felipe Mercadal.
Fuente: Naciones Unidas.

 

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Figuras 9, 10 y 11. Artículos 3, 12 y 21 de Roberto Matta.
Fuente: Naciones Unidas.

 

Conclusiones
Como se desprende de los casos presentados anteriormente, Chile posee una destacada presencia artística en los principales centros de la diplomacia multilateral, tanto en los edificios de las Naciones Unidas en Nueva York, Ginebra como en La Haya o París con obras de envergadura de artistas de reconocida trayectoria. Sea como donación propiamente tal bajo la selección y responsabilidad del gobierno chileno, sea como iniciativa propia de los organismos internacionales en la adquisición de obra artística que refleje la diversidad y el carácter multicultural de sus estados miembros, expresados mediante la exhibición en espacio público de dichas identidades tan bien recogidas por sus artistas más sobresalientes (caso de Matta en el edificio de la UNESCO en París).

En otras latitudes, por ejemplo, como en el caso del Museo de Arte de las Américas – dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA) – Chile aparece representando por grandes artistas como el propio Roberto Matta, Claudio Bravo, Rodolfo Opazo, Sergio Castillo y Mario Carreño.

En este sentido, el arte dialoga con el poder bajo una ecuación de gran interés marcada por el gesto simbólico y político. De esta manera, el arte opera como un espejo cultural de las distintas sociedades en las que nace y se desarrolla, conforme lo plantea la investigadora chilena Natalia Gonzalorena, reflejando el lugar y el momento histórico en el cual se ha erigido.[14] Por ello, se desprenden de estas acciones simbólicas la intención/gesto de generar un impacto político y estético en aquellas audiencias extranjeras sometidas al ejercicio de observación de la creación artística. En nuestro caso, Chile despliega su poder simbólico de la mano de sus artistas más prominentes colocados al servicio de la practica diplomática internacional, sea como gesto multilateral o bilateral.

Cristián Oschilewski

Fuentes de Información y Bibliografía
Catálogo de la Exposición MARTA COLVIN. Sala Matta, MNBA (20.12.1993 a 27.02.1994). Impresión El Mercurio, Santiago. Disponible en:
http://centrodedocumentaciondelasartes.cl/g2/collect/cedoc/images/pdfs/4332.pdf
Catálogo On Line de Obras de Arte de las Oficinas de Naciones Unidas en Ginebra. Disponible en:
https://unog.primo.exlibrisgroup.com/discovery/collectionDiscovery?vid=41UNOG_INST:UNOG&collectionId=81176513080002391&lang=en
Cruz de Amenábar, Isabel. Intuición artística y acontecimientos históricos: Rebeca Matte y el monumento a la guerra para el Palacio de la Paz en La Haya: 1913-14. Historia (Santiago) [online]. 2003, vol.36, pp.89-121. Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-71942003003600004&lng=es&nrm=iso&tlng=es
Gonzalorena Vallejos, Natalia. Arte y Poder: el arte como instrumento semiótico de perpetuación del poder. Cuaderno de Trabajo Social No. 7, Cuadernos UTEM, 2015. Disponible en: https://cuadernots.utem.cl/articulos/arte-y-poder-el-arte-como-instrumento-semiotico-de-perpetuacion-del-poder/#easy-footnote-bottom-1-41
Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago. Disponible en: https://www.mnba.gob.cl/sitio/Contenido/Institucional/29835:Obra-de-Rebeca-Matte-en-el-Museo-Nacional-de-Bellas-Artes
Nemesio Antúnez 100 años, Cuaderno Pedagógico. Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Santiago, diciembre de 2018. Disponible en:
https://issuu.com/consejodelacultura/docs/cuaderno_pedagogiconemesioantunez
Sitio web Naciones Unidas – Obsequios de las Naciones Unidas.
Disponible en: https://www.un.org/ungifts/es/content/coraz%C3%B3n-de-los-andes
Sitio web UNESCO – Gallery: The UNESCO Works of Art Collection.
Disponible en: https://en.unesco.org/galleries/unesco-works-art-collection

 Notas
[1] Cruz de Amenábar, Isabel. Intuición artística y acontecimientos históricos: Rebeca Matte y el monumento a la guerra para el Palacio de la Paz en La Haya: 1913-14. Historia (Santiago) [online]. 2003, vol.36, pp.89-121.
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Ibíd.
[6] Ibíd.
[7] Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago.
[8] Ibid.
[9] Gallery: The UNESCO Works of Art Collection.
[10] Ibíd.
[11] Sitio web Naciones Unidas – Obsequios de las Naciones Unidas.
[12] Págs. 45-47. Carta Aérea. Nemesio Antúnez 100 años, Cuaderno Pedagógico. Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Santiago, diciembre de 2018.
[13] Pág. 39. Catálogo de la Exposición MARTA COLVIN. Sala Matta, MNBA (20.12.1993 a 27.02.1994). Impresión El Mercurio, Santiago.
[14] Gonzalorena Vallejos, Natalia. Arte y Poder: el arte como instrumento semiótico de perpetuación del poder. Cuaderno de Trabajo Social No. 7, Cuadernos UTEM, 2015.
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