Resumen
En 1951 se efectuó en la capital paulista la I Bienal de Arte de Sao Paulo, evento al cual Chile asistió con una nutrida representación de artistas nacionales, inaugurando una larga trayectoria de participación nacional en uno de los encuentros más importantes del mundo del arte contemporáneo.
Abstract
In 1951, the first São Paulo Art Biennial was held in the capital of the state, an event which Chile attended with a large representation of national artists, inaugurating a long history of national participation in one of the most important meetings in the world of contemporary art.
Introducción
Referencia internacional, el MASP (Museo de Arte de Sao Paulo) y su inconfundible edificio concebido por la arquitecta modernista ítalo-brasileña Lina Bo Bardi (1914-1992) fue inaugurado en 1968 por la Reina Isabel II. Sin embargo, el terreno donde se ubica fue escenario en 1951 de la I Bienal de Arte de Sao Paulo en un pabellón especialmente dispuesto en lo que se conocía en la época como Belvedere Trianon, un tradicional paseo de la sociedad paulista de comienzos del siglo XX.
Hablar de la Bienal es hablar de su fundador, el industrial y político brasileño descendiente de italianos Francesco “Ciccillo” Matarazzo Sobrinho (1898-1977). Heredero de unas las fortunas más grandes de Brasil, este poderoso mecenas de las artes fue el responsable también por la creación del Museo de Arte Moderno de Sao Paulo (MAM) en 1949. Su mujer Yolanda Penteado (1903-1983) también pertenecía a la rica burguesía cafetalera paulista y juntos se transformaron en grandes coleccionistas de arte brasileño e internacional. De su mano surgió la idea de reunir en esta ciudad a las figuras más importantes del arte contemporáneo de su momento, fuera de los centros culturales de Europa y los Estados Unidos.
La I Bienal de Sao Paulo fue organizada en pocos meses y logró congregar de octubre a diciembre alrededor de 1854 obras de 729 artistas de veinticinco países; trajo por primera vez a Brasil obras de Pablo Picasso (1881-1973) y Rene Magritte (1898-1967), y dos salas especiales fueron dedicadas a las grandes figuras del arte brasileño como Candido Portinari (1903-1963) y Di Cavalcanti (1897-1976).[1]
Diversos países fueron invitados a participar por Lourival Gomes Machado (1917-1967), destacado crítico de arte y director artístico de la Bienal, y Chile se hizo presente con una notable delegación. Nuestro país encargó al Decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, el escultor, pintor y profesor chileno Romano de Dominicis Procel (1890-1958), la selección y organización de los artistas nacionales que formaron parte de la muestra chilena de la I Bienal. Revisando el catálogo de la época, Dominicis sintetiza en un breve texto introductorio de dos páginas las principales características estéticas e históricas de la plástica chilena pasando a enumerar a los siguientes artistas participantes y sus obras:
Alfredo Aliaga, Mario Alvarez, Gracia Barrios, José Balmes, Pablo Burchard, Hector Cáceres, Victor Carvacho, Ana Cortés, Gregorio de la Fuente, Dinora Dudtchitzky, Augusto Eguiluz, Gabriela Garfias, Mireya Lafuente, Sergio Montecino, Camilo Mori, Carlos Pedraza, Matilde Pérez, Aída Poblete, Inés Puyó, Israel Roa, Raúl Santelices, Luis Torterolo, Arturo Valenzuela, Ramón Vergara Grez, Waldo Vila y Reinaldo Villaseñor en Pintura. Herbert Alfaro, Marta Colvin, Arturo Edwards, Maria Fuentealba, Lily Garafulic, Berta Herrera, Sergio Mallol, José Perotti, Samuel Román y Julio Vásquez en Escultura. Gracia Barrios, Pablo Burchard, Ana Cortés, Medardo Espinoza, Carlos Hermosilla, Iván Lamberg, Francisco Otta, Francisco Parada y Lilo Salberg en Grabado y Dibujo.[2] Como se desprende, nuestros artistas compartieron espacio con los grandes nombres de su tiempo en la capital paulista. Bajo tres categorías de las artes –pintura, escultura y grabado/dibujo– las obras de los chilenos/as fueron dispuestas al público asistente.
Al respecto, existe un interesante trabajo de investigación de la profesora brasileña Ana María Pimenta Hoffmann (2014) en el que aborda las representaciones chilenas participantes en las primeras cuatro bienales (1951-1957). En su ensayo, la autora indica que “las delegaciones chilenas fueron organizadas durante las primeras cuatro Bienales por la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad de Chile, teniendo como curador al profesor Romano de Dominicis, pasando luego (quinta Bienal de 1959) a ser organizadas por el Instituto de Arte Moderno a cargo del curador y pintor chileno Jorge Caballero Cristi (1902-1992).”[3] Durante el proceso de preparación chilena a la I Bienal de 1951, la decisión de encargar la selección a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile fue comunicada a la Bienal por Carlos Arancibia Latorre, representante de la Comisión Chilena de Cooperación Intelectual y de la misma Universidad, designado por la Embajada de Chile en Brasil (siendo Embajador en la época Oswaldo Vial). Una serie de cartas encontradas por la investigadora brasileña en el Archivo Wanda Svevo de la Fundación Bienal, dan cuenta del intercambio de misivas entre el curador brasileño Lourival Gomes Machado y Romano de Dominicis. La primera delegación chilena terminaría conformada por 78 obras, 26 pintores, 10 escultores y 9 artistas que remitieron grabados y dibujos.
El curador de la primera delegación chilena a la Bienal de Sao Paulo, Romano de Dominicis había tenido una dilatada trayectoria en el campo artístico chileno. Luego de sus estudios en la Escuela de Bellas Artes bajo la tutela de los escultores Virginio Arias y Simón González y ser becado en Francia e Italia, se incorporó en 1925 al Grupo Montparnasse y participó activamente en la Asociación de Artistas de Chile, responsable por la organización del Salón de los Independientes en su contrapunto a los tradicionales Salones Nacionales de la época. También fue profesor en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile a partir de 1931 y su Secretario a contar de 1936 hasta 1948 cuando asume como Decano (al momento de recibir el encargo de selección para la Bienal). Entre sus obras más conocidas y recordadas se encontraban el frontispicio del antiguo Teatro Santa Lucía (que se ubicaba en la Alameda frente a la Biblioteca Nacional, hoy demolido), el ángel de mármol del mausoleo de la familia Vial Correa y distintas imágenes escultóricas de mausoleos del Cementerio General, la fuente que ostenta el edificio del Ministerio de Hacienda (actualmente ubicada en la esquina de calles Teatinos y Moneda) entre otras obras.[4]
La Bienal de Sao Paulo siguió creciendo con los años, dotada a partir de 1957 de un edificio propio – Pavilhao das Industrias – diseñado por Oscar Niemeyer (1907-2012) en el gran Parque Ibirapuera, y hoy se ubica, junto a la Bienal de Venecia y Documenta de Kassel, como unos de los tres grandes eventos del circuito artístico internacional. En la VIII Bienal de 1965 la escultora chilena Marta Colvin recibió un premio especial de la Fundación Bienal en la categoría escultura.[5] Mención especial merecieron en la XI Bienal de 1971 e introducidos por Antonio Romera, los miembros del movimiento chileno Forma y Espacio integrado por Elsa Bolívar, Miguel Cosgrove, Claudio Román y Ramón Vergara Grez.
Ya en 1973, Carmen Aldunate, Sergio Castillo, Francisco Copello, Matilde Pérez, María Mohor, Matías Vial y las Bordadoras de Isla Negra fueron presentados por la curadora Luz Pereira de Méndez en la XII Bienal.[6] La Bienal de 1978 fue dedicada a Latinoamérica y Chile estuvo representado por Carmen Aldunate y Juan Egenau. Otras figuras como Héctor Herrera, Rodolfo Opazo, Gonzalo Cienfuegos, Gonzalo Díaz, Benjamín Lira, Robinson Mora, Benito Rojo, Carlos Leppe, Carlos Flores, Lotty Rosenfeld, C.A.D.A. y Enrique Lihn participaron en las versiones de los años setenta y ochenta. Ya Juan Downey (quien fue destaque en la versión de 2014 con su monumental video-instalación Trans Americas), Felipe Mujica, Pilar Quinteros, Katia Sepúlveda, Alfredo Jaar y Voluspa Jarpa han participado en versiones más recientes posicionando a Chile en la escena mundial del arte contemporáneo. En la última versión de la Bienal de 2021,titulada Faz Escuro mas Eu canto, frase tomada de una obra del poeta amazonense Thiago de Melo (1926-2022), nuestro país estuvo representado por una video-performance del artista mapuche Sebastián Calfuqueo y una gran exposición de Alfredo Jaar titulada Lamento de las Imágenes, instalada en los galpones del centro cultural Sesc Pompéia.
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